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jueves, enero 06, 2011

Capitulo (6)


© MI MADRE Mónica.......... Capitulo (6)

“Conociendo al Sr. Yojimoto.”


Me levanté al siguiente día decidido, sabía que tenía el sartén por el mango, cómo lo había planeado ya había descargado el video en un disco el cual estaría resguardo como el mayor de mis tesoros, y así cómo Don Ramón había chantajeado de la manera más vil a mi Madre, yo también le tenía algo preparado. Bajé a la sala y todo estaba en calma, en silencio, no había ni rastro de mi Madre, y como no, con la tremenda violación del día anterior dudo que se levantara en todo el día. Aun así me asomé a su recamara para saber cómo había amanecido. La noche anterior había sido la peor noche de su vida. Mamá nunca olvidaría esa noche.

Toda su vida se levantaba temprano, activa y con muchísimas ganas de afrontar nuevos retos, de salir adelante, de que nos fuera mejor. Le encantaba retozar en su cama por unos minutos antes de empezar el nuevo día. Pero esta mañana el despertar no fue tan maravilloso como antes. Se mantenía quieta, acostada con la cabeza en alto mirando solo a su espejo pensativa. Mirando su reflejo, como si no supiera de quién es esa imagen que se reflejaba. Y es que no se reconocía. Mamá siempre ha sido una mujer segura de sí misma, fuerte, capaz de dejar callado a cualquier almirante o soldado de cualquier rango. Pero lo de la noche anterior.. nunca se había ni siquiera imaginado que se vería como lo estaba haciendo ahora. Era una sensación extraña para ella.

Era como si se hubiese parado frente a una manada de búfalos en carrera. Sentía todo el cuerpo molido, pero al parecer eso no era lo que más le preocupaba. Las vivas imágenes de aquel viejo Carnicero encima de ella, babeándole con su asquerosa lengua cada rincón de su cuerpo aún estaban frescas en su memoria. Y más cuando recordó que no solo este, si no el pervertido y enclenque de su hijo también había hecho víctima en ella. Había dejado que uno se la metiera por detrás mientras ella le comía la boca al otro. ¡Maldición que guarra se había comportado, aun no entendía cómo pudo haber perdido la cabeza de aquella manera. Por otro lado se sentía satisfecha.

Poco a poco se fue animando. Increíblemente estaba hecha una piltrafa. ¡La flamante Sra. Tapia hecha una piltrafa?.. aunque una piltrafa satisfecha. ¡Y cómo. Había sido usada hasta el cansancio por esos dos seres a la vez. ¡Jodeerrr. En fin, lo hecho, hecho estaba. Bajó la mirada e intentó ver cómo se encontraba. Sus pechos aun mostraban los rastros de la batalla, y que batalla.. con duros chupetones, fluidos secos y el pestilente aun aroma de aquellas horribles bocas que se turnaron para chuparlos. Su abdomen algunos rasguños, no tanto. Las piernas, joder, aquellos portentosos muslos torneados que tanto presumía con sus distinguidísimos vestidos y shorts tan cortos ahora dibujaban ligeros moretones y manchones rojos.

Se puso de pie y se acercó a su espejo de cuerpo entero. La luz de la ventana la iluminaban perfectamente. ¡Joder, parecía una actriz de película porno en el descanso después de un ajetreadísimo GangBang. Su rostro no lo reconocía. Los labios los tenía partidos y ligeramente molidos de lo fuerte que la besaron. ¡Su frente, llevaba aún plastas secas de semen. ¡Maldición, y todo lo que le obligaron a tragar. Esos desgraciados tenían bombas de semen en sus güevos. Parecía que en lugar de eyacular le habían meado.

Con un dedo recorrió sus mejillas. Una buena cantidad del semen ya seco se le quedó en la uña. Lo miró fijamente. Esos dos desgraciados podrían volver a poblar el mundo sin ningún problema. No veía nada más que esa costra de semen blanco dentro de su uña. Afortunadamente se cuidaba, con los espermatozoides que debieron echarle ya hubiera estado embarazada de cuatrillizos si no es que de seis.. Por un momento no entendía cómo pudo haber caído en eso, y en como ahora iba a evitar que la fueran a encontrar.

Mamá y Papá siempre me habían inculcado el confrontar mis errores pero en su caso era mejor rehuir la situación hasta que las cosas se fueran olvidando por si solas. Mamá pensaba en eso mientras aquel fluido iba haciéndose grande ante sus ojos. Y no porque estos se auto reprodujeran, no. Se la estaba acercando a la cara. Mejor dicho, a su nariz. La acerca a su nariz y sus ojos se cierran… Ya puede olerlos..- Toc, toc.- el sonido de mis nudillos contra la puerta.

- Mamá ya despertaste? ..

- ¡Y-ya voy cariño.. e-estoy a punto de meterme a la ducha.- me dice alertada.

- ¡Nada Mamá, ..solo quería pedirte permiso para salir un momento.- le grito tras la puerta.

- ¡E-está bien mi amor.. cuando regreses ya estará el desayuno.

- ¡Esta bien Mamá, ..adiós.- Recupérate pensé para mis adentros.

Completamente decidido y armado en valor, tomé mi bicicleta y fui a enfrentarme a esos dos desgraciados. La verdad que me iba meando del miedo, pero no iba a dejar que ese par de pervertidos siguieran lastimando a mi Mamy. Llegué a la Carnicería en la cual sólo se encontraba Don Ramón cortando unas carnes, me pareció perfecto ya que no tenía ganas de toparme al Cachas y sus malditos comentarios, que imaginándolo seguramente me lo recordaría toda la vida.

Llegué decidido, pero con un enorme miedo en mi interior, tenía que aparentar valor ante este desgraciado viejo, quería que me viera enfurecido ya que ahora yo lo tenía entre mis manos.

- ¡Hey mocoso!! ..me dijo el Cachas que tú también disfrutaste del espectáculo ayer ¡Jei, jei, jei.. Si vienes a agradecer, caray.. no te preocupes, todavía tengo otras cositas para tu Madre después ¡Jei, jei, jei.. ¡Mira! ..- me dijo el desgraciado apuntando hacia la pared.

No había que tener una gran cabeza para descubrir de quién se trataban esas prendas, el muy pervertido ya no solo tenía las pantaletas que yo estúpidamente le había entregado en mano días atrás cuando se presentó en mi casa, si no que ahora ya portaba con dos delicadas prendas en su colección, las cuales se encontraban perfectamente colgadas por un par de clavos cómo preciados trofeos.

- Qué te parece mi colección, he? ¡Jei, jei, jei.. luego iré pidiéndole más. De colorcitos más monos a tu Madre ..digo, para tener variedad ¡Jei, jei, jei!..- me decía el muy canalla.

Me dio un tremendo coraje, se me hicieron nudo las tripas. Ver las íntimas prendas de mi Madre colgadas en ese asqueroso cuchitril me daba más rabia que los insultos de su hijo. Me armé de valor para reclamarle, para decirle que nunca más nombrara a mi Madre en su cochina vida. Le grité que la dejara en paz y que nunca volvería a tocarla, le tiré las fotos y el video sobre el mostrador y le dije:

- ¡Mire, ..ya hable con el Abogado de mi Empresa y le mostré el video. Me dijo que eso era violación y que si lo denunciaba a la Policía a usted y su hijo los encerrarían por muchos años en la cárcel ..y usted sabe cómo tratan a los violadores ahí dentro?, seguro que usted y el Cachas no pasaran frío en sus celdas ¿verdad?..

- ¡E-espera, espera muchacho, ..¡Jei!, si somos amigos, que no? C-cómo se te ocurrió ir con el Abogado?..

- Por la integridad de mi Mamy les daré una oportunidad, ..salga de la ciudad mañana mismo o tendré que denunciarlos, no los quiero ver nuevamente por aquí o el Abogado se encargará de encerarlos por muchos años.

Su rostro se puso pálido, lo vi temblar momentáneamente, de su risa burlona cambió a pánico y tartamudeo. Sabía que lo tenía en mis manos y con el cuento del Abogado cayó redondito, me dijo que si lo haría, que mañana mismo se irían de ahí, que dejarían la Carnicería y nunca más nos volveríamos a ver, pero que no los denunciara.

- ¡Lárguese y deme los calzones de mi Madre! ..¡Ha! y otra cosa más. Si el Cachas me toca un pelo el Abogado actuara lo más rápido posible ¿está claro?..

- ¡Si, si no te preocupes, toma! ..desapareceremos de aquí. N-nunca más sabrás de nosotros.

Por primera vez en mi vida me sentía victorioso, había rescatado a Mamá de un par de degenerados. Así que con sus bragas en la mano salí de ese lugar con una sonrisota. Lo había logrado, había sido más inteligente que esos desgraciados. Cuando salía me encontré al Cachas, estaba muy sonriente sin saber lo que se le venía y con su cínica sonrisa me dijo:

- ¡Que rica estuvo tu Madre mocoso, ..no pude dormir pensando en ese tremendo culón que me troné ayer ¡Jai, jai, jai.. Tal vez en la noche le dé otra visitadita ¡Jai, jai.. Seremos cómo una familia de verdad ¡Jai, jai, jai..

- ¡Pobre imbécil, ..no sabes con quién te metiste.- le respondí muy enojado.

Su rostro cambio con mis palabras, trató de darme un golpe pero en eso salió su Padre y le gritó que se metiera, que le ayudara a empacar. Yo riéndome por dentro tomé mi bicicleta y me fui feliz a casa. Me sentía un héroe, el salvador de la familia, me recosté en mi cuarto completamente satisfecho, tome las bragas de mi Madre cómo trofeo de mi gran hazaña, se encontraban sucias y llenas de fluidos secos de todo tipo, los guardé en mi cajón con llave y encendí el monitor para ver cómo se encontraba ella.

Se hallaba aún en su tina de baño como hecha había dicho, intentando borrar con sus perfumados jabones todo la sociedad que el Cachas y el Carnicero habían impregnado en su piel. Con un fino jabón cambiaba el sudor impregnado por un delicado perfume que la abrazaba por el resto del día. Salió de la ducha completamente purificada, se sentó frente al espejo y se dedicó a peinar su abundante cabello dorado. Estaba muy seria, quizás decaída por lo que le había sucedido ayer, me daban ganas de entrar a su habitación y abrazarla, decirle que ya todo había acabado, que ya me había deshecho de esos desgraciados. Tomó un delicado conjunto de encaje y se lo colocó con suavidad, se miraba que todavía tenía bien irritadas sus partes, ya que hasta la fina tela de sus bragas le producía una cierta incomodidad.

Se colocó algo cómodo y salió a preparar el desayuno, para que en una hora estuviera llamándome para comer. Bajé cómo si nada hubiese pasado, le di un beso en la mejilla y me senté en la mesa.

- ¡Hola Mamy, ..¿cómo estuvo tu salida? ¿A qué horas llegaste? ..no te escuche.

- Pedrito, ..son muchas preguntas. Y sí, me fue..- (y tuvo un suspiro momentáneo) bien, ..cuando llegué no quise despertarte mi amor, ya era muy tarde. Perdóname por dejarte sólo mi vida, no volverá a suceder.

- No Mamá, ..no volverá a suceder.

Completamente feliz pase todo el día disfrutando de mi logro, mi Madre ya no sería chantajeada y descansaría su cuerpo ya que en estos pocos días lo había usado más que en toda su vida de casada.

.......

Habían pasado tres días desde aquel atroz momento en la carnicería, desde que la había visto revolcarse a cinco metros de mi cara de asombro en un espectáculo casi porno. Aquella noche, nada más con el simple hecho de tocarme me había venido en un orgasmo pos-cómplice filial morboso o no sabía cómo llamarlo, lo más extraño de eso era no sentía que no había tenido suficiente, era como si toda la excitación que me produjo verla en aquellas circunstancias no se disiparan con tan solo tocarme, y el menor estímulo bastaba para ponerme nuevamente a tope, no es que cualquier cosa me recordara a ella, es que no paraba de acordarme al final de su reacción, de su cuerpo empapado en sudor, de sus gemidos de excitación, sus movimientos sobre aquellas vergas.

Esos dos días que estuvieron en calma, mis actividades fueron más que masturbarme, volver a masturbar, masturbarme una vez más, comer, masturbarme, volver a masturbar.. Llegó un momento en que el pene me dolía, debí perder unos kilos y casi tenté a ponerme hielo. Joder, menudo genocidio llevé a cabo con tanto esperma desechado en mi habitación y en el baño. Afortunadamente para Mamá la vida continuaba, volvió a ser la de antes. Como todas las mañanas terminaba de hacer sus ejercicios y se daba una ducha rápida para emprender el nuevo día. Salía y se empezaba a vestir, iniciaba un ritual con su cuerpo.. primero, con aplicarse una crema suavizante para humectar su cuerpo, a eso su piel tan tersa y brillante. Se perfumaba el cuerpo para después colocarse sus braguitas suavemente hasta llegar a sus caderas, (las de algodón y seda eran sus predilectas), que parecían estar hechas solo para ella pues le ajustaban perfectamente a su anatomía. Enseguida se colocaba el brassier, acomodaba sus senos que resaltaban inmediatamente dentro del brassier y sus tetas se delinean coronando el sujetador a juego con las bragas.

Se secaba el cabello con la secadora, después se pasaba la pinza y se delineaba los ojos, en su mayoría tonos en sombra en colores azules claros, combinada con un poco de blanco, lo que le disminuía la intensidad del color. Enseguida el rímel y un poco de rubor, esta vez un poco más de lo acostumbrado para disimular algo de las ojeras que empezaban a dibujarse por la falta de sueño y los pensamientos en sus noches. Se peinó y aliso el cabello. Se introdujo las medias, las sube hasta la rodilla y las va jalando lentamente para que se ajusten a la forma de sus piernas. Las continúa subiendo hasta llegar a los muslos. Se pone de pie y se observaba en el espejo para comprobar que le han quedado perfectas, sin arrugas o partes más oscuras que otras, se le ven excelentes las piernas, brillan y se le observan bien torneadas.

Después, se coloca una blusa, la abotona, dejando abiertos los primeros tres botones, lo que hace que se vea sensualmente sexy y exquisita para los ojos de los hombres. Se mete una minifalda ejecutiva negra, entallada, que en ocasiones le hace batallar por lo rotundas que son sus caderas, que se le acomoda bastante bien y que le quedan apretaditas en los glúteos. La ajusta y sube el cierre lateral, acomodándolo y finalmente se coloca las zapatillas. Se revisa de todos los ángulos y se dice:

- ¡Bien Mónica, te ves bien.. un poco ojerosa, pero bien. ..

En fin, así eran todas las mañanas de mi linda Mamy hasta ahora, que claro sin dejar de mencionar que en esos días me enteré por parte de ella que la Carnicería de Don Ramón había cerrado inesperadamente, que su dueño el susodicho se había ido sin más y sin avisar a los demás comerciantes. Esto me lo contó con un alivio en el rostro cómo si se hubiera liberado de una gran presión. Mi obsesión por ella casi había disminuido por el trascurso de los días, ya había pasado más de una semana que no había visto a mi Madre siendo penetrada por una feroz tranca, eso me tranquilizó un poco y me hizo ser más cariñoso con ella. Todas las mañanas siguió levantándose a correr con esas mallitas incrustadas en su trasero, llegada a la casa empapada en sudor, pensé en seguirla nuevamente por si volvía a ver a Joaquín, pero me imaginaba que con el chantaje que había sufrido con el Carnicero, no le habían quedado ganas de volver hacer.


Pues bien como les contaba, ya casi había sacado de mi cabeza todas esas imágenes morbosas y escandalosas cuando.. Estábamos una de esas mañanas en la cocina, yo desayunando un cereal y Mamá en su licuado mañanero muy feliz tarareando su canción preferida. Cuando llamaron a la puerta, mi inocente Madre se encontraba vestida con la ropa menos indicada para lo que se venía. Llevaba un pan's de algodón bastante ceñido a sus piernas y los glúteos, de esos que se ponía para hacer sus ejercicios, de aquellos que la tela no marcan ninguna arruga de lo ajustado que le quedaba. Y una camiseta que van debajo de las ropas con tiritas muy pequeñas colgando de los hombros, que le quedaba realmente chica para lo grande de sus senos. Debajo llevaba sujetador y bragas normales, nada sexys, bueno aunque con su voluptuoso cuerpo es muy difícil decir que no se veía.

Antes de abrir, se cercioró de que su licuado estuviera terminado, y al comprobar que no lo estaba me hecho una miradita para que fuera. Sin más me puse de pie cómo era lo habitual cuando Mamá me miraba de ese modo, decidí ir abrir para ver de quien se trataba, la verdad que no me imaginaba quién pudiera estar en nuestra puerta a estas horas de la mañana, pensé que sería algún vendedor o religioso intentándonos llevar para el camino de su paraíso, pues ya ven que cada religión tiene el suyo y solo ellos tienen la verdad. Cuando lo hice me quedé de piedra nuevamente, mi pesadilla volvía, “Fernando Montiel estaba de vuelta”. Y justo cuando creía que mi Madre volvería a ser la de antes. Con una sonrisota idiota mantenía unas bolsas en alto sobre sus brazos.

- ¡Muchacho he regresado, mira, ..te he traído muchas cosas del Japón, para que te diviertas mocoso.- me decía, como si me importara lo que me trajera o si su sola presencia supusiera una gran alegría en este hogar.- Ahora dime, ¿dónde está tu queridísima Madre? ..

Le apunté hacía la cocina dónde sin perder tiempo se dirigió a ella. Pero antes, me dejó un bolso lleno de cajas de regalos que había traído desde el oriente. Ahí iba de nuevo el troglodita, a encontrarse con mi linda Madre en la cocina. Sin poder evitarlo se me subió la sangre hacía la cabeza y ese calorcito me invadió nuevamente. Subí de prisa hacía mi cuarto como si lo hiciera para dejar sus estúpidos regalos, pero simplemente fui llevado por mi extraño morbo para encender el monitor, increíblemente solo deseaba y quería observar que era lo que pretendía ese desgraciado nuevamente en nuestra vida, (aunque por dentro de mí ya lo sabía), quería ver que sucios juegos traería ahora en su perturbada cabeza, y lo que me tenía al borde de los nervios, ¿qué sucedería con Mamá al verlo?. ..

Encendí el monitor que estaba conectado a la cámara de vigilancia de la cocina y pude observar cómo Fernando se encontraba parado detrás de ella enajenado, mirándola  de espaldas reacomodando los cubiertos. Qué buena estaba, con aquel culo ancho cubierto por el erótico pantaloncillo de algodón, aquellas caderas macizas con la cintura estrecha, el inmenso volumen de sus pechos bajo la tela, y encima inclinada al meter los cubiertos al lavavajillas.

- Hola Mónica.

- ¿Fernando?..

- Qué guapa estás, Mónica, ..aunque claro, a pesar de no traer puestas tus mejores garras.

El desgraciado la besó directamente en los labios agarrando su nuca con fuerza, no permitiéndole alguna reacción ni separarse de ella. A Mamá le costó varios intentos quitar su asquerosa cara siquiera para respirar. Su boca era constantemente invadida por la nerviosa lengua del Contador. Sus labios eran chupeteados y lamidos con lujuria desenfrenada. Fernando metió una mano y se la introdujo por debajo de la ajustada playera, agarrando con descaro sus pechos y tirando del sujetador con rabia, rompiendo el enganche y liberando esas preciosidades ocultas por la delicada tela, pero no ocultas al tacto decidido y firme de los dedos de ese cerdo. La besaba por el cuello a lametones con la prisa de un malviviente quien no ha estado con una mujer durante años.

- ¡Vete, Fernando, por favor, ..Pedrito puede venir. Para, ¡No quiero!..

- TShhh ¡Cállate pues! Voy a joderte que para eso he venido.

Miró a Mamá, volviéndola a acariciar, esta vez le pasó su asquerosa mano por las mejillas.

- ¡Sabes que eres mi puta, y puedo tenerte a la hora que se me hinchen los güevos..

- ¡Sal de mi casa, Fernando.- apremió Mamá con voz temblorosa-, o llamo a la policía.

- ¿A la policía, zorra asquerosa?.. ¿Vas a llamar a la policía?.. ¡Jodida puta…

Le atizó una leve bofetada que le volvió la cabeza bruscamente. Mamá llevó su mano a la mejilla dolorida mientras le miraba con odio. Por mi parte hice ademán por bajar y acercarme, pero cuando me dispuse mis músculos se inmovilizaron.

- Sólo he venido a saludarte y a platicar un ratito contigo. ¿Por qué no te portas como una niña buena y todos nos quedamos contentos?..

- ¡Por favor, Fernando, te lo ruego… vete.

- ¡Mhm.. Mónica, ..no sabes cómo te extrañe. Tu perfume, tu piel, tu belleza, ..mira cómo me puse nomas al verte.

El asqueroso llevó su mano a los bajos y se apretó el pantalón para mostrarle su terrible tranca que ya se mostraba de grandes dimensiones bajo tela.

- Y tú, ..¿no extrañaste a mi amiguito? ¡Je je je!..

- ¡Por favor Fernando, ..tú bien sabes que lo hice sólo por mi hijo, entre tú y yo no hay nada.

Mi Madre se volvió a comportar de manera cortante y altiva cómo solía ser con este cuando estaba con mi Padre.

- Eso va a cambiar con el tiempo, ya lo verás ..¡Mira, te he traído varios regalos desde Japón. - dijo soltando unas cajas que traía dentro de las bolsas sobre la mesa.- Cómo te puedes enterar, fui hacer unos negocios muy importantes para nuestra Compañía, ¡Je je je.. Además, necesito que me acompañes esta noche.

- ¡Noo, eso no estaba en el trato, Fernando ..yo no tengo que acompañarte a ningún lado, ¡Estás loco..

Esto hizo que Fernando volviera a enfurecer el rostro. Tremendamente enojado la tomó de su dorada melena y por la nuca le dio un terrible jalón haciéndole la cabeza hacía atrás.
- ¡Mira maldita zorra, ..no puedo hacer que me quieras, pero tu cuerpo si me pertenece. Así que si yo digo que me acompañes, lo vas a hacer, ¿entendido?..

A mi Madre volvieron a saltarse las lágrimas de impotencia, por primera vez en su vida se sentía indefensa, manejada y sola. Cuando esto iba a tener un fin? Se preguntaba. Volvió a sentirse asustada y nuevamente abusada, ella sabía que Fernando tenía razón y trató de no enfurecerlo más. Aturdida, frustrada por no poderle decir nada, Mamá se vio obligada a reconocer su humillante estado. No estaba ya más con el antiguo Contador de mi Padre, estaba con su dueño y debía complacerlo a toda costa por más que este fuese insensible o cruel. Sus sentimientos, su posición cómo la viuda del gran empresario Rodolfo Tapia no contaban, eran accesorios que debía de desprenderse ya y pronto. Torpemente consiguió incorporarse para atender las demandas de Fernando. 

- E-está bien ¡Ouch!! ..¿p-pero, y Pedrito?, no puedo dejarlo sólo..

- ¡Ese maldito escuincle, lo había olvidado, ..pues ni modo, tendrás que llevarlo. Solo espero que no nos estorbe.

¡Maldito gordo asqueroso por eso lo odiaba tanto, cómo se ponía a tratar así a Mamá y hablar de mí. Si era por mí que este desgraciado tenía ese poder. A mi Madre la tenía bien doblegada, aquello la molestaba e inquietaba por igual. Por un lado le atemorizaba lo que ese desgraciado pudiera hacerle si no conseguía satisfacer sus caprichos; pero por otro ansiaba que ya hiciera lo que venía hacer para que se largara de la casa.

- Mira Mónica, ..ponte esto es para esta noche.

- ¿Q-qué es eso? ..

Mi Madre secándose con el dorso de la mano las lágrimas que ya empezaban a derramarse de sus ojos, vio cómo Fernando sacaba de una de las bolsas un vestido largo y negro de estilo asiático.

- ¿Qué te parece?.. ¡Je je je!.. Yo mismo lo escogí para ti, de una de las más lujosas y exclusivas tiendas de Tokio.

- ¿P-pero por qué?, ..si yo tengo mucha ropa.

- ¡No me hagas enojar chingado, ..te lo vas a poner y punto. Además, tenemos una cena con el Presidente de la Compañía de Tokio, ..el Sr. Yojimoto, y te debes de ver espectacular, para que logres impresionarlo y nos de su firma.

- ¿P-pero yo porqué debo de hacer eso?, ..a-además, eso es tu trabajo. Para eso te puso Rodolfo.

- ¡Lo digo porque yo mando ahora, ..y ni me mientas al cornudo de tu Marido que debe de estar revolcándose en su tumba el muy infeliz ¡Je je je..

Este sujeto tenía la facilidad de hacerme enfurecer rápidamente, hablaba de mi Padre con cierto rencor, cómo si él le hubiera hecho un gran daño, si era por mi Padre que él había salido de la pobreza y lo había hecho de un hombre de respeto ante esta ciudad. Mi Padre le había dado la oportunidad para desempeñar su trabajo, siempre lo había tratado cómo su mejor empleado, cómo un amigo, casi cómo un hermano.

- Además, es el futuro de tu hijo, ¿qué no?.. La Empresa debe de crecer aún más, ..para que ustedes no les falte nada.

- P-pero, ..está bien, me lo pondré para esta noche.

- ¡Mira, ..también te traje esto.

De los otros bolsos empezó a sacar mucha lencería muy provocativa y ropas medias extrañas, algunos eran cómo disfraces, otros eran de látex, pero lo que le llamó la atención a mi Madre eran unos utensilios que se encontraban en unas pequeñas cajas como perfumes.

- P-pero ..¿qué es esto?..

- ¡Je je.. Sabía que te llamaría la atención, ..mira, te voy a enseñar cómo se usa. ¡Bájate las bragas..

- ¡Ah NOO! ..¡No me volverás a introducir nada, Fernando. ¡NOO!!

- ¡Cuántas malditas putas veces tengo que repetirte que todo tu cuerpo es mío, ..y si yo digo que te encueres, te encueras desgraciada! ¿Has entendido?. ..

La tomó bruscamente por el trasero y la subió encima de la mesa sometiéndola para que se tendiera hacia atrás, aunque Mamá trató de zafarse de sus brazos atizándole manotazos y procurando incorporarse. Yo asistía impasible en lo que iba a convertirse todo aquello. Con una sola mano le inmovilizó los dos brazos y logró tirarle de los pantaloncillos hacia abajo dejándola en bragas, unas bragas blancas semitransparentes. Mamá pataleaba sin llegar a chillar, pero él procuraba separarle las piernas para meterse en medio. Le soltó otra dura bofetada en la cara para calmarle, lo que suavizó la resistencia de Mamá ante el abuso.

- ¡Quieta, babosa, deja de moverte.. Sólo quiero probar ese aparatito…

Cogió las bragas con ambas manos por la parte delantera y tiró fuerte intentando desgarrarlas. Le jaló con fuerza las tiras laterales deformándolas hasta dejarla con la vagina al aire. Enseguida noté algo extraño, Mamá ya no ofrecía resistencia y continuaba echada hacia atrás, con las mejillas ruborizadas. Bruscamente la tomó del cuello forzándola a hacer lo que decía, ella sintió cómo apretaban su cuello hasta asfixiarla, sintiéndose nuevamente abusada por ese maldito. Así que doblegada una vez más por la furia desmedida de ese cerdo, movió su cabeza afirmativamente, dándole la aceptación de la sumisión.

- ¿Porque tengo que lastimarte para que hagas las cosas, Mónica? ..yo no quiero hacerte daño, pero mira que tú lo provocas.

Ella tímidamente y con el llanto en los ojos se incorporó de la mesa y fue despojándose lentamente del pan's que yacía en sus pantorrillas tras el brusco abuso. Fernando no contento con eso apuntó hacía sus braguitas para que terminara de sacárselas pues estaban hechas añico. Así que, nuevamente mi Madre fue obligada a despojarse de todo y mostrarse desnuda ante él. Tímidamente apoyó sus dos brazos hacía las dos tiritas que colgaban maltrechas ya sin uso y sin ver que no había modo de que este desgraciado se arrepintiera las jaló separándolas de su entrepierna que por los tirones y jalones, habían quedado atoradas entre sus nalgas.

- ¡Mhm.. Ya extrañaba tu chochito, Mónica.. ¡Mhm.. Enseguida me llegó tu olor, ..vieras cómo te lo eche de menos estos días ¡Je je je..

Mamá completamente humillada estaba parada en la cocina con sus bragas hechas añicos colgando de sus uñas, enseguida vio cómo Fernando se le acercaba y se lo tocaba sin ningún recato.

- ¡Ya te volvieron a salir pelos en la chocha, ..necesito que te lo vuelvas a depilar, pero ahora no lo quiero totalmente, quiero que te dejes una rayita de unos 4cm. ¿Está claro?..

Mi Madre tuvo que aceptar su rol de puta y hacerle caso en todo lo que le dijera.

- Además quiero que te pintes el cabello, ..lo quiero pelirrojo, tal y cómo tú eres en realidad. Así combinara con tu linda chochita ¡Je je je..

La pelvis y el cabello de mi Madre es pelirrojo, sólo que a ella no le gusta su color natural y era por eso que lo pintaba rubio dorado para disfrazarlo, convirtiéndose de una hermosa Madre pelirroja a una espectacular rubia despampanante. Pero regresando, ..la volvió a besar otra vez, pero esta vez su lengua se puso a jugar con la de mi Madre, es más, ella misma sin que él le dijera nada se abrió un poquito de piernas. Su pelvis entró en contacto con el bulto, el sexo de mi Mamy se fue a situar sobre el de ese cerdo, que estaba que rompía paredes.

No lo podía creer, se estaban besando como dos grandes amantes en plena cocina mientras poco a poco y de forma muy leve Mamá se iba frotando contra ese desgraciado. Cosa que Fernando percibió y no pudo desaprovechar, movió su tosca mano hacia su redondo trasero. Pero era obvio que no solo eso sería su objetivo, al final logró maniobrar y colocar su mano en buena posición para atacar la vagina desde atrás. El asqueroso logró meter la mano por debajo de sus nalgas, y avanzar hacia adelante por el perineo. Pero Mamá reaccionó, rápidamente colocó una de sus manos para sujetar la de él y así evitar que pudiera seguir avanzando. Separando un poquito su boca de la de ese traidor le dijo que:

- ¡No Fernando, por favor, Pedrito. ..

Pero como ya conocíamos a este sujeto eso no le importaba. Insistió un poquito metiendo el dedo corazón por debajo de sus nalgas hasta llegar con él a su rajita, empezando a moverlo por ella, por todo lo largo, acariciándola. Mamá aunque no quisiera admitírselo estaba empapada. Su mano perdió fuerza en el acto, de sus labios escapó un gemidito.. y su otro brazo se apretó fuerte al cuello. La primera falange de ese dedo ya se había introducido en su vagina, moviéndose de forma frenética en su interior. De sus labios empezaron a brotar gemiditos sincopados, aunque al principio pegó un respingo tal que tuvo que taparse la boca para no sacarlo, se abrazó fuerte a ese cerdo, pegando los labios a su cuello. Pude notar perfectamente desde la posición de mis cámaras sus endurecidos pezones clavándosela en el pecho a ese traidor.

- ¡Para ya Fernando. !Ahh.. por favor.. Aaaah..

Mamá le pedía que parara, pero lo cierto era que su vagina estaba chorreando flujo de la excitación. Se culpaba por ello, y no entendía cómo su cuerpo podía reaccionar así con ese hombre que solo le causaba miedo y repulsión. El hijo de puta se las consiguió apañar para bajar más la mano a medio palmo, lo suficiente como para que su mano pudiera acceder por entero con cierta comodidad a su chochita. Su gordo dedo índice sustituyó en su interior al dedo corazón, que pasó a encargarse de su clítoris, a rozárselo y acariciárselo. Eso sí con el pulgar mientras, empezó a masajear con mucho cuidado su culito maltrecho, provocando en Mamá un fuerte respingo al notar el cambio de juego.

Increíblemente Mamá caía rendida ante aquellos ágiles dedos, porque debía reconocerlo dentro de ella que Fernando sabía cómo tocar a una mujer. No lo entendía pero su cuerpo no atendía a razones, y ya ese desgraciado no parecía tener más impedimento a la hora de entrar más y más al acceso a lo más hondo de su intimidad.

- ¡Jodida puta eres. Ya sabía yo que te ibas a mojar rápido.

Mamá no entendía la actitud ni el tono firme y directo de ese desgraciado. Primero quería que le obedeciera en todo y después ya estaba hablándole y menos preciándola con esa superioridad altanera que le caracterizaba. Lo peor era que se excitaba más si cabe, y cuando Fernando se separó y le ordenó ponerse de rodillas no puso ningún impedimento.

- ¡Zorra, ¿crees que yo nomás voy a estar calentándote?.. ¡Agárrame la verga y empiézamela a parar que te quiero coger cómo bienvenida..

- ¡Noo Fernando por favor, ..e-está Pedrito, nos puede ver. ¡Mira que puede entrar y sorprendernos..

- ¿Otra vez la misma puta cantaleta con ese escuincle?.. ¡Mejor debería mandarlo lejos para poder cogerte a la hora que se me antoje.

Mamá para no hacerlo enojar aún más, trató de ponerse en cuclillas para empezar a tocárselo, cuando la detuvo Fernando:

- No eres tú la que mandas, y para que aprendas a comportarte cuando yo te diga. ¡Espera, ..ya sé cómo calentarte desgraciada ¡Je je je!..

- ¿Q-qué vas hacer, Fernando?..- dijo aterrada.

Vio cómo ese desgraciado tomaba una caja de las que había traído y la destapaba, de ella salió un pequeño artificio color rosa con un cable no muy largo.

- ¿Q-que, qué es eso?..

- Con esto Mónica, vas a ver las estrellas ¡Je je je!..

Mi Madre nuevamente sintió terror al ver un nuevo artilugio que Fernando traía para ella. Tomó el aparato y le untó un poco de saliva para prepararlo, el juguete era pequeño de unos 5cm. redondito en forma de ovalo. Lo tomó con una mano y agarrándola del pelo la llevó medio a rastras al mesa donde siempre desayunábamos haciendo caso omiso de las peticiones de que parara con lo que intentaría hacer. Y es que realmente Mamá estaba aterrada, desde la última vez con el plug, ya no le quedaban ganas. La revolcó sobre la mesa y le trató de abrir las piernas con fuerza, dejando ver su acalorado chocho. Mamá terminó tumbada incómodamente sobre la pequeña mesa de la cocina, con las piernas elevadas y abiertas. Entre éstas y su bajo vientre, vio como Fernando introducía aquella cosa extraña dentro de ella. Se lo empezó a introducir en la vagina, ella sintió algo de frio y reaccionó dando un pequeño respingo, pero al ver que el aparato no era muy grande se sintió más segura, lo extraño era que este estaba pegado con un cable hacía una cajita, la cual le colgaba cómo péndulo por el cable que le salía de su vagina. Chistosa se miraba Mamá con esa cosa colgando de su intimidad.

El muy cabrón sabía cómo manejarla ahora. Mamá estaba totalmente a su merced, cierto que jamás iba hacer que ella lo amara, pero ahora se estaba asegurando de conseguir su compromiso total y absoluto al respecto. Prácticamente le estaba quitando el poco orgullo que le quedaba. Su última oportunidad de resistencia o intimidad, se estaban yendo con todos esos abusos.

- Dígame, Sra. Tapia.. ¿cómo se siente esa cosita en tu chochita? ¿Nunca habías probado tantas cosas verdad?..

- Es… es muy incómodo.. sácamelo por favor…- No podía decirle otra cosa. Si se lo sacaba podría intentar volver a cachetearla o abusos peores. Estaba atrapada.

- No eres tú la que manda. Ahora ponte a trabajar. ¿Supongo que ya sabes lo que tienes que hacer?.. Vas a sacármela y la vas a chupar.. y los güevos también ¿Me has entendido?..

Sí, estaba claro lo que tenía que hacer. Tenía que comerle nuevamente esa cosa tan grande que poseía. ¡En plena cocina de nuestra casa donde minutos antes había estado yo disfrutando de mi desayuno! ¿A qué clase de degenerado se le podría ocurrir una cosa así? Para Mamá la idea de ser descubierto por su hijo la horrorizaba; no, más bien la aterraba. No sería capaz de soportar el impacto que me produciría verla en aquella manera, de rodillas antes ese ser que más odiábamos en la vida. Y sin embargo, en el mismo instante en que se encontraba arrodillada delante de él, sintió como su vagina se humedecía. Las mejillas le ardían y el chochito le picaba como nunca. ¿Qué me estaba pasando?, se preguntaba ¡No se lo podía creer ni ella misma! Y en vez de repelerse, creo que la posibilidad de ser descubiertos era lo que más le producía esa humedad. Y la excitaba como nunca se había sentido. Era del todo incomprensible pero no podía negarse la evidencia, estaba deseosa de chuparle esa cosa. El desgraciado la había agarrado del pelo para que volteara a mirarle. Mamá se limitó a decir que sí y entonces observó asustada aquel bulto en su pantalón que atrapaba aquel grueso miembro. Cerró los ojos, evitando a toda costa no sentir ese picor que sufría.

- Abre los ojos, Mónica.- De forma directa y autoritativa le conminó él a que mirara lo que estaba a punto de salir de su pantaloncillo.

Y Mamá, quien supongo yo que de alguna manera queriendo evadirse a su vez de aquella situación e intentando imaginarse seguramente que se encontraba en cualquier otro sitio menos que en su propia cocina y temerosa a que pudiera bajar su niño, los había mantenido cerrados durante los primeros momentos, no tuvo ya de otra más que complacerlo y posar la vista sobre aquel grueso tolete de carne que ahora tenía a centímetros de su cara, ese desagradable olor a camarón rancio le inundó la nariz en segundos, ese hedor tan desagradable e inmundo que aquella ves casi le había provocado el vómito.

- ¡Eso.- le celebró el odioso al ver que le obedecía.- Míramela y ve que dura me la tienes desde hace días.

Dio la impresión como si pretendiera congratularla por su logro. En tanto que al escuchar el humillante comentario, y sin atreverse a apartar la vista de aquel tremendo glande que ahora le apuntaba a los ojos, parecía querer invitarla abrir los labios para introducírsele dentro, hasta que trastocada por la obscena emoción del momento ella no pudo más y tuvo que apartarlos para tomar una bocanada de aire. Reacción que aprovechó a su favor el malnacido para sujetar su grueso tolete arremetiendo contra los labios de mi Mamy en un fuerte impulso que consiguió traspasar su integridad y junto con al menos tres o cuatro centímetros de carne, hundir la dilatada cabeza dentro de su boca.

- ¡Vamos, Mónica, chúpamela entera…


La sujetó por la nuca y la obligó a meterse toda la verga en la boca, hasta que el glande le taponó la garganta. Los dos pechos blandos de Mamá se aplastaron contra el muslo velludo y robusto. Ella se elevó del suelo para soportar la asfixia, permitiendo que el muy cabrón extendiera el brazo para acariciarle las nalgas, deslizando la palma por sus amplias nalgas. Con la izquierda la ayudaba a subir y bajar la cabeza.

- ¡Qué bien mamas, Mónica, ..cada vez lo haces mejor. ¡Oh.. Aprenderás muy rápido a ser tan puta…

El desgraciado le decía que era una puta, le jodía la boca con rabia y le hacía lamerle sus asquerosos güevos. Hasta le tiraba del pelo y le soltó un par de guantazos que Mamá recibió con poca queja, esmerándose en complacerlo. No podía comprender el motivo de como ese cabrón me la había cambiado de la noche a la mañana. Trataba de complacerlo en lo que le pedía, ya ni renegaba, es más, ella sola bajaba a besuquearle los sudorosos güevos. Se atragantaba con ella y Fernando le castigaba con unos azotes en las nalgas sin permitirla despegarle la lengua de su tranca. El muy desgraciado le decía que tenía que tragársela entera si quería que se la jodiera como aquel día, que si no, solamente se dedicaría a chuparle la verga cada vez que viniera.

Y creo que esas palabras, en lugar de ser humillantes para una Señora como lo era mi Mamy, pareciere como si la calentaran más y más, que parecía dejar la vida y la garganta tratando de tragarse esa enorme masa de carne dura. Mamá se esmeraba en ensalivarla bien dejando la lengua aplastada contra el tronco y subiendo y bajando la cabeza a un ritmo uniforme. Enseguida notó que una yema le merodeaba por el ano hasta que poco a poco se lo fue hundiendo en el esfínter, el dedo corazón, entero, agitándolo una vez dentro y hurgándole, provocándole dolor y placer, un placer desbordante que la obligaba a contraer las nalgas y a verter flujos por la vagina. Increíblemente Mamá tuvo que tocárselo y masturbarse mientras mamaba y la enculaban con el dedo. Yo lo veía todo desde mi habitación. Mi corazón latía al mil por hora y mis manos me temblaban con tan dantesca escena. Mi hermosa y glamurosa Madre mamándosela de nuevo al Contador de la Empresa de mi difunto Padre.

Todo mi mundo se desmoronaba en tan solo pocos días. Veía sus labios deslizarse desde el glande hasta más de la mitad, a lo largo de aquella verga dura y gruesa. Veía cómo ella se acariciaba el chocho llevada por esa excitación desmedida, sus grandes pechos aplastados contra el muslo de ese cerdo, y cómo este le clavaba un dedo en el fundillo mientras se la mamaba. Mamá sorprendió a Fernando sacando la lengua al final del recorrido para moverla e intentar lamerle los güevos mientras éste, sentía su glande llegando hasta la campanilla de ella. Los sacos de esperma de Fernando rebotaban una y otra vez en la barbilla de Mamá mientras le decían lo puta que era y le preguntaba si quería que se la jodiera.

- ¡Jódeme ya cabrón.

- ¿Cabrón?.. ¡Tú a mí no me faltas al respeto pedazo de ramera.- le respondía el desgraciado mientras le soltaba dos bofetones.

Sin soltarle el pelo la dirigió de nuevo a su terrible ariete, que mostraba una capa de babas hasta donde habían llegado los labios de mi Madre. El muy desgraciado se apretó con fuerza la verga, dejando salir del amoratado glande una enorme gota de líquido preseminal que le hizo degustar con la punta de la lengua, obligándole a dejarle ver como quedaba impregnada en su lengua la sustancia para degustarla.

Mamá abrió la boca y de nuevo abrazó con sus labios todo lo que pudo de esa cosa, ella sabía cómo le gustaba la felación a ese desgraciado, así que solita sacaba la verga de la boca y se golpeaba en la cara para después bajar hacía sus güevos y metérselos de uno en uno en su boquita, jugando con su lengua cuando los tenía adentro. Mientras tenía con un güevo en la boca, ella le sobaba la tremenda barriga con una mano, mientras que con la otra le meneaba la tranca.

- ¡Oohh Sii.. ¡Qué delicia, ..ya a lloraba tus labios ¡Ooohh!! Tócame asii, un poco más los güevos, ..necesito calentarme.

Con la misma obediencia, Mamá condujo la mano derecha hasta los arrugados sacos y los acarició con extrema suavidad, hundiendo levemente las yemas en la carne áspera y peluda. Con la izquierda le agarró la verga para sacudírsela con la misma lentitud. Yo desde mi cuarto veía la horrenda visión que jamás olvidaría. Les veía de perfil, a ese desgraciado cerdo de pie y a Madre sentada sobre sus pies haciéndole una paja y sobándole las asquerosas bolas. Vi cómo el desgraciado le levantaba la barbilla para obligarla a mirarle. La estaba sometiendo y ella no hacía nada por impedirlo. 

Vi cómo le metía la mano por dentro del escote y observé cómo le apachurraba una de las tetas tras la gasa del sostén. Se la estrujó con tanta intensidad que llegó a sacársela por fuera. Fue cuando le agarró un pezón y se la zarandeó hacia los lados. Mi Madre continuaba masturbándolo sin dejar de mirarle. Yo me encontraba horrorizado y mi desesperación aumentaba en cada segundo. Mamá le sacudía algo más rápido, sin parar de manosearle los testículos. Estaba fuera de sí, sometida a sus pervertidos juegos. Pero no tan alejado de ello, algo de eso empezó a dar un pequeño cambio en ella, algo que le decía que no podía sentir ese calorcito al estar sintiendo sometido de aquella manera, estaba mal sentir aquel gusto, pero no podía controlar el ardor que corría por sus venas. 

Fernando se encontraba en la gloria viendo a la mujer de sus sueños convirtiéndose en lo que quería, en su puta personal, en cómo se lucia mamándole la verga, cuando de pronto tomó un pequeño control remoto que venía en la caja del consolador y apretando un botoncito lo hecho andar, mi Madre abrió los ojos como platos y rápidamente se sacó la verga de la boca.

- ¡AAAHHH!!.. ¡Oh por dios! ¡Qué!, ¿qué es esto?..- y trató de incorporarse.

- ¡QUE.. ¿A dónde vas? ..síguemela mamando, no te he dicho que pares.

- ¡Noo, no por favor, ..¡Fernando sacam.. ¡sto!!

Los ojos de mi Madre se pusieron en blanco, el mendigo consolador empezó a vibrar dentro de su vagina produciéndole un tremendo placer embriagador. Ella intentó de todos los medios a sacárselo pero Fernando la detuvo inmediatamente:

- ¡NO, no lo hagas, ..¡déjatelo ahí! Sigue chupándomela.

- ¡P-pero es que no puedo! ¡AYY!! ¡Sácamelo Fernando!! ¡Sácamelo, por favor!! ¡Uhmm..- le suplicaba Mamá al sentir en su chocho el repetitivo movimiento de ese artilugio.

- ¡QUE, NO! ..y no intentes sacártelo, por qué no la cuentas desgraciada.

Ella sentía el vibrador moviéndose en su vientre, trató de relajarse un poco y hacer a un lado sus sensaciones, así que temblorosa por la nueva “experiencia” volvió a rodear la tranca con sus delicados dedos y se la engulló en la boca. Fernando con esa malévola sonrisa que le caracterizaba cuando maquiavelizaba algo en su perversa cabeza la tomó de la nuca y guio en la mamada. Mi Madre ágatas continuo deleitando a este inmundo panzón con sus aterciopelados labios. Una vez serenando sus emociones, logró aplicarse a ese falo como es debido; es decir, ahora con ternura, suavidad, constancia y precisión como hacía con todas las cosas a las que se aplicaba mi Mamita. Sacaba su rosada lengüecita y la paseaba recorriendo con ella todos los recovecos de ese falo. ¡Cielos, ese perverso aparato la estaba poniendo como una moto! La tentación que le producían aquellas constantes vibraciones eran tan delirantes que no las podía soportar, así que decidió alejar una de sus manos de aquel terrible miembro asiéndose con ella a la parte interior de sus muslos.

Mamá tenía la entrepierna hecha caldo y lo comprobó al verse la mano, esta se encontraba totalmente empapada. Alzó la vista y le miró a los ojos apenada, parecía muy complacido con el modo en que estaba reaccionando ella. Aquello creo le llenó de un cierto orgullo, ¿Pero cómo podía pasarle eso?, ¡Si estaba comiéndole la verga a un hombre en su cocina! De inmediato, se sintió ruborizar. ¿Cómo podía comportarse de esta manera y con este tipejo que tanto odiaba y tanto horror le daba? Pero en vez de avergonzarse e intentar detener esa aberración, lo que hizo fue meterse nuevamente el capullo y chupar. En vez de empezar a darle vueltas a aquello, decidió concentrarse en realizar su tarea del mejor modo posible, haciendo todo lo antes posible para que yo no llegase a bajar.

Comenzó a tragarse aquel miembro, quería metérselo lo más profundamente que pudiera. Un gruñido sordo confirmó la excelencia de esas atenciones. Cuando de pronto el muy desgraciado la tomó con sus dos manos y le retacó su verga hasta la garganta. Mamá se retorcía queriendo respirar pero este no la soltaba. Volvió a mirarlo pero esta vez con ojos de angustia, para confirmar sus suposiciones y resulta que ¡casi se lo había tragado entero! ¡Mamá tenía más de media tranca enfundada en la garganta! ¡Ni una sola arcada o náusea!, se estaba convirtiendo en una auténtica chupadora. De repente se le vino un orgasmo tremendo que le empezó a temblar todo su cuerpo.

Ella se sentía morir, su cuerpo se estaba viniendo mientras sus pulmones le pedían oxígeno. Con sus ojos le pedía auxilio a este desgraciado que no decidía soltarla. Unas lágrimas rodaron por su mejilla por la falta de aire y la tremenda sensación de su entrepierna. Esto era demasiado para Mamá, la sensación de su cuerpo más la sensación de asfixia la estaba matando. Fernando vio cómo Mamá volteó los ojos queriendo desfallecer y decidió que era suficiente, ella al sentir nuevamente el aire volvió a la vida y se tiró al suelo retorciéndose de placer, con sus manos se apretaba la entrepierna queriendo aguantar el placer que le estaba haciendo ese aparatito. Ella quería sacar esa cosa pero sabía que si lo hacía Fernando la castigaría.

- ¡Vuelve a ponerte dónde estabas desgraciada, ..que yo no he terminado aún.

- ¡Fer.. nando,. ¡Por piedad.. ¡Q-quítame esto.. ¡Es demasiadoorrghhh!!- y volvía a sentir que su cuerpo se convulsionaba.

- ¡Yo voy a decidir cuando sea demasiado, ¿entendido?.. ¡Ahora, sácate las putas tetas que quiero una cubana.

Mamá estremeciéndose por las múltiples vibraciones y temblando por la excitación se colocó nuevamente de rodillas, se bajó la blusa con todo y sostén sacando su par de melones rosados. Agarró la verga bañada en sus propias babas y se la colocó en el surco de sus pechos. Mi Madre trataba de empezar el vaivén cuando sintió que el aparato vibraba más fuerte. El desgraciado le había subido la velocidad al aparato haciendo que Mamá se reparara.

- ¡AAAY!! ¡NOOO!!! ¡Ya, ya por favor!! ...¡Ya no más, AAAHHH!!

- ¡Hazlo bien desgraciada, sino ..ya sabes.- le amenazó tajante.

Mamá volvió a dirigir esa tranca sobre el canal de sus pechos y se empezó a menear, haciendo que le pesada mole de carne y venas se deslizara entre sus magníficas tetas. Ella no pudo aguantarse, retiró la mano derecha de su pecho y volvió a metérsela entre sus bajos para frotarse la vagina con toda la palma. Fernando sonrió al ver cómo se masturbaba y cómo le masturbaba a él, ciega de placer, con los ojos vueltos y una respiración acelerada.

- Te ha gustado, ¿verdad?.. ¡Sabía que eras una puta, ..envuelta esas ropitas y joyitas caras.

Descontrolada, mi Madre acercó la cabeza a la barriga y deslizó la lengua por todo el vientre, saboreando el sudor que impregnaba aquella piel basta y peluda. Metió la punta en el ombligo y bajó hacia el vello de los genitales. No paraba de hurgarse en el chocho. Pegó la verga al vientre y le soltó varios lengüetazos a los güevos antes de volver a besar por la zona de la barriga. Las babas goteaban de los testículos hacia el suelo. La verga golpeaba sus pechos al inclinarse. Fernando se inclinó para besarla en la boca. Enrollaron sus lenguas y babosearon durante unos segundos. Fernando volvió a tomar el control del vibrador y lo encendió a máxima potencia.

- ¡NOOOO!! .. ¡AAAHH!!... ¡P-PORQUEEÉ!!...

- ¡Te dije una cubana, perra, ..escucha lo que te ordeno.

Mi Madre se encontraba retorciéndose del placer, trataba de iniciar nuevamente con la cubana pero fue entonces que se le vino otro orgasmo aún mayor que el anterior. Ella movía su cadera restregándola contra el piso síntoma del tremendo placer que sentía. Fernando la tomó de sus dos tetas y le empezó atravesar los melones cómo cogiéndola. Mamá no pudo soportar más ese intenso placer que explotaba en su vientre y cerró sus ojos para disfrutar de su segundo orgasmo del día. Este fue tan bazallador que el anterior que le transporto a otro lugar, se quedó un rato temblando esperando que su cuerpo pasara el tan explosivo éxtasis.

Pero lo más sorprendente vino después cuando Fernando puso delante de su rostro un condón. Lo extraño es que él le había dicho que nunca usaría preservativos con ella y ahora. Mamá se encontraba en su letargo orgásmico que no supo lo que le insinuaba Fernando. Quizás, después de todo estaba cambiando su forma de tratarla, quizás por el nuevo comportamiento de mi Madre y todo lo demás, era comprensible.

- Bueno, ¿se puede saber qué estás esperando?.. ¡Pónmelo si no quieres que te la meta a pelo y cojas algún germen desconocido del Japón ¡Je je je..

- ¿Qué?.. ¡Ah! Sí… ¡Oh por dios, ¿m-me lo harás aquí?..

- La verdad, hoy no tengo ganas de mancillar la memoria de Rodolfo revolcándome contigo en la que fue su habitación, ..además tengo que ir a trabajar ya Mónica. Como podrás ver ahora represento los intereses de tu Esposo, sólo voy a disfrutar un poquito contigo. Y como apenas me ha dado tiempo desde que regresé del Japón.. he preferido suspender de momento todo para venir a ver a la viuda de nuestro estimado Rodolfo para ver si no se le ofrece algo. ¿Te parece bien? ¿A qué estás esperando?..

- Es.. es la primera vez que pongo uno..

- ¡Joder Mónica, ..tendrás que ir aprendiendo bastante, lo digo porque de ahora en adelante estarás más activa ¡Je je je.. Supongo que habrás visto cómo se ponen en algún video de educación sexual o alguna plática con las putas de tus amigas. Joder, lo sujetas por la punta que tiene en el medio… así, y lo vas desenrollando hasta que cubra todo tu caramelito. Después tendrás que hacerlo solo con la boca como lo hacen solo las putas más selectas. Muy bien… Ahora, sácate eso, date la vuelta y móntateme encima que quiero llegar a la Empresa.

- ¡Pero Fernando, y sí..

Pero al ver los ojos en lumbre de Fernando, no hubo más objeciones ni suplicas por parte de mi Madre, es más parecía como si ya ella estuviera tan deseosa como él por tenerlo dentro de su cuerpo. El desgraciado se sentó sobre la silla que minutos antes había estado ocupando para desayunar, se abrió el pantalón y se colocó la verga en vertical apuntando hacía el chocho de mi Madre, que al estar de espaldas la punta del glande le rozó la vagina. Mamá una vez sin el incómodo juguetito dentro de ella se dejó caer, clavándosela casi entera, aplastándole los güevos con sus grandes nalgas, asentándose sobre los muslos de ese cerdo. Sus erguidos pezones acariciaban la camisa de Fernando. Pegó la frente a la de este, expulsándose mutuamente los alientos, y enganchó las manos tras su cabeza.

Mamá estaba tan empapada que la atravesó entera. Ese tremendo ariete que días antes casi la revienta, en esta ocasión se le deslizó tan fácil. Su enorme y grueso garrote se clavó sin oposición o molestia alguna por parte de mi progenitora. A pesar de su considerable grosor se deslizó tan grácil y rápido como lo hace un cuchillo sobre mantequilla caliente. No lo podía creer, se la había metido hasta los güevos en la primera sentada. Así, de golpe y sin precaución. Y yo que pensaba volver a escuchar los lamentos de dolor cuando ese cerdo la penetraba, no esperaba ver que se la enchufara con tanta facilidad. Y a diferencia de lo que pensaba escuchar, Mamá soltó un gemido a pleno pulmón como si estuvieran solos en el mundo. Fue tan escandalosa, que si yo no estuviera enterado de lo que sucedía en nuestra cocina de todas formas lo habría escuchado hasta mi habitación. Que si no hubiera sido por sus rápidos reflejos para taparse la boca, hubiera sido difícil después para mí fingir inocencia y distracción.

Pero imaginando que yo no hubiese estado, seguramente ella habría chillado y jadeado a pleno pulmón sin cortarme lo más mínimo. Tal era su estado de excitación, que hasta que no se tapó la boca, se dio cuenta del lugar donde se hallaban. ¡Mamá estaba gozando ya con ese asqueroso cerdo como una puta en celo! Claro que al recordar en dónde estaban, se le vino el bajón. De repente, fue consciente de lo que estaba haciendo y cómo lo estaba haciendo. ¡En la cocina de su propia casa, a escasos metros de su pobre niño!  Apenas si se podía mover, tenía el corazón en la boca y le temblaban las piernas. Se quedaron inmóviles en silencio, escrutando los sonidos que les llegaban de fuera de la cocina, tratando de adivinar si yo había logrado escuchar algo de lo que estaban haciendo allí. Afortunadamente para ellos, el pequeño Pedrín no pareció enterarse de nada, o por lo menos era lo que imaginaban. Una vez pasado el susto, cosa que me extrañó viniendo de Fernando, una vez que se aseguraron de que yo no anduviese cerca, prosiguieron con su tarea.

Increíblemente fue Mamá la que sola comenzó a mover tímidamente las caderas sin que Fernando se lo ordenara de mal genio. Aquella tranca clavada hasta lo más profundo de sus entrañas parecía está haciéndole perder la razón, tanto que ya no estaba dispuesta a dejar pasar el momento con ninguna otra suplica o intentar detenerle como siempre le hacía. Para colmo, el desgraciado, decidió no quedarse quieto sino acelerar el proceso masajeándole con su dedo justo en el ano para incrustárselo hasta el medio. Se mordió la mano para no volver a chillar. Mamá estaba en la misma gloria y al parecer no quería salir de ella.

- ¡Jódeme Fernando.- dijo meneándose con la verga encajada.- ¡Jódeme duro, necesito que me cojas.

El desgraciado emocionado por como Mamá se rendía ante sus tratos la agarró por el culo y comenzó a joderla, subiéndola y bajándola, deslizando el chocho a lo largo de su portentosa verga, que increíblemente estaba empapada hasta los güevos. Mamá se puso a gemir enseguida contra el hombro de Fernando, sintiendo cómo la perforaban, cómo ese verga avanzaba más en su interior. El desgraciado le tenía los dedos clavados en las nalgas para moverle el culo, para elevarlo y bajarlo, para joderla como ella se lo pedía casi a gritos. Las tetas saltaban alocadas sobre la cara de este. A veces trataba de lamerlas y a veces atrapaba un pezón con los labios. Mamá ya gemía como una perra, cabeceando y gimiendo sin pausa, saltando sobre la barriga de este incrustándosela entera. En ocasiones le asestaba palmadas en las nalgas, cachetazos que le dejaba señalados en su piel blanca. ¡SPLASH!!, ¡SPLASHH!!, ¡SPLASHHH!!

Fernando notaba el roce de los pelillos rojizos del chocho por su bajo vientre y la jugosidad con la que se hundía su verga. Yo bastante enojado por el comportamiento extraño de mi Madre con ese infeliz que solo humillaba la memoria de mi Padre, decidí darles un escarmiento. Salí de mi habitación y me asomé por el barandal en dirección a la cocina. Desde ahí le grité:

- Mamá.. ¡Mamá!.. ¡Mamá! ¿Te pasa algo? ¿Te encuentras bien?

La verdad no logré ver el rostro de Mamá, pero estoy seguro se le puso más pálido que el de una geisha. La muy descarada estaba tan concentrada en la jodienda que se le había olvidado por completo que su hijo estaba dentro de la casa. Sin duda estaría paralizada, eso sí aun incrustada al ariete de ese cerdo, lo digo porque ya no se escuchó más ruido en la cocina ni en toda la casa, más que eso preocupada porque yo no fuera a bajar y la encontrara trepada encima de ese cerdo.

- Mamá, ¿estás en la cocina? ¿Estás bien?..

- ¡Sí.. si mi amor.. ¡No pasa nada cariño.. estoy bien.. ¡Ah.. de verdad.. ¡E-esto platicando algo muy serio con Fernando, ..q-quédate en tu habitación cariño. ¡N-no vengas ni vayas a bajar, enseguida estoy contigo..- me gritaba desde la cocina.

- Bueno Mamá, estaré jugando un poco.

- ¡Si.. si mi amor. J-juega un poco, ..estoy bien, de verdad… enseguida salgo.- la muy descarada ni se atrevía asomarse.

- Ok Mamá, ¿aun esta ese Señor?..- le pregunté solo para inquietarlos más.

- ¡Aquí estoy muchacho, ..tratando de incrustarle unos temas a tu Madre. Tendrá que dar el ancho.. en la Empresa ahora que tu Padre ya no está.- me respondió el muy hijo de puta, haciendo que me sintiera mal y a la ves humillado por sus lacerantes comentarios.

- ¡N-no vayas a venir cariño, ..es algo que tenemos que tratar Fernando y yo, no tardo. ¡Uhm..- y soltó un gemido difícil de disimular la muy descarada.

¡Menuda humillación me llevé, regresé a mi habitación más enojado que cuando salí. Apenas podía encascar pensamientos. Mamá se había atrevido a encontrar una excusa por pura casualidad, y no era una excusa muy buena, ¿verdad? Pero lo que realmente me llenaba de rabia y casi me hacía enojar, era que el desgraciado ese había tenido el descaro para responderme al momento de estarse jodiendo a mi Madre en nuestra propia cocina. ¡Este maldito ya se la había follado por todos los rincones de la casa.. ¡Ni Papá y Mamá en la primera semana de su matrimonio. En cuanto escucharon que cerré la puerta de mi habitación, se les volvió a subir la temperatura. Para empezar, a Fernando se le puso más gorda la cosa, quizás el morbo de ver y escuchar las peripecias que tuvo que hacer Mamá para responderme. Le causaba bastante excitación poner a la flamante viuda del empresario Tapia en problemas. Se le enderezó al máximo y eso que ya la tenía más dura que el hierro cuando se la sentó. Y en cuanto a Mamá.. que descaro, si hubiera seguido ahí intercambiando palabras con ellos seguro que se había corrido en ese mismo instante. Créanme que aquella figura de perfección que tenía de mi Madre, la estaba perdiendo a cada segundo.. No quiero ni pensar en que sucedería después, a los meses o años.

- ¡Ooh.. Que buen niño ¡Je je je..- dijo jadeando.

Fue tanto la calentura que provoqué en ese cerdo, que se levantó de golpe, la aplastó contra el frigorífico y comenzó a taladrarla sin piedad. Ahora era él quien se encontraba fuera de control. Con un frenesí desatado entraba y salía sin darle un respiro. Ya no se decían ni media palabra, ni se miraban. Mamá se limitó a soportar sus furiosas embestidas del Contador de mi Padre mientras se esforzaba por evitar que otro gemido saliera de su garganta y me pudiera alertar. Bueno, evitar también que la empotrara contra la heladera y controlar el irrefrenable rechinar de aparato ante los furiosos impulsos. Menos mal que el muy cabrón decidió taparle la boca y así ella pudo liberar parte de la tensión chillando entre los dedos.

Aquél tremendo tripón y la forma de joderla tan salvaje la estaba volviendo loca. Cada vez que se la empujaba y la llenaba… ¡Uhmm! Y cuando salía de su interior… ¡AAhh! Era como si la añorara; ciertamente tenía que reconocer que ese desgraciado sabía cómo sacar esa extraña mujer que mi linda Mamita llevaba muy adentro. Menos mal que yo ya sabía de todo lo que pasaba, si no, menuda sorpresa me hubiese llevado entrando sin querer a la cocina.

Fernando no dejaba de bombearla con la fuerza de un ciclón, sudaba como un puerco. Entraba y salía sin parar, estaba dejándola exhausta. Tenía los pantaloncillos en los tobillos y una blanca pierna de mi Mamita lo abrazaba alrededor mientras la otra hacía por sostenerla. Mamá no podría aguantar mucho más, le fallaban las fuerzas, le faltaba el aire. De repente, aquella pierna le falló y se vio indefensa y sin fuerzas. Si no se cayó fue porque estaba literalmente empalada y aplastada contra el refrigerador. Pero nada de eso le preocupaba en esos momentos, estaba disfrutando como una cerda a pesar de que ese horrible hombre solo trajera desgracias para nuestra familia. Su cuerpo se relajaba llevándola por el extremo placer que la invadía. Al poco observé que Fernando también se tensaba y se la clavaba con todas sus fuerzas.

- ¡Qué ganas tenía de joderte de nuevo, Mónica.- le susurró sin dejar de moverse-, siempre te he deseado…- le decía asesando como un perro en su oído.

Rugió empujando secamente la verga hasta detenerse con el culo contraído, apoyando la boca en el cuello de mi Mamy, cosquilleándole con la perilla. Mamá sintió los fuertes escupitajos de leche dentro de su vagina, afortunadamente atrapados en el condón. Mantuvieron la postura recargados frente a la nevera por unos segundos. Estuvo pegado a ella mientras reponía los jadeos. Le fue retirando la verga poco a poco. Cuando este se separó, Mamá se desboronó en el suelo. Mamá yacía en el suelo como trapo viejo, exhausta. Fernando plenamente complacido se jaló el condón y lo retuvo entre los dedos.

- ¡Ooh.. Me ha encantado joderte Mónica, eres una diosa.

Ella apenas lograba respirar, suspirando por el aluvión de placer. Fernando alzó el condón para comprobar la cantidad eyaculada. ¡Joder, estaba unos centímetros rebosante de la punta.

- Tómatelos.- le dijo.

- ¿Qué?.. no, no Fernando, ..no voy hacer eso.

Pero este desgraciado le apretó un pezón haciendo que ella abriera la boca para quejarse sin imaginar que se callaría de inmediato con un par de chorretones que fueron a parar hasta su garganta. ¡El hijo de puta le estaba vaciando por completo el condón en la boca. Mi Madre tuvo que tragárselos para poder quejarse del dolor que sufría sobre sus pechos. Al sentir ese asqueroso sabor agrio y espeso sus ojos se le nublaron.

A pesar de todo lo que la humillaba, muy dentro de ella sus pensamientos le decían que había sido el polvo más atrevido y salvaje en su vida.. bueno sin mencionar el de mi Tío Carlos, a metros de su hermana recién a dar a luz. Sin embargo, por muy satisfecho que quedara Fernando siempre había algo para humillarla. No contento por haberle llenado la garganta y los labios de esperma, le metió dos dedos en la vagina masturbándola a un ritmo casi violento. Mamá se encontraba aun en su letargo orgásmico cuando esos dedos violentaron su vagina. Fue como si le dieran un fuerte corrientazo eléctrico. Se sujetó de los brazos de Fernando para intentar detenerle, pero el placer vivido era tal que puso los ojos en blanco. Para aumentar más el martirio el muy desgraciado juntó el vibrador eléctrico que se hallaba tirado y lo colocó en su clítoris mientras la masturbaba con violencia inaudita.

Mamá con sus labios y paladar lleno de esperma sentía cómo se le aproximaba su tercer orgasmo apretando sus dientes y sus manos. Fue entonces que el miserable Fernando para aumentar aún más el cruel castigo hacía mi Madre, le subió la última velocidad a su juguete haciendo que mi Madre se retorciera en el suelo como si estuviera sufriendo un ataque. Desde mi habitación miraba cómo mi Madre ponía sus ojos en blanco trastornada por el inmenso placer que la invadía, se miraba cómo ella forzaba los nervios al máximo que hasta parecía que se estaba sufriendo una descarga eléctrica. Ella no podía ni decir una palabra, sólo se revolcaba en el suelo cómo una culebra.

Sin querer y entre tanto movimiento el aparato salió de las manos de Fernando votando sobre el suelo cómo una pelota de pimpón, extraordinariamente de la vagina de mi Madre salieron chorros de agua que parecía cómo que si se estuviera orinando, ella a cada chorro se retorcía aún más sobre la fría loseta de la cocina. De mi Madre comenzó a manar un líquido viscoso y transparente de entre los labios vaginales, goteando incesantemente contra el suelo. Fernando miraba extasiado, contemplando cómo Mamá se revoloteaba de tanto placer. Un torrente de placer salvaje la inundó por completo. Una vehemente explosión de sexo tensó sus músculos.

Procedentes de su intimidad oleada tras oleada de deleite sensual la transportaron a la gloria. Toda la tensión acumulada saltaba ahora cómo una arrolladora fuerza. El tiempo se desvaneció para ella, sólo existía la voluptuosa complacencia de su orgasmo desbocado. Dominada por la descontrolada fuerza animal del intensísimo orgasmo, Mamá, no tuvo más remedio que aliviarse liberando un sonoro y prolongado gemido. ¡Aaahhh!!!

- Mira cómo se corre la fiel Sra. Tapia ¡Je je je..- comentó el mal nacido.

El grito de placer inundó toda la cocina envolviendo a toda la casa y llegando hasta el silencio de mi cuarto. Cuando su cuerpo se regularizó, ella quedó tremendamente fatigada sin poderse mover, su cuerpo se había esforzado al límite, no tenía ni fuerzas para abrir los ojos. Fernando se limpió la verga con un trapo de la mesa y se lo lanzó a mi Madre sobre su cuerpo.

- ¡Sí que estabas necesitada, Mónica ¡Je je je..- dijo Fernando impresionado.- Te estás meando, guarra.- añadió.

Mamá, acezando aún para expulsar la lujuria, quedó sufriendo las exquisitas voluntades de su incondicionado cuerpo sentada posando el culo sobre el charco de sus propios fluidos, con la espalda apoyada en el refrigerador. Le miró sumisamente, este la miraba de pie, subiéndose los calzoncillos y el pantalón como si hubiese abusado de ella. El muy cínico se inclinó hacia Mamá y con una mano le apretujó las mejillas sudorosas.

- A eso se le llama un skirting, Mónica ¡Je je je.. Sólo las putas con demasiada experiencia lo hacen. ¿Parece que lo disfrutaste? ..¡mírate cómo estás ahora..

Cuando hubo pasado la catarsis de la terrible masturbación, Mamá levantó su cabeza y vio cómo su roja vagina había bañado todo el piso de su cocina, para ella era nueva reacción de su cuerpo, nunca imaginó que pudiera venirse de esa manera expulsando tremendos fluidos de su rajita.

- ¿Te gusta mearte como las putas, cerda?..- no contestó, pero aun su mirada desprendía el vicio, y mantuvo sus ojos suplicantes-. ¿Te gustó, verdad?.

- ¡Sí. Aah..- dijo jadeante.

- Te gusta que te joda por toda la casa sin importarte que tu hijo sepa que ya eres una puta, ¿He? Cabrona.

Fernando después de tirar el condón (vacío) en la papelera que había allí. Lo bueno que tuvo esa atención para con ella. Se lavó un poco la cara en el fregadero, y se dispuso a salir tan campante como había llegado.

- Bueno me tengo que ir, y antes de que digas algo, hay un par de cosas que te quiero decir. La primera es que quiero que estés lista esta noche con ese vestido porque voy a pasar por ti y no pienso estarte esperando. La segunda es que ya has visto que si te niegas puedo castigarte de muchos modos que ni imaginas, así que espero que no lo vuelvas a intentar. No seré tan indulgente la próxima vez que lo intentes. ¿Está claro?..

- Aah.. ¿E-esta noche?..

- Si, y no me salgas con pretextos y trates de escabullirte, ..te quiero hermosa, como cuando nos deslumbrabas de la mano de Rodolfo. Piensa que es por el futuro de Pedrito, por la empresa ¿de acuerdo?..

- Sí.. sí.. estaré lista.. pero..

- ¡Aah, ah.. ¿P-puedo llevar a Pedrito?.. no puedo dejarlo solo.

- Pues tú sabes, ..si quieres que vea cómo manoseo a su Madre. Está bien, tráetelo..

- ¡No Fernando, no lo hagas, ..él no debe saber nunca nada de esto. Por favor, eso me lastimaría demasiado.

- Ya veremos, por lo pronto te pones ese vestido, ¡haa!! ..y otra cosa, ponte este juguete bajo las bragas.

Otro nuevo juguete aparecía frente a los azulados ojos de mi Madre, pero este se le hacía un poco ya conocido, era otro pequeño hongo trasparente denominados buttplug, un tanto ya conocido por Mamá y sus efectos. Tragó saliva imaginando dónde se lo colocaría, pero se sintió aliviada ya que este era mucho más pequeño que el anterior.

- ¡Fernando no, cómo crees que voy a ir a cenar con esto en mi cuerpo. ¡Estás loco!!..

- ¿Quieres ese?, ..¿o quieres el que te acabo de quitar?..

Ella se quedó callada aceptando la orden, sabía que el otro aparato era una máquina de tortura para su cuerpo. Se reincorporó un poco para reacomodarse el pan's y juntar los que quedaba de sus bragas.

- Bueno me voy, ..espero que estés lista y no te olvides de teñirte el cabello. Me muero de ganas por verte pelirroja. ¡Je je je.. y no te olvides de ir a ver qué era lo que quería tu hijo ¡Je je je..

Mamá se reincorporó asustada, el muy cerdo quería verla esta misma noche, con un extraño vestido y un plug donde ya se imaginan. El hijo de puta la había follado y seguramente lo volvería intentar esta misma noche si se le apetecía. ¡Todavía quería más. Y por si fuera poco, Mamá le estaba dando más munición para que pudiera controlarla mejor. Estaba a punto de echarse a llorar, pero no podía hacerlo. Sabía que yo estaba en espera, quizás preocupado por lo que había logrado escuchar.

Fernando salió de la casa y mi Madre con una toalla se puso a limpiar todos los chorros que inesperadamente habían salido de su chochita. Yo de inmediato bajé para verla de cerca, quería verla a la cara después de tan intenso orgasmo. Llegué a la cocina y la encontré en el suelo secando el piso de esa extraña sustancia. Aún tenía la cara desencajada y enrojecida. Estaba con actitud avergonzada, la lefa y sus fluidos en su cuerpo había traspasado la tela de sus delgados pan's y había empezado a escurrirse por la zona interior de sus muslos.

- S-se me cayó agua en el piso, Pedrito, ..cuidado, no te vayas a resbalar.

Ella seguía con sus excusas tontas de que nada había pasado, aunque pronto surgieron otras posibles explicaciones como el acalorado color de su cuerpo y mejillas. El caso es que para su fortuna, yo ya sabía de qué se trataba y no le hice ningún comentario indebido. Rápidamente se sentó y se acomodó su mandil para tratar de ocultar los manchones de fluido que ya se le notaban de pantaloncillos de algodón. Se veía muy colorada y algo sudorosa.

Se pueden imaginar el tremendo alivio que sintió Mamá al darse cuenta de que su pequeño hijo había disipado sus dudas, conjeturas e insinuaciones. Después de lo mucho que había disfrutado con Fernando, el muy cabrón había logrado dominar su fuerte carácter y hacerla gozar como nunca a partes iguales. ¿Qué pasaba por la cabeza de Mamá en estos momentos, qué así iba a ser nuestra vida de ahora en adelante? ¿Acaso le permitiría a Fernando que le hiciere todo lo que su cochina cabeza se imaginara y la usara como muñeca de experimento para sus pervertidos juguetes sexuales? ¿No se daba cuenta de que tarde o temprano me enteraría? Bueno, tendría que estar muy alerta de lo que pararía muy pronto, pero es que ¡pensaba venir esta noche para llevarla a no sé dónde! Tenía que sacarle más cosas a Mamá, intentar hablar con ella para sacarle algo de lo que pensaba.. no, mejor convencerla de que no fuera a donde ese maldito pervertido se la quería llevar, que conociéndolo seguramente no sería nada bueno.

La cocina tenía un fuerte olor a sexo y por todos lados encontraba signos de que había se había desarrollado toda una batalla. Como todo un niño curioso, traté de buscar en las bolsas para tratar ver que había traído Fernando, quizás también para ponerla un poco más nerviosa, ese jueguito de incomodar a mi Madre sin querer me empezó a gustar, me encantaba verle la cara cuando la sorprendía en algo o cuando estaba en una situación incómoda. Pero al hacerlo, mi Madre en seco de detuvo y me regaño por andar husmeando:

- ¡DEJA AHI!, que no son cosas tuyas, ..además, tú ya tienes tus regalos. Necesito que me acompañes al salón de belleza porqué saldremos a cenar esta noche.

- ¡No Mamá, ..me aburro mucho. Mejor te espero aquí en la casa, o porque mejor no vemos alguna película en la noche, no salgas esta noche.- intenté convencerle.

- ¡Nada, tú me acompañas y punto, ..no debes de dejar que tu Mamá ande por las calles sola. Tú eres ahora el hombre de la casa mi amor, ..debes de cuidar a tu Madre, de que no le pase nada.

Y ella tenía la razón, ahora yo era el que debía de protegerla, pero a mis 12 añitos, y con una mujer que en donde quiera que se parase llamaba la atención de todos los ojos masculinos. Ni modo, tuve que acompañarla a teñirse el cabello y a no sé qué tantas cosas más, cuando miré a Mamá pelirroja me quedé boqui-abierto, admirado con su flamante belleza, hacía mucho tiempo que mi Mamy no se lo teñía de su color natural, tanto que hasta ya me había olvidado de cómo era mi Mami en realidad. Ese color le daba un toque de madurez y elegancia, que hacía que su belleza resaltara por cualquier lugar en el que no parábamos. Los hombres volteaban a verla quedándose boquiabiertos, su larga cabellera roja se meneaba por sus bien formados hombros, sus ojos resaltaban más de su rostro, se le miraban espectaculares cómo a si también sus teñidas cejas. Se miraba cómo esas elegante mujeres maduras de las películas eróticas.

En eso y mientras mi aburrición me mataba de tienda en tienda. Se paró ante la puerta de un local pensativa. Menuda sorpresa me lleve al levantar la vista y ver en el anuncio del local que se trataba de una tienda para adultos, un sex-shop.

- ¡Mi amor, quédate aquí cuidando estas bolsas mientras yo entró ahí, para ver que miro.- me dijo cerca de una banca.

- ¡Mamá.. ya me quiero ir.

- Si ya lo sé cariño que estés aburrido, ..ya terminé, solo espérame unos segundos mientras yo busco algo.

¿P-pero que era lo que Mamá pensaba comprar en un local como ese?.. Miró a uno y otro lado y entró. Por mi parte yo me encontraba más que intrigado, y por supuesto que no me iba a quedar con las ganas de saber qué era lo que mi linda Mamy pensaba comprar en dicho lugar. Busqué para todos lados alguna forma de indagar lo que sucedería, ..pero estás bolsas. En eso se me ocurrió una desesperada idea. Le dije a una Señora de buen ver que se encontraba sentada en otra de las bancas, le dije que si de favor le encargaba las bolsas, con la excusa de que iría al baño unos segundos y en un momento volvía. La Señora muy amable, y al ver de qué se trataba de un pobre niño con presencia “inocentiva” no se pudo negar, colocándolas a un lado de ella para esperar mi regreso.

Ahora y sin perder tiempo me escondí detrás de unas grandes macetas mismas del centro comercial, como ya había hecho anteriormente, el local estaba lleno de grandes ventanales cubiertos por una cantidad de propaganda de lencerías bastante sugerente, afortunadamente una de las ventanas del costado se encontraba abierta por el calor y no fue difícil posicionarme de un espacio para saber que ocurría dentro.

- B-buenas tardes..- le tembló la voz a Mamá al entrar a un lugar como ese.

Era la primera vez que entraba en un local de esos, y tanto objeto y tan explícito la incomodaban.

- ¡Muy buenas, Señora. ¿En qué puedo ayudarle?..- le respondió la dependienta, una guapa jovencita de aspecto alternativo, con tatuajes y una cabellera de muchos colores llamativos. Mirándola divertida.

- Verás.. yo.. esto..- trataba de explicarle lo que buscaba, que para mí era una gran incógnita.

Los ojos de Mamá no estaban quietos. Viajaban de un lado a otro del mostrador y, cada vez su cara iba tomando tintes más rojizos como su nuevo cabello. Se sentía acaloraba. Tanto que tuvo que echarse aire con la mano para sofocarlo. La dependienta rio al ver sus nerviosos.

- Tranquila, Señora ..no se ponga nerviosa, créame que es más normal de lo que usted piensa. Muchas mujeres se animan más a usar todo tipo de juguetes para hacer las cosas más amenas en la cama.

Aquellas palabras de la chica calmaron un poco a Mamá. “Muchas mujeres se animan más a usar todo tipo de juguetes.” ¿En verdad?.. se preguntaba, por supuesto que esa chica jamás había paso por lo todo lo que le había ocurrido a Mamá, además de no tener un ser perverso y maldito que la obligara a usarlos. Se decidió.

- Q-quisiera un bote de lubricante.. Hoy quiero darle a mi Marido algo especial.- se excusó en ese pretexto.

- Vaya. Una mujer decidida. ¿Anal o vaginal?..- preguntó la joven dependienta del sex-shop.

- ¿Importa?..- la inseguridad volvió a hacer mella en Mamá.

- No, la verdad no, ..pero exciten algunos contra tiempos que se puede prevenir, si escogemos bien. Porque, si quiere hacerlo por otro lado necesitara uno con bactericida, más denso y espeso, ..si pretende evitar dolor, sabe a qué me refiero.

Sonrió Mamá nerviosa. Sonrió también la dependienta, que puso encima de la mesa un botecito de lubricante y le guiñó un ojo.

- ¿Sabe cómo debe hacerlo?.. ¿La limpieza previa y todo eso?..- inquirió la dependienta.

Mamá con las mejillas avergonzadas, movió negativamente la cabeza.

- Bien Señora. Esto del lubricante no tiene ciencia, ..simplemente es untar bien la entrada, colocar en la punta del amigo de su Esposo e ir intentándolo poco a poco. Primero que use los dedos para agrandar, digo si desea sentarse al otro día ¡Jijiji.. Pero antes va a tener que hacerse una limpieza…

- Si, si, entiendo. ..

- Claro. ¿No querrá que su Esposo se le manche su amiguito, verdad?..- Mamá, azorada, no supo contestar.- Mire, puede usar un enema, o directamente usar la manguerita de la ducha…

- ¿Cómo?..- Mamá enseguida pensó en la ducha de su baño, pero como  la alcarchofa era mucho más grande que su puño.

- No piense mal, sólo la manguerita. Y no tiene que metérsela.. si no quiere.- la joven mujer guiñándole el ojo izquierdo.- Le suelta la última parte, abre el grifo con agua tibia y apunta bien a su agujerito. A los segundos sentirá que el vientre se le va llenando. Simplemente aguante un poquito y luego lo echa todo. Saldrá mucha agua sucia, y tendrás que repetir la acción unas cuantas veces. Pero todo sea por hacerlo higiénicamente.

- G-gracias, lo tendré en cuenta.- respondió Mamá nerviosa, para ella esta era una situación bastante embarazosa.

- ¡Ah! Y controle a su Esposo, ..que los hombres pierden la cabeza ante un trasero como el tuyo…- Mamá rio acalorada.

La dependienta observaba su tremendo trasero enfundado en su ajustadísimo jeans. Era verdad. Como ya saben el trasero de Mamá era de antología. Sin ninguna duda. Los hombres perdían la cabeza ante un culo como el suyo.

- Por cierto, con su Esposo no hace falta, pero si va a hacerlo con algún otro, use preservativo, altamente recomendable. Que no habrá riesgo de embarazo, pero nunca se sabe lo que se puede encontrar por ahí o lo que le pueden llegar pegar, hay tantas enfermedades por el mundo.

- E-entendido.- asintió Mamá con una sonrisa.- Muchas gracias.- aunque pareciere extraño. Hasta que no lo oyó de palabras de esa joven desconocida, si no usaba preservativo con Fernando este podría contagiarla con alguna enfermada, para nadie era secreto que Fernando era muy recurrente en contratar prostitutas, de donde fuere. ¿Pero, por qué se lo habría dicho ese joven? Quizás por su nerviosismo aparente la joven había hecho sus conqueaturas de que no pensaba hacerlo precisamente con su Esposo como ella le había mencionado. Mamá tenía que controlar sus nerviosos si no quería que eso saliera a la luz.

Mamá cogió el bote, disimulado en una bolsa blanca, sin logotipo, pagó rápidamente y, antes de salir del local, se volvió hacia la dependienta y la miró a los ojos.

- Soy viuda.- Dijo.- Es un amigo.

- ¡El muerto al pozo y la viuda al gozo, le deseo un futuro excitante, Señora!.- exclamó la chica, alzando los pulgares al cielo.

Mamá sonrió, salió del sex-shop con su bolso de diseñador colgando de su brazo y la bolsita del lubricante en el otro, la cabeza bien en alto como siempre para encontrarme. Yo ya me encontraba sentado al lado de la Sra. que me cuidaba las bolsas. Un extraño brillo en los ojos de Mamá me decía que esta noche no iba a poder conciliar el sueño.

.......

Llegamos ya tarde a la casa, ella me pidió que me bañara y me arreglara porque no tardaría en llegar Fernando, yo hacía cómo que me resistía y le decía que porqué teníamos que salir con él, pero ella me decía que era por el bien de la Empresa de mi Padre, que además, más adelante sería mía. Subí a mi recamara y me entró una sensación de morbo por el cuerpo, de que es lo que haría ella con ese lubricante. Así que rápidamente me fui a mi habitación para encender el monitor de la cámara que había colocado en su recamara. Mamá se encontraba bebiendo una copa de vino a la vez que observaba el vestido de noche que le había regalado ese infeliz. Este era de estilo Oriental de color en negro, adornado con un inmenso dragón o no sé qué era, pero en fin.

Suspirando fuertemente, y apurando el trago que tenía en la mano. Mamá solía tomar muy ligero, nada del otro mundo, pero ahora con todo esto, y con apenas un par de horas para que ese desgraciado viniera por ella, todo lo veía nublado… sin más decidió darse una ducha. Preparó la tina con mucha espuma y algunos perfumes aromáticos para endulzar su piel. Se deshizo del ya agobiante jeans que le quedaba bastante ceñido a las caderas y se puso delante del espejo a mirarse. Acto seguido echó las manos a la espalda y se desabrochó el sujetador, liberando sus blancos pechos. Grandes y turgentes, y sobre todo desafiantes a la fuerza de gravedad. Bajó sus braguitas y se quedó de nuevo delante del espejo mirándose. Desde luego que se mantenía en forma y lucia el cuerpo de una jovencita de 25 muy bien cuidada. Observó su nuevo tinte, le daba una proyección de mayor madurez, sonrió un poco al verse de ese modo. Se observó la pelvis, lo cual recordó que Fernando le había dicho que se la rebajara ya que lo llevaba descuido. 

Se sacó los panties y fue a delineárselo con un rastrillo de afeitar. Se untó crema y se empezó a rasurar por los costados, cuidando de no cortar ni irritar su ya bastante irritada entrepierna. Se quitó todo el pelo de su entrepierna dejando solamente una pequeña línea en su pelvis de color rojizo por su vello natural, también pasó el rastrillo por su trasero quitando algún rastro de vello que se le hubiera podido olvidar. Así completamente depilada se metió a la tina para disfrutar de su baño.

Al salir y secarse todo resquicio de humedad en su cuerpo, se dirigió a su cómoda para tomar las bolsas que ese desgraciado le había traído desde Tokio. Vació todas las bolsas sobre su cama, sacando todo tipo de artículos y lencerías un tanto extrañas. Tomó el pequeño hongo (buttplug) que Fernando le había obligado a llevar consigo esta misma noche y lo empezó a observar. Este era trasparente, era muy similar al pasado pero ahora este se le podía observar en su interior algunos cables y un pequeño motorcito. Ella ni imaginaba para que serviría todo eso y pensó que era parte de la estética del juguete.

Tomó un poco de ese lubricante comprado esta misma tarde y le untó en la punta lubricando el pequeño hongo. Luego colocándose un poco en los dedos lo llevó para introducirse un poco entre las nalgas. Me parecía increíble estar viendo a Mamá hacer tal aberracidad, y solo para no contradecir a ese cerdo. Decidida y con algo de temor pues aún tenía presente el calvario que tuvo que pasar días antes en la calle y el metro. Agarrándolo con una mano se lo llevó entre las nalgas y empezó a introducirlo en su apretado conducto. Batalló un poco por qué no lo tenía dilatado, pero al sentirlo dentro sólo frunció el entrecejo y trató de relajar el cuerpo. Se miró al espejo el trasero y vio que se le ocultaba perfectamente entre sus dos abundantes carnes. Caminó un poco para que se le acomodara mejor en su trasero y se sintió aliviada ya que no era tan incómodo como ella creía, lo bueno que este era mucho más pequeño que el anterior, así no le costaría mucho trabajo cargar con él toda la noche o hasta que se le ocurriera a Fernando. Enseguida se acostumbró a él y se pudo mover libremente por todo su cuarto.


Curiosa se miraba Mamá completamente desnuda con un aparato incrustado en la cola. Buscó entre la lencería que le había traído ese malnacido y encontró unas bragas con una abertura enfrente, muy similares a las que le había quitado Don Ramón y que yo cómo un héroe había rescatado, (que por cierto las tenía bien guardadas en mi cajón cómo prueba de mi valor y heroísmo). Ella al ver la exhibicionista prenda recordó algo, ya que dibujó una pequeña sonrisita y buscó el sostén, los cuáles también tenían abertura pero en cada una de sus copas. Sin pensarlo más se las colocó y se miró al espejo. La postal se veía fenomenal, su entrepierna se mostraba perfectamente con su pequeña línea de pelos rojos en su pelvis. Sus grandes pechos mostraban sus ya puntiagudos pezones por las ranuras. Me quedé de piedra.. ¡Mi Madre saldría con eso a una cena de negocios?..

Se dio la vuelta apuntando su trasero hacía el espejo, mostrando la pequeñísima franja de hilo que se le desaparecía entre sus voluminosas nalgas. Se inclinó un poco y se abrió los cachetes de su trasero para lograr observar la tapa del pequeño hongo que seguía bien enterrado en su interior.

- ¡Oh por dios, Mónica, ..¿qué estás haciendo?- se dijo a si misma al verse vestida de esa forma.

Tomó su vestido colocándoselo sobre su bien perfumada piel, cuando logró metérselo, ya que este era algo pequeño y se le repegaba a la piel muy ceñido, notó que este no debía de llevar sostén ya que tenía una enorme abertura en el pecho. Al quitarse el sostén nuevamente se postró frente al espejo. Al reflejarse en él, notó que el vestido era bastante provocativo, más bien parecía un disfraz de geisha sexy que un vestido de noche, ya que tenía aberturas en sus costados hasta casi llegar a sus caderas, además de que este le dibuja perfectamente su anatomía por todos lados. La abertura del frente mostraba claramente parte de sus redondos pechos, que con las enormes tetas de mi Madre estás parecían que iban a explotar dentro de ese disfraz de noche.

Trató de caminar pero el vestido era extremadamente ajustado, que hacía que sólo pudiera dar pequeños pasitos cortitos hacía delante si no quería que la abertura de la pierna mostrara todos sus encantos. Se inclinó un poco y sintió cómo sus pechos casi se le salían, empezó a recapitalizar si debía de llevarlo o no, pero sabía que las órdenes de Fernando tenían que ser cumplirlas. Caminó hacía su retocador con dificultad ya que parecía que a cada paso el vestido se iba a reventar. Trató de sentarse lentamente para no lastimarse el trasero pero la prenda se lo impedía, así que tuvo que dejarse caer enterrándose más el aparato.

- ¡Umhh!!..- exclamó un ahogado quejido al sentarse.

Su rostro mostró algo de dolor al sentir cómo ese juguete le cobraba factura. Sacó de un cajón un par de media negras y se abrió las piernas, las cuáles lo hizo fácilmente por la tremenda abertura del costado. Se colocó su finas medias y se dio cuenta que al sentarse se le podía ver perfectamente el encaje de las mismas, trató de bajarse el vestido todo lo que pudo para lograr esconder ese precioso encaje, la verdad que se miraba bastante sexy, tanto que me sentí orgulloso de tener a una Mamá tan bella. Tomó su hermoso cabello en rojo y lo recogió todo en su cabeza mostrando su blanco y largo cuello, seguido por sus orejas que rápidamente adorno con unos carísimos aretes de pedrería. Ya casi para terminar se perfumó por todas partes dando énfasis en su cuello y en sus muñecas, ligeramente coqueta perfumó sus pechos y abriendo las piernas se roció el perfume en su entrepierna.

Su coquetería innata, no resistió el hecho de maquillarse de una manera más a tono con la vestimenta. Al verse al espejo, debió reconocerse a sí misma como otra mujer, se veía mucho más sensual, más alta, muy diferente, mucho más fatal que cualquier momento que había sorprendido a mi Padre. Se paseaba delante del espejo coquetamente. Creo que su calentura estaba subiendo de tono.. sus manos recorrían en repetidas ocasiones sus senos, quizás pensando que en cuanto la viera ese cerdo no se aguantaría las ganas de manosearla. ¡Y con esas bragas, seguro que no se detendría hasta meter sus cochinas manos en su rajadura, jugueteando sabrosamente en su intimidad vibrante que ya empezaba a palpitar.. su cara de momento se ponía rosada, casi roja, sus pensamientos la estaban elevando… el olor de sus perfumes, la presión que hacía ese juguete en su recto y el nerviosismo por que llegara a pasar esta noche contribuían a ese estado de cachondez y exoticidad elevadas.

La imagen que veía en el espejo era increíblemente sensual, casi erótica, evidentemente sexual y caliente, se dio miedo a sí misma, sabía muy dentro de ella que Fernando se podía encender en cualquier momento y casi casi violarla en donde quiera que estuviesen. Sin embargo, la educación recibida y sus principios humanos le indicaban que podía controlarse y controlarlo en lo que cabe, además llevaría a su hijo, ¿qué podía salir mal?..

Mi Madre se observaba animada, algo más coqueta que de costumbre diría yo, parecía que iba a salir a cenar con mi Padre, aunque sabía perfectamente que Fernando seguro la presumiría delante de los nuevos socios de la Compañía cómo la legítima dueña, por eso tenía que mostrarse elegante ante todos para impresionar, cómo lo hacía mi Padre con ella antes de que falleciera.

Aunque por dentro, Mamá sabía que ella también podía perder el control, esas mismas sensaciones que sintió cuando por primera vez se vio indefensa y acorralada por Fernando, la primera y segunda vez que se dejó manosear y casi violar en el metro de la ciudad por aquel mugroso albañil, llegando incluso al orgasmo. La vez que dejó a su cuñado Carlos avanzar, dejarse agasajar, besarse, magrearse, y dejar que la enculara a metros de distancia de su hermana recién acabada de dar a luz, en donde también supo de la cúspide del orgasmo. Los orgasmos provocados por Fernando, muy a su pesar tenía que reconocer que ese cabrón sabia como calentarla, eso sin mencionar en como también había perdido la cabeza con el jardinero, también había dejado que se la cogiera en su casa y que ni suplicando por clemencia la había dejado en paz en aquel sucio callejón. Cuando entre Don Ramón y su hijo habían abusado de ella sin misericordia.. todo esto y los últimos sueños se le revelaron a la inteligente, flamante, pero temperamental viuda de empresario Tapia. Al fin era una mujer que había gozado aún a su edad muy poco de los placeres de la carne. Sin más se soltó a llorar de una manera desconsolada que cualquier ser hombre que hubiera visto en esa flamante cama donde ella estaba ahora sentada, la hubiera cobijado sin más ni más.

Miré el reloj y ya era un poco tarde, ¡Mierda.. rápidamente me metí a bañar, me coloqué mi traje y mi corbata para llegar yo también presentable. Busqué en las bolsas los regalos que me había traído Fernando los cuáles ni había revisado. Ahí encontré todo tipo de electrónicos, cómo videojuegos, un celular y una cámara de video mejor que la que tenía, era aún más pequeña que la mía y con mayor resolución, decidí llevármela haber que tanto grababa esa noche, sabía que Fernando no se aguantaría las ganas de manosear a mi Madre en el restaurant, así que decidí ir preparado.

Ya casi para que se diera la hora sonó el timbre de la puerta, mi Madre me gritó para que abriera, así que bajé de prisa para ver quién era. Se me revolvió la panza sólo al ver a Fernando con un smoking negro del mismo tipo que el mío.

- ¡Que pasó muchachito, ..mira, te ves muy bien. Ya eres todo un hombrecito, ..pronto serás igual a tu Padre ¡Je je..

La verdad que no tenía ni ganas de estar platicando con este tipo tan desagradable, se me revolvía el estómago sólo al estar a su lado, para mi suerte no tardó mucho en aparecer Mamá sobre las escaleras. Se miraba que batallaba al caminar porque el vestido sólo le daba margen para dar unos pequeños pasitos muy cortitos. Bajó con cuidado las escaleras batallando con su vestido y sus zapatillas de fina aguja que sentía que si se tropezaba iría a parar en el suelo.

Volteé a ver a Fernando que estaba anonadado con una cara de baboso que no podía simular, sacó de su chaqueta un par de palillos chinos y se los colocó en su cabello recogido, con ellos y el vestido Oriental mi Madre se miraba cómo una japonesa elegante, le agarró de la mano para que se diera una vuelta y le pudiera lucir toda prenda. Sus ojos casi se le salen de la cara al ver cómo su tremendo trasero se dibujaba sobre esa apretadísima prenda, sus pechos se miraban muy sensuales con la abertura del escote. Yo miraba cómo Fernando se le caía la baba y se moría por empezar a manosear, pero cómo me encontraba con ellos trató de aguantarse.

- ¡Cómo me alegro de que te hayas decidido acompañarme Mónica. Esta cena es importantísima para el futuro de nuestra Empresa, ..Han venido unos inversionistas muy importantes, apuesto que con tu belleza y glamur quedarán encantados ¡Je je je..- le dijo, como si ella tuviera más opción.

- No lo sé Fernando, ..no comprendo en que puedo ayudar, eso es decisión de ustedes. No entiendo por qué deba acompañarte.

- Vas, porque yo lo digo,- y al recordar que yo me encontraba parado aun lado de ellos.- Mónica eres dueña de la mayoría de las acciones de la Empresa, sin más yo los represento, aun así debes participar en las decisiones más importantes para la Compañía. Y en esta noche debemos cerrar una.

Y tomándola de la mano abandonamos la seguridad que nos daba nuestro hogar y entramos en el territorio y de la guía de Fernando; me fui detrás de ellos, Mamá estaba bellísima, como lo hacía cuando se iba a una cena importante con mi Padre, aunque por ese atuendo, apuesto que mi Padre y mucho menos ella se habría atrevido a ponerse algo semejante. Su blanca piel resaltaba sobre el oscuro de la tela y el pronunciado escote mostraba sus generosos pechos ciñéndolos a la altura de los pezones. El delgado talle quedaba totalmente marcado y la ranura del vestido, extremadamente arriba, mostraba casi en su totalidad su torneada pierna enfundada en la sensual media, interminable sobre los vertiginosos tacones.

- Espera Mónica, te he comprado esto.

Depositó en sus manos un presente; Mamá aunque con miedo a lo que este desgraciado le obsequiaba, abrió para observar el contenido de la caja. Eran unos preciosos pendientes de esmeralda que no tardó en ponerle, llenándose en caballerosidad que no le quedaba. A mí me dio un coraje terrible, como se atrevía a llenarla de obsequios como si la estuviera acortejando, cuando todos sabíamos (al menos yo) que era por un vil chantaje que Mamá le hacía caso.

- Te sientan estupendamente. Hoy deslumbraras a todos, preciosa..

Mamá rio nerviosa tras el halago mientras este la rodeaba con un brazo de la cintura al tiempo que bajaba más la mano hasta la curvatura que hacía el gran trasero de mi Mamy en aquel ajustadísimo vestido, hasta tocar sus rotundas nalgas. Mientras tanto claro ella me apresuraba a subir al vehículo para que yo no observara ni me diera cuenta del acoso forzado del que estaba padeciendo. Así mientras yo me acomodaba en la parte trasera del auto, el desgraciado con sus dedos exploraban intentado localizar el juguetito que malévolamente le había obligado a usar, avanzando por toda la zanja de entre las nalgas de mi Madre y la ajustada prenda, que ya empezaba a pronosticar que no había sido buena idea el habérselo puesto para esta noche.

En fin ya todo listo para la velada, subimos al lujoso coche conmigo en la parte trasera, (por cierto, el vehículo era el que siempre había usado mi Padre todos los días para moverse de la casa a su oficina, pero que ahora al no estar, el desgraciado se había apoderado de él y por lo que venía sucediendo de su mujer también.) Mi Madre al tratar de subirse al coche, batalló mucho para poderse ajustar al asiento, uno por el ajustado vestido y otro ya que el tapón anal que traía incrustado estaba haciendo de las suyas en su delicado arito. Después de peripecias y varias posiciones, ella tuvo que irse un poco de lado para evitar que el plug le estuviera molestando aún más.

- ¿Cómoda, Mónica? ¡Je je je..- le preguntaba el sínico al verla sentada de ese modo.- espero que no encontremos muchos baches, que si no ¡Je je je..

Cuando íbamos en el coche, Fernando no paraba de verle las hermosas piernas que lucía por la tremenda abertura del vestido, mostrando el inicio del encaje de sus medias. El panzón estaba que se moría por meterle mano pero por mí se detenía, seguramente se estaba arrepintiendo de haberle dicho a mi Madre que me trajera. El desgraciado no sabía si poner sus ojos en el camino o en la inmensa abertura que Mamá llevaba en el pecho. Ella llevaba la mirada hacía la ventana, tal vez pensando en cómo demonios había llegado a esta situación, estaba con el gato de su Marido que la llevaba a una cena para lucirla con unos clientes, con un tapón entre sus nalgas y enfundada en un vestidito que en vez de parecer vestido parecía un disfraz de geisha sexy, y por si fuera poco con su pequeño hijo de 12 años.

Enseguida ella, pudo sentir como la observaba, no sé si fuese para pedirle algo pero la miraba. De repente como si ya supiese lo que deseaba o como si pudiera entenderle telepáticamente Mamá colocó una pierna flexionada y la otra un escalón más arriba, quería que ese desgraciado le viese con las piernas abiertas mientras llegábamos al lugar y que así pudiese verle un poquito la parte delantera de las bragas. Que como ya se imaginarán cual fue la sorpresa de ese cerdo al comprobar la braga con abertura al frente que casi nos mata, le dio un tirón al volante que por poco y nos estrella, pero bueno, consiguió ver su cometido, seguramente la línea de bello entre dorado y rojizo de la pelvis de mi Mamy.

Como había cambiado la vida de Mamá en un par de meses pensaba, ella estaba sumergida en sus pensamientos hasta que un pequeño brinco en el vehículo y un fuerte dolor en recto le recordaron su verdadera realidad. Llegamos al lujoso restaurant dónde nos abrieron la puerta, mi Madre fue la última en bajarse. Un joven que nos recibía tomó de la mano a Mamá para ayudarla, cuando mi Madre se movió para bajarse abrió ligeramente las piernas mostrando parte de sus medias en los muslos, haciendo que el joven quedara con los ojos deslumbrados al ver esas carnosas piernas. El chico tembloroso ayudó a Mamá a salir del vehículo no sin antes también observar la abertura de su escote mostrándole casi la mitad de sus senos. Cuando nos aproximamos a la puerta volteé hacía atrás viendo a un par de meseros comentando no sé qué tantas vulgaridades de la escultural hembra que acaba de llegar y de su espectacular trasero que les había puesto el bulto al tope.

- Tu solo párate a mi lado.- mascullo Fernando.- Siéntate a mi lado y no me hables, ..en su momento me acercare y te diré que hacer.- Mamá iba a decir algo pero simplemente se me quedó observando.- Ah, y ponte tu sortija, que todos sepan que eres mujer casada.

Íbamos a entrar a un restaurant muy excéntrico, reservado solo para gente pudiente e importante. ¿Cómo iba a entrar Mamá a un lugar así vestida de la forma en la que se encontraba?, se me miraba casi todo. Dudo unos segundos pero luego caminó, cualquier cosa por no caer en las manos de ese desgraciado. Se miró en el reflejo de los cristales del lugar y pudo ver como el vestido parecía de elástico, se acomodaba a las formas de sus caderas y a contraluz dejaba en completa evidencia las diminutas bragas que llevaba debajo. Se puso tan nerviosa pero pronto sintió la mano de ese cerdo en el brazo y comprendió que no tenía alternativa, en el ajustado peto ya se le notaban los pezones algo duros; de solo imaginarse el impacto que lograría con la gente que se encontraba allí, mostrándose.. tomó el anillo que simbolizaba la unión que tenía con mi Padre y se lo puso.

Fernando se sentía realizado, y quien no, al entrar a unos de los más lujosos restaurantes de la ciudad con una exuberante pelirroja y vestida de sexy geisha. El muy desgraciado la quería presumir más que como si fuera mi Padre, sabía de antemano que algo tenía en mente, claro en unos minutos me iba a percatar de su juego. Increíblemente y a pesar de ser mi Mamá la que estaba pasando por todo esto, estaba disfrutando y por eso, sin darme por aludido le pregunté si entrabamos.

- Por supuesto.- respondió ese infeliz, pasando su brazo por la cintura de mi Mamy.

No me pregunten porque le permití que le hiciera eso, ni yo mismo lo sé. Lo cierto fue que Mamá al sentir su manaza alrededor de su cuerpo, se puso tan colorada y con los pezones erizados, se dejó guiar hasta el interior del local. Ese fue el principio de su claudicación y lo peor es que el lugar estaba lleno de gente. Luciendo una gran sonrisa en su rostro Fernando hizo su aparición dentro abrazado de Mamá.

Enseguida apareció un oriental que nos comunicó en un español cortado que unas personas nos estaban esperando. Al tiempo que avanzábamos en dirección a la mesa, Fernando le contaba a Mamá que el sujeto con el que íbamos era una de las firmas más influyentes de Asia occidental y que de esta noche dependía el futuro de la empresa y que todos nos esperaban ya en la mesa. No sé por qué pero en el concepto de "todos", yo había incluido algunas Esposas, un grupo de Empresarios con sus mujeres, pero estaba equivocado.

En una mesa rectangular y muy reservada de todo se extendía frente a nosotros ocupada por 3 hombres, dos de un lado y en el asiento presidencial un tipo oriental que parecía del que Fernando tanto le estaba hablando. El japonés parecía ya pasado en años, aunque por su fisonomía era imposible calcular su edad. Por su hechura y la cantidad de hombres que lo resguardaban detrás no me quedaba dudas de que ese pequeño Oriental era sin dudas el Señor Yojimoto. El tipo por lo que comentaba Fernando parecía ser un Empresario muy exitoso y muy importante ya que estaba rodeado de varias guaruras y un tipo que al parecer era su traductor. Al acercarnos todas las miradas quedaron centradas en mi Madre, el pequeño Japonés abrió la pequeña ranura de sus ojos para observar la flamante hembra con la que Fernando venía acompañado. El Sr Yojimoto seguramente había quedado sorprendido por la belleza de mi Madre, ya que aunque verse algo tímido no quitaba la vista de mi Mamy. Nos pidió que nos sentáramos con una señal ya que él no hablaba nada el Español.

La mesa lucía cubierta de flores, y el menaje, lo mismo que los uniformes de los camareros, eran los propios del arte culinario que se servía. Fuentes y cuencos colmados de todo tipo de delicias japonesas, se extendían formando un océano de colores; sushi, sashimi, junto con otros más que no sabría nombrar y que jamás había observado. Sentada frente a esos 10 pares de ojos, (incluyendo a los guaruras) se encontró Mamá rodeada, que tras el esboce de unas sonrisas de complicidad por parte de los guaruras, el oriental nos invitó a disfrutar de los menesteres asiáticos.


La mente de Mamá estaba divagando sobre cómo se había permitido ser traída a este sitio y con tremendo atuendo. Era tal grado su concentración que tardó unos segundos en darse cuenta que Fernando había dejado caer su mano sobre su pierna. Sé que no era momento para renegarle nada pero al sentir su caricia, se quedó callada y mirando hacia donde yo me encontraba, hizo como si no pasara nada. Su mutismo le dio alas a ese miserable e ir tomando confianza, la fue subiendo por su muslo sin pedir permiso. Sus dedos recorrieron su piel lentamente y mientras tanto, incapaz de oponerse, la temperatura de su cuerpo fue subiendo grados. Con sus pezones traicionándola bajo la ajustada prenda, tuvo que apretar las mandíbulas para soportar tal situación, además para no gemir cuando las yemas de ese cerdo se aproximaban al medio de sus piernas.

Mientras tanto Fernando con su atropellado idioma Japonés le presentaba a mi Madre y le trataba de decir no sé qué cosa, a lo que el traductor y el Sr. Yojimoto sólo se rieron. Mi Madre se sentó a un lado de Fernando y yo quedaba de frente al Japonés que me miraba cómo preguntándose qué era lo que estaba haciendo yo ahí. El traductor del Sr. Yojimoto le dijo que yo era el hijo del Ex dueño de la Empresa y de la hermosa Señora que estaba a su lado. Lo que el Japonés sólo puso una cara de disgusto, cómo que no estaba de acuerdo que yo estuviera con ellos.

Me dediqué por un momento a observar a los comensales; a nuestra izquierda había un hombre de mediana edad, con el pelo canoso perfectamente peinado, no demasiado atractivo pero con el encanto de la madurez y unos ademanes que destilaban una clase absoluta; a su lado, una mujer madura que debía ser la Esposa de este señor y que miraba a Mamá un tanto descolocada, que de tanto que la miraba su Marido también dejó de comer para dirigir sus ojos a la exuberante pelirroja que contrastaba enormemente con los sujetos que la acompañaba; que por la forma en que la miraban seguramente dudando de la integridad de Mamá y de la imagen que representaba sentada en la mesa. El hombre simplemente movió la cabeza en forma de negación mientras le contaba no sé qué a su Esposa, quedando por demás claro que la estaban tachando como una mujer vulgar y una puta de compañía.

Volví la vista hacia delante, y gratamente sorprendido descubrí un rostro que me causó impacto, con la piel oscura y de gran corpulencia, deduje que sería otro de los guaruras del Sr Yojimoto o quizás su chofer; a nuestra izquierda, unos sujetos de traje discutían sobre negocios, que no escondía su aspecto de jóvenes empresarios bien exitosos bajo sus vestimentas caras e impecables y, por último, detrás de nosotros, reposaba un Político muy debatido por los medios, más o menos del tamaño y cuerpo de Fernando, que parecía sentirse muy cómodo y sonreía lascivamente mientras dialogaba con una mesera.

En total éramos 6 personas en una mesa rectangular, donde para variar Mamá sobresalía claramente por su belleza y porte. Solo había dos mujeres más en el restaurant, que no podían hacer nada frente a esta diosa que como siempre estaba radiante a pesar de su desafortunada vestimenta. Durante la cena el Sr Yojimoto que había invitado a Fernando para dialogar sobre un dicho acuerdo y que era el máximo objetivo de esta cena, solicito un brindis atraves de su traductor por la belleza de Mamá. Ella se había dado cuenta que el oriental la había desnudado con la miraba nomás al llegar, y sabía muy bien que Fernando la había invitado con ese fin, para nadie es un secreto que los Asiáticos suelen soltar mucha pasta con las mujeres occidentales, y más si son pelirrojas y de gran talle, de hecho si lograba cerrar el contrato con la Empresa japonesa, este se aseguraría una excelente comisión y por supuesto un nuevo ascenso en la empresa que fundó mi Padre por parte de los otros dueños.

Durante la cena se intercambiaron cifras y nombres que iban surgiendo, así pude enterarme de que el otro oriental, un sujeto más joven y de rostro fresco era el analista y asesor del Sr Yojimoto, los dos compartían la responsabilidad de una de las cadenas de fábricas de tecnologías más fuertes en Tokio, a las cuales yo había sido cliente de varios productos electrónicos. Los dos tipos que lo resguardaban muy de cerca a su espalda parecían salidos de la CIA, uno era rubio y fornido y el otro llevaba la cabeza totalmente rapada, de traje negro ambos impecables. Y el hombre que se mantenía un poco a distancia, tal y como pensaba, fungía como chofer y guarura en casi de que alguien se le acercara, era ese enorme hombre oscuro, de fuerte mirada amarillenta y penetrante. El Sr Álex (único hombre que hablaba), de unos cuarenta años, rubio y dedicado simplemente a la introducción, intentaba llevar la cena amena por el total silencio del empresario Japonés.

Los camareros iban reponiendo las fuentes vacías mientras llenaban una y otra vez de vino o sake las copas. La cena fue soltándose y Fernando sacaba dos o tres chistes malos que nadie entendía. Eso sí, con suavidad la mano que tenía posada sobre el desnudo muslo que Mamá tenía por la ranura del vestido. Muchos platillos, mucho vino, lo curioso que eran sólo mariscos, seguramente por las preferencias culinarias del Japonés. Ellos entre la cena y los intercambios de platillos negociaban no sé qué tantas cosas de la Empresa, Fernando negociando esa gran firma para la Compañía, ahora que mi Padre ya no estaba y Mamá le había regalado ese poder en la empresa.

Mamá se mantenía muy sería a su costado, se notaba algo incomoda, seguramente preguntándose cuál era su papel en esta negociación, ya que era obvio que ni ella así como yo, no teníamos nada que hacer en esta mesa. En eso, noté claramente cómo ella se sorprendió dando un pequeño brinquito, seguramente ya estaría sintiendo los dedos de ese cerdo hurgándole la entrepierna. Entonces aproveché para sacar mi cámara nueva y grabar lo que ocurría bajo la mesa. Coloqué la pequeña cámara entre mis muslos y moví la pequeña pantallita de mi videocámara hacía mí para lograr ver sin delatarme mientras todos comíamos, así despistadamente en cortos periodos miraba hacia abajo para observar la pantallita que no perdía detalle de los dedos de Fernando entre los blancos muslos de mi Mamá.

Ella empezó a ponerse más chapeteada, como acalorada, tanto que hasta tuvo que echarse aire con la mano para intentar refrescarse, las carisias de este cerdo sumadas al plug que traía incrustado entre las nalgas la estaban excitando sin poderlo evitar. Fernando sonrió al sentir directamente la rayita de bello que ella se había dejado en el pubis, agradeció en silencio que Mamá optara por ponerse ese tipo de bragas con abertura al frente. ¡Joder, el desgraciado le estaba tocando la vagina a mi Mamy directamente sin haber si quiera batallado, la muy cochina no había pensado en que algo cómo eso podía ocurrir.. ¿o sí? Inevitablemente mi pene empezó a reaccionar, se empezó a levantar y a ponérseme durísimo, el morbo de ver cómo mi Madre era manoseada bajo la mesa delante de esos sujetos me llenó de morbo. La situación se puso más emocionante desde ahora, creo que no me iba a aburrir cómo pensaba. Fernando cómo no queriendo sacaba la mano de abajo y disimuladamente se chupaba los dedos para después darle un trago a su copa y mezclar los fluidos de Mamá con la copa de champagne.

- .. ¡Mmmhh!! Delicioso,- decía mientras disfrutaba del prohibido néctar.- Me encanta este restaurant Sr. Yojimoto, ..sirven un vino exquisito ¡Je je je..

Mamá se encontraba ya con las piernas entreabiertas, permitiéndole a Fernando meter sus ásperos y agiles dedos a la hora que quisiera. Yo grababa todo perfectamente sin perder ningún detalle, veía cómo los dedos del cerdo ese rascaban la hendidura de mi Madre, era como si estuviera exprimiéndole la vagina para sacarle jugo. Cuando en eso, veo que Fernando disimuladamente se bajaba el cierre del pantalón e inmediatamente después colocaba la mano de Mamá encima de su bulto. Mi Madre volteó a verlo y le hizo una señal de negación ya que empezaban a traer los platos fuertes para cenar. Pensé que este se enojaría por la negatividad de Mamá, pero no lo hizo, sólo sonrió y sacó de su bolsillo un pequeño control, el cuál apretó un botoncito haciendo que a Mamá se le saliera un pequeño gritito que al instante todos volteamos a verla con expresión de saber que le sucedía.

- ¡Ay, ..p-perdón, m-me.. me quemé un poco, lo siento.

- ¡Ten cuidado con lo que comes Mónica, ..te puede causar una indigestión ¡Je je je..- le dijo el desgraciado sarcásticamente al saber lo que le pasaba.

Yo de inmediato supe lo que ocurría, este desgraciado había encendido el vibrador que traía Mamá incrustado en la cola, causando de inmediato ella lo sintiera vibrar en el intestino, poniéndola más incómoda de lo que ya se encontraba. Ella pidió una disculpa por el pequeño grito y con sus ojos bien abiertos sentía cómo ese pequeño hongo le vibraba en el interior del recto. Su rostro se miraba tenso, empezó a sudar frio por la nueva situación que estaba viviendo, apretó fuertemente sus manos seguramente aguantando la tortura y cómo pidiendo piedad. Volteó a ver a Fernando cómo para pedirle clemencia, pero este con su rostro sonriente dirigía la mirada hacia abajo como diciéndole que si quería librarse de tal castigo ya sabía lo que tenía que hacer. Mamá se dio cuenta que tenía todo de perder y resignada bajó su mano para meterla bajo el pantalón de este asqueroso cerdo. Así que mientras todos nosotros degustábamos el platillo fuerte, mi Madre le sujetaba la cosa a ese asqueroso gordo de castigo.


Claramente pude grabar cómo las blancas y delicadas manos de mi Madre se metían en el cierre del pantalón, apartaban la trusa para meterse ahí y perderse entre ese matorral de pelos rizados negros. La cara de satisfacción que puso ese desgraciado era porqué mi Madre ya le empezaba a menear maravillosamente, mientras todos nosotros cenábamos. Para agradecerle el placentero masaje, Fernando apagó el vibrador de su culo haciendo que Mamá se tranquilizara y pudiera así tomar con la mano que tenía desocupada el cubierto. Aunque por el rostro que tenía Mamá, no creo que tuviera mucho apetito al estar comiendo y agarrándole la cosa a ese desgraciado.

No sabía si el Sr. Yojimoto se daba cuenta de lo que estaba pasando, sólo conversaba seguidamente con su interprete diciéndole no sé qué tantas cosas. Cuando llegaron los meseros con más platillos, mi Madre quiso zafar su mano de la bragueta, pero este con una sola señal de negación de su cabeza le dijo que ni lo intentara, que ni se le ocurriera enseñándole el control remoto que guardaba adonadamente en su bolsillo. Ella sabía a qué se refería ese maldito y sólo agachó la cabeza en señal de sumisión y de aceptación, mientras que seguía con su delicada mano en su obligado masaje en aquella zona.

Los meseros volvieron a llenar la mesa con diferentes platillos, de los cuáles yo no sabía ni que comer entre tantos. La pobre de mi Madre tenía que comer con una sola mano ya que la otra la tenía ocupada sosteniendo aquella cosa. Fernando, en señal de maldad pidió para mi Madre una sopa, así no tendría ella que usar sus dos manos para comer, a lo que ella gradeció el detalle brindándole una pequeña sonrisa para agachar la cabeza y empezar a sopear. Mientras que yo me entretuve con unos camarones y una deliciosa ensalada de mariscos. El Sr. Yojimoto y su traductor se disputaba una langosta cada uno, mientras los demás nos veían comer haciéndome un poco incomoda la cena al estar siendo visto por todos los guaruras del pequeño Oriental. Era morboso estar viendo a mi Madre comer con las mejillas ruborizadas y con una sola mano, mientras que con la otra bajo la mesa le sobaba la verga a Fernando. Y este comía un par de ostras en su concha.

La verdad que no sabía cómo Fernando aguantaba comiendo y recibiendo placer sobre su verga, además de que no era muy apetecible y muy higiénico para mi estar comiendo mientras este tenía su cosa de fuera. Y más al imaginarme el pútrido olor que dejaría en la mano de mi Madre después de estar agarrando aquella cosa a ese maldito toda la noche, a sabiendas de que ese cerdo no era para nada higiénico. El rostro de Mamá era todo un poema, estaba muy sería y poco tocaba la sopa, Fernando sólo comía y le decía al intérprete no sé qué tantas cosas haciendo que Sr. Yojimoto soltara unas carcajadas y voltearan a ver a mi Madre. Creo que nunca ella pudo haberse imaginado que estaría agarrando una verga en un lugar tan elegante cómo este, pero lo peor de eso era que aparte tenía que estar comiendo disimulando lo que estaba haciendo.

Después de un rato, Fernando no aguanto más y cerrando los ojos y apretando los puños se empezó a venir el muy cerdo, en silencio frente a todos nosotros. Mi Madre sacó su mano de abajo de la mesa y se limpió disimuladamente con la servilleta, pude observar cómo su delicada mano estaba manchada por esa cosa blanca y viscosa, que despistadamente se limpiaba con una servilleta de seda. Fernando le tomó la mano por la muñeca y se la sostuvo fuertemente contra la mesa para que no lo hiciera, mirándola seriamente, con la cabeza le hizo una señal para que no continuara, pero ella ya se había quitado todo los restos de su semen. Entonces Fernando con su rostro un poco embravecido tomó un panecillo de la charola y lo metió bajo la mesa, al sacarlo me di cuenta que panecillo mostraba un chorretón de lefa y algunos pelos negros incrustados en la viruta del pan, al verlo casi devuelvo, pero me logré controlar para que no sospecharan que lo sabía. Mi Madre al ver el panecillo puso cara de repulsión y de asco, volteó a ver a Fernando pidiéndole algo de misericordia, pero este desgraciado estaba muy enojado por la pasada negatividad de mi Madre y enseñándole el control remoto le dio a entender que lo tenía que hacer.

Yo no sabía qué hacer, hacía dónde voltear, si miraba a mi Madre comiendo el panecillo seguramente vomitaría, mejor decidí ir al baño a pasar ese mal momento, no me quería ni imaginar lo que estaba siendo obligada mi Madre hacer. Me fui al lavabo y me lavé la cara para quitarme el asco, no podía creer lo que estaba pasando a escaso un metro de mi persona, mi Madre seguramente estaba pasando el peor día de su vida, la pobre con lo orgullosa y altiva que era estar haciendo esa asquerosidad en este restaurant. La verdad que no sabía hasta dónde iba a terminar todo esto, de lo único que estaba seguro es que yo ya estaba demasiado caliente y ocupaba liberar un poco de estrés. Después de sacarme el asco con bastante agua en el rostro me fui a un wc. para ver todo lo que había grabado y por qué no a liberar mi cuerpo de la presión que tenía acumulado en mis pantaloncillos. Al revisar el video, efectivamente ahí estaba el brazo de Mamá haciéndole una chaqueta a Fernando, claramente se pudo grabar cómo los chorros de leche que le salían a Fernando se estrellaban en la parte baja de la mesa, otros terminaban entre los dedos de mi Madre y los huevos de este, también se vio cómo Fernando bajaba el pan y se lo metía entre los huevos embarrándolos de lefa y pelos para después mostrárselo a mi Madre.

Mi pene no tardó mucho en reventar con eso que había vivido, ese morbo que estaba sintiendo al observar cómo sometían a mi Madre delante de todos me tenía muy caliente, así que sin pensarlo descargué mis ganas con una tremenda paja en el baño de un restaurant, luego me lavé las manos y salí hacía nuestra mesa cómo si nada hubiese pasado.

Cuando regresé a la mesa, noté cómo mi Madre tenía los ojos brillosos en llanto, seguramente al soportar la terrible humillación a la que había sido obligada. Me acomodé en mi silla y observé cómo el panecillo ya había sido mordido e ingerida la parte que mostraba toda aquella asquerosidad, seguramente mi Madre ya lo había digerido. Ella se encontraba con su rostro serio y algo colorada muestra de que Fernando había vuelto a encender el aparato. Ella volteaba verme muy seguido para cerciorarse de que yo no sospechara algo de lo que estaba ocurriendo, pero su hijo que era más inteligente que todos los que estaban en la mesa, me hice el tonto y sólo le dedique una sonrisa de ingenuidad, la cual mi Madre me la devolvió tímidamente ya que a leguas se le veía que estaba sintiendo cómo el vibrador le hacía estragos en el recto.

Mamá seguía muy sería aguantando esa tortura, su semblante la delataba, seguramente todos en la mesa sabían lo que pasaba pero nadie se atrevía hacer algún comentario por respeto a mí. Cuando en eso, vi cómo Fernando volvía hablar no sé qué tantas cosas con el oriental y le entregaba en la mano lo que supuse y alcance a observar era pequeño dispositivo que controlaba el vibrador que Mamá traía en la cola. Ella intentó impedir que el Japonés se apoderara de él, pero cuando se iba a levantar de la silla uno de sus guaruras la volvió a sentar violentamente enterrándose aún más el aparato.

Mi Madre vio con terror cómo el Japonés agarraba el control de su vibrador y se le dibujaba una sonrisa siniestra, que volteando hacía mí, pensando seguramente que yo no sabía nada, le subió ante mi mirada otra velocidad al aparato. Mi Madre ante eso dio otro gritito frente a nosotros, todos volteamos rápidamente hacia dónde estaba ella, que mantenía los ojos fuertemente cerrados aguantando las sensaciones de tortura sobre su culito y yo, haciéndome el que no sabía le dije: 

- ¡Mamá, Mamá ¿qué te sucede?..

Ella con el rostro crispado en dolor y con la frente perlada en sudor, volteó a verme soportando las terribles sensaciones pero manteniendo muy a fuerza su postura y elegancia que la caracterizaban para que todos los demás al igual que yo no sospecháramos nada de lo que en realidad estaba sucediendo. 

- ¡N-nada, P-Pedrito, ..c-creo que me hizo daño la sopaarggghh!!

Claramente se veía el rostro de impotencia de Mamá bajo tal situación, mientras estos desgraciados no se aguantaban las risas y trataban de mantener la serenidad ante mí y ante la demás gente en el restaurant. Ella empezaba a sudar abundantemente, yo sabía lo que iba a suceder, mi Madre estaba a punto de sufrir un colapso orgásmico. Cuando en eso y frente a todos nosotros, empezó a poner los ojos en blanco, síntoma del tremendo placer que aprisionaba en su cuerpo. Rápidamente el mañoso Japonés apagó el aparato dejando a Mamá al filo de la explosión. Ella regreso a este mundo de golpe, volteó hacía todos lados para vernos. Su rostro estaba desfigurado y sus mejillas muy coloradas.

Fernando se sonrió levemente, pensó que todo estaba saliendo acorde a su plan, a como él había planeado desde que había aparecido esta mañana en nuestra casa. Se acercó al Sr Yojimoto y con una sonrisa extraña en el rostro por parte de ambos mientras se susurraban no sé qué cosas al oído. Mamá sintió que hablaban de ella, observó como Fernando y el oriental la miraban con ojos de libido, como maqueavilizando algo, sin dejar de seguirla con la mirada y penetrando sus pupilas hasta llegar y descubrir su sensibilidad en la zona de sus pechos. Fernando se volteó para murmurarle algo en el oído a mi Madre, algo que logré entender leyéndole los labios:

- Veo que efectivamente quieres jugar Mónica, ..señora en tu casa pero puta en la calle ¡Je je je.. Quítate las bragas, las quiere el Sr Yojimoto.- le soltó.

Los ojos de Mamá se llenaron de sorpresa y de incertidumbre, la mirada de Fernando le decía que aquí y ahora. El malnacido quería que el Japonés también participara y tomara control de la situación.

- Mónica tranquila, ..te ayudare, y solo tu yo lo notaremos.

- P-pero, ..¡Por favor Fernando, no me obligues a eso.

Su mano se adentró debajo de la mesa en dirección a la ranura del vestido, observé entre reojo y mientras bebía un zumo, como Mamá daba un pequeño brinquito sobre la silla y el hijo de puta arrastraba hacia abajo la única barrera que cuidaba entre las piernas a mi Mamy y lo inevitable.. estás una vez liberadas de las rotundas caderas cayeron por el deseo y la irremediable fuerza de la gravedad. Después la miró y guiñándole un ojo dejó caer su pañuelo y descendió para recogerlas. Sin necesidad de palabras Mamá tuvo que levantar alternativamente sus piernas para facilitarle el trabajo. Fernando subió de nuevo, con la misma naturalidad como si hubiera recogido cualquier cosa del suelo. Los ojos de mi Mamá se clavaron en los míos a la vez que ese desgraciado entregaba en manos del Japonés sus delicadas pantaletas. La noche definitivamente había dado un giro que nadie había pensado, aunque en estas condiciones ya a Mamá poco le importaba donde quedarán sus pantaletas, lo único que deseaba era que esta cena terminara y se acabara así todo este tormento.

Las cosas no pudieron ser más humillantes para Mamá que ver como ese misterioso oriental sin ningún gesto en su semblante empuñaba sus delicadas pantaletas con una mano para llevárselas a la nariz y olfatearlas sin ningún tipo de disimulo, que por los manoseos y las pasadas estimulaciones de ese torturador embonador apuesto que estas se encontraban hasta mojadas. El Sr Yojimoto se deleitó por unos segundos del característico aroma hormonal de mi Mamy, quien roja como un tomate bajaba la mirada hacía su plato evitando ver la decena de ojos que la miraban al saber lo que se encontraba sucediendo en la mesa. Cuando en eso, Fernando le dijo que se cambiara de lugar, porque según él, el Sr. Yojimoto quería que se sentara a su lado. Pude ver los ojos en pánico de Mamá al escuchar el nuevo mandato de ese desgraciado, además empezaba a sentir un poco de miedo con ese hombre, para nadie es un secreto de las fantasías algo extrañas que poseen los orientales.

Mi Madre toda nerviosa y transpirando por las pasadas situaciones, se levantó sin poner esta vez resistencia y se colocó a su costado, se encontraba como sumisa ante el oriental, muy seria y con la mirada echada sobre la mesa, hasta que notó el frío metal del anillo que portaba, ¡Era la mano del Sr Yojimoto, que lentamente ascendía por su rodilla siguiendo por sus medias buscando el entrecruce de sus piernas. El desgraciado Japonés quería hacer lo mismo que Fernando, había metido una mano bajo la mesa haciendo que mi Madre rápidamente se levantara. Pero cuando se iba a mover a otro lugar sintió cómo el vibrador se volvía a encender haciendo que Mamá nuevamente se sentara, quedando inmovilizada como si sufriera una fuerte descarga eléctrica.

Nuevamente Mamá se sintió sometida, sabía que si se resistía a lo que pretendía hacerle el Oriental su trasero iba a resentirlo, al menos ese fue el aviso en cuanto había decidido levantarse. Así que, con su rostro hacía la mesa empezó a sentir cómo ese extraño Japonés volvía a colocar la mano sobre su rodilla en dirección a sus blancos y carnosos muslos bajo la mesa. Para Mamá siendo una mujer de carácter fuerte y de imagen intachable, era muy humillante estarse dejando manosear por un desconocido frente a su hijo, en un lugar público y de clase dónde seguro algún conocido podía verla. Pero al contrario de todo aquello Fernando estaba muy feliz, contento soltando unas carcajadas que hacía que los demás se rieran, sabía que si mantenía feliz al Sr. Yojimoto él seguramente firmaría el contrato jugoso con nuestra Compañía. El desgraciado panzón estaba usando a mi Madre cómo una puta para lograr cerrar el negocio, siendo que ella era la viuda del dueño, la fiel esposa del hombre que había forjado toda la Compañía.

Sin perder tiempo, nuevamente encendí mi pequeña cámara para grabar por debajo de la mesa cómo mi Madre iba a ser forzada y se dejaba manosear por ese desconocido Japonés frente a todos nosotros. Mamá se encontraba coloradísima, con el rostro desdibujado, sentía cómo esa mano pequeña de esos dedos delgados y vivarachos masajeaba su ya inflamado clítoris, mientras el embonador encendido zumbaba sin intención de detenerse en su trasero. Volteé a ver la pantallita de mi cámara y pude observar con total asombro cómo el pervertido Japonés ya se había sacado su insignificante pene, el Sr Yojimoto contaba con un pene menor que el mío, ahora entiendo el mito de los Orientales.

Volteó a ver a mi Madre de nueva cuenta que con una simple señal del Sr. Yojimoto supo lo que tenía que hacer. Ella con el rostro hacía la mesa totalmente avergonzada bajó su mano para tocar su segundo pene de la noche y frente a todos nosotros. Créanme que no lo podía creer, empecé a sudar frío al igual que mi Madre, pero esa traspiración de morbo que significaba el estar viendo eso. Por la cámara se veía cómo Mamá con el orgullo pisoteado tuvo que agarrar ese pene con dos dedos para menearla, sus lindas y bien cuidadas manos estaban siendo utilizadas para satisfacer a esos desgraciados. Con la terrible humillación que significaba estarle agarrando la verga a un desconocido frente a su hijo, Mamá tuvo que doblegarse y tragarse todo su orgullo ante esos pervertidos seres, así que con todo la vergüenza y vejación que ya no podía esconder de su rostro, estuvo un buen rato con su mano trabajándole bajo la mesa mientras Fernando y el asesor dialogaban. Cuando en eso, el Sr. Yojimoto cortó la tensión que había en la mesa y se dirigió a su traductor para decirle no sé qué tantas cosas. El traductor llamado Álex, volteó a ver a Fernando y le dijo sonriendo:

- El Sr. Yojimoto desea saber que si la Señora está pasando una excelente velada. ..

Pero Mamá no respondía, se encontraba con la mirada hacía la mesa y el rostro en rojo ardiendo de la vergüenza y la humillación que estaba siendo obliga a realizar tal vejación en un lugar público y frente a su pequeño hijo de 12 años. Al ver que Mamá no respondía, Fernando se adelantaba en la respuesta para no enojar al oriental.

- Diga al Sr Yojimoto que para la Esposa de nuestro difunto presidente el Sr Tapia, ..ha sido un honor poder estrechar su mano con usted.- esto lo digo dibujando una vil sonrisa en el rostro mientras la veía.- ¿Verdad Mónica?..- le preguntaba.

Mamá tuvo que afirmar solo con la cabeza, pero sin levantar la mirada de la mesa. La verdad es que no sabría decirles si ya todos se habían percatado de lo que ocurría en la cena, pero lo que si podíamos observar era que Mamá seguía con la mano discretamente ocultada bajo la mesa, además que en ocasiones sentía como unos dedos extraños se sumergía en su entrepierna, abriendo con las yemas de los dedos sus labios e introduciendo uno en la entrada de su vagina.

- El Sr Yojimoto se encuentra gratamente complacido con la Señora, que para él dice, ha sido muy satisfactorio tenerla de compañía esta noche, pero que le recuerda que en el oriente es una falta de respeto tocar la comida con la mano si no se pretende probarla. Le pregunta si desea probarla. ..

Yo me quedé de piedra, sabía perfectamente a que se refería el traductor con eso de “probarla”, pero seguía intentando estar desapercibido y ausente de todo lo que ocurría, casi asiéndome el tonto para no levantar sospecha. Mamá que de inmediato entendió a que se referían esos hombres con sus palabras, volteó a ver a Fernando moviendo tímidamente la cabeza negándose rotundamente ante esa vil vejación a la que la querían obligar, pero el cínico panzón con una sonrisota le respondió:

- Dígale al Sr. Yojimoto que la Señora nunca quiso faltarle al respeto, es más, que estará encantada, ¡Je je je.. Y que será un placer degustar de todos los menesteres ¡Je je je..

Yo aunque haciéndome el tonto estaba más atento a lo que planeaban esos desgraciados. ¡No lo podía creer.. iban a forzar a Mamá a chuparle la verga al Japonés, aunque me preguntaba.. ¿cómo lo harían?, si yo y toda la demás gente estábamos presentes.

- ¡Estás loco Fernando, ..no lo voy a hacer.- le dijo Mamá en tono bajo negándose rotundamente.

- Mónica no seas tonta, ..necesitamos que el Sr. Yojimoto firme ese contrato. Así que vete asiendo a la idea Mamacita, ..tenemos que hacer lo que a él se le antoje.

- ¡No cómo crees, ..no lo voy hacer Fernando, eso sí que no.

Llenando la cólera de Fernando.

- ¡Mira estúpida, ..si el firma, nuestra Empresa ganara mucho. ¡Míralo así, piensa en el futuro de tu hijo, ya que sea más grande.. ¿No es así Pedrito?..

Yo, que seguía al pendiente de todo lo que hablaban tenía que hacerme el tonto para que no se dieran cuenta, pero enseguida que los dos voltearon a verme me quedé de piedra sin saber cómo reaccionar, el desgraciado pedía mi respuesta y yo no podía decirles nada porque según ellos yo no sabía nada, así que sólo volteé con mi cara inocente y sonreí, además que podía decirles, sólo miré a Mamá y le dije que sí, a sabiendas de lo que eso significaba.

- ¡Ya ves, hasta tu hijo está de acuerdo, ..hay que consentir al Sr. Yojimoto.

Cuando mi Madre quiso responderle a Fernando un rotundamente ¡NOO!! lo haría, nuevamente sintió cómo el vibrador se volvía a encender haciéndole estragos el trasero. Ella rápidamente volteó a ver al Japonés que con una sonrisa le movía la cabeza hacia abajo cómo diciéndole lo que esperaba de ella. Mamá de inmediato volteó a verme con la mirada desesperada, no sabía qué hacer, una cosa era que la forzaran a chuparle la verga a un extraño y otra que la obligaran hacerlo frente a su hijo, y en un restaurant de 12 cubiertos. En eso, Fernando se dirigió a mí para decirme:

- Pedrito, ..¿porque no vas a decirle al jefe de meseros que nos traiga otra botella especial?.. Si, por favor.

Yo me quedé meditándolo unos segundos, sabía que en cuanto me fuera de la mesa algo iban a tramar estos desgraciados para forzar a Mamá a hacer lo que querían que hiciera. Volteé a verla y tenía la misma cara que yo de interrogación. Al igual que yo, ella tampoco tenía ni idea de cómo evitarlo. Le di un repaso con la mirada a todos y ellos estaban a la espera de lo que reaccionaba, así que sin poder hacer nada más que obedecer, me levanté quitándome la servilleta de las piernas para colocarla sobre la mesa y no me quedó más que decir antes de dirigirme en busca del mesero:

- C-claro, ..enseguida regreso.

Lo peor es que tenía que ir buscando al mesero como tonto mientras estos miserables la obligaban, pensé en positivo y analicé que tal vez simplemente era un mal entendido por mí o quizás ya me estaba volviendo loco con todo lo ocurrido con mi Madre estos últimos días. Decidido me puse de pie volteando a ver a mi Madre quien me miraba con unos ojos de nostalgia, ella sabía muy bien que yo era lo único que detenía a esos miserables para aprovecharse más de ella (si se puede decir más), me alejé de la mesa buscando al jefe de meseros para darle el recado. Para este momento yo ya había visto mucho más de lo que esos desgraciados pensaban y si supieran que hasta había estado grabando todo lo que le hacían a mi Mamy con mi celular desde que habíamos llegado, en fin.. lo busqué de prisa con una velocidad impresionante, pensé en localizar al jefe de meseros darle el recado e inmediatamente sin esperar respuesta regresar con mi Madre. No quería perderme nada de lo que sucedía allá en la mesa.

En cuanto lo localicé, le di el recado casi ahogándome con mi propia respiración, ni esperé que dijera algo, ni a la pregunta que me había hecho de que era lo que me pasaba. Deprisa regresé a dónde estaban todos. El corazón me latía a mil por hora, afortunadamente Mamá no se encontraba y todos los de la mesa estaban presentes, incluyendo al bastardo de Fernando, eso me decía que Mamá se había negado rotundamente hacer aquella aborrecidad. Respiré tranquilo y sentí que el alma me regresaba al cuerpo, imagine que tal vez ella había ido al tocador para retocarse su aspecto y tratar de guardar la calma un poco para seguir aguantándolos, pero todos se me quedaban viendo de alguna forma extraña, así que al verlos agaché la mirada y me hice el tonto con mi celular mientras esperábamos. Los guaruras se sonreían de una forma un tanto burlona y con eso y sus miradas me di cuenta de que algo pasaba. Voltee la mirada y observé a Fernando, 

- Tu Madre fue al tocador Pedrito, ..no te preocupes. ¡Je je je..- me dijo Fernando con una sonrisa un tanto extraña en el rostro.

En eso, recorrí la mirada hacía el Japonés y este con una sonrisa me levantó su copa brindando hacía mi persona, yo hice el mismo gesto para no ser grosero con alguien que pretendía entablar negocios con la empresa de mi Padre, pero me quedé algo intrigado sin saber el verdadero motivo de sus reacciones. Mientras ellos bebían, estuve un rato observando para todos lados mientras Mamá regresaba, y cómo el intérprete y el asqueroso panzón de Fernando charlaban asuntos de negocios y se reían de vez en cuando. La verdad que ya me estaba aburriendo y me sentía algo incómodo por cómo me seguían viendo, traté de levantarme un poco para asomarme hacía los sanitarios para lograr ver si Mamá ya regresaba, lo extraño era que ella ya había tardado demasiado. Cuando de repente, vi cómo el Japonés empezó hacer algunas muecas extrañas, como si estuviera sufriendo una congestión o estuviera soportando un intenso placer, y cómo apretaba los nudillos de las manos cómo para soportar una sensación que lo invadía por dentro.

¡Enseguida lo comprendí todo, me calló cómo un balde de agua helada en la espalda y me quedé perplejo.. ¡Mi Madre no había ido al tocador.. ¡Si no que se encontraba debajo de la mesa chupándole la verga al Japonés!!.. ¡No-podía-creerrrr... lo que me sucedía, y a unos cuántos pasos de mí. Mi antes orgullosa Madre estaba siendo obligada a hacerle la felación al Empresario Oriental con su pequeño hijo en la mesa. Más extrañamente, sólo al pensar lo que sucedía bajo nosotros mi pene nuevamente se puso a tope. Temblando más por excitación que por los nervios, disimuladamente saqué nuevamente mi cámara para grabar lo que Mamá estaba siendo obligada hacer debajo de todos nosotros.

Como la mesa era grande y tenía un enorme mantel fácilmente podía pasar desapercibido todo lo que sucedía ahí abajo, así que lentamente puse la cámara en mi entrepierna y empecé a grabar apuntando hacia dónde se encontraba el Sr. Yojimoto. Miraba cómo el Japonés tensaba los hombros y sufría de recurrentes escalofríos al sentir las succiones que seguramente mi Madre le estaba pegando a su insignificante polla. Cuando miraba que lo estaba observando sólo se reía y me volvía a levantar la copa el muy maldito haciendo que todos los de la mesa brindáramos, que seguramente era por el trabajo bucal que estaba haciendo mi Mamy allá abajo.

La sensación de morbo que sentía al saber que mi Mamita linda estaba chupándole la verga a un extraño a escasos 2 metros de mi era indescriptible. Me quedé en silencio para lograr escuchar las succiones que hacia ella bajo la mesa pero Fernando y el traductor no paraban de hablar acerca del millonario contrato que ambas empresas lograrían. El desgraciado estaba obligando a Mamá a hacer tal vejación sólo para lograr ese maldito contrato millonario. Mi Madre estuvo buen rato bajo la mesa produciéndole un infinito placer al Japonés, cuando noto cómo el Sr. Yojimoto voltea su vista al techo del restaurant dibujando el mayor placer con su rostro pálido, rápidamente caí en cuenta que se ¡Estaba viniendo delante de todos nosotros.. ¡Y en la boca de mi Mamita!! Fernando seguía platicando abiertamente con el intérprete de no sé qué tantas cosas mientras el Japonés hacía esfuerzos por disimular su tremenda eyaculación.

Sus ojos eran de puritito placer, el desgraciado Oriental estaba disfrutando de los aterciopelados labios de mi Madre mientras todos nosotros permanecíamos impacientes al saber cómo mi Madre iba a salir de allá abajo. El Japonés en ocasiones daba pequeños brinquitos y espasmos repentinos al descargar todos sus güevos frente a nosotros. Cuando se recuperó se limpió el sudor con la servilleta y diciéndole no sé qué cosa a su intérprete este le dijo a Fernando.

- El Sr. Yojimoto dice que la Señora Tapia ya ha tardado demasiado en el baño, ..que sería mejor ir a buscarla.

- ¿Eh?.. si, este ¿si verdad? ..¡Pedrito, ve a buscar a tu Madre al baño que ya ha tardado demasiado.

Yo sabía perfectamente que mi Madre no estaba en el baño, pero para seguir simulando el juego me levanté de la mesa y me dirigí al baño de mujeres. Me quedé un rato esperando en la puerta para matar el tiempo y cuando creí que ya era el tiempo suficiente para terminar con esa farsa regrese a la mesa. Cómo me lo imaginaba, mi Madre ya estaba perfectamente sentada al costado del Japonés con su rostro abatido y derrotado. Al llegar me hice el incauto.

- ¡Mamá, ¿dónde estabas?, ..te estuve buscando en el baño..

- E-este, ..estaba probando unos bocadillos que se miraban deliciosos en la vitrina, mi amor ..por esa razón no me encontraste en el baño.- me dijo ella bastante humillada y con unas ganas enormes de empezar a llorar.

- Ya, ya Pedrito, ..no le hagas tantas preguntas a tu Madre.

Todos en la mesa se ponían de acuerdo para engañarme, sin saber ellos que yo les llevaba un paso adelante. Al Sr. Yojimoto se le veía contento, se reía de todos los comentarios que hacía Fernando aunque no le entendiera ni una puta sola palabra de lo que decía. En eso Fernando le hizo unas señas a Mamá para que se limpiara la boca, volteé rápidamente a ver a Mamá y esta tenía residuos de semen entre la coyuntura de sus labios. Ella rápidamente tomó la servilleta de seda y se limpió cuidadosamente sin estropear la pintura de sus labios, (como si eso fuera poco) después se quedó sentada, devastada, sólo escuchando los comentarios y risotadas que Fernando exponía ante la mesa. Mamá no decía nada, toda la cena se la pasó en silencio sintiendo seguramente la mano del Oriental hurgándole la entrepierna nuevamente.

......

La cena prosiguió de lo más normal, ellos habían dejado en paz de momento a Mamá y se habían centrado en los “aparentes” negocios. Aunque una que otra vez si logré alcanzar a observar cómo el Japonés volvía a meter la mano bajo la mesa seguramente para tocar la entrepierna a la tremenda pelirroja occidental que tenía a su costado. Mamá seguía muy sería al costado del empresario oriental seguramente pensando que con Papá este desgraciado no lograría ni tocarle un pelo. En ocasiones volteaba hacía mí y me dirigía una pequeña pero tímida sonrisa, pensando seguramente en los remordimientos que le daba al haber estado haciendo tal aberración a un extraño bajo la mesa con su pequeño niño a sólo escasos pasos. Ya cómo a la hora de puras pláticas y risotadas entre esos desgraciados, el Sr. Yojimoto le dijo a su intérprete que si por qué no seguían los negocios en su lujoso hotel, que ahí terminarían de cerrar el contrato, a lo que Fernando respondió:

- ¡Claro que sí, ..dígale al Sr. Yojimoto que la Sra. Tapia y su servidor estarán gustosos en acompañarlo. ..

Mamá enseguida volteó a verlo negándose rotundamente, sabía perfectamente que si en restaurant se habían atrevido hacer todo aquello, imagínense lo que se atreverían hacerle en el lujoso hotel donde se hospedaba este pervertido Oriental. Mamá tomó del antebrazo a Fernando para decirle tímidamente:

- No, claro que no Fernando, ..¿y Pedrito que?.. Él no puede ir a ese lugar. Yo no puedo ni debo acompañarlos.

- Tienes razón Mónica, ..ese chiquillo, lo había olvidado. ¡Mira, ..dígale al Sr. Yojimoto que estaríamos más gustosos si mejor nos acompañara a la casa de la Sra. Tapia. Ahí estaríamos más a gusto, ..y podríamos ver los papeles con más calma ¡Je je je..- dijo riéndose en complicidad con el Interprete.

Mi Madre se quedó más sería y pelándole unos ojos a Fernando cómo diciéndole que no, movió la cabeza afirmativamente. Por más que quería librarse de ese extraño Oriental, no más no podía, Fernando lograba ganarle en todo. Se resignó a aceptarlos y pensó que en casa se sentiría más segura, además creía que no se atreverían a violarla en su propia casa y frente a su hijo, ¿o sí?..

- ¡Perfecto, ..dice el Sr. Yojimoto que le encantaría acompañar a tan fina dama a su sacrosanto hogar ¡Ja ja ja..- y volvió aparecer esa sonrisa perversa.

El Japonés se despidió con esa clásica referencia de sus costumbres y salió rodeado de sus 3 guaruras bien portados y ese enorme hombre que fingía como su chofer. Fernando pagó la cuenta y salimos de ese lujoso lugar, las miradas y los susurros por parte de los meseros no se hicieron esperar, que seguramente se habían enterado de todo lo que había pasado en la mesa, ya que era más que evidente lo que había sucedido. Seguramente creían que mi Madre era de ese tipo de mujeres que utilizaban para entretener Empresarios y para cerrar tratos importantes a cambio de compañía y caricias, confundiendo literalmente a mi flamante Madre en una mujer de cobro y liberal teniendo en cuenta de todo lo que habían observado.

Mamá salió con su porte acostumbrado, espalda recta, pasos de pasarela, su vista el frente y sus movimientos elegantes de cadera, ella sabía que todos la miraban y seguramente pensaba en todo lo que los meseros cuchicheaban. Salió por la puerta sin perder su elegante estilo para caminar, pero sus mejillas cómo tomates le delataban la terrible vergüenza que estaba viviendo. Y más aún cuando Fernando sintiéndose ya dueño de mi Madre se acercó por detrás para sujetarla por la cadera y parte de una nalga para dirigirse al vehículo lujoso que antes había pertenecido a mi Padre, mientras que yo los seguía por detrás viendo y escuchando reír a todo el personal del restaurant al ver a mi Madre pasar cerca de ellos para dejarlos con la baba de fuera al ver cómo esas tremendas nalgas se alejaban de sus ojos.

- ¿Como la ven?, ¿a poco no está buenísima la vieja esa?..- escuche hablar a uno de los meseros mientras nosotros esperábamos que trajeran nuestro automóvil.

Y el otro le contestó con otra pregunta:

- ¿Quién tú?, ¿esa pelirroja que esta con el panzón ese?..

Y luego notando que era efectivamente ella a quién su amigo se refería añadió:

- ¡Cállate tú, que le estuve viendo ese par de tetotas toda la noche mientras les llevaba los platos, ..y me dieron ganas de apretujar mi cara entre ellas ¡je je je!..

- No, no, definitivamente yo preferiría ponerla sobre la mesa, ..acomodarla en cuatro patas como una perra, levantarle el vestido delante de todos y encajar mi nariz entre sus nalgotas para que mientras le huelo el culo por sobre sus pantaletitas con la lengua sienta toda su humedad ¡ja ja ja!..

Entonces uno más comentaba:

- Pues por cómo viene ella vestida, ¡No creo que le molestara en absoluto, ..¿Por dios ya viste que se le alcanza a ver la costura de las medias por los costados?.. Si esa no es una puta, entonces yo me mocho un güevo ¡je je je!..

Todos reían mientras la veían esperar con Fernando sujetado a su cadera y una nueva andanada de comentarios iniciaba cuando alguien decía:

- ¿Puta?, no creo, ..miren nada más, ¡Esta buenísima!! Vean cómo se le ven las nalgas con ese vestido..

- Si, me cae que no tiene madre la pinche vieja, ..además de que no es puta.- contestó animadamente el que había iniciado la plática.

- ¡Cómo no, ..si claramente veía cómo le metían mano delante de todos.- le contestó el otro.

- Si se ve que no le gusta sino que le re-encanta ¡je je je!..- añadió otro.

Entonces el otro aclaró:

- Por eso te digo, que no es puta sino que..- iba a terminar de decir la frase cuando el otro entendió hacía dónde quería llegar su compañero y uniéndosele, ambos en coro terminaron:

- ¡Es putísima!! ¡je je je.. ¡ja ja ja ja!..- rieron todos.

- ¡Hey, hey, oigan no sean así, ..ustedes siempre de marranos. La Señora está casada ..¿por qué piensan que todas las mujeres están siempre buscando guerra?

- ¿Casada? ¡Ja ja!.. casados mis güevos ya que siempre están juntos. Si hubieran escuchado lo que me dijo uno de los guaruras que traía el Japonés que estaba comiendo con ellos. Según él la habían obligado a chuparle la verga bajo la mesa mientras comían.

- ¿Enserio?, ..no me jodas, ¿pero que no se supone que ese panzón es su Marido?..

Al momento que ambos hacían aquellos morbosos comentarios sobre la reputación de mi Madre, se abría nuevamente la puerta del restaurant para dejar salir a otro de los meseros, que era sin duda el jefe de ellos, aquel que de manera sofocada había difundido el recado. Al instante cambiaron su postura y se pusieron todos cómo si en realidad estuvieran trabajando, mientras que yo a escasos metros de mi Madre y Fernando permanecía cómo una estatua cerca de las hojas de un masetero para seguir escuchando y pasando desapercibido ante la posibilidad de verme humillado si acaso alguno de ellos me reconocía cómo el pequeño hijo de esa Señora de la que ellos estaban hablando.

- ¿Que hay jóvenes?, ..¿de quién hablan?..- escuché al recién llegado preguntar.

- De quién va ser jefe, ..mire usted y juzgue ¡je je je!..

- ¡Ha Cabrón, ..ya había escuchado rumores en la cocina pero no podía creerlo.- contestó el jefe de ellos.

- Le digo que está como para cogérsela aquí mismo, ..nada más de levantarle la faldita y encajarle la riata hasta el fondo.- añadió morbosamente un mesero.

- ¡Es que no mames, ..¿ya vio jefe cómo se le ven las pinches nalgotas bajo ese vestido tan apretado?..- preguntó ansiosamente el otro mesero a su jefe.

- Si jefe, ni calzones ha de llevar la muy puta, ..y ese pinche mono se la ha pasado agasajándola y viéndole las tetas toda la noche. No cabe duda que el dinero lo es todo. Seguramente ahorita la lleva aún hotel para darle toda noche.

- ¡Sthhh!! ..hablen más bajito, que si su Marido los escucha. No creo que le guste oírlos hablar así de su Mujer.- los calló el que se suponía ser jefe.

- ¿Su Marido?.. Bueno pues no sé, ..pero yo supongo que si estas casado con una vieja así de buenota y la dejas andar vestida así cómo viene o que te acompañe así a entretener a tus clientes, ..¿no creo que se enoje porque hablan de ella?.. ¡je je je..

- ¡Si, no mames.. Yo creo que es una puta de esas de compañía, ..pero una con clase, carísima. Si lueguito se ve en la forma de caminar y de comer, ..son de esas putas que entrenan muy bien para este tipo de eventos. Seguramente venían a cerrar un contrato importante y la trajeron a ella para divertirse mientras trabajan.- agregó el otro quien no se encontraba tan desatinado después de ver todo lo ocurrido.

- Si yo creo que tienes razón, ..además, si fuera ese panzón su Marido no creo que la hubiera dejado salir así. ¡Ve nada más, ..sí que esta rebuenota la muy pendeja, ..mira que traerla para venir a restregarle las nalgas a los clientes mientras ellos trabajan. Chingado por qué no estudie, ..me encantaría trabajar en su Empresa ¡je je je!..- concluyó.

- Si, ¡je je.. Lo que daría yo por aunque sea 15 minutos a solas en la cocina con ella, ..imagínense esa boquita con la que comió encajada aquí,- dijo apuntando a su bulto.- Sintiendo lo que le voy a dar y después correrme sobre su linda carita, embarrándola por todos lados para después mandarla a recibir a todos esos millonarios con mi leche aún en su boca ¡ja ja ja!..

Todos suspiraban con los ojos brillosos y llenos de morbo, hasta que finalmente el jefe de ellos agolpó el último y más lacerante comentario de todos:

- Yo preferiría hacerla pasar al almacén con ese vestido de Japonesa y con ropa interior minúscula, ..ahí ponerla frente a mí mientras la veía levantar su falda para mostrármelas y después verla bajarse sus pantaletitas, negras. Ya cuando estas hubieran bajado por sus piernas y se encontraran enredadas alrededor de sus zapatos, le pediría que se saliera de ellas y me las acercara para olerlas aspirando su aroma de mujer cachonda lista para cogerla.- les soltó aún más pervertido jefe de meseros.

En este momento hice una pausa percatándome que extrañamente todos los pensamientos que estaba imaginando de mi Madre ese sujeto en su cochina y morbosa mente habían llegado a excitarme y aunque titubeé un poco al notarlo y parecerme sumamente morboso el poner todas aquellas sucias palabras de bocas de esos imaginarios sujetos no pude contenerme y empalmarme de inmediato para seguir escuchando:

- ¡Mhmm.. Imagínense sentir la húmeda de esa hembra. Tenerla ahí en la bodega mostrándome sus discretos encantos supuestamente reservados para esos asquerosos billetudos, ..mientras ellos hablan de negocios, yo con esa Mamita en un rinconcito dándome sus pantaletas. Entonces se las arrebato y tomándola también de la mano, la hago que me abra la bragueta y antes de arrodillarse frente a mí palo, colocar su prenda íntima alrededor de mi garrote para que comience a mamármelo.

- ¡Ufff!!, jefe ..que imaginación tiene, ya hizo que se me pusiera de piedra. Siga, siga, por favor siga.. ¡ja ja ja..

- ¡Pedrito, ¿qué estás haciendo ahí parado muchacho?.. Vámonos que se nos hace tardo carajo. Apurémonos que el Sr. Yojimoto ya se nos ha adelantado.

Fernando me sacaba de mis morbosos pensamientos al escuchar su llamado y al darme cuenta que nuestro vehículo ya había llegado y mi Madre ya me esperaba arriba con la cara sería y sonrojada al estar esperando mientras ese desgraciado le metía la mano y la mostraba ante todos cómo si fuera su mujer o cómo la puta y dama de compañía que todos pensaban de ella. Ya en el vehículo mi Madre alegaba con Fernando.

- ¡Estás loco Fernando, ..¿cómo se te ocurrió invitarlo a la casa? Ese tipo me da mucho miedo ..¡me mira muy extraño!!

- No te preocupes Mónica, ..sólo ocupamos que firme los papeles y es todo. Mira que Yojimoto tiene una de las mejores Empresas de Japón, ..si logramos capitalizarnos con él, nuestra Empresa se irá al cielo. Ya nos falta muy poco, ..lo hiciste muy bien en el restaurant, ¡Je je.. El Oriental quedó fascinado.- esto lo dijo dirigiendo una de sus cochinas manos a su muslo blanco.

- ¡No, Fernando, ..no lo volveré hacer. ..

- Por favor Mónica, no te hagas la modosita ahora, ..sólo sonríele y espera a que firme, es todo.

- ¡Por favor Fernando, no puedo hacer eso, ..no me obligues más.

Fernando se contenía ante tal rechazo de mi Madre, pero no quería gritarle ya que estaba yo en asiento de atrás escuchando. Sólo metió su mano a su bolsillo y encendió el plug eléctrico haciendo que Mamá tensara el cuerpo rápidamente.

- ¡Uhmm!! ..¡Noghh!

- ¿Qué te pasa Mónica, estás bien?..- le preguntaba en tono irónico al percatarse que mi Madre fruncía el rostro de dolor y sin poder quejarse por mi inoportuna presencia.

Ella volteó a verlo con los ojos bien abiertos y forzando la quijada, cómo pidiéndole piedad, cómo diciéndole que no lo hiciera ahora, delante de su niño. Pero el desgraciado panzón sabía que Mamá no se podía quejar delante de mí, a lo que ella sólo apretó sus dientes y sus manos para soportar la tortura.

- ¡NO!, e-estoy… bi.. bi en..

- Te veo algo mal, Mónica, ..será mejor que cancelemos todo.- le decía el desgraciado subiéndole otra velocidad al juguetito.

Cuando dijo eso, este desgraciado le subió más potencia al vibrador haciendo que mi Madre se doblara hacía delante y se mordiera los labios para soportarlo. Mamá se tensaba fuertemente, estaba sufriendo para no gritar. La sonrisa triunfadora de Fernando no la podía disimular, sabía que mi Madre terminaría por sucumbir ante sus mandatos.

- ¡OH DIOSSS!! ¡NO!, no lo canceles, ¡Ah, ah!, ah!.. Lo, lo haré ..lo haré. Se hará cómo tú digas.

- ¿Estás segura, Mónica?.. Porque te vez realmente mal.- se burlaba.

Fernando le subió hasta la máxima potencia haciendo que Mamá se revolcara por todo el asiento del vehículo como si estuviera sufriendo una fuerte descarga eléctrica. La pobre sentía como endemoniado aparato hacía estragos dentro de sus carnosas nalgas. Apretaba los muslos y crispaba los dedos de la mano para soportar tremendo castigo. No les miento que hasta miedo medio que ese miserable la hubiese llegado a lastimar.

- ¡ARRGGGHH!! ¡NO!, ¡no por favor!… ¡Ah, ah.. ya, ya estoy… ¡Ah, ah!, bien sólo es un… ¡Ah!, un pequeño… co.. cólico ¡ARRGGGHH!! ¡Yaa!!, ¡Yaaa!! ¡POR FAVOR!! ...¡Para, para, lo haré!!

Fernando le bajó las revoluciones al juguetito haciendo que Mamá se tranquilizara un poco, pero todo el camino se fue soportando cómo el juguete se movía dentro de sus entrañas produciéndole hasta un intenso placer, si se le podía decir. Ella volteaba a verlo pidiéndole piedad por su ano pero este haciéndose el disimulado le volvía a preguntar:

- ¿Estás segura que quieres que Yojimoto vaya a tu casa, Mónica?..

- ¡SI!! ¡Que vaya! ¡Ah, ah!, lo voy… lo voy a tender cómo se debe ¡Ah, ah! ¡Aaaahhhh!!

Mamá cambio su rostro de placer a preocupación, sabía que si al Japonés se le antojaba volverla a forzar seguro que Fernando la obligaría hacerlo. Todo el camino se fue muy pensativa mirando las luces de la calle, ella se dio cuenta de que sería nuevamente chantajeada ahora para salvar la Empresa que con mi Padre vieron triunfar. Su vida estaba siendo derrumbada por una sola equivocación, no entendía cómo de la noche a la mañana toda su vida hubiera dado un cambio tan repentino. Mi Madre quien había tenido un matrimonio perfecto, una vida casi soñada, ¿cómo había permitido que todo llegara hasta estos extremos?.. Con la vista ida en las luces de la calle iba reviviendo ese maldito momento en que por no leer ese maldito papel cómo se debía, había puesto su vida y la vida de su pequeño hijo en las manos de este miserable. ¿A dónde iba a llegar su vida ahora?.. ¿qué pasaría con ella y su hijo de ahora en adelante?.. ¿terminaría siendo la puta de ese cerdo para lo que le quedara de vida?.. ¿qué pasaría con su hijo cuando este cumpliera 18 años?.. ¿Fernando se apartaría para que su hijo lo manejara todo?.. Todas esas interrogantes le cruzaban en la mente en esos momentos, el camino se le estaba haciendo corto para enfrentarse de nuevo ante ese extraño Oriental.

Yo por mi parte, y desde la parte trasera, me fui revisando las imágenes en mi cámara portátil, tenía la morbosa tentación de revivir lo que mi Madre había estaba haciendo bajo la mesa cuando todos nosotros estábamos comiendo. Puse en marcha el video mientras se mantenía un breve silencio en el vehículo. En el video había una reproducción de máximo de 20 minutos, tiempo suficiente para llegar a la casa y prepararme para llegar a observar todo lo que esos desgraciados tenían planeado en sus retorcidas mentes.

El video muestra claramente a mi Mamá de rodillas bajó la mesa. Bajo el mantel, el Oriental ya tenía su pequeño pene de fuera puesto que se lo había estado tocando desde un tiempo atrás. Mamá se acercó, sacó la lengua y se relamió indecorosamente los labios, mojando con abundante saliva sus labios perfectos. Quedó por unos segundos inmóvil sin saber si seguir o no, estaba en una situación muy peligrosa, en la cual le impedía saber lo que sucedía en su exterior. Ella sabía que con cualquier ruido o chasquido de sus labios yo podría notarlo y asomarme bajo la mesa. Eso la tenía bastante nerviosa, tenía pánico de que yo levantara el mantel y descubriera a mi Mamy ahí, hincada sobre el suelo entre las piernas de ese extraño hombre.

Su impasividad y espera al parecer inquietó a su chantajista que de inmediato metió la mano bajo la mesa y la tomó de la melena para dirigirla a su pene. Mamá sabía lo que tenía que hacer y que debía de hacerlo rápido, ya que si tardaba demasiado quizás yo podría comenzaría a preocuparme y empezar a preguntar por ella, así las cosas se le pondrían hasta peligrosas. Para ella sería un dolor tan grande que yo me diera cuenta de lo que estaban obligada hacer por esos malditos. Seguramente mi Madre creyó que si lo hacía rápido tal vez lograría hacerlo terminar antes de que yo pudiera notar su ausencia, pero Yojimoto no tenía prisa, es más, que yo estuviera frente a él le causaba morbo indescriptible.

En esos instantes el Oriental disfrutó de la deliciosa sensación de los aterciopelados labios de Mamá, rodeando su insignificante rabo delante de mí, esa boquita entreabierta y prometedora de los más excelsos placeres felatorios que mostraba sin tapujos esa hermosa pelirroja con su preciosa lengua, con esa fina y blanca hilera de dientes perfectos. El Sr Yojimoto se acomodó en la silla y se sacó la verga del todo, Mamá podía ver frente a ella la pequeña verga del Oriental, con un par de pequeños testículos colgando, hinchados y tensos, listos y dispuestos para descargar.

Desde dónde estaba situada la cámara podía ver cómo mi Madre tomaba la cosa del Sr. Yojimoto con dos dedos de su mano y se la metía en la boca para satisfacerle. Los labios de Mamá se cerraron sobre el delgado tronco de la verga del Oriental. Un segundo más tarde, Mamá estaba chupando a fondo. Mamá cada vez estaba más nerviosa, lo hacía más rápido. Primero, ensalivó a conciencia el tronco del empresario nipón, luego se la sacó de la boca y la empezó a lamer, deslizando su tibia lengua suavemente por toda la rugosa superficie del palo. Pero no paró ahí la cosa, no, Mama siguió lamiendo, hasta alcanzar con su lengua los pequeños huevos de nuestro invitado. Se los lamió por completo, no dejó ni un milímetro sin lamer. Y no contenta con eso, se los metió en la boca uno tras otro y los chupó con violencia, degustando su sabor cómo si en realidad estuviera disfrutando la mamada.

Una vez que hubo terminado a su gusto con los testículos de nuestro anfitrión, deslizó la lengua hacia arriba, en sentido inverso a cómo lo había hecho antes y empezó a lamer el glande de Yojimoto poniendo especial énfasis en la delicada punta de su verga. Mamá puso la lengua de perfil y la deslizó con sumo cuidado por el delicado valle que coronaba la punta del palo y cogiendo la verga con una mano, empezó a masajearla cómo si le estuviera haciendo una delicada paja. De vez en cuando Mamá volteaba a sus alrededores para vigilar si nadie la observaba, para mi suerte jamás pudo ver lo que yo ocultaba entre mis piernas y que precisamente en esos momentos la estaban grabando.

Ella le estrujaba la verga con ambas manos, (bueno lo que alcanzaba a rodear) haciéndole un magnífico trabajito manual, después de unos segundos se cansó de jugar y soltó la verga de su agresor. Unos segundos después, abrió la boca y la volvió a engullir de nuevo. Mamá chupaba y chupaba, aplicando todo su amplio saber cómo chupavergas, mientras lo hacía poderosamente, succionando con violencia la verga de nuestro próximo socio empresarial, aplastándola contra su cavidad bucal, hiriéndola con los dientes, envolviéndola con la lengua, empapándola en saliva…

En eso, ocurrió algo con lo que yo no contaba y que no pude darme cuenta en el momento, Fernando acercó su pie buscando la entrepierna de mi Madre con la punta de su zapato, aunque no le resultó difícil. Mamá alternaba entre su posición de rodillas y las cuclillas para aliviar un poco el cansancio de la incómoda posición con la que trabajaba allá abajo. Pero el desgraciado no se iba a rendir tan fácil, así que cuando ella estaba en cuclillas aprovechó para dirigir el pie entre sus piernas impidiéndole que ella las cerrara, con lo que la punta de sus zapatos enseguida contactó con sus partes más sensibles. Mamá gimió ostentosamente nada más al sentir el roce de los ásperos zapatos en su delicada vagina. (creo que ahora no le daba ninguna gracia el haberle obsequiado sus delicadas pantaletas al oriental en turno) Pensé que se quejaba al sentir la ruda caricia de los cordones de los zapatos, pero al ver que Fernando retiraba un poco su pierna de tan sensible zona, ella con su cuerpo lo presionaba. Volvió a gemir pero era evidente de que sus gemidos expresaban placer y no dolor. Su rostro se contraía tratando de dominar las oleadas de placer que manaban de su entrepierna.

Mamá estaba de rodillas bajo la mesa con la pata de Fernando hurgándole el chocho y chupándole la verga a nuestro extraño anfitrión. La cámara captaba el leve pero grotesco sonido que producía la boca de Mamá al succionar la verga del empresario nipón, algo que no pude notar en el exterior por las fuertes pláticas de Fernando.

No sé cómo pero ella por sí sola, comenzó un suave movimiento de vaivén sobre el empeine del pie de Fernando, a pesar del complicado equilibrio que debía mantener en ese pequeño estrecho. Verla moverse sobre el pie de su agresor era un auténtico misterio, pero lo mejor de todo es que ella lo estaba disfrutando. No tardaron en volver sus tibios jadeos y gemidos, esta vez plenamente audibles para la cámara pues ya no estaba embozada por la verga del Japonés. No cabía ninguna duda del placer que experimentaba mi Madre pues la punta del zapato de Fernando comenzó a verse lustrada por los jugos que emanaban de la ardiente vagina que los cepillaba. De pronto observé cómo Fernando se despojaba de su zapato y empezaba a hurgar en la entrepierna de mi Madre con sus dedos. ¡Los dos desgraciados estaban abusando de mi Madre bajo mis narices.. uno impaciente, sosteniéndola de sus rojizos cabellos la empujaba salvajemente contra su verga y el otro asqueroso le hurgaba el chocho con la punta de su dedo gordo, eso era increíble.

No debía ser la primera vez que Fernando le hurgaba el chocho con su pie mientras mi Madre le estaba haciendo una mamada. Mamá trataba de olvidarse de ese dedo y trataba de poner todo su énfasis en la verga que tenía al frente. Al parecer Fernando ya le había hecho esto antes, lo debía hacer para avergonzarla, para humillarla pero por lo que veía a Mama ya parecía no importarle ya que ella misma movía levemente las caderas para encontrar ese dedo que ya era introducido en su ya mojada vagina.

De pronto el Sr. Yojimoto perdió la compostura y con unos fuertes espasmos que se reflejaban en sus piernas, empezó a correrse dentro de la boca de mi Madre. Ella tragaba semen en abundancia. La verga del nipón estaba fuera de control, bombeaba más y más semen dentro de la boca de mi Madre y abundantes regueros de esperma se escapaban de los labios de Mamá y empezaban su recorrido de la barbilla hacía abajo. Mamá tragó todo lo que pudo y cuando ya no pudo más, abrió la boca y dejó escapar la verga, el endurecido miembro, cómo un depredador capturado que de pronto se vio en libertad, empezó a danzar de un lado y a otro, lanzando chorros y más chorros de esperma que se estrellaban contra la frente, contra los ojos, contra las mejillas y la nariz de mi pobre e indefensa Madre bajo la mesa.

El semen resbalaba en múltiples regueros que se deslizaban cómo riachuelos viscosos por toda su cara, Mamá no podía hacer nada por evitarlo, dejaba que la leche escurriera sobre su rostro hasta dejarla caer sobre al piso cuidándose eso sí de que no le cayeran en el vestido, ya que por el color oscuro de su vestido hubiera sido una tragedia. Mamá esperó unos minutos llena de semen, humillada y mancillada cómo una puta chupavergas cualquiera. En eso el Oriental cuidando de que yo no lo viera porque así fue, metió la mano debajo de la mesa para que con señas le ordenara que se lo limpiara. Mamá dudo unos instantes, pero sabía que si no lo hacía no la iban a dejar salir de tal situación tan bochornosa. Sacó la lengua y empezó a limpiar con diligencia la verga de su extraño invitado, hasta dejarla limpia y reluciente. Luego ella, la cogió con una mano, se la metió dentro de los pantalones y le subió la cremallera. Por fin, en eso se escuchó la voz del Intérprete que ustedes ya recuerdan:

- “El Sr. Yojimoto dice que la Señora Tapia ya ha tardado demasiado en el baño, ..que sería mejor ir a buscarla.”

En eso se vio cómo se movió la cámara y enseguida fui por la falsa búsqueda de mi afligida Progenitora. De pronto el vehículo se detuvo, cuando levanté el rostro me di cuenta de que ya estábamos llegando a nuestro privado y la negra limusina del que parecía ser el Oriental nos seguía muy de cerca. Cuando Fernando estacionó el vehículo le dio las últimas recomendaciones a mi Madre, que para ella sonaban más que innegables mandatos.

- Escucha bien Mónica, ..ahora quiero que salgas y trates al Japonés de la mejor manera. No quiero estar batallando contigo, ..haremos todo rápido y así todos quedaremos contentos, ..¿has entendido?

- Si, Fernando, ..pero es que ...- y se quedó pensativa volteando a verse las manos.

- ¿Has entendido?..- y enseguida Fernando volvió a subirle una velocidad al embonador.

- ¡Si, si ya, ya entendí, ..lo, lo trataré bien ¡Ouchh!!

Cuando nos bajamos del vehículo enseguida llegó la lujosa limusina de Yojimoto rodeada de varios vehículos, a este desgraciado lo cuidaban cómo si fuera un Presidente. 3 vehículos más lo venían siguiendo. Cuando me acerqué un poco a la espalda de Mamá claramente podía escuchar el sonidito del motor de su consolador que estaba trabajando en el interior de sus intestinos ¡BIZZZ!! ¡BIZZZ!! ¡BIZZZ!! ¡Era increíble!, no sé cómo mi Madre guardaba la compostura con esa cosa moviéndosele bien adentro.

Entramos a nuestra casa y enseguida Fernando le ofreció unos tragos al Japonés. Me dio tanto coraje porque sacó las botellas que mi Padre tenía guardadas y que sólo él tocaba cuando había un momento especial o algo para celebrar. El Japonés se sentó en el sillón favorito de Papá, parecía que este Yojimoto le gustaba todo lo mismo que mi Padre, ya que tenía sus mismos gustos (incluyendo a mi Madre). Ella se quedó de pie inmóvil con la cara ruborizada todavía sintiendo cómo su culo estaba siendo maltratado, sin saber qué hacer. Fernando le dijo que si porque no ponía algo de música para tener algo de fondo para hacer más amena la charla, luego volteó a verme diciendo que si no tenía otra cosa que hacer, yo rápidamente entendí su indirecta y le dije a Mamá que me iría a mi cuarto, que ya era muy tarde.

- Está bien mi amor, ..ve a tu cuarto y cierra la puerta. Nosotros tardaremos un ratito más.- me dijo con su carita triste, ella sabía perfectamente que yo era lo único que los detenía un poco.

Me dirigí hacía las escaleras dejando a mi Madre a mis espaldas completamente sola con esos desgraciados sin escrúpulos. Cuando iba ya hacía las escaleras Fernando me detuvo y se acercó a mi buscando algo en su bolsillo.

- Pedrito, ven acá, ..mira, este Señor es muy importante para la Empresa de tu Padre. Necesito que te portes muy bien y no bajes de tu cuarto para nada, ¿ok? ..por nada del mundo bajes, ya que el Señor es muy delicado y no le gustan los niños. Toma esto, ..va a ser tu recompensa si haces lo que te digo.

El muy desgraciado me daba un billete de 100 dlls para dejarlos cogerse a plenitud a mi Madre. Yo miraba el billete cómo me lo ondulaba el desgraciado con la mano cómo para convencerme, me dieron unas enormes ganas de escupirle en la cara y sacarlos a patadas de la casa pero sabía muy bien que no podía hacerlo, era un chiquillo de 12 años y que podía hacerles. Con todo el dolor de mi corazón estiré la mano y recibí el pago por los servicios de mi Madre, ¡Estaba vendiendo a mi Madre por dinero! De todas formas no podía hacer nada, así que tome el billete y me preparé para el espectáculo que iba a observar desde mis cámaras. Subí de prisa a mi habitación y prendí el monitor con la cámara de la sala, en ella se miraba cómo llegaba Fernando y comentaba:

- ¡Ya me deshice del escuincle, ..ya no dará problemas ¡Je je je.. Prosigamos con lo que venimos a hacer.

Fernando sacó el control remoto de su bolsillo y lo dejó sobre mesa exponiéndolo ante todos y aún encendido. Mi Madre seguía siendo castigada analmente por resistirse. Yojimoto riéndose le pidió a su guarura que se lo pasara, quería seguir torturando a la dueña de la casa y de la Compañía con la que estaba a punto de asociarse. Cuando lo tomó con sus manos sin pensarlo le subió hasta el último nivel haciendo que mi Madre cayera sobre sus rodillas por el tremendo placer que le provocaba.

- ¡Ohh no, piedad, ..¡ya por favoggghhh!!- les suplicaba ella de rodillas y con el mentón pegado a sus pechos.

Fernando quiso seguir hablando de negocios poniendo los papeles delante de él, pero el Japonés quería otra cosa, quería seguir torturando a la nueva Socia que había conseguido. Se acercó a uno de sus guaruras y le dijo no sé qué cosas al oído, enseguida se levantó su guarda espaldas y salió deprisa de la casa dejándome algo intrigado. Todo esto no auguraba nada bien y no sé qué tramaba ese nipón tan pervertido. El Sr Yojimoto disfrutaba viendo cómo su futura socia se retorcía en el suelo suplicándole que lo apagara. De pronto, entró su guarura con una caja negra bastante pesada, la puso en medio de la sala dejando a todos en suspenso.

Mi Madre no se daba cuenta de lo que sucedía, estaba bastante entretenida disfrutando del tremendo placer y a la vez dolor que estaba sintiendo en los intestinos. El traductor de Yojimoto abrió la caja sacando por órdenes del Japonés un traje completo de lycra con rayas negras. Yojimoto apagó el vibrador cortándole de golpe el inminente orgasmo que casi lograba terminar Mamá. Ella con su cara totalmente desencajada volteó a verlos a todos, se dio cuenta que era la atención de todas las miradas. Cuando pudo tranquilizarse un poco observó con horror lo que cargada el traductor. 

- El Sr. Yojimoto le pide de favor que si puede colocarse esto ..

- ¡Que.. p-pero que, ¿qué es esto?..

- Mónica, ..el Sr. Yojimoto quiere que te lo pongas. ..- le recalcó Fernando mirándola seriamente a los ojos, obligándola sin más, como si fuera su dueño, es más como si fuera su proxeneta y ella su puta.

Mamá sabía que si no lo hacía seguramente la castigarían con otra cosa peor, además por el miedo y para que se largar lo más rápido posible de nuestra casa se decidió hacerlo, quizás con solo con eso la dejarían en paz y no intentarían algo peor. Con el rostro humillado estiró su brazo para recibir la prenda, después se iba a dirigir a su baño para cambiarse, pero Fernando se lo negó rotundamente, le indicó que usara el de la misma planta. Mientras que éstos tomaban y llenaban sus copas nuevamente con el fino licor de su Esposo.


No sé cuánto fue que tardó, pero fueron varios minutos en el baño en los que Mamá no se animaba a salir, que imaginando las perversiones de los Nipones seguramente no sería algo bueno ese atuendo. Lo que hizo que el Japonés se impacientara, a lo que rápidamente se lo mencionó a Fernando atraves del traductor. A lo que este desgraciado a su vez y para no incomodar a su futuro socio le tocó la puerta a Mamá apresurándola para que saliera. Cuando ella se dignó a salir lo hizo con el rostro hacía abajo, derrotado, volteando solo al piso, ¡Y como no, si la vestimenta era de lo más humillante para una mujer de su alta clase. La vestimenta era una mísera lycra blanca con rayas negras que le cubría todo el cuerpo, además que se le pegaba cómo la piel. En la parte de arriba sólo se sujetaba con dos cordoncitos e iba desde sus pechos hasta sus pies, como si fuera un traje de buzo, solo que de lycra y extremadamente delgado. Realmente Mamá se miraba impresionantemente insinuante, se le veía claramente cada musculo de su cuerpo. Sus pechos se le miraban enormes pues era obvio que ese tipo de atuendos eran para no llevar absolutamente nada. Sus caderas dibujaban una perfecta anatomía cómo la forma de un violín, sus piernas y su tremendo trasero, que con esa fija tela y tan ajustada este se miraban impresionante.

Por obvias razones Mamá se quería morir de la vergüenza, no se quería ni mover y mucho menos salir al pasillo para mostrárseles a todos. Fernando tuvo que tomarla del brazo para sacarla de ahí y ponerla en medio de su propia sala para que todos pudieran verla. Al caminar, mi Madre llevaba sus manos ocultando su entrepierna pero al ver que no las quitaba, Fernando con brusquedad se las tomó y se las colocó atrás mostrándoles a todos por qué Mamá se sentía tan ruborizada.

¡Casi me caigo de mi cama al ver el motivo. Lo que pasaba era que este disfraz de “cebra”, porque eso parecía, tenía un agujero en la entrepierna mostrando claramente su entrepierna, completamente rasurado si no fuera por la delgada rayita de pelos rojizos que el mismo Fernando le había obligado a dejar esta mañana. Todos los hombres de la sala se quedaron inmóviles ante aquel escultural cuerpo que se encontraba en el medio. Yojimoto tragó saliva y le dijo algo a su intérprete que rápidamente se dirigió a Mamá:

- El Sr. Yojimoto dice que si se puede dar una vueltecita, ..para mostrarnos a todos su hermosa figura, Señora.

Mamá volteó a ver a Fernando, esperando que este la salvara pero lo único que hizo fue mover la cabeza apoyando al Japonés para que continuara. Ella se encontraba tan humillada, en la sala había 7 hombres que la devoraban con la mirada y ella vestida de esa forma. Con mucha vergüenza lentamente empezó a girar su cuerpo, mostrándoles a estos esos desgraciados todos los ángulos de su exuberante cuerpo. Cuando le dio la espalda completamente, el Japonés volvió a comentarle algo a su intérprete.

- Señora, ..el Sr. Yojimoto le pide de favor que si le puede enseñar su juguetito ..

- ¡Noo, no por favor, ..¡eso no, esto ha sido demasiado! ¡Por favor, Fernando, ..diles que nooo!!, Snif!- les suplicó.

Mamá sabía a qué se refería el Japonés con eso de entregarle su juguetito. ¡Era el plug!! Ella trató de sacarle un poco de misericordia a Fernando pero este sólo enmudeció, es más fungió el rostro haciendo que Mamá se resignara a la entrega y ser más humillada.

- Mónica.- dijo con autoridad.- ven aquí.

Mamá se acercó nerviosa hasta situarse cerca de Fernando. Este seguía mirándole fijamente.

- El Sr Yojimoto ha venido desde tan lejos a cerrar este contrato tan importante.- dijo.- y tú te dirigirás a él con respeto y harás todo lo que te sugiera. ¿Está claro? ..

- ¡P-pero es que Fernando, ..tú sabes por dios, lo que me pide.- respondió ella, sumisa.

- Muy bien.- dijo el desgraciado.- Ahora vas a mostrarle al Sr Yojimoto lo traes.. ¿Llevas tu juguetito?..

- Sí, p-pero es que...- respondió Mamá sonrojándose.- tú ya lo sabes.

- Enséñaselo al Sr Yojimoto.- ordenó el muy canalla.

- ¿Aquí?..- preguntó ella nerviosa.- ¡Fernando como me pides eso, sabes bien donde lo traigo.

- Ese no es mi problema.- respondió el desgraciado con autoridad.- ¡Obedece carajo!

- P-pero.. hay gente..

- ¡Obedece, Mónica!

Mamá miró de reojo a su espalda. Además de los dos guarda espaldas, ahora también se encontraba el tipo negro de 2 mts que fungía de chofer. Nerviosa, se frotaba las manos para calmar el pánico que la abordaba. Comenzó a girarse para mostrarle el trasero lentamente al Yojimoto.

- Despacio Mónica, deja el Sr Yojimoto se deleite de tu cuerpo, ..y con las piernas ligeramente abiertas.- ordenó Fernando.

Mamá comenzó a escuchar susurros por parte de los guaruras de Yojimoto a su espalda, cuando su cuerpo iba girando lentamente, pudiéndose deleitar de glúteos y cuchicheos mientras se volteaba exhibiéndoles el frente. Mi pobre Mamy se ponía cada vez más roja cuando iba observando más ojos a su alrededor a la vez que se giraba.

- ¡Vaya culo tan rico.- dijo una voz tras ella.

- ¡Mira..- dijo otro.- tiene el conejo depilado solo con una rayita.

- ¡Si es pelirroja..

Mamá no podía estar más colorada. Estaban viéndole todo unos completos desconocidos.. pero al mismo tiempo podía sentir todo su ser temblando de excitación. ¡Cómo podía pasarle tal cosa! Aquella situación tan embarazosa estaba consiguiendo poner su vagina en ebullición. Durante todo ese tiempo, su entrepierna y buena parte de su pomposo trasero estuvieron expuestos ante los ojos de esos desgraciados. Uno de ellos incluso tuvo tiempo de sacar un par de fotos con su móvil.

- ¡Mira que bien ha salido ésta.- le anunció al otro.- se le ve toda su cosita abierta y rosadita.

Mamá se giró avergonzada hacía la mesa, le estaba enseñando sus nalgas totalmente desnudas al Japonés y a su interprete en medio de la sala, mientras por el frente exponía su intimidad a los guarda espaldas. Lo malo para Mamá fue que por su pomposo trasero, el plug quedaba totalmente encubierto por esas dos montañas de carne. Fernando se impacientó porque Mamá ya llevaba segundos sin moverse ni sabía cómo reaccionar. El desgraciado cerdo se acercó a mi Madre intimándola más, y con sus manos gordas y ásperas agarró los cachetes de su trasero y empezó abrirlos, mostrándoles a todos lo que llevaba guardado en sus entrañas. El intérprete y el analista no sabían nada de eso, se quedaron estupefactos ante tal espectáculo, nunca se imaginaban ver a esa impresionante pelirroja tan elegante, traer un consolador enterrado en la cola y todavía funcionando, cimbrando rápidamente, dilatando ya su maltrecho agujero.


Yojimoto volvió a dirigirse a su intérprete, pero ahora para decirle a este que le sacara el juguete de su trasero y lo mostrara ante todos, haciendo que mi Madre se volteara rápidamente oponiendo resistencia.

- ¡No por favor, ..¡No haga eso no..

- El Sr. Yojimoto pide que le saque el juguetito, ..que lo quiere cómo recuerdo de América.- dijo sonriendo el intérprete.

- ¡Mónica, ..deja que el Señor se lleve el juguete ..- volvió a ordenarle Fernando, mirándola fríamente a los ojos.

- ¡Por favor, Fernando, para esto ..ya me has humillado demasiado. No lo dejes hacerlo.

- ¡Mónica!!, ..deja que el Señor se lleve su recuerdito ..- le volvió a repetir pero ahora más enfurecido.

Mamá comprendió que no había escapatoria, sabía que de alguna forma la obligarían, quizás hasta la castigarían y que de todas formas lograrían su cometido. Así que resignada se volvió a dar vuelta esperando que el pervertido interprete lo sacara cómo habían quedado. De alguna forma, Yojimoto estaba disfrutando por la sumisión que estaban haciendo con mi Madre, así que apresuró a su empleado que lentamente se colocó unos guantes de látex y se acercó a mi Madre que se moría de la humillación.

El intérprete cómo si fuera un médico para auscultarla, inclinó a mi Madre hacía delante haciendo que sacara un poquito más la cola, para después tomar con dos dedos el filo del juguetito y empezar a tirar de él para sacarlo. Mamá sentía los jalones que le daba al vibrador, haciendo que su esfínter se estirara al máximo, apretándolo cómo si no quisiera que saliera de su culito.

Para su desafortunio, el malicioso Interprete le daba vueltas al buttplug provocándole más placeres a mi Madre, que con sus mejillas cómo brazas se mantenía en la misma postura exponiendo ante todos su culito abierto y sus cachetes blancos, que se mantenía oponiendo resistencia ante los jalones del Traductor. Lentamente y ante la tenacidad que mantenía ese hombre, poco a poco fue sacándolo hasta que el ano de mi Madre quedó libre, “¡Ploff..” Se escuchó en la sala mientras el intérprete se quedaba con el plug en sus dedos, y todavía encendido se los mostraba a todos los hombres de la sala cómo si fuera un tesoro o algún objeto mítico. Enseguida y por nuevas órdenes de Oriental, le pidió a Mamá que volviera a enseñarles el culo, para que vieran todos cómo le había quedado el trasero. Mamá se encontraba ya muy humillada para retractarse, así que nuevamente abrió su par de cachetes mostrando su culo semiabierto con su aro extremadamente dilatado.

- ¡OOOOOOhhh!!!- fue la exclamación de todos en la sala al ver la terrible dilatación que mostraba mi Madre en su salida rectal. 

El desgraciado Intérprete cumplida su orden, le dio el consolador al Japonés que sin importarle la baba y las secreciones que mostraba el juguete lo tomó con las manos y empezó a observarlo ante el breve silencio de todos. Durante un rato Yojimoto veía el improvisado aparato, cuando nuevamente le comento a su empleado otras cosas. El Interprete se dirigió nuevamente hacía la caja negra que había traído y sacando una especie de cola de caballo se la dio a Mamá. Ella se quedó observando inquieta esa especie de cola larga, hasta que vio que de un extremo había otro embonador de color rojo.

- ¡NO!!, Por favor ...¡OTRO NOOO!!

- Señora, ..el Sr. Yojimoto dice que le cambiara su juguetito por este ..

Aunque por orgullo Mamá se negaba rotundamente, sabía que no había discusión, sabía que la obligarían a cómo fuera, sabía que estos desgraciados se aprovecharían de ella y la usarían cómo un simple objeto de sus más oscuras perversiones. Mamá en repetidas ocasiones volteaba hacía las escaleras con la esperanza de no encontrarme, tenía miedo de que yo en cualquier momento pudiera bajar y encontrarla de esa manera vestida, frente a todos esos hombres extraños.

Con los ojos vidriosos en llanto y volteando a ver a todos, completamente sumisa agarró el tapón y nuevamente haciendo una pequeña mueca con el rostro se lo volvió a introducir en su trasero. La imagen que tenía de mi Madre introduciéndose esa cosa delante de todos esos hombres era impresionantemente morbosa, estos desgraciados estaban haciendo bien su trabajo para humillarla. Ella, una hermosa mujer blanca, Madre de un hijo encajándose un consolador en el culo delante de 7 hombres, era demasiado morboso para mi pobre corazón. El embonador que en la parte lisa mostraba un manojo de cabellos largos y negros, simulaba una larga cola cómo si fuera un caballo o algo así, ahora entendí el porqué del disfraz de cebra, este mendigo pervertido quería convertir a mi Madre en una potra salvaje o algo similar. 


Así estaba ella, entre sus cavitaciones y tratando de asimilar toda esa fuerte humillación a la que estaba siendo expuesta delante de tantos extraños, cuando el Intérprete la sacó de sus pensamientos para darle otro mandato:

- El Sr. Yojimoto le pide que mueva su nueva cola, Señora ..- ordenó.

Mamá obedeció. Volteó a verlos con los ojos lloros de tan vil humillación y totalmente ruborizada tuvo la vejación de mover sus caderas para que la dichosa cola se moviera cómo si fuera una parte más de su cuerpo. La verdad que se miraba algo graciosa vestida completamente en rayas con una cola de caballo incrustada terriblemente en su trasero. El Intérprete le dijo a Mamá que el Japonés quería verla a cuatro patas, que gateara por toda la sala mientras ellos discutían los términos del Contrato. Mi Madre con su reputación pisoteada se puso de rodillas y gateaba alrededor de la mesa mientras que éstos desgraciados discutían loa términos de su asociación. En ocasiones al pasar por un lado de Yojimoto, este le tomaba del “tailplug” jalándola hacía él haciendo que mi Madre se doliera fuertemente del trasero. En otras ocasiones Fernando le daba un manotazo sobre sus rosados par de nalgas poniéndoselas coloradísimas. Así estuvo entreteniéndolos mi linda Mamy mientras ellos discutían de sus cosas.

De pronto el Japonés volvió a darle órdenes a su empleado, que este sin rechazarle nada rápidamente sacaba una especie de maquina con un asiento de jinete encima. Mi Madre volvió a tartamudear.

- ¡Oh por dios!! ..¿q-que es eso? ..

El tipo conectó el aparato y este empezó a vibrar una especie de dildo muy pequeño que tenía sobre el asiento. Voltearon a ver a Mamá que está sin decirle nada sabía perfectamente que es lo que pretendían esos malditos. Una vez más y derrotada psicológicamente, con sus mejillas ruborizadas se fue subiendo sobre ese extraño aparato acomodándose sobre el pequeño pene que contenía en el asiento. Que desgraciadamente para ella y como les había mencionado, el disfraz extraño de Mamá contenía una abertura muy grande que iba desde la vagina hasta sus nalgas dejándola totalmente expuesta.

- Que linda te vez Móniquita, ..necesito uno de esos ¡Je je je..- reía el muy maldito traidor.

Mamá separó las piernas hasta que la abertura de su ajustado traje ese abrió de la entrepierna dejando su vagina a la vista y su culo apoyado sobre el asiento de cuero. 

- ¡Aahh!! ..¡No por dios!!, ¿q-que es esto? ..

El aparato rosaba ligeramente su vagina con el pequeño pene provocándole la máxima excitación posible. Mamá trató de levantarse pero inmediatamente uno de los guaruras de Yojimoto la volvió a sentar bruscamente. El guarda espaldas se mantuvo sosteniéndola de los hombros para que ella no se moviera ni tratara de levantarse. Ellos prosiguieron en sus negociaciones mientras que mi Madre empezaba a retorcerse de tanto placer.

- ¡AAAHH!!, ¡Aahh!! ¡Oh por dios, nooo!! ..¡Por favor, quítenme de aquí!!, ¡Esto me va a matarrr!! ¡AAHHH!!, ¡AAAY!! ¡Me vengo ¡AAAAhhh!!.- exclamó Mamá con los ojos en blanco.

- ¡Mónica por favor, ..no grites, estamos tratando de negociar. Guarda silencio, por favor..- decía el desgraciado Fernando mofándose de su tormento.

Pero mi Madre no podía dejar de gemir, el tremendo placer la estaba matando y sin ningún pudor se vino en un orgasmo estremecedor delante de todos. El rostro de Mamá revelaba una expresión vidriosa, un gesto de auténtico gozo, de infinita dicha; una mirada de pura felicidad. Estaba en éxtasis, disfrutando locamente de cada momento de placer, de cada movimiento frenético de aquel increíblemente erecto dildo que mostraba el asiento. El pequeño aparato la penetraba a unas revoluciones alocadas, mi Madre hincada a horcajadas sobre ese asiento estallaba en un orgasmo prolongado, agitando todo el cuerpo por el éxtasis y temblando de gusto. Con las convulsiones que su cuerpo hacía logró zafarse de las manos del guarura y se dejó caer al costado de la máquina, cuando cayó, su vagina soltaba tremendos chorros de fluidos vaginales que llegaron a manchar los papeles del contrato. De prisa todos se levantaron y se echaron a reír.

- ¡Que bárbara, Mónica, ..no te puedes aguantar. Uno aquí trabajando y tu chorreando cómo una vulgar piruja ¡Je je je..- le expuso Fernando en una fuerte carcajada que se la contagió a los demás haciendo que todos en la sala se empezaran a reír de ella.

- El Sr. Yojimoto dice que fue espectacular eso, ..que si lo desea la dama, quizás le pueda dar el mismo placer que le dio en el restaurant a uno de sus empleados.

Mamá sabía a qué se refería el Intérprete, de la manera más cordial le estaban pidiendo que le chupara la verga a uno de sus guarda espaldas. Ella volteó a ver a los 3 tipos que se mantenían parados a cada esquina de la sala. Los sujetos la observaban con ocio, con deseo animal, algunos de ellos ya empezaban a sobarse su dibujado empalme sobre sus pantalones.

- Escoge el que te guste Mónica, ..pero por favor, ya déjanos negociar ¡Je je je..- le decía Fernando en tono sarcástico mientras volvían a dirigirse a los papeles que ponían nuevamente sobre la mesa.

El desgraciado no dejaba de humillarla en todo momento. Mamá volteó a verlos a los 3, eran tipos sin escrúpulos, deseosos ya de plantar sus cochinas manos sobre su hermoso cuerpo. Un tipo, el que parecía ser el jefe de ellos con una sonrisa de anuncio de pasta dental, dio unos pasos al frente y se postró dónde ella estaba arrodillada.

Sintió como era jalada por el suelo cuando él se le acercó y con su habitual semblante serio se dirigió con decisión hacia mi Madre. Con una de sus manos le alzó la barbilla obligándola a mirarle a los ojos. Mamá, como yo, debió notar en los ojos de ese hombre el deseo de éste de poseerla al igual que había hecho su Jefe en el restaurant delante de todos. Mantuvo la mirada hasta que ese tipo, acariciándole las mejillas, acercó su rostro al de ella para besarla. El guarda espalda paseó repetidamente sus labios por los de ella, y me pareció que fue mi propia Madre la que los entreabrió para dejarle paso, pero el beso fue interrumpido por Fernando que tenía un ojo en los negocios y el otro en lo que le hacían a mi Madre.

- Vaya, vaya, Mónica, ..no te quejarás, estás siendo la atracción de la noche, como cuando estabas con Rodolfo ¡Je je je.. 

Fernando había interrumpido el beso y miró brevemente al guarda espaldas esbozando una forzada sonrisa. Que de inmediato este volvió a poner su atención en Mamá, la agarró de la cintura y la sentó en el sofá justo que se encontraba libre. Se arrodilló a sus pies y tras tomarle las manos las apartó de su vagina que avergonzadamente cubría. Dado que Fernando la exponía estaba claro que todos habían asumido que mi Madre estaba a disposición de ellos.

Mamá y Fernando se miraron brevemente, justo antes de que el guarura comenzara a separarle las piernas mientras acercaba el rostro a su sexo. El rubor volvió a aparecer en Mamá cuando los dedos de ese desconocido acariciaron suavemente la delgada línea de su vello púbico, antes de recorrer sus encharcados labios vaginales y separarlos para dejar asomar su clítoris.

- ¡Empapada como una perra en celo.- rio. - Así que te ha puesto cachonda el juguetito ¿eh?..

Mamá se sintió avergonzada y acto seguido recibió un pequeño bofetón en la mejilla.

- ¡Cuando te hago una pregunta me contestas como es debido.- dijo el guarda espalda con seriedad.

- Sí,- afirmó Mamá, acariciándose la zona dolorida.

- Sí, ¿qué?..- insistió el tipo.

- Sí, sí Señor.- reconoció Mamá.- Me ha excitado mucho ese aparato.

Lo masajeó unos instantes y acercó aún más su rostro a la vagina de Mamá hasta posar la boca en ella. No me cabía duda de que era la primera vez que Mamá a pesar del miedo que sentía se encontraba tan excitada. El Sr. Yojimoto y el Interprete que se hallaban en otro sofá negociando, notaba como su incomodidad al estar viendo a Mamá de reojo los hacía perder la concentración, mientras la boca de su guarura se movía por toda la raja de su chocho, chupándola y aprisionando con los labios el clítoris, hasta que observé cómo Mamá, aun esforzándose por no dar señal de excitación alguna, sufrió un par de sintomáticas contracciones de placer antes de que él abandonara su labor.

Eran evidentes que las maniobras de ese extraño aparato y del guarda espaldas del nipón habían hecho que ella, aún sin quererlo, se excitara. Sin pensarlo más el tipo se puso de pie. Mamá ya se encontraba muy acalorada. Se bajó la bragueta de su elegante pantalón de vestir negro y sacó una verga de color aceitunado, circuncidada y de un notable grosor. Sin tomarse siquiera la precaución de ponerse un condón, levantó las piernas de Mamá, separándolas. Que sin duda Mamá estaba mojada por la saliva de este y por sus propios fluidos de excitación. Apenas iba a violarla Mamá suplicó:

- ¡Noo por favor, ..m-mi hijo puede bajar y ..

- ¡Espera, Max..- le detuvo el intérprete.- El Sr Yojimoto quiere recompensar a Tobías.

- ¡Mierda, joder,- lamentó el guarda espaldas.- tomaré lo que quede. 

En eso se abrió hacía delante la imponente figura del chofer. Mamá volteó a verlo desde abajo, el tipo era enorme, debía de medir pasados los 2 metros. Era de color y tenía una espalda tremenda. El desgraciado negro sonreía viéndola desde arriba, atraves de sus lentes oscuros y sin borrar su brillante sonrisa de su oscuro rostro. Le tomó con una mano la barbilla para levantarle el rostro, parecía incrementar más su gozo al ver a esa hermosa Madre sometida.

- Tobías saber que tu ser una verdadera hembra en celo, ..ahora vas saber cómo coger los negros rojita, conocerás verdadero macho, hasta tu hombre muerto ir a olvidar.- le dijo sonriendo extrañamente.

- Tobías es un refugiado Nigeriano que el Sr Yojimoto adoptó, ..es muy servicial y el Sr Yojimoto le tiene mucho aprecio, solo que cuando ve a una mujer blanca se pone un poquito loquillo, se pierde, por eso lo mantenemos un poco alejado de grupo.- explicaba el Intérprete.

- ¡No por favor ..- sollozaba Mamá al verlo acercarse.

Para hacer uso de gala de su extrema fuerza, tomó a Mamá como si fuera cualquier cosa, cargándola de las nalgas cómo una simple muñequita de plástico. Dándole un giro completo de 360 ° en el aire mostrándonos lo emocionado que se hallaba. Tanto a Mamá como a mí nos sorprendió la implicancia con la que hablaba el Interprete, prácticamente Mamá les serviría como una simple diversión para amenizar el contrato, así como la pequeña demostración de fuerza del africano. El negro fue un poco más en su ignorancia, realmente se notaba emocionado, como si no hubiera visto ni tenido a una mujer cerca en años. Se trataba de un hombre rudo y de tratos grotescos.

- Tobías decirte que no debes preocupar, ser muy limpio, ..no tener enfermedades y antes de venir bañar. Por ti yo hacer lo que quieras.. sé que mujer blanca como tú desear hombre negro como yo. Tobías estar loco por ti, ser una diosa blanca, negro nunca tener una mujer como tú.. puras negras como yo, mujer de África.- le decía el aborigen africano sobando ya fuerte las nalgas de mi Mamy.

Y mientras Mamá le miraba horrorizada por la imponente fuerza de su agresor, su olor a macho encendido, la fuerza con que sentía el tremendo bulto que ocultaba le presionaba en medio justo de su rajadura íntima. Las caricias que, más que caricias, amasamientos que las manotas negras hacían en su trasero desnudo le empezaban a dar calor. La combinación de rudeza y aspereza de aquellas grandes manos, con un intento de ternura la sobrecogían. Sentía las palpitaciones de esa cosa que amenazaba dentro de sus pantaloncillos. Sin querer también empezaba a acariciar con sus manos los brazos y hombros fuertes del Africano. Jamás en su vida había sido abrazada por un hombre tan fuerte y más alto que ella, salvo con Fernando, pero este no era negro y ni alto. A diferencia de Fernando, que a pesar de ser muy fuerte, si se le notaba y sentía la edad que tenía. Pero este enorme hombre tenía un cuerpo macizo que hasta daba miedo acercarle.

Quizás no pudo evitar comparar. Su difunto Esposo.. Papá era alto, algo robusto pero no musculoso ni mucho menos, este negro no, era un hombre súper fornido, sin llegar a la exageración, era una musculatura bien proporcionada. Claro que feo, tenía los rasgos africoides, además de poseer una mirada amarillenta como si sufriera de hepatitis, se podía decir que si te lo encontrabas en una noche oscura solo le podrías ver los ojos. En la mente de Mamá todo era un caos: analizaba y comparaba. Su inclinación estética no podía evitar dejar de hacer analogía. Mamá jamás se imaginó estar siquiera cerca de algún Africano, ..quizás escuchaba algunas bromas con sus amigas, de la particularidad viril de los Africanos, pero solo eran eso, simples charlas picantes que terminaba por tomarle un trago a su copa para evitar el bochorno. Ahora tenía uno enfrente y a segundos de poseerla. Mamá ya solo musitaba quedito:

- ¡No, no, esto no está bien, ..por favor, no me haga nada.- pero seguía sin intentar soltarse del hombretón y sus blancas manitas acariciaban el torso y brazos.

Mamá estaba totalmente consciente que la iban a forzar, sería obligada a tener relaciones con ese animal, sabía que el sexo era su única salida para que estos desgraciados abandonaran nuestra residencia. Su adrenalina ya estaba a tope, sintió como su cara estaba roja de la vergüenza de reconocer que a pesar de que estaba a punto de ser violada, su vagina le picaba, ese desgraciado aparato la había excitado como jamás, otra vez el destino la ponía en charola de plata para otro desgraciado. En sus pesares recordaba aquel hombre maloliente que pedía dinero en la calle, del cual ella siempre evitó pasar cerca de él, hasta se pasaba del otro lado de la cera, por cierto, también de color. Otra vez el destino parecía querer empeñarse con ella, castigarla de algún modo por esas acciones, se le vino a la mente.

- Señora.. el Sr Yojimoto espera que Tobías tenga las mismas atenciones por parte de usted como de él, ..Tobías, jamás ha sentido los labios de una mujer blanca es sus..

De inmediato Mamá intentó zafarse del negro pero este la tenía fuertemente sujeta de la cintura. Ella sabía a qué se refería el Intérprete con eso de las mismas “atenciones” que a su jefe. El negro no necesitaba analizar esas palabras, fue muy claro el mensaje que le daba su Jefe. Mamá ahora si sentía que se moría, aprendía que no solo iba a ser forzada por ese enorme hombre, si no que tendría que rendirle sus caricias más selectas, sabía que ya no se detendrían y que Fernando no haría nada por evitarlo, para él solo importaba ese maldito contrato. Como el solo hecho de pensar poner su delicada boca ahí debajo le causaba pavor. Como toda mujer antes de ser abusada, sabía que no debía culparse por ello, en todo caso, no había nadie para evitar y ayudar a ello. Lo único que estaba haciendo era salvo guardar su poca dignidad que le quedaba e intentar que su hijo jamás supiera, una elección, la elección de entregarse como tal, como la puta que estos desgraciados pretendían.


Con los ojos llorosos casi en llanto, movió de manera casi imperceptible su cabeza, aceptando obligadamente las nuevas “condiciones” que el Intérprete proponía. La soltó, pero sin dejarla de mirar lascivamente. Mamá quiso cerrar los ojos y así evitar al menos el bochorno, pero el Interprete le dijo que no, que los mantuviera abiertos para que los viera a ellos y lo que le iban hacer. Mamá, cómo un conejo asustado con los ojos enrojecidos opto en hacer caso, mantenerse fuerte. Entonces, el enorme sujeto empezó a soltarse el cinturón lentamente, cerca de su rostro, le encantaba esa sensación de sumisión contra ella. Se abrió el cinturón y bajó también lentamente su cremallera, cómo para que Mamá grabara en su memoria el sonido del zíper al irse abriendo. 

Al abrirse el pantalón, tenía un pequeño interior en el cuál se podía apreciar que su pene no se encontraba nada cómodo. Mamá arrodillada ante él, esperaba sumisamente ya a lo que viniera, sabía perfectamente que nadie la ayudaría, que serviría simplemente para cerrar el jugoso contrato, que harían lo que quisieran con ella y nadie lo impediría. El sujeto abrió un poco el compás de sus piernas y sin más se bajó el slip. Cuando lo hizo, salió a relucir el porqué de esa fama de portentosos a la gente Africana: un tremendo tolete largo y grueso cómo nunca antes había imaginado Mamá que tuviera un hombre en la faz de la tierra. Era de unos 6 centímetros de diámetro y unos 25 centímetros de largo, tremendamente oscuro, similar a la porra de un policía. Esta impresión casi la hace desmayar y el negro Tobías soltó una gran carcajada de burla, al ver la cara de Mamá. 

- Voy hacer bramar como una perra en celo, ..alaridos se escucharán, Tobías decir que mejor subir el volumen a la música, si no querer molestias o que se asuste tu niño que se fue a su cuarto.

Mamá se encontraba petrificada. El sujeto con sus manos sacó su terrible herramienta de dónde estaba prisionera, dejando que su tremenda verga cayera delante del rostro de Mamá por su peso. Ella cambio su gesto de asco por uno de sorpresa, el mismo que casi me hace caerme a mí de la cama sobre la que estaba sentado con mi ordenador en las rodillas. Si bien aquella cosa no estaba de todo erecta ya tenía un tamaño bastante considerable y bastante gruesa, al menos el doble que de la que yo viera visto jamás. La cabeza de esa verga era afilada y de un color amoratado, el tronco era totalmente negro que sostenía un buen par de testículos.

- Señorona mía, ..abra su boquita que le voy a meter verdadero trozo negro en la boca. Para que lo mame cómo una becerra hasta que se trague toda mi leche, ¿usted nunca ha tragado leche de negro, verdad?..

Mamá miraba esa cosa colgante sin poder reaccionar, no sé si por el asombro de ver por primera vez cosa semejante o le aparecía realmente atractiva. Y aprovechando que Mamá no se movía tras la impresión del portento de ese pene, el gran Tobías la agarró por su cabello y le metió su oscuro miembro en boca, así sin avisar. Mi Madre tuvo que abrirla más allá de lo común. El sabor ácido, el olor fuerte, las punzantes venas que lo rodeaban y el tamaño de esa cosa imponente, hicieron que casi vomitara por lo que tuvo que recular. 

Una película de baba unía la punta del oscuro tolete con los labios de Mamá, que al ver que no tendría escapatoria y que pronto sería forzada por ese animal, con timidez acercó los labios al glande nuevamente apoyándolos suavemente sobre su resbalosa piel, lo suficiente para notar el sabor amargo de sus líquidos pre seminales. Pero el negro impaciente volvió a sujetarla de la cabeza y apretó suavemente, dejándole claro lo que quería. Mamá abrió la boca y él mismo empujó su verga hacia su paladar, lo que hizo que instintivamente la cerrara, engullendo la mitad de su vara.

El inhumano Africano parecía querer intentar metérsela toda dentro. En un movimiento de protección, Mamá lo agarró con su mano para evitar que las embestidas de ese animal la ahogaran o le taladraran hasta la nuca. El aborigen, al ver esa blanca y delicada mano agarrándole su cosa se estremeció y volteó a ver a sus colegas con una imborrable sonrisa. El Africano estaba excitadísimo y para mi sorpresa mi Madre no mostró demora para manosearla despacito mientras se la iba metiendo en la boca una y otra vez, mientras la mano del gran Tobías en la cabeza de mi Madre la llevaba aún más hacia delante, haciéndola comer centímetro a centímetro hasta llegar casi a la mitad. En ese momento mi Mamy empujó un poco más hasta que debió sentir el glande afilado casi al fondo de su garganta y sus labios le apretaron un poco la base.

- ¡OOOHHHH!! ..tu sí que ser una becerra.. ¡Señor, esta blanquita mamar de maravilla, ..Tobías pensar que secar los güevos ¡OOOHHH!!

No sé si era la excitación causada anteriormente por aquel perverso aparato, o quizás el plug que llevaba aún ensartada en la cola, pero pareció que a Mamá le encantó sentir el calor que desprendía ese pedazo de carne. Utilizó la lengua para lamer y succionar lo que tenía dentro, mientras el Africano permanecía quieto dejándose hacer, pero sin soltar el pelo de Mamá de la nuca, como si temiera que fuera a escapar. Increíblemente mamársela a ese hombre negro, de rudos modales, y sentir como esa cola se meneaba ensartada en su trasero, la llevó irresistiblemente a masturbarse con su propia mano. Enseguida el negro comenzó a acompañarla moviendo su cuerpo en clara intención de joderle la boca. Hasta volverle a perforar la boca.


El Africano gemía de placer, le sujetaba la cabeza con las dos manos, mientras Mamá con el rostro congestionado, pegada a su vientre sentía esa cosa ponerse todavía más dura en su garganta. La pobre sentía que la iba a asfixiar, por eso y para complacerle se tuvo que detener para bajar a lamerle las bolas, al menos para recuperar aire, poniéndolo cómo loco. Después le corrió la piel para atrás un poco más para dejarle la amoratada cabeza bien al descubierto y se la volvía a tragar, pero hasta la mitad, chupándosela despacio sobre su lengua. Mamá chupaba y chupaba sin parar hasta que el Africano decidió pasar a mayores tras estar unos 10 minutos en lo que a mí, me parecieron eternos viendo cómo mi Madre era obligada a chuparle a ese animal en nuestra propia casa.

Pero en unos segundos, todo aquello que pensaba que estaba siendo obligada cambio, pues de pronto Mamá lo tomó de las caderas y fuertemente arremetía hacía delante y se metía ese pedazo hasta la garganta. El Nipón estaba feliz, nunca imaginó ver espectáculo tan colosal con su nueva socia de la Empresa a la que pensaba en invertir. Fernando trataba de acabar con el contrato pero el Japonés no perdía de vista lo que Mamá le hacía a su refugiado. Yo empecé a pensar que nuevamente Mamá estaba perdiendo los estribos, estás imágenes que me encontraba grabando ni en las mejores películas porno las podía ver. Mamá de pronto se encontró desquiciada, seguía degustando la tranca del aborigen, a cada succión que daba la tailplug que llevaba ensartada en su trasero se le movía simulando cómo si en verdad fuera parte de ella. El otro guarda espaldas le bajó de un tirón la malla para poder acariciar aquellos blancos senos que por lo caliente que se encontraba, sus pezones parecían de acero, los tenía durísimos. Así, mientras Mamá se la chupaba este se daba revuelo retorciéndole los pezones, sacándole pequeños quejidos de dolor.

El Africano le sacó la verga de la boca y se la colocó sobre los pechos. Mamá sabía que deseaba ese desgraciado. Quería una rusa, bien aprendida por las enseñanzas de Fernando en estos últimos días.

- ¡Dios Mamita, tener las mejores ubres que yo haber ver.- dijo el negro lleno de placer mientras frotaba su miembro contra el canalillo de ella.

- ¡Unng, aah!.- decía mi Madre.

El desgraciado apretujaba las tetas de Mamá contra su verga, estrujando sus blandos pechos haciéndola quejarse tirándose de los pelos. Los salvajes mete saca del Africano y sus fuertes aplastamientos sobre las tetas de Mamá se movían cada vez más recio.

- ¡Ohh.. ¡Qué ubres blanquita.- grito jadeando.- ¡Ahh.. Patrón, gracia por dejarme usar a esta blanquita.

- No te no te preocupes Tobías, ..úsala todo el tiempo que necesites. El Sr Yojimoto te da esa regalo por tantos años de fidelidad.- decía el Interprete mientras observaban.- Tan solo más suave, no la lastimes tanto.

Desgraciadamente el Africano no hizo caso del dolor de mi madre pues estaba concentrado en sus tetas y siguió embistiéndola. La imagen de mi Madre estando arrodillada frente a ese oso en medio de nuestra sala haciéndole una cubana comenzó a excitarme muy a mi pesar. Cuando el negro se detuvo un momento para retomar fuerzas, Mi madre separó las tetas y escupió increíblemente en la verga del negro. Volviendo a juntar sus pechos empezó a aplicar la saliva por el nabo usando sus pechos mientras que levantaba la cabeza lo que podía para lamer el capullo con la lengua.

- ¡Jei jei jei.. Parece que blanquita ya aprender.- dijo el negro sorprendido.

- Pensé que no te gustaban los de color Mónica.- dijo de pronto Fernando maliciosamente.

- Muy bien, ..el Sr Yojimoto se siente muy agradecido por la servicialidad de la Señora.

El negro excitado por el nuevo comportamiento de mi Madre, la agarró de los hombros y empezó a joderle sus tetas de modo casi violento. Ante la repentina follada que le estaba dando a sus tetas, Mamá empezó a gemir al notar esa cosa gigante que se frotaba una y otra vez contra sus pechos.

- ¡Oh dios mío! Blanquita rica,- aullaba el negro.

Los gemidos de Mamá lograron excitar aún más al Africano, que con toda la fuerza que pudo comenzó a joderle las tetas. Los movimientos eran tan salvajes que el cuerpo del aborigen botaba encima del de mi Madre.

- ¡Arggggggghh! ¡Blanquita rica!

Con un último esfuerzo la embistió varias veces y agarrándola del pelo levantó la cara de Mamá.

- ¡Ahora Tobías dar mi leche por haberme ayudado! ¿La quieres?..- dijo con la cara roja y apunto de correrse.

Mi Madre irremediablemente tuvo que abrir la boca de dolor al notar que la tiraban del pelo y antes de que pudiera contestar el negro se corrió. El primer chorro de lefa le salpico toda la cara cayendo la mayor parte sobre su boca. Al notar el sabor extraño del semen, en lugar de cerrar la boca la abrió más para que los dos siguientes chorros cayeran enteramente en su lengua. Mamá cerró los ojos con la boca llena de semen y tras un buen rato miro a su agresor con ojos de fiera. Con esa expresión de placer animal y de deseo enfermizo. Exhausto, dio dos pasos atrás trastabillando. Tras recuperar un poco el aire se acercó y comenzó a acariciar los pechos de mi Madre que tanto placer le habían regalado. El muy cerdo, limpio los restos de semen de las tetas de Mamá con un dedo y se lo introdujo en la boca para que ella lo degustase también.

Al subirse la bragueta, alejó a Mamá con un empujón displicente que la dejó sentada en el suelo, denigrada y humillada con la cabeza gacha, dónde permaneció jadeando estremecida. Otro guarura se acercó a Mama, sonriendo y agarrándose el bulto por sobre su pantalón. Este quería que Mamá también usara sus caricias bucales con él, pero extrañamente, Tobías que parecía tener más poder, varió totalmente su actitud y lo rechazó quitándolo de su lado, negándose a acceder a las caricias labiales de mi Madre. Él insistía en querer su turno, pero el negro fornido mantuvo una posición de resistencia que originó un forcejeo entre ambos. Pese a su mayor fortaleza física el negro logró dominarlo, a lo que al ver lo que sucedía el Intérprete llegó a interrumpir:

- El Sr. Yojimoto le pide una disculpa a la Señora por no dejarla satisfecha, ..por favor, agárrenla y vuélvanla acomodar sobre su asiento.

Entre los otros dos tipos la tomaron de sus brazos y la llevaron a sentar nuevamente a la máquina. Mi Madre nuevamente sintió cómo el aparato volvía a ponerla extremadamente caliente.

- ¡NOOO!, ¡Por piedad, ya no más! ¡AAAHHH!! ¡Oh mi dios, oh mi dios.. ¡Mmhhh!! ¡Ya no por favor!, ..¡Déjenme descansar..

- No sabía que te gustara tanto Mónica, ..para haber sabido, te traigo uno desde hace mucho tiempo ¡Je je je..- decía Fernando sin parar de burlarse de ella.

No hubo rastro de piedad para la pobre entrepierna de Mamá, nuevamente era sentada y sujetada para que volviera a explotar en otro tremendo orgasmo. Sus ojos estaba en blanco, su alma había salido de su cuerpo y se había ido hacía las nubes, nuevamente sintió cómo se le aproximaba su segundo orgasmo brutal.

- ¡ARRGHHHH!!! ¡Que rico! ¡Mmhh!! ¡me muero!, ..¡Me corrooohhhhh!!

Los guarda espaldas quería lo mismo que la ves anterior, y soltándola, la dejaron caer nuevamente al costado de la maquina mientras que ella se retorcía en su segundo orgasmo. Nuevamente su vagina soltaba chorros y chorros de líquidos, que ahora aprovechó Yojimoto para con su copa lograr capturar algo de estos líquidos para llevárselos a su boca. El Japonés era un pervertido, la verdad que no sabía que tantas cosas maquiavélicas estaba pensando dentro de su retorcida cabeza. Yojimoto degustó esa bebida producto de la vagina de mi Madre cómo si fuera un exquisito vino añejado, y olvidándose de los negocios sacó una especie de droga de su bolsillo, la mezcló con agua y le dijo a su Intérprete que se la dieran.

Mi Madre se encontraba tirada sobre el piso totalmente desguanzada, su vagina estaba encharcada de tanto fluido expulsado, su ano se encontraba tan dilatado que por sí sólo expulsó la cola de caballo de su interior. Como pudieron la levantaron en brazos, ella mantenía sus ojos cerrados, no tenía ni fuerzas para abrirlos, le dieron de beber esa droga y la dejaron descansar sobre el sillón un rato.

El japonés le dio instrucciones a su asistente, este volvió a salir de la casa para buscar unas cosas del vehículo, luego volteando a ver Fernando y sorprendiéndonos a todos le dijo:

- Tendlash tu contlato, ..pelo plimelo nos diveltilemos con la Señola.- ¡habló en español el desgraciado Oriental.

- ¡C-claro que si Sr. Yojimoto, ..es toda suya. Úsela a su antojo ¡Je je je..- decía el maldito traidor.

El desgraciado Japonés si sabía hablar español, aunque algo trastabillado. Primero se divertirían con Mamá y luego terminarían el jugoso contrato. Cuando entraron los asistentes uno de ellos traía una cámara con tripee para grabar todo, otro traía una especie de armadura de madera con unos lasos amarrados, le pegaron unas ligeras cachetadas para que Mamá reaccionara y la levantaron colocándola en la armadura de madera. La amarraron de tal manera que Mamá quedara suspendida en el aire, sostenida únicamente por los lazos. Le colocaron un bozal sobre su boca el cual tenía un orificio al frente para que pudiera permitirles meter sus cosas en ella.

Cuando mi Madre reaccionó trató de zafarse, pero ya era demasiado tarde estaba totalmente sometida. En su rostro se le dibujó un enorme terror, no sabía que pretendían éstos desgraciados con su cuerpo.

- ¡Deplisha, ..desnudalse todos. ¡Tlendlemos una glan fiesta!- decía gustoso.


Los dos guaruras y el analista se fueron despojando de sus trajes negros, mientras el Japonés sacaba de su caja unas bolas sujetadas de un hilo. Yo nunca había visto tal cosa, las bolas eran cómo pelotas de pimpón de color negro. Las lubricó muy bien con una especie de pasta lubricante y le dijo a uno de sus guarda espaldas que le abrieras las nalgas lo más que pudiera. El empleado rubio se acercó a Mamá y con sus manos separó al máximo ese par de carnes. Mi Madre no sabía que sucedía a su espalda, estaba totalmente sometida con los lazos de sus manos y piernas, su rostro se miraba agotado pero sus ojos los tenía dilatados. Me imagino que por la droga que éstos malditos le habían suministrado.

El Japonés se acercó al ano de mi Madre y lentamente le fue metiendo la primera bola en su trasero. Mamá al sentir el nuevo intruso trató de zafarse de los lazos pero simplemente logró que entre los demás guaruras la sometieran. Una tras otra las pelotas fueron introducidas ya en su dilatado trasero, dejando solamente un pequeño hilo colgando con una argolla en su extremo.

Cuando Mamá sintió las 5 bolas en su intestino trató de quejarse, pero en eso unos de los guarda espaldas de unos 35 años se disponía a tomar su turno para mi Madre y, agarrándola de sus largos cabellos con fuerza, le hizo levantar violentamente su cabeza para quedar frente a su entrepierna.

- ¡Chúpamela, zorra. ..

Observé cómo Mamá, sumisa y obediente a pesar del dolor del fuerte tirón de cabellos, miraba cómo el tipo desabrochaba su pantalón frente a ella y se acercaba a su boca, que con el bozal que le habían colocado lo esperaba con los labios abiertos. El sujeto le arrimó su gruesa verga erecta y Mamá totalmente doblegada sin poder reunir ni pedir clemencia lo esperaba aterrada. El guarura le colocó la verga en el orificio del bozal y sin tener un poco de cuidado le engulló el pene hasta el fondo. Mamá sin poder evitarlo rodeaba el glande con la lengua y lo recibía sin oponer resistencia para engullirlo hasta la garganta, mientras se esmeraba por no ahogarse y trataba de respirar en cuanto la garganta se encontraba liberada. Tal y cómo se la estaba chupando me pareció que en ocasiones mi Madre iba desfallecer, ese desgraciado no tenía ningún cuidado y se la enterraba con violencia en la garganta.

- ¿Así te guta zorra?, ..fuelte y hasta el fondo.- le preguntaba el perverso Japonés.

Dicho esto, el guarda espalda rubio que parecía ser el jefe de la protección del Japonés se acercó frente a ella. Su duro falo se encontraba en su mayor tamaño, tanto que al ir caminando este ni se mecía hacía los lados. Mamá vio cómo se acercaba y quitaba al sujeto que le jodía la garganta. El guarda espaldas la tomó suavemente por el cabello e hizo un gesto que ella comprendió. Mamá, con la mirada suplicante volvió a ver con terror otro duro pene que se postraba frente a su cara, con sus duros testículos turgentes y llenos de bastante leche. La visión la trastornó inicialmente, con ese bozal el desgraciado se la iba a dejar ir hasta los güevos, sin que ella pudiera evitarlo. Pero algo extraño que le recorría el cuerpo le hizo despertar su instinto de hembra en celo, que debía ser por la droga que le habían suministrado, que la impulsó abrir la boca lo que más pudo para empezar a mamar y a tragar ese miembro.

El guarda espaldas se retorcía de placer, era la más elegante y bella dama que jamás se imaginó en sus oníricas imágenes. Mi Madre estaba pegada cómo una becerra esperando leche. Los otros 2 tipos no esperaron y se colocaron junto a su compañero con sus respectivos miembros empalmados, para participar de la roja y frutal boca, que con sus delicados labios envolvían y ensalivaban el miembro con avidez.

- ¡Vea Señor, ..parece que ya le está surgiendo el efecto ¡je je je!..- decía el intérprete entusiasmado.

A veces el rubio guarda espaldas extraía la verga de su boca y le golpeaba con ella en la cara. Mamá hacía esfuerzos por volver a atraparla con sus labios, y él no dejaba de insultarla de forma soez entre bramidos de placer. Aquello me repugnaba. Ese desgraciado tipejo con pintas de ser superior al resto era el más déspota de todos, estaba disfrutando la más sublime mamada de mi Madre y además, no dejaba de maltratarla ni de humillarla. En una maniobra, Mamá perdió el equilibrio y se le escapó el grueso pene que no acertó a introducir en su boca y, mirando al suelo, prorrumpió en su risita estúpida. El desgraciado le respondió atizándole un fuerte bofetón que le hizo zarandear la cabeza cómo muñeca de trapo, dejando marcados sus enormes dedos en la blanca y delicada piel de la mejilla de Mamá.
Tras el seco sonido de la bofetada se hizo el silencio en la sala y sólo se escuchó el gemido de dolor de Mamá, apagado por el ronco vozarrón que le gritaba:

- ¡No te distraigas, ramera, ..vamos, levántate y trágatela toda, ¡zorra!..

El rostro de mi Madre reflejaba una mezcla de miedo intenso y radiante gozo, era evidente que aquella situación de abuso, sumisión y subyugación absoluta, le había provocado una extraña y nueva sensación que la excitaba desaforadamente. Sometida, agachó la cabeza y totalmente entregada, dijo con un hilillo de voz implorante, casi llorando:

- Sí, ahh, perdón, perdón..

Mamá humillada y sintiendo el escozor en sus mejillas por el golpe, volvió a dirigir su boca abierta a la entrepierna del sujeto para retomar la felación. Haciendo esfuerzo, logró zafar una de sus manos de las sogas, pero sólo fue para agarrar la gruesa verga con la mano y dirigirlo a su boca para aplicarle el máximo placer con los labios y la lengua sirviéndose de toda su técnica. Fue una mamada espectacular. El grueso pene, ahora brillante en saliva, recorría por toda la garganta que vibraba por todos los rincones a una velocidad increíble, incidiendo en los puntos claves. Desaparecía hasta el fondo, engullido por la garganta y emergía de nuevo entre babas provenientes de todo el rincón de su cuello.


- ¡Ufff, ufff! ..¡Adentro puta, hasta la garganta!! ¡Qué voy a venirme directo en tu estómago, guarra!!

El desgraciado, le sacó su cosa de la garganta haciendo que mi Madre volviera a retomar la respiración, cuando la sacó del todo, la verga mostraba mucha baba que unía la punta del mástil con la abertura del bozal de mi Madre. Muchas manos rodeaban el cuerpo de mi Madre, le pellizcaban los pezones de manera compulsiva. Ella gemía tras el bozal, no era un sollozo, era placer puro. El sujeto rubio empezó a guiar con su lengua, su ombligo, su vientre, su recortado bello, hasta abrir más sus muslos y chupar la raja que estaba abierta y rosada cómo una flor. Los labios del tipo y su larga lengua se hundían en la húmeda raja, separa los labios con la mano y tocaba sus clítoris con la punta de la lengua haciendo que se retorciera.

- ¡Ohh!, ¡noggghhhh!!

Mamá debía darse cuenta de que su cuerpo estaba sufriendo una reacción nueva, que su excitación no llegaba a ser normal, dada la impresión de que aquella copa había sido algún afrodisiaco experimental, o alguna otra locura Japonesa. Ella se retorcía, el rubio chupaba, lamía, aspiraba y restregaba su cara entre las piernas de la enloquecida Madre. El guarura reprimido anteriormente se acercó y la tomó por el cabello para meterle su falo endurecido en la boca. Mamá otra vez no pudo evitar tragarlo con desenfreno y en ese momento, dio un grito que se ahogó por la carne que tenía en su boca, pero sus ojos se desorbitaron. El desgraciado rubio, había introducido uno de sus dedos en el orificio anal de Mamá, ¡En el mismísimo centro de sus nalgotas, en el rosado hueco de su culo. Mi Madre al sentir eso, sintió cómo las bolas que tenía incrustadas se le metían más al fondo, haciendo que la argolla que colgaba de su agujero se fuera con ellos. Pero ella, llevaba por el efecto de dicha droga en vez de evitarlo, se empujaba aún más hacia el inclemente dedo envolviéndolo con su esfínter anal cómo un anillo y haciendo contracciones que hacían que el tipejo aumentara la velocidad de meter y sacar el dedo por el estrecho orificio.

El guarura que le perforaba la boca, bramaba de placer cómo toro, metiendo y sacando su falo en los abiertos labios de mi Madre. Ella estaba extasiada de verdad, estaba disfrutando sin parar y en su boca, su raja y su culo estaban manando abundante humedad. Era un manantial de mujer, era un cuerpo hecho para ser disfrutado, cogido, penetrado por todos los lados posibles.

Entre risas y miradas de ocio, Yojimoto y su analista se abalanzaron sobre ella que mantenía su defensa inmovilizada por los lazos y sogas que la rodeaban. Pero al ver a los otros cómo se le dejaron ir, Mamá con firmeza pataleaba y sacudía su cuerpo intentando zafarse de todos. Pero el final de la desigual lucha no podía ser de otro modo. Mamá quedó vencida, inmovilizada por las sogas en el aire por varios hombres que la sujetaban. Por un instante pensé en acudir en su ayuda, pero justo entonces advertí en su rostro el estado de enorme excitación que le había provocado la suministrada droga y cómo disfrutaba al sentirse de nuevo dominada y a la merced de sus agresores que, entre quejidos y pateos, la elevaron más para mantenerla suspendida en el aire.

Manteniendo los ojos cerrados y el cuerpo totalmente inerte, mientras simulaba muecas y quejidos de fingido desagrado cada vez que aquel desgraciado rubio empujaba introduciendo su dedo en lo más profundo de su recto. Reconozco que, pese a que era mi Madre la que estaba siendo torturada de aquella forma tan vil, los esfuerzos de Mamá por resistirse a gozar me agradaron y más cuando éstos concluyeron con éxito en el momento en que su cuerpo se tensaba  con apenas un suave gemido ahogado por la verga que tenía en la boca se corría gozando rodeada de esos animales.

Los desgraciados ya habían acordado que hacer. Mamá, resignada a su suerte y de manera casi autómata se dejó acomodar por el rubio. Este, separó aquellos blancos muslos y pudo observar su hermosa raja rosada que se abría cómo una flor de primavera. Mamá tragó saliva que cómo baba le salía por la comisura de sus labios mientras el tipo en vez de penetrarla, metía su cabeza en esa hermosa y fresca rendija olorosa a sexo. Lamió, lamió, y todos asistieron cuando Mamá se empezó a retorcer pero no precisamente de dolor, sino de una mezcla de rabia, vergüenza y placer escondido. El desgraciado guarura bebió el flujo que manaba abundantemente de esa húmeda y cálida raja, como si estuviera sediento y bebiendo de un manantial. Luego, se alejó de la entrepierna de Mamá chupándose con su lengua sus labios, estaba satisfecho. Mientras otro guarura volteaba a Mamá hacía él, que todavía se hallaba en un estado casi cataléptico.

- ¡Joder, como se viene la muy puta.- expresó el rubio limpiándose la boca con el dorso de su mano.

El nuevo guarura, que era un tipo blanco con el pelo rapado, con su largo pene cómo un asta, espero que su compañero colocara la raja de Mamá directamente a su miembro. Así entre ambos guaruras y Yojimoto que la sujetaban por las sogas, la fueron bajando y a medida que iba cayendo el pene del guarda espalda rapado se fue introduciendo en la más profunda humedad de la cueva vaginal de mi Madre. En ese momento ella reaccionó, pero ya se estaba consumando la penetración. Entre los otros con sus brazos la levantaba y la hacían caer sobre aquel erecto pene, hasta que a una señal de Yojimoto le ordenó al que se encontraba abajo que la sometiera, haciendo que a la hora en que ella bajaba, el analista la atrajo con un abrazo del cuerpo, dejando sus nalgas levantadas. Mamá comprendió de inmediato lo que iba a pasar y forcejeó para soltarse del abrazo del analista, pero mientras más se movía, este más la apretaba. Cansada, se dejó caer sobre el sudoroso cuerpo del hombre que tenía debajo y en ese momento sintió cómo dos manos abrían sus nalgas y una cosquilla humedad invadía su estrecho orificio anal.

Ella jadeaba de agotamiento y miedo. El Japonés, con su lengua y dedos humedecía y abrían ese pequeño y ceñido hueco, que a cada vez se iba dilatando más. Pero al ver lo taponeado que tenía el culo por las 5 pelotas que le había sambutidas anteriormente, se veía casi imposible que entrara ahí. 

- ¡NOOORGH!! ¡POGR!! ¡FAGROORRR!!...

- ¡Sujetalda con fuelza!!- sonrió el Japonés.

Mamá hacía su último esfuerzo para no ser violada por todos esos hombres, pero estaba terriblemente sometida, amarrada y sujeta por un fornido guarda espaldas. El guarura rapado que se encontraba sometiendo a mi Madre desde abajo e impaciente empezó animar a su Jefe.

- ¡Ande Señor, ..dele así. ¡Desgárrale el culo a esta zorra Señorona, ..para que cada vez que se siente, se acuerde de usted.

- ¡No, aún no, ..para este agujerito tenel algo especial ¡Ji ji ji..- dijo Yojimoto.- ¡Tú, ven.. es tu tulno.- le dijo a su analista.

Por un momento agradecí al Oriental, pero enseguida los sujetos, la sujetaron por los muslos, forzándola a mantener las piernas abiertas. Mamá se sacudía con asombrosa energía, pero estaba tan bien agarrada que le era imposible soltarse y sólo conseguía ondular su cuerpo y agitarse nerviosa en el aire. El que se encontraba debajo de ella, gritado pidiendo ayuda para que se la levantaran, se colocó entre sus muslos y, sujetándola con ambas manos por las caderas, le insertó con rabia la verga en el chocho de un sólo impulso. Ella suspiró con fuerza al sentir la rabiosa y repentina penetración. Luego empezó a jadear ansiosa cuando empezaron a balancear su cuerpo adelante y atrás con ritmo, como si fuera un ariete, con lo que la verga que tenía embutida en su sexo entraba y salía con un compás cadencioso que ellos jaleaban alegremente.

El guarda espaldas sin ningún problema sambutía todo su pene en el interior de Mamá, usando la armadura de madera cómo columpio. Ella era suspendida en el aire hacía delante y hacía atrás cómo una muñeca sin rumbo, cuando se hacía para delante recibía la verga del analista por la boca y cuando se hacía para atrás recibía la estocada del guarura rapado en la vagina. Los desgraciados estaban haciendo una bacanal con mi linda Mamy, mientras que Fernando el muy miserable sólo fumaba un habano en el sillón mientras veía la escena.

Y mientras ella era violada salvajemente balanceándola en el aire, Mamá intensificó las sacudidas y ondulaciones de su cuerpo. Pero, con tales movimientos sólo logró incrementar el placer del que la penetraba y acelerar que descargase su ración de semen dentro de ella. En cuanto éste se corrió y extrajo su verga chorreante, cesaron el movimiento y la sostuvieron estática en el aire. Mamá cejó en su intento de forcejear y se resignó a su suerte permaneciendo inmóvil en vilo, suspendida cómo si fuese una pluma con las piernas aún muy abiertas y así, rindiéndose a la situación, se abandonó dejando caer la cabeza hacia abajo vencida. Enseguida, el analista se apresuró a ocupar la posición recién liberada entre sus piernas y le clavó con ansia su verga erecta en el chocho y empezó a cogerla con una energía desaforada.

Mamá se había rendido abandonándose a las circunstancias pero, al experimentar las potentes acometidas de otro agresor en turno que la perforaba a enorme velocidad y con extraordinaria avidez, comenzó a emitir agudos gemidos de placer, señal inconfundible de que habían desatado de nuevo su insaciable lujuria. El guarura rubio que la sujetaba por los hombros llevó su verga tiesa nuevamente para acercársela a la cara. Mamá estiró el cuello hacia el rígido miembro empalmado y entre el bozal y sus labios se sambutió con gula para recibirla en su boca e iniciar una nueva mamada. Parecía disfrutar enormemente entusiasmada con esas dos vergas clavadas profundamente en su cuerpo suspendido, y hacía verdaderos esfuerzos para engullir y sorber la enorme verga de su boca, mientras recibía las vigorosas acometidas en el interior de su sexo.

- ¡Quitadle el bozal, ..ya cómo está, se la va a chupal a todos.- ordenó Yojimoto.

Era evidente que ya Mamá debía estar derrengada con tanto pene, pero todavía la vi tomar las riendas de la situación con una energía pujante y ponerse a cabalgar vigorosamente sobre la verga del analista. Ver a Mamá siendo puro objeto de esos sujetos me lastimaba de forma increíble. En cuanto alguno descargaba su caudal de semen, ya fuera en el sexo, o en su jugosa garganta, aparecía otro que inmediatamente se aprestaba a ir ocupando los sitios libres con sus vergas erectas. Mamá estaba extasiada de verdad, la maldita droga le estaba siendo disfrutar de tal manera que su boca, su raja y su recto estaban manando abundante humedad. Era un manantial de mujer, era un cuerpo hecho para ser disfrutado, cogido, penetrado por todos los lados posibles.

Cuando el analista abandonó su cuerpo, ella y Fernando intercambiaron una mirada que dejaba translucir su sentimiento de arrepentimiento, con la creencia de que todo debía ser así, y el convencimiento por parte de Mamá de que su vida ya no iba a ser la misma a partir de esta noche. Al volver a prestar atención a los de la sala noté que el Sr Yojimoto no se encontraba en el salón, que el Intérprete seguía perdido en sus pensamientos sentado en otro sofá y que el analista, relajándose, se había acercado al equipo de música y escudriñaba entre nuestros Cds.

Cuando ya todos los guarda espaldas del Japonés habían saciado y terminado de usar hasta el cansancio el chocho y boca de mi Madre, la dejaron sola para que tomara descanso un momento. Mamá, intentando acomodar lo más posible su cuerpo desnudo, quedó suspendida en el aire como una marioneta, sudorosa y agitada, con el pelo revuelto y fluidos por todos lados, la follada consecutivamente por parte de esos desgraciados la habían dejado sin fuerza, su cuerpo no tenía movimiento mientras intentaba respirar aliviando el cansancio. Lo que me permitió contemplar su trasero balanceándose y el nacimiento, asomando entre la pequeña franja de bellos, su raja de su chocho. Fue una visión para mí nueva, y excitantemente turbadora, la violación de mi Madre por varios sujetos.

Y cuando pensé que ya por fin había acabo esta pesadilla y que esos desgraciados iban a terminar con firmar el contrato para largarse de nuestra casa y dejar a mi pobre Mamita en paz. Yojimoto entró de nuevo al salón secándose las manos. Había estado en el baño mientras sus guarda espaldas la había estado usando. Al ver a Mamá en esa posición sonrió lascivamente. Se acercó a ella examinándola detenidamente, sin objetar ninguna palabra. De pronto con el más mínimo cuidado, sujetó la argolla que pendía del culo de mi Madre con su dedo. Empezó a tirar de la cuerda sacando las bolas de una por una de su agujero.

Cuando por fin terminó de sacarlas todas del ano de mi Madre, este quedó abierto, punzante, sus ligas anales ya no reaccionaban de lo dilatado que lo tenía. Claramente se podía observar todo su interior lo tenía abierto cómo una 1 pulgada. Las protestas de Mamá no sirvieron de nada y volviendo a revolotear suspendida sin poderse escapar. El Japonés la aterraba.

- ¡Tshssss… tlanquila Señola.

La pequeña mano del oriental había saltado del vientre a la cara interna del muslo derecho de Mamá. Lo acaricia con mimo. Desde medio muslo hasta la rodilla. La miraba sonriendo con toda la ternura que su rostro oriental era capaz de componer. Cosa que a Mamá más le aterraba. El Nipón trata de tranquilizar a Mamá con su gesto y sus caricias. Ella respira profundamente y trata de relajarse. Pero la mano bajaba cada vez más hacia su ingle. Y cada vez prolonga más su estancia en ese lugar. Yojimoto voltea de vez en cuando para rozarle con su dedo el vello púbico. Mamá se nota algo más tranquila. Su respiración se volvía más serena. La mano del oriental era más solícita. Empezaba a descender por la línea que había dejado de bello hasta encontrar su grieta. Ella nota las leves caricias en su raja. Mira al empresario extrañada. Yojimoto devuelve la mirada acompañada de una sonrisa tierna. La mano aconcabada del Nipón se detiene entre sus piernas. Mira a Mamá y sonríe. Con voz baja, y a la vez que pone su mano izquierda sobre el vientre de ella vuelve a sonreír en un gesto de complicidad.

- ¿Más tlanquila Señola?..

- U-un poco, sí ..ya no me hagan nada, por favor.- responde ella.

- ¡Tshhh.. Tlanquila.

El Japonés pasea sus dedos por la grieta de Mamá, aun punzante de los pasados tratos. La nota caliente, mojada, palpitante. Mamá gira su cabeza hacia el centro de sus piernas y nota como la taquicardia vuelve a su cuerpo. Yojimoto no está tocando su raja, está acariciando su ano en busca de algo más. Esa actitud pasiva, su mirada misteriosa. Esa mano sabe hacer. Mamá empieza a sentir placer. Nota como la punta de un dedo se hunde de vez en cuando dentro de su cuerpo. Sólo la punta. No se lo cree. Vacila si protestar. Al fin abre su boca.

- ¿Q-qué me está haciendo?..- pregunta indecisa con su voz entrecortada.

- ¡Tshhh.. tlanquila… no pasa nada. Relájese Señola.

Mamá se silencia ante lo desconocido. La mano del Japonés es constante. Mi Madre siente los primeros síntomas de placer. Cree que se orina.

- ¿Qué siente Señola?..- pregunta el Nipón.- ¿Siente placel?..

- U-un poco si.- contesta ella algo asustada.

- ¿Y ahola?..- pregunta a la vez que penetra con dos de sus dedos su recto.

- S-siiii… ahh… ¿Qué hace?..

- ¿Es placel veldad?..- pregunta mientras entra y sale con sus dedos.

- ¡Por dios.. ¡ufff..- los ojos de Mamá se confrontan con los del Japonés que la mira fuera de sí.

Nuevamente esos ojos rasgados le inspiran miedo. Está en sus manos. La está masturbando. Algo no marcha bien. No es normal ni esperado.

- ¿Q-qué me hace?..

- Calle mi Señola… calle..

El Japonés se agacha y se sitúa entre las piernas de Mamá. Sus rodillas desciende hasta tocar el suelo y su cabeza se aproxima nerviosamente entre las piernas de Mamá. La lengua caliente y húmeda del Nipón se enfrenta a la grieta y el clítoris de Mamá. Sin mimo, sin tiento, sin piedad lame una y otra vez hasta arrancar los primeros halles de placer. Yojimoto se lubrica una mano y se la empezó a introducir mientras que mi Mamy sólo colgaba su cabeza por una de las cuerdas.

- ..¡Ohh!, ¡Por dios noggghhhh!!- sollozaba ya sin fuerza.

Cuando su pequeña mano abrió el estrecho orificio, un grito de dolor y placer dejó escapar Mamá. El grito se escuchó por toda la casa pero en un instante se volvió a desplomar por lo agotada que se encontraba. El Intérprete llegó para auxiliar a su jefe. Le colocó un trapo dentro de la boca para ahogarle sus quejidos. Mi Madre lloraba, pero no de dolor, de impotencia y rabia. Las lágrimas corrían por su bello rostro mancillado de saliva y semen. Sentía que era penetrada pero no así desgarrada. El Oriental siguió introduciendo centímetro a centímetro su mano. Para mi Madre era interminable el sufrimiento. El Japonés seguía, un poco más, más y más, los pequeños dedos de su mano se iban perdiendo poco a poco dentro de mi Madre. 

Sujetando sus muslos firmemente, Yojimoto despliega toda su sapiencia en lamer esa raja excesivamente mojada de su Socia a la cual domina por entero. El orificio anal de Mamá había cedido y más y más entraban en sus entrañas. Ya faltaba poco, hasta que por fin, sólo el carísimo reloj de su muñeca fue lo único que quedó afuera. ¡Ahora sí, empezó la rítmica tortura. Así empezó, cómo empieza una locomotora despacio, un poco menos despacio, un poquito rápido, rápido, más rápido y bien rápido. Su raja estaba siendo atacada por aquella lengua mientras se ponía más húmeda que nunca. Su culo se llenó de una baba que aliviaba las embestidas de la mano que rabiosamente la perforaba por detrás.

Increíblemente Mamá ya no desea que aquello cesara. Quería sentir el final. Quería explotar en una corrida brutal. Nunca había sentido algo parecido jamás. No quería vedarse al orgasmo que empezaba a llegar lentamente. Sus manos se agarran fuertemente a las sogas que la mantienen suspendía. Mira sus manos apretadas a las sogas. La sangre ha abandonado sus dedos. La concentración del placer y el orgasmo llega haciendo que ella sufra espasmos que le hacen levantar su trasero varias veces. De la vagina de Mamá fluye un pequeño riachuelo, que enseguida se convierte en chorros expulsados bañando el rostro del Japonés. Con sincronía perfecta, el Nipón cede en sus lengüetazos lentamente. Aplica sus últimas pasadas con mimo. Luego se incorpora, aún entre las piernas de Mamá, y la sonríe con el rostro totalmente mojado y brillante.

Mamá se desploma sobre las sogas y cierra los ojos. Compone un gesto indescifrable en su cara a la vez que trata de volver lentamente a la realidad. Se siente tremendamente colmada. No quiere analizar. No quiere preguntar por qué. Ese Oriental se ha aprovechado de su cuerpo. De su situación.

- ¿Se encuentla bien, Señola?..- pregunta.

- Yo.. he.. no sé.. que me ha ocurrido..

- ¡Tshhh.. no diga nada. ¿Le ha gustao?..

Presa por las sensaciones que ha sentido su cuerpo, Mamá guarda silencio. No se atreve a protestar.

- ¡Soltala.. creo que esta lista para el Tobías..- es la única frase que escucha Mamá antes del impacto.

Enseguida el enorme Tobías se acerca a pasos agigantados desnudándose mientras camina. Una mirada cómplice con Yojimoto hace que el negro dibuje una sonrisa minúscula en su rostro. Mamá es liberada pero enseguida es abrazada por ese horrible oso.

- ¡Listo. ..mientlas nosotlos sellalemos el contlato.

Mamá siente como su cuerpo es llevado como una pluma de nuevo. Ahora solo servía como muñeca inflable, para saciar los deseos de quien quisiere. Ambos desnudos se encontraron de nuevo.. era como una película porno, interracial. Dos cuerpos perfectamente distintos contrastando, ella blanca, él negro. Ella delicada y frágil, él un mastodonte con fuerza inaudita. Sin más la llevó hasta el final de la sala. Así estando de pie, Mamá le llegaba a los pectorales, y siendo que Mamá no era para nada una mujer baja. Mamá ya no presta atención a los demás y a todo lo que le habían hecho, ahora está concentrada en ese animal que esta frente a ella con una erección de súper grado mortal. Iba a ser su primera relación con un hombre de color, de hecho, era la primera vez que Mamá había estado de uno tan cerca.

- Aah.. ah.. ¿qué esperas animal?- le suelta Mamá entre jadeos.

- Tobías hacerte bramar.- le responde el aborigen.

- ¡Que esperas maldito, ¡Aah ..termina de violarme negro asqueroso.- Mamá volvía a sacar el carácter fuerte que le caracterizaba.- ¡Ahhhh, cabrónnnn, animaaaal, bruuutoooo, Arghh!!..


El abrazo fue brutal por parte de ese animal apasionado, donde el contacto corporal fue completo de inmediato. La fuerza extrema del Africano hace que mi Madre se empiece a bambolear como un péndulo, un remolino que de inmediato empieza a machacar con su gran tolete que le entra y sale de su humedecida vagina que ya escurre copiosamente. Ni en sus sueños más acalorados ella se vio como tal, una muñeca manipulada por ese horrible hombre que la podía hacer como quisiera… Ahhh.. soltó de forma inaudita, increíblemente Mamá le llegaron los placeres de lava hirviente. El ritmo del coito fue descomunal, violento, frenético… aun así Mamá soportaba el acoplamiento, el allanamiento, la cogida infernal que ésta recibiendo con una verdadera diosa de carne y hueso.

- ¡Aaargghh Diooss míoooo noorghh..- alcanzaba a gritar…

- ¡SThhh!!! Mi bella diosa calmar, ..yo hacer que explotar, Tobías tener cuidado. Usted tranquilizar ..yo hacer cuidado..- Mamá estaba tremendamente agotada, sólo asintió nerviosa, pero esa maldita droga la tenía ansiosa.

El guarura, embadurnó con una mezcla de saliva y los fluidos de la raja, la cabezota de su palo y volvió a abrazar a mi Mamy. Ella entre observaba con los ojos cerrados, se sentía cómo un indefenso animalito en sacrificio. El tal Tobías empezó a empujar su grueso palo en la dilatada abertura que se iba expandiendo, iba cediendo sin dificultad. Centímetro a centímetro, se internaban en el cuerpo de Mamá, que prácticamente frunció el entre cejo. Sentía que su cuerpo se desgarraba nuevamente, pero era un dolor que a su vez le producía un intenso placer. El desgraciado la miraba, su palo entrando, hasta que por fin lo tenía todo adentro, le tenía abotonado el culo a mi Madre. Ella, en ese momento exhaló y volvió a tomar aire, gesto que tomó el guarura para empezar su rítmico movimiento de sacar y meter su palo.

- ¡Ufff, ufff! Bella Señora, ..ser lo más delicioso del mundo.

Así el mastodonte empezó despacio, muy despacio, Mamá empezaba nuevamente a gemir, su respiración aumentaba. El tal Tobías aumentó el ritmo de penetración, ya su palo esta engrasado por la viscosidad que la vagina de mi Madre le untaba. Ella lo miró a los ojos e hizo un puchero con su boca. El tipo entendió que era hora de hacerlo más intenso, más fuerte. Y así lo hizo, el guarura le estaba cociendo literalmente la raja con fuertes embestidas. El dolor de mi Madre se volvió a borrar, ahora era puro placer, estaba siendo violada por un negro, brutalmente pero con las ganas más grandes que ella haya sentido. El negro la tomaba por su cintura para penetrarla lo más profundo que se podía. El tipo ya estaba fuera de sí y empezó a agitarse y bramar y vociferar cosas entendibles. 

Así, montada se la llevó hacia uno de los muros de la casa para ayudarse apoyándose en la pared, con lo cual sus embestidas adquirieron mayor velocidad, intensidad, así como la combinación de gemidos y movimientos sincronizados por las caderas de mi Madre.

- ¡Aahh.. ¡Uhm,- los gemidos de Mamá parecían de una película x, y ya no de una mujer ultrajada.

La fuerza casi animal de ese negro provocaba más placer en mi hermosa Mamy, quizás más por la sustancia extraña que le habían metido en el cuerpo.. además los gemidos eróticos y frases que Mamá soltaba alteraban más al negro.

- ¡Arrgh.. Ay negroo maldito, ..me estass.. matando asquerosoo.. ¡Aaah..

Mamá ya estaba sudando por completo, ya estaba pidiendo que terminara para que la dejaran descansar, seguramente después de esto ella no podría levantarse en un mes.. y es que el placer que le daba ese enorme aborigen poseyéndola y la destreza con que la estaba machacando eran increíble. “¡PLAFF!! ¡PLOFF!! ¡PLOFF!!” Los sonidos estridentes de cacheteos empezaron a llenar la sala. Mamá ya sudaba a cantaros realmente se sentía una muñequita usada por ese animal.

- ¡Ahhhh, ¡Ayyy.. ¡Negro asqueroso, me rompesss.. ricococoo, no pareesss, ¡Arghh.. ¡Tú si sabess… Aaahhh.. Ayyy, ¡Uhmm..- los ojos de Mamá comenzaron a turbarse en blanco.

El animal seguía firmes, estaba así ya como 10 minutos. Sin dejar de bombearla viró y se la llevo copulando hacía el sofá. Recostándola hasta eso con suavidad, como no queriéndola lastimar ahora. La bella y rica Mónica de Tapia con las piernas elevadas y abiertas, aguardaba a que ese horrible negro para que le metiera con su enorme cosa en la vagina, con las piernas totalmente abiertas que fueron colocadas en los hombros de él, que apoya ambas manos apoyándose encima del sillón para controlar a su antojo la copula animal. Por la postura, que a pesar de ser complicada, incómoda o dolorosa la visualización de esta postura en mi Mamy, la llamada “patitas a las orejas” le ofrecía una penetración absoluta y un contacto genital único. Los oscuros güevos se estrellaban contra las grandes y sabrosas nalgas de la Mamá y su clítoris, que se encontraba presionado por la abertura de sus piernas. Sin dificultad para el negro, gracias a su vigoroso cuerpo, empieza un mete-saca frenético, violento, virulento acompañados del ruido de sus propios cuerpos y fluidos… “¡SCUACH!! ¡SHOKS!! ¡CHACKS!!” cerca de otros diez minutos bastaron para que Mamá estallara en otro glorioso y orgasmo ante el asombro de todos, incrédulos de ver el aguante de su colega y el soporte de esa pobre Dama.

- ¡Arrggh, ¡Por dios.. me estoy vinieen.. malditooohh..- fue lo que exhaló en un grito animal.

El aborigen tenía para largo, por lo que emitiendo gruñidos que no se entendían dejaban a Mamá desfallecida acostada boca arriba con las piernas abiertas, que eran usadas como dos remos blancos, haciendo que ella que ya jadeaba apoyara sus brazos detrás de los hombros, lo que el animal aprovecha para sujetarla de la cadera y la coloca en otra postura más incómoda como en arco. El placer que Mamá empieza a recibir por ese enorme mastodonte se centra en la penetración profunda y en la particularidad de sentir toda la zona vaginal y abdominal envuelta de la sudorosa piel del hombre. Ella rica, rubia, blanca y educada; él, negro, sin educación y torpe, como el agua y el aceite, (solo que en este caso, si se estaban combinando a la perfección)

El enorme hombre aprovechando que tenía sus horribles manazas alrededor de la cintura de mi Madre, aprovecha para buscar entre sus nalgotas y meter sus gruesos dedos en el estrecho orificio de su trasero. El cual succionaba cual si fuera aspiradora esa invasión.

- ¡Arrghh.. Noo animaaaal, eso sí que nooo.. no me la meterás por ahí desgraciado… calmaaa, caaalmaaa.. cambieoss.. estas muy fuertee, ¡Aah.. esperaaaa porr favvoorr… ¡Nooo ¡Arghhh.. desapaciiiitoooooo, despaccciitoooo..

El negro desgraciado lanza las piernas de Mamá para un costado, lo que le hace mantener su clítoris atrapado entre los labios vaginales por lo cerrado las piernas. Así, Mamá queda ofreciéndole su tremendo nalgatorio con su rosado orificio que ya palpitaba con el dedo gordo introducido mientras este no dejaba de taladrarla sin cansancio. El aborigen empieza a penetrar arrodillado frente a ella con su trasero expuesto y tocando, magreando, estrujando, acariciando en toda su extensión. Un manjar de los dioses solo para ese animal. Ningún hombre, que Mamá pudiera imaginar habría aguantado lo que este desgraciado le estaba dando, parecía que no se vendría nunca. Mamá ya había perdido desde hace mucho la cuenta de los tantos orgasmos de este día… El negro de hecho no musitaba palabra alguna, solo le daba y le daba, y ella extasiada, en suma, no se la estaba acabando… hasta llegar a pedir clemencia.

- Yaahh, Ya negritooo, yaa veennnnteee por dios.. Yaa mi amoorrrr, yaaaa… Uff.. ¡Aaahh.

De pronto los güevos oscuros se contrajeron para expulsar su leche, la atrajo hacia sí, la abrazó y empujó su falo lo más profundo que pudo en ella, derramándose cómo nunca antes. Mamá sintió en toda su intensidad dentro de su ser el depósito de abundante lechada de un semental africano y se unió en un coro de gritos y gemidos con el hombre que se corría dentro de ella. Era éxtasis, era la locura. Los guarda espaldas restantes que observaban todo tenían sus miembros cómo piedra, quería su parte, quería volver a penetrarla. El enorme negro Tobías con sus piernas temblorosas, fue sacando su palo de la dilatada hendidura y apenas lo hizo brotó la viscosa leche que había depositado en lo profundo.

Se apartó lo que permitió que sus compañeros le colocaran una copa para llenarla. El guarda espaldas rubio también la quería abotonar por detrás pero cuando se preparaba para de que nueva cuenta violarla, este fue detenido por el enorme Tobías que le insinuaba sin palabras que ya la dejara descansar. El tipo recapacitó ante la mirada fría del africano. Acarició su cabeza y ella lo miró. Una sonrisa dulce de agradecimiento se dibujó en el rostro de mi Madre para con el Africano. 

Mamá ya no sentía dolor alguno, tan solo cansancio. Era la mujer más deseada del mundo y estos brutos desgraciados le habían dado hasta el cansancio. El Sr. Yojimoto agarró los papeles del contrato y firmó en la última hoja produciendo una enorme sonrisa de Fernando.

- Será un placer trabajar juntos, Sr. Yojimoto ¡Je je je..

- Si tolos los tlatos van a sel así, ..estoy segulo que el placel sela pala mí ¡jio jio jio!..

- ¡Je je je.. Eso se lo aseguro, ..ella cómo dueña de la Empresa estará muy agradecida por haber ayudado a finalizar el Contrato ¡Je je je..

- No se pleocupe pol ella, ..sólo le dimos un lelajante para que soltala el cuelpo. Maniana no lecoldala nada, ..estala bien, pelo sólo con un sabol algo laro en su boca ¡jio jio jio!..

- No se preocupe, ..cuando vuelva a venir para América se la mandaré rápidamente a su hotel para que lo reciba con las manos abiertas ¡Je je je!..

- ¡Mejol con sus pielnas abieltas! ¡jio jio jio!..

Los tipos la levantaron y en vilo la acomodaron sobre el sofá completamente dormida. Mientras ellos se iban, Fernando miró a Mamá y le dedico un trago cómo agradecimiento por haber ayudado con el Contrato.

- Ay, Mónica, ..me da pena verte así. Pero con ese cuerpo que tienes es un desperdicio no usarlo para nada ¡Je je je!..

Mi Madre estaba en el sofá terriblemente agotada, desnuda y con sus orificios hinchados de tanto uso. Fernando la levantó en vilo con sus brazos y la subió a su recamara. Rápidamente observé en el monitor la cámara de su recamara, donde pude ver cómo Fernando la depositaba sobre la cama y le ponía una sábana para taparla. Era un miserable sin escrúpulos, estaba usando a mi Madre como moneda de cambio, moneda para nuestra misma empresa, la de la cual ese maldito se estaba apoderando. Y cuando por creí que por fin se iría ya que había obtenido su cometido. Se le quedó viendo a su cuerpo y se empezó a sobar la entrepierna.

- Mónica, Mónica ..eres exquisita, y me puse de burro viéndote coger por tantos hombres.. ¡Que más te da una verga más!! ¡Je je je!..

¡El hijo de puta le volvió a quitar la sabana y le dio vuelta dejándola boca abajo. Le puso unas almohadas bajo el vientre y la dejó con el trasero en popa. Se bajó el cierre y sacó su gorda verga bien erecta. Este desgraciado no tenía piedad, mi Madre ya no podía más, estoy seguro que si Mamá no hubiera estado drogada seguramente en estos momentos le arderían todos los orificios. Fernando sin ponerse ni saliva si quiera le apuntó su verga directo a su trasero y se lo sambutió hasta los güevos sin piedad.

Mamá al sentirse nuevamente empalada trató de suplicar que no lo hiciera, pero sólo lograba pronunciar palabras intangibles que no lograron convencer a ese desgraciado. Le puso una mano en la nuca empujando hacia abajo, lo que hizo que su trasero quedara más expuesto. Con los nervios a flor de piel, veía cómo el desgraciado terminaba de violar a mi Madre. Ella totalmente entregada a su suerte y sin capaz de mover un sólo musculo de su agotado cuerpo tan sólo lo sintió llenar su recto. De su garganta surgió un grito de dolor, pues el tamaño de la carne que se había alojado en sus entrañas era mucha más gruesa que la que había recibido anteriormente. Menos mal que ella todavía estaba algo mojada, porque si no la hubiera rajado por dentro.


De nueva cuenta, Mamá tenía una verga incrustada en la cola y para colmo, esta vez era la de su “protector”, la del hombre que según Papá había dejado para protegernos. Cuando su trasero se adaptó a su tamaño, comenzó a moverse lentamente, iniciando un movimiento de dentro-fuera, para comenzar a realizarlo en círculos, y luego otra vez dentro fuera, pero cada vez más rápido. Sus manos iban de sus caderas a sus tetas, que se las apretaba y se las masajeaba. Sin poder creérmelo, Mamá comenzaba a sentir un leve placer, que hizo que abriese la boca para obtener una bocanada de aire, de lo sofocada que la estaba poniendo.

Mamá con dificultad entre abrió los ojos, en ellos vio un sentimiento entre angustia y rabia. Agachó la cabeza y se entregó nuevamente a la violación, suplicando mentalmente que acabase pronto.

- Mónica, ¡Aah Mónica, ..a pesar de cómo te dejaron no dejas de apretar delicioso ¡Oooohhhhh!!!

El infeliz le hizo daño cuando le apretó fuertemente un pecho, le dio un fuerte empujón de riñones y se quedó totalmente quieto. Supe que se estaba corriendo dentro del maltratado culo de mi Madre, pues pude notar cómo daba estocazos con su cadera, además de los gemidos que emitía, así lo delataban. Continuó un poco moviéndose despacio dentro de ella, y yo escuchaba el chapoteo que producía su verga al entrar y salir de ese inundado recto. Los chasquidos se debían a la gran cantidad de esperma que Mamá aun llevaba dentro. El traidor contador de mi Padre se encontraba violando el cuerpo desnudo de mi Madre, drogada y dormida encima de su propia cama. No tenía capacidad de reacción, mis músculos se encontraban paralizados y mi mirada no la podía alejar del dilatado ano y la tremenda verga de ese cerdo.

La morbosa e inesperada situación me produjo una sensación libidinosa que me obligó agacharme el ver mi pene duro que había manchado mis calzoncillos. Era una sensación eléctrica incontrolable, que a pesar de intentar escandalizarme con lo que estaba viendo me había calentado. Con el culo muy mojado, se movió, envuelta en aquella sensación de sofoco. Sabía que Mamá mañana no recordaría nada de lo sucedido, pero ella misma los había dejado que siguieran, ella misma sabía lo que podía pasar y simplemente les dejó hacerlo. La reacción lógica hubiese sido la indignación, que le hubiera impedido a ese desgraciado que los trajera a la casa, que sirviera como puta para entretenerlos. 

Salió de ella y por enésima vez, sintió que el semen se le resbalara por los muslos. Mi Madre no se movió para nada, la verga de Fernando salió maltrecha y llena de fluidos. Cuando se limpiaba y se acomodaba el pantalón, del culo de mi Madre seguía sin parar de emanar lechada, ya que no lograba retener nada por lo terrible de dilatado que estaba, y este desgraciado, sin tener el mínimo de agradecimiento le aventó de nuevo la cobija sobre el cuerpo y salió de la casa.

Ver a mi Mamá humillada y en ese estado me daba lástima y a la vez no podía arrancarme este morbo que sentía. Me miré por dentro de los calzoncillos, no dejaba de manar fluidos de la uretra. Vi como ese cerdo se ajustaba el cinturón. En ese momento, me levanté y escuche detrás de mi puerta. Aguardé escondido detrás de la puerta hasta que escuché sus pasos por el pasillo y después bajando por las escaleras. La puerta de la entrada se escuchó cerrar. Entonces salí al pasillo en dirección a la recamara de mi Madre.

Mamá permanecía en la misma postura, desnuda con todo el trasero salpicado de pegotes de semen. Me quedé observando su cuerpo y cómo esos desgraciados la habían dejado. Me dio una tristeza enorme. Mamá tan linda, tan hermosa había sido brutalmente violada por 5 o 6 hombres en una noche y yo fui testigo de todo. Delicadamente froté con una toalla sus piernas y espalda, también su rostro y sus labios. Trague saliva, me arrodillé ante la cama con los ojos fijos en las porciones de semen atrapadas en su vello en la carne de su nalgas. Mamá olía a alcohol y a sudor pestilente, respiraba a fondo extremadamente cansada. Acerqué la cara entre sus piernas y olfatee el aroma. Jamás había percibido tal hedor, ni siquiera en la carnicería de Don Ramón de cuando había pasado.

Desquiciado por un morbo extraño, con la punta del dedo atrape un fluido cristalino que emanada del chocho, degustando el sabor de su intimidad, probando la humedad del chocho de mi Madre, tragándomelo y paladeándolo. Luego me erguí. Acababa de chuparle el chocho a mi propia Madre. Se lo seque con las sábanas y la arropé. Luego abandoné la habitación pensativo. Tenía los calzoncillos húmedos y estaba excitado. ¡En que me iba a convertirá futuro?.. La coloqué más cómodamente y la puse bajo sus colchas, después salí de la habitación y apagué la luz de su cuarto.

Extrañamente me excitaba ver a Mamá coger pero no iba a dejar que la convirtieran en una Puta, tenía que pensar en algo para detener a Fernando, por lo pronto tenía ya varios videos de sus chantajes, sólo tenía que buscar el momento. Decidí dormir, mañana buscaría una solución. Puse la alarma del despertador a las siete y media, y a descansar me dispuse, tenía que limpiar todo, para que Mamá olvidara todo lo que había sucedido esa noche…

......

Pi, pi, pi, pi, pi… El desquiciante sonido del despertador me levantaba de mi apacible siesta, y me informaba de que ya era hora de ponerme a hacer cosas… pero ni ganas que tenía. Después de la terrible noche que había vivido todo había sido una pesadilla. Paré el ruido tan horrible que me despertó y me quedé un ratito echado en la cama pensando en la inminente noche que había pasado, me preguntaba cómo había amanecido Mamá. Me levanté enseguida y la busqué por si ya se había levantado.

Cuando salí de mi habitación no había rastro de nadie por la casa, bajé a la sala dónde el día anterior habían hecho una bacanal con ella. Todo era un desorden, estaban los consoladores que uso Mamá toda la noche, también encontré su traje de cebra y las bolas chinas. El piso se encontraba manchado de diferentes fluidos que ella y ellos habían expulsado, todavía se podía distinguir el olor a sexo de diferentes personas. Traté de limpiar la sala lo más rápido posible, porque si se levantaba Mamá seguro no se recordaría nada, así le quitaría un poco de angustia de lo ocurrido.

Cuando despertó era incapaz de moverse. Era como si todo su cuerpo no le perteneciera. Abrió poco a poco los ojos, dedicando todas sus fuerzas a mover los párpados. Su visión se encontraba borrosa y su cabeza daba vueltas. Notó la luz del sol sobre su rostro. ¿Qué hora era? ¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado?, se preguntaba. Poco a poco su cerebro empezó a recordar la cena, el forcejeo con Fernando, lo que le habían obligado hacer, toda aquella exposición que hizo frente a su hijo y debajo de la mesa. La habían humillado tanto.

Se sentía adolorida, pegajosa y sucia, aun del todo cubierta por fluidos. Rememoró a muchos hombres sentados en su sala, y al instante notó el escozor en su ano y una creciente humedad en su entrepierna. Siguió casi inmóvil sobre su cama en la que la habían dejado caer desfallecida. Solo movió la mano, lentamente, hacia su entrepierna. La notó extraña y recordó que se había rasurado antes de salir a cenar. ¡Cuánto la habían hecho de ella aquellos miserables! Les odiaba por supuesto. Aún podían sentir sus pieles rosando la suya, aunque no lograba recordar lo sucedido.

- ¿Q-que haces, mi amor? ..¿p-porque limpias? ..

Mi Madre se había levantado y había llegado a pasitos al filo del barandal, venía con una cara irreconocible y el pelo todo alborotado. También mostraba dificultad para caminar y se notaba el terrible dolor de cabeza que estaba sufriendo.

- E-estaba un poco desordenado Mamá, ..pero ya lo limpie por ti, no te preocupes.

- Que bueno eres, mi amor, ..me voy a recostar un rato, me duele mucho la cabeza y todo el cuerpo. Toma dinero, para que encargues algo de comer, porque yo no tengo hambre.

- ¿No vas a desayunar tu licuado, Mami? ..

- Oh, no Pedrito, ..me siento muy mal, además siento el estómago revuelto. ¿Qué pasó ayer?, ..traigo la boca muy amarga.

- Bueno Mamá, ..Fernando te llevó cargando a tu habitación, creo que tomaste demasiado.

- Si así ha de ver sido.

- Tú ve a descansar Mamá, ..mientras yo termino con todo esto. No te preocupes.

Mamá se encontraba muy maltratada, su rostro se le veía muy cansado, se quejaba de un enorme dolor de cabeza, su pelo estaba todo alborotado, sus piernas le temblaban al caminar, caminaba algo adolorida, y ya me imagino el porqué, si le habían metido una mano completa por su estrecho agujero. Se dirigió a la cocina con pasitos chiquititos y temblorosos, su trasero le estaba pasando factura de las terribles enculadas del día anterior. Cuando salió llevaba en su mano una carterita de hielos y unas pastillas. Se fue a su recamara que me imagino a curar su delicado cuerpo. Tomé todos los juguetes de Mamá y los guardé en mi habitación cómo recuerdo de todo lo ocurrido. Estaba muy aburrido y quise encender mi PC pero mejor decidí observar lo que hacía Mamá con los hielos.

Volví a prender el monitor de su cuarto y si, ahí se encontraba Mamá pasándose un hielo por su redondo recto, todavía lo tenía muy dilatado y terriblemente inflamado. Con delicadeza frotaba su ojete sintiendo un gran alivio, en su chocho se puso la pomada de su cajón, fue y preparó su baño con muchas burbujas para quitarse todo ese asqueroso olor que llevaba impregnado en cada poro de su piel. Mientras sentía el calor del agua por su cuerpo, escuchaba una de las canciones favoritas de Papá, mi Madre no aguanto más y empezó a llorar en silencio, su vida había dado un cambio rotundo, estaba siendo obligada a prostituirse por su bienestar económico y por miedo a que se llevaran a su hijo.

Salió de la tina con su cuerpo algo más recuperado. Colocó sus finas cremas por todo el cuerpo, sacó sus carísimos perfumes para bañarse por todos lados, sin querer perfumo su chochito dándole un tremendo ardor que deprisa trato de rosearse aire para tranquilizarlo. Su vagina se encontraba bastante irritada, quiso ponerse una de sus delicadas pantis pero hasta eso le molestaba. Decidió sólo ponerse su pijama de seda sin nada abajo mientras su cuerpo se recuperaba. Y yo pues, ver que más iba a suceder cuando Fernando regresara. ..


Continuara brevemente.............ATTE Pedrito Tapia

“Mi Madre me salvó de la expulsión.”

PD.... No se olviden de valorar el relato y escribir su recado para motivarme a contarles más... les mando un cordial saludo.... 
pedritapia08@hotmail.com