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viernes, noviembre 25, 2016

Capitulo (57)



MI MADRE Mónica.......... Capitulo (57)

“En manos de un pervertido.”


Esa misma noche, Mamá tuvo que lavarse la entrepierna y culo en el bidé para limpiarse los restos de semen reseco. Tal como le había prometido sugestionada, andaría por la casa con la leche de un macho toda la noche, cenaría y haría todos sus deberes con las bragas manchadas. Yo no podía dejar de pensar en otra cosa que no fuera seguir a mi Madre con las cámaras o con la mirada mientras andaba por la casa. Al otro día a primera hora, ella se levantó, se puso una bata de seda y fue a la cocina a prepararse un licuado. Estaba escocida, le molestaba el roce de las ingles y también el culo. Mamá es de las personas de piel delicada, cualquier piquete o roce la piel se le hincha o se le pone rosada. Mientras ponía en marcha la licuadora, tuvo que ir para aplicarse una pomada en las zonas enrojecidas, incluido en su orificio anal. Eran las consecuencias de haber llevado las bragas mojadas en lefa, la leche de un viejo pervertido que fingía como su terapeuta mental.

Las sugestiones habían sido muy repentina, muy rápidas, sumiéndola en una honda extraña de ninfomanía que la había convertido en otra persona de la noche a la mañana. Quería evitarlo, pero no podía. Parecía inverosímil, las sugestiones actuaban en su cabeza diciéndole que eso estaba bien, que era normal, aunque por regla ella jamás lo hubiese permitido, era ya adicta a la voz y a los ojos del renco. Tanto que ya había hasta cambiado su manera de vestir y de actuar, como un virus informático, había traspasado la línea que separa la ciencia ficción y la realidad. Ya sus adornos y ropas caras le molestaban, sus vestidos de alta costura, el colocarse zapatos diferentes cada día, ella deseaba y necesitaba sentirse sucia, una mujer cualquiera manejada de alguien.

Lo curioso y extraño, y que no entendía analizar era que ella era, Mamá hablaba y me miraba como siempre, vivía con normalidad, pero en su cabeza las sugestiones de ese pervertido la hacían actuar de manera contraria a su personalidad, era como si viese las cosas frente a ella y creyera que eso fuera perfectamente normal, podría andar en lencería por la casa si ese maldito se lo pidiera y para ella dentro de su cabeza no lo recordaría de apenas haberlo hecho segundos antes, vistiéndose como él quería, incluso su bajándose hacerle una felación en la mera entrada de nuestra residencia. Sus sensaciones ya resultaban enfermizas, ya no se concentraba en nada, no le apetecía ni ver la televisión, ni llamar a sus amigas, ni siquiera la moda le atraía. Simplemente era esperar la hora indicada para llamar a ese pervertido viejo, gordo y feo con cara de roedor. En su cabeza solo se encontraba la idea de seducirle con ropas provocativas, seguir órdenes al pie de la letra, implantándose en su cabeza que era para sentirse tranquila.

Se colocó un juego completo de vestir en short's color negro, muy ajustado que hacía que sus pechos resaltaran por si solos, acinturado mostrando toda esa silueta como el violín que tanto se esforzaba en mantener con sus ejercicios y dietas, haciendo que sus caderas y sus glúteos se notaran imponentes a cada zancada que avanzaba; por cada lado que miraras a mi Mamy derrochaba glamur y belleza. Además de que su traje negro terminaba en ese corto short's, ajustado, con el corte de las piernas un poco a bajo de sus glúteos que a cada paso dejaba todos sus muslos a la vista, con unos zapatos de plataforma de tacón aguja que la hacían ver mucho más alta de lo que por si lo era. Se maquilló debidamente, estaba de manera explosiva y despampanante.

Los tacones de Mamá al caminar despertaron mis sentidos, no creo que existiera un ruido más peculiar que ese en la casa. Podría diferenciar las zancadas de Mamá hasta en una marcha. Al verme a los ojos me dedicó una sonrisa que se mezcló con la cara de angustia que algo tenía.

- Mamá, ¿vas a salir?..- le dije.- No crees que ya es muy tarde.

- Necesito ir a buscar algo.- contestó con la respuesta que denotaba ansiedad.

- Aun así Mamá, te noto cansada, deberías intentar dormir ya ¿no?- intenté persuadirla.

- No mi amor, no estoy cansada,- respondió un tanto molesta.- Solo saldré a comprar algo que necesito, ¿Tu no necesitas nada?..

- ¿No quieres que te acompañe?..

- Es la primera vez que no te lo pido, ..ponte una chaqueta y vamos rápido.

Enseguida fui buscarla, para nada dejaría a Mamá sola en plena noche y vestida de esa forma como lo había hecho, pero yo sabía que eran esas malditas sugestiones la que la incitaban a mostrarse tan sexy con esas zapatillas de tacón y esos short's que dejaba todas sus piernas al aire, traje que en alguna vez le escuché decir que lo tiraría pues le quedaba muy corto que parecía una mujer de la calle en lugar de una prestigiada prenda trazada por unos de sus diseñadores favoritos. Vi que de nuevo entró a su habitación y volvió con los labios maquillados con un pintalabios rojo que le hacían ver la boca brillante. Cada vez que la veía con la boca remarcada en ese color sentía una rabia en lo más profundo, pues sabía que no era ella la que actuaba de esa forma, era una idea implantada en su cabeza llamada sugestión.

Aunque tampoco quizás le hubiese importado el haber cambiado un poco de look, aunque claro había sido un cambio que podría chocar con su verdadera personalidad, Mamá en el fondo siempre fue sensual, buscando escotes algo provocadores, vestidos entallados y lencería de encajes con trasparencias, quizás nunca lo había hecho por no verse vulgar pero creo que la sugestión de ese pervertido había llegado demasiado lejos y ahora parecía no importarle que la vieran. O quizás aquel maldito tan solo le había dado el empujón que necesitaba para ser como ella verdaderamente quería ser, y eso es lo que más me asustaba, que dichas acciones ya se encontraban en su cabeza y que por desgracia de la hipnosis ella las hubiera aflorado de su ser, eso era lo que realmente me atemorizaba.

Estuvimos manejando un buen rato por la ciudad, de vez en cuando me entretenía mirando sus piernas o sus pechos, me parecía increíble que ella actuara como si no lo hiciera, mostrando que se sentía a gusto y que nada pasaba. Tenía que reconocer que se miraba exquisitamente sensual, tuve un par de veces que contenerme para no acabar con una erección delante de ella, pues seguro que sería escandaloso si alguna vez se daba cuenta que iba excitado provocado por el cuerpo de mi propia Madre.

Seguí mirándola detalladamente, a pesar de su vestimenta me encantaba como se había maquillado. Llevaba los ojos perfectamente maquillados con unas pestañas largas y oscuras que la daban una mirada más sensual que nunca. Se había dado un tono leve sobre su cara, que resaltaba aún más sus labios pintados con la barra de labios en rojo brillante. Esos labios intensamente rojos, húmedos y carnosos, pero enseguida la imagen de ese cerdo metiendo su pestilente lengua entre ellos me hacían revolver el estómago y voltearme hacía otro lado.

Su pelo rubio, lucia completamente liso y suelto, en lugar de ondulado como siempre lo llevaba, esto hacia que su cabello pareciera aún más largo de lo que ya de por si era, llegando casi a tocar su trasero. Parte de su pelo caía hacia delante por encima de sus hombros y de vez en cuando jugaba con él enrollándoselo en el dedo, nerviosa mirando donde conducía, aunque aún no entendía porqué. En el cuello llevaba el dige, aquel corazón chapeado en oro que yo mismo le había regalado y que por dentro llevaba un receptor de audio, bajaba este perdiéndose entre su pecho, escote que dejaba ver con detalle parte de su ropa interior. La parte de arriba de su traje no dejaba nada a la imaginación, sobre todo porque era bien ceñida y con tremenda abertura que mostraba gran parte blanca y blanda de su pecho, se le alcanzaba a deslumbrar en cada descuido parte de su brassier con encajes de color negro, lo que adivinabas perfectamente las figuras de coral de dicha prenda. Era evidente que quería ser mirada, una hermosa rubia despampanante se veía venir desde bien lejos.

Sus brazos sobre el volante estaban al aire completamente y tan solo iban adornados con grandes pulseras de oro a juego con el dige y un reloj dorado de diseño. Mientras la luces de la calle iluminaban el interior de la camioneta, seguía bajando mi mirada hacia su cadera, la parte de arriba se achicaba a su cintura abriéndose de nuevo para empezar los ajustados short's negros, tan cortos y provocadores que dejaban toda su pierna al aire pues estos subía por sus muslos al ir sentada. Observé detenidamente sus largas piernas, la que se encontraban a mi vista casi desnuda por lo corto que era, totalmente hidratadas y perfectamente depiladas a láser que nunca le encontrarías un bello.

Pase un buen rato mirando esas largas y torneadas piernas, observando sus muslos, cada detalle, cada centímetro, me parecía que algo tan bello, tan hermoso pudieran pasarle cosas tan horribles por desgracia de su cuerpo. Pero no solo me qué allí, fijé la vista hacía sus pies. Perfectamente cuidados y pintados a cada detalle, cada una de sus uñas como si aún salón de belleza hubiera ido, coronados por las zapatillas de tacón, unos zapatos de finas tiras que cruzaban entre sus dedos más grandes y subían hacía su tobillos, que como enredaderas se dividían por sus pantorrillas, Mamá sabía cómo hacer lucir ese tipo de prendas, cada detalle. Cuando acabe de ver detenidamente su grata apariencia se estacionó y bajamos de la camioneta. Antes de hacerlo Mamá tomó su cartera de mano con metales dorados, que la daba otro toque extremadamente elegante más a su personalidad.

Exceptuando esa mirada, no la hice ningún comentario, ninguna señal que pudiera hacer que se incomodara por vestirse tan bella y sensual solo para decidirse ir de compras, me limite a comportarme como normalmente buen niño que acompaña a su Madre, como lo habría hecho cualquier otro día. Llegamos a otro centro comercial, este en el lado sur de la Ciudad, nada más al abandonar el estacionamiento, Mamá me agarró de la mano, me quedé sorprendidísimo. Eso no lo hacía desde que yo tenía 5 años, nunca desde esa edad había tenido un gesto de maternidad como ese. No disimule mis pómulos en rojo por ese detalle, me sentía extraño, pero aun así comenzamos a caminar juntos, quizás porque ya era bastante noche y sentía la necesidad de sentirse protegida de alguien, no sé.. pero me dio gracia su gesto hacía su niño.


Al pasar por una tienda de calzados de esas muy prestigiadas de marcas Italianas, observé que había varios vendedores en elegantes trajes de diseñador que no perdieron de vista al verla pasar, dimos un par de vueltas viendo por ahí, a mí me interesaban las nuevas cámaras 360 las nuevas en el mercado (haría maravillas con alguna de esas) Estuvimos caminando sin decidirse, parecía querer buscar algo pero no se decidía o no sabía qué. Al volver a pasar por la tienda de calzado por fin se animó, al ingresar los vendedores casi se pelearon por atenderla, Mamá se dirigió con el primero y al más impetuoso, que se le había colocado al frente impidiéndole pasar, este era un joven de unos 27 años, más alto que ella y con una barba cerrada que lo hacían ver más mayor de lo que podía ser sin ella.

Nos dirigimos hacía el fondo, ante la envidia de los demás jóvenes vendedores que observaban a su colega con recelo. Y es que no era para más, no había hombre que no volteara a ver ese culo de la flamante rubia. Desde que tengo memoria, cada vez que caminaba con Mamá, ya sea para acompañarme a la escuela o como en esta ocasión para acompañarla a ella, nadie del sexo masculino podía dejar de aprovechar la ocasión para echar una mirada a ese primor de trasero. ¿Cuantas multitud de pajas y millares de fantasías se habían hecho los hombres en su honor. No solo era grande y duro, lo que en verdad enloquecía a los hombres era su manera de moverlo, con cadencia, con glamur y con elegantes ropas que hacían que resaltara mucho más. Consciente y orgullosa de ser la dueña de semejante monumento, mi Madre lo exhibía sin disimulo, vistiendo ajustadas faldas, apretados jeans y todavía más exiguos short's como el que llevaba en esta ocasión. Nadie era inmune. A todos, y yo no podía ser una excepción, se nos hacía agua la boca al disfrutar de la visión de esas prominentes carnes, con esa altives, caminaba recta moviéndolo.

Mamá tomó asiento y sutilmente le pidió a su nervioso vendedor que la ayudara con la elección del calzado para una situación especial que invento. El sujeto emocionado por querer deslumbrar a la flamante rubia, de inmediato se perdió tras los paneles de la tienda y volvió con una columna de cajas de zapatos en sus manos, gentilmente se puso en cuclillas frente a las hermosas piernas de mi Mamy y comenzó a mostrarle el tipo de calzado que había seleccionado para ella.

Mamá subió una pierna a una pequeña plataforma para que esta quedara a lo alto y así pudiera sujetarse correctamente el calzado. Los ojos del joven casi saltan de sus orbitas al observar tremendo muslo, ya que por el short's que llevaba y al tener levantada la pierna mostraba un poquito más de por debajo de sus glúteos. En un principio ella se estaba colocando una bota, pero al ser esta de botín le costó un poco más, y el vendedor más listo de que pensaba, tomando la pantorrilla con una mano y con la otra el botín la ayuda a colocarlo en su pie. La mano que había puesto en su pierna, estaba aprovechando de tocar y sentir esa piel que lo estaba volviendo loco.

Ella se dio cuenta del aprovechamiento del muchacho, pero simplemente se dedicó a dejarlo sin objetar nada, quizás hasta gozando un poco de los toqueteos de ese chico que se desbarataba por sentirla, esta situación la estaban poniendo un tanto coqueta y le llenaba el ego de mujer que un muchacho atractivo como él tuviera esos atrevimientos con ella. Y es que Mamá a pesar de sus prontas 4 décadas, aun así desprendía una hermosura que te cautivaba. Con ese culo espectacular, esa cara preciosa, para colmo, la naturaleza le había dotado de unos pechos que te invitaban a meter la cabeza entre ellos. En resumen, mi Mamá era una mujer de bandera, de esas que son difíciles de ver, que tanto sueñan los hombres y ponen celosas a sus parejas, de todo el que tenga la suerte de verla pasar.

Para no hacérselas más larga, Mamá se probó varios pares y con todos se repitió la misma situación, pero la mano del vivaracho vendedor cada vez subía más y abarcaba más piel de sus piernas, ya hasta se estaban convirtiendo en unas caricias nada disimuladas, además como él le tenía tomada la pierna, ya sin descaro la manipulaba para levantarla un poco más y quizás poder ver más hasta la ropa interior de su clienta. La situación pronto llegó a tenerla excitada, afortunadamente había otras clientas que no se deban cuanta de la situación, pero estaba seguro de que algunos de sus compañeros del vendedor estaban más atentos de lo ocurría con su colega y esa esa flamante rubia que con sus propias clientas.

Lo extraño que Mamá parecía sentirse a gusto con las coquetas miradas y atrevidos toqueteos del muchacho, que fácilmente podría ser su sobrino en cuanto a la edad, tanto que parecía no querer acabar con ese juego que la estaba divirtiendo. Le dijo que ninguno de esos modelos le convencía, que buscaba algo menos casual, más atrevido para un nuevo atuendo. En ese momento el vendedor se le quedó viendo con una sonrisa como si tuviera claro el momento de la situación, lo que no desaprovechó y hasta se mostró más atrevido con intención de querer avanzar un poco más con la madura. Le indicó a Mamá que en la bodega de la tienda tenían algunos modelos como los que le indicaba, que habían llegado para la próxima temporada, pero que no se mostraban en los escaparates hasta unas semanas más tarde, lo que no sabía si eso sería verdad o simplemente para buscar una oportunidad con ella, pero que según él no había problema en enseñárselos.

Sin pensarlo dos veces me dijo que le esperara un momento ahí sentado donde me encontraba y le solicito al atrevido joven que se los mostrara, él le indico que por favor la acompañara, pero con esa sonrisa de triunfalismo como si ya se estuviera saboreando lo que se imaginaba. El atrevido vendedor la tocó con su mano por la cintura y empezó andar hacia la bodega. Yo les seguía con la mirada, mirando el trasero de mi Mamy al andar. Me quedé allí, con cara de tonto durante unos segundos, sin saber qué hacer. Entonces decidí que tenía que parar aquello como fuera, Mamá se encontraba enferma, o más bien sugestionada por aquel renco maldito y sabía que en si no era ella la que actuaba de esa forma, así que fui directo a la puerta, pero casi me da un vuelco al corazón al ver que la bodega era enorme y con millares de cajas de zapatos apisonadas. Sin mirar mucho de lo que había a mi alrededor comencé a buscar la ubicación de mi Mamá.

Los pasillos eran larguísimos además por las sombra que daban las cajas apiladas había zonas oscuras de la bodega que no podía vislumbrar. Ubiqué entonces donde estaban Mamá y ese abusivo vendedor. La vista era inigualable, los tenía justo abajo de una lámpara colgante, así que sin hacer ruido me acerqué por el otro lado del pasillo y moví algunas de las cajas para poder observar cada detalle. El tipo estaba muy cerca de ella, pero sin tocarla.

El vendedor le desocupó una silla donde ella se sentó, rápidamente sin perder tiempo sacó un par de botas de unas cajas, y ya se los estaba colocando a ella, esta vez la mano casi estaba llegando a sus muslos y el gesto para colocarlo fue mucho más grosero dejándola casi a piernas abiertas. Mamá no reaccionó si no se dejó hacer, solo atinaba a decirle que no eran las que buscaba. Nuevamente el “amable” vendedor, lanzó las botas y fue en busca de otro par para poder agradar a su clienta. Volvió a regresar con otras dos cajas y a colocar su mano en el muslo desnudo para colocar el calzado. Eso sí, se detuvo unos segundos para dejar nuevamente abiertas las piernas de Mamá y gozar por completo de como se le veía la entrepierna apretujada por los short's y dividida por el tiro la tela. La verdad que la situación era normal como cualquier otra, quizás ya eran mis pensamientos los que me traicionaban, Mamá se puso de pie y comenzó a caminar con unas nuevas botas, pero de nuevo su comentario fue que no le gustaban, que ella buscaba algo más provocador. Con su mente a mil por hora, el vendedor le dijo que se quedara dónde estaba y que tal vez las siguientes le iban a gustar.

Ella se quedó de pie y él se acercó con un nuevo par de botas. Se arrodilló frente y muy cerca de ella, y procedió a colocarle el nuevo par, esta vez y gracias al calzado estas eran muy altas y pasaban de sus rodillas, sus manos se quedaron en los muslos y muy sutilmente recorriéndolas. Mamá se giró hacia un espejo para ver cómo le quedaban, y la verdad que le asentaban fenomenal, aunque no era muy su estilo de llevar botas tan altas, lo que no me gustó en lo más mínimo fue que el tipo en lugar intentar que se las llevara, se acercó por detrás y comenzó a subir sus manos como acomodándole la piel de la bota que se ajustaba a los muslos, gozando cada centímetro de piel que iba pasando, y viendo que no había objeción a su acción, se puso de pie justo tras ella para repegar su abultado paquete al duro y bello trasero de mi Mamy.

Ella por su parte, y sin incomodarse en lo más mínimo por el atrevimiento del vivaz muchacho, solo comentaba que estas si le gustaban pero que el color no era lo que ella realmente llevaba en mente, que buscaba unas en tono negro y de otro material brillante. El vendedor que claramente se notaba que ya había olvidado su labor, le estaba contando algo al oído mientras ella solo se sonreía. Los brazos pasados por la cintura, como una parejita de tortolitos, susurrándose cosas al oído y cómplices sonrisitas. Me fijé en cómo le tallaba el paquete contra el short's, con los contornos de su verga claramente visibles a través de la tela. Mi Madre se estaba dejando ser con aquel joven atractivo, y eso me estremecía, últimamente sus reacciones no eran normales, recordaba que estuvo a punto de tener un orgasmo en pleno centro comercial rodeado de gente y de cómo se devoraba los helados como si estuviera haciendo una suculenta felación, de hecho jamás había perdido la cabeza frente a mí y siempre había logrado mantener la compostura. 

Pude ver entonces que Mamá de pie como estaba sobre sus piernas flexionadas juntas, soportaba los tallones y embates que le daba el atrevido vendedor. Desde mi perspectiva el tipo jamás hubiera tenido tal atrevimiento con alguna de sus clientas a menos que ellas se lo permitieran. Las manos del joven vendedor se dedicaban a manosear a su antojo aquellas maravillosas piernas, y comenzó a querer introducir sus dedos por dejado de las piernas del shorts para ganar así un poco más de centímetros de tersa carne que no se veía, en eso momento ya no fue capaz de detenerlo, porque era lo que realmente ella quería que hiciera. Sus manos ahora estaban por todos lados, y comenzaban a introducirse en su exquisita intimidad.

Noté que de vez en cuando Mamá giraba el cuello y volteaba a ver la entrepierna de tipo mientras le decía algo, podía ser mi imaginación, pero en ese momento y desde mi perspectiva, me pareció que el tipo tenía un bulto bastante prominente en el ajustado pantalón de tela negro que llevaba puesto. Tal vez era eso lo que tenía perdida a mi Mamita. La escena era digna de una película erótica.. ella de pie frente a un espejo, hablando acerca del calzado y el vendedor por detrás de ellas con las manos bajo los cortes de su short's metiéndole los dedos.

Sin más ni más se fundieron en un apasionado beso. Nuevamente el tipo sacó las manos de la intimidad de mi Mamy para poder acariciar aquellas tetas rotundas a su gusto, y ella que le buscaba la lengua desde atrás sin cambiar de posición, solo que en esta ocasión, pude ver cada movimiento de sus manos claramente. Mamá mantenía una de sus manos sobre la mano del vendedor que le achuchara las tetas, y la otra fue y la puso sobre su enmarcado paquete. Continuaron el beso acariciándose mutuamente tallándose con las manos las intimidades de sus cuerpos. Fue el tipo quien dio el primer paso. Le dio la vuelta bruscamente para devorarle la boca mientras sus manos bajaban a sus prominentes posaderas y de manera audaz subía los extremos del short's para que así la tela se le retacara en el culo, hasta donde sus nalgas comenzaban a salir por debajo de los short's. Después ya sin ningún reparo acariciarle la parte de sus cachetes que quedaban expuestos, hasta que prácticamente le dejó los short's como calzón chino y frente a mis ojos.

Mamá era una muñeca que se dejaba hacer por completo. Cuando la lengua del audaz vendedor comenzó a bajar por su cuello en dirección a sus pechos lanzó su primer y ahogado gritito de placer, ya no era consiente de nada, solo del placer que estaba sintiendo al tener esa boca sobre sus tetas y un dedo que estaba introduciéndose en su trasero.


Se manoseaban con pasión. Veía el paquete del vendedor aplastado contra el short's de mi Mamy, mientras ella le rasguñaba la espalda como desenfrenada. Los besuqueos y los manoseos se prolongaban, atornillando los besos con lengua. Yo observaba la escena impávido, desfallecido, acosado por los celos maternales, aunque entendía que su necesidad de mujer era sugestionada. El joven vendedor se desabrochó el pantalón y se bajó el cierre, invitándole a ella a meter la mano, lo que al principio se negó, pero por la insistencia de este se encargó de bajarle la delantera del bóxer, agarrarle la verga y masturbarle por dentro. Adhirieron sus cuerpos, removiéndose, besándose, manoseándose. Observé la manita libre de mi Madre resbalar por la espalda del tipo hasta adentrarse dentro del bóxer, apretándole las nalgas para que se le pegara más a su cuerpo.

El chico comenzó a contraer el culo, como follándola de manera aligerada. Mamá se lo acariciaba con la mano dentro del bóxer, palpándoselo, apretándoselo. Él le acariciaba las nalgas y la besuqueaba por el cuello. Sólo resoplaban para no hacer ruido. Les veía pegados, frente a frente. A veces, el vendedor echaba el culo hacia atrás y distinguía parte de la mano de mi Madre masturbándolo, pero enseguida se mantenía pegado removiéndose sobre ella mientras la baboseaba.

- ¡Enséñaselas, no seas tontona, ..deja que te vea las tetas.- le insinuaba.

- ¡Por favor, para.. no me hagas cometer una locura.- protestó.

El vendedor, ya no contento con tocarla con sus manos, con una de ellas por los hombros le deslizó uno de los tirantes hacia el brazo. Mamá lo primero que sintió fue su húmeda lengua que luchaba por abrirse paso entre sus pechos. Ella por querer resistirse perdió un poco el equilibrio y se tuvo que apoyar en la silla que estaba a su lado.

- ¡Deja que te vea las tetas, me gustan mucho tus tetas..

- No, yaah.. esto es una locura.- se resistía.

- Tú tranquila.

Le deslizó los tirantes hacia los codos y se encargó de bajarle la pechera, descubriendo aquellas tetas bronceadas, blanditas, con aureolas pequeñas y rosadas que invitaban a devorarlas. El tipo y ella se miraban. Le metió las manos bajo los brazos y se las acarició suavemente con las palmas.

- ¡Puta madre, mira qué tetotas tienes.- las hizo botar sujetándolas por la base con las palmas.- Están ricas, ..joder, qué blanditas.

Se inclinó y le pasó la lengua por encima de un pezón, sintiendo la dureza con la lengua. El vendedor le sujetó la manita derecha a Mamá y le ayudó a masturbarle, enseñándole como era que quería. Ella notaba la extrema dureza del pene, su anchura y tamaño, también que soltaba babilla.

- ¡Mira cómo me tienes..- ella volteó hacía abajo y movió más rápido la mano para masturbarle.

- ¡Aah..- suspiró Mamá.- ¿Qué quieres hacer?- le miró a los ojos.

El vendedor se tomó unos segundos para contestar la delicada pregunta, envuelto en esa atracción lujuriosa que desprendía la hermosa rubia. Mamá se mordió el labio inferior para contenerse y tragó saliva en busca de una pizca de serenidad.

- ¿Quieres que te siga tocando? ¡Aah..- le preguntó.

-  ¿Quieres tocarme la verga?- Contraatacó el tipo.- ¡Contesta, putita rica…

- ¡Sí.

- ¡Hazme una puñeta pues..

Mamá actuaba con docilidad. Con la mano por dentro del bóxer, le sacó la verga, una verga muy blanca, de piel fina, larga y con un glande afilado. Él se bajó toda la parte delantera del pantalón enganchándosela bajo los güevos y ella comenzó a machacársela. Estaba depilado, sin rastro de vello. Los grandes pechos de Mamá se balanceaban ligeramente con las agitaciones de su brazo. El vendedor la miraba respirando por la boca y ella a él, seria, acelerando los tirones a la verga. Tenía los güevos tan duros que apenas se movían. La verga parecía al rojo vivo. Mamá levantó la mirada hacia él, con expresión suplicante y sumisa.

- ¡Vamos mi amor, más rápido, ..es toda tuya.- resoplaba este.

Mamá seguía mirándole a los ojos sin dejar de acariciarle. El tipo bufaba ante la suavidad de los manoseos. Notó que con la manita izquierda le acariciaba el muslo de la pierna. El glande asomaba por la parte baja de la mano de mi Mamy. Bajó la mirada y vio cómo se movían los nudillos de sus manos y el jugoso glande se asomaba entre sus dedos. La izquierda la seguía deslizando por su muslo robusto y velludo. La agarraba por la mitad del tronco sacudiéndosela cada vez más fuerte, con la punta muy cerca de su chocho. Acercó la otra mano y le agarró los güevos para sobarlos al mismo tiempo de la paja, le ofrecía una mirada viciosa.

- ¡Aah.. ¿Te gusta así?..

- Lo haces muy bien, bonita.. ¿Te gusta más que la de tu Marido?- extrañamente le preguntó.

- .. Sí.- le contestó sin pensar.

- ¿La tiene pequeña?..

- ¡Mucho más. ¡Aah..- le respondía siguiéndole el juego.

Bajó de nuevo la mirada para apretar más aquella verga y machacarla con más contundencia. Los güevos se los manoseaba a modo de achuchones. El vendedor desprendía continuos bufidos de placer ante la paja que le hacía la flamante rubia. Ella se vio invadida por un repentino palpitar en la vagina. Le soltó los güevos y se metió la mano izquierda por encima de sus short's para tallarse la vagina. No pudo resistirse. El tipo veía cómo se masturbaba al son de los tirones que le daba a su verga con la derecha. Por el hueco entre el vientre del vendedor y las piernas de Mamá podía ver la ágil actuación de la mano sobre su propia entrepierna, rozándose, apretándose, hundiendo los dedos en la tela de sus short's buscando su rajita.

- ¡Mamacita, estás más caliente que una jodida perra..

- ¡Aah.. sii, estoy muy caliente.- le respondía entre jadeos.

Miraba fijamente cómo le meneaba la verga y a la vez trataba de concentrarse en los estímulos que se proporcionaba ella en el chocho, rozándoselo con los dedos de la otra mano. Permanecía de pie frente al muchacho con la mano rosándose el chocho, masturbándose, mientras que con la derecha le sacudía su grandiosa verga, de pie frente a él, abordada por los tentáculos del morbo. Mamá se esforzaba en sacudirle la verga con agilidad, sin apenas desacelerar, estaba disfrutando como una loca. La enloquecía sintiéndose usada de aquella manera, sintiéndose usada como si fuera su putita, como le gustaba de pronto llamarla. Yo observaba cómo le bailaban los güevos al compás de las sacudidas. la punta desprendía minúsculas gotas de babilla que se quedaban en la palma de la mano de mi Madre.

- ¡Aah.. ¿Te gusta así?- le preguntaba.

- Tu Esposo ya se habría venido, ¿verdad, putita?..

- Sí, seguro.

- Sigue así.. ¡Uhmm.. Lo haces muy bien, ..dale más fuerte, menéamela fuerte.- Mamá aceleró bastante las sacudidas, ya con sus tetas bailando al ritmo del brazo.- ¡Muy bien, así.. Mira.. pronto vas a hacer que me venga. Sigue así.. ¡Ooh.. ¡Más fuerte…- aceleró aún más, bombeando.

Casi no se le veía la mano. El tipo exhalaba acezosamente por la boca.

- ¿Quieres chuparla?..

Mamá le miró desacelerando la masturbación, tirándole fuerte de la piel hacia abajo, como para afilar el glande. Estaba en éxtasis total, pero todo cambio cuando sintió que otro de los vendedores estaba parado en silencio observando la escena en la penumbra. Es más ni yo le había visto, el desgraciado sabía lo que iba a ocurrir con su compañero por eso les había seguido. Cuando ella había estado a punto de flaquear más todavía había girado por instinto la cabeza hacia el fondo del pasillo y descubrió al otro vendedor que les veía asomado. Sus ojos se desorbitaron, sus manos se inmovilizaron por completo, pero sin dejar de mirar a su improvisado espectador, dejó que el vendedor en turno terminara, apretujándole la verga para exprimirle, mientras sentía sus nalgas con la tela del shorts entre ellas. Se las apretujaba y agasajaba con rabia.

- ¡Anda bonita, ..chúpamela un poquito.- le volvió a insistir.

- ¡Aah.. no puedo, lo siento.- le respondió.

Mamá y el espectador se miraban a los ojos. Ella mantenía la cabeza ladeada hacia él, pero recibió una leve cachetada en la cara que le volvió la cabeza hacia el de turno.

- ¡Mírame, ..mírame mientras me vengo.

Mamá frunció el entrecejo al percibir cómo le bañaban, cómo despedían escupitajos en su mano. Le metió la lengua mientras frenaba y después se separó de ella escurriéndole la verga y tapándose con el bóxer.

- ¡Ooh.. qué gusto.- suspiró él.- Porque no me esperas Mamacita, ya casi salgo de turno.

- T-tengo que irme. ¡Mi hijo..

El pánico se apodero de ella, y sin decir más nada, pero con una rapidez increíble, empujó a su furtivo amante, que quedó sentado en la única silla, se acomodó el escote y salió corriendo hacia la tienda pasándole por un lado al espectador misterioso. Yo había salido de la bodega asustado unos segundos antes, por la aparición de este nuevo individuo. Ella recorrió el pasillo amedrentada, afectada por un temblor en las piernas. La habían descubierto echando un morreo y ahora su reputación en sus tiendas favoritas pendía de un hilo. Mamá salió caminando de la bodega acalorada. Tenía su vista nublada y todavía tenía la respiración entrecortada, producto de la excitación y de su reacción al ver al otro vendedor ahí parado. Para sus adentros pensaba como había llegado a eso, que estaba haciendo, eso no era posible, y mil cuestionamientos más.

- ¡Mi amor tenemos que irnos.- me dijo apurada.

- ¿Mamá no encontraste tus botas?.- le pregunté fingiendo ignorancia.

- No, no.. vámonos, deprisa.. 

No sabía hacia donde se dirigía solo caminaba derecho. Llegamos a un restaurant muy famoso de hamburguesas, una vez allí pidió algo de cenar solo para mí, pero sabía que ella solo lo hacía para darse tiempo de pensar. Cuando dijeron que nuestro pedido estaba listo Mamá se levantó rápidamente para ir por la bandeja, la vi caminar desde mi posición, aun traía la tira del short's metida en la cola, incluso cuando se sintió incomoda intentó sacarse la tela de las nalgas cuando nadie le veía, intentando con sus andares que se acomodara por si sola, imitando los andares de una modelo.

Para su desgracia era imposible el no darse cuenta de que todas las miradas en el local iban directo a su trasero cuando se encontraba de pie, así los cuellos de los hombres se giraban para no perderse su caminar y ella era consciente de eso. Creo que en esos momentos no le hacía nada de gracia el haber optado por esos ajustados short's y menos que ese vivaz vendedor se los haya retacado justo entre las nalgas, pues era el centro de las miradas de todos, aunque solo fuera cuando sus Esposas o novias no les veían, y en ese momento cuando ella venía con la cena lo hacían.

No podían evitar seguir mirando su desfilar, observar aquel hermoso culo, más bonito hoy que nunca. Me di cuenta de que el short's se le veía más ajustado en la zona de la entrepierna, se la adivinaban sus labios incluso viéndola desde atrás, lo que la mayoría de hombres tan solo se conformaban con poder apreciar ese culo respingón, esa preciosa curva que describía y que mantenía embobado a todo el local sin poder mirar a otro sitio. Cuando Mamá volvió lo hizo con una sonrisa en la cara y con un rubor en las mejillas, al parecer yo me encontraba equivocado, no le había importado ya nada el que los hombres se fijaran en tela refundida entre sus glúteos y eso era producto de aquellas sesiones, la intensidad de la última de ellas había tenido mucho efecto ya que las malditas sugestiones de ese pervertido renco se estaban cumpliendo con más rigor que nunca. Nos sentamos y comenzamos a cenar, Mamá se revoloteaba en la silla como aquella vez, buscaba cualquier pretexto para levantarse, para ir a dejar la basura en el contenedor, y así regalarles a todo el mundo el bellísimo panorama de su trasero.

Pero de pronto, Mamá se mostró algo seria cuando viendo por la enorme ventana del local recordó a lo que había venido.

- ¡Mi amor, regreso en un instante.. por nada del mundo te muevas de aquí. Comete tu hamburguesa y espérame aquí, que yo no tardo nada. 

- P-pero Mamá, ¿a dónde vas?- le pregunté intrigado.

- Regreso rapidísimo, no te muevas de aquí.

Mamá salió del local con la misma casi indecisión de cuando nos habíamos bajado de la camioneta, eran casi las diez y media de la noche, su idea era comprar algo que su mente le exigía pero aún no sabía qué, sus deseos de poder desahogar esa idea en su cabeza la hacían a la vez estar ansiosa de encontrar dicha prenda o calzado. Durante su trayecto yo la iba a seguir, no iba a quedarme como niño tonto comiéndome una hamburguesa mientras mi Mamy iba sola por ahí a no sé dónde a comprar quien sabe qué. Caminó por los pasillos de las tiendas hasta detenerse frente a una Sex-shop, tan solo estaba a un par de locales abajo de la tienda de calzado. El local estaba en una esquina del centro comercial un poco frecuentado, desde que lo divisó pareció ida, como si sus pensamientos hubieran sido de ese lugar desde el principio.


Y pese a que sabía que no estaba haciendo nada malo miró a su alrededor para asegurarse que nadie que la conociera la viera entrar a un lugar así. Y con ese sentimiento de inseguridad entra en el Sex-Shop. Un hombre de unos 45 años que estaba en el mostrador ni siquiera levantó la vista de la revista que estaba leyendo para interesarse por una nueva clienta. Mamá se quedó unos segundos en el marco de la puerta mirando hacia dentro como si aún no se decidiera a encontrar lo que buscaba. Pudo ver varias secciones de paredes llenas de cintas de videos cuyo contenido era evidente.

Su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa, inquietud y vergüenza. Yo me encontraba observando tras el cristal de la calle, entre los anuncios de los artículos y los maniquís que ahí se mostraba. Lograba verla un poco y escuchar todo lo que ocurría a su alrededor gracias al dige. Mirando y rebuscando por los pasillos estaban dos hombres de unos 50 años, que ni siquiera le prestaron atención. Al fondo, tras los lineales estaba el mostrador en el que estaba apoyado el tipo ausente en su revista. Era un señor medio regordete, no muy alto y tampoco educado, de cabello largo que lo llevaba recogido en una coleta. En la pared de detrás del mostrador había varias baldas horizontales llenas de cajas y objetos que aunque desde dónde yo estaba no se apreciaban muy bien, pero pude adivinar a groso modo cual sería el contenido.

Así que Mamá comenzó a mirar entre los productos expuestos buscando eso que llenara su inquietud y que no sabía aun lo que era. En su camino observaba consoladores, dilatadores, bolas chinas, látigos, muñequeras, tobilleras, collares, cadenas, cuerdas, cinturones, fustas, varas, velas, todo de diferentes tamaños y estilos… No se demoró y pronto se hicieron claras sus intenciones. Necesitaba comprar artículos que le permitieran sentirse y disfrutar de su sensualidad lo más plenamente posible. Yo no perdía detalle de su rostro, me recreaba viendo sus reacciones cuando observaba un artilugio nuevo.

De repente sintió una presencia tras ella y antes de que pudiera darse la vuelta, una fuerte mano atenazó su hombro por el costado impidiéndole seguir caminando.

- Perdona guapa, pero estoy a punto de cerrar.- dijo el tipo del mostrador que se había acercado con sigilo hasta Mamá,- Si me dices que es lo que buscas lo haremos más sencillo.

Mamá sobresaltada miró su reloj, eran casi las 11 de la noche, y ya había transcurrido casi media hora desde que había entrado.

- Lo siento, es que no sé por qué decidirme.- dijo señalando varios conjuntos fetichistas que estaban en un estante.

Él la ve temblar algo desorientada. Mamá mira a un lado y a otro. El tipo jamás había visto a mujer como ella. Quizás cuando había entrado no le había puesto demasiada atención, pero ahora la veía de cerca.. ese par de poderosas paradigmas que tenía en la parte superior de su cuerpo, redondas, firmes y claramente resistentes a los efectos de la gravedad en contra de lo que indica la física, ese vientre plano y liso que se exponía con más recato ante ese traje ajustado. Y bajo él, aquel rotundo trasero redondo y firme, enmarcado por esos deliciosos short's que llegaban hasta lo más arriba de aquellas dos piernas que eran como dos columnas griegas, firmes, pero elegantes.

La empezó atender con amabilidad. Mamá sin atreverse a mirarle a los ojos, le dice que va en busca de una vestimenta sensual que pueda lucir también en la calle. Que le saque varios modelos. El tipo sonríe y le indica otra zona de la tienda. Al guiarla pone una mano en su espalda, justo donde comienza la curva de su trasero, y la empuja moviéndola sutilmente. El mero contacto hace que ella sienta una descarga, un auténtico escalofrío que hace que sus pezones reaccionen inmediatamente. Sobre unas vitrinas le muestra varios modelos. Se los explica con palabras amables e incluso le dice que estire las manos para que sienta su tacto.

La mano de él toca la de Mamá y pasan rozando unas botas negras, largas a juego con una minifalda muy corta de cuero, acompañados con un corsé del mismo material y con cierre al frente al igual que la falda. Las mejillas de mi Madre están rojas como un tomate y sus pezones amenazan con romper la tela. Inconscientemente frota un muslo contra otro, como aquella vez en la silla. El tipo le recomienda que use el atuendo sin medias, y que con una chamarra de piel le luciría sensacional. Con timidez le dice que se lo lleva. Estaba deseando irse, aunque también se siente atraída por la situación y al fin obtiene lo que vino a buscar.

El tipo le mete el atuendo en una bolsa mientras le pregunta si requiere alguna otra cosa más, “has probado el traje de látex?” y saca otro atuendo de color negro de goma… “¿lo quieres probar?” Pero Mamá toma un lubricante y, sacando decisión, dice “me llevo esto, y nada más, gracias”… Se lo pone en la bolsa y, tras pagar, el tipo le regala otra artilugio en una cajita “Para que vuelves chula y las luzcas con más orgullo” Mamá sale aliviada de la tienda. Sin imaginarse que su atuendo pronto lo iba a utilizar..


Llegando a casa suena el teléfono.

- ¿Sí?

- ¿Mónica donde carajos has estado?.. fui hacerte otra sesión.

Silencio y respiración pesada. Enseguida supuse que se trataba de ese maldito renco. Pues claro, le había prometido regresar para que le mostrara aquel atuendo de colegiala que de manera sugestiva le había inculcado. Enseguida me dirigí a la cocina a tomar el otro teléfono, ese desgraciado pervertido ya me estaba cansando.

- Mónica, puedo oírlos los latidos de tu corazón.. puedo oírte respirar. No trates de hacerme creer que no sabes quién soy.

- ¡Por favor Señor, no llame más.. ¡Déjame en paz.- Mamá ya estaba respirando aceleradamente y se dejó caer en la silla pero sin dejar el teléfono.

- Realmente no deseas que cuelgue, ¿no es cierto?.. Mi voz te hace sentir muy bien, te tranquiliza Mónica. Después de todo nuestras pequeñas sesiones han sido muy productivas. Son las únicas en las que puedes llegar a la calma mi pequeña. Ambos sabemos que es lo que necesitas, ¿verdad?..

- ¡Deténgase..- intentaba resistirse.

- ¡No, no lo haré bonita.. si quisieras que parara ya habrías colgado. Dime, ¿dónde has estado, mi pequeña?

- ¡No voy a escucharle más.- y de momento se le cerraban los ojos.

- Claro que lo harás. Al principio siempre estas asustada y nerviosa, pero ahora siempre encuentras algo de placer en mis llamadas.. Las esperas. No cuelgas porque sabes que mi voz te tranquiliza y te hace sentir mejor.

- ¡No, eso no es cierto.

- Si claro que si, necesitas mi voz para sentirte tranquila.. necesitas las terapias para que puedas descansar.

- ¡No, no voy a recibir más sus estúpidas terapias, así que déjeme en paz, yaa.- y Mamá colgó.

Suena de nuevo el teléfono.. ¡Ring, Ring, Ring..

- ¡Le he dicho que me deje en paz.

- ¿Entonces por qué has levantado el teléfono, niña estúpida?.. Ahora vamos a jugar otra vez, ..quiero que me digas donde estuviste y como te sentiste. Quiero que cierres los ojos y me cuentes si te has sentido acalorada y sensual. Quiero escuchar todo y mientras lo haces quiero que te estés tocando.

- No.. yo.. ohhhh...- gimió, se empezó a tocar el cuello y sus ojos se cerraban.

Volvió a abrirlos resistiéndose a las sugestiones de esa voz. Con cada palabra o susurro de lo que escuchaba sus pezones se ponían más y más duros.

- ¿Tienes algo que contarme?, hazlo para mí, Mónica. ¿Fuiste a comprar alguna ropa para mostrarme?..

- No.. ohh... Sí.. emm.. Sií.

- ¿Algún atuendo para sentirte sensual, para verte más.. puta?- la voz era un sensual susurro.

- Sií.

- Te encantó sentirte así, ¿no es cierto?..

- Sí, me encantó.

- Lo sé. Tenemos que vernos ahora para otra terapia, Sra. Tapia.

- ¡Deje de hablarme de las terapias..

- Dime una cosa pequeña.. ¿aun traes las bragas manchadas por mi leche?

- ... N-no..- respondió insegura.

- En estos momentos quiero que vayas y te las pongas.. piensa en lo húmeda que va a estar esa hendidura entre tus piernas y en lo que deseas que mi leche este tocando tu sexo. Piensa en lo maravilloso que es llevar la leche de tu macho en tu cosita.. Sí, claro que sí.. las putas, siempre deben de traer la leche de sus clientes.

- Noo.. Aahh.. eeemmm...- la respiración de Mamá se hacía más y más pesada a medida que sus manos se deslizaban hacía sus muslos.

- Anda ve.. ponte esas braguitas manchadas con mi leche, eso te encanta.

- No, no lo haré.

- Sí que lo harás, estúpida.. ¡Dilo en voz alta y con orgullo.

- ¡Por favor…

- ¿Por favor qué, puta?..

- Por favor, no me diga así.

- ¿Y cómo quieres que te diga, puta? Anda y ve a ponerte esas bragas con orgullo.

- Noo, por favor, están sucias, por favor.. ¡No quiero esas bragas.. Ahhh… ahh…

- Ahora ve-a-buscar-esas pantaletas Mónica.. póntelas y siente mi leche como humedece tu vagina.

Con el teléfono en mano se dirigió al cesto de la ropa sucia hasta que encontró lo que la voz al teléfono le pedía. Aquellas bragas negras de finas tiras, igualmente manchadas de semen, con fuerte olor a lechada. Se tapó la nariz con ellas para olisquearlas, manchándose los labios y la nariz de semen, impregnándose de ese olor tan fuerte. Sentía una necesidad ineludible por masturbarse. Odiaba a ese viejo que la estaba transformando en no sé qué cosa, pero adoraba y le tranquilizaba cada vez que hablaba con ella. Ese desgraciado conseguía con su voz, pasmosa y guarra a la vez, calentarla y tranquilizarla cuando quería.

Era una voz serena para a continuación volverse guarra. Conseguía elevar y separar su ser interior de su mente condicionada, llevándola a un lugar decadente y de tranquilidad al mismo tiempo. Era un lugar en el que podía descansar pero, como sucedía siempre, no sin consecuencias. Ni su rabia interior, ni su desesperación podrían salvarla de la voz que controlaba su mundo, la voz que se estaba llevando su ser, la voz que la estaba acondicionando para el placer. Esa voz se abre paso en su cerebro y no le dejaba reposo. Le despoja y aparta de toda razón. Esa voz que tomó toda su lógica y sin compasión la hizo basura. Esa voz por la cual estaba tirando todo por la borda.

- Póntelas Mónica.. siente esa leche en tu ranura. Esa leche que te hace sentir deseosa, esa leche que te hace ser mi puta.

Mamá nunca tuvo la total confianza con ese viejo lisiado y sin embargo lo único que podía hacer ahora era cumplir con pasión, lujuria y miedo a los dictados de su voz. Se estaba convirtiendo en su esclava sin poder evitarlo. Cada vez que caminaba, se vestía, cada vez que comía, caía más profundamente en un abismo del cual no podía escapar. Cuanto más caía más se perdía a si misma y más se convertía en otra persona.

- Y-ya los tengo..- respondió.

- ¿Ya te los has puesto?..

- ¡Aah.. Están en mis manos.

- ¡Póntelas pequeña estúpida..

Con suma obediencia, se encerró en la habitación de lavado y a los cinco minutos salió vestida como si nada, con su traje negro compuesto por ese short's que le llegaba hasta el final de los muslos. Tenía los pómulos enrojecidos por la vergüenza. Sus pasos parecían no ser los mismos. Las bragas le picaban, le escocían y le hacían sentirse incomoda.

- ¿Estás caliente, verdad Mónica? ¿eh?..

- ¡Sí.- contestó Mamá, con la vagina ardiendo al sentir la lechada ya reseca sobre la gasa de las bragas.

- Estás muy caliente ahora, ¿verdad?- le repitió con tono susurrante.

- Sí, ¡Aah.. estoy excitada.

- Frótate la chocha y dime dónde estabas esta noche.

Mamá estaba demasiado caliente. O se tocaba o se moría. Se le encendieron las mejillas, llevó su mano derecha entre sus piernas y se frotó, restregándose las pantaletas embadurnadas de esperma en la vagina. Gimió cuando se pasó los dedos a lo largo de su babosita rajita. Con la barbilla sostenía el teléfono, mientras llevaba su mano izquierda hasta sus pechos, se los acariciaba al tiempo que con la otra se frotaba el clítoris con las yemas de dos dedos.

- ¡Ahgg.. que rico..

- ¿Ves? ¿Es mejor así, no?..

- Si.. Aah, sí, mejor.. Uhmm.. No sé que me pasa.

- Yo sé lo que te pasa puta.. ¿Dónde estabas Mónica?..

- Fui.. ¡Aah.. fui a comprarme un atuendo ¡Aah..

- ¿Un atuendo de qué, pequeña?..

- ... un atuendo sensual. ¡Aah..- y se frotaba cerrando los ojos.

- ¿Un atuendo de puta?..

- ... Noo.. ehh.. sii..

- Vestirte de puta te hace sentirte bien.. céntrate en escuchar mi voz.. es lo único que quieres.

- Sii..

- ¿Que más compraste Mónica?, ..síguete frotando ahí con la leche de tu macho. ¡Je je je je.. Eso te hace sentirte más puta.

- F-fue todo lo que compre.. ¡Aah.. y un lubricante.. y un no sé qué que me regalo. Argollas de presión.- respondió Mamá revoloteando las bolsas y extrayendo otra cajita.

- ¿Sabes dónde van esas argollas?..

- Sí.

- Dime, ¿dónde?..

- En mis pezones.

- ¡En tus calientes pezones, puta.- la voz era ahora de mando.

- Van en mis ca.. en mis calientes y grandes pezones.

- ¡Je je je.. Así es, ¿y dónde están esos pezones grandes y calientes?..

- En mis pechos.

- ¡No.. Están en tus grandes melones. ¡Dilo puta..

- Están en mis.. en mis grandes melones. ¡Aah..

- Eso es mi pequeña puta.. Como eres una puta tienes las tetas muy grandes. ¿No es así, Mónica?

- Sí, tengo unas tetas grandes.

- Son tan grandes que merecen la pena que todos los hombres les dediquen su atención.

- Sí, son enormes.- Mamá tenía lágrimas en los ojos y la voz seguía humillándola más y más. Sin embargo, la humedad en su entrepierna era cada vez mayor, se frotaba con más rabia. Perdió el control y se dejó llevar por la voz.

- Entonces, si merecen la atención de los hombres no te avergüenza mostrarlos con descaro, ¿no es así?..

- Sí, vale la pena que todos los miren.

- Escúchate a ti misma, Mónica. Tu conciencia puede decirte que no y sin embargo te encanta la forma en que te trato. Te gusta tanto que te guie que estás dispuesta a hacer cualquier cosa que a mí me plazca. Eres verdaderamente mía, Mónica. Ahora dímelo, ¿de quién eres?..

- Soy.. soy suya Sr Paulino.. verdaderamente suya.. ¡Aaah.. oohh…. Síiii.- comenzó a decir presa de un fuerte orgasmo.

- Mereces que yo te guie, que saque de ti todo lo puta que llevas dentro.

- Sí, necesito que mi guie Señor. ¡Aah..

- Y dime, ¿estás dispuesta hacer todo lo que yo te diga?..

- ¡Aah.. no lo sé.. algo de mí lo aborrece y otro no se ¡Aah..

- ¿Te aborrezco pero aun así me deseas verdad puta?..

- ¡Aah.. no lo sé.

- Claro que lo sabes, porque ya eres mía, ¿verdad?. ¡Dilo..

- Sii.. voy hacer todo lo que usted me diga.- lo decía sollozando mientras aumentaba la humedad que escapaba de sus labios vaginales.

- Sí, estás dispuesta hacerlo ya no tendrás que preocuparte por la Mónica del pasado, la indefensa, la débil. De hecho lo mejor para ti es que yo vaya a vivir a tu casa, que este cerca de ti, para cuidarte. Ahora incluso estás pensando en lo bueno que sería que yo me ocupara de todo. Piensa en ello pequeña. Piensa en todas las alegrías y maravillosos placeres que obtendrías si yo estuviera a tu lado.

- ¡Oh, lo necesito sí.

- Tienes algún vibrador, ¿verdad puta?- ya no se limitaba para llamarla puta.

- .. Sí.- y ella parecía ya no darse cuenta.

- Si, claro que si, las putas calientes como tú satisfacen su chocho cachondo con vergas de plástico, ¿no es cierto?..

- Sí.

- Bueno, tengo una idea aún mejor.. ve a buscar un grueso y agradable pepino a la cocina y métetelo.

- No.. ¡No voy a hacerlo, desgraciado enfermo..- de pronto parecía cortar con el trance y tratar de resistirse.

- Vas a hacer lo que yo te ordene, mi pequeña sorra. Ve-a-buscar-en tu refrigerador algún pepino para metértelo. Sé que piensas hacerlo.. se te está poniendo tan caliente y húmeda la raja.. ¡Ve a buscar ese pepino..

- No, no puedo… pare, por favor.

- ¡Vete a buscar el pepino ahora..

Se hace el silencio. Unos segundos después Mamá aparece en la cocina donde yo me encontraba roja y sudorosa. No dice nada, ni se da cuenta que he dejado el teléfono descolgado en la mesa porque no había sabido que hacer con él, todo había sido muy rápido. Si ella no hubiera estado sugestionada me hubiera sorprendido escuchando la conversación y entonces si se armaría. Sin saber cómo reaccionar, simplemente se da la vuelta y se dirige al pasillo para responderle:

- No puedo, está mi hijo.

- No importa.. tú necesitas ese pepino dentro de ti. Quiero que vayas de nuevo y busques ese pepino delante de él para que se dé cuenta de lo sorra que es su Madre.. ¿verdad que deseas ese pepino dentro de tu sorra?..

- Sí, es un fruto grande y grueso.

- Quiero que vayas y te metas ese gran fruto en lo más profundo de tu chocha.

- ¡No.. no, no puedo… por favor, no puedo.

- Sí que puedes. Dime lo que deseas hacer.

Una breve pausa.

- Quiero.. ¡Ooh.. quiero meterme ese fruto.

- Adelante ve, busca ese pepino.. y frente a tu hijo lo pelas y lo entierras bien adentro de ti. Estas fuera de control. Hazlo para mí.

- Yo.. oh.. yo.. sí.

- ¡Espera..- le gritó la voz del teléfono.

- ¡Aah.. ¿C-como?..

- Me acabas de demostrar lo lejos que llegarías por mí. ¿Te das cuenta de lo mucho que necesitas que yo te guie, Mónica?..

- Sí.

- ¿Entonces por qué no me invitas a tu casa esta noche?

- Yo.. no sé.. sii.. necesito que usted me guie.

- Vístete de puta para mí.. ¿Por qué no me abres y me recibes así, como si fueras una puta?..

- Como si fuera una puta.

- Anda, vístete de puta, ..vístete para este viejo enfermo ¡Je je je je..

- Si.. si, Sr Paulino.

- Quiero que lleves a tu hijo a dormir, después ve a tu habitación a cambiarte. Estarás cachonda como una perra esperándome, ..me desearas como nunca has deseado aun hombre. Me trataras como si fuera tu Marido, ..no más caliente, me trataras como tu amante, estarás cachonda por mí, me desearas como a nadie. ¿Me has comprendido?..

- Lo trataré como aun amante.

- ¡Je je je je.. en un ratito llego.- y colgó.

Yo no me sabía que esperar, me quedé magnetizado. El hijo puta lo había conseguido. Tenía a Mamá prácticamente como una esclava a sus perversos caprichos. Mi Madre estaba en su total dominio mental, y de nueva cuenta yo no sabía que hacer. Poco a poco estaba cambiando su actitud, poco a poco la iba induciendo a vestirse como él quería, a tenerla cachonda todo el día. Se me puso la verga dura a medida que pensaba lo que iba a pasar. Continuábamos siendo asechados por viejos perversos y todos con el mismo fin, apoderarse del hermoso cuerpo de mi Mamy.

... Sonaron los tacones de Mamá al dirigirse hacia donde yo me encontraba.

- Mi amor, ya es tarde porque no te vas a dormir.- me dijo pero sin verme.

- Mamá aún es temprano.. ¿y porque estás así, toda acalorada?, ¿te sientes mal, quieres que llame al médico?- le pregunté.

- ¡No, no es temprano..- me respondió subiendo repentinamente la voz. Enseguida la bajó.- Necesito que vayas a tu habitación y te duermas.

- ¿Mamá que te pasa?..

- ¡No me pasa nada.. necesito que te duermas ya Pedro.- me respondió enojada, como frustrada.

- Esta bien Mamá.

Mi Madre me sonrió temblorosamente. Asentí y me dio un beso, luego salió de la cocina. A los segundos escuché un portazo, la puerta de su recamara. Mamá se encontraba enferma, inducida por la mente retorcida de un asqueroso lisiado, iba a fornicar con él sabiendo que yo estaba presente en casa, se iba a vestir de modo sugerente porque él se lo había pedido. Ahora era ella la esclava de otro cerdo pervertido. Y como anteriormente, tendría que someterse a sus más bajos caprichos.


Mamá se vestía con cierto nerviosismo, no entendía el por qué su corazón latía en forma tan acelerada. Le había ordenado a su hijo que se durmiera para que no le estorbase, para que no la viera en ese sugerente atuendo comprado en aquel Sex-shop esta misma noche. Se esmeraba y aplicaba con mucha meticulosidad en la forma de cambiarse, si bien no estaba muy segura del por qué ponía tanto cuidado en verse apetecible, aunque siempre en su vida lo había hecho igual.. pero ahora era distinto, quería verse seductora y atractiva para ese viejo, aunque no tenía muy claro si esto era lo que realmente deseaba, algo en su cabeza le ordenaba que lo hiciera que se sentiría tan bien y otro más débil le atormentaba que no era debido, pero el hecho de sentirse una puta le mojaba la rajita, tenía que cumplir con su parte para calmar eso en su cabeza que lo exigía.

Escogió un diminuto conjunto de ropa íntima en color negro, que con el contraste de su piel blanca la hacían ver tremendamente alucinante. Opto por esa sugerente minifalda negra de cuero, con ese extraño corsé que achicaba más su cintura y elevaba más aquellos colosales y duros pechos, que con el solo hecho de vérselas de esa manera a cualquiera le darían ganas de lanzarse y mordérselas. Se enfundó en las piernas otras medias de red negras hasta los muslos, con el elástico apenas al final de su faldita, que al ser esta tan ajustada y de cuero perfilaba a la perfección las delineadas formas en especial de su portentoso pedazo de trasero.

Y para terminar con el sugerente acicalamiento se puso las más altas zapatillas de taco y de plataforma de su infinita colección, Mamá se observaba altísima, además por la manera en que acomodaban sus pies le hacían parar su trasero aún más de lo que ya lo tenía, haciéndolo ver morbosamente apetecible, digno de ser admirada y azotado si se es más atrevido, para deleitarse de aquellas duras carnes apretujadas por el cuero. Se perfumó, se alborotó el cabello con el secador y se pintó de manera exagerada para darle erotismo. Al final se colocó un velo negro para cubrir sus hombros y el pecho.

Al salir de su habitación caminó en sus altas zapatillas de aguja hasta el final del pasillo, queriendo comprobar que su pequeño retoño ya se encontrase dormido. Antes, me había metido en mi cama y había apagado todas las luces de mi habitación para fingirlo, me daba rabia lo que hacía, lo que iba a pasar, pero por lo pronto no podía hacer nada por evitarlo, ella estaba bajo la hipnosis de ese cerdo y no sabía que consecuencias tendría o secuelas si algo rompía dicho transe. Mamá simplemente abrió la puerta muy despacio de mi habitación para asomarse, el fino aroma de su perfume embriagó mi cuarto en segundos. No sé si ella era consciente de lo que estaba haciendo o en qué la estaban convirtiendo, pero de lo que si se encontraba convencida era que esperar a ese hombre era lo que le enardecía.

Unas vez comprobado que toda su casa estuviese en calma, bajó a la recepción y se sirvió un trago, preparó unas copas, arrimó unos hielos y colocó en la mesa una de las botellas de mi Padre. A las doce y media sonó el timbre. Era él, tenían toda la madrugada por delante para ellos dos. Mamá tenía la mente bloqueada. Sus fantasías y el morbo se propagaban por sus entrañas y le impedían analizar lo que realmente sucedía. Se estaba convirtiendo en la esclava de otro viejo, de otro pervertido que siempre había querido vivir este tipo de fantasías con las pacientes de su lugar de trabajo, traicionaba la confianza de aquel médico, sabía que si algo le salía mal todo acabaría, por mucho que tratara de dominarla algún día se acabaría, estaba consciente de eso, tenía que aprovechar al máximo cada uno de sus pasos o lo atraparían.

En la cabeza de Mamá ocurrían dos cosas, por un lado se sentía culpable, pero por otro percibía una excitación eléctrica de sentirse sucia. Miró por las cristaleras de la puerta y vio su figura rechoncheta al otro lado, con ese caminar de arriba abajo. En cuanto le abrió pasó dentro, ella cerró la puerta deprisa y se besaron las mejillas como dos grandes amigos. Usaba una camisa blanca toda percudida y llevaba los pantalones caídos y parte de la raja del culo le sobresalía por encima del pantalón. Al verla por la luz del pasillo se quedó embelesado. El viejo al ver la forma en que venía vestida la flamante rubia cayó en un estado de fascinación lujuriosa. Resultaba asqueroso ver a una mujer tan hermosa como ella permitirle a un viejo cincuentón como el lisiado que la viera de esa forma.

El renco tenía cincuenta y tantos años, era un tipo algo robusto por su corto tamaño, grueso y barrigón, poseía una panza redondeta y dura, con la cabeza muy picuda y el cabello algo rizado, con un bigote escaso lo mismo que la barba, lo que le hacía verse semejante a un roedor.

- ¡Hola, Mónica, veo que te has puesto bastante linda para recibirme, ¿Cómo está mi putita favorita? ¡Je je je je..- se rio dejándole ver todos sus dientes cariados a la azulada mirada de mi Mamy.

- ¡M-me estoy volviendo loca Sr Paulino.. P-pero por favor, pase y alejémonos de la puerta que no quiero que algún conocido vea que recibo visitas a estas horas de la noche.

- ¿Y qué hay de malo en eso?, ..ya deben de conocer a la nueva Mónica, la sensual viuda, mi putita.. la caliente y cachonda Mamy de un hijo. Que por cierto, ¿lo has llevado a dormir para que no nos estorbe y podamos estar tranquilos? Je je je..- se burlaba y reía de poder tenerla a su antojo.

- ¡Por favor Sr Paulino, no hable de mi hijo, él no tiene la culpa de que yo esté en esta situación. Intente por favor no hablar de mi hijo..- le solicitaba mediante suplica y molestia, por la forma en que el viejo se refería al ser que más amaba en su vida.

- Esta bien ya, no te enojes putita..- le decía a la vez que con sus toscas manos de intendencia la sujetaba por la cintura.- Vamos adentro y nos relajamos un poco.

Recorrieron el pasillo, él abrazándole por la cintura, Mamá le sacaba como 30 centímetros y vestida de esa forma parecía su cliente. Irrumpieron en la sala, un enorme espacio iluminado por la luz de la chimenea y por unos focos tenues al enorme ventanal que daba hacía el frente de la residencia. Había retratos por todas partes, fotos de nuestras vacaciones y fotos individuales de cada uno de nosotros, muchas de mi Padre con distintas celebridades y socios. Mientras ella se miraba a un espejo para retocarse algunos cabellos revoltosos. El renco se encendió un cigarrillo, aún de pie en la sala.

- Tienes una casa impresionante, una mansión como las películas. Tu Marido debió ser una figura importante.

- Si así fue.. Rodolfo era muy inteligente.

- Lo fue al haberse casado contigo.. es una pena ¡Je je je je..- sonrió lanzando humo mientras la observaba con ocio.

Mamá sonrió apenada.

- Quítate esa cosa que te tapa las tetas.- le ordenó tras la primera calada-. Estarás más cómoda. Y sírveme una copa de esas mientras yo voy y meo.

Mamá se volvió hacia él y ante sus ojos se sacó el velo para dejarlo sobre el sofá. El renco volvía a recrearse con aquel delicioso cuerpo. Observó aquellos pechos grandes simplemente cubiertos por la lencería, con la copa de muselina donde se le transparentaba con claridad los pezones.

- ¿Whisky?..

- Sí.

Ella se dirigió al mueble para preparar la copa. El viejo estaba embelesado, no se la creía, aprovechó para gozar de ese trasero apenas cubierto por la minifalda, con el final de la prenda muy abajito de los glúteos y con esas medias de red enfundando sus largas y torneadas piernas. Era como disponer de una puta a su servicio. Cuando se giró para entregarle la copa, vio que este se dirigía al baño por el pasillo. Podía ver la parte alta de sus nalgas, salpicadas de vello, así como la rabadilla, con pelillos procedentes del interior de su raja. Ya sudaba como un cerdo, unas finas hileras de sudor procedentes de la espalda le caían sobre el culo. Era un culo cuadrado.

Le vio ir hacia el lavabo mientras sostenía la copa que le había preparado. Le miraba casi de perfil, frente a la taza meando. Podía ver desde su posición el arco de orín amarillento cayendo dentro. Llevaba un calzón blanco ajustado donde se apreciaban algunas manchas amarillentas, tal vez de orín reseco. Sólo verle sus piernas, la base de su barriga y de cómo empuñaba su cosa para mear le produjo un cosquilleo en la vagina, a pesar del mal olor que desprendía y del sudor que comenzaba a empapar su asqueroso cuerpo. Aguardó ahí, de pie con la copa en la mano hasta que le vio salir y reunirse con ella para sostener la copa. El cerdo ni se había lavado las manos ni mucho menos tirar de la cadena.

Olía a macho, sólo su atmósfera ya la ponía cachonda. Vio en sus dedos varias salpicaduras de orín que sin siquiera limpiarse sujetarla de la barbilla agradecido por el trago. El inmundo renco la estaba pervirtiendo en exceso, la estaba convirtiendo en su guarra, le había inducido impulsos que resultaban indomables, como vestirse de esa forma y recibirle como si fuera su amante a altas horas de la noche, o permitir que le tocara el rostro con sus dedos manchados de orín. Y ya, para colmo desbordada, masturbarle en pleno pasillo, dejarse llenar las bragas con su asqueroso esperma para obligarla andar todo el día. Un tipo que casi le doblaba la edad, un tipo físicamente asqueroso. Trató de poner su mejor sonrisa e intentar limpiarse la mejilla con la mano.

Caminó tras él, mirándole la raja peluda del culo que le sobresalía del pantalón. Por su parte él, iba disfrutando de antemano su triunfo, camino hasta el sofá planificando sus siguientes pasos, concibiendo nuevas formas de dominio sobre ella. Quería.. necesitaba comprobar si se encontraba totalmente a sus órdenes. La confirmación de la entrega había dado sus primeros pasos, lo había recibido ataviada con ese atuendo raro como exiguo en tela. Mamá completamente cortada, le seguía mientras con sus manos intentaba alargar el vuelo de la falda. El viejo tomó asiento en medio del sofá y enseguida colocó los pies encima de la mesa de cristal.

- ¡Estas guapísima,- le dijo maravillado por la transformación.- Me pones muy cachondo.

Era increíble, la mujer que hace algunos días había aparecido en el consultorio elegantemente vestida para suplicar por sus medicamentos había desaparecido, dando paso a una mujer desinhibida que destilaba sexualidad a cada paso. No solo era bella sino el sueño de todo hombre hecho realidad. Incapaz de contenerse, le pidió que diera una vuelta para verla bien. Mamá con sus mejillas teñidas de rojo, se exhibió ante sus ojos.

- Tienes unas piernas preciosas,- le dijo posando la mirada en aquellas columnas torneadas.

Sus pezones involuntariamente se erizaron al escuchar el piropo, su dueña totalmente ruborizada se acarició los muslos sintiendo en las manos la textura de las mallas y respondiendo en el acto subiendo el mismo muslo dejando su pie en el aire, permitiéndole al vejete que observara a sus anchas todo lo que él quisiera de ellas. Ya envalentonado, el viejo le soltó:

- Y un culo estupendo. ¡Me encanta que lo muestres como puta.. ¿te gusta sentirte así?

El desgraciado renco jamás se imaginó cuando empezó a inducirla poder transformarla de esas forma, no sabía si algo como la hipnosis pudieran darle tantos resultados. Lo había hecho simplemente por el morbo de verla, de estar a su lado, de tocarse viendo tremendo monumento, pero ahora necesitaba poseerla el mismo. Era tanta su calentura que, cada vez que posaba sus ojos ante esa rubia, no podía dejar de recrearse en sus curvas. “Está buenísima”, reconocía al sentir que su miembro pedía ser liberado de lo que lo retenía.


- Hoy me sentí tan sensual que fui a comprarme este atuendo,- le confesó con alegría,- tenía razón, tengo que dejarme guiar, necesito ser otra.

Satisfecho con su respuesta, supo que estaba excitada al comprobar que sus pezones la traicionaban. Meditando que hacer, la recorría con la mirada de arriba abajo mientras se degustaba el trago. En un momento dado al mirar que se sentaba la vio que cuidó de no mostrar nada bajo la falda. Mamá se había puesto unas coquetas braguitas en tanga, y con tranquilidad le dijo:

- Me encanta verte las piernas, pero más aún esas bragas negras que llevas.

Completamente avergonzada, cerró sus piernas diciéndole que no se había dado cuenta. Mientras el lisiado se dedicaba a pegarle tragos a su vaso Mamá se encontraba sentada al frente suyo. Cruzó las piernas, erguida, y la pequeña faldita de cuero se le abrió hacia los lados dejándole las medias al descubierto, con la liga y los broches visibles en los muslos, incluso llegaba a verse los detalles del liguero. Entonces echando un trago, dijo:

- Abre las piernas, te he dicho que me gusta verlas.

Se quedó perpleja al oírle pero venciendo su vergüenza, fue separando sus rodillas sin ser capaz de mirarle. Cumpliendo otra etapa de su plan, fijó la mirada en su entrepierna mientras Mamá se agarraba de sus rodillas totalmente expuesta incluso apretando las manos en la carne para evitar tocarse. Que la mirara tan fijamente en esa zona además de incomodarla, la estaba excitando. Su braguita era algo peculiar, llevaba cortes y trasparecías, de lo que no me había percatado a la hora que se cambiaba. La braga se fue tiñendo de oscuro por la humedad que brotaba de su sexo. Al percatarse que estaba empapada y que se mordía los labios tratando de no demostrar el ardor que se le estaba acumulando entre las piernas, buscó sus límites diciendo:

- Estas cachonda.. Tócate para mí.

Mamá le fulminó con la mirada indignada, pero al comprobar que no cejaba en su repaso y que iba en serio, se puso nerviosa luchando en su interior su razón contra la tensión almacenada en su sexo. Extendió el brazo derecho para meterse los dedos por dentro de la braga y se empezó a hurgar.

- ¡Así puta, que calientes estas.- le decía mientras la veía tocándose.- Mueve la mano más deprisa-. Mi Madre aceleró.- ¡Más deprisa, zorra…

Agitó el brazo velozmente. Se podía ver el movimiento de los nudillos bajo la delgada tela negra y trasparente de sus bragas. La veía desde el medio del sillón, tomándose el licor de mi Padre mientras ella continuaba tocándose con velocidad. Mi Madre se retorcía de placer, gozando del manoseo y la situación a la que estaba siendo inducida.

- Dime Mónica, ..¿que hacías para tu Marido después de un día largo de trabajo?

- ¡Aah.. se tomaba un copa y yo le hacía un masaje.- le respondió sin dejar de tocarse.

- Hazme un masaje en los pies, tú sabes cómo, ..como lo hacías con tu Marido.- dijo sacándose los zapatos con los pies, colocándolos desnudos sobre aquella mesita de cristal donde yo en ocasiones colocaba mis botanas para ver el televisor.

- ¿E-en los pies?- sonrió tontamente.

- ¡Sí putita, me relaja…

- B-bueno, yo.. a mi esposo nunca..

Tenía las piernas extendidas. Al otro lado, Mamá se dirigió a la mesa y se arrodilló ante sus pies, se sentó sobre los talones y le tomó el pie izquierdo. El tipo enseguida la sujetó de la mano y la jaloneó para acomodarla. Sus pechos botaron con el rudo jalón. El inmundo lisiado se sentó abierto de piernas, exhibiendo su amplio paquete, con los pelillos negros sobresaliéndole por encima del cintillo del pantalón. Mamá se arrodilló ante él y le sujetó un pie elevándolo. Empezó a masajeárselo con sus deditos, de manera muy suave. Yo les miraba incrédulo, notaba cómo a veces le rozaba los pechos con el talón.

Se lo colocó en los muslos y empezó a masajeárselo con ambas manos, masajeándolo lentamente hundiendo los dedos en la planta y el empeine. Los tenía algo sudados. Definitivamente, la utilizaba como su esclava. Bebía y la miraba casi despreciativamente. El desgraciado lisiado le daba sorbos a la copa sin parar de observar su obra y las transparencias de las bragas junto al vaivén de aquellos pechos por los movimientos.

- Uhmm, qué gusto..- Mamá le miraba sumisa desde su posición sin dejar de masajear el pie del viejo-. Cómo relaja.. apuesto que tu Marido se la pasaba de maravilla.

Mamá pasó al pie derecho sumergida en una excitación que resultaba implacable y la arrastraba a una perversión excesivamente poderosa. Pudo fijarse en como el asqueroso se acomodaba el bulto frente a sus ojos y en cómo este iba hinchándose continuamente. Desde la posición de las cámaras la veía a ella de perfil, apretujándole los pies con suavidad. Miraba que en ocasiones sus pechos le colgaban hacia abajo al estar ligeramente inclinada y que un pezón ya le asomaba por el brassier media aureola fuera.

- Así, uhm, qué relax, puta.. ¡Ohhh.. Me encanta cómo lo haces.- le decía echado hacia atrás, con la verga muy hinchada dentro del pantalón.

- ¿L-le gusta así?..- le preguntó. Le hundía los pulgares en la planta de manera relajante.

- Lo haces muy bien bonita.- y le pegó otro sorbo a la copa.- ¿Te gusta sobarme los pies putita?..- le preguntó con una sonrisa que denotaba malicia.

- No sé.. me resulta un tanto.. asqueroso, pero me gusta complacerlo.

- Si claro, compláceme eso te encanta, ¡Je je je.. Pero sabes qué.. quiero que me chupes el dedo gordo?..

- ¿Q-que?..- volvió a preguntarle ella aun incrédula por su orden que miraba de manera repulsiva aquel dedo gordo de aspecto sucio y desagradable.

- ¿Por qué no me lo chupas un poquito, puta? Tiene que ser una maravilla..

- ¿C-cómo voy a chuparte los pies, Sr Paulino?- suplicó.

- Debe de ser muy relajante.. lo he leído en alguna revista del consultorio, anda, hazme ese puto favor. Seguro que lo haces muy bien. ¿eh?

- ¡P-pero está sucio.

- ¡Me importa un carajo, obedece.

Mamá se quedó unos segundos analizando, el olor a queso rancio le inundaban la nariz. Pensé que su hipnosis tendría un shock y que se negaría a tal aberracidad. No quiso mirarle, evitando sus ojos. Elevó aún más el pie y empezó a mordisquearle por los dedos, primero con los labios y después con los dientes. Mi corazón se aceleró cuando la observé curvarse más hacia el pie y comenzar a lamer el dedo gordo del izquierdo como si fuera un diminuto pene. El olor, seguro que le apestaban, y conociendo lo limpia e higiénica que es Mamá le resultaría insoportable, pero la sugestión y lujuria se multiplicaba con aquella vejación. Y el desgraciado rengo se orgullecía.

- ¡Ohhhh, qué bien..- susurraba mirándola, con los ojos entrecerrados-. Chúpame los dedos..-

Mamá se metió tres dedos dentro de la boca, pasándole la lengua por las yemas.

- ¡Así.. así.. ¡Uhmm, qué gusto.. El otro, el otro pie..

Ella misma le bajó uno y se encargó de levantarle el otro pie hacia su boca. Tímidamente, comenzó a mordisquearlos, con los labios, rozando la lengua mínimamente por las yemas.

- Mírame mientras me los chupas..

- ¡Egh ahgeghoso..- le respondió sin separar los labios de aquella inmundicia.

- ¡Acostúmbrate a su sabor.. de ahora en adelante aprenderás a adorarme. Más adelante aprenderás a chuparme otras cosas ¡Je je je je..

El hijo de puta no bastándole con la humillación que eso significaba empujó un poco el pie hasta meterle todos los dedos dentro de la boca. Una ligera baba le escurrió por la comisura del labio y le goteó dentro de los pechos. Con todos los inmundos dedos dentro, trataba de darle pequeñas mordeduras, sujetándolo por el tobillo.

- ¡Uhmm, qué gusto más grande..

Le mordisqueó los dedos unos segundos más, fijándose en la erección palpitante bajo el pantalón. Me encontraba sentado en mi cama con el portátil en las piernas, mi cuerpo temblaba, no podía creer que mi Madre, tan perfecta y tan hermosa estuviera siendo obligada hacer tal asquerosidad. Ahora se los lamía con la lengua fuera, insertando la punta entre medios de los dedos y ensalivándolos por todos lados mientras procuraba mirarle a los ojos como una esclava. A veces abría la boca un poco más para meterse varios dedos a la vez como a él parecía gustarle. Hasta que empujó el pie sacándoselo de la boca y bajándoselo al suelo. Se limpió los labios con el dorso de la mano, con ganas de escupir ante el mal sabor que le había dejado, y entonces se colocó la copa reacomodándose la teta.

A pesar de tal aberración ella sentía la necesidad de seguirse tocando la vagina, pero se abstenía y se dejaba llevar por aquella abominación.

- ¡Ooh.. Eres una lindura, tu Marido se había sacado la lotería. Échame otra copa putita, ..este “weskey” esta rebueno.- le ordenó dándole la copa.

Mamá se incorporó y se limpió los labios impregnados de suciedad con el dorso de la mano, sentía la lengua escosada del mal sabor para después dirigirse de nuevo al mueble por un trago. Sin darse cuenta la falda se le había subido por la postura mostrando parte de sus nalgas blancas, exhibiendo su gran trasero desnudo al viejo pervertido. Los tacones le permitían contonearlo con estilo, las liga de las medias de red y la falda subida por sus glúteos le daba un tono más a su atuendo de callejera. Cuando se giró hacia él para entregarle la copa, la falda dejaba ver la zona abultada de su rajita. Vio que el viejo había bajado las piernas de la mesita y las mantenía separadas sentado a media sala. Vio su pene hinchado hacía un lado de su pierna tras el mugriento pantalón.

Le entregó la copa como si fuera su mujer y aguardó su nueva imposición, de pie, frente a él, en silencio, mientras este se encendía otro cigarrillo y le daba un sorbo a su nuevo trago. No sé si Mamá intentaba comprender el alcance de su lujuria inducida, pero se encontraba allí, vestida como una vil callejera en medio de nuestra sala, dejándose dominar por ese asqueroso cerdo.

- Ven, siéntate conmigo putita linda.

Mamá rodeó la mesa, se acercó al renco y se sentó muy cerca de él rosando el muslo derecho. Apestaba a sudor y alcohol porque antes de entrar a la casa ya venía con varios tragos encima. El viejo soltó la copa en la mesa y le acarició la espalda con la yema de los dedos.

- Estás tan buena putita.- tomó la copa y lo acercó a la boca de Mamá.- Bebe.. bebe conmigo preciosa.- Ella bebió hasta que le retiró el vaso.- ¿Te gusta tenerme aquí contigo?..

- Si.. bueno no sé, yo.. no sé que me pasa, usted..

- ¿Te excita estar con un viejo feo como yo?..

- Siento extraño.. es muy desagradable, pero usted, no sé..

- ¿Y tu hijo? ..

- Es muy tarde, ya está dormido.

- Que buen niño..- se le quedó viendo a los ojos. Ella bajó la mirada sumisa.- Te pongo cachonda, ¿verdad?..- le dijo levantándole el mentón como a una chiquilla.

- Bueno.. no sé, la situación, usted me tranquiliza Sr Paulino..

El pervertido se incorporó y la rodeó con sus brazos para achucharle un pecho con rudeza, hasta el punto de sacar parte de ella por fuera de las blondas del sostén. Su pezón rosado quedó a la vista. Mamá sentía su aliento en la nuca, en cómo le apretujaba las tetas y las zarandeaba sujetándolas por la base.

- ¿M-me quito el sujetador?..

- Hazlo.

Mamá se desabrochó el sostén y liberó sus hermosos pechos para que ese cerdo se recreara viéndolas y sobándolas torpemente.

- Me gustan tus tetas. ¿Estás operada?..

- ¡Noo..

- Me dijiste que te habían regalado pinzas para los pezones, ¿porque no te los pusiste?..

- No, se.. ¿quiere que me los ponga?..

- Las putas siempre deben de tener los pezones duros para su macho.

- ¿D-desea que lo haga?..- contestó abochornada.

- Eres mi puta, ¿verdad?.. Te gusta serlo…

Mamá se sonrojó.

- Me gusta complacerlo..

El renco le atizó una leve bofetada y le volvió la cara hacia él.

- ¡Contesta.

- Sí.

- ¡Contesta, chingada madre..- gritó serio, ya fruto de su borrachera.

- ..Soy tu puta.

En ese instante, le metió la mano derecha dentro de las bragas para refregarle la vagina vertiginosamente, frotando los dedos gordos duramente entre los labios vaginales. La delicada braguita de mi Madre se tensaba dados los precipitados movimientos. Ella contrajo todo el cuerpo al sentir el duro roce de aquellos dedos en su intimidad.- “¡Aahh..” Le miró con el ceño fruncido y la boca abierta expulsando aliento mientras sentía las severas refregaduras. Los pechos se movían al son del brazo del viejo que no se detenía. Enseguida el placer la embargó y comenzó a jadear. Se echó sobre él, con la cabeza en su hombro y sus pechos desnudos sobre la percudida camisa. El pervertido prosiguió masturbándola con la mano por dentro de la braga durante al menos un minuto, observando sus reacciones, escuchando sus jadeos.

Mamá poco apoco se fue entregando a ese placer, asumiendo su papel de puta para ese hombre. Instintivamente buscó las gruesas manos del lisiado, entrelazando sus dedos con los de él dentro de su braga para quedar ambos refregándose efusivamente contra el chocho, con sus brazos extendidos y aprontándose para la pasión desenfrenada que se acercaba a pasos agigantados.

La masturbación continuaba, y ambos se empeñaban en acercar lo más pronto posible el inminente orgasmo. El renco sudaba, la miraba con furia y Mamá se dejaba hacer con el ceño fruncido, jadeando en forma sensual y apasionada. Poco a poco comenzó a notar en su vientre la dureza de la verga del lisiado que ya casi se le incrustaba en el estómago. Mamá ya no aguanto más, quería que se la metiera lo más pronto posible, como pudo se las arregló para sacar la mano de su braga e ir bajándola y comenzar a sobársela sobre el pantalón, sintiéndola y comprobando aquella gruesa consistencia que hacía rato que no había probado. Por cada sobada que le aplicaban sentía que más deseaba aquella protuberancia adentro de su cuerpo, en el momento en que el vejete dejó de masturbarla, fue ella quien tomo la iniciativa…

- ¡Aah.. Sr Paulino.. recuéstese.- le dijo con su respiración agitada, sus pechos parecían que iban a reventar de la excitación.

El afortunado renco se dejó caer sobre el sofá como si fuera el amo y señor de la casa e inmediatamente ella comenzó a quitarle la camisa casi con desesperación como si se tratase de mi Padre cuando regresaba del otro lado del mundo después de no verse en días en una de sus tantas giras empresariales. Cuando por fin hubo liberado el último botón abrió ambos lados de la camisa y se recreó unos segundos de aquel regordete torso. Mamá le miraba con ojos de deseo y con el rostro rojo de la inminente excitación, no pudo evitar quedar casi hipnotizada por la asquerosa humanidad de su amante en turno. Terminó acercando la cabeza para lamerle las tetillas de su pecho peludo y empapado por el sudor. Los blancos y tersos pechos de mi Mamy rozaban aquel vientre grasiento y sudoroso. Ella deslizó la lengua por la panza hasta pasar por los pelos del pecho y llegar hasta el cuello. La mano izquierda la bajo para estrujarle el bulto del pantalón.

No pudo aguantar e intentó meter la mano por dentro de aquel desgastado pantalón pero el viejo la detuvo.

- Tranquila pequeña.- le retiró la mano y subió la de él para que ella lamiera los flujos impregnados en sus dedos de su mismo ser-. Siempre serás mi putita, ¿verdad?..

- Sí.- jadeó extasiada.

El renco tomó un cigarrillo, y Mamá insatisfecha, se sentó encima de su muslo a modo de caballo, mirando hacia él como si estuviera enamorada. Y alocadamente, se puso a refregar la vagina por todo el muslo, con las tetas balanceándose cada vez que se meneaba y con la mirada perdida en el placer. El viejo pervertido sonriente, la observaba mientras fumaba y bebía, a veces la agarraba de la nuca y le acercaba la cabeza para besuquearla en la cara.

- Dime putita, ¿te pusiste cachonda con mi leche en tus bragas?..

- ¡Aah.. c-claro que si Sr Paulino,- la respuesta fue en forma enfervorizada por parte de ella. Mamá seguía inmersa en una fantasía sugestionada donde cualquier palabra, cualquier rose o perversión del lisiado la sumergía y la ahogaba en una excitación desmedida, por lo que continuó.- El simple hecho de sentir en mi intimidad su fluido de hombre me hacía pensar en lo alargada y gruesa que era su..

- ¿Mi, qué?..- le preguntó, intentando que ella pronunciara el denominado de lo que guardaba bajo su pantalón.

- Su, eso..- respondió ella abochornada, apuntando como niña a su prominente bulto.

- Mi verga.

- Sii..- respondió de inmediato.

- ¡Je je je je.. Entiendo.. entiendo.. y es por eso que ahora te sientes como perra en brama,- le contestaba el lisiado tomando un trago de la copa para lo que ahora estaba dispuesto a realizar,- Así que bebe esta otra copa de weskey y ponte de rodillas entre mis piernas putita.

Mamá ni se la pensó para beberse la segunda copa de licor al seco, para luego casi arrojarse a los pies del pervertido.

- ¿Y ahora que viene Sr Paulino?,- le consultó desde abajo y fingiendo inocencia.

- ¿Que si que viene?, ¡Je je je.. Si ya tanteaste lo que viene debajo de mi pantalón putita linda.. es el dulce que tanto deseas, con este ya en tus manos te sentirás feliz. Vamos búscalo tú misma.

Era la orden que ella estaba buscando desde que lo había visto entrar por la puerta. Mamá con mucha excitación fue subiendo una de sus manitas para tantear aquella curva protuberancia dibujada en el pantalón del pervertido renco quien veía la operación fumándose su cigarrillo. Estaba feliz con los logros alcanzados, pensaba que fue un verdadero acierto el haberse atrevido a llevar dicha terapia a espaldas del consultorio y del mismísimo Doctor que había tenido la confianza de contarle sus secretos, cuando la hermosa paciente se presentó ahogada por desesperación e implorando sus medicamentos.

- ¡Ohhh.. Sr Paulino, que dulce ha guardado para mí..- la cara de hermosa Sra Tapia era de ansias absolutas, ese grueso bulto que otra vez agarraba por encima del pantalón no tenía nada que ver con la negación que sentía días atrás a cualquier acercamiento por parte del sexo opuesto.

- Solo tantea y sobajéalo putita, ..ya verás que gracias a ti ese dulce va adquirir dimensiones considerables y ya estará en condiciones para que lo puedas disfrutar con tu boquita.

Tras unos breves segundos, 10 o 15 tal vez, Mamá otra vez se dirigía al renco pero ahora con un dejo de entusiasmo en su voz.

- ¡Si.. lo siento Sr Paulino, su bendito dulce crece cada vez, ¡Ooh.. se hincha cada vez más.

Y efectivamente con semejante tratamiento manual de aquellos finos dedos, la gruesa protuberancia contenida estaba adquiriendo una erección temible, su viejo pantalón se levantaba de tal forma que hasta se podía diferenciar entre la figura del tronco y la rechatada forma del glande. Mamá estaba expectante a cada una de sus órdenes y movimientos, respiraba por su boca ya que sabía que por fin podría apagar esa sensación que la inquietaba estos últimos días. El renco regocijándose para sus adentros de tener a una atractiva mujer, una diosa postrada a sus pies y a sus bajas perversiones.

- Ven acá putita,- y sin más bajó sus manos a su estrecha cintura para sujetarla del corsé, le estampó su asquerosa bocota abierta en los dulces labios de ella comenzando a besuquearla efusivamente abrazándola y atracándola contra su obeso cuerpo.

La contrariada y excitada viuda recibió el repentino besuqueo húmedo con espanto, solo se quedaba quieta con sus ojos bien abiertos intentando quizás comprender de pronto que era lo que estaba pasando, su cabeza aún podía rechazar tal caricia, ahora recordaba que eso que le estaba haciendo era lo mismo que le había hecho aquel desgraciado Portero en el patio de a lado en contra de su voluntad. En el enorme salón de nuestra sala era testigo y solo se escuchaban los grotescos chapoteos producidos por los labios de ese viejo, que inmediatamente y sintiendo que ella no le correspondía, se separó de la boca para aclararle de una vez como era la cosa de ahora en adelante:

- Abre tu boca cuando yo te esté besando.. ¿o acaso ya no quieres ser una putita?- el lisiado se daba cuenta de que ella aun luchaba por comprender la realidad, lo que hacía que volviera aplicar sus palabras sugestivas.- Esto recuerda que te tranquiliza Mónica, te hace sentirte tan bien..

- ¡Ohh.. No por favor, ..yo no quiero ser eso, Sr Paulino.- se resistió repentinamente.

- ¡Abre tu boca, puta.

En el mismo momento en que el asqueroso renco otra vez se lanzó contra los dulces labios de Mamá, ella intentó seguirse resistiendo pero al hacerlo abrió su boca casi en el acto, permitiendo como la gruesa lengua de ese horrible hombre invadía con toda potestad la suya.

- ¡Srppss.. ¡Aah.. Ahora necesito que muevas tu lengua contra la mía..- le decía sin soltarla del rostro.- Así debe ser Mónica, recuerda que tu pediste que yo te guiara, te sentirás mejor, confiar en mí, tienes que hacerlo.- le dijo en un momento que otra vez se separaba de sus rojos labios, para luego volver al ataque.

Esta vez Mamá y ese lisiado asqueroso se besaban como si de verdad ellos lo desearan. Por parte del aprovechador renco así lo era, él la deseaba con bravura y ahora que sentía su fresca lengua batirse con la suya sabía que ya una parte de esa hermosa rubia le pertenecía, pero él la quería entera y de por vida, e iba a dar su vida con tal de lograr poseerla.

Mamá simplemente correspondía a eso que le hacían porque se lo estaban sugestionando, nunca en su vida real hubiese dejado que ese asqueroso rengo con cara de roedor juntara su repugnante y hedionda boca a la de ella, simplemente no tenía ni mierda de idea de porque lo permitía, pero si puso atención de eso duro que le oprimía a la altura del abdomen. El viejo casi se la estaba devorando, más que besos eran verdaderos atracones los que le plantaba en la dulce boquita, sus regordetas manos la oprimían contra su barriga, y muy peligrosamente se acercaban a las prominentes y redondas nalgas de mi Mamita, para luego volver a pasearlas por sus caderas y sentir aquella estrecha cintura en el corsé.

- ¡Srppss.. ¡Ahhh.. mi amor, tu boca es tan dulce como tu cosita.. ya tendré tiempo de seguir probándola, pero ahora quiero que la uses en otro lado,- le dijo una vez que la liberó de su opresión mientras ella intentaba recuperar la respiración.

- ¿Q-qué?..- fue lo único que atinó a decir una vez liberada.

- Vuelve a arrodillarte entre mis pies,- la voz del viejo era grave y autoritaria.

Mamá otra vez se encontró de rodillas mirándolo hacia arriba y mirando de reojo la tremenda carpa que se formaba a la altura del apéndice del renco. El asqueroso viejo simplemente abrió su cinturón para dejar a la vista un grotesco bulto temiblemente bien parado dentro de sus calzoncillos percudidos, eran por lo menos 15 centímetros de carne que se apretujaba orgullosamente bajo aquella tela color crema y ante los ansiosos ojos de mi Madre. Fue el viejo quien rompía el hielo ante tan enloquecedora situación.

- ¿Porque no desenvuelves tu dulce, putita? ¡Je je je je..

Mamá solo tragaba saliva estudiando ese descomunal bulto de carne que pugnaba por ser liberado de la tela, y es que no era muy largo, pero tenía la circunferencia del rollo de cartón de un papel higiénico. Lentamente llevó sus cuidadas uñas al elástico de los mugrosos calzoncillos y teniendo mucho cuidado de no pellizcarle fue liberando lo que sus escépticos ojos claros fueron observando. Un miembro muy gordo, algo así como el tubo de una cañería hecho de carne, estaba llena de venas multicolores que pulsaban rápidamente producto de la acelerada presión sanguínea de su dueño. La potente y viril erección de aquella gruesa masa que aparecía por debajo de la panza peluda de su macho se liberó y rebotó sobre la hedionda barriga. El viejo estaba encantado con las facciones en el rostro de la viuda, como pensando cuál sería su siguiente paso que daría la rubia, la veía idolatrada, notando como ese gordo trozo de carne que nacía desde más debajo de la horrible panza también tenía debajo de su base dos bolsas de piel bien arrugadas con dos pelotas de pimpón al interior de ellas. A su vez se rodeaba con una espesa mata de pelos gruesos negros que abundaba en la base y veía tan cerca de su cara.

- ¿Te gusta mi verga?.. contesta putita..!!, ¿te gusta tu dulce?..

Mamá como una verdadera zombi solo se dio a contestarle sin quitar su vista de aquella masa recién descubierta.

- C-creo que sí.. s-su dulce me llama mucho la atención Sr Paulino.- le dijo ahora respirando un poco más aceleradamente.

- Entonces, que esperas, vamos.. tómalo, ¿porque no lo agarras y lo tallas como lo hacías hace unos minutos?..

Mamá sin comprender porque deseaba tanto tocarlo ya solo actuaba guiada por su propia sensualidad y por su instinto de hembra. En forma refleja subió ahora sus dos manitas quedando firmemente asida a la gruesa verga del lisiado. La pobrecita palma de su mano no lograba abarcarlo.

- ¡Ohhhh.. pendeja,- exhaló en viejo cabeceando en el sofá.

- ¡L-lo siento en mis manos como pulsa aceleradamente.

- ¿Te gusta cómo pulsaa? ¡Ooh..

- ¡E-esta.. muy caliente.

- Dale un beso.. mételo a la boca.

- ¿U-un beso?,- ahora lo volvía a mirar hacia arriba.

El viejo quizás pensando que Mamá era una novata en las artes del amor se dio a enseñarle cómo hacerlo.

- Si.. antes que todo putita debes fruncir tus labios y estamparle un beso en la pura punta que es esa parte colorada que estás viendo, ¡Je je je je..

Mamá entendiendo y dejándose llevar por esas sensaciones que le causaban tan morbosa situación, no le importó que esa serpiente ciclope estuviera olorosa y que una gota brillante de fluido escupiera por su único ojo. Decidió dejarse llevar por las instrucciones que le demandaba su “mentor” fue preparando sus exquisitos labios rojos frunciéndolos como cuando me despedía día a día para dirigirme a mi escuela, hasta que por fin:

- ¡Muackk..!, ¿así?, ¿así está bien?- le consultó después de su primer contacto.

- ¡Siii primor.. pero ahora le darás un beso de lengua ¡Je je je je.. Hazlo de una vez, yo sé que puedes hacerlo putita.

- ¡Ah.. ¿c-con lengua?..

- Si chiquita, ..debes abrir tu boquita y meterte todo lo que puedas al interior ella.- decía un brillo malévolo en los ojos.- Y una vez que ya no entre más debes acariciarla con tu lengua y dejarla limpiecita.. esa es la forma putita. Vamos hazlo, ¿qué esperas?

Mamá aun paladeando el agrio sabor que había dejado ese enrojecido glande en sus labios, poco a poco los fue acercando de nuevo al aceitado hongo del lisiado, lo notaba inmenso y achatado, y la punta de la uretra parecía ser el ojo de una anaconda que la miraba para comérsela. Así qué, aguantando ese fuerte aroma a camarón rancio y orina que expelía de aquel aparato, ella simplemente fue abriendo su boca lo que más pudo para meterse ese ariete entre los labios. El excitado renco desde su posición veía que la hermosa rubia dueña de la flamante residencia se acababa de comer todo el glande de su cosa, y es que su aparato era tan robusto y grueso que difícilmente alguna mujer podría ahondar más de la colorada cabeza, por lo que el viejo rápidamente prosiguió con sus bajas instrucciones:

- Así.. ¡Ooh sii.. así está bien cabrona.- sudando como un cerdo logró soportar las caricias.- Ahora retira tus manitas de tu dulcecito y succiona solamente con los labios y la lenguaahh!!..- esto se lo decía con sus ojos entre tornados por la emoción y el placer.


Mamá hizo caso en el acto, al parecer ya se le había pasado el mal sabor de esa repugnante cosa, ni siquiera pensaba que se encontraba en medio de nuestra sala chupándosela a un viejo horrible y lisiado vestida como una prostituta, con medias de red y una faldita de cuero que se le había subido por sus rotundas nalgas. Permanecía a cuatro patas entre las piernas del renco, subiendo y bajando la cabeza para mamársela. Meneaba ligeramente el culo por los movimientos del tórax. Inevitablemente tenía la raja abierta por la posición y se le alcanzaba a divisar la línea del listón de su tanga enterrada entre sus nalgas, con los muslos brillantes de su propio néctar y saliva.

- ¡Vamos puta, chúpamela.. ¡Así.. No pares de chupármela.- la animaba.

Se afanaba en subir y bajar la cabeza. La desquiciante mamada que le estaban propinando al obeso y asqueroso renco se le hacía exquisita para sí mismo, que en varias ocasiones el viejo cabeceaba debido a las terribles succiones que hermosa viuda le daba, pero el inmundo sujeto las aguantaba con estoicismo. La veía de a momentos parar para tomar un poco de aire, lo hacía sin sacarse el trozo de carne de entre medio de los labios, para luego volver a succionarla metiéndosela cada vez un poco más adentro de la boca. Sus pechos sin brassier colgaban y se movían como péndulos. A veces se paraba, imagino que para relamerle el glande.

Gracias a sus fuertes y rítmicas succiones y movimientos linguales se le puso más dura y más recia que antes, que cuando le rozaba el paladar, la verga ya lograba metérsela hasta un cuarto de su longitud, y esta pasaba a llegar su campanilla por cada empujón que le ponía el desgraciado cuando ella iba en avance. Por cada vez que miraba al viejo hacía arriba con el ceño fruncido como queriendo preguntarle si se la estaba chupando bien, veía que este solo le sonreía en forma desvergonzada, hasta que escuchó nuevamente lo que le tocaba hacer.

- ¡Puta madre, cómo mamas cabrona.. ¡Ooh.- El viejo la agarró de los cabellos para que mamara más deprisa.- ¡Vamos puta, ¡Ooh.. cómete mi puta verga, jodida cerda…

Veía a mi Madre afanándose en chupársela deprisa. Mi cámara alcanzaba a captar los chasquidos de saliva y a veces la oía carraspear al meterse la verga muy adentro de la boca.

- ¡Así, puta.. Sigue.. ¡Ahhh.. Oohh…

Mi Madre se irguió para sacudírsela y al instante.

- ¡Ooh.. espera.. ¡Ya déjala… déjala cabrona.- el renco había tenido que casi quitarle su cosa a mi Madre que con entusiasmo se la había seguido chupando cuando este pretendía sacarla de su boca.

- Argh.. ¿no le gustó?..- Mamá se lo preguntaba aun puesta de rodillas, con varios hilos de líquidos pre seminales adornando su barbilla.

- ¡Puff.. ¡Cabrona eres toda una becerra, ..pero para que puedas ser totalmente un puta no solo debes concentrarte en mi verga. ¡Mis tanates también te necesitan.. eso es crucial para poder satisfacer a tu macho.

- ¿S-sus tana.. qué?..- dentro de su mente Mamá parecía estar disfrutando el comportarse con inocencia, además con nivel de humildad y sumisión le respondía.

Por su parte el despreciable lisiado continuaba con sus instrucciones con la sola intención de seguir pervirtiéndola. “Según él.”

- ¡Mis tanates hermosa, mis cuates, güevos, mis aguacates machos.. tendrás que bajarte un poco más y enseñarte a acariciarlos con amor, oralmente digo ¡Je je je je..

- P-pero yo no sé cómo hacerlo, ¿y si lo lastimo?- le interrumpió ella no dejándolo terminar. Sus ojos cristalinos ya estaban casi vidriosos y parecía disfrutar fingiendo inocencia y sumisa ante ese cerdo.

- ¡Ehhh.. no me gusta que me interrumpas, ¿entendido?- el renco buscaba rápidamente en su mente una respuesta convincente que darle a la rubia, así que no le quedó más remedio que seguir “instruyéndola” pensando quizás que la hermosa viuda no conocía o jamás había no hecho ese tipo de guarradas en sus relaciones,- No putita, por eso yo te voy a enseñar, aprenderás a complacer a tu macho, a sacar esa sorrona que tienes dentro.. serás una completa perra cuando termine contigo.- el viejo ya estaba con todo el pantalón abierto, masajeándose las asquerosas bolsas de espermas todas sudadas delante de ella, mientras le decía lo último.

- ¿P-pero que quiere que haga?, no entiendo..- Mamá parecía estar siendo cautivada con todas esas nuevas emociones, “fingiendo” recién descubiertas en su sensualidad, incluso ya casi no actuaba por ella misma llevada por sus impulsos, sus ojos no se cansaban de ver esa tremenda panza peluda y que en su pecho la densidad de pelos canoso se hacían más tupidos y brillantes por el sudor.

- Putita.. ya lo entenderás cuando poses tus labios en mis güevos. Ahora solo quiero que los chupes y los..

- Quiere que también se los bese.. P-pero porque?,- le volvió a preguntar ella al renco, eso de comportarse con inocencia hasta estaba siendo un poco cómico para una mujer como ella, que prácticamente había tendido más sexo en estos últimos años que toda su vida de casada.

Algo nuevo estaba pasando en su mente en estos momentos y le estaba convirtiendo el carácter de manera dócil, ese extraño nudo en el estómago y que se expandía hacia ciertas partes de su cuerpo la animaban a continuar. El pervertido renco volvió a tomar aire para seguir buscando las palabras necesarias para hacerla caer con ella poniendo de su parte.

- Si putita, debes besar mis pelotas como si estuvieras despidiendo a tu hijo antes de irse a dormir. Con cariño y amor, posar tus labios sobre ellos y succionarlos, llevarlos a tu boca y acariciarlos dentro con tu lengua, solo así te sentirás plena.

Ella abrió su boca formando una pequeña “O” con los labios y lentamente fue succionando la piel flácida y rugosa hasta que sintió que una de las pequeñas bolas como una pelota de pimpón atravesaba su boca y la sentía entre la lengua. Vestida de esa manera tan sugerente y arrodillada en pleno centro de nuestra sala sus labios succionaban tiernamente aquel par de aguacates maduros, los ensalivaba hasta dejarlos brillosos, para luego metérselos en la boca y acariciarlos por dentro con su dulce lengua, lengüeteándolos, estirándola la piel hasta soltarlos y producir ese grotesco sonido al término de la succión “Ploff”. Los gruesos y asquerosos pelos negros del renco se le metían en sus fosas nasales, como así mismo también notaban que varios filamentos púbicos y encrespados ya nadaban al interior de su boca producto de su acción mamatoria.

- ¡Ohh.. Hija de la chingada, que buena eres para comerte las pelotas.. yo nunca, bueno yo.. había sentido tan rico ¡Ooh..

Mamá no paraba de chupar esos asquerosos güevos, quería hacerlo tan bien para satisfacerlo, para sentirse bien con ella misma, llenar completamente aquellas sugestiones en su cabeza, esta era la segunda mamada que le daba a ese cerdo, y por dios parecía que le empezaba a encantar, su dedicación era tal que de vez en cuando se enfrascaba a succionarlos como si verdaderamente los estuviera encorvando dentro de su boca, para dé a momentos detenerse y para también ella poder tomar un poco de aire. Se los sacaba de la boca, con sus delicadas uñas acariciarlos, enterrando los dedos entre la blanda piel para levantarlos y meter su lengua por debajo de los testículos, lamiendo entre su raja sudorosa y por todos lados, le fascinaba sentir en su mejilla el peso total del tronco, para luego tomarlo con el revés de su mano como si este fuese el más exquisito de los hotdogs y lo volvía a engullir para chupar con parsimonia y suavemente, para que el renco disfrutara perdido en calentura.

- ¡Ooh.. ¡No, no te detengas hija de puta,- ahora era el viejo quien no la dejaba terminar,- Recuerda que.. yo soy el que te guía ¡Ooh.. y tu orden te exige obediencia y sumisión, ¡Ooh.. ya verás que te convertirás en toda una reverenda ramera. ¡Ooohh..

Aunque el viejo lo estaba pasando fenomenal con aquella hembra de bandera, el mejor ejemplar que en su pervertida vida pudo encontrar, determino que ya había tenido suficiente con aquellas tiernas caricias, pero ocupaba mucho más. Por lo que enrollando aquellos rubios cabellos con ambas manos empezó el mismo a enseñarle como a él le gustaba que le mamaran la cosa. Con fuerza comenzó a dirigir la mamada, moviendo la cabeza de mí Madre de atrás y hacia adelante con un bestial aceleramiento que ella apenas podía sobrellevar las arcadas que hacían que se atragantara en reiteradas ocasiones. Sus desnudos pechos se movían al mismo compas en que le meneaban la cabeza, pero Mamá resistía los duros embates con estoica actitud. Pero cuando el muy cerdo se la afianzó por detrás de la nuca y con su otra mano puesta en la barbilla, empezó a joderle prácticamente la boca de una forma más que demencial.

Fueron tantas las arremetidas que le daba que las babas de mi Madre bañaban sus pechos y estómago, sus ojos azul turquesa lagrimeaban debido a los continuos ahogos, sentía tanta verga metida en su boca y a plenitud que se asfixiaba de momentos, pero lo disfrutaba.. estaba disfrutando de que le jodieran la garganta como simple cosa.

El pervertido renco llevado por sus impulsos agresivos, poco a poco se fue poniendo de pie pero sin sacársela, con la boca de mi Madre bien llena de carne vergal, para luego y no haciéndose esperar el degenerado empezó a moverse tal cual como si se la estuviera jodiendo de pie. La escena era por demás demencial, allá abajo en nuestra sala, la cabeza de mi Mamy iba de adelante y hacía atrás a una velocidad indescriptible, se hundía y se enterraba en la panza de ese cerdo producto de la bestiales aserruchadas que le daban a sus mandíbulas. El viejo se mantenía de pie con los pantalones en las rodillas enterrándole lo que más podía su grueso armatoste en lo más profundo de la garganta, y mi Madre quien de rodillas resistía las estocadas orales moviendo en forma desesperada los brazos en todas las direcciones posibles debido a la falta de aire en sus pulmones.. boca, verga y güevos eran un solo.

El rostro de Mamá se encontraba ya todo bañado en salivas que escurrían por las comisuras de sus labios y que continuamente salían expulsadas por ambas fosas nasales, pero el viejo ajeno a eso, solo estaba concentrado en su propio placer, no dejaba de apuntalarla ferozmente por la boca, no le daba ni un mínimo de tregua a mi pobre Madre qué a pesar de lo humillante que era que se la jodiera un viejo asqueroso y lisiado por la boca, intentaba por todos sus medios secundarlo en lo que él le estaba haciendo.

Fueron varios los minutos en que ella tuvo que someterse a esa verga salada en forma casi forzada, el pervertido ya una vez satisfecho y sintiendo que con la follada oral que le había pegado, esa boquita ya le pertenecía solamente a él. Fue retirando su tranca para permitir que la casi desmayada viuda pudiera tomar un poco de aire. Le vi todo su rostro casi amoratado y bañado en sus propias babas, mocos y líquidos pre-seminales, por lo que tuvo un poco de clemencia, fue por un par de servilletas de la barra y el mismo le limpio la cara para dejarla en condiciones más o menos aceptables. Para luego ayudarle a levantarse y besarla en forma calientemente apasionada.

- ¡Ooh.. oh.- bramaba el maldito.- desnúdate, ponte peladita para mí.

- ¡Agh.. D-don Paulino.. es que no sé si eso sea correcto..- el rostro de Mamá de pronto cambiaba, como si quisiera entender lo que en realidad sucedía.

- Ya te lo dije putita.. tú me debes obediencia porque así y solo así podré guiarte, podrás sentirte plena. ¡Vamos, yo te ayudaré con esta difícil tarea, ya verás que en poco tiempo te acostumbrarás a estar siempre encueradita para mí, ¡Je je je je..

Mamá le mira y se encoje de hombros. Creo que le da todo igual, en ese momento. El viejo se acerca y muy lentamente le va soltando el corsé, cada una de las hebillas mientras observa sus ojos vencidos por su sumisión. Al mismo tiempo pasó de tener a Mamá agarrada por la cintura a tocar descaradamente su soberbio trasero, sopesando que aquel par de carnosas nalgas iban a darle un enorme gusto esta misma noche.

- Por arriba inmejorable, de gran tamaño y calidad, pero por detrás ¡ufff.. desgraciada me estás haciendo la boca de agua de pensar en lo que te voy a hacer si tú te dejas.

- ¿Va a poseerme?..- se atrevió deseosa.

- Estás deseando que te coja, putita.

- P-pero, es peligroso, ¿no?.. No tenemos preservativo.

- Tendrás que ir con tu ginecólogo, para que te siente un tratamiento. ¿Vas hacerlo verdad?..

- Si.

- Otra vez.. ¿quieres que te coja?

- Lo que usted quiera, Sr Paulino.

El viejo se enderezó frente a ella. Aún llevaba los calzones a medio muslo, aunque con la verga y los güevos por fuera. Mamá permaneció frente a él mirando ligeramente hacía abajo por la diferencia de tamaños, mirándole a los ojos, aún con algo de babas repartidas por su rostro, dejándose acariciar las rotundas caderas.

- ¿Lo que yo quiera?..- la agarró bruscamente de los cabellos y le echó la cabeza hacia atrás. Mamá abrió los ojos y la boca tras un leve quejido de dolor. Le soltó unas palmaditas en el rostro.- ¡Eres mía. Quiero oírtelo decir.

- .. ¡Soy suya.

El cerdo le escupió. La saliva cayó justo dentro de la boca de mi Madre. Apenas reaccionó. Volvió a escupirle. Esta vez la saliva se estrelló bajo su nariz.

- ¿Quieres coger?..

- Sí.

- ¡Quiero oírtelo decir puta..

- ¡Cójame, por favor.

- ¡Je je je je..

El renco sonrió con una mueca entre traviesa y perversa. Le ordenó que se diera la vuelta, mientras nuevamente devoraba su cuello y le arreplegaba su verga en los glúteos, e introducía la lengua en la oreja de ella mientras le exhalaba su hediondo aliento. Ella se sintió derretir.

- Desnúdeme.

- No.. te desnudarás tú para mí zorrita.

El viejo se dejó caer sobre él sofá para disfrutar del espectáculo, Mamá se retiró dos pasos mientras se despojaba del corsé y lo depositaba sobre otro sillón. Abrió la cremallera de su ajustada falda dejándola caer sobre sus pies y quedar en ropa interior ante su amante, el cual rebosaba de felicidad y lujuria por sus ojos al contemplar el espléndido conjunto de braguitas que la flamante rubia se había colocado.

- ¿Le gusta lo que ve?- le pregunta mientras que superponía un muslo sobre otro para tratar de ocultar un poco la desnudez que el acabado de su braguita no lograba disimular.

- Eres encantadora, pero déjame apreciar mejor esos calzoncitos tan monos.. así, así separa un poco más tus muslos, qué blancos y tersos los tienes, ¡Ooh.. De verdad que no podías haber escogido unas mejor, ..te hacen un chochito delicioso, cómo se te marca, y esa abertura es sensacional.- se relamía desorbitado.- ¡Gran puta, no tienes nada de pelos. Se me está haciendo la boca de agua de pensar en la rica mamada de chocho que te voy a pegar y lo sabroso que va a estar cuando te vengas en mi boca.

Todos estos comentarios fueron acompañados de caricias en su verga y güevos mientras le veía. Mamá sentía notar un poco de dolor en sus pezones a causa de la erección que tenían y el escozor en la vagina por sentirse poseída. El rengo pervertido estaba extasiado ante la visión de las maravillosas tetas de mi Madre, grandes, como dos medios melones dulces. No estoy muy seguro, pero parecía que el viejo estaba teniendo una especie de visión celestial con esos sublimes pechos que se imponían frente a sus ojos. Mamá sabía cómo mantenérselos erguidos y bonitos, sus horas de ejercicios especialmente, las cremas que se untaba, el cuidado que había tenido en mi amamantamiento. Sus pezones sonrosados, en contraste con su piel blanca; unos círculos tan perfectos que parecen hechos a compás, entronados sobre cúspides con la justa cantidad de grasa.. ¿Qué quieren que más les diga?.. simplemente perfectos.

- ¿Estás preparada para que te coja este viejo horrible?- le pregunta, tras verla sentir bochorno al estar de pie frente a él.

- Si..

- ¿En tu cama?.. ¿en la misma cama donde te jodía tu Esposo?.- le preguntaba.

- D-donde usted quiera.- le decía, sin dejar de verle el miembro que lo empuñaba con orgullo.

- Mírala bien puta, que en un rato más te la voy a meter hasta los güevos, ¡Ja ja ja ja..

Diciendo esto último otra vez se dio el levantón hacia ella para sujetarle los senos con ambas manos, acto seguido abrió su bocota pestilente y lentamente se fue acercando a esos atrayentes y erectos pezones para comenzar a devorárselos a su total antojo. El renco pervertido quedaba al justo tamaño para devorárselos, los lamía y succionaba como un verdadero endemoniado, estaba fascinado con ese par de mamas que tantas veces había deseado al vérselos con esos escotes, y esas blusas tan ajustadas. Se los chupaba, se los lamía y se las escupías, para luego apretárselos con sus gruesos dedos regordetes, todo aquello era más que excitante para el lujurioso pervertido, y lo que más le calentaba era saber que estaba solo a minutos de ser él quien iba a joderse a tan apetitosa hembra creyente que tuvo la mala suerte de caer en sus falsas terapias de su perversión.

- ¡Aahh.. Cómo me gusta que me chupen los pechos, me pone.. me excita mucho Don Paulino. ¡Poséame ya por favor..- le pedía Mamá totalmente rendida a sus fuertes lamidas y succiones.

- De eso nada putita, creo que te comeré la chocha un rato y después te joderé como una perra, ..sería un desperdició no disfrutar de tu cuerpo.

Mamá ahora sentía un poco de aversión por todo lo que le estaban haciendo, pero al saber que ella también le había succionado sus cosas pensaba que quizás esas lamidas en su parte intima no estaban muy lejos de quitarle esas punzadas que sentía en lo más íntimo de su ser. Pero una lejana parte de su mente también le hacían pensar que eso que le estaban a punto de hacer era una acción de lo más reprobable para una mujer que no hace mucho había sido víctima de un ultraje. En tanto el perverso viejo la había tomado de la mano para llevarla a recostar sobre el sofá con las piernas abiertas. El viejo fue ahora el que se puso de rodillas y abriendo todo lo que pudo su asquerosa boca se sumía en esa exquisita y húmeda vagina para empezar a comérsela.

Mamá por su parte, de un momento a otro ya era víctima de un desfalleciente hormigueo en su rosada intimidad, al sentir esos ágiles labios del renco intendente abarcarle toda la extensión de su pequeña fisura y sintiendo como su áspera lengua hurgaba intentando adentrarse al interior de su rendija. Fue abriendo ella misma y en forma voluntaria sus piernas, hasta quedar totalmente abierta de patas con sus braguitas negras hacían el lado exponiéndose totalmente a la boca de ese cerdo. Los gemidos de mi Madre no tardaron en llegar a mis oídos por lo que estaba sintiendo.

El renco abiertamente le estaba comiendo la vagina, adentraba su lengua lo que más podía, sorbía y saboreaba todo ese exquisito elixir femenino que la intimidad de mi Mamy estaba soltando. Ella gradualmente se había empezado a menear con suaves movimientos pélvicos, obviamente como hembra deseaba llevar sus manos al cuerpo del macho para alentarlo a que siguiera haciéndole esas cosas que estaba sintiendo.

Mamá seguía con esos cachondos movimientos y meneadas con las caderas, ahora su acalorada intimidad arremetía contra la boca del viejo, era como si no quisiese que ese maravilloso y hábil musculo húmedo la abandonara.

“¡Cshprrt… cshprrt… ¡cshprrt…” Se empezaba a escuchar por todo el salón. Por su parte el descarado lisiado sabía que la hermosa viuda estaba gozando como una verdadera puta, desde ahora se le haría aún más fácil poseerla, dominarla, así que cuando ya se cansó de chupar, lamer y jugar con esa empapada hendidura otra vez le abrió las piernas doblándoselas y haciendo que se quedara con ellas recogidas sobre su pecho, para luego empezar a chuparle por toda la rabadilla desde el coxis hasta el clítoris para volver a bajar. Mamá sin poder evitarlo sus ojos se empezaron a tornar blancos que no sabía si por la incómoda posición en la que él la había colocado sobre el sofá o por el desquiciante placer que ese hombre le hacía. El desgraciado la había prácticamente inmovilizado por como la tenía. Se enderezó pero sin soltarla de los tobillos y con su porra colgándole entre las piernas con las claras intenciones de metérsela más que nunca tal y como le la había amenazado.


Mamá, que en su cabeza algo le decía por qué ese obseso animal estaba montando sobre su cuerpo encima de ella, sentía como este paseaba la punta de su virilidad por sus labios vaginales expuestos. Su mente trabajo a mil, la verga de ese viejo estaba a la misma altura de su vagina, el mismo le había dicho que se lo iba a meter hasta los mismitos güevos, lo que en un principio no entendió mucho por la situación del momento, pero ahora al saber en la posición en que ambos estaban y como este ejercía presión en aquella zona, fue cuando supo que era lo que le iban a meter y hasta donde. Instintivamente comenzó una frenética lucha para defender su integridad, ella por intentar liberarse de esa manos que sostenían sus pantorrillas y las presionaban contra su pecho, él por intentar meterle su gruesa herramienta con el diámetro como de una cañería que en comparación de su estrecha ranura intima cualquiera pensaría que si eso no la rajaba en el intento jamás entraría.

Un tremendo pánico se apoderó de mi Mamá con solo imaginarse estar siendo ensartada por semejante animal. Pero el viejo no tenía intensión de soltarla, ya se encontraba caliente al máximo y no iba a dejar pasar esa oportunidad. Sintiéndose en condiciones sobre su blanco y curvilíneo cuerpo se dio a notificarle de lo que ahora le iba a ocurrir:

- ¡Je je je je.. Ahora vas a saber lo que es realmente estar ensartada putita, ..sentirás lo que es realmente un semental. Ya estoy un poco viejo y adolorido, pero aun puedo satisfacer y hacer bramar a una puta como tú, ¡Je je je je.. Así que no temas, esto te mantendrá calmada, relajada, ya verás cómo despiertas mañana ¡Je je je je..

- ¡Sr P-Paulino.. no me la meta hasta los testículos, p-por favor. ¡No se los motivos pero tengo miedo!!,- Mamá a pesar de que la tenían despatarrada y a punto de romperle la vagina aun sentía miedo por el dolor que una herramienta como esa podría causarle.

- No te preocupes zorrita, tu chochita rica esta tan húmeda que ni lo sentirás.. ¡Te la voy a dejar ir toda, ..eso sí, no grites mucho porque vas a despertar a tu pequeñín. Así que solo mantente quietecita que yo hare el trabajo más difícil, tú solo debes aguantar..

- ¡Pero.. p-pero no así, espéreme..

La enajenante conversación era llevaba a cabo con mi sugestionada Madre sometida en plena sala de nuestra casa y con sus muslos abiertos y recogidos como una “M” con el obeso hombre montado sobre su cuerpo, mirándola muy cerca de su cara y con su rostro descongestionado por la lujuria.

- ¿Y cómo se supone que te tengo que coger puta?.. yo sé cómo hacerlo, tú solo la vas aguantar toda.- seguía diciéndole el malnacido lisiado a mi contrariada progenitora que de apoco le iba perdiendo el miedo a la situación y sintiéndose cada vez más deseada por el enajenante tema.

- ¿Aguantar?.. ¿toda…!? P-pero no me va a caber..

- ¡Créeme que si lo harás.. y lo recibirás tan bien, que no te podrás resistir a volver a marcarme mañana para volvértela a enterrar.- le dijo en forma resuelta el asqueroso renco a la misma vez que con su cadera acomodaba su grueso cipote en los apretados labios vaginales de la asustada viuda.

- V-veo difícil que su cosa pueda deslizarse por ahí..! ¡Suélteme por favor, en esta posición la tengo muy cerrada y apretada.. S-su cosa es muy gorda!! Además… además que si grito mi hijo va a despertar..

- Tendrás que morderte los labios mi putita rica, ..porque una vez que te la haya ensartado hasta los güevos ya no la querré sacar.

La sugestionada mente de mi Mamá trabajaba a mil imaginando todas las sensaciones que iba a experimentar cuando le retacaran esa cosa, pero a la misma vez increíblemente su tierna intimidad había comenzado ya a destilar jugos vaginales preparándose inconscientemente para la penetración, sin que su misma dueña lo supiera. Hasta que ya en un punto donde ni ella sabía cómo escapar le daba su autorización al descarado viejo:

- ¡Ohhh.. Hágalo despacito por favor.. Sr Paulino.. tenga cuidado.

En eso, Mamá sintió como ese grueso embutido de carne y venas le taponeaba la entrada de su tierna vagina antes de comenzar a empujarla, por lo menos se encontraba lubricada, eso era lo que pensaba ella:

- ¡Bien mi amor.. ya que ahora eres tú misma quien lo está pidiendo.- el viejo ridículamente le decía esto último como si tuviera alguna otra opción que le impidiera dejársela ir hasta el fondo.

Mamá esperaba la dura intrusión con su respiración agitada y sus blancos muslos flexionados y abiertos, con el viejo con cara de roedor presionándole encima, quien ya estaba a punto de encajar su gruesa vara de carne en su entrada íntima. El renco afianzó su tranca solo con la cadera sobre el jugoso tajo rosado que le estaban ofreciendo, mientras su dueña aguardaba nerviosa por lo que le iba acontecer. Fue en eso que el caliente pervertido presionó su cadera para que su verga se adentrase al interior del prodigioso cuerpo de la desprevenida viuda.

- AAHH!!

La rosada y ansiosa vagina resistió el primer y solido empujón, la verga del renco resbaló y salió expulsada de esa zona vaginal, acompañado de un sonoro gemido de dolor por parte de mi Madre, pero aun así ella estaba decidida a recibírsela. Su respiración se volvió aún más agitada que antes, sentía como se le tapaban las fosas nasales, por la posición incómoda y a raíz de las alteradas emociones que la atacaban, pero continuaba quieta con sus piernas bien abiertas y ofreciéndole al buen “psicólogo de cabecera” su más sagrado tesoro.

- ¡Maldición.. a pesar de estar muy mojada y de haber tenido un hijo la tienes muy cerrada cabrona. Pero vas a ver, de eso me voy a encargar yo.


Por lo que el excitado pervertido otra vez volvía a la carga, la soltó de una pantorrilla y posó su duro instrumento en el pequeño y apretado conducto íntimo de la dueña de la casa, para luego volverla a sujetar y volverla a dejar toda despatarrada con las rodillas casi en el pecho.

- ¡Prepárate mi amor, que ahora si lo vas a recibir todooo...!

Justo al decirle esto último, el sanguinario lisiado cerró los ojos y de un solo empujón logró meterle la grotesca punta de su macana en el interior de la rajita, la roja cabeza había quedado atorada justo en la pared en que se encontraba la entrada de la vagina. La reacción corporal del bello cuerpo de mi Mamita fue automática, en el acto desaparecieron de su mente todas las ricas sensaciones y hormigueos que había estado sintiendo hasta ese mismo momento:

- ¡AAAHH!, ¡Por favor Sr Paulino! ¡Sáquelaaa!! ¡No la voy a poderr!! ¡Espereee.. Ay.!! ah!!! AAAHH!!,- gritaba martirizadamente por cada movimiento que hacía el obeso intendente sobre su cuerpo.

- ¡Puff.. ¡Te la debo meter toda putita.. solo así estarás contenta, y serás para mí!!,- le decía el asqueroso renco con sus ojos abiertos y en rojo producto de saberse en la misma ante sala del placer absoluto.

- ¡Nooo… por favooor…!!! ¡Me va a romper..!!- le suplicaba de impotencia y le decía desconsoladamente.

- Lo siento putita pero así aprenderás.. serás mi putita para toda la vida y nadie nos separara.. Ahora tienes que aguantar…!!!

- ¡Nooo… ¡Suélteme viejo, yo no quiero nada!! ¡Sáquemela que me dueleeee…

Mientras Mamá intentaba liberarse y le pedía al renco que se la sacara, este mismo volvía a empujar hacia adentro.

- Nooooooo…! ¡No lo haga viejo inmundo, no empuje que me dueeeleee… ¡Ahhhh… Me duele animal!!,- gritaba de pavor mi desesperada Madre pensando que literalmente el viejo la quería partirla en dos con su verga.

Mientras este mismo y que según él era quien la guiaría a tener una mejor salud mental, ejercía presión con todo el peso de su obseso cuerpo contra el frágil de la angustiada viuda, pero por la posición en la que se hallaba ella su vagina se achicaba y resistía a su ancha y hedionda virilidad que quería colarse por sus tibias carnes. Por cada a empujón que le asestaba el enloquecido renco, a mi adolorida Mamá parecía estarle destrozando por dentro, y más cuando de pronto sintió que el dolor se hacía cada vez más intenso e insoportable, que sus labios se abrían al máximo hasta sentir quemarle. Con sus ojos bañados en lágrimas veía como el viejo hacía fuerzas desmesuradas por meter su hombría lo que más pudiera adentro de ella.

Ambos cuerpos sudaban, y el suplicio para mi Mamá ni siquiera comenzaba aun. El viejo renco quien estaba decidido en convertirla en su puta particular volvió a acomodarse en los abiertos y blancos muslos de la viuda. La miró a sus ojos color celeste y apretando las pantorrillas con rabia para acercarse más, le estampó un asqueroso beso con lengua que mi Madre recibió entre sollozos. Hasta que ella lo vio separarse de sus labios y cerrar sus ojos como si ese viejo asqueroso se concentrara en algo fuerte, y fue en ese mismo instante y sin darle tiempo a reaccionar se sintió intensamente invadida por ese extraño objeto gordo y caliente en el interior de su cuerpo.

- ¡AAAHHHHHH..!!!,- fue el primer desgarrador grito que se sintió por todos los rincones de la casa.

El pervertido viejo lo había logrado, había empujado firme y en forma salvaje alojándole su gruesa cosa al interior de su cuerpo en toda su extensión. Mamá se lo había comido todo, y sus sudorosos güevos aplastándose en la parte baja de sus nalgas así lo confirmaban.

- ¡AAAAAAH!!! Saqueloooooo…!!! NOOOOO! ¡AAYY!!! AAAY!!!,- gritaba la dueña de la casa por cada empujón que le ponía intentando adentrarse aún más al interior de su cuerpo.

Mamá ya no podía gesticular palabra alguna, se encontraba con su carita toda desencajada por el inmenso dolor que le causaba el sentir su rajadura totalmente abierta y ensartada por una verga que según ella y como la sentía le llenaba cada milímetro cuadrado del útero. La cara del pervertido renco era la de un autentico depravado sexual, solo se daba a mirarla como un degenerado mientras la mantenía ensartada. En tanto el rostro de mi bella Mamá era solo de dolor y pavor al mismo tiempo. El desgraciado no se movía, solo se mantenía teniéndola bien clavada hasta el fondo de sus entrañas, a la vez que sentía como las tibias carnes interiores de la viuda de la casa le apretaban deliciosamente la verga.

- ¡Ooohh.. ¡Ahora eres mía.. solo miaaaa…!!!- le gritaba mirándola a sus claros ojos y a la misma vez que empujaba su verga más adentro a la adolorida viuda.

Por su parte Mamá solo lo escuchaba a lo lejos provocado por el mismo dolor y se dejaba hacer, su cuerpo era como el de una muñeca inflable, que podía hacer con ella lo que quisiera, y eso era lo que prácticamente estaba haciendo ese pervertido lisiado quien ahora le arremetía con lentos movimientos de mete y saca con ella resistiendo los inmensos dolores vaginales que eso le causaba. Aun así la vagina de Mamá intentaba evitar que se rompiera, emanaba fluidos como un manantial provocando que la candente herramienta se empezara a deslizar con más facilidad.

El asqueroso renco ya la jodía con fuerza, con su pierna corta brincaba y le clavaba toda la anchura de su verga y se la ensartaba sin piedad. Los gemidos del dolor que emitía mi desflorada Madre rápidamente se transformaron en gritos que se escuchaban por toda la parte baja de la casa. Ella gritaba de la misma forma en que la estuvieran torturando, y la verdad era que si la estaban torturando, ya que sentía que la punta superior de su vagina en cualquier momento se iba a rajar al mantenerse dolorosamente distendida y estirada. Pero como les cuento gracias a la femenina sensualidad de Mamá ya daba los primeros signos de acaloramiento, en su mente traslapaba todas las imágenes de cuando aquellos desagradables hombres también la habían usado de la misma manera solo para su satisfacción.

Ahora su mente entrelazaba los recuerdos de aquellas mismas situaciones, con aquellos diferentes seres igual de desagradables que este nuevo que la tenía a patas abiertas empuñándole toda su virilidad. Los acelerados ingresos que hacía la verga del renco hacia el interior de su cuerpo los entremezclaba con los mismo que había hecho Fernando, su Cuñado, el Carnicero, el Camionero y los múltiples sementales que habían pasado por su escultural cuerpo desde la muerte de su Esposo.

Su concentración solo se centraba en la fricción que hacía ese instrumento al deslizarse por su estrecha ranura. Con estos escandalosos pensamientos el hermoso cuerpo de mi Madre recibía las primeras oleadas de placer puro, que por cada estocada que le daba el renco hasta el fondo esas ricas sensaciones se ramificaban hacia todas sus articulaciones, recorriendo todos los rincones de su delineada figura. Ahora ella misma alentada por unas extrañas emociones intentaba con su vagina apretar y comprimir esa verga que la anchaba por dentro. La sugestionada dueña de la casa poco a poco fue desistiendo en sus intentos de liberarse para cerrar los ojos y de un momento a otro empezarse a menear sincronizando tal como lo hacía su taladror.

- ¡Ahhhhh… Shhhh.. Aah..- fueron los primeros síntomas de placer que emitió la bella viuda al saberse usada por ese animal,- ¡Aahhhhh!!… Ohhhh!! Ahhh!!,- continuaba gimiendo por cada uno de los embates que le asestaba el grotesco lisiado, obviamente el muy miserable se la quería agrandar para metérsela en forma más cómoda.

- ¡Así.. así, muévete condenada puta ¡Ohh..- comenzó a bufar el desgraciado renco que pese a su discapacidad se movía a gran velocidad, por lo que seguía animándola.- ¡Así muévete piruja, muévete todo lo que quieras. ¡Ohh.. uff.. ¡Veo que ya te estas acoplando a mi verga. ¡Así.. así..- le decía el depravado viejo la soltaba de esa agobiante posición para poder manosearla a capricho.

Mamá rápidamente al sentirse liberada y por autentico instinto de hembra caliente se abrazó férreamente a la ancha espalda del viejo renco, entregándose en cuerpo y alma a la feroz copula que le estaban dando. El sillón donde pasaba muchas horas del día viendo televisión rechinaba al ritmo de los jadeos, incluso desplazándose de lugar al mismo vaivén de los movimientos. El ambiente en nuestra sala todo era suspiros y sonidos de cuerpos que se frotaban y chocaban uno contra el otro, a la misma vez que el fuerte aroma a sexo mezclado con la dulce intimidad de mi Mamy y la verga olorosa de ese animal lentamente iban impregnando todo.

- ¡Ohhhhh, por fin estoy adentro tuyo... ¡Mhm.. ¡Lo venía deseado tanto putita.

Mamá sentía como la dura verga del Sr Paulino se abría camino una y otra vez en el interior de sus rosadas carnes, sentía que las rugosidades y venas de aquel gordo taladro la estaban partiendo en dos, pero a diferencia de las anteriores irrupciones, esta era puro y genuino disfrute, esa cosa le estaba haciendo vibrar hasta el alma, innumerables ondas de auténtico placer rebotaban por todas las curvas de su cuerpo, por lo que con sus ojos cerrados y con gestos de puta caliente, se puso animar a su macho:

- ¡Ahhhh.. ¡Siii Señor.. que rico se siente dios miooo!! Yo también la necesitabaaaa!! Ohh ¡Dios, Diossss..- el renco cuando se sintió totalmente enterrado en el cuerpo de mi Mamy, le pegó tres firmes y duras apuntaladas, para que ella sintiera bien quien era el que se la tenía metida.- ¡Ahhhh!.. Ahhhhh!!.. Auhhh!!!,- aulló Mamá por cada feroz empujón que recibió una vez ya ensartada.

- ¿Esto era lo que venias buscando? ¡Putaaaaaa!!.- le gritó el viejo frente a su rostro, para luego exclamar,- ¡Ohhh que rico me la aprietas pendeja, pareciera que hubiese sido yo quien te hubiese desvirgado perraaa!

El pervertido renco seguía penetrándola con todas sus fuerzas sin tregua, sudaba como cerdo y su pierna corta no era impedimento para nada. A su vez el dolor ya había desaparecido del cuerpo de mi Mamy, a estas alturas su vagina estaba hecha agua a la misma vez que se comía en toda aquella extensión la gruesa tranca que se mantenía aserruchándola con fuerza. Lo que sentía Mamá en esos momentos era algo que había olvidado desde aquella fatídica noche, las sensaciones volvían a apoderarse de su cuerpo y oleadas de ricos escalofríos la recorrían entera animándola a seguir expuesta y completamente abierta para que ese viejo horrible hiciera todo lo que le apeteciera.

- ¡Si mi Señor, toda, todita adentroo, ¡Uhm.. Quiero sentirlaaaa!! Mhmm.. ¡Ahhh.. tenía tantas ganasss! démela!!- el desgraciado viejo bien agarrado de sus suaves pantorrillas empezó a bombear lenta pero profundamente, se lo metía firme.

- ¡ASI TE GUSTA MAMASOTA?,.. ASI TE GUSTA QUE TE DEN VERGA!!,- le decía por cada empujón que le daba.

- ¡AAAUH.. OUHN.. ¡SII DEMELA ENTERA..AAHH!!, JODAME FIRME Y DU..DUROOOHH!!,- exclamaba con sus ojos entre cerrados en señal de concentración ante la caliente tranca que le estaban pegando,- Meta.. me la… lo más aden… trooo!! ¡Ohhhh Diosss, la siento tan adentroooo.. ¡Mhmm.. ¡COMO ENTRAAA!!,- gemía Mamá casi con desesperación.

Ahí se encontraba mi linda Mamy de nuevo, cogiendo abajo del cuerpo de ese horrible lisiado con sus ojos cerrados y con sus cejas fruncidas como si estuviera enojada, sentía que mientras más firme empujara su pelvis contra la verga de ese viejo más rico y delicioso era el placer que le otorgaban sus sentidos. En eso sintió una sensación como si se le fuera a detener el corazón, sus sensaciones se multiplicaban a mil a cada segundo, como una verdadera poseída empezó a menear su cuerpo en forma acelerada jadeando y gimiendo como una vulgar prostituta, mientras que su buen amante babeaba de gusto y calentura. El cuerpo de Mamá se meneaba por sí solo, cogía como una verdadera endemoniada, que sin aguantarse más ella misma levantó la cabeza para buscar la boca de ese ser que la estaba volviendo loca. El asqueroso lisiado volvió a disfrutar con su bocota pestilente llena de caries de aquellos dulces labios de la mujer quien confió de sus servicios y buena fe.

Ambos no se daban cuenta de la forma salvaje en que se estaban acoplando, el pervertido viejo como pudo la giró en el sofá para quedar con ella montada como si estuvieran acostados, con su redonda y prominente panza peluda encima de ella.

- Lo ves piruja.. yo sabía que te iba a encantar..- Mamá casi no lo escuchaba, solo se concentrada en moverse y refregarse bien contra la verga de ese viejo.

- ¡Ohh.. Sí.. SIII DON PAULINO.. ME ENCANTA ¡MHm.. La siento a la misma altura de mi ombligo ¡AAAAHH..- mientras le decía lo anterior sus pechos eran devorados nuevamente por la boca de ese cerdo, y su pelvis se movía desquiciadamente haciendo círculos en tanto se comía la verga, combinando movimientos con firmes subidas y bajadas de caderas para luego hacer unas diabólicas ondulaciones como si de verdad quisiera fusionarse con ese cerdo.- ¡Ahhh.. Uhm.. ¡Ahhhh..- gesticulaba inconscientemente Mamá con sus dos manitas apoyadas en los bofos pectorales del viejo.

- ¿Te gusta zorra?, ¡Ooh.. Si, yo sabía que te iba a encantar.. Ahora eres mi mujer malnacida, la Sra de Madero ¡Je je je je..

- ¡Siii!! es muy.. ricoohh.. Voy hacer su mujer Sr. Paulinooh,- le confirmaba la transpirada rubia sin dejar de menearse, y menos de ponerse a pensar que se encontraba de nuevo “en las manos de otro pervertido”.

- ¡Je je je je.. Desde hoy eres mi hembraaaa.. Y vendré todas las noches para que hagamos esto mismo.. ¿estás de acuerdo putita?

- ¡SIII.. Lo necesito Sr Paulino.. lo necesito mucho, ya no puedo estar sin usted. Venga todas las noches a acostarse conmigoohh! ¡Aahhh.. auchh!! Que rico es.. lo que siento..- le decía ella sin ni siquiera saber lo que estaba diciendo.

Tras las aberrantes declaraciones en que en ningún momento dejaron de moverse, el viejo la atrajo hacia él abrazándola con sus cortos brazos, a la vez que le daba tremendas succiones en los pechos y ella lo disfrutaba todo. Su mente estaba en un mundo sub-real, atrapada por las ordenes implantadas, solo sentía oleadas de placer por todo lo que le hacía ese inmundo lisiado.

Mamá rendida, agotada y con una verdadera sonrisa de viciosa en su rostro esperaba abierta de patas la acabada del vejete dentro de su cuerpo, quien por los firmes movimientos en que la estaba clavando sabía que aquello sucedería de un momento a otro, hasta que escuché los bufidos de macho:

- ¡Ooh.. ¡Prepárate puta, ¡Ooh, te voy a llenar..

- ¡Demeloooh!!,- le contestó automáticamente Mamá, que en su voz denotaba las ansias y deseos porque aquello ocurriera lo más pronto posible, y el hecho de estar consciente de que eso realmente iba a suceder en unos segundos nuevas energías asaltaron su ardiente temperamento.- Lo quiero todo.. todoohh! ¡Bien adentro de mi cuerpo, Sr Paulino.

Por lo que el viejo a pesar del cansancio que significaba ya estar cogiendo más de una hora con sus dos manos la afianzó firmemente de las caderas y comenzó a bombearla de una manera tan brutal que Mamá sentía que en cualquier momento se iba a desmallar. Ella intentaba concentrarse para disfrutar del fluido caliente que pronto llenaría su recinto íntimo. Pero cuando escuchó los fuertes bramidos que estaba dando el macho que la apuntalaba, sus ojos se abrieron de par en par, y quedó boquiabierta. El viejo a pesar de su discapacidad había triplicado el ritmo de sus acometidas, había aumentado aceleradamente por unos segundos para después de darle la estocada final hasta lo más profundo de sus viseras. Mi Madre sintió en sus propias carnes vaginales las rápidas pulsaciones que hacia aquella gorda verga atrapada en su interior antes de explotar.

- ¡Ohhhh.. Putitaaa.. que ricoohh.. se siente.. ¡Mhmm… Ahí te van todos.. mis mocos!!!.. ¡AARRRGGGHTTT!!!

El desgraciado lisiado sin siquiera ser consciente de que yo hubiera podido despertar de momento y levantarme de mi cama como cualquier niño al escuchar semejante alarido de satisfacción animal en casa, y encontrara a mi Mamita linda completamente desnuda debajo de su asqueroso cuerpo, simplemente no. Le soltó abundantes chorreadas de espeso y caliente semen. Mamá aferrada aquella gruesa espalda del ordinario viejo las recibía con el rostro pungido de calentura, que la llevaron a contraer todos los músculos de su vagina y exprimirle más la verga hasta la última gota del vigoroso y caliente líquido que el lisiado había reservado para ella. Sentía como el caliente y corrosivo liquido de macho se desparramaba en su útero, poniendo sus ojos en blanco se abandonó al siguiente orgasmo de la noche, en donde mientras su amante le terminaba de arrojar sus últimos escupos de semen, ella lo secundaba con circulares movimientos pélvicos, pero sin separar ni siquiera un milímetro sus dorados y sedosos bellitos íntimos, con los gruesos y encrespados pelos negros de ese animal.

La cogida había finalizado, el horrible renco lo había conseguido, había hecho realidad su perversa fantasía. Se había cogido a una mujer de bandera, a una modelo, a una viuda espectacular. Una vez descargado todo lo que sus sacos de esperma se habían privado de tantos años de almacenamiento se quedó tirado unos segundos como muerto encima de ella. La miró para comprobar el estado en que había quedado su hembra, y grata fue su sorpresa cuando la vio sonreír con los ojos cerrados, con un rictus de hembra satisfecha en su semblante. Él la atrajo y la apretó contra su obesa humanidad, Mamá estaba en el cielo.

Pero el perverso viejo deseaba poseerla en forma completa, así que sacando fuerzas de flaqueza para levantarse, se la desclavó dejándola despatarrada sobre el sofá. Mamá inmediatamente se palpó la vagina, sintió como si le hubieran arrancado un brazo, por un momento no entendía nada pero fue el mismo viejo quien le aclaraba la situación:

- ¡Vamos a tu recamara, ¡Oh, oh.. Ahora yo voy hacer tu macho y quiero que me atiendas como a tu Esposo. ¡Aah, oh..- jadeaba sudando como cerdo.

- ¡Aah.. ¡P-pero arriba esta mi hijo Sr Paulino.. ¡Ah, luego podría escuchar y levantarse. ¡Nos podría encontrar así, empapados y oliendo a nosotros..

- No me importa.. eres mi puta.. ¡Dilo..

- ¿Que!..

- ¡Dilo..

- ¡S-soy su puta..

- ¡Je je je je..- se reía el maldito orgulloso de su dominio.- Recoge mi ropa mientras voy a mear, bonita.- le ordenó dándole un ligero bofetón en la cara.

El asqueroso caminaba hacía el baño completamente desnudo sin ningún pudor. Llevaba la verga floja, empapada de semen y de jugos vaginales de mi Madre. Se le balanceaba hacia los lados con las zancadas, goteando esperma de la punta por todo el pasillo. Se dirigió al baño para mear, sin resquicios de modales lo hacía con la puerta abierta. Mamá observó a su alrededor, parecía un campo de batalla, su atuendo regado por todos lados, así como los zapatos y las prendas de ese cerdo. Estaban sus calzoncillos percudidos. Los levantó con dos manos como examinándolos a contra luz, tenían manchas de orín y de suciedad, eso sin mencionar las manchas húmedas con olor a pescado. Se los acercó al rostro y los olió pegándoselos a la nariz. Olfateando profundamente los calzoncillos de un viejo de más de cincuenta años.

Reconocí a mí mismo que mi Mamá estaba enferma y desquiciada, que su adicción a las sugestiones implantadas habían sido capaz de dominarla, pero los juegos reales y morbosos de ese pervertido ser le resultaban implacables y la arrastraban a una perversión excesivamente poderosa. Volvió en si a la vez que le escuchó regresar, el muy cerdo se paseaba por nuestra residencia desnudo, con la verga pendulando. Ella se esmeró en juntar todo como si fuera su mujer. Mamá estaba juntando los zapatos y calcetines de ese animal cuando lo observó dirigirse hacia la barra para tomar la botella, seguramente pensaba llevársela toda para continuar en la habitación de mis Padres.

Le vio de espaldas, desnudo. Parecía un demonio de Tasmania. Tenía una espalda ancha y un culo recogido, con nalgas blancas salpicadas de granos y un denso vello dentro de la raja profunda que se dirigía hasta los güevos, aquellas bolas gordas y flácidas. Al colocarse de perfil para esperar que se apurara, le vio de perfil, vio la curvatura de su barriga, igual de peluda y una cicatriz muy grande que rodeaba su cadera, sus blandengues pectorales y su verga, una gruesa salchicha del tamaño de un cilindro de cartón de papel higiénico, como un más grande hongo colorado. Era mayor y con ese problema de la operación, pero era un buen macho con aquel aspecto desagradable. Al momento de tomar un cigarrillo, uno de ellos se le cayó al suelo y se curvó para agarrarlo. El culo se le abrió, mostrando la densidad del vello que ocultaba incluso el orificio anal, con los güevos rojizos apretujados entre las piernas. A Mamá se le volvió a calentar la vagina. Aguardó hasta que se puso de pie con toda la ropa de su amante en los brazos, luego se acercó para dirigirse hacia la escalera:

- ¡Camina frente a mí y mueve ese culote que tienes, puta.- “¡Splashh!” le atizó una palmada en el trasero que le hizo dar un gritito y al mismo tiempo la giró y agachó hacia delante para contemplar a sus anchas aquellas nalgas.- ¡Qué culazo tienes pendeja.. “¡Splashh!”.. no me extraña que tu Marido te haya dado por detrás casi tanto como por delante, yo pienso hacer lo mismo pero antes te voy a devorar enterita.

- ¡Auh.. ¡Sí, sí, ya voy.


Le soltó un par de nalgadas para darle un sorbo a su copa. Mamá obediente, se dirigió hacia su habitación donde pensaba culminar el aberrante acto. Llevaba su atuendo y la sucia ropa de ese desgraciado como si fuera su mujer. Las ideas y sugestiones enfermizas implantas en su cabeza la empujaba hacia una lujuria perversa, consintiendo humillaciones como las que habían ejercido sus pasadas relaciones. Estaba muy caliente, la vagina le ardía, estaba deseando volver a ser poseída por ese pervertido animal que la había embrujado, quería seguir probándola dentro de sus entrañas, no separarse de ella. Él la siguió con la copa en la mano, con los ojos fijos en aquel maravilloso culazo que pensaba romper.

Mamá iba desnuda, solo con las medias de malla y las ropas de ambos en los brazos. Se encaminó, dirigiéndose hacia las escaleras, ofreciendo a ese cerdo que la tenía hipnotizada el contoneo de su suculento trasero. Fue escalón a escalón subiendo a pesar de que el desgraciado le soltaba a cada par duras nalgadas.- “¡Splashh..!” La trataba como su puta, como la peor de las mujerzuelas, la intentaba convertir en una auténtica guarra. Y para ella, era como una enfermedad que la abrasaba, de ser una adicta a sus sesiones había pasado a ser una adicta a sus perversas órdenes. Quizás era momento de dejar de ser simple espectador para intentar salvarla, pedir ayuda a un especialista antes de que ese miserable arruinara nuestras vidas.

En cuanto entró a la habitación principal se quedó asombrado, jamás había pisado una habitación tan grande y tan elegante como las de mis Padres. Seguro se sentía en un hotel de siete estrellas. Dio un repaso por toda la habitación. Una cama grande presidía una gran habitación llena de muebles victorianos. Cuadros neocolonialistas sobre paredes de tonos pasteles que apaciguaban el ánimo. El cuarto de baño enorme, con todos los lujos de cristal. La complementa una coqueta salita de estar, con un gran ventanal que da a nuestra piscina en forma de riñón que se encuentran al centro del jardín.

Inmediatamente se tumbó en el centro de la cama, desnudo boca arriba como si fuera el dueño de la casa, o peor aún como si fuera un cliente muy especial y Mamá su puta. Con ambas piernas abiertas como deliberando el tamaño del mueble y la cabeza apoyada en las almohadas. Mamá de momentos se le quedaba observando, como reaccionando, como si sufriera un leve corto circuito de su conciencia que le alertaba de lo que en realidad estaba sucediendo.

- Bien putita, llegamos a tu camita, ..si que tu Marido te trataba tan bien, no está nada mal para gastar el dinero. Yo le pondría un tubo en medio de la habitación para que me hicieras un bailecito, pero en fin.. cada quien sus gustos ¡Je je je je..- Mamá lo veía echado sobre su lecho matrimonial masajeándose la verga mientras este le hablaba.

- Sr Paulino, no sé si esto esté bien, yo..- la imagen de la bella viuda desnuda y recién cogida en la sala era para el recuerdo, el pervertido renco también así lo veía, pero él ya estaba que se chorreaba por lo que ahora pensaba hacerle.

- Ya lo entenderás Móniquita, ..por lo pronto debes ponerte en 4 patas y venir hasta mi.- le decía mientras acomodaba su copa sobre el mueble pegado a la cama.

- ¿E-en 4 patas?,- Mamá ahora no entendía nada, su cerebro al parecer intentaba despertarla.

- Si puta, en 4 patas, ..debes subirte a la cama sosteniendo tu cuerpo con tus brazos y tus rodillas, tal cual como lo hacen las perras y venir a mí.

La mente de mi Mamá dudaba, pero la voz mandataría y apacible del viejo la contrariaban, sin saber por qué rápidamente se colocó en la posición solicitada, y atraída por ese soez vocabulario que el lisiado empezaba a ocupar cuando se dirigía a ella poco a poco la iban cautivando, ni siquiera le recriminaba que la llamara puta, pero le gustaba esa voz que la llamara de cualquier forma. Así que moviendo todas sus curvas de un momento a otro ya estuvo tal como le habían ordenado el viejo.

- Así.. así está bien?,- le consultó mirándole con todos sus cabellos enarbolados y en la obscena posición canina.

- Ven acá, acércate a tu macho. ¡Je je je je..- le ordenó.

Mamá acató la orden. Se subió a la cama y a cuatro patas, con la mirada dirigida hacia el colchón abochornada y el trasero bien parado hacía mi cámara se iba dirigiendo a sus pies. Le vi el culo enrojecido y la rajita del chocho brillosa de semen y de sus mismos fluidos. ¡El hijo puta se había venido dentro, menos mal que tomaba la píldora. Me sentía patético mirando la escena, pero no podría soportar dormirme sin saber que era lo que pasaba en la recamara de mi Madre.

Al ir agatas sobre la cama, los pechos le colgaban como las ubres de una vaca casi rozando las finas cochas. Entró por sus pies y fue subiendo por las piernas, con sus pechos colgando hacia abajo, rozándose por aquellos muslos gordos. Apenas llegó a sus manos, el viejo se le abalanzó a besarla, metiéndole toda la lengua y jugando con ella en un grotesco beso francés que me provocaba querer devolver el estómago.

Tras el intenso beso, sujetándola por la nuca de los cabellos la dirigió a deslizar los labios por su cuello y la fue llevando rozando hasta su tórax, para que lamiera sus asquerosas tetillas, primero una y luego otra. El muy cabrón se sentía todo poderoso, con los ojos entre tornados, mientras “su puta”, mi Madre le lamía por todos lados. Le lamió la axila con toda la lengua fuera y volvió a bajar con la lengua a lo largo de su tórax, pasando por la cintura.

- Serás eternamente mía, ..nadie podrá separarnos.- le dijo mientras la acercaba a su rostro.- Yo te protegeré, yo te guiaré.. yo soy quien tú necesitas Mónica.

- Sr Paulino.- le dijo mirándole a los ojos-. Usted me hace sentir tan bien.

El rengo se tomó unos segundos para reflexionar.

- Hacía mucho tiempo que no estaba con una mujer. ¿Vas a ser mi mujer verdad, Mónica?..

- Si..

- Escúchame bien Mónica.. quiero que me trates como a tu Esposo. Cada vez que me veas quiero que sientas que estás con él.. yo soy tu hombre ahora, tú eres mi mujer. ¿Vas hacerlo verdad bonita?..

- Si.. Puedo hacerlo por usted.

- Voy a ducharme.. ¿por qué no te pones algo para que parezcas una puta de verdad? Vístete de jovencita, me calentó verte con ese atuendo.

- ¿Q-quiere que me ponga esa falda?..

- Anda, anímate, cielo. Esto será divertido.- le animó.

Sin esperar su respuesta, la dejó rumiando en su calentura. Al entrar al baño, lo primero que hizo fue observar el precioso baño de cristal, el renco se sentía soñado, en su miserable vida jamás había visto y mucho menos pisado un baño como el que veía. Tranquilamente se metió a la tina como si fuese el dueño, duró varios minutos intentando comprender el sistema de las llaves; ya bajo el chorro, se enjabonó mientras su mente volaba tratando de averiguar si esta noche sería su claudicación.

En cambio Mamá, fue hasta su gran closet, rebuscando de entre todo su armario para encontrar su atuendo de colegiala, con esa pequeña faldita que duras penas le llegaba a tapar sus imponentes glúteos. Y es que como ya saben pues porque casi siempre se los menciono, el cuerpo de ella es espectacular gracias al aerobics y sus cuidados diarios, el cuerpo de mi Madre, a sus treinta y ocho, se encontraba a plenitud, tal y como ese sugerente atuendo lo permitía ver. Aquellas medias negras de colegiala adhiriéndose a su blanca piel, con sus tersos muslos desnudos, tan solo rodeados por unas tiras negras de un liguero, que permitía más sensualidad a su ya atrevido atuendo, y con esa camisa pequeña anudada a la parte alta de su estrecha cintura, que con tres botones sueltos proveía una portentosa visión de sus redondos pechos. Asimismo, unos tacones altos que realzaban aún más sus nalgas y caderas que nada tenían que envidiar a cualquier actriz porno.

Y si agregamos la minúscula tanga en rojo a juego con el atuendo y su sostén de media copa que hacía que sus senos casi se volcaran de su camisa, yo diría en cuanto la viera ese pervertido se las arrancaría sin esperar. Parecía una actriz de las más prestigiosas porno con aquella pinta, y debía presentarse ante ese viejo feo pervertido de esa forma.


El sonido de la puerta del baño abriéndose le confirmó al viejo que su esclava había cumplido con su mandato. Solo el panel de cristal empañado por el vapor del agua separaban ambos ahí dentro.  Ahondando en su entrega, corrió el vidrio para que lo viese desnudo. De pie frente a él y vestida de una sensual adolecente, ella devoró con la mirada aquel cuerpo. Su expresión desolada no hacía más que incrementar la lujuria del pervertido, e impúdicamente, se dio la vuelta para que le viese su tripa en su máxima expresión.

- Que guapa te ves, ..espérame ahí, ya casi termino.

No lo podía creer.. la situación grotesca que observaba por la cámara se hacía ver como la vida cotidiana de cualquier pareja de matrimonio. Mi hermosa Mamá permanecía en espera de que ese desgraciado terminara de ducharse, como su mujer, eso claro sin mencionar que se encontraba vestida como una sensual stripper frente a un viejo desagradable. Le pidió que le acercara la toalla. Y ahí, de pie y desnudo aguardó a que ella lo secara. ¡Nuevamente, no lo podía creer, la altiva y flamante Sra Tapia secando aun intendente lisiado y asqueroso. Su sofoco era total, sin poder sostenerle la mirada, fue retirando el agua de aquel cuerpo grasiento y con arrugas. Al llegar a su pene, él le quitó la toalla y levantándole la cara, le dijo:

- ¿Eres mía verdad?..

Tras unos momentos de turbación, le respondió sollozando que sí. Buscando derribar las últimas barreras del subconsciente, la tranquilizó acariciándole el pelo y diciéndole no sé qué cosas al oído. Ella le miró con esos ojos extraños por el trance y le preguntó:

- ¿Que desea hacer de mí?..

- Vamos a hacer un trato: Yo, todas las tardes vendré a calmarte, a quitarte esas ganas que traes de puta en brama y que no te dejan andar en paz todo el día y en compensación, tú tendrás te andar vestida de manera muy sensual, no importa que los demás te digan que te ves como una puta. Trátame como si fuera más que tu Marido, que nada te importe, solo tú, yo y tu tranquilidad. ¿Harías eso por mí?..

Todavía abochornada, algo en su cabeza le decía que eso era justo y de que esa manera era solo para tratar de ayudarla, por lo que sonriendo le dio la mano sellando tal acuerdo.

- Si-, le respondió.

Al escuchar su rendición, le dijo:

- ¡Ven acá, bésame y así estaremos en paz, cabrona.

Mamá fue acercándose a él como si en realidad lo deseara, sin comprender en lo más mínimo lo que estaba sucediendo y de lo que estaba aceptando, para entregarse al más ardiente y grotesco beso de lengua que la llevaron a estar en la antesala de otra nueva relación inusual, que ya casi lograba realizar ese pervertido lisiado. Que sintiéndose ganador y dueño ya de esa despampanante rubia seguía metiéndole la lengua intentando traspasar su campanilla, hasta sus mismas amígdalas. Cuantiosas cantidades de babas se le acumulaban y los traspasaba a la dulce boquita de mi Madre, quien al sentir aquellas asquerosidades no le quedaba más remedio que ir tragándoselas todas, incluso hasta ya perecían gustarle.

Mamá quien en sus cinco sentidos se hubiera comportado de manera diferente, quizás hasta el mismo repudio y repulsión hacía la figura de ese viejo horrible, empujarlo con todas sus fuerzas para luego gritarle lo asqueroso que era, pero eso solo estaba en el quizás, ya que en estos momentos se encontraba en ese atracón de bocas que hasta daba la impresión que lo disfrutaba tanto como su repugnante pareja. El viejo inmundo ya estaba seguro de que la flamante rubia estaba entregada y que casi era de él, así que junto con seguir besándola en forma desesperada y salivosa ahora también se daba a toquetearla en distintos puntos de su cuerpo, sobajeos que él iba alternando con sus dos manos toscas entre sus pechos y en medio de las dos piernas.

La situación en el flamante baño de mis padres pronto se hizo mucho más caliente que el mismo vapor que embargaba la sección de cristal de la regadera, y exaltado más que antes debido a tan ardiente situación que estaba viviendo con tan soberbia hembra en esos tan soñados momentos, el asqueroso rengo quien se entretenía en besarla sintió esas suaves manitas agarrarle su aun empapada virilidad. El desgraciado se sintió mucho más poderoso al constatar que la hermosa viuda a la que había logrado corromper en mente, ahora por si misma le recorría su gruesa herramienta una y otra vez como si la muy inquieta no se convenciera de sus medidas y dimensiones.

El muy cerdo desnudo así como se hallaba empujó su cadera para que así su gruesa cosa resaltada de su abultada barriga. Lo agarró con fuerza y lo empujó hacia ella para hacer más completo el contacto en aquellas delicadas manos determinando que había llegado el momento para enseñarle a la viuda lo que nuevamente se comería. Nuevamente la tomó por asalto besándola con más calentura que antes, ahora su gruesa estaca de carne palpitaba entre medio de los finos dedos que ya la sentía a la altura de su pelvis en los momentos en que el lisiado se adosaba a su vientre.

El beso se tornaba cada vez más apasionado con Mamá ya aferrándose con sus brazos al cuello del lisiado, mientras este último con sus toscas manos se dedicaba ahora a acariciarle pesadamente sus bellas y suaves nalgas por debajo de la falda, sintiéndolas de tal manera para que jamás se le olvidaran aquellas suavidades una vez que terminara con su perversión. Pero el asqueroso renco aun quería más, una vez que después de varios minutos en que se estuvieron sobando y comiéndose sus bocas el viejo poco a poco comenzó a bajar por su cuello hasta llegar a la turgencia de aquellos melones de ensueño, comenzando a en forma desesperada a chupar aquellos pedazos de carne blanda que le ofrecían sin oponer ningún tipo de resistencia. Mi Madre sólo se dedicaba a sentir y a disfrutar de esas fuertes succiones con sus ojos cerrados.

- Ven..- le tendió la mano y ella le correspondió.

Fue y se sentó en el wáter, la metió entre sus piernas, después la sujetó por la cintura y la giró hacia el otro lado. La rodeó por la cintura y la apretujó contra él, apoyando la barbilla en el hombro de mi Mamy como si fuera su novia en una banca del parque. Vi cómo el gran trasero le comprimía la horrenda panza y la gruesa verga del lisiado.

- ¿Lo notas?- le preguntó.

- ..Síii.- dijo removiendo ligeramente las caderas-. Lo noto muy duro y grueso, Sr Paulino.

- ¿Te gustan las vergas gruesas y duras?- le preguntó mordisqueándole el lóbulo de la oreja.

- Sí, ¡Aah.. cómo no me va a gustar..

- ¿Te pone cachonda estarte rozando con un viejo como yo?..

- E-es morboso.. no sé.. siento repulsión por usted, pero lo deseo.

Mamá ladeaba la cabeza hacia él para sentir el cosquilleo de su lengua en la oreja. Y yo en mi papel de mirón, dos habitaciones a lo lejos, impotente sin saber que hacer. Sentía rabia con ese desgraciado, a la vez morbo de ver como ese viejo desagradable abrazaba por detrás a mi Mamita. El perverso subió la mano derecha y le desabrochó dos botones más a su camisa. Después la abrió exponiendo más sus turgentes pechos. Ella continuaba con las nalgas apoyadas en el duro bulto. Observé que disimuladamente hacía círculos con la cadera para sentirlo. El viejo no paraba de lamerle la oreja, como si el lóbulo fuera un dulcecillo.

Le metió la mano derecha dentro de las bragas para hurgarle la vagina con sus dedos ásperos. Observaba los nudillos tensando la tela roja de las bragas, escarbando. Mamá se removía en las piernas de este emitiendo un relajante jadeo.

- Tienes la chocha hecha caldo.- Mamá se retorcía, suspiraba.- ¿Te mojas cuando un viejo repulsivo como yo te mete los dedos en el chocho, sorra?

Mamá sin poder soportar la excitación, le sujetó la muñeca que le hurgaba dentro de las bragas, y meneaba la cadera para sentir mejor aquellos dedos.

- ¡Muévete puta.. mueve el puto chocho.

Completamente extasiada, con la cabeza ladeada hacia él para que le lamiera, se removía para tallarse ella misma con el dedo. La mano del vejete permanecía inmóvil dentro de la braga.

- ¡Ahh.. Sr Paulino, tóqueme.- le imploraba sin dejar de menearse.- ¡Tóqueme maldito viejo.

- Cómo te gusta, puerca..

Le sacó la mano de las bragas y las jaló hacia arriba hasta metérselas por la vagina a modo de cameltoe. Le presionaba duramente el clítoris. Yo veía a mi Madre sentada en aquellos gruesos muslos sobre el wáter, con el chocho dividido en dos por la tela roja de sus bragas. No pudo reprimir un respingo de mi pene al ver tremenda escena. Lo miraba asombrado. El desgraciado viejo le tiraba de las bragas para masturbarla. Mamá intentaba mirarlo, aunque el gusto la empujaba a fruncir el entrecejo y entrecerrar los ojos. Afortunadamente dejó de tirarle de las bragas, aunque se las dejó metidas en la raja. Mamá respiró aliviada.

- Pásame la bata de tu difunto y vamos a la cama. Ahora yo voy a ser tu Esposo.

Mamá dispuesta, se quitó de encima de sus piernas y fue a darle la bata roja con la que mi Padre se despertaba todas las mañanas para leer el periódico, con su nombre bordado en letras de oro. Exhibiendo sus dos tetas casi saliéndosele de la camisa, con la carne esponjosa meneándose por los movimientos. A continuación, se la colocó desde la espalda como se lo hacía a su Esposo, como si fuera un rey a quien lo adornan con la capa. Ayudándole a anudarse la cintura con la cinta, dejándole la barriga tapada, aquella asquerosa panza que apenas la cubría la bata, con la verga campaneándole por la abertura de la misma, donde se le asomaba cada vez que caminaba. Mamá se mantuvo de pie ante él, como si se sintiera plena, observándolo dirigirse a su preciado lecho matrimonial.

El desgraciado se creía ya dueño de nosotros, de mi Madre más bien. Recorrió la habitación mirándolo todo, observó uno de los cajones en donde se hallaban algunas cosas de mi Padre, sus relojes más valiosos y otras cosas personales. El desgraciado se colocó un rolex que le había regalado un socio suizo que tenía, se lo colocó en su tosca mano y un par de anillos de oro. Cada una de sus joyas valían miles de dólares y el viejo se sentía desquiciado, como si hubiera encontrado un continente nuevo. Lleno de ambición y ocio se dejó caer de nuevo en la cama observando los tesoros. Hasta percatarse de que el objeto más valioso de la casa se hallaba a la espera de sus órdenes.

El viejo le repasó con la mirada, centrándose en los grandes pechos desbordando la camisa y en las largas piernas enfundadas en aquellas medias de algodón negras. Parecía fascinado a todo a juzgar por sus ojos desorbitados.

- Quítate las bragas.- le ordenó deshaciendo el nudo de su bata. Mamá fue deslizando sus braguitas por las piernas, descubriendo su vagina con minúsculos bellos dorados. Las tiró al suelo. Allí estaba de nuevo mi Madre, mostrándose ante ese viejo horrible. Mantenía todo su atuendo de colegiala hasta los tacones-. Acércate y dámelas.

Ella dio unos pasos hacia él incapaz de negarse. Se las dio en la mano y espero a ver que iba a hacer con ellas. Nada más al tomarlas, se las llevó a la nariz. El aroma de aquella hermosa intimidad inundó sus papilas y sabiendo que ella lo observaba, con la lengua saboreó su flujo. Mamá tuvo que apretar los muslos para no desvelar su deseo, momento que aprovechó para decirle:

- Sigues en brama putita ¡Je je je je.. yo te quitare esos deseos.

Ella entendió a que se refería, sin embargo no se explicaba porque sentía esas sensaciones, volteaba a ver su cama, sentía que algo no concordaba, que estaba fuera de lugar. Pero no le queda de otra y lentamente desprende una de las zapatillas de sus talones, arrojándola a una esquina. No importa cuántas veces el viejo haya visto su anatomía, no dejaba de sorprenderse. Toma los broches del liguero y empieza a soltarlos de sus medias, uno a uno, sus manos tiemblan al sentir lo que pronto se avecina.

- No te las quites aun.- bufa el lisiado desde su posición.- Así te ves más puta.

Ella obedece, y en un intento inútil trata de cubrirse los pechos.

- ¡Pinches chichotas que tienes.. estas buenísima vestida así, como una puta.- aun con la camisa puesta sus pechos sobresalían bastante.

El rostro de Mamá vuelve a tomar ese tono rojizo, muestra de su nerviosismo y excitación.

- Te vuelvo a preguntar.. ¿te calienta que un viejo como yo te haga su puta?

“¿Su puta” la aguardentosa voz retumba en sus oídos, ella sabe la respuesta.

- No.. no Sr Paulino.. yo no quiero ser eso.- responde ella secamente, sabiendo muy dentro de ella que todo esto estaba mal, lo que siente es algo diferente, algo en lo cual no le gusta pensar.

La sonrisa del renco desaparece por instantes, para nuevamente recuperarla.

- Yo te hare cambiar de opinión, culona.. ven.- el viejo eructa las cervezas quizás ingeridas antes de venir sin intentar evitarlo.

Hasta ese momento no me había dado cuenta de que el viejo en su mano lleva el retrato preferido de mi Madre, una foto en donde estaba su esposo. Lo arroja en su lugar, sin importarle maltratar los gratos recuerdos que encierra esa imagen y extiende su mano. Como si se tratara de un robot Mamá la toma y él la jala hacia la cama. El pervertido se recuesta nuevamente con su verga apuntando orgullosa hacia el techo saliéndole de la bata de mi padre.

- Ven.. trae tus nalgotas aquí.- le dice haciendo una señal para hacer que se situé frente a él dando la espalda.

Ella lo hace, se pone de pie ante él deslizándose la falda hacía arriba para exponer sus rotundas nalgas, arquea su columna para sacarlas más todavía y abre un poco los muslos para que no llegasen a estorbarle. Mirando hacia la puerta, quedando de esta forma su trasero a unos cuantos centímetros de los labios del vejete, muy apenada, no estando acostumbrada a estar en tal posición.

- ¡Puta madre, que culo..!!- exclama, al verlo en total esplendor.- Eres rubia hasta las nalgas.

Ella no dice palabra alguna, se limita a sentir el aliento de ese cerdo en la piel de sus glúteos, que se le crispa al sentir su a proximidad. Enseguida siente su lengua, la nota muy húmeda, y no duda en meterla hacía dentro, saboreando cada parte de sus carnosas nalgas. El renco no se la cree, está saboreando a tan espectacular hembra en su propia cama, donde dormía con su difunto esposo, la tiene bajo su total dominio y la está haciendo gozar. Las manos de Mamá intentan agarrarse de algo para no trastabillar, para así tener algo de equilibrio, aunque no lo necesita, pues el viejo la tiene bien agarrada de sus amplias caderas.

Mamá se siente sorprendida, esa rasposa lengua llega tan profundo como alguno de sus dedos, quizá un poco más, era increíble como a pesar de su edad y de sus discapacidades el viejo se comportara como gran amante, hasta se recordó así misma con aquel odioso Portero.

- ¡Ahhhh..!!- gime, y desde su posición, desde arriba voltea a ver al viejo, quien con sus ojos cerrados se concentra en buscar entre sus dos montañas de carne estimular su intimidad. Mamá no desea aceptarlo, pero ese ser lo estaba haciendo de maravilla.

“¡Slashh..!!” Su trasero recibe algo de castigo, pues el viejo lo golpea una y otra vez para que ella reaccione y lo pare mucho más, como si quisiera adentrarse más todavía. Siente un poco de dolor, pero el placer que siente en su vagina es mayor, le gusta sobre todo cuando se separa un poco para mordisquearle ligeramente la carne. Mamá ya no se puede mantener quieta y se mueve, sube y baja la cadera como si fuese un pene el que la estuviera penetrando.

- ¡Ven gírate, necesito comerte, ..sé que lo deseas puta, tu chocha no me miente ¡Je je je je..

El viejo la gira, rodeó con los brazos plantándole las manos en las nalgas y acercó la nariz para olerle la vagina. Mamá cerró los ojos resoplando y al instante notó cómo le volvía a pasar la lengua directamente en la vagina, cómo le lamía el chocho lentamente, como un perro lamiendo el hueso. Para corresponderle, plantó sus manos encima de su cabeza introduciendo sus deditos finos en la melena del vejete, como para darle a entender que estaba dispuesta a todo con tal de complacerle.


A la vez que le chupaba el chocho, le abría las nalgas y se las apretaba, le metía las yemas de los dedos por dentro de la raja, rozándole el ano.

- Qué ricas estás, zorrita.. y como voy a disfrutarte. ¡Mmh..- le decía en cuanto se separaba para volver agachar su cabeza e introducir su lengua en aquella intimidad.

Alzó la cabeza para lamerle los pechos sacándoselos de la camisa, concentrándose en mordisquearle los pezones, sin dejar de apretujarle las nalgas con ambas manos. Mama le metía los dedos por el cabello, apretando su cara contra sus pechos. La manoseaba con desesperación, por los muslos, por el culo, a veces pasándole la mano por encima del chocho, dándole fuertes lengüetazos a las tetas. El renco apartó la cabeza de los pechos y la miró:

- ¡Chúpamela puta.. chúpasela a este viejo horrible ¡Je je je je..

Se arrodilló ante él y simplemente tuvo que abrirle la bata para descubrir su grueso salchichón bajo la asquerosa barriga. Su dura vara rodeada de vello denso, con esos güevos duros muy redondos y salpicados igualmente de pelusa oscura.

- Es toda tuya, consiéntela. Enséñame como la chupa la Sra de esta casa.- se mofaba.

Mamá había abierto la bata como a la misma ves hincarse ante el ya desnudo para así aferrase a la gruesa estaca que había quedado bamboleándose circularmente frente a su cara. Se la sujetó por la base con las yemas de los dedos índice y pulgar para luego acercar la boca y comenzar a mamarle, primero mordiendo el capullo y sorbiendo, después subiendo y bajando la cabeza de manera continua, deslizando los labios desde el glande hasta la base. El renco nuevamente hechizado por la mamada, se tendió hacia atrás. Ella le miraba al chupársela. Alzó el brazo izquierdo para acariciarle los güevos con suaves estrujones como a él le gustaba, provocando el delirio del renco, que jadeaba como fatigado.

Los pelillos le cosquilleaban en los orificios de la nariz pero parecía no importarle. Tras empaparle su cosa de saliva, bajó más la cabeza y le besuqueó los güevos, tirando de la piel áspera con los labios, “Ploff..” y aplastándolos con la boca, lamiéndolos con la lengua fuera. Al mismo tiempo le sacudía la verga. El rengo cabeceaba muerto de placer con los brazos extendidos recargado en la cabecera de la cama. Tras mojarle los güevos, le levantó una pierna elevándole la cadera del colchón y se lanzó a lamerle más debajo, hasta donde las nalgas se comenzaban a formar entre medio de las piernas, saboreando todo ese sudor y hedor que de ahí emanaba.

El viejo mantenía una pierna elevada y se la sujetaba para no bajarla, notando cómo le pasaba la lengua por dentro de la raja, cómo trataba de meterle la punta como buscando su ano mediante blanditas clavadas. Tras dejarle todas las verijas ensalivadas, arrastró la lengua de nuevo hacia los güevos, zarandeándolos con los labios, para pasar de nuevo al tronco de la verga. El viejo bajó las piernas y elevó la cabeza hacia ella.

- ¡Ohhh.. ¡Hija de puta como la chupas, ..que rico me la lames desgraciada, ¡Ohhh..!! Uhmm..!! Mhmm!!, Así.. ensalívala bien para que luego te entre ricooh!!!- fue lo último que pudo decir el asqueroso intendente del consultorio cuando sintió que la viuda le apretaba la verga con los labios.

“¡Srpssss..!! ¡Srpssss…!!”- era lo que obtenía por respuesta el dichoso viejo al ascendente y creciente ritmo de la mamada que le estaba pegando una abandonada Mónica Tapia, quien le hacía caso para que después este se la metiera según decía.

Mamá continuaba hincada en el suelo mientras el viejo se removía sobre la cama muerto de gusto. Ella le estampó varios besitos por todo el tronco para volver a mordisquearle los güevos con ternura, tirando de nuevo con los labios, tratando de comerse una de las bolas, impregnándolos de babas. La verga estaba cada vez más dura, y mientras le lamía los güevos como si fuera una perrita, el viejo extendió el brazo y tomó de la mesita de noche el porta fotos, donde aparecía en primer plano el solo rostro de mi Padre sonriente como siempre lo recordaba. Sacó la foto del cristal y ella ladeó la cabeza hacia él.

- ¡Toma, pásame a tu Marido por la verga.

- ¿Q-ué?..- le preguntó recibiendo la fotografía de su Marido, muy sonriente, repeinado, con una expresión orgullosa.

¡Y QUEEÉ!! Exclamé yo, ¿c-como se le ocurría a ese desgraciado pedirle a ella que hiciera tal cosa? Eso era una humillación para Mamá, para nuestra familia, para mí mismo!! Hijo de su roedora madre, como la obligaba hacer tal cosa. Mamá con los ojos de nostalgia observaba aquella imagen que para ella era de ternura, de amor y casi devoción, el amor de su vida. Se colocó arrodillada entre las piernas robustas de ese miserable y asentó el culo sobre sus talones. Sin entender porque lo hacía le levantó la verga, manteniéndola en vertical, y le pasó la fotografía de mi Padre por los güevos, impregnándola de la saliva que le escurría. Después, sujetándosela por el glande rozó la fotografía por todos lados, impregnándola de la babilla que de ahí salía.

- Me encantaría ver la cara que pondría tu difunto al observar como la puta de su mujer se revuelca ahora con un viejo, ..para que viera en lo que se ha convertido ahora su viuda, ¿no te gustaría?..

- No.. eso es perverso. Jamás lo comprendería.

- ¡Ahora eres mía y de nadie más.. sígueme chupando las bolas hija de puta, es todo un gusto.

Mamá apoyó la fotografía encima de sus muslos, boca abajo, y se curvó hacia delante para continuar chupándole los asquerosos güevos, dándole pasadas con toda la lengua fuera, como si fueran dos ricas bolas de helado. El desgraciado mirando al techo, se concentraba en las lamidas de la dulce y bella mujer de la casa. Bajó un brazo para puñetearsela el mismo, despacio. Los güevos se le movían dentro de la boca de mi Madre. Que de manera grotesca escupía algunos pelillos que se llevaba y le besó a modo de cariño por la mano que empuñaba la verga. El cerdo respiraba por la boca, con los ojos entornados.

Para acomodarse mejor y satisfacer aún más a su grotesco amante, se subió a la cama para situarse entre sus piernas. Le dejó abierto de patas con el grueso pene recargado en la barriga y los testículos descansando sobre el edredón. Volvió a sujetarle la verga por la base con la mano derecha y la comenzó a lamer con lentitud, a modo de helado, metiéndosela entera y extrayéndola con la lengua fuera, empapando todo el glande de saliva. La izquierda la usaba para acariciarle los muslos y la barriga. El hijo de la gran puta se estiraba para preparase un trago, eso cuando no le revolvía el cabello mientras se la chupaban.

Mamá estaba ida en esa herramienta, era como si de pronto se olvidase que se la estaba mamando aun viejo feo y lisiado y solo se concentraba en su cosa, incluso dejándosela por varios segundos trabada hasta la misma garganta y sólo se la sacaba cuando se empezaba ahogar, era por demás grotesco escuchar los acuosos sonidos de salivas y líquidos que provenían de su propia boca cuando se la sacaba, lo que le hacían que en forma rápida y apasionada se la bañara de tibios y húmedos besos con sus labios entreabiertos, para después de ensalivarla desde los güevos hasta la punta volver a incrustársela hasta la garganta. Pronto cerró los ojos para jadear. Entonces Mamá se la sacudió deprisa procurando que el glande le rozara la lengua.

- ¡Aguanta, aguanta.. vas a conseguir que me salga a leche otra vez.. ¡Uff.. ¡Eres una endemoniada cerda.

- ¡Aah ¿le gusta?..- le preguntó mirándole como una sumisa, sacudiéndosela vertiginosamente.

- ¡Levántate.

Mamá se incorporó y el viejo bajó de la cama. De los güevos le colgaban hilos de babas y la verga le brillaba por la cantidad de saliva. Con obediencia, mi Mamy se tumbó boca abajo en la cama, con los pechos aplastados sobre el colchón y la mejilla pegada a la almohada. El viejo se arrodilló ante su culo y acercó los pulgares a las nalgas. Le abrió el chocho, estaba inundado de fluido, de su mismo néctar, un líquido semitransparente muy espeso. Acercó la cara y empezó a lamerle la rajita, pasándole la lengua entera por el fondo de la vagina, paladeando ese néctar que emanaba como manantial.

Ella suspiraba meneándole el trasero en su horrible cara. Vi su manita aparecer entre sus mismas piernas para menearse el clítoris al mismo tiempo que el viejo le daba con su lengua. La dejó hurgándose el chocho y le abrió las nalgas para lamerle el ano, de la misma manera, pasándole la lengua entera por encima. Yo observaba a Mamá que se agarraba el chocho estrujándoselo como una esponja.

Se tiraron varios minutos él lamiéndole el culo y ella estrujándose, hasta que el renco bajó de la cama y ella se incorporó.

- ¡Aah.. ¿Qué va a hacer?- le preguntó ella acalorada y el rostro en tono rojo.

- ¡Empínate como estabas, voy a chingarte..

- ¿Así?..

- Ven, deja que te acomode.- la sujetó por la nuca, la colocó a cuatro patas, mirando hacia el cabecero, y le bajó la cabeza inclinándole el tórax, pegándole la cara a la almohada, con el culo en pompa y los pechos posados sobre la colcha-. ¡Ábrete las nalgas.

Yo no podía quitar los ojos de la pantalla. Mamá acató su deseo y echó los brazos hacía atrás abriéndose las nalgas al máximo, quedando ante ese cerdo totalmente expuesta. Lo que más me pegaba era verla a ella con la mejilla hundida en la almohada, observando la foto de bodas que había encima de la cómoda. El renco se sentó encima de sus muslos y se echó ligeramente hacia delante, hurgando con la verga en los bajos del culo de mi Madre, hasta que logró clavarla dentro.

- ¡Aah.. Uhm.

Pero al parecer por la barriga y las pomposas nalgas no lograba adentrarse del todo. Acercó la cara y le escupió justo en el ano, esparciendo la saliva con la yema del dedo índice por toda la rajita. Con la misma brusquedad, la sujetó de las caderas empinándola más cerca de su cuerpo dejándola con el culo al aire.

- ¡Ábrete el culo.

Mamá resopló abordada por un sudor frío. El lisiado avanzó de rodillas hacia ella hasta ubicarse justo detrás de su redondo trasero. Con sus manos temblorosas se dio a posarlas en cada nalga de la nerviosa viuda para proceder a abrírselas y estudiar su cerrado orificio posterior que era tan rosado como el pétalo de una rosa cuando recién se abre del capullo, así que ya sin pensársela más se lanzó a lamerle de nueva cuenta el ano como si este estuviese hecho de manjar.

Mamá pronto se vio envuelta en sensaciones placenteras, la sensación de la lengua de ese viejo en su esfínter casi la enloquecieron. Ni siquiera su mente le permitió pensar en lo asqueroso que era eso que le hacía el aprovechado mentor en su orificio posterior que habitualmente ocupaba para otra cosa. Solo se daba a reconocer que le encantaba sentir aquella lengua y boca chapotear en su redondo trasero, pero cuando notó que el viejo se acomodaba con verga en mano en la misma entrada de su orificio y que este sin darle tiempo de reacción ya empujaba con ella intentando perforarla por este otro nuevo conducto, otra vez cayó en pánico:


- ¡Noo.. Nooo!!, Por favor Sr Paulino.. eso Nooo…!!!- le decía con su vocecita muy asustada y mirándolo hacia atrás de su cuerpo.

- ¿Qué, tu Marido nunca te petó el culo desgraciada?..

Le metió el glande muy despacio hasta que sintió que el esfínter casi le degolla la verga y se mantuvo quieto unos segundos con la cabeza dentro del culo. Mamá se quejaba con jadeos dolorosos, procurando abrirse las nalgas al máximo, como si así le facilitara la penetración de esa cosa tan gruesa. La anchura de la verga le había dilatado tanto el culo que sintió calambres en su cadera. El renco se movió levemente sacándola pero inmediatamente el ano se cerró hacía imposible volverla a introducir. Mi Madre ya bufaba envuelta en sudor, empapando la almohada, con los ojos vueltos, dolorida y sin poder concentrarse en sus ardientes deseos.

- ¡Aauh.. ¡Me duele.. espere, espere.- se quejó.- ¡AGH, SAQUELA VIEJO INMUNDO!!..

- ¡Cállate puta..

El desgraciado volvió a presionar el esfínter asestándole brutales empellones, pero su cosa de doblaba y salía disparada por el frente. Pero el desgraciado lisiado no tenía compasión, una vez que acomodó la verga en el cerrado orificio posterior de mi Mamá, y no escuchando sus suplicas se afianzó con sus dos manazas a las suaves caderas y simplemente empujó con brutalidad enterrándole de nuevo el glande por completo en el culo.

Mamá recibió el salvaje apuntalamiento de carne con un ahogado grito de tortuoso dolor, sus ojos se abrieron como platos como no creyendo que la acababan de encular con esa tranca por el trasero, al mismo tiempo que sus manitas empuñaban fuertemente las colchas de su propia cama, quedándose estática y con su boquita completamente abierta simulando gritar de dolor, con la única diferencia que su grito fue ahogado por el demencial laceramiento anal que estaba sufriendo, simplemente creía que el viejo en cualquier momento le reventaría el culo.

Mamá mantenía la boca abierta y arqueando las cejas soltando un profundo quejido por la dilatación y la dureza. Le mantuvo el glande adentro para dilatar pero no lograba avanzar ni un milímetro. Yo observaba con pavor ese tubo de cañería clavado en el rosado arito de mi Madre. Se asomó hacía bajo frente a su barriga y vio el esfínter totalmente rojo y estirado al máximo. Mamá se esforzaba en no gritar. Cerró los ojos, en un intento por concentrarse para superar el dolor. Afortunadamente el viejo decayó en su intento y dejó de presionar, el glande resbaló rápidamente por la raja de las nalgas permitiéndole respirar.

- ¡Puta madre, que apretado lo tienes.. casi me arrancas la verga..

- ¡Me ha dolido mucho maldito viejo.. casi me mata.- le enfrentó.

- Tendremos que dilatarlo con tiempo pero verás cómo te la hinco desgraciada puta, ¿La quieres por la chocha?..

Mamá se frotó el ojete y se secó las lágrimas con las sábanas.

- Si..- increíblemente seguía deseándolo.

Por su parte el excitado renco ya estaba que se corría con tantas emociones de una noche, sentía que su tranca ya estaba en su máxima erección para estar adentro, así que estando totalmente enardecido recorría con sus grotescas manos el suave y curvilíneo cuerpo de la viuda, que a puros suspiros y jadeos parecía estar rogando por que la ensartaran nuevamente. Sin esperar nada más el viejo se colocó nuevamente tras ella y soltándole una dura nalgada “¡SPLASSSHH!!” montó nuevamente su desesperado cuerpo sediento de esas rosadas carnes y ubicó su gruesa tranca en reducto de amor de mi Madre. Poco a poco se la fue metiendo mientras le decía a sus perfumados cabellos.

- Que mojada tienes la concha perra caliente.. ¿esto es lo que querías?

- Mhmm.. ¡Aaah..- gimió ella al ir sintiendo como otra vez se la ensartaban por delante.

- ¡Je je je je.. que viudita más rica es a la que me estoy cogiendo,- le decía el cerdo mientras empujaba profundo sobre el acalorado cuerpo de mi Madre el cual también jadeaba en forma exquisita.- Lo ves putita como te encanta la verga.. esto es lo que realmente necesitabas y no esas puñeteras terapias de relajación. Eres una verdadera viciosa de verga.. ¡Je je je je..

Luego de decirle lo último el asqueroso lisiado empezó con rudos movimientos de mete y saca, ya estaba casi por llegar al tan ansiado orgasmo…

- ¡AHHH.. ASQUEROSO.. ¡MASS..!! MASSSS..!! DEME MÁS MALDITO VIEJO INMUNDOOOHH..!!!- le rogaba ahora ella quien se movía totalmente aferrada a la cabecera de la cama soportando los duros empellones de su amante.

- ¡PUES TOMAAA..!!!! TOMA CERDAA..!!- le respondía el asqueroso viejo apuntalándola con bestialidad,- ¡TOMA PERRA CALIENTE.. SIENTE COMO TE COGE Y TE ABRE ESTE VIEJO ASQUEROSO..!!

Y comenzó a menearse secamente sobre ella, con el tórax separado de la espalda de mi Madre, asestándole fuertes pinchazos que le hacían convulsionar todo el cuerpo. Ella apretaba los dientes y agarraba con fuerza las sábanas, sintiéndole muy adentro, soportando las embestidas secas, escuchando sus jadeos estridentes.

- ¡AYYY..!! ¡OHH.. ¡NO MALDITO..!!, NO TAN FUERTE ASQUEROSO POR FAVOR.. ¡QUE ME VA A ROMPER POR DENTROOOHH..!!!!- le gritaba en forma desfalleciente.

Pero el depravado renco que estaba bañado en sudor solo seguía cogiéndola bien duro como un poseído. “¡PlAFF!! ¡PLOFF!! ¡PlAFFF!!!”,- retumbaban las redondas y carnosas nalgotas ante el enardecido ataque del caliente intendente. Ella ahora aguantaba el brutal acople mordiendo una de las almohadas con sus ojos fuertemente cerrados ante cada bestial clavada de verga del lujurioso lisiado. De sus rojos labios se manifestaba alaridos que más parecían de dolor que de placer, así lo confirmaba también su respiración agitada y excitada. El intenso morbo que le causaba saberse puesta en cuatro patas le hacían sentirse más excitada, más hembra y más perra lo que le causaba mayor placer.

El desgraciado lisiado a pesar de su discapacidad en el cadera se la estaba jodiendo como un verdadero macho enloquecido, miraba ese portentoso y tremendo cuerpazo de la viuda arqueándose a cuatro patas debajo de su prominente barriga, le miraba ese glorioso par de nalgotas que le absorbían su cerca de 18 centímetros de verga casi en su totalidad.

- ¡AYYY..!! ¡DESGRACIADO ANIMAL.. ¡ARGHH!! ..¡COMO ME COGEEE..!! ¡PERO ME GUSTAAAHH..!! ME GUSTA QUE SEA UN CERDO Y UN VIEJO ASQUEROSO QUE ME USEEEEE..!!!- le gritaba mirándolo hacia atrás y con espanto.

- ¡SIII.. UN CERDO COMO YO TE ESTA COGIENDO PERRA VICIOSA..!!!!, ¡Y tú estás destinada para mí..!!!!, ¡YO TE VOY HACER MÁS PUTA.. voy hacer que aflores todos tus sentidos, ..vas a pedir que cualquiera te coja cuando termine contigo.. VAS A TERMINAR SIENDO MI PUTA, EN CUERPO Y ALMA DESGRACIADA!!!.- Todo eso se lo decía el insolente lisiado apuntalándola una y otra vez reciamente.

- ¡ARGH!! ¡AGH!! ¡AYYY..!!- eran los alaridos que pegaba mi bella Mamy ahora bramando con su cara mirando hacia la foto de mi Padre cuando el viejo le mandó una feroz estocada mortal hasta los güevos, a la misma vez que girando apenas su cara hacia atrás con un gesto de pungido, le preguntaba por eso que él le decía.- ¿D-de verdad? ¿De verdad que me va a convertir en todo eso que me dice..!!??

- Así es putaaaa..!! y no te extrañe que termine padroteándote en una esquina, para obtener plata y salirme de trabajar de ese miserable consultorio que no valoran todo lo que hago por ellos! ¡Uff..!!! ¡Toma inmunda perra asquerosaaaaaa…!!!! Desde hoy estas destinada a ser mi puta aprendiz.. te sacaré a la calle para que vayas conociendo tu nueva vida, de callejera..!!

- Ahhhh..!!! NOOhh..!! ¡Yo no quiero ser eso NOOOHHH..!! ¡No quiero ser eso que usted diceeee..!! ¿Porque quiero hacer eso de mí?, OUHMM!! ¡Hasta dentrooo…!!!!- gritó al último al sentir todo el peso de ese obeso sobre ella.

- ¡Siiiii..!!! Esa será tu nueva vida de lujo rameraaaa..!!!, ¡Ooh.. Y como ya te dije, no podrás negarte a nada porque me necesitas, necesitas de este viejo para calmarte.. necesitas de este asqueroso para calmar tu lujuria. Aprenderás a amarme, aprenderás a quererme igual o más que a tu difunto esposooo..!!!!!

Mamá, a pesar de sentir repulsión por ese horrible viejo gozaba como una verdadera fulana, estaba enloquecida de calentura al escuchar ese lenguaje soez y vulgar con que la trataba ese miserable mientras la seguía pistoneando fuertemente, sin mencionar que en su mente aun retumbaban sus palabras en donde le notificaba que ella sería siempre suya y ni ella mismo lo podría negar, que lo amaría y más que su mismo esposo.

Las duras estocadas que le daba a cuatro patas cada vez eran más recias y profundas y ellas las sentía más ricas y placenteras, sensaciones que la obligaban a retorcerse de gusto intentando de atornillar con su trasero aquella gruesa tranca que tan deliciosamente y profundo la perforaba. El escultural cuerpo mi Mamy ya no podía aguantar más de tanto placer que le estaban otorgando ese inmundo ser que se había implantado en su cabeza, que al notar de lo bien que se lo estaba pasando la tomó violentamente de sus cabellos jalándoselos duramente hacia atrás, para luego comenzar a darle más duro, mientras que con su otra mano la levantaba y.. “¡SPLASHH!! ¡PLASH!! ¡PLASHH!! SPLASHH!!” Las fuertes nalgadas de ida y vuelta mientras la tenían agarrada de los cabellos fueron de menos a más, las firmes carnes de su trasero vibraban ante las lacerantes y duras palmadas que el viejo le ponía sin misericordia.

- ¡TOMA!! ¡TOMA MALDITA ZORRAA..!! ¡Esto se merecen las putas como tú que calientan a todos por la calle y menosprecian al que no es de su clase, ¡Je je je je.. ¡Tomaaa..!!

El lisiado inmundo soltándole de sus cabellos posó esa mano férreamente en una de sus caderas para sujetarla y con la otra siguió nalgueándola a su total antojo.
“¡SPLASHH!! ¡PLASH!! ¡PLASHH!! SPLASHH!! ¡PLASHH!!”,- seguían retumbando en la habitación de mis padres otra serie de sonoros y aún más fuertes nalgazos en las tiernas carnes rosadas de la atractiva anfitriona Tapia. Esto fue demasiado para ella, simplemente se dejó dejar un orgasmo tan brutal que parecía que se estaba orinando y sufriendo miles de ataques involuntarios de tanto placer al sentir como le flagelaban sus carnes de una forma tan humillante y bestial.

- ¡AARGGHH!!! ¡Ohhhh por Diossss..!!! ¡Ohhhhh que ricooooo..!!! Mhm!!! Ahhhhhh!!!- hasta que explotó con todas sus energías reprimidas en estas últimas semanas de abstinencia sexual en un enloquecedor y fenomenal orgasmo,- ¡AAAHHHH!!! AAHH DESGRACIADOO NOOHH!! ¡Asiiiiiiii..!!!! DAME MÁS DURO CABROOONNN!!!! PÉGUEME MÁS FUERTE VIEEEJO ASQUERR.. OSOOO!!! SR PAULINOOO!! YA NO AGUANTO MÁSSSS!!! ME VOY.. ME VOY..!!! AAAAAHHH!!!!

Mientras el desgraciado lisiado (que de eso no tenía nada) ahora agarrado firmemente de ambas caderas clavándole las uñas en la suave piel de aquella la mejor parte de su hermoso cuerpo, seguía metiéndosela bestialmente, Mamá tuvo que recular un poco para liberar su intimidad y así expulsar fuertes chorros de líquidos vaginales que le salían producto del monumental orgasmo en que estaba inmersa. Por su parte el viejo sonriendo y sudando a cantaros aun aguantaba sus fuerzas para terminar. Mamá sintió que se liberaba, además de su orificio vacío al haberse separado de esa gruesa carne. Su cuerpo estaba electrizado, aun sentía incontrolables espasmos que la tenían bailando. Pero con la cara de viciosa que en ocasiones anteriores ya me había dejado helado, se puso de espaldas sobre la cama y sobre sus mismos fluidos, abrió sus muslos todo lo que pudo, para demandarle con su cuerpo que terminara, su instinto de hembra le decía que el viejo también necesitaba acabar y que este aún no lo hacía.

El lujurioso intendente quien estaba sorprendido de cómo le estaban saliendo las cosas, solo se daba a mirar el rostro de la hermosa viuda en aquellos momentos era el de una verdadera viciosa, así que no aguantando más se abalanzó sobre su cuerpo y comenzó a besarla frenética y asquerosamente. Le metía su inmunda lengua en su inmaculada boquita. Mamá recibía sus babas y batía su lengua con la de él para dé a momentos dedicarse a lamerle las sudadas mejillas de su cara con puntas de pelos gruesos que la pinchaban. La situación y las sugestiones la tenían cautivada y quería todo de él.

Para pronto el viejo volvió a la carga, rebuscó con su duro miembro aquella rosada hendidura y se dejó caer sobre el curvilíneo cuerpo de la hermosa viuda. La vagina de mi Mamá nuevamente chorreaba cuantiosas cantidades de líquidos vaginales, la gruesa verga del vejestorio entraba y salía sin ningún impedimento de la resbalosa entrada intima de la dueña de la casa quien también lo encontraba empujando sus caderas hacia adelante en busca de su verga. El pervertido prácticamente la estaba matando de placer, hasta que las tibiezas de sus carnes le ganaron al empeñoso aguante.

- ¡Ohhh..!! Que rico estoy sintiendo zorraaa..!!! Te los voy a darrr..!!! ¡Y me los vas a guardar ahí en tu rajita muy dentro hasta mañana.

Mamá inmediatamente acertó en que el viejo se iba a venir por segunda vez en la noche, por lo que ella en el acto se puso a exigir lo que le correspondía:

- ¡DEMELOSSSS!!! LOS QUIERO TODOSS..!!!! LLENEME EL UTERO MALDITOOO!!!

Y como si la vida se les fuera acabar en esos minutos, se pusieron a coger rápidamente, con sus respiraciones totalmente agitadas y entre mezcladas,- ¡Aah! ¡Ohhh! ¡Ha si!! ¡Aaah! ¡Dios mío!! ¡Así viejo cochino.. ¡Aaah! Mhm…!!! Así, así cabrón, méteme tu cosa a fondo ¡Aaaahh! ¡Aaah!! ... ¡Ooh.. Putita ricaaa…!!!! Ooh!! Siiii!! Ah fondo te los voy a dar…!!! Mhm…!!! En tu pancita..- se decían entre ellos mientras se daban como desesperados, hasta que el lujurioso viejo sintió como si algo en su interior le chupara la vida.

- ¡ARRRGGGHHH…!!! TE LLENOOO..!!! OUGHH.. ¡TOMA ZORRAAA!!!!, OOOHH…!!!! QUE RICO TE LAS COMES!!!!! AAARRRRGGGGG…!!!

Mamá, en los mismos momentos en que el viejo le bramaba como toro mal herido sintió en su vagina como esa gruesa herramienta se inflamaba y como aumentaba de volumen, para luego escupir con fuerzas varias inyecciones de cuantiosas cantidades de líquido espeso y caliente en el interior de su cuerpo. A su vez solo meneaba muy despacio la cintura para que aquel grueso falo al cual estaba abrazando con sus ardientes pliegues vaginales la estuviese sin ningún problema fertilizando. Solo sintió que su útero se llenaba, y mordiéndose su labio inferior gozó deleitosamente de ese morboso momento, atenazando con sus piernas y brazos al cuerpo de ese obeso viejo, hasta que sintió que este dejó de hacer fuerzas con su verga dentro. Ambos se quedaron pegados y tendidos en la cama por unos buenos minutos, reposando y regularizando sus alientos como dos grandes amantes.

Al rato de lo sucedido, el desgraciado lisiado una vez que la desclavó limpiándose la verga de manera asquerosa con las sábanas blancas de seda de la cama de mi Mamá, se empezó a vestir en silencio, ella se vio atacada por un profundo sueño producido por el cansancio y dos arrebatadores orgasmos que la sacó de combate, mientras este ahora ya más recuperado y al estar con la mente fría se vestía viéndose asaltado por un verdadero vendaval de dudas. Eran casi las 4 de la mañana cuando ese horrible viejo salía de la habitación de mis Padres y anudándose aun la camisa cruzaba el frío pasillo de donde se suponía que a esa hora no debía de haber nadie. Yo me encontraba parado en medio de este, estupefacto por todo los gritos de lo que había ocurrido y aun sin aterrizar en mi cabeza de lo que estaba sucediendo.

- Este..- respondió el viejo sin saber que decir.- Tu Madre tuvo una recaída, ..e-está muy perturbada, gritaba mucho y se revoloteaba en la cama. Será mejor que la dejes descansar y no le digas nada mañana. Yo vendré en la tarde para ver cómo sigue.


Yo no le respondía nada, no sabía que decir. Sentía tanta rabia por dentro y tanta desesperación por no saber cómo actuar que simplemente me hice a un lado para que este pasara. Viéndolo solo alejarse de mí acomodándose el pantalón que se le caía y dirigiéndose a la puerta después de haberse follado a mi Madre caminando de esa manera tan extraña. Aun en shock como me hallaba, me acerqué a la habitación de Mamá, enmudecido por cómo habían sucedido las cosas. Empujé un poco la puerta, aunque me quedé plantado ante la ranura que había dejado. Ella seguía completamente fuera de combate, como si un batallón hubiese pasado por encima de su cuerpo. El desgraciado ni siquiera había tenido la caballerosidad de taparla ni mucho menos de limpiarla, alcanzaba a ver desde lejos como manaba lechada de su cuerpo, escurriendo el semen de ese cerdo hacía su cama, impregnándolo todo, toda embadurnada de los muslos y piernas.

Me entró un sudor frío, me causaba mucho morbo verla a si cansada de tanto follar con ese cerdo. Estaba agotada y emanaba un fuerte olor a sudor y a sexo por toda la habitación. Me acerqué despacio para taparla, observando sus piernas maltrechamente enfundadas aun por las medias de red, sus glúteos con marcas rojas de las fuertes nalgadas. En sus pechos se podía distinguir aun la brillosa saliva de ese pervertido, así como diversos moretones causados por las fuertes succiones que le había dado. Su vagina secretaba mucho esperma, escurriendo de los glúteos hacía la cama embadurnándolo todo. Mis manos temblaban, las imágenes recientes se reproducían en mi cabeza una y otra vez. Cerraba los ojos y escuchaba en mi mente los gemidos, las palabras vulgares por cómo se refería a ella, los ojos de mi Madre y como gritaba desbocada al estar cogiendo. Vi que se movía, pero solo para encogerse ya que su cuerpo empezaba a tener frio. Mamá estaba de nuevo bajo el embrujo de otro cerdo. Respiraba fuerte y profundo, como si hubiese corrido un maratón esta tarde.

Regresé a mi cuarto anonadado, después de haberla cubierto y apago la luz de la habitación de mis padres. Las técnicas morbosas de ese inmundo lisiado habían surtido efecto a pesar del trauma que ella había sufrido. No sabía qué hacer. La confusión me mataba. Igual ya estaba curada, desde que ese maldito le había estado realizando dichas terapias, ella ya no había vuelto a recaer en aislamiento y desesperación, aunque claro, aquellas ordenes inducidas le estaban cambiando su forma de ser y de vestir. Y cuando ella se quería resistir, un shock en su cabeza la despertaba. Me esforzaba en entender como contrarrestarlo, pero me resultaba casi imposible hasta no alejarla de ese cerdo.

......

Ya eran cerca de las 09:00 de la mañana y el fresco aroma matutino de nuestro jardín ya se hacía notar a medias mezclándose con el fuerte olor a sexo que aun predominaba en la habitación de mis padres en que se había llevado a cabo el grotesco acto. Mi ya bien descansada Madre lentamente fue despertando de su letargo, sus azulados ojos en un principio se dieron a estudiarlo todo, mientras caía en cuenta que yacía en su cama totalmente desnuda y con su cuerpo algo pegajoso. Del mismo modo observó aquella falda colegiala como la camisa tiradas en el suelo, de la misma forma que sus braguitas rojas y sus zapatillas regadas por doquier. Lo único que le acompaña y que vestía su hermoso cuerpo eran aquellas medias de red enfundadas en uno de sus muslos, ya que la otra se había deslizado por el trajinar de la noche hacía su tobillo, fue ahí en donde su cabeza hizo un shock y de golpe lo recordó todo.

Rápidamente se sentó en la cama llevando sus manos a la cabeza intentando creer que todo lo ocurrido la noche anterior había sido solo una horrenda pesadilla causada por sus traumas, pero los recuerdos en su mente eran tan nítidos que lo de pensar en la pesadilla era casi imposible, además que aún tenía la vagina escocida y mojada, por lo que lentamente fue descubriendo sus muslos para cerciorarse por sí misma. Al ver la parte de las ligas de las medias que aún estaban con restos de semen, un sinnúmero de escandalosos y acusatorios remordimientos de conciencia tomaron poder en su mente.

- ¡Dios.. Dios mío, otra vez noo..!!, p-pero que fue lo que hice anoche..!?, me acosté con otro viejo asquerosooo!!!,- se decía en forma escandalizada mientras se ponía de pie con sus dos manos aun agarrándose la cabeza en señal de espanto, para luego ir a su armario y sacar otra bata de dormir similar a la que estaba tirada en el suelo, claro que esa última para ella ya era más simbólica y le causaba cientos de recuerdos, ya que era la que ella misma le preparaba a su esposo por las mañanas antes de empezar el largo día.

Estando ya con aquel ligero atuendo y casi al borde de otra catástrofe cerebral debido a los miles de pensamientos turbios y asquerosos, se sentó a los pies de su cama intentando de alguna forma reflexionar en lo que había hecho, y de qué cosa sería lo que iba a pasar de ahora en adelante con ese horrible hombre después de tan vil y horrorosa acción cometida. En aquel momento con sus ojos llorosos se daba nuevamente a recorrer su enorme habitación mientras que en su mente se dejaban caer una y otra vez las escalofriantes imágenes de lo que la recién pasada noche ahí se habían sucedido, de cuando ella deseosa sin entender por qué, de pie frente a ese horrible viejo y vestida de esa forma tan vulgar esperaba como su sirviente esposa se terminase de bañar, de cómo luego lo hicieron en su cama, y que hasta en dos oportunidades ella le había chupado la verga y lamido los asquerosos testículos sin oponerse, hasta que ya no aguantando mas todos los perjuicios morales con los que esos atormentados recuerdos le atacaban la conciencia, simplemente se tapaba el rostro con sus dos manos sintiendo vergüenza de ella misma y se largó a llorar desconsoladamente con su cuerpo curvado hacia adelante.

En esa posición y mientras lloraba en silencio estuvo pensando y analizando una y otra vez la situación no comprendiendo exactamente cuáles fueron los motivos que la llevaron a mantener relaciones sexuales con este otro pervertido animal.

- ¡Desgraciado..!, Sniffsss.., ¡Es un desgraciadooo..!!, Cómo pudo habérmelo hechooo..!!!,- se decía para sí misma cuando recordaba a ese perverso viejo encima de ella con cara de placer en los momentos que la empujaba firmemente al ritmo de la cogida que le estaba dando.- ¡No por Dios..!, si era yo misma quien se lo pedía..!- recordaba luego, a la vez que intentaba de buscar alguna justificación por parte de ella,- ¿Pero cómo pude haberlo hecho..!?, seguro se aprovechó de la hipnosis..!? Sniffssss..!!! ¡Por dios, pero si yo estaba enfermaaa!,- pensó de pronto,- Maldito viejoo..!! Se aprovechó..! así fue..!!!, ese viejo inmundo se aprovechó de mi estado y me obligo estando yo en transe y con mis sentidos nublados.

Se decía mi doliente Madre al no estar muy segura de sus conclusiones con eso de ella haber estado en trance, ya que recordaba nítidamente y con detalles cada momento del infame coito que le habían puesto, pero eso de que claramente ella misma haya incitado al viejo no le cuadraba mucho, pero prefería quedarse con esto último que con la idea de haber sido ella quien lo había buscado.

Tras estos últimos planteamientos estuvo por espacio de más de media hora lloriqueando y maldiciéndose por como la vida le trataba, pensando en lo que se le venía, y también como podría afrontar este nuevo tormento con este nuevo ser tan repugnante que le seguía, pensaba en denunciarle pero sería muy difícil comprobar que la había violado, y menos al constatar que se había colocado ese sensual atuendo para incitarle. Así que sin atreverse a salir de su habitación y, cuando comprendió que la vida continuaba y que la situación la tenía que afrontar ya antes de que fuese más grave, como una verdadera autómata se dirigió al baño de su habitación para ducharse. Debajo del agua y de la gran capa de espuma en la que había envuelto su portentoso cuerpo de alguna forma se daba a intentar hacer desaparecer la pecaminosa culpa del pecado cometido, pero por más que hacía durar la ducha enjabonándose y enjuagándose abundantemente una y otra vez estas culpas parecían aumentar y más al recordar con desagrado la abominable imagen de ese ser bañándose ahí mismo.

Luego de secar y peinar su cabello en oro brillante, la soberbia y jovial Sra Tapia se volvió a vestir como siempre, como todas las mañanas, como si no hubiese ocurrido nada y envalentonándose así misma, se puso su atuendo de ejercicios cómodo para en el acto, proceder a abrir las cortinas de los ventanales de su habitación para ventilarla del pesado olor a sudor y a pescado en que esta había quedado. También cambio las sabanas y recogió toda su ropa regada por todos lados, prendió velas aromáticas hasta que cuando ya no tuvo nada más que hacer y después de haberlo pensado una y otra vez se dio las fuerzas necesarias para salir de su recamara y afrontar esta nueva situación junto a su pequeño hijo.

.......

Ya eran cerca de las 2 de la tarde y Mamá tras haber comprobado que su casa estaba en el más completo silencio se dirigió a la habitación de su hijo. Desde el umbral de la puerta de mi habitación comprobó que seguía ahí como siempre, entre mis aparatos electrónicos e “ingenuo” de lo que pasaba en mi propia casa y de ella, por lo que se dijo que esta sería la última vez que permitiría que otro desgraciado rompiera con la armonía de su familia, ya que al tener claro que aunque aquel había sido quien se había aprovechado de su situación de baja autoestima y de su profunda depresión para violarla si se podía mencionar así a la acción de apareamiento en la noche recién pasada. Ella como Madre y como la cabeza principal de su familia no tenía que porque haberle seguido el juego aun viejo desconocido y que siempre la causo desconfianza, además que estaba casi segura que este se había aprovechado al haber estado ella en transe totalmente dormida.

Lo primero que hizo una Madre al momento de observar a su pequeño hijo ya pasada la tarde durante el día, fue la típica pregunta.

- ¿Mi amor, ya comiste algo?

- Claro Mamá, observé que estabas cansada y me prepare un emparedado.

Sin embargo ella tenía otras cosas en su cabeza.

- Mi amor..- entro a mi habitación y se sentó en la orilla de mi cama.- ¿Me has notado extraña, o escuchaste algo raro esta noche?- me preguntaba mientras me arreglaba el cabello.

Yo de momento me vi sorprendido por sus preguntas, pero me tranquilizo que ya fuera ella.

- Si Mamá.. tuviste una recaída, pero el Señor ese que viene hacer tus terapias pudo controlarte.- le mentí, sabía que se encontraba devastada en estos momentos y lo último que quería era que se preocupara más por todo lo que había escuchado esta última noche.

- ¿Él te lo dijo..!? ¡Hablaste con ese señor..!?- Mamá por primera vez sintió miedo de que su hijo hubiese tenido contacto con su otra vida quebrantada, su perfecta imagen de mujer y Madre que siempre había querido darle a su retoño podría estar en riesgo si aquel viejo seguía viniendo para aprovecharse de ella.

- Claro Mamá.. lo vi salir, me dijo que te dejara descansar y que ahora volvería a venir. ¿Te puedo hacer una pregunta?

Veía a mi Madre con esa mirada tan tierna, no necesite que me respondiera.

- ¿De verdad necesitas esas terapias con ese señor?, a veces parecía que te dolía.- enseguida note como ella desvió su mirada y se sonrojo, además tardo un poco en contestar mi pregunta.

- Si.. las necesitaba.. Pero no te preocupes mi amor, ..no volverás a ver a ese Señor aquí. Y te pido de favor que no toquemos ese asunto nunca más, ¿de acuerdo?

Enseguida respondí con un eufórico si, para recibir de recompensa de un tierno beso de mi Madre en la frente.

- Mamá.. Ya no me beses que ya estoy grande.- protesté y con mis manos traté de limpiar la saliva que dejo en mi frente.

Ella solo rio y termino diciendo.

- Muy bien.. Vamos a comer algo.


La tarde pasó y yo de reojo veía a Mamá nerviosa y molesta, pensaba que por fin había despertado, estaba consciente y alerta de no volver a caer en su transe, que no dejaría que ese renco pervertido la volviera a colocar, es más, hasta estaba seguro que en cuanto le viera lo correría a patadas de la casa, vería ese maldito de Don Paulino quien era la dueña de la casa.

Cerca de las 9 de la noche, y cuando el vecindario se encontraba ya muy tranquilo, la figura peculiar y regordeta del lisiado apareció frente a nuestra puerta. Y cuanto apenas iba a presionar el botón del timbre para hacer su anuncio, Mamá se adelantó abriéndole la puerta. Fueron los 10 segundos más largos en la vida para ambos. Los dos se miraban fijamente a los ojos, cada uno con miles de sensaciones muy distintas uno del otro, hasta que fue Mamá la primera en sentir que se le quemaba la vista, por lo que tuvo que rápidamente llevar su mirada hacia cualquier parte a la misma vez que lo escuchaba hablar:

- Buenos noches Sra Tapia, ¿que tal estuvo su día, hoy..?

Ella tras escuchar el habitual tono en su voz, como si entre ellos nunca hubiese pasado nada, nuevamente llevó su acusadora mirada al relajado semblante del viejo para contestarle con su alma llena de ira y con ganas de ahora si de gritarle por degenerado y sin vergüenza que era, el relajado estado en que él le veía más le enervaron los sentidos al grado se sentir ganas hasta de matarlo por desvergonzado, hasta que finalmente lo enfrentó:

- Sería tan amable de acompañarme al despacho de mí.. marido, Señor.- le convido tratando de mantener la compostura y afrontarlo en un lugar más franco donde no los escuchara su hijo.

- Por supuesto Sra Tapia.. claro que necesitamos hablar, ¡Je je je..- respondió el sinvergüenza sin tener ningún tipo de miedo a represalias.

Mamá iba delante de él con el semblante serio y altivo que le caracterizaba cuando se encontraba molesta o su acompañante le era antipático, lo contrario de ese maldito que iba sonriendo y observando en cómo la flamante viuda movía su amplio y magnifico trasero a pocos pasos de sus ojos. Al ir caminando y al portar ese ajustado pantalón de lycra, el desgraciado podía vislumbrar bien el tipo de braguitas que portaba, pues la tela era tan fina y ajustaba que dejaba en evidencia las líneas de las costuras de por más delicadas que fueran sus prendas íntimas, aunque sólo lograban ver parte de las formas pues Mamá caminaba cada vez con pasos más rápidos en su contoneo hacía el despacho.

- Espero que haya amanecido muy relajada y contenta, Sra Tapia.- le soltó el sinvergüenza al momento en que ambos quedaron solos en el despacho. Provocando la ira de la dueña y protectora de la casa.

- ¡Como cree que amanecí maldito degenerado..- le contestó casi asesinándolo con la sulfurada mirada al descarado lisiado,- ¿Acaso cree que no me iba a dar cuenta de lo que me hizo anoche, malnacido…!?

Pero el desgraciado sinvergüenza, seguramente ya se había anticipado a esta reacción por parte de ella, quizás se encontraba totalmente seguro de poderla controlarla aun en este claro estado de evasión y de confronta miento, se dio a poner en acción otra nueva estrategia para confundirla, ya que momentos Mamá se encontraba alerta a cualquier respuesta que este le diera, y claramente se le notaba a ella lo nerviosa y vulnerable que estaba a pesar de su imagen fuerte y agresiva, pero en un principio prefirió quedarse callado para que fuera ella quien perdiera la compostura.

- ¡Contésteme pervertido maldito..!, o acaso cree que no me acuerdo de lo que me hizo estando yo hipnotizada..!?, ¡Vamos.. diga algo estúpido..!!!,- le gritaba una enfurecida Sra Tapia al creer verle en su cara que a su “terapeuta” poco le importaban las consecuencias de lo que le había hecho.

- Claro que me acuerdo putita..,- le contestó finalmente el calculador lisiado sonriendo,- Pero recuerda que fuiste tú quien me lo pidió e incitándome a venir para verte en ese sensual atuendo de piruja.. así que.. así que no me vengas ahora de resentida,- el viejo luego de decir lo último rodeo el escritorio grande de mi Padre e hizo correr la silla con ruedas sintiéndose dominante y airoso de las acusaciones sin fundamentos que le hacía, sin importar que ella pusiera rostro de sorpresa al observar con que descaro el viejo horrible se sentía cómodo en el despacho donde lo había traído, sin resquicio de miedo a que en cualquier momento ella se abalanzara a cachetearlo.

- ¡Estaba en trance maldito..! y usted bien lo sabe..!! Eso.. ¡Eso es violación ante la ley..!!, y le juro por dios que lo refundiré en la cárcel hasta que se pudra, malnacido.. así que no me venga con ese tipo de excusas..!!! Ahora quiero que me explique en que estaba pensando cuando..

Pero el viejo intendente no la dejó terminar, debía confundirla rápidamente antes de que ella se adueñara de la situación.

- No es una excusa, tú ya eres mía y ni siquiera te has dado cuenta, putita..- le cortó el feo lisiado para luego decirle como era el asunto bajo su punto de vista,- Acaso no lo recuerdas..!?, me has llamado a media noche y me has recibido vestida de puta, tus vecinos podrán corroborarlo.. así que no me salgas con eso de la violación porque la policía investigara esas llamadas y se dará cuenta que la susodicha victima andaba como perra en brama.. si se notaba de lo desesperada que estabas cuando me pedías que no dejara de metértela. ¿De verdad quieres que todo eso se haga público..!? Piensa en tu hijo..

Estas últimas palabras calaron hondo en la alterada conciencia de mi Mamy, ya que ella no se imaginaba ni estaba preparada para que ese viejo miserable no solo la afrontara sin ningún tipo de miedo, sino que además se refiriera a lo que ellos habían hecho con palabras tan directas y crudas, y claro también el muy salido le recordaba a su hijo y sus inocentes palabras cuando le corroboraron que lo había visto a él salir a altas horas de la noche de su habitación después de escuchar ruidos extraños, esto último fue lo que más le preocupó a nuestra soberbia protagonista.

- O sea.. creo que ahora entiendo desgraciado,- le dijo mirándolo otra vez directamente a los ojos,- Ese fue su plan desde el principio, ..se aprovechó de mi enfermedad, cuando estaba más vulnerable. Hablaré con el Dr Cuenca de esto, ..él atestiguará a mi favor. ¡Usted no es nadie para chantajearme malnacido..!?

El lisiado captaba que con eso ella sentía que estaba tomando las riendas del asunto, pero también sabía que Mamá no querría eso saliera a la luz cosa que estaba a su favor, debía lograr que su presa cayera en un estado más vulnerable para atacar, que más que bajar el tono de voz y empezar a sugestionarla.

- El Dr Cuenca, claro.. ¿y tú crees que un reconocido doctor como él creerá que un tipo sin estudios como yo pudo hacerte entrar en un trance tan profundo como para violarte sabiendo de antemano él que eres tú la que sufre de trastornos y traumas sexuales?.. recuerda que fuiste tú solita la que fue al consultorio a seducirme con tal de obtener las pastillas y que fuiste tú quien me rogo para venir a hacértelo aquí al despacho de tu difunto, que como observé esta noche no le tienes el más mínimo de respeto.. anda denúnciame, el video del consultorio mostrará lo contrario.

Mamá en esos tensos momentos, como una energúmena daba vueltas en el despacho mientras pensaba en lo que este le decía, y por más que no quería reconocerlo debía admitir que el viejo pervertido tenía razón, recordaba claramente haber sido ella misma quien lo había buscado primero, y que por culpa de no controlar esos ímpetus desconocidos, que no entendía como habían desembocado en esa abominable acción de apareamiento entre ella una mujer de clase y él un horrible viejo lisiado. Por lo que al ya no tener más argumentos para denunciarle se derrumbó sentándose en el sillón de lectura con sus ojos llenos de lágrimas por la frustración clara de lo que ahora era su vida.

- ¿Porquee?.. dígame, porque me hace esto..!? ¡Snifss..! Eso.. eso que.. que usted me hizo, no tiene nombre. Se aprovechó de mí, de mi salud.. ¡U-usted me violo viejo desgraciado..!! Júreme.. júreme que no se lo contara a nadie y quizás no voy a denunciarle…! 

- No te preocupes putita, te juro que este será nuestro gran secreto ¡Je je je..

Le decía el siniestro viejo desde el escritorio de mi Padre y fijándose que mi Madre debajo de su playera se le podían vislumbrar los pezones erectos, su verga desde que ella había marchado delante de él se le había ido parando y a medida que se llevaba a cabo la inusual conversación mucho más. A sabiendas que mi Mamá poco a poco se iba desmoronando su altivo carácter se propuso a nuevamente volver a apoderarse de su conciencia y más al ver que la tremenda rubia lloraba por su desdicha sentada en ese sofá donde había iniciado todo.

- Prométame Señor que nunca más lo hará.. y que desaparecerá de aquí para siempre.- Mamá no sabía porque se lo pedía de esa forma, pero al tener en cuenta que también ella había sido culpable de tal aberración, no le quedaba más opción que hacer que ese viejo entendiera y que se fuera.

- ¿De verdad, simplemente dejarás que me vaya sin denunciarme.. ni tomaras represalias después conmigo, a pesar de haberte violado!?..

Mamá nuevamente llevó sus ojos celestes a la horrible cara de ese viejo a raíz de tan salida pregunta, no creía como el viejo no solo no sentía algún resquicio de arrepentimiento, si no que le decía abiertamente y en su cara lo que había hecho con ella..

- ¡Maldito animal.. y todavía tiene el descaro de decírmelo.!!. Sabe perfectamente lo que hizo.. no sabe cómo me ha hecho sufrir, es más..!!, hasta me da asco recordarlo.. me repulsa viejo horroroso..!!

Mamá de pronto cayó en cuenta que el miserable lisiado ni siquiera la estaba escuchando, este simplemente estaba más preocupado en imaginar los pechos, su cintura blanca y estrecha pues se le había quedado al descubierto al haberse sentado, por lo que rápidamente intentó jalarse la playera y se cubrió los pechos con los brazos al ya creer saber en lo que estaba pensando el malnacido.

- ¡No me mire de esa forma cerdo..!!,- le exclamó con el rostro desfigurado por la aversión al creer saber en lo que estaba pensando el viejo,- ¡Ni se le ocurra pensar en que lo volveremos a hacer..!!

- Je je je.. estas media paranoica putita,- el tipo no se limitaba a llamarla de esa forma.- Yo solo pensaba en lo que me estas pidiendo, y sí.. también pienso que eso que, “hicimos” anoche fue realmente asqueroso y enfermizo, digno de una mente desequilibrada, es más.. hasta pienso que estas más enferma que antes y que deberías ir a ver con urgencia a un siquiatra, ¡Je je je.. pero claro que no puedes contarle toda tu verdad, mira que una mujer elegante y hermosa como tu haber sido hipnotizada y violada por un tipo asqueroso y lisiado como yo, que van a decir todos, tu hijo.. el muy inocente me vio salir en plena madrugada de la recamara de su Madre abrochándome la bragueta.. ¿Porque mejor no vas y me traes un trago de ese delicioso wiskey?, ..creo que ya me estoy haciendo de paladar más exquisito ¡Je je je je..

El viejo perverso nuevamente descolocaba a mi atormentada Madre, recordándole que había sido ella la culpable de todo, por lo que rápidamente se le olvido la cara de desquiciado en que ese caliente viejo la había estado mirando solo hace algunos instantes.

- ¡Sr Paulino, no lo diga así.. Yo.. yo.. no quise hacerlo. ¡Usted me obligó, usted me durmió..!! ¿Que me ha hecho viejo asqueroso..!!

- Pero así fue.. en todo caso ya no te preocupes putita.. te juro que nunca más te lo volveré a hacer..

- ¿D-de verdad..!?, nunca más me lo volverá a hacer…!?

- Nunca más.. lo juro.

- Ok, ok..! Ahora prométeme que jamás se lo contará a nadie..!

- ¡Je je je.. Prometido..

El salido viejo mientras más debatía más se iba calentando, ya que creía saber que sin que mi Madre se enterara poco a poco la iba doblegando, sin mencionar que entre sus respuestas a modo de sugestión siempre la llamaba su putita, cosa que ella parecía no darse cuenta, la verdad que no sabía si todo eso era una estrategia o simplemente una casualidad de como se le estaban dando las cosas, por ahora lo único que podía hacer era seguir vigilando detrás de mis cámaras y pensar en cómo sacar del embrujo a mi desesperada Madre antes de que ahí mismo volviera a ser poseída.

- G-gracias Sr Paulino, ..ya verá que no lo denunciaré mientras usted mantenga su palabra. Pronto superaremos este error que hemos cometido.- le decía Mamá sin darse en cuenta de que poco a poco ya se encontraba aceptándolo.

- Claro que si putita, ..ahora por favor, si fueras tan amable de traerme ese delicioso wiskey que me ofreciste ayer por la anoche ¡Je je je.. ¡Ah, y otra cosita, vístete más cómoda, ligera para que esté tranquila.

El caliente y perverso viejo observó con triunfalismo como la flamante rubia Sra de la casa sin debatirle esta vez ya nada salió del despacho como si no hubiesen tenido esa charla, ya que ella no lograba darse cuenta de que todo había sido un malévolo plan, otra endiablada sugestión impuesta entre la discusión para volverla a tener de esclava como lo había pensado. Así que una vez más, volví a observar a Mamá seria y con la mirada perdida dirigirse a su habitación para cambiarse, ya que ella sentía la necesidad de seguir aquellas ordenes, de estar cómoda y sensual para estar tranquila, porque ya de momento y por lo que podía ver parecía como si mi Madre se hubiese olvidado de que ese desgraciado la había violado, para luego de observarla dirigirse como autómata hacía su habitación y cumplir con lo demandado.


No tardó mucho tiempo en salir de su habitación, cuando lo hizo, decidida, se había vestido de una manera que no lo podía creer para sentirse cómoda. Se colocó una camiseta blanca de manga larga muy delgada y pegada que dejaba ver sus pechos bien dibujados, pero lo que realmente me sorprendió fue ver el tipo de falda, con la base muy por encima de las rodillas, dejando por completo desnudos sus muslos, de una tela muy versátil, color negro brillante, como de seda, con una abertura en los costados de sus piernas como si no fuese poca cosa. Se colocó unos pendientes de aros, el dige de corazón que yo le había regalado y anillos en todos los dedos. No se puso sostén ni medias, pues el atuendo no lo necesitaba, se calzó con esas botas de tacón aguja y bajo la falda un minúscula tanga de satén, color negro. Parecía una mujer fatal. Iba demasiado explosiva para ir presentarse ante ese viejo que no hace horas la había violado.

Mamá quien se sentía con la garganta seca después de haber estado en tan acalorada plática con aquel desvergonzado viejo ni se la pensó en abrir la botella antes para darse un trago del favorito whisky de mi Padre y que ahora parecía estar destinado para hinchar el ego de ese miserable. El viejo cuando la observo volver al despacho vestida de esa forma sonrió para sus adentros, estaba complacido en convertir a esa flamante viuda en prácticamente una mujer de la calle, y es que Mamá parecía una Pornstars, sus largas piernas casi desnudas en su totalidad y sus grandes pechos dibujados sobre la finísima tela eran dignas para una escena erótica, eso sin agregar que se presentaba en el despacho frente a un viejo horrible.

- Lo último Sr Paulino..- le dijo entregándole la bebida en la mano.- Quiero que por favor esta sea la última vez que platiquemos, o sea, que apenas salga de mi casa esta conversación y lo que ocurrió anoche jamás existió me comprende?,- le decía a la misma vez que lo veía empinarse el vaso bebiendo casi todo su contenido.

- ¡Ah.. Prometido Sra Tapia, nunca más hablaremos de eso, ¡Je je je je..

El viejo disimuladamente volvió a mirarla, miró aquel atuendo tan indecoroso para una bella mujer como ella, le hacía muchísima gracia comprobar que estando Mamá inducida no era capaz de ver la realidad de lo que pasaba en sus propios ojos, por lo tanto estimaba que ya para la noche nuevamente la tendría completamente caliente y llorando para que él se la volviera a montar.

El viejo perverso seguía ahí sentado en el escritorio de mi Padre mientras disfrutaba de esta nueva situación, le encantaba observar cada reacción que ella mostraba al sentirse ganadora en este disque acuerdo sin evitar que su prodigioso cuerpo empezara a sufrir los primeros efectos de la sugestión. Mamá desde su posición miraba al viejo sentado frente al imponente escritorio de su Esposo y que no pensaba en moverse, su sola presencia ya la incomodaba, incluso sintió las imperiosas ganas de agarrarlo y sacarlo ella misma a patadas para que desapareciera de su vida, pero a sabiendas de que ambos se acababan de comprometer en darle vuelta a la hoja y que entre ellos no había pasado nada, quiso actuar de la forma más normal posible, manteniendo la calma por lo que se dio a hablarle como siempre lo había hecho:

- Ya es tarde..- dijo ella rompiendo ese incomodo silencio y presionándolo para que se fuera.

- Tu hijo aún sigue por ahí, creo que deberías ir a mandarlo a su cuarto.

- Él se puede ir a su recamara cuando quiera, ..así que no se preocupe por él.- le respondió como le caracterizaba a Mamá cuando alguien quería imponerle algo.

Los segundos pasaban y Mamá ya estaba desesperada por ver la pasividad del viejo al no quererse mover, ya corrían cerca de 15 minutos según le indicaba su cabeza desde que ella había dado por cerrada la charla, en tanto no le dio importancia a que nuevamente sus manos empezaban a recorrer la piel de sus desnudos muslos, lo extraño que mientras lo hacía nunca lo asoció con lo que le había ocurrido las veces pasadas, rápidamente los latidos de su corazón se aceleraron al grado de hacer que sus piernas terminarán por flaquear que tuvo que volverse a sentar en el sofá.

El silencio reinaba en el despacho durante ciertos minutos, y fue más que tarde cuando su vagina empezó a palpitar aceleradamente producto de un extraño afiebramiento, el asunto es que sin siquiera recibir alguna orden se sintió más caliente que nunca y tan llena de vida que sería capaz de volver a debatir el tema olvidado. Mamá con un sinfín de pensamientos lujuriosos que la asaltaron de un momento a otro aún estaba sobre el sofá recorriendo sus muslos con sus manos, estaba sintiendo oleadas de escalofríos y fogosidades que eran un auténtico deseo que le estremecían y recorrían su cuerpo de la cabeza hasta los pies, de reojo comenzó a mirar a ese horrible vejestorio, que este, según ella veía, seguía inmiscuido en sus pensamientos y su pasividad.

Mamá, olvidándose completamente de la conversación que ellos dos solo hace menos de media hora habían mantenido, ahora con sus confusos sentidos captaba algo extraño tanto en el ambiente como en su cuerpo, como si algo estuviese descontrolándola hormonalmente hasta hacerla explotar de extrañas sensaciones, sentía que por ahora sus auténticas ganas eran de pararse frente a ese horrible hombre para sentir aquellas pesadas manos en los muslos en lugar de las suyas, de apagar esa necesidad de exponer su cuerpo cubierto de ese irreverendo atuendo de mujerzuela totalmente descolocado para una mujer de su estatus, a la misma vez de escuchar su voz y las ordenes tal cuales como había sucedido la noche anterior, pero ahora aún más. Mientras ella se encontraba sumida en un mar de desconcierto, el lisiado desde su ubicación la veía como ella extrañamente movía los muslos dando la impresión que con estos contraía su vagina, por lo que se dio a ponerse en acto otro plan de asalto:

- Sra Tapia, le puedo hacer una pregunta..!?

- C-claro Sr Paulino, p-por supuesto que sí.. que desea preguntarme?,- le respondió ella aun conteniéndose de la tremendas ganas que sentía para no demostrarle, y la vez deseando que la pregunta del viejo fuese más una orden.

- Usted aún está segura de lo que hablamos hace ya algunos minutos?,- el viejo sabía que esta conversación era decisiva.

- D-de la conversación que tuvimos..?,- le respondió Mamá haciéndose la ingenua sin saber ella misma porque lo estaba haciendo.

- Si Señora, de la conversación que acabamos de tener.. ¿aún piensas denunciarme..?

Mamá aún tenía la capacidad de razonar a medias, si bien ella extrañamente ya estaba deseando que ese viejo la volviera a poseer, aun no era capaz de atreverse a insinuársele, aunque la pregunta que este le hacía por alguna extraña razón la descolocaba, por lo que se dio a contestarle con la verdad, y la verdad era que extramente ya no estaba tan segura de lo que habían conversado y del acuerdo en que se comprometieron.

- E-es que no sé.. compréndame, usted.. usted lo hizo. Creo que estoy algo confundida..- su respiración ya era entrecortada, y ahora hasta pasar saliva le costaba.

- ¡Je je je.. o sea Señora, ..ya no está tan segura de que yo la violé..!?

- Eh.. me violó..!?,- le respondía estúpidamente, en vez de tomar a ese miserable viejo horrible de las greñas y sacarlo a patadas de nuestra casa para nunca más, es más denunciarle con la policía en lugar de seguir escuchando sus degeneradas preguntas.

- Sí Señora, violación.. cuando un hombre posee a una mujer en contra de su voluntad, así como dices que yo abusé de ti anoche.. ¿o me vas a decir ahora que si te gustó lo que hicimos en tu habitación..?

Tras las últimas palabras del perverso viejo un silencio sepulcral inundó todo el despacho, Mamá ya sabía para dónde iba esta conversación, las palabras de ese lisiado eran tan claras y precisas, y ella ya estaba teniendo la necesidad de que este la tocara. Aun así y con su fuerte carácter quiso negarlo, explicarle de cualquier manera que eso era un abuso, pero no podía porque por lo que recordaba ella era que si le había gustado, y la aversión sentida hace muy poco rato está ya casi ni existía en su mente, incluso hasta ya deseaba ir a su sagrada habitación para acostarse nuevamente con él, ahora extrañamente lo deseaba como una mujer desea a su esposo, y no porque sintiera que lo amara ni nada parecido, solamente quería aparearse con él por instinto.

- Qué me responde Sra Tapia.. ¿le gustó lo que hicimos anoche en su habitación?,- insistía el perverso lisiado, a la misma vez que se paraba de la silla y comenzaba a acercarse al sofá donde aún estaba sentada ella con esos largos y canosos muslos casi desnudos.

Una vez que este llegó a su lado estratégicamente dio la vuelta al sofá detrás de la temblorosa y sofocada viuda. Mi Madre sentía la respiración del viejo por detrás de sus oídos.

- ¿Por eso estás vestida como prostituta?..- por fin le hizo entender a Mamá la realidad, de como ella sin poder ver la realidad ante sus ojos estaba atrapada bajo su influjo.

De pronto Mamá pareció volver en sí y se quedó mirando a su alrededor por unos instantes con la mirada perdida, estaba en estado de shock. No recordaba cómo había llegado hasta ahí, lo último que recordaba era salir del despacho contenta por haber terminado la charla sin por menores, sin embargo ahora estaba vestida de una forma inusual, sentada en ese sofá con ese horrible viejo susurrándole al oído.. entonces volteó y miró al viejo, comprendiendo que algo terrible estaba pasando, algo que escapaba a su control, rompió a llorar como una niña.

- ¡¿Qué me has hecho, maldito?!

Lentamente ella iba recuperando la memoria acerca de lo que acababa de pasarle y, a medida que recordaba, su desesperación iba en aumento. El viejo la miraba fríamente desde arriba a su espalda, analizando cada una de sus reacciones, pero el verla ahí vestida de esa forma, con su actitud prepotente y altiva derrumbada, con esa mirada desvalida en su bello rostro, hizo que la verga del vejete despertara de nuevo. Por algún extraño motivo, Mamá a pesar de que lloraba mantenía su vista clavada en el miembro retenido en su pantalón, y por mucho que trataba de desviar la mirada, sus ojos volvían a posarse una y otra vez sobre aquel paquete que palpitaba atrapado. 

La repentina erección no pasó por alto a su atenta mirada y, como impulsada por una fuerza superior, de pronto sintió la necesidad de tocarlo. Lentamente fue llevando su mano hasta situarla sobre el embravecido bulto, acariciándolo como si lo hiciera con un tierno animalito. Quería resistirse, concentró todas las fuerzas en detener lo inevitable, pero aún y así se vio a sí misma bajando ese cierre y metiendo los dedos dentro para tocarlo a la atenta mirada de su dueño. A cada paso que daba hacía su humillación se sentía más y más excitada. Y se odiaba por ello.

- Veo que todavía te quedan fuerzas para luchar, pero dime una cosa.. ¿qué es lo que quiere que hagamos ahora mismo, Señora?

Las ideas se amontonaban en su cabeza. Pensó en decirle a ese horrible ser que se largara, que la dejara en paz, que aquello que hacía estaba yendo demasiado lejos, sin embargo cuando habló las palabras que salieron de su boca fueron bien distintas.

- ¡Hágalo, Sr Paulino..! Lo necesito..

Y lo que más la horrorizó fue el descubrir que sus palabras habían sido sinceras. Realmente necesitaba ser tomada por ese horrible viejo y tenía que ser solo él quien lo hiciera; lo deseaba con todas sus fuerzas, estaba tan excitada que su vagina empezó a liberar una secreción espesa que resbalaba por la cara interna de sus muslos, poniéndole la piel de gallina a su paso y haciéndola estremecer.

- Ésta vez no te voy a coger putita.. tú me vas a demostrar lo puta que puedes llegar hacer y lo mucho que te va a gustar hacerlo. Quiero que vayas y le digas a tu hijo que vas a salir conmigo, ..que volverás en un rato pues necesitas tu medicamento. ¡Vas a salir así, vestida de puta conmigo..

Ya casi no le quedaban fuerzas para seguir luchando y aquella orden hizo que mi Mamy al fin se rindiera al morbo que empezaba a sentir por la situación. Esta vez no opuso ninguna resistencia, se incorporó de nuevo y, tras jalarse la minúscula falda, salió del despacho así vestida para decirme en la sala donde yo me encontraba con mi laptop sorprendido, dijo..

-  M-mi amor, ..voy a salir, necesito mi medicamento.- mientras miraba en todo momento con la vista perdida.

- ¿V-vas a tardar mucho?..- pregunté, pues no sabía cómo actuar ante esta nueva situación ni cómo afrontarlo.

La nueva sugestión de ese miserable me había pillado totalmente por sorpresa, jamás imaginé que pudiera controlarla de esa manera, me había acostumbrado a sugestionarla con palabras o metiéndola en transe cuando se hallase dormida, pero así.. Mamá estaba totalmente perdida en las manos de ese cerdo, aunque aún dentro de su azulada mirada triste alcanzaba a ver que algo de ella se resistía, continuaba siendo su muñequita manejable y pero en el fondo su alma se resistía. Me iba a responder a la pregunta cuando de pronto saliendo del despacho, el viejo tomándola por la cintura, la atrajo hacia él para susurrarle una nueva orden al oído.

- ¿Nos vamos Sra Tapia?, ..solo dile al pequeño que se encierre en su cuarto que más tarde volverás.- ¿QUEE..!? Ahora el muy desgraciado le imponía ordenes sobre mí.

- Voy a regresar en un rato mi amor.. duérmete temprano.- simplemente me contestó.

Por lo que me quedé en medio de la sala solo observándolos, viendo el contonear de las nalgas de mi Madre con esa falda oscura pegadísima a su trasero y un poquito abajo del mismo, con esas botas de piel negras que le llegaban hasta la mitad de los muslos y rodeada por la cintura del brazo de ese horrible viejo. Lo más extraño es que no salieron en la camioneta de Mamá ni en ningún otro vehículo, el viejo había mandado pedir un taxi segundos antes y lo esperaban ahí afuera en la banqueta.

Me asomaba por la ventana intentando aun comprender lo que pasaba, como era posible, ¿a dónde la llevaba?, ¿que es lo que iba hacer con ella? Enseguida corrí a mi cuarto por mis instrumentos de vigilancia y las llaves de mi motocicleta, por nada del mundo me perdería lo que harían. Cuando bajé con todas mis cosas aun seguían allá afuera. El imbécil del renco se encontraba pegado muy cerca del hombro de mi Mamy y en eso ¡zas!, le agarró una nalga de lo más descarado y vulgar que debo de recordar, la estaba masajeando frente a nuestra casa, sin importarle que alguno de nuestros conocidos pudieran salir y ver tremendo espectáculo, mientras les decía muy sonriente al oído como si nada pasara, como si ella fuera de él, su puta y él su chulo y no sé qué otras tontería más les decía pues aún no encendía mi auricular conectado a su dige.

Mamá solo asentía, mientras no sé si en su cabeza estaba pensando en la mano del viejo subiendo y bajando sobre su glúteo en plena cera de nuestra residencia. Cuando en eso vi el vehículo del taxi que los venía a recoger. El viejo solo así retiró su mano y dando un reojo a nuestra casa se subieron al taxi. Me fui corriendo por mi motocicleta, esperando que cuando saliera no se me fueran a perder. Afortunadamente el vehículo seguía encendido frente a nuestra casa. Yo observaba a Mamá dentro del taxi dudosa, quizás en su cabeza aún conservaba opacas los recuerdos de la discusión de hace unos minutos, al no comprender que hacía o hacía donde se dirigía.


En lugar de sentarse en el asiento posterior del conductor, atrás, como acostumbraba a hacer, ella quedó en medio pues el rengo había quedado muy pegado a su cuerpo en el asiento de atrás al lado de la ventanilla derecha. El taxi casi se muere al comprobar a través del retrovisor que la flamante rubia que acompañaba a ese vejete se mantenía sentada justo en el centro del asiento con esa minúscula falda, los muslos de mi Madre se notaban imponentes y por la posición al ir sentada en ese lugar sin espacio seguro que enseñaría más de la cuenta.

La imagen llamó enseguida la atención helando la sangre en el pobre conductor. Fue algo que vio a través del espejo retrovisor. La hermosa rubia, había colocado uno de sus pies en el desnivel que divida los dos asientos y abrazaba su rodilla mientras su mirada se perdía despistada a través de la ventanilla del coche. Su otra pierna se encontraba tallándose a la del viejo levantando aún más su falda hasta descubrir sus muslos blancos y parte de la entrepierna.

Pero no fue la poca delicada postura de la carnosa rubia lo que sobresaltó al chofer, sino la gorda y tosca mano de ese viejo horrible acariciando aquel muslo terso y blanco que apareció claramente en el retrovisor expuesto a sus miradas. Y al saber lo que ese viejo tan feo hacía con la flamante güera hizo que su verga despertara de pronto por el morbo. El pobre intentaba inútilmente mantener la mirada fija en la calle cuando, aquel impúdico viejo, observando que lo que el chofer atento veía, sonriendo metió descaradamente la mano entre medio de aquellos muslos y separó más las piernas, mostrándole con total descaro aquel dulce conejito cubierto por unas sensuales prendas de satén través del retrovisor.

De repente los vivos ojos del lisiado escrutaron descaradamente el espejo en busca de la mirada del conductor, la cual halló aún atrapada entre aquellos carnosos muslos y el bultillo de la vulva expuesta. Entonces sus vistas se cruzaron tan solo un instante y el chofer descubrió una pícara y nada inocente expresión en el rostro del viejo. La cual, acto seguido le indicó el sitio hacía donde se dirigían. Mamá sin recriminar nada y sin tener la menor idea de lo que ocurría solo se la pasaba mirando por la ventanilla con actitud distraída. Cualquiera que hubiera visto en ese momento tal situación jamás la creería, no parecía hecho a la realidad, que un viejo gordo y feo se tomara esas libertades con tan hermosa mujer, y ella, que claramente se notaba la diferencia de clase, pareciera no darse cuenta de lo que sucedía. El pobre y nervioso chofer tuvo que tragar saliva y aguantarse las enormes ganas de apretarse la verga, no le quedó de otra que arrancar el vehículo y llegar al destino señalado.

Por lo pronto yo intenté sacar mi motocicleta para correr tras ellos, pero desgraciadamente las llaves de la puerta del garage se las había llevado Mamá. Desilusionado me quedé ahí con miles de pensamientos en la cabeza, imaginándome ya en que tan desagradable lugar la llevaría. Enseguida me percaté que uno de los vecinos venía llegando en otro taxi, por lo que corrí a tratar de agarrarlo. Pagué de inmediato y le pedí que siguiera el taxi que salía pero con disimulo.

El pulso lo llevaba a mil por hora, ya me imaginaba miles de situaciones sucias. Seguimos el taxi de Mamá cerca de media hora, hasta verlo detenerse en unas de las estaciones del metro bus. Me bajé de mi respectivo taxi y los seguí detrás cuidándome de que no me vieran, intentando acercarme lo más que pudiera para lograr captar su audio.

- Ven, vamos a meternos al metro bus.- logré escuchar.

El viejo le tendió la mano y la condujo escaleras abajo. Mamá tragó saliva y descendió, pero no muy convencida. No le gustaba nada meterse a este tipo de trasporte, y mucho menos con todo lo que había sucedió aquella vez hace mucho. Al metro de la ciudad, transporte que ni de chiste Mamá había abordado y/o acostumbraba usar.. es bien sabido que en las principales estaciones de algunos separan a hombres y mujeres para evitar los posibles manoseos y molestias sobre todo de pervertidos a las pobres pasajeras. Afortunado que esa hora en esa estación no había casi usuarios.

El lisiado parecía su cliente y ella la puta, Mamá alta y esbelta, él gordo y de estatura media cojeando. El tipo pagó para permitirles el paso al andén y esperaron unos minutos hasta que llegaran los vagones.

Mamá sin decir nada contemplaba con mucha atención cuanto le rodeaba, tanto la gente como la estructura. Sabía que viajar de día era muy diferente a viajar de noche. Solo veía a hombres y mujeres que salían de trabajar, con maletines o mochilas. Algunos adolescentes, enfrascados en sus consolas portátiles o refugiados tras los auriculares de sus móviles. También muchos ancianos y algunos tipos harapientos buscando un lugar en una fila de asientos para poder pasar la noche. Lo que más me llamó la atención es que nadie le devolvía la mirada, algo inusual para una mujer como ella. Todo el mundo miraba a un punto en la lejanía o al suelo, abstraídos en sus pensamientos. Yo me encontraba detrás de una columna de la estructura, observando sus movimientos, cuidándome que no me vieran aunque era difícil pues ellos ni se imaginaban que los venía siguiendo. El renco apretó con más fuerza la mano de mi Mamá y le señaló que ya venía el trasporte.

- Quiero que tomes una de las primeras puertas del metro bus.- escuche al renco decirle a través del dige de mi Madre.- Y te metas en la que valla más llena, ¿me escuchaste?..

Pero Mamá no decía nada, nada en contradecirle, solo se separó de su lado y se alejó buscando una de las puertas más concurridas. Pasó un par de ellas sin mucha gente y siguió. La tercera se estaba llenando, los vagones que iban más iluminados y cercanos al controlador a este horario siempre vienen más lleno. Caminó despacio sin ver a nadie cuando el metro abrió sus puertas. El rengo le hizo una señal para que siguiera.

- Súbase güerita.- escuche que le decía un tipo. Sabía que era uno de esos chulitos de barrio, de lo que le tiran a todo por más feos que estén buscando algo.

Mamá le ignoró, el tipo fue el primero en mirarla con deseo, sus ojos se clavaron en aquellos imponentes pechos y luego, seguidamente de su cola y de sus carnosos muslos. Se excitó enseguida pues claramente observé como se tallaba la bragueta antes de entrar detrás de ella. El metro bus no iba lleno pues la hora, se podía encontrar con facilidad asiento o caminar entre la gente parada en el pasillo.

El renco se había introducido dos vagones antes quizás con instrucciones ya inducidas. Dicho y hecho, se subieron, Mamá se sentía totalmente fuera de lugar, observaba a la gente laboral y solo veía rostros cansados, algunos ya durmiendo, rostros que quizás por el cansancio y/o las preocupaciones del día no se atrevían a mirar directamente a los ojos. Por otro lado, había una pareja que parecía estar en lo suyo, como si estuvieran de novios, siempre se estaban abrazando y besando, en más en ese instante le tocó observar como él le daba una nalgada a ella o como esta de plano también le sobaba el trasero al tipo. Ni en los más remotos pensamientos, ella hubiera tenido ese tipo de comportamiento con su novio.

Mamá se abrió paso entre la gente sola, sosteniéndose la minúscula falda para que no se levantara, enseguida varios tipos se dieron vuelta a mirarla, y quien no lo haría al ver a una rubia imponente pasar a tu lado y con ese tipo de vestimenta. Sin más tuvo que restregar sus pechos contra la espalda de algunos; un tipo que se encontraba sentado de baja estatura se dio el levantón en el momento justo para que al pasar los pechos de mi Mamy le rosaran toda la cara; una sonrisa traviesa invadió su rostro cuando ella se alejó, seguramente esta sería la única vez en su vida que pudiera tocar y sentir a una hembra de revista. Sin poderlo evitar mi morbo se aceleró, recordé aquella ves cuando ella quedó atrapa entre aquellos sudorosos albañiles.

La seguí unos metros atrás hasta que la observé detenerse, casi en la puerta que daba al siguiente vagón. Yo también encontré un espacio donde poder quedar, llevaba una chamarra con gorro el que opté en ponerme para que ella no me viera, simplemente tendría que agachar la cabeza cuando mi Mamá volteara en mi dirección; Al rengo no le veía pues se encontraba dos vagones atrás donde seguro Mamá iría a encontrarle.

Ella se quedó de pie observando pasar todas las luces por las ventanillas, mientras que yo observaba de reojo que varios tipos ya la miraban, en sus rostros había mucho morbo, la miraban con deseo, incluyendo al tipo ese de estatura media, la miraban con descaro.

Mi nerviosismo y la excitación me empezaron a dominar, aun no comprendía que era lo que el pervertido rengo buscaba con todo esto, Mamá esperó algunos minutos simplemente de pie aferrada al pilar donde se sujetaba y mirando hacia fuera, como si esperara a alguien. Un par de jóvenes extranjeros ocupaban los asientos delante de ella, ninguno de los dos tenían el menor recato en mirarla. Como se los dije no los culpé, Mamá parecía scort de lujo se veía preciosa y estaban solo a centímetros de ellos, era un regalo para ambos, en cualquier parte hubieran tenido que pagar para ver un espectáculo como el que se les estaba dando.

Enseguida la observé abrir la puerta de otro vagón para pasar, quise seguirla pero rápidamente la figura de dos hombres me allanaron el camino, era ese tipo de estatura baja que no le había quitado la vista de encima desde que ella había entrado y otro muy alto, delgado con gabardina. No había que ser un vidente para saber a quién seguían esos tipos y cuáles eran sus intenciones. Trague saliva. Mamá entró al otro vagón, uno más solitario, con los asientos casi vacíos y la pocas personas se encontraban de pie en el pasillo. La incomodidad seria atravesar ese pasillo.. todos en su mayoría eran hombres, aunque identifique de inmediato a dos gays bien agarrados de la mano mientras se susurraban cosas al oído. También me llamó la atención una jovencita que se encontraba sola, era blanca sin llegar a ser rubia, evidentemente el pelo tiñado de ese color, tenía una minifalda de mezclilla que resaltaba unas bonitas piernas y un buen trasero.

Nada más entrar ya tuvo que ir frotándose la piel contra los cuerpos de la gente que ocupaban el vagón. No había caminado ni la mitad de este cuando notó la primera mano que, furtivamente le acarició los muslos al pasar. Y así como en el primero, se dirigió hasta el final de este nuevo vagón y pudo notar como la gente ya la miraba con más descaro y le iba abriendo paso pero sin disimular.. lo justo para que fuera refrotándose y ellos pudieran sentirla y oler su fragancia. Antes de llegar al final y al ver que no respingaba ni levantaba la mirada para nada ya había notado unas dos manos que furtivamente se habían propasado con ella. Llegó al final y se dirigió a uno de los rincones. ‘Que amablemente’ dos hombres que estaban allí la dejaron pasar. Los otros dos que claramente se veía que la seguían desde el otro vagón llegaron tras ella después y se dirigieron a la esquina opuesta. Mamá intentó hacer lo mismo que hace unos minutos esperarse para pasar al otro vagón, pero se encontró del otro lado de la puerta que el renco le hacía una seña para que esperara.

Mamá se encontró sola e indefensa en un vagón casi solitario acorralada por 4 hombres que la asechaban como lobos. Las luces del vagón se apagaban de momento lo que me hacía difícil seguir observando, pero al parecer y no sabría decirles si por el morbo que sentía en esos momentos, de pronto cuando la luz se iba y se encendía me parecía ver que los tipos más se acercaban a ella. El tipo de la gabardina miró con señas a los dos hombres que se encontraban entre ella y ellos sonrieron. Este les sacaba prácticamente una cabeza a cualquiera de los presentes y ni que hablar del más pequeño. Ahora tenían a la vista a la exuberante rubia solitaria que con el traqueteo del metro bus, sus pechos y sus glúteos sufrían sensuales vaivenes.

Ella intento tomar la barra del techo para sujetarse pero con eso consiguió, debido a su minúscula minifalda hacer sus glúteos aún más aparentes. Apenas habían pasado unos minutos cuando Mamá notó la primera a proximidad por uno de ellos, un bulto que ya no furtivamente, sino permanentemente empezaba a puntearla por detrás.

Mamá apretó la mandíbula y cerró los ojos de la vergüenza que significaba estar siendo víctima de tal abuso, y más al darse cuenta por los empellones que el tipo empezaba a moverse rítmicamente pero lento sin que fuera tan evidente para los demás que se encontraban ahí dentro. Y así, mientras Mamá ‘disimulaba’ no sentir lo que estaba pasando a su espalda, algo áspero rozó su muslo izquierdo, al mirar hacia abajo donde provenía pudo ver como el tipo alto de la gabardina con sus dedos de la mano izquierda acariciaba de manera muy delicada su pierna; cuando vio que él bajaba la cabeza reacciono de inmediato nerviosa y mirando de nuevo al frente.

En eso estaba, cuando sintió como otro hombre disimulando pedir el paso de frente se aplastó contra ella, Mamá había pensado que simplemente pasaría, pero el pervertido ahí se quedó, ..como era más bajo podía casi sentir el aliento de su boca por encima de sus senos, situación que le incomodo por lo que en un acto reflejo decidió hacerse hacia atrás y sentir como su trasero se enterraba más y sin querer en las ingles del otro hombre que estaba detrás de ella y que poco a poco ya empezar a puntear las mejores y más grandes nalgas que había visto en su vida entera. Este hombre era un poco más alto que mi Mamá, por lo que el encuentro entre su bulto ya totalmente parado y la ranura de las nalgas era totalmente válido, totalmente exacto, como si se estuvieran esperando de toda la vida.

Mamá simplemente abrió al máximo los ojos al sentir en su trasero con plena conciencia aquel bulto duro y grande.. lo sentía totalmente, sintió como se acomodaba en el surco de su trasero, como se aplastaba en sus pomposas nalgas que por ser grandes y muy paradas acojinaron y de alguna manera acogieron al furioso intruso, es más y exagerando hasta sintió como palpitaba. Del susto solo atinó a exhalar un: ¡Ahh..- que le arrancó una malévola sonrisa al apuntalador de su espalda. Mamá se hecho rápidamente para adelante para ver como la cara del otro sujeto de corta estatura casi se entierra entre medio de sus dos pechos.

El desgraciado enano de adelante ya había visto que el otro sujeto estaba restregándole la verga al mismo estilo del perreo al mujerón que le puso por suerte dios en su trayecto, por lo que sin reparo alguno posó sus labios sobre la textura blanca de la playera de mi Mamy y de plano se empujó hacia adelante.. el de atrás y más alto al ver que la hermosa rubia había gemido interpreto que era una de esas busconas que le encanta subirse al metro a buscar que este tipos de cachondeos, para que las manoseen, así que con valentía inusitada se restregó por completo flexionando sus piernas para impulsar su bulto que sintió como coincidía exactamente y se acojinaba con las grandes nalgas de esa diosa de revista.

El desgraciado pervertido agradecía a los mismísimos cielos la dicha de haber venido a esta hora y que le tocara, en su miserable vida había tenido ante si unas nalgas tan divinas como esas, empezando así un empuje fuerte y vigoroso por dos desconocidos a mi portentosa Madre que ya sonrojada ante tal situación no sabía si gritar o pedir auxilio a los otros tipos que también la veía con gestos de deseo por el turno. Pero conociendo a Mamá seguramente pensaba que si gritaba se armaría tremendo escándalo, además de que todos seguramente se burlarían de ella, ya que por su atuendo, el ir sola y la hora, además prácticamente se percató de que otros hombres se estaban dando un agasajo visual con las arrimadas a ella misma, casi todos los que estaban en el vagón eran conscientes de lo que estaba pasando, pudo ver como un joven desaliñado veía con enorme satisfacción como aquellos hombres la estaban empujando entre sí.. sin más decidió guardar silencio y agachar su cabeza para dejar que esto ya terminara.


El tipo delgado, el de la gabardina, al darse cuenta de su pasividad, empezó a empujarla con más confianza y a restregar descaradamente su bulto sobre aquel fabuloso trasero, fue en ese momento cuando Mamá trató de zafarse, pero este reaccionó tomándola del muslo con fuerza y la volvió a donde estaba. Mamá sorprendida miró hacia arriba y se encontró con su mirada amenazante y dura; en ese momento miró a su alrededor y se dio cuenta que todos estaban observándola con la sonrisa perversa, además de que formaban una barrera que la tapaban de todos los demás pasajeros del metro.

El tipo apretó su muslo con fuerza provocándole algo de dolor y la reacción de mi Mamy innata de mirarlo. Cuando volvió la vista hacia él, movió la cabeza de forma negativa advirtiéndole de esa forma que no se moviera ni que pidiera ayuda. Estaba completamente asustada, no solo por ese hombre, sino que al voltear hacia la puerta del otro vagón miraba que el perverso renco solo reía, lo que le decía que eso era lo que realmente quería ese desgraciado, además de que se daba cuenta que todo su cuerpo se calentaba, y tenía mucho miedo para hacer algo, por lo que simplemente decidió mirar hacia afuera mientras ese alto hombre tocaba sus suaves piernas con sus ásperas manos a su total antojo y el del frente se regocijaba con sus pechos.

El desconocido de atrás dándose cuenta de la sumisión de la rubia siguió acariciando aquellos tersos muslos, se notaba que le encantaba la piel de mi Mamy ya que la tocaba con desenfreno; ella por su parte no dejaba de mirar al renco del otro lado del cristal sintiendo poco a poco y a pesar de la situación peligrosa que su entrepierna ardía, quizás pensando en que ese maldito solo le tocaría las piernas y en cuanto se propasase el viejo renco vendría en su auxilio, pero ese consuelo le duro muy poco en su sugestionada cabecita rubia, ya que ese desconocido le abrazó las piernas con su brazo derecho y empezó a subir lentamente por el frente de sus rodillas hasta que con su mano capturó el bombacho de su cosita, acariciando y frotando sus delicados pliegues por encima de su húmeda braguecita. 

A Mamá no le quedó de otra que voltear la cara a ninguno de ellos y siguió sin rechistar. Ese malnacido desconocido estaba toqueteándola a pleno gusto frente a los otros tipos, a la viuda multimillonaria Mónica Tapia, a una hermosa rubia inducida bajo el perverso control de otro pervertido. El morbo de la situación no dejaba pensamiento en mi cabeza, me asustaba y a la vez me calentaba de una manera desconocida para mí. Y mientras Mamá trataba de guardar las apariencias, por una mezcla de miedo y placer, ese infeliz metió un dedo debajo de la parte superior de la braguita de satén que llevaba, de esta manera fue bajando poco a poco y ella sentía como la fina tela que resguardaba su intimidad se iba separando de su piel poco a poco.

Pasamos una estación larga, oscura, como de cinco minutos en donde los besos sutiles en sus pechos del tipo de corta estatura de enfrente eran más que claros, sentía además el pene también durísimo en sus muslos que el mencionado se alternaba para acariciarlos por encima de la ropa con su aparato. Sin mencionar que ya el de atrás también estaba ya encajado entre sus nalgas haciendo un movimiento oscilatorio de atrás hacia adelante, de un lado a otro eso sin dejar de tocar su bombacha humedecida.

Y si por el frente ya se estaba haciendo demasiado abuso, por atrás las cosas no podían ir peor.. Mamá titiritó de escalofrío al sentir aquella mano apretando y estrujando su hermoso trasero, el malnacido ya le había introducido la mano izquierda por dentro de la falda y acariciaba todo lo que componía su rajita; acto siguiente acomodó el fino hilo de la tanga al lado del trasero que por ser tan abultado y firme lo engancho sin problemas en una de las nalgas, de esta manera ya nada le molestaba para usurpar libremente entre los orificios húmedos de mi Madre que se mantenía sin moverse pegada al tipo de adelante. Aquel asqueroso pervertido estaba gozando con el hermoso trasero de mi Mamy, estaba abusando de ella, la tenía asustada y a su merced, pero a diferencia de aquellas tantas veces esta vez la calentaba. Sin darse cuenta paró su trasero para darle una forma aún más perfecta.

- ¿Sabes lo que me gusta de las putitas finas?.. que vienen a buscar esto porque sus novios o sus maridos no las llenan.- le dijo el tipo al oído y con la voz entrecortada.

Sin saber por qué, Mamá gozaba insultándolo con su pensamiento a ese hijo de puta que pasaba sus dedos como quería por sus húmedas cavidades, inclusive cuando presionó su apretado orificio trasero con sus inquietos y desesperados dedos. Mamá apretaba la mandíbula para no gemir mientras observaba con rabia y excitación a los ojos del maldito renco a través de la puerta. Cuando sintió que las manos de ese hombre se acercaban lentamente a su rajita, se dio cuenta que estaba muy mojada, esa combinación de miedo y placer hacían que perdiera el control.

- ¡Si serás puerca.. estás toda mojada.- le susurraba.

Cuando uno de los dedos del sujeto se deslizó entre los labios de su vagina, pude ver en el rostro de este como disfrutaba con los fluidos que inclusive mojaban los muslos. De reojo me percaté de que los otros hombres se miraban entre ellos alucinados, por lo que observé de cada uno, me encontré con sus toscas y degeneradas sonrisas, seguramente causada por la sorpresa de ver como la exuberante rubia estaba siendo manoseada y de cómo se saboreaban su turno. Al mirar a ese maldito de gabardina me di cuenta del descomunal bulto que se le había formado en los pantalones y un manchón más oscuro donde terminaba el pene, prueba inequívoca de su enorme y excitado miembro que luchaba por salir y entrar en el cuerpo de mi Mamy.

Con esto que estaba observado y los recuerdos pasados cuando ella había sido manoseada por aquellos sucios obreros mi excitación fue mayor, el solo hecho de pensar o imaginar que ese sujeto alto quería meterle esa enorme cosa sin compasión por la cola hacia que se me parara sin poderlo evitar. Uno de los dos pasajeros que se limitaban a solo observar, se dio cuenta de la nula resistencia ya de la rubia y se unió a manosear como sus cómplices. Intentaba cubrir el mayor espacio que había entre los demás y Mamá para recibir el mismo gozo que sus colegas pervertidos.

Pronto los atrevidos pasajeros, todos hombres, alrededor de mi Madre, empezaron hacer lo mismo que el primero. Y alguno más se envalentonó. Uno hizo ademán de tirar de la braga hacia abajo para recibir una reprimenda por el de la gabardina que parecía querer llevar la batuta del magreo. Pero este fue el primero en atreverse a ir más allá y metió su mano por dentro de la braga hurgando más al fondo, para sacar sus dedos ávidos embadurnados de fluido y llevárselos a la boca. Mamá no pudo resistir hacer ademán de retirar su pubis de aquellas manos, solo para encontrar que había empujado nuevamente su trasero directo hacia el enorme bulto que la estaba apuntalando.

El tipo alto no dudo en empujar también su cadera hacía el frente al mismo momento procediendo en apretar aquellas carnosas nalgas con más decisión. En cuando dos nuevas manos aparecieron descaradamente para masajear sus apenas cubiertos pechos, Mamá se dio cuenta que ya no bamboleaba por el traqueteo del metro bus ni mucho menos en la cara de ese lujurioso enano, si no por las manos de este que la tenían bien sujeta de cada una de ellas mientras más audaces media docena de manos recorrían impunemente su estético cuerpo. Ya se imaginarán el tremendo espectáculo que estaba dando Mamá para el que pudiera verlo y creo que lo pensó pues su rostro cada vez se ponía más rojo. Su cuerpo cubierto de esas pequeñas prendas, siendo manoseado con total impunidad en pleno metro bus lo facilitaba.

Inició otra estación como de otros cinco minutos para de pronto detenerse por completo y estar a oscuras, con lo cual ella escuchó y yo también como la hebilla de algún cinturón se empezaba a zafar, sintió como de plano el hombre de atrás con una mano intentaba sacar de ahí aquello que había estado amenazando su zona más carnosa. Las múltiples manos iban y venían masajeando, palpando, acariciando y toqueteando cada rincón de su cuerpo, sus piernas, su cintura, sus pechos. Y al ver que ella solo tenía la cabeza hacía el final del vagón todos pensaban que era un consentimiento a sus avances.. parecía que los 6 hombres se coordinaban, se ponían de acuerdo para no tener sus manos juntas o estorbarse.

- ¿Esto es lo que veniste a buscar?- le susurraba alguno.

- ¡Mamacita que rica estás..- le decía otro.

Mamá empezó a sentir ese hormigueo, ese calor agobiante que le recorría el cuerpo, situación que empezaba a salirse de control.. al grado tal que con los ojos semi cerrados no pudo evitar exhalar el gemido más sensual, más erótico que los seis pervertidos nunca habían escuchado en sus solitarias vidas. A ella le pareció como un desahogo ante tantas experiencias y esta situación tan anormal en su vida, que para ellos fue otra invitación más a continuar con los magreos. Siguieron y siguieron, aun cuando el vagón volvió a iniciar su trayectoria, paso otra estación, yo alcanzaba a calcular que llevaban así como diez minutos.. alzando mi rostro para con una sorpresa inaudita ver como el enano y el de la gabardina ya se había abierto el pantalón y dejaban ver parte de sus nalgas, era ¡evidente, que se la querían coger ahí mismo!

Alguien sujetó la mano de Mamá y se la dirigió primero a su bulto anónimo del pantalón. Que debía de ser de chándal porque apenas unos segundos después de que ese desconocido la había jalado, Mamá retiró la mano inmediatamente al sentir casi en directo su miembro erecto. Todos esos hombres la estaban manoseando con descaro. Y otra vez notó esa excitación que humedecía su vagina. Afortunadamente el metro bus se detuvo en unas de las tantas paradas oficiales, la poca gente se bajó de una sola vez, por lo que algunos de los que rodeaban a mi Madre se separaron para disimularlo. Sin embargo, el tipo de la gabardina que la sometía, aún la amenazaba con su mirada y sus apretones por lo que ella no se atrevía a moverse de donde estaba.

- Agarramela mamacita.. siente lo dura que está.

Un hombre de edad que estaba a su lado despertó mirando para todos lados y al darse cuenta que se había pasado su bajada, pidió permiso y aun medio adormilado y sin saber que estaba sucediendo frente a sus narices mientras descansaba hizo que se separaran. El de la gabardina tuvo que hacer un paso atrás para cederle el paso y guardarse su cosa con disimulo, y apenas se separó, Mamá se reacomodó la falda y se dirigió hacia el último vagón donde se hallaba aquel renco pervertido.

En este último ya no había nadie de pie, pero si algunos bultos sentados y otros ya dormidos, este vagón la mayoría lo usaban como hotel ambulante y una que otra relación inusual que pudieras pescar puesto que siempre se hallaba en plena oscuridad y poca gente se atrevía a usarlo siendo de noche. Mamá sin saber dónde se encontraba el rengo se quedó de píe en medio del pasillo esperando alguna orden o reacción por parte de este que le dijera que seguía. Por mi parte yo me había quedado atrás en el otro vagón sin saber que hacer o como entrar sin que ella o el renco pudieran reconocerme. Observé que los tipos se habían quedado calientes, cuchicheaban lo bien que se lo habían pasado y que era una lástima que la bellísima rubia se les hubiera escapado, sin embargo el tipo de la gabardina y el más bajito no querían quedarse con el simple calentón, decidieron seguirla al último extremo, lo que aproveché detrás de ellos para colarme al oscuro vagón donde se encontraba atrapada mi Madre.

Una vez dentro, y escondiéndome en la oscuridad detrás de uno los asientos, de reojo pude ver como el rengo se acercaba a Mamá y se colocaba detrás como lo habían hecho aquellos. Inmediatamente apoyó su bulto en las nalgas y observé como la punteo con descaro. Instintivamente y sabiendo de que se trataba de él, además excitada por lo que le había pasado trató de atrapar aquel bulto con las nalgas, el sutil meneo de las caderas de mi Madre se volvió evidente.

- Calma putita, creo que ya hiciste varios amigos ¡Je je je..- dijo el renco a su oído.- Están viendo cómo te restriego el pico en el culo.. no tienes para que mostrarles cuanto te gusta ¡Je je je je.. ¿Acaso quieres que todos se enteren lo puta que eres?..

Esas palabras, esas sugestiones impladas en su cabeza; su excitación creció y apenas podía contener las ganas de arrodillarse y casi suplicar por una verga; pedir porque abusara de su cuerpo. Sin embargo debía mantener la compostura, aun podía mantener el control; el miedo invadió de nuevo su razón, pero no podía dejar de presionar con sus pompas el duro bulto de ese viejo desgraciado.

Mamá estaba en el cielo. Ni rechisto cuando noto que el viejo no solo la apuntalaba, sin siquiera vacilar introdujo su mano dentro de su blusa. Esos pechos, esos perfectos senos que lo habían obsesionado desde la primera vez que la vio ahora los magreaba cuando quería. Mamá no llevaba sujetador por lo que nada le impedía buscar los pezones por dentro de la tela. Apenas un segundo cuando notó sus pechos al aire en pleno pasillo, las manos de ese viejo desgraciado pudieron disfrutar de esos dos premios. Pero el renco quería más. Bajo sus manos e intentó alcanzar esa parte del cuerpo de mi Madre que ya estaba húmeda. El viejo sonrió al comprobar que las sugestiones estaban dando resultados.

- Veo que te has divertido.. ¿otra vez estás chorreando como una puta?

- ¡Aah.. S-señor Paulino, sácame de aquí.- le pedía con jadeos.

Casi no había acabado la frase y Mamá ya estaba arqueada con la cabeza apoyada en el hombro del viejo. Su falda acabó enseguida rodeando su cintura y sus bragas negras de satén por un lado de la vagina. Allí estaba Mamá en pleno metro de la ciudad. La blusa blanca hasta el ombligo y sus grandes pechos siendo magreados por ese viejo lisiado. La falda por la cintura y con las piernas ligeramente separadas para más fácil acceso. También podía notar el pesado jadeo de la vergüenza. Notaba que el viejo también estaba haciendo verdaderos esfuerzos. No estaba cómoda con lo eso pero aun así lo hacía. Y con una sorpresa adicional. Un precioso pubis blanco y depilado. Pese a la poca luz del vagón podía adivinar cierta sonrojes en su pubis, casi seguro que fue por los magreos de aquellos desgraciados.

- Pero si te estás divirtiendo, putita.- volvió a decirle el viejo.- si hasta jadeando estás.

Enseguida sus dedos empezaron a trabajar el bello pubis depilado. Apenas rozo los dedos los labios inferiores y la respiración cambió. Pasó de ser pesada a largos jadeos. El temblor de la excitación era aparente ya en Mamá. Aunque intentaba con todas sus fuerzas reprimir sus gemidos no tenía el control necesario y estos iban en aumento. El viejo paró de repente. Pude ver en el rostro de Mamá la cara de relajación al poder liberarse.

- Ten. chúpalos. Disfruta tu jugo de piruja..

Mamá no se lo podía creer. Los dedos del viejo estaban empapados en su néctar íntimo. Toda avergonzada los chupó, disfrutó en su boca el jugo de su intimidad.. y parecía que el renco no iba a parar.. y ella no quería defraudarlo. Cogió sus manos y las chupó, cada uno de sus dedos y hasta los que no se encontraban impregnados. Con fuerza se sujetó de una barra y cerró los ojos. El viejo empezó otra vez a juguetear con el interior de sus muslos. La respiración entrecortada de Mamá iba subiendo en aumento.

Después de juguetear un poco con esos labios, con dos dedos alrededor del clítoris empezó a hacer suaves giros. Se escuchó un ahogado gemido, apenas imperceptible pero que anunciaba el placer que sentía. Mamá abrió los ojos y lo miró desesperada. Solo para después volver a cerrarlos y ahogar otro gemido. Esos dedos seguían trabajando con sabiduría ese botoncito tan sensible.

De repente ambos dedos invadieron su vagina y Mamá tuvo que taparse la boca para ahogar un gemido más fuerte. Ahora a dos manos, dos dedos entraban y salían asegurándose de rozar esa parte sensible justo a la entrada de la vagina y otros dos jugueteaban haciendo círculos alrededor de su clítoris. Pese a que intentaba taparse la boca con su propia mano, los gemidos era apenas perceptibles pero si sospechosos para los más cercanos asientos. En los pocos momentos de lucidez que conseguía, Mamá imploraba con los ojos que parase pero enseguida otra oleada de placer la obnubilaba. Pronto empezaron a oírse gemidos cortos, rápidos.. los dedos aceleraron en su empeño.. seguía medio desnuda aunque ahora sus muslos tenían una gran mancha brillante a la altura de su entre pierna.. Mamá casi cae de rodillas si no fuese porque se mantenía sostenida del tubo disfrutando del momento.

- Me iré a sentar al final.. quiero que a cualquier hombre que se te acerque le digas que eres una mujer casada.- dijo el renco deteniéndose y con esa sonrisa perversa.- Deja que te restrieguen sus palos pero por ningún motivo vayas a dejar que te cojan.

Mamá no dijo nada, no entendía a lo que se refería.

- ¿Me escuchaste puta?- insistió.

Seguía sin entender y tratando de regular su respiración. Pero asintió con la cabeza.

- A ver, dilo..- pero no obtuvo respuesta.- Si no lo dices no podrás descansar, andarás toda acalorada y no estaré ahí para ayudarte. Ande Señora Tapia, ..dígame que la deje tranquila porque es una mujer casada.

¿Pero que era lo que pretendía ese perverso viejo?.. Mamá no sabía cuál era el fin de eso pero debía obedecerlo, la excitación seguía y la dominaba y el dominaba su excitación. Mamá necesitaba que saciaran su cuerpo, necesitaba de su tacto y de su voz, necesitaba ser usada como lo había hecho ayer..

Sin apartar su trasero de aquel bulto se volteó y con tono de súplica le dijo:

- Por favor Señor Paulino.. soy una mujer casada.

- ¡Je je je je..

El viejo desgraciado apoyo más el bulto siendo más evidente, sus manos se posaron en las caderas y solo la delgada tela de la falda y aquellos viejos pantalones impedía que la penetrara ahí mismo. Mamá sugestionada por sus palabras paró más la cola y se la restregó contra sus embestidas, haciendo que los tipos que la seguían se apretaran el bulto de ansiedad, la excitación que les provocaba ver esa exuberante rubia siendo magreada y punteada por ese viejo lisiado los ponía a mil y esperaban con ansias ser el próximo en turno.

De pronto el renco se calmó y apretándole con sus toscas manos le hizo recobrar la razón.

- Solo te bajas del metro cuando yo diga, ¿entendiste?.. Voy a estar allá atrás observándote, y recuerda lo que te dije.

El renco se apartó y se fue hasta el fondo del vagón con su caminar extraño. Mamá lo miraba con suplica alejarse, pero sus pensamientos fueron cortados de golpe, cuando sintió al primero, no tardó mucho. Era el mismo tipo, el más alto, el tipo de la gabardina nuevamente. Enseguida le presionó las caderas a la altura de la ingle, obligándola a parar más la cola y comenzó a restregarle también su bulto entre las nalgas, pudo sentir ese miembro duro y deseoso por penetrarla. Se lo apoyó descaradamente, en este vagón oscuro ya era un total degenere, no podía verle ni la cara con claridad, se estaba dando el lujo de puntearla a placer ante la mirada pasible de aquel pervertido rengo que la había obligado a venir. 

Enseguida Mamá volvió a contradecirse, al tiempo que le excitaba le asustaba esta nueva situación, pero no hizo nada para detenerlo. Mire al renco al fondo del pasillo, parecía molesto, en un momento de lucidez entendió todo, ahora todo era más claro para su cabeza. Mamá volteó su rostro lo más que pudo hacia el hombre que se  aprovechaba de ella.. y dijo:

- Por favor Señor.. s-soy una mujer casada.- respondió temblorosa y en susurro.

Pero ya ese sujeto no la escuchaba o no le importaron sus palabras, y menos que le dijera que era casada. Es más, sus suplicas incentivaron sus avances. Una de sus manos se deslizó bajo su camiseta blanca y atrapó uno de sus grandes senos. Mamá como primera reacción fue apretar la mano con su brazo, para así contener ligeramente los bravos magreos que sufría su pecho. Sin embargo, un vagabundo que había despertado quizás por el embriagante perfume que desprendía mi Madre, se levantó sacando la cabeza de su vieja chamarra que lo tapaba y frente a ella se daban clara cuenta de los abusos de que era víctima.

Mamá cerró los ojos para evitar la vergüenza, los cerró para sentir como aquel bulto duro buscaba desesperada la entrada a su cuerpo. No pudo evitar parar más el trasero, no pudo evitar entregarse a sus avances, obediente y sumisa. Los envistes del sujeto se volvieron violentos a la vez que el vagabundo sentado ya frente a ella encontró el valor de acariciar su pierna. La frenética punteada acompañada de los fuertes apretones a sus pecho cesaron violentamente. Aquel tipo se apartó; supe que se estaba abriendo de nueva cuenta el pantalón, me lo imagine y pues estaba haciendo lo mismo que quiso hacerle en el otro vagón. Don Paulino estaba complacido y excitado, su mirada lo delataba desde el otro extremo del vagón. No paso ni medio minuto y otro tipo, esta vez el pequeño y más lujurioso se apegó a las caderas de mi Mamy y la empezó a puntear de su lado.

- P-por favor Señor.. s-soy una mujer casada.- volvió a repetir.

Lo que no imaginaba Mamá era que a los pervertidos eso les encantaba, no había duda. Disfrutaban de su voz suplicante y de su cuerpo sumiso. Esta vez las dos manos del chaparrito se escabulleron bajo su falda por detrás, este no lo pudo creer, jamás había palpado algo tan hermoso. Mamá cerró los ojos y volvió a dejarse hacer por este otro extraño; sabía que ya varios tipos que a su alrededor la observaban y esperaban con ansias el turno; eso era lo que precisamente quería ese desgraciado renco cuando se le acercó y la punteo descaradamente, solo fue para mostrarles a esos hombres lo sumisa que podía ser ante el avance de quien quisiera aprovecharse de ella.

La mano de aquel vagabundo degenerado también había tomado confianza, las caricias sobre la parte interior de su muslo se deslizaron en un suave y violento vaivén hasta que desapareció bajo su faldita. El tipo de baja estatura apenas alcanzaba a rosarle su bulto en la parte baja de las nalgas, cuando el de la gabardina lo sujetó del brazo y lo hizo a un lado. Nuevamente se pegó a su cuerpo, para hacerle sentir su palpitante bulto.

- Por favor Señores.. s-soy una mujer casada.

Este, aprovechándose de que se encontraba totalmente entregada empezó a subir su mano por el muslo levantándole la minifalda por detrás. Ahora con descaro miraba sus nalgas y su minúscula ropa interior.


Luego de manosearle bien sus partes más carnosas, agarró su blusita y lentamente fue tirando hacía arriba para dejarle ambos pechos fuera, metió sus manos por debajo de los brazos de mi Mamy y le agarró cada uno. Se notaba la excitación del sujeto ya que por la posición y de cómo la presionaba con su cuerpo parecía que ya se la estuviera cogiendo en pleno pasillo. Mientras el pervertido renco desde el final de este, oculto entre la oscuridad, podía ver con claridad a mi Madre en medio de ese tumulto y como los efectos de sus malévolas sugestiones se iban apoderando de ella. Pronto la situación del momento y las palabras inducidas empezaron a nublar su mente y se limitó a cerrar los ojos concentrada en cada tacto, en cada empellón y en aquella mano sucia que se adentraba en su dulce intimidad.

- ¿A esto has venido verdad puta?, te gusta que todos te toquen, que los machos te violen.- le susurraba el tipo más alto en el oído.

- Si, a las putas como ella les gusta que las violen.- le decía el más pequeño.

Y enseguida vi como los movimientos de cadera que hacía mi Mamy se volvían cada vez más sensuales. Sus labios carnosos se contraían y apretaban su rostro, dando a su cara una expresión extraña, la cual se veía incrementada por la rigidez de sus facciones, algo deformadas por la lucha en su cabeza de conciencia. Mamá llevaba simplemente aquella playera blanca de manga larga sin sujetador, lo cual fue más sencillo para aquel apoderarse de sus pechos que por su excitación se hacía evidente ver el tamaño de sus dos pezones erectos entre los dedos del sujeto.

- Me tienes muy caliente mamacita.- le dijo al oído con voz entrecortada, mientras tomaba su mano y se la ponía sobre su miembro.- Apriétalo para que te des cuenta de lo duro que ya me lo tienes.

Mamá volteó a ver al rengo y lo vio con los ojos fijos en ella y le pareció comprender una orden en su mirada. Entonces supo lo que tenía que hacer y movió su cuerpo hacia atrás buscando de nuevo el roce contra sus nalgas, mientras alargaba su propia mano sin ningún disimulo para comprobar el grado de excitación en que estaba el paquete de aquel extraño. Toda la operación se produjo ante la atenta mirada del lisiado, lo cual me inquietó enormemente al pensar hasta donde todo esto llegaría.

Una sugestionada Mónica Tapia, recordó cómo tan solo con ver los ojos al renco, había sabido en una fracción de segundo todo lo que debía hacer para agradarle. Entonces supo que, desde un principio, en el fondo de su alma conocía todas las respuestas que estaba buscando. Él único motivo que la había impulsado a cometer todas estas acciones impuras era porque sabía que, tanto si podía verla como sí no, aquello agradaba a su amo, por eso ahora quería colaborar con esos extraños, por eso debía mantenerse cachonda y dejarse tocar continuamente. Ese inmundo lisiado la prefería así. Y al constatar éste dato sus indagaciones cesaron en seco y su miedo desapareció.


Al darse cuenta que pronto cooperaba, el tipo de la gabardina metió su mano por entre sus nalgas hasta llegar a la entre pierna y presionó con fuerza. A lo que Mamá reaccionó arqueando su cuerpo y separando más las piernas, dándole espacio a los demás para que se deleitaran de su cuerpo.

- ¿¡Que pasa puta, ya te gustó lo que te estamos haciendo!?- murmuro el tipo con rabia en su oído.-¿Acaso te excitó más lo que te hizo aquel viejo mugroso?

Sin dejar de ver para nada a los ojos del rengo, Mamá empezó a apretar el duro miembro del aquel extraño, a lo cual respondió con gemidos entrecortados:

- ¡Aaaah, así puta, apriétamelo.. aaaaah, se te nota en la cara lo caliente que estas.- susurraba el extraño mientras agarraba uno de sus pechos y se las apretaba con rabia.

Al oír esto Mamá se dio cuenta como excitaba al renco con su sumisión, pues pudo comprobar que el pervertido simplemente no solo la observaba sino que había empezado a frotarse la verga mientras la miraba. Él sabía que estaba abusando de esa hermosa mujer; de esas que siempre lo despreciaron en la calle; de esas que nunca soñó tener y que ahora tenía a su disposición. Mamá por su parte no podía dejar de pensar en esas cosas y excitarse aún más. Su excitación llego a tal punto, que no pudo aguantar la idea de sacar aquel miembro de los pantalones, por lo que empezó a bajar su cremallera, a lo que él respondió apretando y masajeando fuertemente sus pechos.

- ¿Me quieres agarrar el garrote, no es cierto?, ..pues adelante sácalo y disfrútalo para ti solita piruja.- digo sobreexcitado.

Sin dejar de observar hacía el final del pasillo, Mamá sacó aquel aparato del pantalón y pudo sentir el capullo húmedo de su gran miembro, duro y palpitante. Lo tomó con su mano y lo apretó con fuerza como si quisiera devolverle el dolor que él producía en sus senos, víctimas de sus violentos apretones. De pronto el tipo soltó sus pechos para guiar su mano.

- ¡Pélamela puta, muévelo, arriba y abajo, ..eso es, apriétalo, demuéstrame cuanto te gusta, zorra.- jadeaba el tipo en su oído mientras ella intentaba pajearlo como creía agradarle.

Pronto sintió los dedos de aquel vagabundo apartar su delicada ropa interior y bañarse en los jugos de su conchita. Mamá bajó la mirada y se encontró con su sonrisa malévola y con falta de algunos dientes. Observó detenidamente los cambios en su horrendo rostro cuando empezó a juguetear con su sensible clítoris. La sensación de ser manoseada a placer por aquellos extraños, a vista y paciencia de aquel viejo que la dominaba la tenían al borde de la locura, apenas podía aguantar los gemidos de placer. La respuesta a los estímulos por esos extraños eran innatas, ya no le importaba tener que inclinarse un poco para que sus nalgas fueran atrapadas por todas esas manos.

- ¡Te la quiero meter toda puta.. deja que te la sambuta aquí delante de todos.- le susurraba el tipo gozando de las caricias tibias de la mano de mi Madre.

- ¡Por favor no Señor.. s-soy una mujer casada. ¡Aah..- le decía.

Su sonrisa se acentuó y lentamente se fue agachando para quedar justo a la altura de la cintura, empezó a meter sus manos por dentro de la falda, hasta verlos aparecer de nuevo con las prendas íntimas de mi Madre entre los dedos. Ella no pudo evitar morderse el labio inferior para contener el gemido, el tipo de la gabardina se deleitaba con los comentarios sumisos que ella hacía a pesar de ya no poderse contener, su cuerpo no tenía fuerzas para resistirse. En cuanto se vio liberada de la única prenda que la salvo guardaba de la pronta violación, sintió rápidamente otras inquietas manos que se metieron bajo su falda; alguien manoseaba y apretaba sus nalgas a placer. Desvió la atención del tipo de la gabardina que observaba y olía sus pantaletas, vi al otro de corta estatura completamente extasiado magreandole las nalgas, ¿pero qué podía hacer? era su turno de usarla por un rato.

A dos manos apretaban con fuerza y desespero sus dos carnosas nalgas, mientras por el frente dos dedos de aquel feo vagabundo jugaban dentro de su rajita, mientras su pulgar rozaba hábilmente su clítoris. No podía creer esto, múltiples manos estaban ultrajando a mi Mamita mientras ella se encontraba al borde del orgasmo. Pensé en la calentura de ese miserable vagabundo al estar jugando con la entrepierna de una mujer como ella, rubia, alta, preciosa y de un porte que en su vida jamás soñó poder estar siquiera cerca. Mamá cerraba los ojos, se mordía los labios y giraba su cabeza para todos lados, la excitación que invadía su cuerpo le costaba demasiado disimular, cerró las piernas atrapando aquella sucia mano de aquel mugroso vagabundo quien siguió revolviendo con violencia sus dedos en su chochito.

Por si fuera poco, el de poca estatura se las había ingeniado para abrir sus nalgas y presionó con uno de sus dedos su agujerito posterior. El placer en esa zona no hizo más que acrecentar su excitación.. “¡Como disfruta esta perra!..”- dijo uno de ellos. Las caderas de Mamá se movía sensualmente para el gusto de los tipos que observaban el espectáculo; cuando volví a mirar hacia los lados había dos hombres más mirando y esperando turno. Estaba convertida en una puta y eso los estaba calentando más; es más, si alguien quería que se la chupara, solo tendría que pedirlo.

Un hombre muy moreno y de mal ver se acercó y empujó al tipo de estatura baja; sin embargo este mantuvo su posición y lo encaro.

- ¡Espera tu turno idiota!- reclamó el tipo a pesar de que el otro le sacaba mucha altura.

El otro tipo lo empujó nuevamente apoderándose del espacio justo detrás de Mamá para darle un buen agarrón de cola y un duro empellón con su paquete. Se disponía a abrazarla cuando el tipo enano volvió a intervenir, pero esta vez se detuvo en seco al observar que el otro había sacado una navaja y le amenazaba con usarla si no lo dejaba. Me quede helado, las cosas empezaban a ponerse peligrosas. Mamá estaba demasiado excitada y la misma calentura no le permitía ver el riesgo que estaba corriendo.

El vagabundo y el moreno empezaron a meter la mano en su entrepierna de manera alternada, Mamá casi se cae, si no es porque los mismos hombres la detenían al tenerla prácticamente aplastada, como si fuera el relleno de un sándwich. Ante este nuevo ataque, ella sufrió un escalofrío que la recorrió por completo, ya llevaba así cerca de 5 min estimulándola. Como acto natural ella empezó a moverse al compás de sus agresores, su mente no podía evitar que su cuerpo entero empezará a sudar, a ponérsele la piel como chinita, a que empezará a temblar sin control alguno y lo peor, a moverse al ritmo de la fenomenal metida de mano y sobajeo a sus nalgas, piernas, senos, entrepierna de los dos hombres en turno, y que al de frente ni siquiera se atrevía a mirar hacia abajo.

- ¡Hazte a un lado me la voy a enfilar,- mensaje que fue captado de inmediato por el vagabundo.

La sujetó violentamente del brazo y la agarró por la nuca para forzarla a curvarse sobre los asientos, hasta que apoyó casi la frente en ellos. Sus pechos los tenía completamente por fuera del blusa. Le subió el canto de la falda hacia la espalda. Aparecieron desnudas sus blancas y duras nalgas, con su conejito rosado apretujado por la incómoda posición. Le abrió las nalgas supervisándole el ano y el chochito húmedo. Le soltó un fuerte escupitajo que escurrió sendero abajo entre medio de sus nalgas, y comenzó a azotarla.

- ¡Perra.. ¡Eres mía, jodida perra..- Mamá encogía las nalgas cada vez que recibía un azote.

Podía ver el temblor que sufría la carne de sus nalgas con las severas palmadas. Su piel era tan blanca que resaltaba de la oscuridad.

- ¡Jodida perra, qué buenas estás.

El tipo le sujetaba el vestido en la espalda para mantenérselo levantado y se curvó para besarle el culo, hundiendo sus asquerosos labios por las nalgas. Yo tenía los nervios a flor de piel, un temor que me debilitaba las piernas por cómo la trataba. Esos hombres trataban a mi Madre peor que una puta. Le soltó tres azotes más hasta dejarle ambas nalgas enrojecidas. Ella sólo emitía débiles quejidos, con la cara y las manitas apoyadas en la superficie del asiento. El tipo moreno se irguió y se la empezó a machacar. Mamá se mantenía inmóvil con la falda subida y sin nada que la protegiera.

- ¡Mueve el culo, perra..- le ordenó furioso.

Mi Mamá empezó a menear el trasero en círculos. El tipo la miraba embelesado, dándose cada vez más fuerte.

- ¡Así, perra, muévelo para mí.. ¡Ohhh.. Oohh..

Mamá ya no pensaba, ya se meneaba al ritmo que le dictaban esos hombres, sentía a plenitud como le punzaba su cosita y en un acto que la sorprendió, fue empujada hacia delante para quedar sosteniéndose únicamente con las manos, empinada y con la falda levantada ante este nuevo desconocido, que sin perder tiempo se agachó tras ella para comenzar a devorarle todas las nalgas y su rajita.

- P-por favor Señor.. s-soy una mujer casada.- susurraba llevada por los deseos.

- Sí que lo eres, una mujercita casada buscando vergas fuera de casa.- le respondía uno.

El sujeto podía sentir lo mojado de su entrepierna y como se le hacía agua la boca, mojando sus carnosos labios. Mamá estuvo cerca de dos minutos cabeceando, disfrutando de los toqueteos de aquellos horribles seres y la desquiciante mamada que le estaban dando, cuando el vagabundo con su mano izquierda agarró su pelo teniendo así total control sobre los movimientos de su cabeza, y con su mano derecha se sacó su asqueroso y pestilente miembro y puso su húmedo capullo en los labios.

- ¡Chúpala.. chúpame la verga puta..- le soltó el vagabundo.

No lo podía creer, busqué la reacción del renco para ver que hacía, rogando que se levantara e impidiera eso que estaba a punto de suceder, pero simplemente se mantenía sentado y viendo, además que se estaba pajeando el muy pervertido.

- ¡Hey, hey cabrón..- al darse cuenta de que le estaban ganando el mandado el moreno se volvía a incorporar, sujetándola por la cintura para que no se moviera mientras se enfrentaba al vagabundo.- ¡Hazte para allá asqueroso, ni se te ocurra hacerle nada.. esta puta es mía.- le decía al vagabundo.

Por un momento creí que la violarían entre todos ya que los tipos se miraban muy ansioso, afortunadamente parecían no querer enfrentar al moreno, simplemente la veían, como esperando la invitación. Enseguida, Mamá sintió sus violentas caricias nuevamente en las nalgas; lo que, junto al dolor, le provocaba una gran excitación. De pronto sintió unos dedos presionar su orificio trasero, a lo que respondió levantando el rostro con gestos de pungido y de sorpresa. Ese dedo rompió violentamente la resistencia que su orificio anal había ofrecido, poco a poco empezó a meter y sacar el grueso dedo de su recto.

- Que ricas estás puta.. se te va todo, hasta el nudillo.- le decía desquiciado.

Yo temblaba, no sé si de miedo o de excitación, veía a Mamá que ya no podía aguantar la excitación y seguían aquellas embestidas del dedo en su fundillo con un meneo de caderas incontrolable. Me di cuenta que la sensación de placer en su interior crecía a una velocidad atemorizante; recordaba que aquel pervertido la estaba convirtiendo en una mujerzuela y que era un viejo asqueroso que podía ser mi abuelo, y que ella era una mujer muy deseable por todos, el sueño de cualquier degenerado como estos y además se estaba haciendo incontrolable y empezaba a disfrutar lo que le hacían.

Su cuerpo se llenaba de placer y no podía controlar el deseo de seguir moviendo las caderas a pesar de que aquel dedo entrara con rudeza en lo más profundo de su recto. De pronto algo explotó en su rostro; algo que la sorprendió pero ya fue demasiado tarde, sintió que algunas gotas de un fluido caliente y viscoso se estrellaban en sus mejillas y los brazos. El vagabundo calló rendido en su asiento totalmente extasiado, el inmundo se había hecho una paja cerca de su cara al ver que el tipo le había impedido tocarla.

- ¡Uff.. Si te hubiera agarrado sola, te lo habría metido por todos lados.- le soltó el vagabundo sonriendo, mostrándole su amarillenta e incompleta dentadura.- Sin duda eres la puta más buena que he mirado.- susurro cansado.

Mamá de inmediato sintió que su ano era abandonado por ese dedo y algo más grueso y caliente la presionaba ahora. Enseguida reaccionó y así flexionada hacía delante se detuvo casi de puntitas evitando que esa cosa la fuese atravesar, el tipo moreno la tenía prácticamente abrazada por las nalgas con lo cual sería difícil escapar. Mamá sintió como el miembro palpitaba haciéndose como más duro y más grande, claro que lo sintió queriendo ingresar en su tierno esfínter. La pobre ya no hallaba que hacer, recordaba las ordenes de aquel viejo cuando le decía que por nada se fuera a dejar violar. Los movimientos de restregarle ese miembro en las nalgas y la manera en que la tenía sujeta hacía que parara más la cola apoyándose simplemente con las manos para evitar que ese desgraciado la fuera encular..

- ¡No Señor, no me viole.. soy una mujer casada. ¡Yo.. se la puedo chupar..- le suplicó, descubriendo detrás de ella un rostro de rasgos claramente indígenas con arrugas notorias en la frente pero con unos ojos de enfermedad sexual que nunca había visto en su vida, al tiempo que sentía en su parte trasera como ese pene le presionaba haciendo que su orificio anal palpitará de temor.

El tipo la soltó de la cintura y le dijo:

- Muy tentadora oferta putita..- dijo sonriendo y mirando a los demás.- Veremos como lo haces. Pero si no nos gusta te enculo y sin saliva. Arrímate acá, quiero ver esa linda carita chupando palos.

Sujetando su cabeza la empujó hacia el suelo haciéndola arrodillar mientras el tipo de la gabardina y también el enano se acercaban a su lado y formaban un círculo cerrado a su alrededor con sus bultos duros apuntándole.

- ¿Qué verga prefieres?- dijo el de la gabardina que se había mantenido todo este tiempo pajeándose y viendo, oliendo las bragas de mi Madre.

- Le va a dar igual,- le respondió el otro.- Vas a chupar las tres ¡Ja ja ja.. si lo haces bien será todo por hoy. Pero ponte tonta y te la vamos a meter los tres en el culo.- dijo el tipo.

Se decidió por el que más miedo le causaba, el moreno. Puso sus dos manos sobre sus piernas y se acercó a su verga, también era algo grande, más o menos como el que tenía el de la gabardina, pero bastante gruesa, estaba surcada de oscuras venas. Se quedó mirando aquella verga sin decidirse como empezar, pero pronto pensó en las palabras y en lo que podía sentir si esas cosas la violaban por el renco, después de lo que ya había sufrido en el pasado así que sin pensar más agarró aquella verga oscura y se la llevó a la boca. Puso la lengua sobre el glande y notó como la verga se hinchaba y se ponía aún más dura.

- ¡Ooh.. sí que sabe chupar la mujer casada, ¿Quién te enseño, no creemos que haya sido tu Maridito? ¡Ja ja ja ja..- se burlaba.

Pronto me vi en otra situación que no imaginaba, estar viendo a mi linda Madre de rodillas, rodeada de esos 3 extraños, en pleno metro bus de la ciudad, recorriendo con su tibia lengua la parte de abajo del glande de un desconocido deteniéndose en el frenillo. Su experiencia como chupadora ahora estaba dando frutos, los tipos se acercaban para tocarle los senos. Ella trataba de agradarle lo más posible para hacer que aquello terminase de una vez. El tipo quería más y la agarró por la nuca de forma desesperada haciéndole engullir un buen trozo de verga. Mamá tuvo que abrir bastante la boca y soportar las arcadas que le provocaba porque aunque no era tan larga como otras si era algo gruesa.

- ¡Eso es perra, chupa, trágate mi verga cabrona, ..que para esto has venido.

- Yo también quiero probar esa boca.

El que había hablado era el más pequeño, y el que se notaba más ansioso desde el principio. Agarrándola del pelo, el moreno se la sacó de la boca y le empujó la cabeza contra la verga del otro, esta verga al ser más pequeña entró en la boca de mi Mamy sin contemplaciones, metiéndole unas tres cuartas partes de carne.


- ¡Ahora si puta, te voy a joder la puta boca.- le decía el enano.- ¡Ahora verás quien es el pokemon.

- ¡Trae esa boca aquí, que me toca a mí.- dijo el de la gabardina.

Apenas pudo ver la verga de este último, el mismo la agarró por la nuca para empujar, haciéndole tragar su verga pero para sorpresa de ella misma esta vez le entró entera.. ¡El vello púbico los tenía pegados a la nariz y le costaba respirar con aquella verga enterrada en la garganta.

- ¡Eso es, así es.. te las ha tragado enterita putita.- celebró el moreno.- ¡Jodetela, jodele la boca a esta cerda que se ha comido entera tu verga.- dijeron el moreno y el más enano al que tenía su verga en la garganta.

Y este no se hizo de rogar, la sujetó de la cabeza con ambas manos y comenzó a moverse violentamente. No dejaba que su verga saliera del todo pero apuraba casi hasta el final de la misma. Mi pobre Mamita estaba siendo utilizada como un simple objeto para acabar. El tipo más alto la metía tan profundamente y con tanta fuerza que la pobre naricita de Mamá chocaba contra su pelvis pero al no ser tan gruesa no le provocaba tantas arcadas como cuando el pervertido renco la había obligado a tragarse su verga.

Por fin la sacó dejándola respirar de nuevo, con la boca chorreando saliva. Pude ver los gestos de Mamá al tomar bocanadas de aire y, la gruesa y espesa capa de babas colgándole del pene.

- ¡Aargh.. ¡Aah

-  ¿Seguro que no te lo pasas tan bien con tu Maridito, verdad perra?.- le decía el de la gabardina volviéndole a joder la boca.

- No nos descuides cariñito, o tu culito pagara el precio.- le dijo el moreno.

Mientras el más alto le jodía la boca como queriéndole destruir la garganta. Mamá se esforzaba por sujetar las vergas del moreno y el enano, y comenzar a pajearlas con fuerza.

- ¡Muy bien puta, ..eso está mucho mejor, ¿ves como si puedes con todo? Apuesto que a tu Marido le encantaría verte chupando una verga y meneando otras dos.

- ¡Ooh.. ¡Me voy a correr en tu puta boca.- le dijo el que le jodía la boca.

- De eso nada, esa boquita es mía, ..puedes hacerlo en su cara.- dijo el moreno.

- Ufff.. como digas, yo estoy a punto.

- ¡Puta madre, yo también. ufff..- dijo el más bajo.

- ¡Esperarme, esperarme..- dijo el de la gabardina soltando la mano de Mamá de su verga y pajeándose el mismo con furia.

Los dos desgraciados cerraron el círculo, se pajeaba con fuerza y rapidez frente a la cara de mi Madre. La pobre sabía que no podía escapar de ahí, así que se limitó a cerrar simplemente los ojos, la boca y esperar. Uno de ellos, el más pequeño, se puso delante de Mamá, frente a mi visión, con las piernas a ambos lado de su cabeza. Se empezó a masturbar sobre su frente, paciente en comparación del otro, o eso creía.. cuando ella echó la cabeza hacia atrás el tipo la condujo a lamerle sus güevos, dejando su verga fuera del alcance de su cara.

Él bajó un poco más sus piernas y adelantó su cuerpo dejando que la boca de Mamá resbalara desde los testículos a su abertura anal. Sorprendentemente ella se dejó, siguió, afanándose en dejar su hermosa carita en la raja, justo en el ojete, provocando que el hombre, se deshiciera de gusto. Hasta que ya no pudo soportar, con una eyaculación muy viscosa que fue brotando de la punta de su verga y deslizándose por toda ella escurriéndose a los güevos, hasta alcanzar e inundar la raja en la que el rostro de Mamá seguía sumergido, esmerándose en soportar.

Mis ojos impactados, fueron siguiendo el recorrido de ese reguero de semen y el rostro de mi Madre en ese pequeño lago de leche en que se había convertido raja de ese individuo. Cuando el enano se retiró, Mamá estaba toda embadurnada de la boca, justo cuando el de la gabardina le agarraba la cabeza con una mano mientras que con la otra se pajeaba justo frente a su cara, en clara actitud de impedirle que se moviera mientras él se estuviera viniendo. Y por fin, lo que tanto deseaba, sucedió. El más alto de todos soltó uno tras otro, unos fuertes y abundantes chorros de lefa que impactaron en el rostro de mi Mamy cubriéndolo en su casi totalidad. Pude contar cerca de 5 o 6 chorretones de lefa que lograron dar en el blanco. Todos bajo la atenta mirada divertida del moreno.

- ¡Vaya. Creo que esta zorra amanecerá con el cutis de una niña ¡Ja ja ja..- se reía el más bajito.

Tapada por el semen Mamá apenas podía abrir los ojos, mientras el último hacía esfuerzos sobrehumanos para no venirse, viendo la leche resbalar por sus mejillas.

- Me las llevaría pero.. ¡toma para que te limpies.- dijo el de la gabardina lanzándole las bragas que anteriormente se las había quitado y había estado olfateando como un perro mientras se la pelaba.

El moreno se acercó por detrás y mientras se sostenía la verga con la mano, con la otra la sujetó del brazo y la hizo levantarse.

- Creo que estás demasiado bonita y rica para hacerme una simple paja. ¡Lo siento puta, te voy a encular..

- ¡No no.. usted..

Otro hombre apareció entre los asientos y que no había visto o notado su figura. El vagón se acercaba a una zona iluminada lo que me permitió ver su físico. Tendría unos cuarenta y tantos años o más, era alto y robusto, con la cabeza cubierta con una gorra y un grueso bigote, con tatuajes, parecía un troquero, o chofer de maquinaria pesada, con una camisa a cuadros desabrochada hasta la mitad, mostrando los pelos del pecho, y unos jeans ya desgastados, con botas de trabajo negras. Tenía toda la pinta de ser un busca pleitos de bar. Se detuvo al llegar al moreno.

- Déjame pasar.- le dijo en tono despectivo.

El moreno simplemente se le quedó observando y se puso de lado para darle paso. Emanaba una mezcla de olor a sudor y alcohol. Sujetó a Mamá del brazo e intentó llevársela. Los otros dos tipos que se ya había saciado sus ganas con ella tomaron ese momento para salir del vagón ya satisfechos. Sólo quedaba el moreno y algunos otros viejos feos que dormían ahí y se habían asomado por el tumulto.

- ¡Oye amigo, esa puta es mía, y aún no he acabado.- le enfrentó volviendo a sacar la navaja.

Mamá que vio eso como una escapatoria, le miró de reojo. Vio su piel blanca y los pelos del pecho que le salían por la camisa, unos pelos negros y densos, muy rizados. También percibió su apestosa fragancia masculina.

- Ya te divertiste.. ¿o tienes algo que decir.- le encaró el tipo al moreno, enseñándole que cargaba una pistola en el cintillo de su pantalón.

Un apretón en el brazo la hizo reaccionar. Era el renco que por fin se había decidido actuar, que se había dedicado a disfrutar simplemente del espectáculo el muy desgraciado, le hacía señas para que se fuera con él. No sé si fueron los nervios o por como la situación se había salido de control, lo que si tenía entendido era que Mamá aún seguía inducida. Dentro de ella le daba por obedecer al viejo, así que de inmediato se abrieron paso a la puerta de atrás, y aprovechando que el moreno y el tipo robusto simplemente se encaraban con la mirada, Mamá logró llegar hasta la última fila de asientos con el rengo, para cuando el bus se detuviera rápidamente pudieran escapar.

- ¡Tuviste suerte sorra.. la próxima ves que te vea, no voy a ser tan complaciente.- le gritó a Mamá el tipo moreno.

Desgraciadamente para ellos la última puerta quizás tenía un problema, pues cuando el metro bus se detuvo la puerta se mantuvo cerrada y la única escapatoria era volver a recorrer el pasillo y enfrentarse al robusto y al moreno que se miraban enfrascados.


Se mantuvieron pendientes el uno del otro, hasta que el moreno decidió no arriesgar y salir del vagón con un fuerte dolor de güevos, el tipo robusto se mantuvo parado en el pasillo viéndolo alejar, hasta que cinco minutos más tarde, ante una sintonía inagotable de los sonidos procedentes del vagón cuando iniciaba su marcha. El tipo se caminó a donde se encontraba Mamá y el renco, el viejo no sabía que hacer, las cosas se le habían salido prácticamente de control.. las altas horas de la noche, la oscuridad del vagón, atrapados al final con tipo robusto, mal encarado y armado, creo que ahora se estaba arrepintiendo de sus perversiones, pero sin lugar a dudas la que más peligro corría era mi Madre.

Vi que se sentaba aun lado de ella y le daba una palmadita en el muslo un poco arriba en la rodilla.

- ¿Cómo te lo pasaste eh?

- G-gracias.- sonrió-. Si no fuera por usted, yo..

- ¿Te gustó chupárselas a todos y comportarte como una cerda verdad?- le preguntó sin inmutarse.

Mamá se mordió el labio antes de contestar, mirándole seriamente.. era obvio que con la sugestión la excitación le rebosaba por sus ojos. Yo estaba alerta, mirándoles desde los primeros asientos, escuchando con el audio del dige de mi Madre. El tipo sin pudor le acariciaba el muslo con la palma de la mano derecha, subiéndola y bajándola por su pierna.

- N-no sé, nunca había estado en una situación así..- respondió volteando a ver al renco.

- ¿Y el viejo ese, viene contigo?- Mamá volteó para verle.- ¡Apártate viejo, déjanos solos.

El tipo la tomó y la acarició bajo la barbilla.

- ¿Por qué no te haces más para acá?

- No sé, Señor.. yo..

- Venga, bonita, estamos entre amigos, ¿no? Te salve de esos tipos.

- Sí. Bueno.

Mamá se levantó, se separó un poco del renco y se sentaron hasta el otro extremo de los asientos y ella a su lado. Se acomodó un poco la falda para sentarse y cruzó las piernas enseñando los muslos, con el vuelo de su minifalda casi al filo de sus glúteos. El tipo dejó a su lado lo que parecía ser su chamarra y se volteó ligeramente hacía ella. Si alguien reconociera a mi Madre, en el metro de la ciudad al filo de la media noche, vestida casi como una prostituta y con casi dos desconocidos al final de un vagón oscuro.

- Estas muy bonita.- le dijo lanzándole el aliento alcohol al rostro.- ¿Eres extranjera?..

- No.. Qué vergüenza Señor..- sonrió volteando de reojo a ver al rengo.

El tipo se desabrochó el cinturón. Mamá escuchó la bajada de la bragueta y pocos instantes después le entraron por el olfato el olor a pene. El infeliz rengo no podía salvarla, se notaba el miedo que le causaba ese sujeto, veía como ese desconocido se estaba sacando la verga al lado de la mujer que ya creía de él. El tipo resultaba repelente en todos los sentidos, por su físico atemorizante, su apestoso olor y su rostro amargado, pero Mamá seguía sugestionada y caliente además de que estuviera masturbándose a su lado, eso sin agregar que se sentía en deuda con ese hombre. Le oía respirar con cierta fatiga. Le miró de nuevo disimuladamente, pero el tipo volvió la cabeza hacia ella.

- ¿Qué miras, puta?- preguntó de mal tono, dejándose su cosa por fuera del pantalón.- Me ha puesto muy caliente ver cómo se las chupabas a esos tipos.

- N-nada, perdone.

- ¿Quieres tocármela?..

- D-discúlpeme, no quería molestarle.. usted fue muy amable, yo.. gracias.

El tipo alzó el brazo izquierdo y rudamente, le puso la mano en la nuca, por encima del cabello, bajándole un poco la cabeza hacia sus piernas.

- ¿Quieres verla, puta? ¿Quieres verme la puta verga? Ok..- le mantuvo la cabeza apretándole la nuca con fuerza por encima del cabello, manteniéndole todo el cuerpo ligeramente curvado hacia él. Mamá entre las luces que pasaban pudo ver su inmenso tripón, no tan grueso, pero de largo por arriba de los 20, con un tronco muy venoso, mucho vello y unos güevos gordos y flácidos.- ¿Te gusta, eh?

- S-señor.. No quería molestarle, yo..

La soltó y Mamá volvió a erguirse, buscando en la penumbra los ojos del rengo, quien observaba impasible la escena algunos asientos más de distancia. El tipo continuó acariciándosela muy despacio, esta vez examinando su cuerpo gracias a las luces que de pronto venían.

- ¡Estás bien buena, hija puta.. y bien vestida.

- G-gracias.

- ¿Qué haces aquí?.. ¿eres prostituta?

- No, no, no sé.. la verdad es que yo.. no sé qué hago aquí.

- ¿Y tu Marido?

- He venido sola.- le respondió al ver que el renco no actuaba.

- Le pones los cuernos como una buena piruja, ¿no?

- Soy una mujer casada.- le miró, pude ver su mirada vidriosa desde mi distancia.

- ¿Tienes un Marido maricón?

Vi cómo Mamá tragaba saliva fruto de los nervios. El tipo le tomó la mano izquierda, una manita de dedos huesudos y finos, con las uñas pintadas de rosa, y la guió hasta plantarla encima de su cosa. Se miraban a los ojos. Increíblemente empezó a acariciarle, muy suavemente, deslizando la palma por todo el tronco, siguiendo los contornos de la verga.

- ¡Así, muy bien, puta, ¿te gusta?..- le soltó el tipo a mi Madre-. ¿Eh? Estás cachonda y seguro que tu Marido ni te toca. Anda, bonita, tócame.

- ¡Ya está.. Solo eso Señor..- susurró ella quitando rápidamente la mano.

- ¿Que pasa, puta?.. si por mí no fuera ya te estuvieran sacando la cagada ahí entre todos. ¡Mira como estoy.

Señaló sujetándose y moviendo la tripa, pegándose con ella en la barriga.

- ¿Porque no me la agarras con tu mano y te muestras cariñosa?.. me la debes bonita.

Parecía lo justo no. ¡No claro que no, era mi Madre.. Seguía indecisa, prácticamente le estaba proponiendo un extraño individuo que se la jalara. Ahora si como si fuera una reverenda puta. Nomás faltaba que le pidiera su tarifa y le regateara. Pero también sabía que se encontraba bajo el yugo de un trance y no sabía muy bien cómo funcionaba eso. Si debía seguir en su papel de prostituta o no. Ante la duda permaneció como estaba.

- Te vas a comportar como una puta y me las vas acariciar, ¿verdad?..- le preguntó el tipo acercándose a su oído.

- Sí..- contestó Mamá con una sonrisa temblorosa, alternando la mirada hacia un lado, hacía el viejo Paulino.

Se irguió y se ladeó hacia él. Extendió el brazo izquierdo y lo pasó hasta el otro lado para sujetarse, con la derecha le levantó la verga y se la empezó a machacar. 

- Despacito.. despacito…- disminuyó la marcha-. Así.. Así puta.. despacio..

Mamá empezó a masajear arriba y abajo aquel miembro. Jamás lo había hecho por agradecimiento y sufría de otras emociones. Se atrevió a levantar la mano izquierda y la plantó bajo su vientre, acariciándole todo el vello denso que rodeaba su enorme vergón. El tipo se reclinó y relajado en el asiento movía la cabeza mirando hacia los lados. La hermosa rubia le movía la verga con extrema suavidad, introduciendo sus deditos por su vello a modo de caricia, fijándose en cómo su poderoso torso subía y bajaba. Era un hombre grande como si toda vida hubiera realizado trabajos pesados, pero igual la trataba como prostituta. Que se lo dijera la ponía a cien, sentirse un puta usada para satisfacer aquel cobarde renco.

- ¡Buff.. que bien.. me vas a sacar la leche puta.. y no quiero acabar así.

- ¿Qué pasa?, ¿qué hago?

- Métetela en la boca..

Tal vez apenas medio segundo de duda. El tipo ordenaba, Mamá tenía una milésima de segundo para darse cuenta de que este otro podía ser peligroso. El tipo levantó el brazo derecho, le plantó su mano en la nuca y la obligó a doblarse sobre él para mamársela. Le metió toda la verga en la boca. Con la mano en su nuca, la obligaba a subir y bajar la cabeza, saboreando aquella verga dura. Como aún seguía sujetándosela con la mano en ocasiones le daba azotes en la cara. Sus labios llegaban hasta los güevos y ascendían hasta el capullo para volver a bajar. Mamá notaba el roce de la barriga y la cantidad de pelos sobre la mejilla.

- Trágatelo, así tranquila.

El tipo extendió el brazo, le levantó la falda y empezó a acariciarle el espléndido culo mientras ellas se la chupaba, aunque estaba más pendiente de algunos vagabundos que dormían ahí en el vagón. Hasta mi lugar se oían los chasquidos de saliva. El extraño se reclinó aún más en el asiento separando las piernas. El rengo estaba absorto, centrado en la mamada que hacía mi Madre, lo que me dio más rabia fue ver que no paraba de sobarse la verga.

- ¡Mastúrbame otra vez..- le ordenó.

- ¡Ah.. sí.- respondió con los ojos cristalinos y las mejillas sonrojadas.

- ¡Jodida puta. ¿Quieres hacerme una puñeta, cabrona?..

- Lo que usted quiera.

- ¡Agárrame la verga pues, golfa.

Mamá se separó un poco y le bajó más los calzones, hasta enganchárselos bajo los güevos. Apareció su largo tolete con el tronco humedecido y el glande reluciente. Erguida y ladeada hacia él, alzó su manita izquierda y rodeó el tripón haciendo que sus deditos finos pudieran abarcar todo el grosor. Una penetración con aquella verga tan larga debía de doler mucho. Parecía de goma dura y larga, con una piel áspera y de venas palpitantes. Se la empezó a pelar con cierta viveza, provocando que sus güevos brincaran entre sus robustas piernas.

- ¡Ohhhh… Qué bien sabes…- jadeaba ante los meneos que recibía-. Estupendo puta.. sigue así.

- ¿L-le gusta así señor?- le contestó.

- ¡Sí, así me gusta..

Mamá esta vez se esmeró en sacudírsela más rápidamente, manteniéndola en vertical, tocándole los güevos en círculos con las yemas de los dedos. Por un lado, me sentía muy excitado por el morbo de ver a mi propia Madre pajeando a un desconocido como una ramera, siendo el juguete de cualquiera que tuviera el valor para reclamarla, pero por otro lado sentía mucha rabia al saber que era por ese maldito viejo lisiado.

El tipo giró la cabeza hacia el renco que eran los últimos en esa zona del vagón, que en ese momento miraba hacia ellos refregándose la bragueta con la mano.

- ¡Tú qué miras, viejo puñetero.. a chingar a tu madre..

Al pervertido lisiado no le quedó de otra que alejarse y dejar a mi Madre, su esclava a sabiendas de ese furioso extraño tan peligroso. Al levantarse, pudo ver a su víctima inducida meneándole aquella verga tan larga, dispuso de unos segundos para mirarla a los ojos. Caminó por el pasillo casi hasta donde yo me encontraba, afortunadamente estaba oscuro y yo portaba mi gorro para pasar desapercibido. Se sentó como a 4 metros de ellos dos, en un extremo, para poder mirar hacia atrás y verles.

- ¡Bésame los güevos.. ¡Oh.. pero sin dejar de tocarme..

Le sujetó la verga en vertical con la mano izquierda para mantenerla y acercó sus labios hasta el final del tronco para besarlos, dándole piquitos suaves a cada uno, deslizando sus labios con leves estrujones. Sentía las ásperas estrías, sentía las bolas bajo la piel y los pelos largos. La verga se zarandeaba por la barriga al besarle los cojones.

- ¿Así le gusta?..- le preguntó ella con voz sumisa.

- Me tienes a reventar, hija puta. ¡Bájate aquí, ponte agatas y hazme una buena mamada.

- Señor, no creo que sea debido..

- ¡Me la debes hija de puta..- le respondió exaltado.

- Bien, bien..

Mamá se incorporó retirando la mano de aquella larga extremidad. El tipo terminó desabrochándose la camisa y se la abrió hacia los lados, exhibiendo su barriga blandengue y peluda. Ella se puso de pie, buscando la figura del rengo a varios metros.

- ¡Ponte entre mis piernas y arrodíllate.

El hombre separó más sus piernas abriéndose mejor el pantalón hacia los lados. Mamá con obediencia, se reacomodó la falda, después se metió en el hueco de las piernas y se arrodilló ante él, apretujada entre los gruesos muslos. Alzó su blanca manita derecha y le volvió a empuñar la verga, empinándola, para después acercar su cabeza para mamársela. El muy cabrón se reclinó plantándole unas de sus manotas en el cabello, para ayudarla a subir y bajar la cabeza. Mi Madre se comía su verga entera y eso que apenas le cabía en la boca, hasta le cortaba la respiración. Deslizaba sus labios tensados desde el glande hasta la mitad, saboreando aquellas asperezas y el grosor de las venas. 

Desprendía una babilla que degustaba cuando saboreaba el glande. Mamá mantenía sus manos sobre las piernas del tipo, por encima del pantalón, hincada sin sacarse en ningún momento aquel tolete de la boca. A veces sorbía sus mismas babas al llegar a la punta, tragándose junto la babilla transparente. Estaba convertida en una completa sacada, estaba realizando lo que las sugestiones le ordenaban, convirtiéndose en una piruja sin tapujos. Se dedicó a lamerle el glande, con la lengua fuera, mirándole como si en realidad le deseara, aunque él permanecía con la mirada fija en techo.

Fueron cerca de cinco minutos y no había cesado ni un momento de chupársela, a veces besándola con cariño y a otras lamiéndola por todos lados, sintió como el tipo se ponía rígido hasta que inesperadamente fluyó leche de la punta derramándose hacia los lados. Algo caliente y viscoso empezaba a fluir de la punta como si fuese un volcán. Tuvo que sujetársela para mantenerla empinada e ir lamiendo los chorretones gelatinosos que resbalaban por el tronco. No paraba de manaba leche fluyendo con intensidad, aunque sin salpicar. Mamá iba tragándose todo lo que podía, rodeando el tronco con la lengua para atrapar las hileras, incluso observé como tuvo que darle una lamida aun güevo para atrapar una gota.

Le dejó la verga empapada de saliva, sin rastro de semen, es más hasta se atrevió a pasarle la lengua por el diminuto orificio. Esperó allí, hasta que el tipo le indicara algo, le hizo un gesto para que se levantara. Estaba irreconocible. Había sido toqueteada por muchas personas, se la había mamado a 4 tipos en menos de una hora, con los labios rojos y entumecidos, con grumos de lechada aun en el paladar. Miró a su alrededor sin saber que hacer, como si de pronto hubiera recobrado el conocimiento. Se irguió para volverse a sentar, sosteniéndole la verga en alto, aunque notó que pronto se iba ablandando. El tipo la miró:

- ¡Muy bien cabrona.. ¡uff.. me has hecho una buena mamada. ¿Te ha gustado?

- .. Sí.

- ¿Te gusta chupárselas a todos?..

- No sé..

- ¿Sabe tu Marido que eres tan puta?..

- .. N-no sé, ..él no está.

Aún le agarraba la verga, ya blandita, doblándose hacia los lados, con el capullo reluciente. Pero lejos de eso yo notaba a Mamá inducida, cachonda.. como si el muy cabrón con aquellos modales y aquella actitud dominante la pusiera. Tenía la mano izquierda manchada de fluidos, no pudo contenerse y se metió la otra mano bajo el la falda para tocarse con los dedos, apretándose fuerte los labios vaginales. El tipo sonrió al ver cómo se palpaba, sobre todo cuando volvía a mover la mano sin soltar su verga blanda, mirándole sumisamente.

- ¡Estás caliente como una perra.- le dijo asombrado de cómo se comportaba, de cómo se tocaba la vagina.- ¿Tienes ganas de que te cojan, verdad puta?

- Yo.. sí..- le contestó calmando los dedos de su vagina.

- Podemos ir a un baño en la siguiente estación.- le susurró-, pero como nos agarren, le llamaran a la policía.

El desconocido estaba abrochándose los pantalones.

- ¿Cómo te llamas?..

- M-Mónica, ¿y usted?

- Alberto. Quiero echarte un buen palo, estás muy buena.. pero no me gustaría que me llevara la policía.

- Soy una mujer casada, Señor..- respondió ella sumisa.

- Descuida, ya bien cogida podrás regresar a su lado.. que dices puta, hasta te puedo pagar.

- ... lo que usted quiera.- respondió inducida.

- Bueno, vamos, ..ya no tarda en detenerse otra vez esto.

Ambos se levantaron a la vez. El tipo llevaba la camisa desabrochada y alcanzaba a ver la pistola apretujada entre la piel y el pantalón. Mamá vio al renco que la observaba sin saber que hacer, con temor en cómo rescatarla de ese hombre. Siguió al tipo por el pasillo hasta detenerse en la puerta. Después le acompañó una vez que se abrieron las puertas hasta salir del metro bus. Yo estaba escabullido y nervioso, excitado, pero inquieto. Mi Mamá se había ido con ese extraño tan peligroso, seguramente para ir a coger con él como una ramera. Vi que el desgraciado rengo también les seguía, cuidando de no ser visto por el mastodonte. Yo también lo hice saliendo del vagón y al hacerlo vi como aquel se llevaba a Mamá del brazo apurando el paso, para entrar justamente en los baños de caballeros.

La verdad es que no sabía si esos baños estaban en uso o simplemente los estarían limpiando, ya que había un letrero de fuera de uso y unas cintas amarillas de delimitar, eran unos lavabos espaciosos y sucios, iluminados con una luz amarillenta que en ocasiones parpadeaba de lo viejo, con una fila de urinarios en el fondo y varios retretes con portezuelas en la derecha. Observé que le rengo no se animó a entrar, los esperaba salir resguardando a Mamá en cuanto saliera. Pasé a su lado agachando la cabeza, se  notaba nervioso, como si no supiera como salir de este problema, tenía en cuenta que si Mamá lograba recobrar el conocimiento lo demandaría.

Pasé por un lado (desgraciado cobarde, pensé al pasar) y me perdía de su vista, le da varias vueltas a los baños intentando ver que era lo que sucedía, como entrar, como escabullirme para observar que pasaba dentro, ya casi no había gente esperando el metro bus, había un vagabundo dormido sobre una caja de cartón, otros a lo lejos fumándose un cigarrillo esperando la hora de llegada del siguiente trasporte.

Observé por la parte de atrás, justo debajo de las escaleras para salir del subterráneo una pequeña puerta donde se guardaban cajas, algunos utensilios de los baños y la limpieza, busqué por cada rincón, algo que me ayudara a observar hacía el otro lado. Afortunadamente lo encontré. Un pequeño hueco de ventilación, lo suficiente discreto para ver entre las líneas de las rejillas lo que sucedía en aquel sucio baño de caballeros.

Observé hacía todos lados y no les veía, se hallaban pegados a uno de los pequeños habitáculos, el del medio, el tipo había empujado la puerta y la había arrastrado hacía ahí. Después entró en él tratando de encajar la puerta, aunque la puerta era vieja y de metal, estaba doblada por una esquina, por lo que no encajaba del todo y se volvía abrir. El lugar daba asco, con mucha suciedad y un olor pestilente muy desagradable a orines y otras cosas. La elegancia de Mamá desentonaba con aquella inmundicia. Todo el suelo estaba húmedo, lleno de pisadas y charcos de haberse meado la gente fuera. Las tazas con todo el borde salpicado de manchas amarillentas y sin funcionar por lo que el agua del fondo tenía un fuerte tono amarillo verdoso. Para mi Madre, aquella suciedad junto con ese tipo enorme y de malos tratos besándole el cuello, formaban parte de la morbosidad del momento y estimulaba la ardiente sensación de sus sentidos. En su mente sugestionada estaba viviendo una verdadera fantasía, algo morboso, nada parecido a todo lo que le había sucedido.


Después de algunos segundos de bien tomada por la cintura y toquetearla por todos lados, el sujeto ya no aguantándose más de verle aquellos rojos labios semi abiertos y sus atemorizados ojos celestes esperando quien sabe qué cosa, le estampó un ardiente y acuoso beso con lengua, el cual a los dos segundos fue respondido por ella quien lo abrazó y comenzó a besarlo de la forma más sugerente y más provocativa de lo que alguien pueda imaginar. El tipo no se la creía ahora que la miraba a la luz, aquella flamante hembra carnosa pegada a su cuerpo hasta el punto de sentir como esas duras chichotas se apretaban contra su pecho.

Sin esperar reacciones por parte de ella, este simplemente comenzó a meterle las manos para afianzarse de aquellos inmensos pechos, intentaba sacarle la blusa por encima de los hombros. Casi se volvió loco al ver en vivo y a todo color esas dos bolsas blandas de carne desafiantes a la ley de la gravedad, en tanto la rubia solo se daba a sentir como ese total extraño la manoseaba por todo el cuerpo, su ligera blusa blanca ya no era capaz de mantenerle los pechos cubiertos, poco la protegían de tan acaloradas manoseadas e inconscientemente ella sola quien al ritmo de los sobajeos del macho con su húmeda entrepierna buscaba rozar el paquete de este.

- ¡Hija de puta, tienes los melones bien grandes.. ¡Mhmm..- para volver a chupárselos y hasta mordérselos hasta causarle un poco de dolor.

Mamá en aquel instante y mientras le devoraban los pechos como si estuviera alimentando a un hambriento, estaba prácticamente desatada producto de los efectos de las terribles sugestiones que aquel cobarde pervertido le había implantado en su cabeza, había perdido todo el control que en algún momento había deseado mantener, y al contrario de esto ahora dejaba fluir todas sus ansias de sentirse sucia y usada por ese desconocido en todo su ser. Sus rojos y sensuales labios como también su fresca lengua se unían a los de ese sujeto en un beso tan pasional y con harta lengua, mientras que sentía como su excitado “cliente” aprovechándose de la situación se la comenzaba a llevar entre manoseos, punteos y besuqueos hasta dentro de ese horrible baño, ya era un hecho, se la iban a coger.

- ¡Ooh.. Súbete la falda y ábrete las putas patas.- le ordenó el sujeto, que ya se estaba desabrochando el cinturón.

- ¿N-no tiene usted preservativo?- le preguntó ella en un momento de lucidez, al examinar la inmundicia del lugar.

- ¿Te importa? Estoy sano, hija de puta.

- P-pero es que..

Me encontraba yo sin color. Mi hermosa Madre pensaba dejarse poseer por a aquel tipo de malos modales sin protección de ninguna clase, con el riesgo que conllevaba de contraer alguna enfermedad o de que la dejara embarazada, porque creo escucharle que se encontraba en las semanas de descanso de sus anticonceptivos. Ya era tarde para intervenir, estaban encerrados y mi Mamá estaba cegada por esa lujuria implantada.


En el habitáculo, Mamá se subió la falda hasta la cadera, exhibiendo sus dos tremendos glúteos rosados, sufriendo un ligero temblor por el movimiento de la falda y a que no llevaba bragas. Su cuerpo bronceado y macizo, con sus largas piernas blancas, con ligeros raspones rojos de las pasadas manoseadas. El tipo no se la podía creer, jamás había estado ante tremenda maravilla de la naturaleza. Aquel par de cachetes no solo eran grandes, sino blancos y tersos, con la dureza eficaz de ir desnuda y estos lucir imponentes. Se dio la vuelta enseñando su blanca pelvis con el vello dorado recortado, formando apenas un visible triángulo por encima de la vulva. El tipo la examinó entusiasmado al bajarse los pantalones hasta los tobillos, mostrando unas piernas gruesas, blancas y velludas.

- ¡Ponte contra la pared y ábrete el puto culo.

- Sí.

Eso hizo, se colocó de pie, de cara contra la pared, con los pechos aplastados contra los fríos azulejos y la mejilla apoyada. Yo les miraba desde arriba del hueco de la calefacción. Mamá echó los brazos hacia atrás y con sus manitas se abrió las nalgas por la parte de abajo, exponiendo la rajita rosada de su chocho, recubierta de apenas un visible vello. El tipo sacó nuevamente su verga, bajándose la parte delantera de sus calzoncillos atorándoselos en los güevos. Me quedé boquiabierto, ahora que lo miraba bajo la luz, era un tolete grueso como una porra, con una longitud por arriba de los veinte centímetros, de piel canelosa y venosa, gruesas venas hinchadas que recorrían todo el tronco, con un glande muy puntiagudo.

El tipo se la peló antes de pegarse a ella. Aplastó su barriga contra la delicada espalda de mi Mamy, sujetándose la enorme porra para hurgarle la entrepierna, flexionando un poco las rodillas al ser más alto que Mamá. Ella procuraba echar su trasero hacia atrás, percibiendo el aliento a alcohol en la nuca. Sintió un escalofrío cuando le clavó parte de la verga, una profunda dilatación dada la longitud y dureza. No pudo reprimir un gemido apretando los dientes. El tipo se removió sobre ella tratando de metérsela toda, aunque le resultaba complicado. Desde mi posición observaba cómo el desconocido se contraía torpemente.

- S-soy una mujer casada Señor..- decía entre susurros.

- ¡Pinche culote que tienes hija puta, que no te la puedo meter bien.- masculló contrayéndose-. ¡Túmbate las zapatillas y quédate así, ..te voy a comer la chocha.. 

El tipo simplemente se tuvo que poner en cuclillas detrás de ella para luego abrir aquellas hermosas nalgas y quedar hipnotizado. Y Mamá no lo dudo para hacer sacudir los pies y lanzar su calzado de prestigiosa marca sobre la humedad del inmundo suelo, para después elevar su tremendo trasero y posarse en escuadra sosteniéndose del sucio inodoro para posar su sedienta vagina sobre la cara de ese extraño. Este, luego de contemplar cómo desquiciado aquella femenina hendidura de rosadas carnes solo a centímetros de sus ojos no se hizo esperar y rápidamente hundió su lengua entre medio de los aromáticos pliegues para comenzar a lengüetearla con hambrienta desesperación. De a momentos abría su boca y se la zampaba como si de verdad se la estuviera comiendo, luego subía le lamía el rosado asterisco que tenían un olor embriagante y místico.

- ¡Ahhhh.. que ricooo..!!- exclamó la dueña de mi casa cuando sintió como aquel extraño le comía la intimidad y la recorría con su lengua hasta el ano.

- ¡Mhm.. ¡Maldición puta, que pedazo de culo tienes..- le decía mientras se las abría y observa dentro su tierno esfínter y el inicio de su rajita.- Apenas te alcanzo con la lengua desgraciada. ¡Mhm..

Aquel lujurioso encuentro en el inmundo baño era alucinante, el soberbio y curvilíneo cuerpo de mi Mamy, blanco y níveo, resaltaba por el robusto y velludo cuerpo de aquel hombre que estaba puesto de rodillas debajo de ella, este casi ni le veía, solo llegaba a vislumbrar el majestoso cuerpo de la dueña de Industrias Tapia y como su cintura y sus caderas culebreaban y ondulaban como si verdaderamente estuviese culeando. Sus desquiciantes movimientos ondulatorios y de arremetidas que hacía en pleno rostro de aquel desconocido eran verdaderamente instintivos producto de la hipnosis implantada.

Mamá sentía como aquella lengua tomaba por asalto su más íntima entrada al interior de su cuerpo, su sensible vagina lo recibía gustosa mientras era lamida y succionada, y ella con sus ojos entre cerrados solo se daba a disfrutar y a gemir en forma escandalosa. Ni siquiera le importaba que alguien pudiera escucharlos e ir a los mugrosos baños para ver que pasaba, solo se daba a reclamar lo que ella desde hace ya un buen rato ansiaba que le hicieran:

- ¡Ohhh..! ¡Ahhhh..! So.. soy una mujer casada Señor.. lo soy, una mujer.. ¡Uhhh..!! Mhmm..!!!, casada sii, con un hombre..- exclamaba con sus ojos apretados entre medio de ardientes exhalaciones, y a la misma vez que arremetía con su vagina contra la bocota del desconocido que la trataba como prostituta.

Mamá no se dio cuenta cual fue el momento en que el tipo envalentonado por los desesperados requerimientos que ella inconscientemente hacía ya estaba de pie tras si para nuevamente consumar el apareamiento que tanto reclamaba. Fue que al abrir sus azulados ojos y voltear el rostro se encontró con los horribles gestos del extraño justo arriba de su cara, no sabía cómo, pero sus piernas y sus muslos estaban completamente abiertos y sus nalgas bien paradas ofreciéndole en bandeja su íntima rajadura.

El tipo ya estaba desesperado por cogerla, por lo que tomó su hiniesta porra con su mano para comenzar a pasearla por todo el canal de aquellos gloriosos glúteos para luego recorrer los labios vaginales como si estuviese reconociendo terreno antes de tomar posesión de lo que la hermosa rubia le estaba convidando. Una enardecida y sugestionada Mónica Tapia por su parte ya estaba con sus sentidos trastornados de la calentura, solo deseaba que ese extraño ya la perforaran de una buena vez por todas. Hasta que finalmente y sin previo aviso casi enloqueció por la calentura por fin se la fue metiendo firmemente y sin ningún tipo de impedimento, y una vez que ya se la tuvo sambutida lo vio como este se volvía a acomodar para afianzarse a sus caderas y comenzar a cogérsela firme y rítmicamente.

- Ahora verás puta.. ¡Uuff.. uff.. yo te voy a quitar esas ganas de andar pidiendo verga por las calles.

- ¡Aaah.. Soy.. una mujer ca.. ¡Uhmm..- ya no alcanzó a recitar su frase implantada.

A la flamante y dueña de Industrias Tapia, Mónica Villanueva nuevamente se la estaba cogiendo un completo extraño en un mugriento baño del subterráneo, aquellas gratificantes sensaciones de escalofríos que se ramificaban por su cuerpo por cada estocada de dura carne que le sambutían simplemente comenzó a demostrar su gozo y placer con gemidos de disfrute, y así mientras más duro le daban más escandalosa se manifestaba con entrecortados resoplidos femeninos, para finalmente y cuando ya se la estaban jodiendo abiertamente comenzar en forma literal a gemir de calentura:

- ¡Así Señor..!, así.. Mhmm.. pruébele la vagina a esta zorra..!!! Jodame..!!! Jodame más duro!!! Úseme du.. ro asiii!!,- le gritaba Mamá por cada embestida que el tipo le ponía,- ¡Métemela todaaaa..!!! Así..!!! Hasta el fondo y durooo, AAARGGHH..!!!! Así..!!! Así..!!! Más rapidoooo..!!!! AAAHH!!! Métemela…!!!! Metemelaaaaa…!!!!

Por su parte, el robusto hombre jadeando y sudando como un perro le respondía:

- ¿Te gusta cómo te jodo puta..?, te gusta cómo te la sambuto entre las nalgas!!??,- le consultaba el sujeto con sus ojos tremendamente abiertos y casi encima de su cara, pero Mamá estaba en otro mundo, aun así se dio a contestarle.

- S.. sii…!! Siii...!!! ¡Ohhhh…!!!! Me encantaaaa…!!!!! Deme mass..!!! Ouch!!, Mássssss…!!!! Más fuerte..! métemela más fuerteeeee…!!!!,- la voz de Mamá se notaba en llamas según se podía apreciar en aquellos acalorados momentos.

- ¡Jajajaja.. ¿Ya te olvidaste de tu Marido pirujita..!!?, me gustaría que el maricón ese te viera cogiendo aquí conmigo.. así se daría cuenta que solo eres una zorraaaa..!! Tomaaaaaa!!!- le gritó el tipo dejándole ir una potente estocada que a Mamá le hicieron ver las estrellas al estar imaginándose a ella teniendo relaciones con un extraño en las misma narices de su Marido.

- ¡Ohhh..!! Nooo..!! ¡Yo soy solo una zorraa..!! Soy solo una vil mujerzuela..!!!!- contestó entre gemidos y leperadas a la vez que cuando se sentía bien empalada ella misma arremetía con la cadera hacía atrás y la meneaba ondulatoriamente siempre pegada a la verga para que ese sujeto creyera en la veracidad de sus palabras cuando le admitía que ella era una solemne zorra.

- ¡Si.. eres mi bitch!! Mi ramera..!! Y hasta si quieres te iré a culear hasta tu casa, donde el maricón de tu Marido no es capaz de llenarte..!! ¡Jajajajaja.. Yo te prostituiré, serás mi ramera y yo seré tu Padrote.. serás la zorra de quien yo te digaaaa… te queda claro putaaaa..!!!

- ¡Mhmm..!!! ¡Ohhh..!!! Ahhhhh…!!!!- gemía de calentura la atractiva madre de familia mientras graficaba en su mente las sugestiones que aquel pervertido renco pretendía que ella hiciera.

- ¡Vamos admítelo putaaaa..!!, dime que serías capaz de ir a putear a las calles para mí.. Di que serás mi ramera, y yo tu Padrote..!! ¡Jajajaja..

Mamá en aquellos afiebrados momentos no estaba para nada de pensamientos recatados ni nada por el estilo, su cuerpo estaba siendo arrasado por unas bestiales ganas de aparearse con quien fuera, por lo que no lo dudo para ponerse a vociferar que ella estaba dispuesta a meterse con cualquier hombre que estuviese disponible.

- ¡Si..!! Siiii..!! Claro que siiiii..!! Venderé mi cuerpo por las calless..!! Seré su putaaa..!! Su furciaaa..!!, y solo porque yo soy una putaaa..!!!, pero no deje de meterme la suyaaaa…!!!! Por favor no pare…!!!! Snifsssss…!!!! Es tan ricaaaa…!!!! Sniffssss…!!!!- comenzaba a llorar de puro placer que estaba sintiendo y, moviéndose empalada y apretando sus carnosas nalgas aquel robusto cuerpo a la misma vez que comprimía su vagina en el momento en que también le exprimía la verga al desgraciado ese.

Pero en eso, él se apartó con la verga empinada y la sujetó del codo.

- ¡Ven, arrodíllate y te echas hacia delante.. te voy a coger como una perra.

Mamá se giró y se arrodilló ante la taza, manchándose las rodillas con la mugriedad del suelo. El tipo la curvó hacia delante, abrazando la taza, con la frente pegada a la cisterna, metiendo los dos pechos dentro, rozando con los pezones la humedad amarillenta de la taza. El tipo vuelto loco también se curvó, se arrodilló tras ella y le perforó el chocho de una clavada inesperada, dilatándoselo dolorosamente. Mamá peló los ojos y abrió la boca al máximo, gimió como una perra cabeceando, abrazándose fuerte a la taza. Y empezó a joderla sujetándola por las caderas.

- ¡Ahora verás hija de puta.. ufff.. te voy a enseñar a coger como es debido..!!

Sus pechos comenzaron a bailar como locos dentro del inodoro, rozándose por la porcelana, a veces con el pezón sumergiéndose en el agua verdosa del fondo. Yo los veía desde arriba, veía al tipo del pecho hacía arriba, arrodillado ante el culo de mi Madre, jodiéndola a un ritmo aligerado. A ella apenas podía verla, sólo una parte de su cuerpo, con las tetas dentro del inodoro, gimiendo en cada embestida.

- ¿Te gusta, zorra..!!?

- ¡Aay… ¡Ah… Aay… Ay..- gemía entre el dolor por la extrema dilatación y el placer que le proporcionaba aquella verga tan larga.

- Seguro que el maricón de tu Marido no te jode así, ¿verdad, hija de puta? ¡Dilo, hija de perra..

- No.. ¡Aay.. No lo hace así..

- Puta.. ¡Toma..- le decía dándole un fuerte empujón alojándosela hasta mismísimos güevos-. ¡Te voy a reventar el culo, hija de puta..

La sujetó por la nuca y le acercó bruscamente la cabeza para besarla. Al mismo tiempo, le estrujaba las tetas con intensidad, jalándole dolorosamente de los pezones.

- ¡Eres mi puta, ¿verdad, cabrona?- le preguntó sujetándole la cabeza con ambas manos.

- Sí ..

- Vas a dejar que te rompa ese maravilloso culo que tienes, ¿verdad ramera?

- ... Yo, mi Marido no..

Pero el tipo no la dejó ni pensar.

- Muy bien cabrona, así me gusta.

La soltó de la nuca y se puso de pie ante el trasero de mi Madre. Mamá aguardaba postrada ante él. La acarició la raja y le frotó el ojete con la punta de sus dedos.

- ¿Te han roto el culo alguna vez?

- ¡No, nunca yo..- intentó negarse.

- ¿Ni el mariconazo de tu Marido?

- No, jamás..

- ¡Pendejete con lo buena que estás.. yo te lo hubiera limado tanto que ya no sentirías nada al cagar. Quédate así y no te muevas.

La empinó de nuevo y se situó encima de ella en dirección a su retaguardia, curvándose hasta apoyar la punta de su larga porra por encima de las nalgas. Los güevos gordos le colgaban entre los muslos. Mamá miraba hacía el suelo atemorizada. Su macho le estaba pidiendo hacerlo de la otra forma, y ella ya no estaba para negarse a nada, ella solita se mantuvo adoptando la posición en que se llevaría a cabo el enculamiento, en el inmundo suelo esperando instrucciones de ese alguien que no conocía. 

El tipo enderezándose y tomando ubicación atrás de su cuerpo, no lo dudo para asestarle un fuerte y sonoro nalgadón en una de sus apetitosas carnes, la cual quedó dibujada y plasmada en las tiernas carnes de su trasero. “Splashh..!!”- retumbo en todo el mugroso baño el lacerante palmazo en uno de sus glúteos, que era el prefacio de inminente enculamiento que se venía.

- Mhmfffsss!,- exclamo sumisa Mamá, cuando sintió la dolorosa palmada en una de sus nalgas…

- Ahora te voy a partir el culo desgraciada.. así que páralo más putitaaa!!, yo sé que tú la puedes aguantar, así que tranquilita.


El tipo agarró con una de sus manos el tolete que lo tenía bien parado y palpitante, le empezó a dar pequeños golpecitos en cada nalga. Posó sus toscas manos y callosas en cada una de sus caderas, para luego ubicar el glande de su tranca a la entrada del anillo posterior. Mamá temblaba expectante, pero cuando sintió el primer empuje del caliente sujeto, instintivamente quiso levantarse, su hermoso culazo nuevamente se negaba a recibir la verga de otro desgraciado.

- ¡Hey, estate ahí y no te muevas.

El sujeto observaba ese par de redondos glúteos y el rosado esfínter como desquiciado. Estaba todo expuesto para él. Sintió que su verga se ponía más rígida. Con una mano acarició el esfínter mientras la otra mano le abría las nalgas.

- Estás bien apretada, desgracida.

Mamá sintió como un dedo empezaba a hondar. Quería dilatarle más. La deseaba ya. Quería llenar su recto con su porra. El sujeto volvió a poner la punta de su regordete pene en la entrada de culito de la sensual rubia y espero. Comenzó a espolear el cerrado orificio a modo de preparar el terreno, Mamá sudaba frió, sabía que le dolería en un principio, pero también sabía lo mucho que lo iba a disfrutar.

- Vamos, nena. Relájalo un poco, sé que lo deseas.- invitó el sujeto.- Empuja hacia atrás tu sola.

Mamá estaba muy caliente y con los ojos cerrados movió su cuerpo hacia atrás. Con cierta dificultad logró capturar el caliente miembro y poco a poco logró que el glande la penetrara. El pene empezó a hacerse espacio en su cuerpo. Era muy largo. Sentía que presionaba todo su ser. Extrañas sensaciones recorrían todo su cuerpo, desde su cérvix hasta sus vísceras y desde ahí al resto de su piel. Cuando tuvo buena parte de esa verga alojada en su interior la sacó de inmediato para rápidamente volver a clavarla más en su recto. Fue una sensación maravillosa para su mente sugestionada. Todo el cuerpo de mi Mamy temblaba. Sintió que las manos del sujeto la tomaban de la cintura.

- Ahí te va putaa!! Sienteloooo!!.. Arghhhhh!!,- gruño el sujeto cuando de un solo y firme empujón se lo introdujo hasta la mitad de su extensión.

- ... Mhmffff! Uhhhhh!! Ayyhh!! S-señor!! Despaciooo.. la tie.. tiene muy gran deeeee!! ¡Ohhhh… Diossss.. Diosssss!!

Empezó a clavársela con fuerza. Mamá empezó a sentir mucho dolor, pero el placer lograba solapar algo de esa sensación.

- ¡Ohhh.. que pedazo de culazo te gastas puta de mierdaaaa!… y como me lo aprietassssss!, este es el cielo mamacitaa!- y concentrándose en un gran impulso, empujó con todas las fuerzas que pudo hacia el interior del culo de la disque casada, con el cual ella sintió que la estaban reventando..- ¡Tomaaaa!!

Mamá sintió como si le estuvieran rajando el culo con un cuchillo. Y así puesta en cuatro patas en el sucio suelo de unos abandonados baños terminó por comerse analmente toda la longitud de aquella tranca que se gastaba el violento extraño. Con sus manitas se sujetaba de lo que podía intentando soportar, sus hermoso ojos azules bien abiertos y vidriosos, con su boquita abierta en señal de grito silencioso pero con auténtico dolor. Mamá había aguantado y resistido el brutal apuntalamiento de ese órgano que le había rellenado su agujero posterior. Pero a pesar de todo eso, sabía que bastarían solo unos cuantos movimientos de sujeto para que su cuerpo le respondiera tan gratamente como ella sabía.

El sujeto comenzó sus movimientos de meter y sacar, no importándole si ella estaba sufriendo o gozando, la sensación de tener puesta a la despampanante rubia en aquella posición animal tal cual como culeaban los perros casi lo transportaban a la enajenación. Y a medida que sus morbosos pensamientos iban cruzando por su mente, él iba acelerando sus movimientos de perforación, ensartándola analmente como creía que merecían las putas. Sus gruesas y ásperas manos de trabajador la tenían bien agarrada de las caderas, la extrema suavidad de su piel era el otro condimento que lo exasperaban y aumentaban su lujuriosa calentura. Los duros empellones que le asestaba al culazo que tenía con su pelvis eran furiosos y sonaban como cachetadas.. “Plaff..! Plofff..! Plaf! Plof! Plaf..!!”, retumbaban de aquel pequeño habitáculo.

En el pequeño cubículo por unos instantes sólo se escuchó resoplidos y el sonido del pene chapotear en su recto. Mamá poco a poco comenzó a resoplar, así lo demostraba con unos exquisitos gemidos, aquella larga tranca con la que la taladraban profundamente por la cola la sentía caliente y empezaba a disfrutar. El sujeto por su parte ya notaba como ella gemía poco a poco, a la vez de admirar como ella también hacia ondulaciones con sus nalgas que en momentos empujaba hacia él buscando ella misma hacer más profunda la penetración.

- ¡Más.. más.. Un poco más..- pedía.- Que rico culito tienes, puta.- la voz del sujeto sonó entrecortada-. Sigue así. Ordeña mi palo, bebé.

Mamá parecía haber calmado ese dolor. Se empezaba a mover desenfrenadamente. Estaba sintiendo cosas que jamás pensó sentir. Primero, un enorme placer que la embargaba. Luego, todo su cuerpo se apagaba hasta volver a sentir las sensaciones y el placer que renacía en su cuerpo. Era un ciclo que iba y volvía. El placer iba in crescendo hasta un clímax, una y otra vez. Era asombroso y único. Mamá necesitaba gritar. Necesitaba exteriorizar todo lo que sentía.

- ¡Aaahhh… Más.. ah… ah ah ah.. oh dios… Oh..- gemía y clamaba con el rostro pegado al inodoro.

- ¡Jajajaja.. así puta, ya te la estas comiendo entera.. te ves bien rica así con mi garrote separándote las nalgas, ¡Jajajaja..!!,- le bufaba el desquiciado sujeto animándola para que ella se siguiera moviendo aún más rico de como ya lo hacía,- ¡Muévete más pendejaaa!, demuéstrame lo puta que eres para tus cosas!!,- diciendo esto último la agarró firmemente de sus dorados cabellos enrollándoselos en una de sus manazas y jalándole bruscamente la cabeza hacia atrás, tal como lo hace un jinete con su yegua.- ¡Ves cómo te tengo estupidaaaa! Te estoy abriendo por el culooooo..!!! Y te estoy domando tal como a una yeguaaaa!!... Te gustaaaa ser mi yeguaaaaa!!,- le preguntaba sin dejar de empujar.

- ¡Arrghh.. ¡Siii.. me en… encan… taaa…!!,- le respondía entre gemidos cuando podía.

- Quien es tu Padrote rameraaa!!, vamos dimelooo puta de mierdaaaaa!!, antes que me dé por marcar mis iniciales en tus nalgas, para que todos sepan y más el maricón de Marido que eres la yegua propiedad de Alberto García!!

Mamá perdida por las inmensas sensaciones que empezaba a sentir, al estarse ella imaginando siendo marcada en el culo por ese extraño hombre que se sentía ya su Padrote dibujando sus iniciales tal cual como se marcaban al ganado, solo pudo gritar…

- ¡Siiiiiiiiiii...!! Yo soy su putaaa, pro.. propie… dad u.. única de Al.. Alberto Garciaaa..!! Ohhhh Diossss Diossssssssss!!

- ¡Esooo putaaaa de mierdaaaa!! Sigue gritandooo.. sigue gritando para que vengan y después de mi te cojan todosss!!..

“Plaff..!! Ploofff!! Ploofff!! Plafff..!!” Retumbaban las sonoras nalgadas que el sujeto ferozmente le chocaba con la pelvis, en agradecimiento al escuchar que ella misma se declaraba como su ramera y de su única propiedad..

Y de pronto Mamá empezó a sentir su cuerpo estremecerse, mientras sentía aquél duro miembro penetrarla sin piedad, quemándola por dentro con cada embestida. Aquella nueva sensación era apabullante, sentía un placer tan intenso que, en algunos momentos, rallaba el dolor. Era más de lo que podía resistir, sin embargo aunque intentó detenerse, su cuerpo no le respondía y seguía embistiendo una y otra vez aquél mástil que se clavaba en sus entrañas haciéndola enloquecer. Pronto perdió por completo la consciencia de sus actos y empezó a decir cosas sin sentido mientras hundía en su delicado agujero el hinchado miembro de ese extraño.

- ¡Ufff, asii! ¡qué gusto! ¿ya tienes lo que querías, maldito cabrón? Mmh.. ¡Por dios, qué duro lo tienes! me estás matando de gusto, cabrón, ¡Mhm, ¡ufffff! ¿te gusta cómo jodes a esta ramera? ¡DIMEE! ¿te gusta así cabrón? arffff, uuffff.. ¡Cabrón, qué cosa tienes! Mhmm..

Mamá decía todas esas obscenidades mientras seguía moviéndose sin parar con aquella cosa incrustada en el recto, dejándose encular de la manera más baja por ese violento personaje, con un movimiento circular que mantenía en todo momento aquel miembro aprisionado entre sus nalgas. De vez en cuando, cambiaba el ritmo con una serie de sentadillas que le proporcionaban una penetración más profunda, moviendo las caderas de forma que aquella cosa casi llegaba a asomar la cabeza fuera de su recto antes de que volviera a hundírsela de un solo golpe, quedando sentada de nuevo sobre la pelvis.

Cada vez que aquel duro miembro se hundía en sus entrañas ella dejaba escapar un sonido gutural. Ya no eran obscenidades, ni tan siquiera gemidos, lo que salía de sus labios, sino más bien una serie de gruñidos propios de un animal. Mamá parecía estar perdiendo la razón; tenía la cara roja y desencajada, y su mirada, aunque ausente, seguía fija en la nada.

- ¡Ahhhh.. Cabrón.. ahhh.. ahhh!!… Asiii… asiiii!!… jódame!! más firme!!… dame más recio.. por favorrrrr!! Me vuelve loca su cosa más..!! Más! Mass! Másss!.. ¡Me estás abriendo el recto.. Auhh..

Pedía ella totalmente salida de sus cabales, y empujando sus nalgas hacia atrás al mismo ritmo y con las mismas fuerzas en que la apuntalaban por la cola, a la vez que le confesaba sus más íntimas sugestiones implantadas. Sentía las eléctricas sensaciones de escalofríos que amenazaban con hacerla llegar a un excepcional orgasmo. Su vagina estaba hinchada y la estimulaba de vez en cuando metiendo una mano para palparse. Pronto mi Madre tuvo su orgasmo, mucho más intenso que el anterior. Se relamía de placer, disfrutando de cada largo instante, mientras seguía empujando sus nalgas para encajarse más aquel tolete con furia, haciendo que la herramienta entrara y saliera cada vez con más violencia de su dilatado agujero. Ya en el clímax, llevó ambas manos a sus pechos y empezó a pellizcarse con fuerza los pezones mientras gruñía y berreaba de placer.

- ¡Ohhhh Señorr.. mi.. mi Maridoo.. Mi Esposo nunca me lo había hecho por ahí como usted lo hace..- para luego seguir pidiendo más,- ¡Asii!!.. asiii!!.. Me en.. encanta que me meta su cos.. cosota por ahiii!! Oohh!! Ahhh… me vengooo.. me ve.. gooo por ahii!! Siiiiiiiii....!!,- grito finalmente, haciendo arrítmicos movimientos con su cuerpo a la vez que sentía las placenteras descargas de electricidad que le nacían de las profundidades de su glorioso recto ensartado.

El violento sujeto alentado por las palabras mismas de esa diosa, y viendo como ella se corría como la mejor de las putas y que no hacía ningún esfuerzo por desclavarse de su verga, se la metía más firme y profundamente, movía el cuerpo de la rubia rítmicamente enterrándole su porra hasta donde más pudiera. Mamá quien momentáneamente se había quedado sin habla, fue recuperando el aliento después de aquél fenomenal orgasmo, volteo como pudo su cabeza aun agarrada por la mano del hombre para verlo, y cuando sus miradas se encontraron, el sujeto le pidió:

- Que rico te lo tragas por el rabo puta de mierdaaaa!! Sigue clavándote tu solita como la perra que eressss!! ..¡Ahhhh que bien culeas mi amor, mejor que nadie.. sigue meneándome el culo.. desgraciada siguee..!!

Llevaban ya 15 minutos sin detenerse, pero el sujeto nuevamente ya quería derramar su caliente lechada al interior de aquella puta que ya sentía de su propiedad, ya la había hecho venirse por el culo, pero él quería más, total jamás volvería a saber de ella, por lo que nuevamente le ponía en conocimiento lo que él quería que ella hiciera.

- ¡Uuff.. Ya está bueno puta.. además, que ya te chorreaste como una verdadera piruja de la calle, ¡Jajajaja.. ahora te la voy a desclavar, quiero que me la mames y me la dejes bien limpiecita, podrás hacerlo?

Mamá volteo a mirarlo y aun entumecida por la feroz copula le asintió a modo de respuesta, cuando sintió que el sujeto se la iba retirando lentamente hasta sacársela por completo, escuchó claramente como su trasero siempre limpio hacía unos sonidos vulgarmente obscenos, como si se estuviera evacuando, pero esto no era así, era el normal sonido de su ano que al llenarse nuevamente de aire y para luego contraerse este volvía a su estado normal. Mamá giró su cuerpo rápidamente quedando en cuclillas, se reacomodó su cabello alborotado y se palpaba el ano buscando rastros de herida, afortunadamente no las había, el desgraciado la había tratado sin el más mínimo de los cuidados, para luego ella tomar aquella aceitosa verga que la había vuelto loca.

La sujetó temblorosa desde la misma base, su blanca manita se perdió entre el frondoso bosque de gruesos pelos negros que la adornaban. Su azulada mirada observaba con una ligera muestra de asco esa porra larga nerviuda que se encontraba solo a milímetros de su cara, veía como el glande pulsaba rápidamente dejando salir desde su punta gotitas brillantes de líquidos pre seminales. Por unos segundos se dio ella misma a deleitarse con la visión de aquella portentosa herramienta que la habían hecho vibrar desde lo más adentro, luego con su otra mano despejo su cara de la gran cantidad de cabellos rubios que se le pegaban producto de la transpiración, todo su cuerpo estaba sudado y maltratado, eso sin agregar los rastros de miados y otras sustancias que se la habían agregado al estar ella tirada.

- Chúpala cariño que esperas, déjamela limpiecita que quiero descargar mi leche en tu linda boquita.. para que cuando llegues a tu casa le des un dulce beso a tu Esposo de saludo.

Mamá se fue metiendo la verga del sujeto lentamente en la boca, con sus ojos cerrados y con concentración, disfrutaba de ese sabor salado y agrio que tenían los líquidos que salían desde la tranca y que eran producidos por los testículos de ese extraño, además de sus secreciones anales pues lo había tenido incrustado en el recto. Ella lo sabía pero no importaba, es más le agradecía, puesta de rodillas y apoyada en la cintura con las palmas de sus manos le chupaba el pico como una verdadera prostituta. El desgraciado quien se mantenía de pie en el pequeño cubículo solo bufaba de placer sosteniéndose de la puerta que se negaba en mantenerse cerrada. Sentía en su verga como la lengua de su casada le envolvía el tronco para luego succionarlo como solo lo hacen los becerros hambrientos por la teta de su madre, estaba seguro que intencionalmente ella lo estaba ordeñando por esa forma de ansiedad por tomarse su lechada.

No aguantando más la volvió a tomar de sus rubios cabellos en forma violenta, haciendo un nudo con su cabello para el hacer que la rítmica mamada fuese aún más profunda.


- ¡Más rápido pendejaaaa!, chupalaaaaa!!.. sácame toda la leche..- exclamaba el sujeto con los ojos cerrados en los momentos en que se la ensartaba en la garganta,- ¡Ohhh asiiii asiiii perraaaaa, asiiiiiiii,- le decía mientras más profundizaba en aquella dulce boca que tan deliciosamente se la estaba mamando.

No sé si era por la inducción o por lo que tanto conocemos de ella, pero parecía encantarle ser tratada de esa forma, era asaltada por una oleada de escalofríos, el sentir lo caliente, lo palpitante y tiesa que se encontraba la verga de ese macho. Comenzó una chupada aún más decidida y recia, sus mejillas y mandíbulas ya le dolían de tanto succionar ese miembro tan largo..

- ¡Mmmmrchhhshpssssss…- emitió el grotesco y acuoso sonido con su boca al momento en que nuevamente otro desgraciado eyaculaba en su boca.

El sujeto la tomó por la nuca a dos manos entrelazando los dedos, y con la tranca encajada hasta la mitad de la cavidad oral de mi Mamy, para luego tras dar un fuerte rugido de poderío animal, dejo salir una potente y cuantiosa cantidad se viscoso y caliente fluido, que ella sin poder zafar la cabeza de las poderosas manos atenazadas a su nuca las fue recibiendo en forma lascivamente sumisa. Las expulsiones eran copiosas y espesas, no era su primera vez en la boca, pero igual se encargó que ninguna gota se perdiera y se saliera de donde ese desgraciado quería depositarle, su boca!

Una vez que sus cuerpos se quedaron quietos y el sujeto relajó las manos de su nuca, Mamá lentamente empezó a sacar la verga de su boca, aun no sabía si escupirlo o tragárselo, pero a pesar del extraño sabor amargo y dulzón que notaba en su paladar, su mente ya le declaraba que le agradaba. El sujeto la miraba con fascinación, que rica se veía la casada arrodillada a sus pies y mirándolo con su boca cerrada y llena de su mismo semen. La dejó que hiciera ella lo que quisiera, pero Mamá esperaba la orden, y al ver que el violento sujeto no le decía nada fue ella quien con la boca rebosante de fluidos le pregunto:

- Qiegue.. gueee me lo glaga.. glaaagueee?

El sujeto al ver aquella boca hermosa llena de su propio liquido espeso y blanco, y al comprobar como este se movía alrededor de la lengua y como se filtraba entre los blancos dientes de la casada, solo afirmo positivamente con su cabeza.. Mamá sin bajar su mirada y siempre mirándolo fijamente con los ojos vidriosos se lo fue tragando todo poco a poco, quería que el la viera como lo hacía y hasta cuando ya le quedaba una pequeña cantidad y debido alguno gruesos grumos que expelía alguno se le atoró y atraganto dejando salir estos por sus fosas nasales, y ella como mujer de clase y siempre buscando el buen aspecto, lo retiro de sus narices cuidadosamente con sus dedos y se lo volvió a echar a la boca para relamerse hasta la última gota de esa improvisada cena. El sujeto no se la creía, lo vio todo..

- ¿Pero que has hecho jodida rameraa!!? Te has tragado todos mis mocos !! ¡Jajaja.. Eres la mejor piruja que me he chingado.. ¡Uff.. Hija puta, qué buena estás.. Qué puto culo tienes.. Qué buen culiadón te he pegado..

El tipo se quedó recargado en una de las paredes y entonces fue cuando observé a Mamá por fin ponerse de pie, con las tetas aún por fuera de la blusa. Enseguida le observé un pegote blanco en el cuello. Pero ella simplemente se sentó con cuidado para no lastimarse el ano, el culo le escocia, la habían enculado de forma violenta, se sentaba en la taza, manchándose las nalgas y los muslos de las salpicaduras de miados y de otras cosas. El muy cabrón se había venido en su boca, y ella se los había tragado con los riesgos que ello conllevaba. Se subió los pantalones, pero se mantuvo con la verga por fuera del cierre, ablandándose. Se sacó un cigarrillo del bolsillo de la camisa. Para mí, todo eso superaba la excitación. Aquel tipo parecía peligroso, demasiado cabrón, y para mi estaba suponiendo una experiencia dura. Aquel sitio, los baños nauseabundos del metro, con un tipo violento y repelente, que la trataba como si fuera la más barata de las prostitutas.

Me quedé alucinado cuando vi que mi Madre se levantaba, aún los pechos de fuera, con las tetas manchadas de tantas cosas, haberlas tenido dentro de aquella inmunda taza, de sus mismas babas que habían caído de la dura mamada.


Sin escrúpulos de ninguna clase.

- ¿Te ha gustado, ramera?- le preguntó dándole la primera calada al cigarrillo.

- ... Sí, he sentido mucho. No sé que me ha pasado..

- ¿Te gusta coger en sitios así?

- Nunca yo..- respondió, dejando caer en el inodoro algunos grumos de semen que le habían quedado alrededor de la lengua.

- ¿Y tu Marido lo sabe?..

- Él no está..- pero no se atrevía a decirle que era viuda.

- ¡El puto maricón, con lo buena que estás.

- Gracias.- le dijo examinando de nuevo el largo tolete que le había metido, ya bastante flácido, colgándole hacia abajo por fuera del cierre.

- Ábrete de piernas quiero mear.. no te levantes, tengo buen tino..- le dijo agarrándose la porra.

- E-está bien, pero tenga cuidado por favor..

Mamá aun sentada separó las piernas todo lo que pudo, abriendo un hueco entre su vagina y el borde de la taza. El sujeto se colocó ante ella. El primer chorro amarillento salió débil, meando el borde de la taza y fue adquiriendo potencia, definiendo un arco amarillento que avanzaba. El chorro pasó por el borde de la taza, salpicando hacia sus piernas, hasta que comenzó a mear en la taza, con el chorro estrellándose en el agua verdosa y brincándole en las nalgas. Mamá miraba cómo le pasaba el arco muy cerca del chocho, notando casi el calor que emanaba el caldo.

Luego ella levantó la mirada hacia él. Estaba guardándose la verga y abrochándose los pantalones.

- Lo he pasado bien, hija de puta. ¿Vienes mucho por aquí?

- No..- contestó limpiándose las piernas de los salpicones de miados.

- Si alguna vez quieres echar otro polvo, suelo tomar unas copas en el bar de la calle 11, los fines de semana sobre todo. Ahora tengo que irme. Ya nos veremos.

- Adiós..

Oyó que se abría la puerta de acceso a los lavabos y que el tal Alberto saludaba a otra persona que llegaba.

- He visto entrar aquí una de esas prostitutas.- dijo la voz de una señora de edad encabronada.

- Yo no sé nada, yo tengo que irme..

Asustada, Mamá se quedó sin moverse del habitáculo y oyó pasos moviéndose agitadamente.

- ¡Jodida puta..- vociferó la vieja.- ¿Qué crees que haces aquí piruja? ¡Esto no es un hotel descarada..

- Yo no.. perdone, yo..- trataba de excusarse Mamá.

- ¡Fuera de aquí, perra!

La vieja empezó a empujarla y Mamá emitía una serie de quejidos. La vieja la llevó a empujones sin esperar a que ella se arreglara, con la falda maltrecha y las zapatillas en la mano mientras andaba descalza por el inmundo suelo mientras la iba jalando con la mano.

- ¡Que no vuelva a verte por aquí, hija de tu puta madre. Te vas a coger debajo de un puente, jodida perra.. ¡Fuera!- gritaba la vieja, que seguramente se encargaba de manera casi nula de mantener los baños limpios.- ¡Las putas perras como tú me tiene harta.- masculló encolerizada.

Yo también aguardé escondido casi dos minutos, pero salí enseguida, tenía miedo que la tipa esa fuera a venir a donde yo me encontraba y me sacara a rastras como lo había hecho con mi Madre. Qué mala experiencia había vivido esa noche Mamá, el plan de ese viejo miserable se había desvanecido en el mismo momento en que se toparon con ese tal Alberto, un cerdo miserable que la había degradado hasta lo más bajo, y después una vieja amargada la había tratado como a una vulgar prostituta. La culpa era suya, por haber sugerido acudir a estas horas de la noche a un lugar tan peligroso, lleno de tipos asquerosos y reprimidos.

Abandoné el lugar sin que me viera nadie, portando mi capucha. Estaba sofocado, sudando de pánico. La vi sentada en un banco, retocándose el cabello y alisándose la falda. El renco fue hasta ella ahora que se encontraba sola.

- Mónica, ¿estás bien?..

- Sí, sí, no se preocupe, no pasó nada.

Se dejó caer a su lado, apoyando los codos en las rodillas y reclinando la cabeza sobre sus manos, señales evidente de su desesperación.

- ¡Perdóname, esta no era mi intención..

- ¿Qué quería que hiciera? casi me violaban en el metro.. Tenía una pistola.

- Ya tranquila, no ha pasado nada.. ¿Y has permitido que te lo hiciera?, ..te dije que le dijeras que era casada, qué jodidos has hecho.

- Me daba miedo.. ¿Y usted? ¿Que ha hecho?.. No sé que me pasó, todo esto fue idea suya.

- Lo sé, ..esto ha sido una barbaridad. ¿Pero tú lo has permitido? ¡Tú por ser una caliente..- le echaba la culpa el desgraciado.

- Pues ya ha pasado lo que ha pasado.. ¿que creía al traerme aquí? ¿Eh? Aquí vienen tipos como ése, y aquí me ha convencido..

- Qué locura..

- Estoy bien.. como si no hubiera pasado. ¡Don Paulino, en serio.. he sido una estúpida por haber venido y…

- Ya tranquila. Por eso estoy yo aquí.. para tratarte.. Necesitas de mi ayuda Mónica.

- ¡Necesito su ayuda Don Paulino.. no quiero que esto vuelva a suceder.. necesito llegar a casa.

- Está bien Mónica.. pero antes quiero que mires como mi brazo y mis dedos se elevan lentamente y vuelven a bajar muy despacio.

- ¿Q-que hace?..

El movimiento del brazo comenzó de nuevo.

- Cada vez que eleve el brazo y los dedos lentamente y los vuelva a bajar muy despacio entrarás en un profundo sueño, tu cuerpo se sentirá cansado. Seguirás mirando como el brazo y los dedos suben y bajan lentamente durante unos instantes y luego caerás en un profundo trance y dormirás. Recuerda, cuando el brazo se eleve lentamente y vuelva a bajar muy despacio.

- .. Sí. Cuando el brazo comience a elevarse lentamente y vuelva a bajar muy despacio..- comenzó a decir antes de entrar en trance y cerrar los ojos.

- Así se hace, Mónica.. sólo cierra los ojos y escucha mi voz. No recordarás nada de lo que ha sucedido esta noche, ..más allá del hecho de que te sentirás mejor mañana gracias a las terapias que te he atendido adecuadamente. Sin embargo, recordarás todas las sugerencias que te he hecho: la necesidad de sentirte sensual cuando estás a solas, pensando en cuanto adoras mis terapias.

- Adoro sus terapias..- repetía con los ojos cerrados.

- Pensarás que eres una pervertida sexual y que sólo yo puedo ayudarte. Sólo yo puedo asegurar la tranquilidad en tu vida. Esos pensamientos te los guardarás para ti misma. Eso hará que te sientas nerviosa y tensa, pero te los guardarás para ti misma. Te los guardarás para ti misma a excepción de la necesidad de recibir tratamiento por mi parte, ya que soy el único que conozco tus secretos.

- ... usted me conoce los secretos.- repetía.

- No sabrás porque ahora tienes esos deseos de sentirte sensual, ..pero vas a darte cuenta de que realmente eres sensual.

- Soy una mujer sensual..

- Está bien Mónica.. ahora, tengo una nueva orden para ti. Te gusta la idea de que yo esté cerca para darte esas terapias. De hecho deseas y necesitas que yo lo haga. La idea cada vez toma más fuerza en tu mente y no vas a posponerla mucho tiempo más. Vas a permitir que yo vaya y me mude a vivir a tu casa.. ¿Qué es lo que tienes que hacer?

- Permitiré que vaya a vivir a mi casa..

- Buena chica. Ahora quiero que poco a poco vayas despertando, y que cuando lo hagas te encuentres relajada y muy animada. Nada de lo que hiciste esta noche lo recordarás, simplemente fuimos al consultorio por tu tratamiento.. quizás mañana sentirás algún dolor muscular y escozor en algunas partes de tu cuerpo, pero simplemente será por una ligera infección y el arduo ejercicio que hiciste este día. No recordarás nada ni a nadie de lo que ha pasado esta noche, y mañana le comunicaras a tu hijo que iré a instalarme a tu casa para cuidarte. Tendrás la imperiosa necesidad de las terapias. ¿Has entendido?..

- Sí, he entendido.

- Muy bien, ahora abre los ojos y regresarás a tu casa en un taxi..

- Sí.

- Eso es, mi pequeña putita..


Continuara brevemente....... ATTE: Pedrito Tapia.

MI MADRE Mónica.......... Capitulo (58)
‘‘El renco viviendo en casa.’’

PD.... No se olviden de valorar el relato y escribir su recado para motivarme a contarles más... les mando un cordial saludo....
pedritapia08@hotmail.com