Translate

martes, enero 05, 2016

Capitulo (54)


MI MADRE Mónica.......... Capitulo (54)

“Madres desenfrenadas.”


Increíble lo que había pasado esta vez ayer por la noche, no solo me había vuelto a encontrar con mi gran amada, si no que me había enterado de que había terminado con el papanatas del tal Quique ese y que ahora Yuli tenía otro novio, que a su vez engañaba con el susodicho este, eso sin olvidar claro y lo más aterrador que el ser que más odiaba en esta tierra (ya saben a quién me refiero) se había mantenido al igual que yo entre las sombras para así poder tomar evidencias y usarlas contra ella para sus propósitos asquerosos y hasta malévolos. Ese viejo desgraciado de quien les hablo se había vuelto a apoderar de la otra persona a quien yo amaba. Parecía estar haciéndome un complot, pareciere querer destrozarme la vida día a día sin proponerselo, arrancar de mí los pocos buenos sentimientos que aún guarda en mi persona, y no era que yo fuera un chico agresivo y rencoroso, pero este desgraciado Cubano estaba despertando en mí el odio más profundo que una persona pudiera albergar dentro de su ser.

Toda la noche me mantuve en vela, y no era por yo lo quisiera, me mantuve pensando y porque no decirlo maquiavelizando una posible solución para arrancar de este país y si se puede de este mundo a una persona tan desagradable y tan perversa como lo era ese Portero. Afortunadamente para mí, si de mi vida aún quedaba algo bueno, por ahora mi Mamita se mantenía libre de los acosos de ese cerdo, bueno claro que sin evitar que los vecinos y hombres que se encontraba en su camino se la tragaran con la mirada y la desnudaran, la despedazaran en sus más oscuros pensamientos, este lo digo por lo que ocurrió este sábado muy de mañana:

- ¡Un besito Betty, chao ..te deseo un buen desfile.- se despido de su amiga, otra persona que me había dejado intrigado con sus pasadas confesiones.

Mamá colgó el teléfono y lo dejó sobre la mesilla nuevamente. No lo decía pero siempre que escuchaba a su amiga Betty despedirse para irse a otro país o a otra ciudad para irse a modelar sentía una ligera envidia, pero no envidia de la mala, pues ella ya tenía su vida y no le faltaba nada, pero su sueño personal siempre fue mostrarse en las pasarelas y pasear por todos los rincones de la tierra, ella miraba a Betty como una hermana menor la cual estaba cumpliendo en personal su sueño.

Pero en fin.. decidío en empezar un buen día con sus rutinarios ejercicios. Primero fue al baño y se refrescó la cara, pues esta mañana había amanecido muy soleado y se antojaba un día caluroso. Recogió su pelo en una coleta y subió a su habitación. Digo todo esto porque el día de ayer me había puesto una santa regañiza por llegar a altas horas de la noche solo para comprarme un videojuego, eso claro que me escudé en que ya mi bicicleta o patineta era insuficiente para mí, lo que me ayudó para volverle a insistir que me comprara aquella motocicleta que tanto aloraba.. pero en fin, por otro lado buscaba que Mamá saliera algún lugar para entonces estar libre y poder disfrutar de ese gran videojuego que había estado esperando.

Mamá se vistió frente a su gran espejo con un sensual atuendo para hacer deporte, que en lo particular no dejaba nada a la imaginación. Y es que ella no quisiese que fuera así, si no que su exuberante cuerpo así se lo mostraba, con la tela tan ajustada y corta que llevaba que apenas lograba cubrirle las nalgas. Increíblemente volvió a no ponerse ropa interior, como le había mencionado el día de ayer a Betty, odiaba que se le marcase bajo la ropa tan delgada de hacer deporte. Además quizás el ir así le proporciona una agradable sensación de libertad ya que esas prendas tan ajustadas son como una segunda piel.

Aunque claro como siempre, sus pezones en alerta se marcaban claramente bajo la tela dejando poco a la imaginación y a los ojos de los vecinos que empezaban a marcharse a sus debidas ocupaciones. Mamá sonrió frente al espejo quizás pensando en alguna de sus diabluras o porque no decirle de algunos de los encuentros con sus recurrentes mirones.

Después de colocarse sus cómodos tennis para el deporte buscó su reproductor portátil para así escuchar mientras corría la música que más le agradaba. También se colocó una banda para el sudor y bajó al recibidor rumbo a la puerta. Cuando salió de la casa los vecinos del frente pronto la siguieron. Saludó algunas Señoras que por ahí andaban y le regaló una excitante visión a sus Esposos de su espléndido trasero perfectamente dibujado bajo esos ajustados short's cacheteros. El Sr Santillana intentó actuar con normalidad frente a su Esposa, pero no pudo evitar que su mirada subiera de aquella angosta cintura bien definida hasta aquellos prominentes pechos blancos y duros que se decidía a seguir el trote de aquellas largas piernas.




Y más cuando Mamá se dio la vuelta para sostenerse de un árbol y asi estirarse para iniciar, pudo notar como los ojos del Sr Santillana se clavaban en su prominente y firme trasero que pareciere siempre tener hambre de tragarse la tela que los cubría. La Sra Mati también lo notó y rápidamente le dio un jalón a su tontín Esposo encaminándolo hacía su coche para que se marchara, eso claro que con una breve discusión antes por parte de ambos y una mirada de repudio hacía mi Madre de celos.

Pero mi Madre estaba tan acostumbrada a eso que solo le ignoró y se acomodó los audífonos de su reproductor para comenzar a correr yendo a la orilla de la calle, para continuar con sus ejercicios por ella, lo que provocaba que también se perdiera de mi mirada. Una media hora después volvía brillante en un tono rosado que siempre la cubría por el esfuerzo. Se detuvo antes de entrar a la casa en nuestro buzón para tomar la correspondencia. Tenía calor y su cuerpo estaba completamente empapado en sudor. Algunas gotitas resbalaban por su cuello bajando por su escote para perderse en la gruta que se separaban sus pechos.

Pero ustedes se preguntaran porque nos cuenta nuevamente esto.. Cuando pensé que simplemente había sido otra mañana como muchas otras en la vida de mi Mamy, una figura muy peculiar aparecía en la calle y se acercaba a espaldas de ella que mantenía su atención en la correspondencia. Lo cierto es que “Don Paco” se hacía cada vez más el encontradizo con mi Madre. Rara vez pasea por nuestra acera ya que él vive del otro lado de la casa, además por los horarios de la mañana ya que por lo regular se encuentra atendiendo la florería. Era como si este hubiera estado esperándola para coincidir con ella antes de entrar a la casa. Lo que me dejaba pensando que iba surgiendo así un cierto acoso de la complicidad de Mamá con sus nuevos jueguitos de exhibición.

Como ya sabrán Don Paco era un hombre mayor, que claro se deleita con las ocurrencias de mi Madre y sus nuevas formas de vestir en la parte trasera del jardín, que para su larga vida y a pesar de su edad no pareciere querer desaprovechar lo poco que la vida le ofrecía desde el punto de vista de la sexualidad.

- ¡Buenos días Sra Tapia.- el viejo no pudo evitar como muchos otros clavar su mirada en aquellas nalgas blancas que se divisaban nada más al acercarse,- Usted siempre tan radiante.

Cuando estuvo frente a Mamá nuevamente su mirada se clavó en sus pechos, que subían y bajaban la respiración aun agitada por el esfuerzo realizado. Mamá ante la sorpresa inesperada no supo que hacer, se puso tan nerviosa que hasta se le cayeron las cartas. Sin saber cómo actuar instintivamente le dio la espalda y se curvó todo lo que pudo para lograr alcanzar la correspondencia. El viejo se quedó en seco al verla en aquella postura. Se quedó perplejo. La vio de espaldas, inclinada hacia delante con el trasero empinado. Pero lo que me pareció más atroz, fue que el viejo volteo a ambos lados de la calle como para asegurarse de que nadie le viera. Retrocedió unos pasos para contemplar mejor, en todo su esplendor aquellas hermosas nalgas. Que por la postura, los shorts se le habían corrido hacia arriba retacándosele más en la raja, y en la parte de abajo donde claramente se distinguían sus exquisitos cachetes blancos sobresaliendo del borde. El viejo no tuvo recelo en acomodarse el bulto.

- ¡Joder..- casi le escuché decir al vejete ver el movimientos de sus labios, embelesado con la postura, con la carne de esos cachetes que se divisaban tras la ajustada tela.

Peor cómo diablos no iba a calentarse el viejo con una mujer así. En su cochina vida seguro que había visto a centenar de hembras, quizás había follado con muchas, pero jamás se le presentó la oportunidad de una mujer tan exuberante y tan linda como mi Madre, y menos con un erotismo como el que se estaba encontrando. Vio que se erguía con la correspondencia en la mano. De nuevo los short's bajaron a su posición, pero sin sacarse la tela de la cola, con un cachete de su trasero aun asomando del borde. Al verla incorporarse y voltear, el viejo volvió a tomar su singular postura, muy seria y servicial. Pero de frente, vio que el vértice de sus piernas había tomado un ligero cambio, la tela había tendido a retacársele en la raja al no llevar bragas a modo de cameltoe como se le conoce por la red, dejaba visiblemente el contorno de su entrepierna sin pudor, así como el vaivén de aquellos pechos tan impresionantes.

Nuestro vecino se encogió al sentir casi eyacular en los calzoncillos. Mamá casi había conseguido que se corriera sin tocarse siquiera la verga. Un manchón de fluido se dibujó en el vértice de sus pantaloncillos. Ella también, aunque nerviosa no duda en saludarlo a la vez que se ponía roja como los tomates.

- ¡B-buenos días Don Paco,- dice intentando acomodar las cartas en sus manos pero sin mirarlo a los ojos.- Q-que anda haciendo por aquí?. ..- le extrañó también a ella.

- Nada linda, pasaba por aquí y cuando le vi, me preguntaba si no ocupaba ayuda con sus flores, ..esta calor provoca que las flores pierdan mucha agua y se deshidraten. Quizás quiera que le eche una manita, ..la ayuda de un abono especial que me llegó podría servir.

- Usted cree Don?, ..y qué, me crecerán más? ..-cambio el tono un tanto más sutil.

- ¡M-más? ..-tartamudeó el viejo al ver sus pechos,- D-desde luego Sra Tapia, le estarán más lindas, ..más paraditas, las flores.- el tono de esto último no me gustó en lo más mínimo.

- Ay.. yo no quisiera molestarlo Don Paco, ..usted debe de andar muy ocupado en la florería. No quisiera quitarle su tiempo con mis flores.

- No es ninguna molestia linda, ..siempre puedo darle una checadita.. a las hermosas flores de mi vecina, no me quita mucho tiempo. Además así mientras usted lee un libro y se relaja.. o se da un chapuzón en su piscina. Estará al pendiente de sus Hortensias japonesas, ..que déjeme decirle que no estarán en mejores manos ¡Je je..

- Usted cree? ..usted sabe que esas flores son muy raras Don. Me las trajo mi Esposo en una excursión a Asia.

- ¡Cuantimás Sra Tapia, ..necesitan de mayor cuidado. Además sus orquídeas también necesitan de un trato especial, dígamelo a mí que lo sé. Algunos dicen que esas flores toman el estado de ánimo de quien las posee, o viceversa. Si usted se deprime ellas también lo harán, al igual que si ellas están bellas y radiantes usted también estará.

- Ay Don, que cosas dice, ..no me diga que usted cree en todas esas supersticiones.

- Bueno Sra Tapia, ..las flores dicen mucho de nosotros aunque no lo crea. Muchos no lo creen, pero afectan nuestro estado de ánimo y sensaciones, ..de ellas depende de cómo andemos todo el día.

Mientras charlaban su indiscutible saber sobre las flores, Don Paco disfrutaba del espectáculo que le ofrecía mi Madre. Percibía cómo sus gigantescos pechos se movían tras la tela de la blusa. Una de las veces que se inclinó ella para acomodarse las calcetas, dispuso de un par de segundos para clavar la vista por el escote, apreciando la magnitud de los mismos. Sus ojos iban a pasárselo bien si Mamá le daba el permiso que necesitaba para adentrarse a nuestro jardín. Además se comportaba de una manera excesivamente simpática, lo que nunca antes.

- Bueno si no le quita mucho tiempo y le genera problemas con Doña Clarita, pues adelante. ¡Eso sí se las encargo muchísimo, ..créame que después de Pedrito es lo que más quiero.

- No tenga pendiente linda, ..usted verá cómo se levantan e irradian belleza, como su dueña.

- ¡Ji ji ji.. que cosas dice Don, yo ..

- ¡Mamá, ya tengo hambre ..- les interrumpí.

Ya me había hartado de que esos desgraciados se apoderaran de la aparente inocencia que mostraba mi Madre para con ellos, y es que el muy pervertido aprovechaba cualquier descuido de mi Madre para recorrerla con su obscena mirada cargada de oscio, lo digo porque cuando ella se dio la vuelta por mi interrupción, el desgraciado pudo volver a apreciar desde arriba aquellas dos masas exquisitas de carne devorándose la tela enterrada en su raja, dejando visible los ojuelos que se le hacen a mi Mamy en la parte alta de la cadera. El viejo tuvo que tragar saliva para serenarse.

Por otra parte, era la primera vez que lo veía tan cerca y lo digo porque siempre me mantuve alejado de este Señor y de su cerca, (bueno, menos cuando la Sra Clarita me llamaba para regalarme unas de sus deliciosas galletas con leche). Don Paco parecía un Señor educado, pero todos sabíamos lo que realmente era en realidad, además de tener unas ganas enormes de ponerle las manos encima a su vecina. Tenía un no sé qué que lo hacía bastante misterioso. Me llamó la atención que entre los pocos artículos que llevaba en una bolsa había una caja de lo que me pareció eran preservativos. “¿para qué querría una caja de condones?” me pregunté. Me fijé también en sus manos arrugadas, eran unas manos grandes y duras, quizás por las flores y el abono que trabajaba. De repente un pensamiento absurdo me vino a la cabeza “¿con esas manos se masturbaba mientras la observaba en la piscina?, ¿por qué se había ofrecido a ayudarle hasta ahora con las flores?, ¿Acaso estaba dispuesto a intentar algo con mi Madre? ..

El caso de mi Madre también me ocupaba, se mostraba muy atenta y hasta se ponía roja cuando le encontraba mirándole por segundos el escote, ella sabía de las ganas enorme que ese viejo tenía sobre ella y de las bragas que de manera enferma le había estado robado para pajearse en su cochino taller. Su lujuria estaba empujándola hacia experiencias muy arriesgadas que podían convertirse en un escándalo. Su juego de seducción con el vecino podía llevar consigo bastante peligro, pero sólo el hecho de tontear con hombres toscos y rudos la ponía muy caliente, y no podía evitarlo, la sensación le resultaba embriagadora.

Una vez que estuve allí no hizo falta decirse nada, quedaron en que él le ayudaría con sus flores, y le informo que en cuanto estuviera listo se metería a nuestro jardín para tratarlas. Mamá le dio las gracias y le dedicó una sonrisa mientras soltaba la coleta que recogía su pelo. Se dirigió a la casa consciente de que era seguida por un par de ojos que estarían recorriendo cada milímetro de su trasero.

Una vez adentro, Mamá se dirigió a su habitación brincando como una adolecente, entró corriendo a su cuarto y tiró la bandita para el sudor sobre la cama, se deshizo de los tennis, se quitó el top y lo lanzó a la cama desde la puerta del baño. Pensaba bañarse, pues estaba envuelta en sudor y además se notaba realmente nerviosa. Reguló el agua de la ducha, dejó el diminuto short's a sus pies y entró en la ducha. El agua templada que bañaba su piel relajó sus músculos. Estuvo cerca de quince minutos bajo la ducha dejando que el agua acariciase todo su cuerpo.

Créanme que mientras lo hacía intentaba no caer en la tentación de masturbarse. Peleaba por quitarse de la cabeza la idea de abrir la puerta de la terraza envuelta en la toalla y volver a sentir esa sensación de excitación al sentirse observada. Se sentía tan enfebrecida. Hacía calor y efectivamente se animó abrir la ventana pero solo para correr las cortinas y que así entrara aire fresco. Después se plantó ante el armario intentando decidir que se ponía. Se había despojado de su bata y estaba midiéndose un sostén frente al espejo. Lo retiró descubriendo sus pechos balanceantes, sus aureolas y sus erectos pezones rosados. Se había quedado en bragas. Se cepilló el cabello y rodeó la cama sentándose en el borde. Se mantuvo pensativa mirando hacía la puerta de la terraza que estaba frente a ella.

Yo desde mis cámaras observaba desconcertado. Sabía que Mamá ya estaba a próximas de perder la cordura. Muy lentamente, fue metiéndose la mano derecha dentro de las bragas para tocarse. Mirando hacía la puerta de su terraza se empezó a masturbar. Me fijé en cómo los nudillos se removían tensando la tela. ¡Mi Madre se estaba masturbando con las fantasías de su vecino en el jardín. Estaba cachonda, caliente como una perra.

Se llevó la mano izquierda a sus pechos para sobárselas al son de la masturbación. Estos jueguitos con su vecino la estaban sobre pasando. De pronto interrumpió su excitación para buscar algo debajo del colchón, pensé que nuevamente sería testigo de Mamá jugando con sus juguetitos pero no, lo que sacó me dejó helado. En una bolsita “ziploc” de esas que tienen sellador hermético para no dejar salir el olor de lo guardado. En ellas se encontraba aquel sucio calzón que Mamá de manera por demás sacada se había atrevido a recoger del viejo. Sí, ya recordarán, aquellos sucios calzones que Mamá a su vez le había robado al vecino. ¡La muy cochina los guardaba como un tesoro bajo su colchón. Cogió la bolsa con la punta de las uñas y se paró a verla, observando ciertas manchas en la parte interna. Habían pasado días y aún se veía algo pegajoso aunque bastante seco. No tenía dudas de que era líquido preseminal y a pesar de lo sucio que le parecía, no pudo reprimir su curiosidad.

Abrió la bolsa y se acercó la prenda a la nariz contactando perfectamente en su rostro, e inhalando con intensidad. Le vino ese hedor fuerte. El olor de hombre sudoroso y rancio que a ella tanto le enfermaba, lo que provocó que le viniera a la mente la verga de su dueño, cascándosela con desenfreno en aquel pequeño cuarto. El olor a camarón deshidratado inundaba su nariz y le provocaba aquellas imágenes tan vivas. Como la apretaba con sus toscas manos, cubriendo y descapullando la amoratada punta. La tensión de ese glande que era resbaladiza por la acción del fluido saliendo por la punta, y que se tensa más y más ante la acción de la velocidad de la mano. La cara de excitación del viejo totalmente rendido ante el deseo que era más fuerte que cualquier sentimiento. Mamá sintió que su raja comenzaba a lubricar. Estaba solamente con las braguitas, totalmente excitada.



Separó sus braguitas de la entrepierna y vio como un ligeramente espeso flujo quedaba atrapado entre la tela y su rajita, tal y como aquellas babas iban de los dedos del viejo a la punta de su verga. Se impregnó los dedos y los olió. A continuación probó el dulce fruto de su intimidad, y comenzó a masturbarse cachonda y caliente como hacía mucho que no estaba.

Al principio le daba igual el motivo, solo quería sentir como su vagina se ponía más y más caliente y como su clítoris más y más sensible cuanto más lo frotaba. De golpe le sobrevino ese sentimiento de culpa y volteó a ver los calzones. Se estaba masturbado como una pervertida con unos sucios calzocillos de su vecino, pero sentía que si no lo hacía podría cometer una locura, locuras de las cuales ella ya había experimentado en el pasado. Su mano no se había detenido y dos dedos entraban y salían de su coño. Se refregaba el chocho moviendo la mano en círculos, a veces el lateral de la prenda se abría y podía distinguir toda la zona de su vagina. Con la izquierda se agarraba los pezones y se apretaba la masa blanda que alcanzaba con su mano, se las acariciaba con rabia. Se tiró en la cama. Echó la cabeza hacia atrás con los ojos entre cerrados y respirando aceleradamente. Ahora meneaba toda la cadera, levantando el trasero del colchón como si sus propios dedos estuvieran follándola.

Mamá abría y cerraba las piernas, hasta que se detuvo emitiendo un jadeo ahogado. Descansó unos segundos hasta que dejó de tocarse. Al verla derrumbarse descubrí que la delantera de las bragas había quedado ladeada y había dejado medio chocho a la vista con una gran humedad por toda la zona. Mi Madre se tumbó en la cama y se hecho una pequeña siesta. Yo me quedé unos minutos rememorando cada instante, la manera de reaccionar de ella cuando tenía al viejo de frente. Y en cómo iba a afrontar cuando este entrara a nuestro jardín para atenderles sus flores, aun me daba vueltas ese comentario del viejo que me había parecido atrevido “Además, así mientras usted lee un libro y se relaja.. o se da un chapuzón en su piscina yo le arreglo las flores” No podía ni imaginarme a Mamá en traje de baño mientras Don Paco anduviera por el jardín trabajando.

......

Lo que me tenía intrigado todo el día y gravemente desconcertado era que mí amada Yuli tuviera que ir aquella mugrosa caseta para encontrarse con aquel otro asqueroso viejo obligada para recibir las pastillas de 24 hrs antes de que ese feto o engendro del Portero empezara a crecer en sus entrañas. Las ansias me comían, tenía miedo por ella, me imaginaba todo lo que estaba sucediendo en su cabeza en estos momentos. Me tente a ir hablar con su hermano, que hicieran algo sus Padres para salvarla, no podía darme el lujo de solo quedarme sentado mientras la vida de mi Yuli era destruida por ese malévolo viejo. Y como ya saben el pequeño Pedrito no podía dejar pasar eso de largo sin saber lo que iba a ocurrir, porque les aseguro que si ese desgraciado Cubano no le daba esas pastillas, estaba dispuesto a enfrentarlo de algún modo, forzarlo a que se las consiguiera, robar mismo una farmacia con tal de que mi amada fuera liberada de la descendencia de Don Mario.

Aventurado y con un miedo atroz me dirigí nuevamente a ese cuartucho con el pretexto a Mamá de que me había salido mal el juego, (A Mamá le choca que algo que compre salga roto o averiado, también con sus cosas.) Por otro lado, siempre que me acercaba a la caseta la piel se me ponía de gallina, quizás por las cosas que había visto ya dentro de ella, ayudado claro por la enorme corpulencia de ese viejo que le había agarrado un miedo terrible. Con pasitos silenciosos y evitando que el viejo me pillara, acercándome logré llegar al reverso del cuarto donde solo habían botes de basura y un pestilente olor a orín donde seguro el muy cerdo hacía sus necesidades cuando le ganaban las ansias. Me había armado con una camarita mágica, una tipo auscultación, de esas que es como un resorte que en la punta lleva el lente y puedes meter o colocar en agujeros estrechos, que como sabrá ya había abierto un pequeño huequito con anterioridad.



Estaba ahí atrás, en silencio y haciéndole al espía cuando en eso escuché del otro lado la dulce y un tanto entrecortada voz de lo que se figuraba era el tono de mi amada.

- S-sr, está usted aquí?. ..- dijo en voz baja y lentamente giro la perilla de la puerta.

Por alguna razón el chirrido al abrirse me puso los pelos de punta, enseguida saqué el resorte de la cámara y preferí verlo por mis propios ojos. El Cubano al parecer se encontraba dormido (por novedad) sentado detrás de su escritorio con las patas encima, tenía los monitores encendidos y veía una de sus revistas la cual descansaba en su bofa pansa mientras se había quedado dormido.

- B-buenas, vengo por lo que quedamos.- alcanzó a decir Yuli.

- ¡Ah, quien?.. ¡Ah.. Buenos días chiquitica,- decía tallándose los ojos para lograr despertar.- Aquí está, tan linda como siempre ¡He he..- contestó el viejo posando su mirada en el adolecente cuerpo de mi amada.

Yuli se sonrojo, su hermosa mirada se apartó de la de él nerviosa, que a pesar de que el piropo esta vez no había sido dirigido tan vulgar como al viejo le caracterizaba ella sabía que el estar allí adentro, encerrada sola con él no era buena idea.

- Y que putilla?, ¡He he.. que se siente dormí con un Cubanito en las entraña ¡He he..- la mirada de Don Mario denotaba maldad.- Lo pasamo bien, no?, ..poniéndole los cuelnetes al pendejo que tienes de noviecillo.

La cara de Yuli parecía una braza de lo avergonzada que se sentía. Seguro que recordaba todos aquellos pensamientos que se le cruzaron por la cabeza durante toda la noche, su doble infidelidad (refiriéndome al tal Quique y terminando con el desgraciado este). Su semblante se notaba un tanto cansado, como si no hubiese podido cerrar los ojos durante la noche, enseguida y tras los ojos cargados de lujuria que le echaba el Portero empezó a recordar, casi sentir las desquiciantes lamidas que la lengua de ese desgraciado le proporcionó a sus pechos, como los mordió y los chupó como si fuese un becerro. Pero el recuerdo más fuerte era el su pene, pues sin poderlo evitar bajó la mirada por unos milisegundos centrándose en la entrepierna. Rápidamente volteo la vista hacia otro lado. Habían sido dos veces ya en las que ese cerdo la había poseído, y no solo eso, sino que aparentemente lo había disfrutado, aunque lo odiase con todo el alma tenía que reconocer que ese Señor la había hecho disfrutar como nunca, lo que el tal Quique ni la cuarta parte le hacía sentir.

El viejo portaba una herramienta de longitud y volumen considerable, que a pesar de que tratara de ocultarlo en el fondo de su corazón sabía que esa característica le encantaba. Instintivamente se imaginó siendo penetrada por ese viejo, con su horrible cosa entrando y saliendo de su estrecha hendidura. Sus pezones se endurecieron, a la vez que comenzó a sentir un agradable cosquilleo en su vagina.

- Porque me hace esto? ..- su voz sonó tímida, sumisa, sin quererlo esa actitud excitaba a este cerdo.

Y como ya le caracterizaba al Cubano le encantaba jugar, de seguir viendo su adolecente anatomía allí frente a él visiblemente asustada, lamentablemente para su suerte sabía que no podía estar encerrado en la caseta con ella por mucho tiempo, si alguien se enterase que la hija del Sr. Peterson se había metido allí con él su futuro estaría en riesgo, no sería sencillo intentar explicar porque una linda adolecente fuera a visitarlo, así que decidió apresurar las cosas.

- Mira ¡He he.. hay un pequeño videíto que me gustaría que viera chamaca.- en ese instante el viejo volteo la pantalla de uno de sus monitores a la vista de Yuli.

Tanto Yuli como yo nos quedamos en shock, la imagen que tenía frente a si era asquerosa. Ese horrible y asquerosa, el viejo la penetraba analmente. ¡Joder, era mi video.. aquel que estúpidamente había estado grabando trepado en aquella enredadera de plantas como un total pervertido, ¡Maldita sea, era el video que con tal ahínco había estado buscando, el maldito lo guardaba como un tesoro y ahora empezaba a usarlo para someterla.

Pero eso no era lo que la tenía paralizada, lo que terminó de humillarla más fue ver su rostro. Ese rostro el cual yo siempre había estado enamorado por ser de facciones delicadas, tierna y linda, en fin un rostro hermosísimo de colegiala. Pero en ese momento en la pantalla ese rostro no existía. Su angelical carita se había convertido en otro, lleno de lujuria, de perversidad, de excitación. Observamos cómo en el video se mordía los labios y volteaba los ojos en blanco esquiciada de calentura, ni siquiera yo recordaba eso.

- ¡Aauhh.. ¡Uuuhhm.. ¡Oh por dios!, ..me la metió toda!!- se escuchaba decir mi tierna Yuli con una voz que no podía creer fuera suya.

- ¿Qué te parece putilla, te gusta nuestra película de amó? ¡He he..- preguntó el viejo.- Lo he gualdaho como un tesoro.- una gran fuerte risotada inundo el cuartucho. El desgraciado usaba su sistema de vigilancia que era capaz de acelerar y retroceder la película a su antojo.- ¿Quién pudiera imaginá que la linda mujelcita del Señó Patelson podía conveltilse en una verdadera perra en la cama?- el viejo veía con una lujuria insana a mi amada.- Aunque claro, poniéndole los cuelnotes a su novio con medio mundo supongo que no es tan estlaño.

El delgado cuerpo de Yuli estaba temblando de impotencia, de temor al enterarse que ese horrible viejo si tenía aquella evidencia de la cual le había estado mencionando. Como había podido ser tan tonta como para caer en las manos de este cerdo, pensaba. Dio un último vistazo a la pantalla, nuevamente sintió un profundo asco al verse siendo penetrada a cuatro patas por ese asqueroso viejo. Y juntando todo el valor del que disponía..

- ¡Qué es lo que quiere?..- Yuli prácticamente gritó eso.

- ¡Tranquilízate putilla, ..qué, quiere que todos se enteren y vengan corriendo a ve a la hija del Sr Patelson actua en esta película. Que tengo que decilte que tienes mucho talento ¡He he.. Apuesto que puedes llegá a sé una gran actriz, ..aunque polno pol supuesto ¡He he..

El corazón de Yuli latía a mil por hora, observaba que estaba a punto de llorar, pero también sabía que si lo hacía solo le regalaría más satisfacciones a ese degenerado que la observaba con su estúpida sonrisa. Armada en valor quiso terminar con esto lo más pronto posible. 

- Solo vine por lo que me dijo que me iba a dar.

- ¿Qué, de que me habla?.. ¡Ah, ya.. viniste pol las pastillicas esas que silven para matá a los bebes,- al viejo le fascinaba humillarla.- De esas que usan las putillas para no embarazase ya que ere como muchas que no pueden aguantá su calentura y prefieren hacelo a pelo.

- ¡Ya por favor.. solo démelas y me iré.- decía tapándose los oídos para ya no más escucharle.

- Sabe, un hombre como yo ya está muy viejo para garrá foltuna, ..yo no tuve a Papi y a Mamy que me dieran todo. Yo tuve que trabajá desde niño, ganalme la vida de sol a sol para agarrá un peso.- Hablaba mientras se le acercaba.- Dolmí en la calles cuando ya no me alcanzaba el tiempo para llegá al albelge.

- ¿P-por qué me cuenta eso?..- Yuli retrocedió unos pasos para estar cerca de la puerta en caso de que necesitara correr.

- Sencillo pendeja, ..eres una chica tremendamente helmosa, con todos los lujos y comodidades tan solo con levantale el brazo a Papi y pedilo.- tenía la sospecha de que el viejo estaba tramando algo, algo más que simplemente sexo o manosear. Sin embargo quería jugar con ella.- Yo tengo una cuantas deuditas por ahí que tengo que solucioná.

- ¿E-eso es todo, dinero?..- Yuli se notaba tensa.

- Mira chiquilla hagamo un trato.

Don Mario se colocó en frente de Yuli. Al estar a su lado el viejo pudo percibir el olor a feminidad, al perfume característico que desprendía la adolecente, eso le encantaba. Pero por el otro lado el Cubano emanaba un olor a tabaco rancio, el que despiden los cigarrillos más baratos. El Portero exhalo el aroma y continúo:

- Tú me consigue ese dinero y yo desapareco toda la evidencia y no me vuelve a vé en tu camino ni a molestá má, ..todo ganamó y felice los dó.

Yuli esbozo una hermosa sonrisa, ella era tan ingenua, conociendo a este maldito viejo sabía que tramaba algo malo.. porqué, en verdad eso sería todo?, Don Mario no intentaría nada más?.. Noté que Yuli se tranquilizaba.

- Toma..- dijo, dándole en la mano las pastillas.- para que vea que no soy tan malo como creías. Diculpa por hacelte todo aquello chamaca, me he compoltado como un canalla contigo, ..eh solo que a veces no controlo mis instintos ¡He he.. lo que pasa chamaca que no lo puedo evitá cuando veo una tan buenota como tú, ..pero quizás despue podamos sé hasta amigos ¡He he he..- la labia del Cubano era impresionante, siempre lograba que los demás que lo escucharan cayeran en sus absurdas mentiras.

No sé si Yuli se había tragado toda esa patraña completita, pero de lo que sí estaba seguro era que ella se relajó, como si de pronto todo ese odio y miedo que sentía hacía al Cubano se esfumara. Como era posible?, hace apenas 5 minutos le asqueaba ese viejo y ahora hasta sonría con él, no cabía duda de que mi Yuli era una chica de buenos sentimientos, capaz de perdonar prácticamente todo.

- Así que, qué dice chamaca, ..tenemó el trato?

A la pobre Yuli no le quedaba de otra, estaba nerviosísima, algo dentro de ella le decía que si le respondía que no, allí mismo se la cogería, no importándole nada, ni siquiera tener que violarla aunque corría el riesgo de que alguien los viera.

- S-si Sr. está bien.- dijo Yuli con la timidez que la caracterizaba.- p-pero por favor júreme que me devolverá ese video y no tendrá más copias.

- ¡Te lo juro chamaca, por mi Mamacita santa.- dijo el desgraciado muy convencido.

Pero como ya sabía este viejo maldito se pasaba los juramentos por debajo de sus güevos sudados, además eso de que por su Mamacita santa, en primera ni Madre tenía este desgraciado, y eso de santa tampoco se lo creía, porque su Madre debió ser una tremenda puta allá en Cuba para engendrar tal cosa.

- No te preocupe, el Jueve paso por tu casa para que me los dé, ..no debe de preocupalte por naha má que ir a pedile a Papá esa plata.- dijo el viejo.

- Y cuanto es lo que ocupa?. ..

- Bueno, tal ve si pudiera juntalme unos 5 mil para empezá. Más lo que acaparé de aquí y allá.

- Ok, bueno.. intentaré vender mi celular y otras cosas para pagarle. Creo que si se los podré juntar.

- Tu celulá?, ..no pendeja no me has entendido bien. ¡Cinco mil dolaré..

- ¡QUEEE!!.. ¡Oiga p-pero yo, ..no puedo conseguirle tanto dinero. De donde cree que yo..

- Pídeselos a Papá, tu ere su consentida.

- S-si p-pero no así nada más.. me preguntara para que son y además esa cantidad, es mucho dinero.

- ¡Pue a mí me vale, pendeja, ..tu Papá tiene caja fuelte no es así?..

- S-sí..

- Pues obtén la convinaciong y róbaselos.

- No puedo hacer eso.- dijo indignada.

En ese instante el viejo cambio la cara que hace dos minutos de amigable tenía, señal de que a Yuli le valía más salir.

- M-me tengo que ir Sr.- Yuli dio media vuelta en dirección a la puerta.

- ¡Tú no va a ningún lado, putilla.

El viejo se apresuró a detener la puerta. Yuli al verle los ojos dedujo de que ahora se encontraba en problemas. Haciendo un gran esfuerzo por no llorar, sintiéndose tremendamente asustada, quería salir corriendo y no volver a verle, pero el muy desgraciado sostenía la puerta con todo el peso de su cuerpo haciendo que mi Yuli por más que quisiera halar la perilla le fuese imposible escapar. Estaba seguro que Yuli jamás se había sentido tan indefensa, tan vulnerable, tan sola, pensaba porque ese tipo de situaciones debían pasarle a ella.

- Ere una chica inteligente, pendeja, ..y no creo que sea conveniente para ti haceme enojá veldá?.. pero por si acaso te recomiendo que te siente en esa silla y no me haga encabroná.- No necesitaba amenazarla, Yuli se moriría de terror.

Más asustada que un ratón arrinconado caminó hacía la silla pero sin sentarse, limpiándose las lágrimas que empezaban a rodar por sus mejillas. El viejo se acercó hacía ella, pero en su recorrido pude ver sus ojos perversos recorrer toda la anatomía de pies a cabeza. Su pelo rubio suelto. Yuli siempre fue una jovencita muy movida, le encantaba tomar clases de valet y de gimnasia, a eso su cuerpo delgado y firme, tenía unos pechos en punta que a pesar de ser una chica delgada hacía que todo hombre no resistiera a voltearlas a ver, además de estar firmes y como les repito bien paraditas. El viejo no pudo evitar sentir una erección cuando aprecio el culito de Yuli enmarcado en unas lycras, como les decía seguro que Yuli venía de algunas de sus clases, porque aun traía su atuendo para practicar.

Las mallas hacían que culito se viera más respingón, más paradito lo que muchas veces logre vérselo cuando “sin querer” me la topaba en el Gimnasio de la escuela. Su belleza y su cuerpo adolecente eran por demás provocadores para la mirada viciosa del viejo, que hasta esa vestimenta un tanto en fachas se convertía para mostrar más fácilmente sus atributos.

- ¡Tú y yo tenemó que arreglá antes algo pendeja, ..y no quiero jueguitos tontos porque ya sabrá cómo te va.- dijo el Cubano mientras clavaba la mirada en la forma clara que se divisaba el trasero de Yuli por las mallas.

Sin esperarlo Yuli sintió como las grandes manos del viejo se posaban en sus hombros, a la vez que atraía su delgado cuerpo juntándolo con el suyo. Sus manos instintivamente trataron de empujarlo, pero el robusto cuerpo del Portero era por demás pesado para sus pocas fuerzas.

- ¡No.. No, ¿qué hace?..- la hermosa voz de mi Yuli reflejaba el miedo que estaba sintiendo.

- Tranquila ehcuincla, ..solo quiero que quedé algo muy claro para ti si no hace lo que te digo y me consigue ese dinero.- decía el viejo mientras su asquerosa boca comenzó a dar unos tímidos besos en el cuello de ella.

El rencor y la frustración nuevamente se apoderaron de mí, no podía dejar que ese desgraciado viejo volviera a abusar de ella, tenía que hacer algo para evitarlo, algo que se me ocurriera. Mientras tanto, las manos de Don Mario fueron bajando de los hombros de Yuli con dirección a sus caderas. Ella sentía esas manos como iban deslizándose hacia abajo recreándose de cada silueta de su cuerpo. Con su trasero sintió el bulto pesado del Cubano, e instintivamente bajo su mirada. A través de ese viejo pantalón marrón veía la dureza del miembro que impacientemente quería entrar en ella.

- ¡N-no.. Usted dijo que ya no me haría nada.- la voz de Yuli era entrecortada.- l-lo prometió por su Mamá.- no pudo aguantar más, las lágrimas volvieron a brotar de sus bellos ojos.

Por qué?.. pensaba yo, porque todas aquellas personas a quien amaba tenían que sufrir los acosos y los malos tratos de gente como este desgraciado, porque tengo que toparme con este tipo de seres en mi vida?

- Tranquila putilla, ..a mi Mamacita la vamó a dejar enterradita donde está. Y en lo repecto a ti y a mí, pue..

La frescura y belleza que emanaba Yuli en ese cuartucho contrastaba con la perversión y vulgaridad que el viejo planeaba para con ella. Yuli se encontraba aterrada sin poderse mover, sus lindos ojitos verdes empezaban a nublársele en llanto y su delgado cuerpecito a titiritear de miedo.

- No, por favor, ..lo prometió, usted lo..- decía con lágrimas en los ojos, sus delicadas manos seguían intentando inútilmente separarse del viejo.

- ¡Tshh..- la mandó callar.

El Cubano empezaba alternaba sus lengüetadas en el cuello de Yuli mientras sus manos la acogían de la cintura.

- Ere una putilla bastante rica.- le susurraba el maldito.- Tu ropita de niñata pija me ha calentao, ..qué te parece si tú y yo.. nos diveltimos un tantito.- decía el Cubano al tiempo que le quitaba del hombro el cordón de su mochila.- Yo no soy como eso pendejos de los que te junta y te siguen despue de clase, ..yo si te quito la comezong.

- Qu…eee?..- a pesar de pánico que estaba sufriendo su cuerpo, Yuli entendió esto.

- Cree que no sé cómo te agasajan y te manoseas con diferentes peleles despue de que sales de la ehcuela?..- balbuceaba el viejo sin interrumpir su labor de seguir acariciándole las piernas.- te encanta la verga putilla, y lo sabe, así que ya no te resista.

Estos comentarios me desconcertaron, créanme que no tenía ni idea de que mi Yuli fuese así tan caliente, había escuchado algunos rumores por parte de mis amiguitos de que era muy risueña con los chicos más grandes, pero hasta ahí, Yuli siempre me había parecido como una princesa, quizás porque siempre la mirada con ojitos de amor y no me hubiese dado cuenta, (abría que seguirla después de la escuela). Pero aquellos pensamientos se me cortaron cuando me di cuenta que las hábiles manos del viejo subieron la parte inferior de la camisa de Yuli hasta su cintura, dejando al total descubierto sus exquisitas nalguitas solo cubiertas por esas ajustadas mallas que se le pegaban a la piel como a las de mi Madre.

- ¡No, por favor..- susurraba asustada.

Las manos del Cubano llegaron al elástico de la cintura e intentaron bajarlo, pero Yuli no se lo permitiría pues mientras el Portero la jala hacia abajo ella lo hacía hacia arriba, en una batalla en el que el pequeño cuerpecito de la adolecente tenía todas las de perder, pues no pudo evitar que el viejo desistiera en su intento y decidiera levantarla con sus poderosas manos llevándola hasta el escritorio y tumbarla bocabajo sobre este mientras lamia su cuello, pasando por sus mejillas y terminando en sus labios. El rostro de Yuli se descomponía pues el viejo la bañaba con su pegajosa saliva que olía asquerosa, a tabaco y a todas esas cosas que Yuli detesta.

- ¡No, bájeme, bájeme por favor.- suplica.- ¡A-alguien puede entrar.

Pero el desgraciado Portero no prestaba atención a sus palabras, estaba más ocupado intentando introducir su cochina lengua en la de ella, y meterle la mano entre la camisa buscando sus pechos. Yuli de manera poco ortodoxa le rodea la cabeza con las manos desde abajo, pero no por excitación sino en un afán de hacerle daño y que la dejara ir. Intenta jalarle el pelo pero lo único que hacía era aumentar las ansias del Cubano.

- ¡Estate quieta pendeja, que no ve no que solo quiero hacelte sentí rico.- él decía el Cubano con sus ojos rojos llenos de excitación.

Yo también estaba desesperado, tenía que hacer algo para salvar a Yuli, no podía solo quedarme observando como un completo imbécil mientras ese asqueroso viejo volvía a violar a mi preciada amada. Decidido me armé de valor y giré hacía el frente de la caseta para con un palo que me encontré por ahí golpear con fuerza la puerta. No estaba seguro si la salvaría pero al menos tenía la esperanza de que el viejo se asustara y desistiera en el intento.

- ¡Quien Jodidos?..- grita el viejo desde adentro.

Me pierdo entre los jardines de las casas y aparentemente lo que hice cumple su objetivo, el viejo abre la puerta asustado y se asoma. Yuli lo aprovecha para salir corriendo. Salió de la caseta a toda velocidad mientras el Portero se queda volteando para todos lados comprobando que no había sido nadie de peligro que arriesgara un escándalo monumental con todos los del fraccionamiento, pero de lo que si se quedó dudando era si ese quien golpeo su puerta había estado observando lo que ocurría en su caseta.

Mientras Yuli se alejaba corriendo en dirección a su casa seguramente pensaba en que tarde o temprano volvería a topárselo a como fuera, pensaba en cómo iba tenido suerte esta vez, y a la vez en cómo iba a quitárselo de encima si la volvía atrapar, en cómo recuperar todas aquellas evidencias claras que tenía de ella. Aunque no tenía elección, el video la incriminaba, además de todas las cosas que el viejo había estado mencionando de ella, este pensamiento le estremecía, era claro que ese viejo maldito la vigilaría.

Por mi parte yo también me dirigí hacía mi casa, no había concluido lo que fui hacer a la caseta pero al menos había salvado momentáneamente a mi querida amada, estaba contento, pero me intrigaban todas aquellas cosas que el viejo había mencionado de ella, de cómo la había estado vigilando para darse cuenta de los amoríos que llevaba fuera de la escuela. Iba bastante pensativo cuando algo en el jardín trasero de mi casa me dejó paralizado..

Desde lejos vi a nuestro querido vecino mirón paseando por el jardín de nuestra casa esperando sin duda ver a mi hermosa Madre enfundada en alguna de sus ajustadas mallas o en sus ya comunes cortísimos shorts cacheteros. Don Paco se mostraba ahora un tanto preocupado por las flores de mi Mamá, cosa que mucho antes ni hacía, es más siempre se mostró indiferente por el jardín de nuestra casa y hasta un tanto celoso por la variedad exótica de nuestras flores, cosa que me tenía desconcertado ahora. Pero lo que si me dejó en sock fue cuando escuché la puerta de la cocina que daba al jardín abrir y salir de ella a Mamá, pero en qué vestimenta.



En ese momento, y mientras Don Paco acercaba su carretilla para preparar el abono, Mamá al igual que a mí, llamó su atención con el sonido de la puerta, mientras desde la calle me quedaba atónito sin saber que iba a pasar, parecía como si el viejo le hubiese metido en el subconsciente que precisamente ahora que él anduviera ahí revisando sus plantas ella debía de tomar el sol, pero lo que el Esposo de Doña de Clarita jamás se imaginó fuese que le tomara la palabra y que tan enserio. Mamá me tenía en vilo, no sabía por con que podría salir ahora, aunque pude comprobarlo al momento.

Ella salió de nuestra casa portando un pareo en las caderas mientras en sus manos llevaba una toalla y un par de revistas.. al viejo casi se le cae la baba, más cuando pudo observar que su vecina venía hacía él dispuesta a postrarse al sol como él le había sugerido. Mamá venía caminando con sus lentes oscuros y tan provocadoramente sexy con es el estilo respectivo en ella de caminar como en pasarela, la parte superior de su biquini poco o nada hacía por evitar esconder ese par de maravillosas tetas, las cuales bamboleaban a cada zancada ante su nueva situación de libertad, redondas, campanudas, con esas bellísimas venas azules que se marcaban bajo su piel blanca, deseando Don Paco ser y besar ese pequeño y delicado lunar situado sobre su seno izquierdo, imaginándose arrodillado amamantándose como un niño, pensando en los placenteros goces que debía proporcionar ese estrecho canal que separaba aquellas estupendas tetas.

P-pero que prendía hacer Mamá?.. que no se daba cuenta que el viejo era un pervertido voyeur que solo buscaba cualquier situación para acercarse y estarla deseando. Mamá se acercó a la tumbona y se despojó del pareo para poder “según” ella tomar el sol sin impedimentos. Cuando el viejo y yo pudimos contemplar lo que ocultaba el pareo nos quedamos paralizados. Mamá llevaba un colorido biquini de dos piezas bastante ceñido, cuyo triangulito de tela sólo le tapaba a duras penas su abultado trasero, con unas tiras finas a los lados que se sujetaban altas a sus monumentales caderas, que al igual que el sostén de poco le servía para cubrir la parte redondeada y prominente de su colita cachetera, cuya tela siempre se le incrustaba dentro de la raja sin poderlo evitar, que en ese momento para su mala fortuna su par de prominentes nalgas ya habían empezado con su mala costumbre de tragar tela.

Yo corrí hacía dentro de la casa (por la parte del frente) y me dirigí directamente a la cocina para poder observar por la ventana lo que pasaría, Mamá ya sabía que yo no me encontraba en casa y eso me descolocaba, pues tanto ella como yo ya sabíamos de las intenciones sucias con las que ese viejo la miraba. Justo en ese momento en el que llegué a la cocina para situarme y ver lo que mi descarada Madre se estaba atreviendo hacer, se dio la vuelta y como haciendo que acomodaba la toalla en la tumbona le ofreció a Don Paco una espectacular visión de la tela de sus bragas perdiéndose con descaro en ese monumental culo cuyos cachetes abrazaban y perdían a la tela al igual que horas antes en la mañana habían hecho con sus short's.

Pensaba que en ese momento nuestro vecino iba a lanzársele encima como perro calenturiento a las patas de un desconocido, pero lo mejor estaba aún por llegar, pues a renglón seguido, tras dejar el pareo sobre la tumbona con suficiente parsimonia que garantizara que su fiel espectador habría podido contemplar morosamente su trasero, Mamá se sentó en el camastro para colocarse el protector solar para su delicada piel. La verdad es que no sabía si ella estaba siendo conciende del tremendo espectáculo que le estaba protagonizando a nuestro vecino pervertido, de lo que si estaba seguro era que lo hacía con tremendo coquetería que tenían a Don Paco al filo de la excitación.



Mamá permanecía recostada sobre la tumbona luciendo ese hermoso par de blancos senos que un pequeñísimo traje de baño de dos piezas intentaba cubrir sin éxito, su piel rosada ya lucía levemente brillosa por la capa protectora de la crema y parecía brillar más debido a las millones de perlitas de sudor que cubrían ahora su piel, el viejo no encontraba la manera de quitar los ojos sobre aquel monumento que se le ofrecía, la entrepierna de mi Madre estaba ligeramente cubierta tanto por la parte inferior del bañador como tambien por una de sus revistas que descansaban distraídamente sobre ella. Sus torneadas piernas terminan el conjunto, presentando su pierna izquierda flexionada y la derecha estirada. Por mi parte seguía en la ventana pendiente tanto de los movimientos “inconscientes” de Mamá como en el deseo creciente en la cremallera de Don Paco. Casi no podía creer que ella se hubiese atrevido a salir así a sabiendas del deseo que provocaba en ese viejo.

En eso, Don Paco se acerca hacía donde se encontraba ella y con los ojos que no podía disimular su deseo le comenta sobre unos sobres con semillas que en realidad yo no sabía para que servían pero que era algo acerca de sus flores. Enseguida Mamá se giró hacia él y entonces Don Paco pudo apreciar las copas casi a reventar del bikini, bajo la cuáles se advertía aquellos enormes pechos de rosados pezones erguidos. Las dos tetas chocaron una contra la otra en un leve movimiento tras el giro. El viejo entonces sí pudo disfrutar a solo unos pasos del hermoso cuerpo de su vecina. Vio su ombligo en medio del vientre plano y la pequeña braga del bikini donde se adivinaba la pequeña rajita debajo de aquella la bombacha y la forma triangular de la vagina, de finas tiras laterales. Se quedó perplejo.

- Ha-hace calor no es cierto.- la recorrió con la mirada.

Algo abochornada de que la estuviera mirando de semejante manera, se inclinó para ver de qué se trataba esas bolsitas de que le hablaba. Don Paco pudo fijarse cómo sus tremendas tetas se balanceaban tras la tela. Inmediatamente después, con las mejillas sonrosadas Mamá cruzó los brazos al menos para taparse los pechos, eso claro que en una fracción de segundo fijarse en su viejo atuendo de jardinero, con el enorme bulto y el relieve del pene hacia un costado, así como en el pecho robusto y la barriga prominente de su vecino. Creo que Mamá estaba llevando al limite su nuevo jueguito de exhibición con el vecino, pues ya no sabía qué posición adoptar y cómo actuar ante aquella escena embarazosa. Dudó si buscar el pareo, pero quiso mantener la cordura y tratar de fingir que nada ocurría en su cabeza.

- ¿C-como dijo?.- preguntó ella.

- Que es una época del año en la que hace mucho calor y a uno le apetece andar en pocas ropas.

- He, si claro, ..y como le ve?.

- ¡Perfectamente-. No le quitaba la vista de encima-. Está muy guapa…

- M-muchas gracias Don Paco, ..pero me refería a mi jardín ¡Ji ji ji..

- ¡Ay carai, es cierto.. que torpe que fui, discúlpeme Sra Tapia.- respondió apenado.- Necesita de muchos cuidados, quizás algunos fertilizantes y cambiarles la tierra por otras más fértiles, estar pendientes de ellas.. de día y casi de noche yo diría.

- ¡Tanto así?, usted cree?..

- Si las quiere ver más bonitas, más radiantes y que le duren por más tiempo, ..como usted, que bárbara no pasan los años en usted. Y muy sexy, por cierto…

Ella sonrió como una tonta.

- Que cosas dice Don Paco, ..p-pues deme la lista de lo que necesite y yo lo traeré lo más pronto posible.

- Debe de ser muy cómodo ese traje de baño.

Ella se miró para disimular.

- Si, bueno, es muy fresquito-. con los brazos cruzados caminó hacia la mesita de cristal que en ocasiones usa para desayunar y platicar con sus amigas en el jardín. El viejo pudo disfrutar de la curvatura de su trasero-. Venga aquí tengo una libreta.

- Sí, sí…

Al ir caminando, quizás por su nerviosismo tras sentir aquella pesada mirada en cada uno de sus glúteos y fruto de la tensión, se le cayó al suelo la bolsita con las semillas y no tuvo más remedio que inclinarse para cogerlo. Exhibiendo ante su pervertido vecino un primer plano de su prominente culo tan solo cubierto por una mísera franja de tela. Mamá era consciente de que la braguita era pequeña y que sólo le tapaban una parte de su trasero, dejando gran parte de sus nalgas a la vista. El pervertido viejo pudo ver la tira de la braga insertada en medio de la raja. Mamá colorada como un tomate, se recompuso logrando sujetar las semillas y se encaminó más de prisa hacía la mesa.

Nerviosa por la incómoda situación, se sentó en el desayunador y se volvió hacia él, como queriendo demostrar naturalidad, que no pasaba nada por estar medio desnuda delante de él y de haberle enseñado casi todo el culo. Mantuvo la mirada alzada hacia su cara, aunque por dentro su cabeza le empujaba mirar hacia el bulto. Don Paco fue hacía ella un tanto más seguro, sentía esa tensión producida en ella, ese nerviosismo que había conducido ese desconcierto en su modo de caminar.

Mamá permanecía sentada frente a la mesa con las piernas cruzadas. Como les comentaba, se trataba de un pequeño comedor para desayunar, con mesa de cristal y sillas de tejido, por lo que al estar en bikini y el cristal sería obvio que ese desgraciado le volviera a ver las piernas. Don Paco se quedó parado frente a ella. Los ojos se le iban sin querer hacia mesa, por lo consiguiente para aquellas piernas y entrepierna. Se tiraron un par de minutos hablando sobre algunas plagas y maneras de tratarlas, le explicó el funcionamiento de los plaguicidas y del abono. Una de las veces Mamá descruzó las piernas y volvió el tórax hacia un ala de la mesa para escribir sobre un cuaderno de notas. Nuestro vecino aprovechó para fijarse mejor y la imagen le electrizó. La abertura de sus piernas y el cristal le permitieron ver la delantera de las bragas, una delantera donde se le dibuja perfectamente la rajita del chocho bajo la tela. Mamá poseía una zona triangular abultada, con los muslos carnosos apretujando contra la gasa. No se lo podía creer, estaba viéndole el chocho a escasos centímetros a su sensual vecina. El bulto se le volvió a endurecer. Cuando se volvió cruzó las piernas de nuevo ocultando el secreto.

Estuvieron repasando unos minutos más hasta que Don Paco le indicó algo en el jardín. Mamá se inclinó para observar el tallo de las plantas, dejando su tremendo culo empinado de nueva cuenta ante los ojos del vecino. La verga se le inflamó con las vistas. La braga del bikini era tan ajustada y tan chica que no lograba por completo taparle las nalgas, que además por estar sentada se le había introducido más en la raja a forma de tanga. Don Paco pudo presenciar por esos segundos la raja abierta con la tela enterrada en su interior, estaba hasta seguro que el pervertido pudo diferenciar sus esfínteres con claridad, así como el abundante pachoncito de la entrepierna sobresaliendo por los bajos de los cachetes. Las tetas le colgaban hacia abajo balanceantes mientras la muy inocente de Mamá hacía como que miraba las hojas. Se pasó esos segundos fascinado con el culo de su vecina, hasta que ella se irguió y le pidió que le diera toda la ayuda posible. Casi sin conciencia Mamá le estaba brindando uno de los espectáculos más morbosos a ese viejo.

Cuando Mamá se dirigió de nuevo a la tumbona se inclinó para colocar las toallas a modo de sabanas. La tira del bikini seguía enterrada en su trasero y el chocho bien marcado en la entrepierna. ¡De pronto, ella miró a Don Paco por encima del hombro sin alterar su posición y descubrió sus ojos desorbitados. No lo podía creer, sabía que estaba exhibiéndose ante él. Fue una intensa mirada entre ambos, cargada de placer. Mi Madre reparó en la silueta de su pene, ofreciéndole su culo, con su raja sólo cubierta por una tira muy fina y el chocho bien dibujado entre las piernas.

Para Mamá la mirada de Don Paco supuso una ola de placer que la debido ponerla muy cachonda. Con su postura ante él, con el culo en pompa, se le había ofrecido, le había invitado a fantasearla. Yo me encontraba observándolo todo desde la cocina, nuevamente como una sombra sin sentido y ella estaba tan caliente que estaba dispuesta a exponerse con otro viejo, por mucho riesgo que supusiera lo que ese tipo pudiera hacer. Se dejó caer en la tumbona despacio, con sensualidad, dejando que sus tetas botaran y sus piernas se contonearan. Le miraba bajo los lentes, con su terrible bulto a tope sabedora de que se lo había provocado.

Ahora no solo podía ver las ganas que tenía el viejo sobre ella, se ruborizaba al recordar todo lo aquello comentado con su amiga, pero vaya que si Betty se enteraba de lo que ahora hacía su querida amiga Mónica. Mamá lo sigue mirando por debajo de sus lentes para el sol y se acuesta boca abajo dejando ver su espalda con su carnoso y redondo trasero al aire. Don Paco mientras se hace el tonto en el jardín empieza a tocarse la entrepierna de cuando en cuando y ya no puede quitarle los ojos de encima a mi Mamá y a sus nalgas deliciosas. Todo a su alrededor deja de importarle y solo mirar a su despampanante vecina es importante. Desearla, tenerla allí en esa misma tumbona, colocada a cuatro patas mientras ese enfermo sentado a su lado usa su lengua en el chocho y le hace tener el orgasmo. Todas esas fantasías merodean la cabeza del viejo, pero todo aquello era justo el inicio de lo que yo aquí dentro de la cocina jamás me imaginé ver. ..



Mamá estaba muy excitada por haberse exhibido ante el vecino como para abandonar el juego ahora. Era consciente del juego peligroso que estaba llevando acabo, de la manera tan descarada que se estaba mostrando al Marido de la Sra Clarita, pero se trataba de un sentimiento irresistible. Aguardó tranquilamente sobre el camastro observando de reojo y tras los lentes oscuros la impaciencia del viejo por voltear a verla. Le resultó raro que no sacara un cigarrillo y se pusiera a fumar, cosa que siempre hacía cuando la observaba inquieto desde su jardín. Tal vez había recapacitado pensó, quizás fuese lo mejor antes de que el asunto desembocara en otra horrible equivocación.

Volvió a moverse como acomodándose, pero esta vez paró un poco más el trasero, sabía que él lo notaría. Mamá pensó en la advertencia que le daba su conciencia y recordó la mirada del vecino atraves del cristal de la mesa. Sintió nuevamente ese algo raro dentro de su cuerpo, experimentó una sensación libidinosa ante el descaro de Don Paco. Resultaba un juego peligroso, pero ciertas fantasías navegaron por su mente. El viejo se encontraba desquiciado, nervioso, con una sensación punzante dentro de su cremallera. Mamá se mostraba tranquila como para simular que estaba descansando y disfrutando del sol en cada parte de su cuerpo. Mirando hacia él se sacó un poco la braga de entre las nalgas como para provocarle. Pero enseguida volvió a subirla hasta la cadera introduciéndoselas de nuevo en el culo. Mamá me mantenía al filo del nerviosismo.

- ¡Don Paco.. empiezo a tener sueño,- le dijo mientras simulaba un bostezo.- Cualquier cosa que necesita hágamelo saber por favor.

- C-claro que si Sra Tapia, ..descanse yo andaré aquí revisándolo todo.

Eso ultimo de decirle “todo” no me dejaba nada tranquilo, y más que mi Madre intentara dormir con ese pervertido cerca de ella. Unos minutos en silencio, Don Paco soltó la pala para echar un cigarro. Giró la cabeza hacia el camastro y la vio tumbada, su despampanante vecina sola y en bikini con su prominente trasero al aire. No lo dudó, caminó un poco acercándose a ella mientras observaba para todos rumbos buscando que nadie le fuera a ruinar el momento. Yo estaba completamente seguro que Mamá escuchaba sus pasos y sabía que le acechaba. Vi cómo le botaba el paquete, cómo se daba pasadas con la palma a medida que se acercaba. A paso lento, se acercó muy despacio hasta el camastro procurando no despertarla y se detuvo a su lado. Electrizado por la imagen, se metió la mano bajo su viejo traje de jardinero para tocarse la verga.

Mi Madre tenía todo el culo al descubierto. El pervertido acercó la cabeza como para fijarse mejor. No estaba seguro, pero era obvio que Mamá pudo sentir el aliento en sus glúteos. Don Paco distinguía ver el color de la carne más rosada en el fondo de la raja, unas pompas carnosas que devoraban la tela hacía dentro. Más abajo, entre ambas piernas, se hipnotizó con la entrepierna, con lo abultado del chocho donde se apreciaba la rajita de su vagina. Sintió que se corría en los calzoncillos. Yo estaba completamente seguro que lograba escuchar su respiración acelerada. Unos segundos en silencio, en los que mi corazón latía al mil por hora, pensando en lo mórbido e impensable de la situación, pero Don Paco interrumpiendo un poco mis pensamientos, inquirió:

- ¿Señora Tapia?.. esta despierta?..

Créanme que por el morbo que estaba sufriendo causado por toda esta nueva situación algo muy dentro de mí estaba deseando que Mamá no se incorporara y se despertara, y no solamente así lo hizo, más bien se acurrucó aún más entreabriendo las piernas y procurando ronronear fingiendo que sufría un profundo sueño. Mis ojos ni pestañaban ante lo que pudiera suceder, además temía hasta qué punto el viejo sería capaz de llegar al sentirse solo y con ella dormida. Se quedó parado aun lado de ella, con los ojos entornados, a través de la ventana de la cocina yo contemplaba la reacción de nuestro vecino. Don Paco seguro de que nadie le veía acercó una de sus manos a centímetros de sus glúteos. Estaba tan cerca de mi Mamy que sentía mi corazón palpitar con fuerza, mientras me hacía una caricia casi imperceptible contra mi voluntad, mi pequeño pene dentro de mis calzoncillos creció al instante, alzándose sobre mi pantalón.

Permanecí ahí, inmóvil tras la ventana disfrutando del morbo filial que significaba ver a mi flamante Madre a despensas de ese pervertido. Sé que Mamá debía simular despertarse para impedir que ese degenerado viejo no la tocase, o al igual yo como hice algunos minutos antes con Yuli, aparecerme repentinamente en el jardín para impedir todo aquello, pero no pude, me quedé ahí, en silencio simplemente observando a mi Mamy no sé si fingiendo la verdad dormir profundamente. No sé qué me cruzaba por mi cabeza en ese momento, con Don Paco era diferente, con otros me llenaba de rabia que se acercaran a ella, pero con este tipo me llenaba de morbo, quizás porque Mamá también jugaba con él, o quizás porque sentía que ella no corría peligro con ese hombre, pero cuando ese viejo bajó su mano y palpó sigilosamente uno de sus carnosos glúteos, rozándolo distraídamente como si intentase despertarla; yo creí venirme en mis calzoncillos, quien sabe porque empezaba a sentir una impaciencia porque la tocara con más fuerza.

Don Paco demoró unos segundos, quizás sintiéndose observado, permaneció parado frente a ella solo disfrutando del tremendo panorama que le regalaba mi Madre con su prominente trasero y con la braga metida entre las nalgas. En eso Mamá se movió un poco, como si tuviera el sueño algo inquieto, la verdad no sabría decirles si era otra estrategia más de las cachondeces de mi Madre con ese viejo, así que separó una de sus piernas flexionándola ligeramente inclinada hacia delante. Al tener una pierna hacia delante, se le veía la tela que se le enterraba en el fondo de la raja y quizás hasta algunos pelillos en la zona del chocho que Mamá no hubiera podido depilarse. El viejo casi se vuelve loco, volvió a voltear a su alrededor asegurándose de que nadie le viera, Mamá le había dejado el camino libre por si quisiera avanzar más… Así lo hizo, ese movimiento de ella le facilitó las intenciones, se inclinó hacia delante y metió su nariz por la abertura que habían hecho sus piernas, rozando la nariz casi con la pantaleta, estaba seguro que hasta la tocó ligeramente, algo muy oscuro dentro de mí quería que siguiera, pero Don Paco simplemente olfateaba inapropiadamente el cálido aroma que emanaba la entrepierna de mi Mamy como perro faldero.

El muy cerdo le olfateó el culo respirando profundamente, con la nariz muy cerca de la entrepierna, percibiendo la fragancia del chocho. Dedicó unos cuantos segundos a olerle el culo a mi Madre. Don Paco descendió su rostro un poco más pero se detuvo unos segundos como si esperara que no hubiera ninguna reacción por parte de ella, abrió la boca y con la punta de la lengua empezó como queriendo lamer ligeramente la braga. Quisiera decir que la estaba tocando pero en realidad simplemente simulaba como si la estuviera mamando, la verdad lo que hacía ese viejo era algo pervertido y unos dirán que hasta enfermo, pero a mí me estaba dando tanto morbo que no pude evitar meter mi mano en mis pantaloncillos y empezarme a pajear, fue una puñeta algo torpe y sin embargo una de las más excitante de mi vida, quizá por la lujuria que significaba de estar observando a Don Paco el cual siempre lo había visto como un hombre serio y de principios morales, y más al imaginarme que mi Madre se lo estaba consintiendo.

Duró escasamente unos segundos, lamentablemente, pues ese algo oscuro que llevaba dentro quería que siguiera mucho más. Don Paco se enderezó y se movió hacia un lado y, aunque me dio la espalda desde la cocina donde permanecía observándolo sabía perfectamente lo que sus manos hacían dentro del traje, se tocaba allí, frente a mi Madre, acariciaba su pene de arriba hacia abajo, también sus bolas, observaba sus movimientos acelerados mientras se masturbaba. De pronto se movió de perfil hacía mí.. ¡El muy cerdo se había girado hacia ella, se había bajado la bragueta hasta engancharla bajo los güevos para empezarse a machacar la verga a escasos centímetros del cuerpo dormido de mi Madre. No lo podía creer, desde la pequeña ventana de la cocina me encontraba viendo cómo ese pervertido se había atrevido a bajarse la bragueta y empuñaba su gorda verga para sacudírsela apuntando hacia el prominente culo de mi Madre. Se masturbaba con frenesí, mirándole ambas nalgas, removiéndose como si estuviera imaginándose que la penetraba. 

La gorda verga del viejo apuntaba hacía las nalgas de mi Madre. Don Paco se estaba arriesgando demasiado, pero no podía calmar la excitación que el maravilloso cuerpo de su vecina le provocaba. Nuestro pervertido vecino se masturbaba con el culo de mi Madre y yo con el morbo que eso significaba. Vi que empezaba a meneársela cada vez más fuerte, entonces se incorporó hasta ponerse frente al camastro, echó el cuerpo ligeramente hacía atrás dándose muy velozmente, con la mano apretando fuerte cerca de la cabeza del pene. Frenó, se contrajo apretándose el capullo para controlar la eyaculación y al instante empezó a derramar porciones de leche, algunas sobre el césped que rodeaba a mi Madre, otras sobre las sandalias que escurrían del capullo y algunos disparos más que llegaron hasta el camastro y a los pies. Créanme que le escuchaba resoplar de placer. Oía los veloces tirones de verga. Cuando le escuché respirar más fuerte, fue cuando vi que se hechaba ligeramente hacía atrás para salpicar leche todo lo que rodeaba los pies de mi Madre.

Se limpió con la palma de la mano, luego se subió el calzón dejándose al traje a medio cerrar. Aún llevaba la tranca hinchada tras la tela. El viejo fue caminando despacio hasta la verja de su casa, se encontraba sudando como cerdo, el esfuerzo que había hecho tras la paja había sido mucho. Después vi como el pervertido desapareció en el patio de su casa. Mamá dormía con la misma postura. No lo podía creer, había presenciado otra de las locuras que Mamá provocaba con su cuerpo, a Don Paco siempre le había conocido como un hombre muy disciplinado, de principios morales intachables, un hombre de edad del cual uno pensaría que ya tiene la vida resuelta y ahora simplemente se limitaría a llevar su vejez en paz, a descansar. En eso, Mamá se reincorporó.. no lo podía creer. ¡La muy descarada había estado fingiendo todo este tiempo, ella lo había provocado.

Se enderezó una vez que se dio cuenta que su vecino había desaparecido. Enseguida, vio las porciones de semen adheridas en sus dedos, algunas muy blancas adheridas a sus bien cuidadas uñas, aunque se estaban volviendo transparentes, otras en el camastro, gotas grumosas y amarillentas en el césped. Viendo la leche de Don Paco en sus sandalias se arrodilló tras ellos y empezó a olfatearlo. No lo podía creer, Mamá que siempre pulcra para la limpieza e higiene y ahí, oliendo el esperma de ese enfermo, llevándose ese agrio hedor de esa leche a su refinada nariz. Todo se estaba volviendo a desmadrar por culpa de las calenturas de mi Madre. Hasta yo, de nuevo me estaba viendo influenciado por el morbo de sus acosadores.

Yo no sé qué diablos le pasaba a Mamá por la cabeza, sabía muy bien que no estaba nada lejos de la posibilidad de que le sucediera algo… si algo tenía sus acosadores era que siempre obtenían su cometido. Un temblor le llevó a poner las sandalias en el suelo, las estuvo observando por unos segundos, como si se arrepintiera por lo que acababa de hacer. Sus rubores se le fueron a la cara, se había comportado como una ninfómana, hizo un gran esfuerzo por no denotar su nerviosismo, la catarsis que estaba sintiendo por esos candentes instantes de alguna manera le había sido gratificantes, ya que si su vecino se hubiera dado cuenta de que se encontraba fingiendo, tendría que saberse manejar. Realmente sintió un placer profundo al ser acaricida por esa mano tosca, aunque solo hubiera sido por un breve momento. A punto estuvo de emitir un gemido y cerrar los ojos. Sin pensarlo, se acariciaba una de sus piernas, sentía un cosquilleo por todo su cuerpo, tal y como lo había sentido momentos atrás mientras fingía que dormía.

Se levantó enseguida, yo corrí a esconderme detrás de un mueble en la esquina, cerró tras de si la puerta de la cocina y se dispuso a subir a su habitación quizás para tomar un baño. Sin que Mamá notara mi presencia dentro de la casa me dirigí a mi habitación, tenía que indagar en lo que Mamá se estaba convirtiendo. ..

Estaba frente a su espejo desnuda, mirándose, y lo que veía parecía gustarle. Sus senos siempre grandes y altivos hoy se notaban de un tamaño más gigante. Sus pezones parecían dos borradores de lápices, empitonados que hasta parecían dolerle, además eran la parte más sensible de su piel. Los rayos cálidos del sol que penetraban por la puerta del balcón se posaban en su piel desnuda haciéndola sentirse viva y deseosa de experimentar en su cuerpo esa llama que la consumía por dentro. Lentamente se quitó la braga del bikini, se observó con detalle, se cuidaba lo suficiente para que a sus 38 años luciera mucho mejor que una jovencita de 25 años. Las dietas y el tiempo que aplicaba para sus ejercicios mostraban que valía la pena. Se metió a bañar, sintió resbalar por toda la extensión de su voluptuoso cuerpo el agua tibia que la reconfortaba pero al mismo tiempo la excitaba más al imaginarse junto a ella a algún hombre dispuesto a apagar esa hoguera de pasión que parecía enfermarla.



Con la mano derecha se sujetaba el jabón haciendo pequeños y agradables círculos encima de los pezones que se mantenían erguidos y sensibles a sus caricias. Con la izquierda se masturbaba, se presionaba toda la vagina con la palma, muy despacito, haciendo al igual que sus botones pequeños círculos. Permanecía reclinada sobre la cerámica del baño con las piernas separadas y los ojos cerrados, como imaginando. Su vecino acababa de tocarla y no solamente eso, la había olfateado como un perro le mete la nariz a su perra, había eyaculado sobre sus pies como marcándola y ella se masturbaba ahora por eso. ¿O con quién fantaseaba mi Madre?..

Se masturbaba después de otra situación morbosa como a la que solo a ella le pasaban. Cerró las piernas para dejar su mano atrapada en el chocho y frunció el ceño con los ojos cerrados. Suspiró. Cuando retiró la mano de la vagina, se le cayó el jabón lo que hizo que todo ese momento se perdiera.

Volvió a acariciarse pero ya no fue lo mismo, la calentura le abrazaba. Esto era de locos, mi Madre masturbándose después de que la olfateara nuestro vecino pervertido, aprovechándose de su confianza y de su vulnerabilidad en la que se encontraba ahora. Me quedé sin respiración y lleno de extrañeza, ¿cómo se había animado hacer una cosa así Don Paco? No tenía fama de ser viejo verde, la verdad que siempre se le había conocido como un tipo serio y solitario en lo que cabe, pero llegar a esto, hacerle esto a la dulce Doña Clarita, nunca me lo hubiera imaginado, es más, de saber que teníamos otro acosador de mi Madre tras la casa le hubiera pedido a Papá hacer un muro más grande. Momentos más para no dormir, joder que me depararía la vida a partir de ahora.

Una vez relajada, pero sin poder apagar ese fuego interno que la asfixiaba, Mamá salió del baño vestida solo con su pequeña ropa íntima. Estaba en bragas, unas bragas marrones de seda y encajes con transparencias. Estaba de espaldas, colocando unos vestidos en el fondo del armario. Tenía su espalda estrecha y dibujada, su impresionantemente culo pomposo y redondeado que no era abarcado en su totalidad por las bragas, lo curioso era que las pantaletas en la zona del encaje que era prácticamente atrás, llevaba un lacito anudado en forma de moño que hacía intento vano de contener tremenda carnosidad. Sus muslos tambien carnosos, con una piel muy blanca y tersa. Tras colocar los vestidos, Mamá dio media vuelta. Sus redondeadas tetas se balancearon chocando entre sí. Como ya le he mencionado en reiteradas ocasiones Mamá poseía muy buenos pechos, con pequeños pezones rosados, con zonas manchadas de pecas por la blancura de su piel. Al inclinarse estas parecían hasta hacerle perder el equilibrio.

Cuando se disponía a ponerse algo más decente para lo que quedaba del día recordó muy apenada lo último que hizo ese viejo con sus carísimas sandalias. ¡Las había roseado con su esperma de forma asquerosa, como si la marcara como su hembra.. a raíz de esos breves recuerdos las mejillas volvieron a colorearse, no se atrevía si a tirarlas o limpiarlas, esto último le hizo sentir una escozor en la vagina, el fuerte olor de esa leche la enardecía. Rápidamente se quitó su pequeña ropa interior para acostarse desnuda, tal como lo hacía cuando se encontraba sola y coqueta. Se acostó en un estado de preocupación y calentura, le costaba pensar, se sentía confundida. Por una parte deseaba que el vejete no llegara a más y que simplemente quedara ahí como una situación morbosa, pero por otra, también le hubiera gustado que Don Paco hubiera sido más decidido, que le hubiera arrancado las bragas de un tirón, que se le hubiera echado encima como un perro, que pasara lo que pasara.

Pero si eso hubiese sucedido, en estos momentos tal vez ella estaría atrapada en otra relación que no le convenía, bastante tenía ya con los acosos y en los problemas en que la había metido ese Portero, pero por muy contradictorias que fuesen sus cavilaciones, no dejaba de sentirse caliente y deseosa de probar de nuevo otra buena verga, y en el fondo de su ser reconocía que la tranca que ella tanto necesitaba en estos momentos y ahora era la de Don Paco, una verga que por ahora estaba solo en sus pensamientos.

Mamá continuaba en su estado de excitación, quizás recordando con nostalgia todas aquellas folladas que se había mandado con todos aquellos distintos viejos, que a base de mentiras y de sus oscuras artimañas se había aprovechado de ella, sentía unas tremendas ganas de terminar de masturbarse y poco a poco fue abriendo sus hermosas piernas, las abrió lo que más que pudo, llevó sus dedos al nacimiento de su perfumado monte de venus y se dio a masturbar por unos minutos, que a pesar de las sensaciones que sentía, se daba cuenta que no lograba apagar esas tremendas ganas de menear la cintura. Intentó con volver a tocarse los senos en forma alternada, pero aun así no se transportaba a ese estado exquisito que había experimentado en sus pasadas situaciones. Ella lo sabía, necesitaba algo más, más duro, más grande y más firme que la penetrara. Sus dedos por más que se esforzaban en hacerla sentir, ya no lo lograban, por lo que tuvo que entender que después de haber probado aquellas gruesas y duras vergas difícilmente podría lograr algo con sus finos y delicados dedos.

Cansada de masturbarse y sin lograr su objetivo se levantó de su cama y buscó debajo de ella. Al ponerse a gatas y empinada sin querer me regalaba el bello panorama que aquellos desgraciados tanto querían.. me quedé paralizado al verle el chocho. Lograba ver su vagina entre las piernas, muy rosada y totalmente depilada. Toda la zona púbica y hasta las ingles se mostraban ligeramente coloradas, un color recurrente en mi Mamy cuando se tallaba o sufría grandes esfuerzos. Sus labios vaginales mostraban humedad, el abultado clítoris se distinguía entre sus rosadas carnes. Su prominente trasero en su máxima expresión. Poseía una rajada profunda y abierta, con su ano grandioso de esfínteres muy rojizos. Sacó lo que se suponía era su cajita rosa de “sorpresas”, aquella cajita que poco a poco y gracias a esos desgraciados se iba llenando de juguetes perversos y morbosos. Al colocarla sobre la cama volvió a girarse para rebuscar en ella, algo que le sirviera para apagar su incendio, se inclinó ligeramente haciendo que sus tetas se mecieran, pero al abrirla esa sensación de arrepentimiento, ¿en que se estaba convirtiendo?, pensaba ella.

Decidida e intentando ganarle a esas sensaciones que la desbordaban por dentro, se colocó simplemente un cortísima falda vaquera y una blusita blanca sin sujetador, muy ligera de esas que van por abajo de las ropas y bajó a la cocina, para intentar entretenerse en otras cosas para olvidarse un poco de lo que le estaba ocurriendo. ..



Abrió el refrigerador para ver qué es lo que se podría preparar, algo que la tuviera entretenida y la alejara de aquellos pensamientos tan insanos. Fue cuando su azulada mirada se cruzó con dos gruesos, curvos y verdosos pepinos. Mamá sintió que las piernas le flaqueaban, y más al notar que aquellas dos hortalizas tenían un extraordinario parecido con la verga de su vecino. Sin pensarlo dos veces llevó su delicada mano a uno de ellos, pero antes miró en todas direcciones, como si presintiera que hubiese alguien que le pudiera estar observando haciendo aquella travesura que ya se estaba apoderando de su mente. (¡Ja, si supiera Mamá.)

Muy segura de saberse no observada, los acarició un poco, uno por uno, estaban muy fríos, pero el parecido hacía que dejara de lado ese detalle. Por cada caricia que le daban sus delicados dedos, su vagina parecía otorgarle una serie de exquisitas punzadas en interior de sus piernas. Se concentró en el más grueso, cerró sus ojos y se lo imaginó machacándoselo frente a ella como hacía varios instantes. Sin poderlo evitar más, llevó instintivamente su otra mano al sector de su entrepierna y comenzó a frotarse los muslos, la sensación era tan arrebatadora que estaba empezando a sentir que su cuerpo explotaba. Decidida acabar con la calentura, su subió la falda y deslizó su mano entre medio de sus piernas, haciendo contacto con la suavidad de su pubis, (al no haberse puesto pantaletas) hasta llegar a sus húmedos labios íntimos.

Instantes en que las sensaciones de ese placer llegaban en forma casi automática, sintiendo que su cuerpo se desbordaba. Cuando cerró la nevera y abrió los ojos no se lo podía creer, pues se vio dibujada atraves del reflejo que le devolvía el refrigerador metálico, se sintió abochornada, pues se contempló así misma con ese verdoso y nudoso pepino que la tenía en extremo estado de excitación en su mano en dirección hacia su cama.

Créanme que ver a Mamá en ese estado agónico de desbordante excitación me ponía muy nervioso, muy dentro de mí me decía que ella no tardaría pronto en cometer otra de sus recurrentes locuras. Cuando ya estuvo en su habitación se quitó, que digo se quitó, se arrancó la falda con verdadera desesperación, al igual que el resto de sus prendas. ¡Una vez más sería testigo de las altas calenturas de mi Madre... Y así, una vez que estuvo totalmente encuerada, se arrojó de espaldas sobre su enorme cama para abrirse de piernas a todo compás. Mamá ya no se podía detener, la fantasía la tenía formada ya en su cabeza, la nerviosa sensación que se había apoderado de su cuerpo era como si se estuviera aprontando para tener coito con un hombre desconocido.

¡Jamás en sus cinco sentidos la había visto tan desesperada, ..bueno, quizás sí. Primero era como si no supiera como tocarlo o palparlo, estaba realmente muy nerviosa, para no decir recaliente. Lo tocaba y frotaba como reconociendo las dimensiones y longitud de la hortaliza. Desde mi punto de visión con la cámara yo calculaba que el fruto por lo menos debería medir unos 16 o 20 centímetros y que de grosor prácticamente muy parecido al de la verga que ya les había mencionado. A Mamá le temblaban las manos, era como si sintiera escalofríos por todo el cuerpo causado por la ansiedad, pues quizás se lo provocaba ella misma el hecho de imaginarse que el pepino era la tranca de nuestro querido vecino voyeur. Sí, estaba más que claro, la glamurosa y altiva Sra Tapia estaba dispuesta a tragarse ese grueso pepino lo que más que le permitiera su cuerpo, lo necesitaba casi se lo imploraba a sí misma. La nuevamente caliente Mónica Villanueva estaba atrapada en su calentura.

Sin poder creerme lo que estaban a punto de observar mis ojitos, Mamá lo ubico en la entrada de su vagina, su rostro y su cuerpo se encontraba en un tono colorado, como cuando sale de bañar o sufre un gran esfuerzo. Lo fue presionando hacia su interior, su cuerpo se tensó y lanzó la nuca hacía las almohadas. El fruto entraba lento pero sin tocar fondo, cada imperfección cada brote Mamá lo sentía completo en su intimidad vaginal. Las placenteras sensaciones no tardaron en atacar su ardiente temperamento. Créanme que la hortaliza todavía no entraba ni a la mitad cuando ella ya se encontraba meneando la cintura con movimientos de caderas, como si estuviera copulando en forma real. Aunque ella se daba cuenta que el pepino no alcanzaría a entrar ni siquiera hasta la mitad de su longitud. Mamá quería más, el morbo y las sensaciones que le daba esta fantasía eran indescriptiblemente placenteras como para detenerse. Enseguida y llegándolo a tocar fondo, Mamá comenzó a meterlo y a sacarlo rápidamente de su cuerpo, era como si ese bendito fruto de forma similar a lo que ella deseaba, alguien se lo hubiese concedido para uso exclusivo de su propio placer.

En pocos segundos Mamá se sacudía y se contorsionaba sobre su recinto matrimonial en rápidos movimientos de cadera, era asombroso verla como se meneaba con sus blancas piernas totalmente abiertas y con un grueso pepino verdoso incrustado hasta la mitad en su rosada hendidura, pareciera que lo único importante para ella en estos momentos era apagar todo el placer que su cuerpo estaba sufriendo. Quizás y debido al extremo estado de calentura en la cual se encontraba mi Mamita, en sus calientes pensamientos se cruzó el de su propia imagen cuando boca abajo sobre el camastro se hacía que dormía mientras su pervertido vecino se la pelaba a solo unos centímetros de su cuerpo, imágenes que la llevaron rápidamente a cambiar de posición, por lo que giró su cuerpo en forma desesperada para quedar en la misma postura que la acalorada situación del momento le había ordenado adoptar.

Estando ya bocabajo y con el trasero bien levantado, con su rostro enterrado en medio de las almohadas Mamá cruzó ambas manos por debajo de su vientre para empuñar con fuerza más lo que quedaba del fruto y continuar con su íntima rutina masturbatoria, atascándose la hortaliza un poco más de la mitad. Cada segundo que pasaba el cuerpo y las sensaciones que sentía le exigían mucho más, muy dentro de ella sabía que estaba disfrutando como una completa sacada pero se daba cuenta de que faltaba algo y ella sabía muy bien lo que era.


Se mantuvo en ese estado con las dos manos dirigiendo la hortaliza en forma sincronizada, sus magníficas tetas se encontraban aplastadas contra la cama producto de su propio peso, fluido vaginal ya empezaba a escurrir por el fruto y los movimientos de cadera de mi Mamy no cesaban. De pronto y mientras seguía dándose con la hortaliza sin parar, llevó una de sus manos hacia atrás para comenzar a sobarse entre la raja de sus nalgas. Concentrada en la exquisita fricción del pepino sobre sus pliegues vaginales. Una vez que ubicó su pequeño arito apretado empezó a frotárselo haciendo pequeños círculos por toda la circunferencia con la yema de su dedo corazón. ¡La muy cerda empezó a enterrárselo a la vez que se masturbaba. De vez en cuando ella misma se sacaba el dedo del orto para darse una sonora nalgada, que a pesar de no ser tan fuerte como las que ya le habían asestado en otras ocasiones, aun así pudo aumentar el placer que su cuerpo le demandaba. “¡SPLASSHH!!”



- Ohhh!! Asii!!, pero que ricoo por dioss!!, “¡SPLASSHH!!” ¡Así maldición, asii!!- exclamaba mi perturbada Madre en la soledad de su habitación.



No lo podía creer, Mamá se nalgueaba y se picaba el culo mientras se masturbaba. “¡SPLASSHH!!” “¡SPLASH!!” “¡SPLASSH!!”, retumbaban los sonoros cachetazos sobre sus rosados glúteos cuando el dedo no lo tenía incrustado. En un momento mi enajenada Progenitora se metió el pepino lo que más pudo al mismo tiempo que su dedo largo lo llegaba hasta el nudillo, creo que pudo sentir la hortaliza con la punta de su dedo en su interior. Las sensaciones eran tan arrebatadoras y asfixiantes que el colchón y las sabanas de su enorme cama de pronto parecieron estorbarle. Tal cual y como fuese una completa ninfomaníaca ahogada por sus instintos, bajo de su cama avanzando en cuatro patas y con su consolador improvisado ensartado en su vagina. Mamá tenía el rostro convertido en una braza y la razón la tenía completamente perdida.



Se fue gateando sobre la alfombra hasta situarse frente al espejo de cuerpo entero que se encontraba en uno de los muro de su habitación. Su deseo ahora era contemplarse de vivos planos en el momento en que ella misma se pensara aparear con la hortaliza. ¡No-lo-podía creer, Mamá quería deleitarse con la morbosa visión de su propio cuerpo siendo auto flagelado y violado por esa verdura.

Mamá se dejó caer de lado con la mirada fija en el espejo con dirección al resto de lo que aquella verdosa hortaliza salía de su rosada hendidura. Llevó sus dedos hasta la entrada de su delicada hendidura haciendo un leve contacto con el pepino, que permanecía atorado y perfectamente acoplado a sus delicados pliegues íntimos. De pronto separó sus blancos y potentes muslos flexionándolos al mismo tiempo que comenzaba a sacárselo con la punta de sus uñas. Así como Mamá, yo tampoco perdía detalle de cómo ese grueso y verdoso instrumento iba apareciendo del interior de sus tiernas carnes. A cada milímetro que salía a Mamá le temblaban las piernas semi flexionadas y amenazaban con acalambrarse en cualquier momento. Su cuerpo ya estaba empapado en sudor, pero ella lo estaba disfrutando al máximo, además aún le faltaba llegar a lo más importante el orgasmo, esa exquisita y desbordante sensación en la cual ella sentía que su cuerpo explotaba y se desintegraba.

Cuando por fin logró sacarlo en su totalidad, ella misma se sorprendió, la hortaliza estaba bañada y escurriendo fluidos cristalinos. Se miró al espejo y no lo pudo negar, se encontraba perdida en calentura y ya no podía parar. Tanto que su desequilibrado ser la llevó cegada por la lujuria a ponerse en cuclillas y abierta de muslos, puso el tieso fruto sobre la alfombra apuntando al techo, se aferró a la base de este con una de sus manos. Ubicó su cuerpo y la entrada de su vagina sobre la punta gruesa del pepino y siempre mirando su propia imagen reflejada en el espejo, fue bajando lentamente hasta que se lo ensartó de un solo arribo sin trastabillar. Mamá sintió por primera vez toda aquella gruesa extensión en el interior de sí misma, se dio cuenta que lo único que quedaba a la vista era la parte que ella sujetaba adherida a la alfombra y que era mínima, esto fue su perdición porque la flamante Sra Tapia comenzó a cabalgar la hortaliza como si en realidad fuese una verdadera verga de macho.

- ... ¡Ahhhh!! Siiiiii!! Ahhh!! ¡Mhmm.. Por diosss, que ricooo!!- eran los desesperados gritos de calentura que salían de los labios de mi Mamita cuando no se los estaba mordiendo.- Ahhh!! Ahhh!! Ahhh!! Asiii, joderr, asiii!!..

La temperatura en la habitación como la serie de jadeos iban en aumento, apuesto que si yo estuviese estado en la parte de abajo, en la sala ausente de lo que pasaba la hubiese escuchado, pero ella sabedora de que su niño había salió estaba plenamente concentrada en el placentero goce sexual que estaba sufriendo. Su bello cuerpo brillaba por la transpiración, las facciones de su angelical rostro estaban contraídas, dándole ese aspecto tan irreconocida y escalofriante para mí de esa puta que llevaba dentro. Sus pantorrillas se flexionaban y subían rítmicamente sobre la gruesa punta de la hortaliza que ella misma se estaba metiendo, lo cabalgaba de una forma atroz que parecía como si se lastimara, combinando con movimientos circulatorios de cadera tal y como si quisiera que esa verdura se derramase en el interior de su cuerpo, y la verdad de todo era que mi Mamá deseaba que ese grueso pepino en estos momentos se transformara en aquella verga que ella tanto deseaba, verga que entre el acalorado momento y no aguantando más se dejó llevar por sus desenfrenadas fantasías y exclamar:

- ¡Ahhhh.. Don Pacooo, Siiii!! Entiérremela todaaa... bien adentroohhh!!

...... ¡¡Me quedé helado.. Mamá estaba como poseída, ahora reconocía abiertamente y mirándose al espejo que lo que realmente necesitaba era la verga de ese viejo meón y aborrecible que como un vil perro había marcado su territorio roseándole su lechada, y lo más perturbador de todo era que ese hecho era lo que más la calentaba!!. Mamá estaba al borde de la locura y no podía parar…

- ¡Ahh.. ¡Mass Don.. ¡Así, así, más adentro ¡Massss.. ¡Por favor no lo haga, no me meaaahh!! Ahhhhh!!,- vociferaba Mamá quien había aumentado la velocidad en que subía y bajaba, deslizando la jugosa hortaliza dentro de ella.

Mamá gemía y casi gritaba lo que en esos momentos estaba deseando en sus insanos pensamientos de calentura, perdida en un mar de ideas lascivamente enfermas y pervertidas, producto de la agresiva calentura que le producía el saberse tocada y marcada por tan despreciable y asqueroso sujeto.

- Asiii!! Asiiii!! Don Pacoohh!!, tome mi cuerpooo!! rocíeme con su leche y aprovéchese de su indefensa vecina Aaahh!!- Gritaba.- Que ess, que solooo piensa en ustedddd!!!

No podía creer lo que Mamá decía, estaba completamente sacada de sus cabales, mantenía sus acelerados movimientos de sube y baja mientras se miraba de modo de rabia frente al espejo, esa mirada que tantas veces había observado de ella y que la inducia hacer cosas que no quería. Sus caderas y su vagina se tragaran casi en su totalidad el grueso instrumento que tan gratificantemente la estaba haciendo fantasear.

- Aaahh!! ¡Oh por diosss.. venga a mí, venga a miií.. ¡Mire cómo está la puta de su vecina caliente, mire cómo me dejó viejo caliente con la leche que me echó en las piernass!! Ohhh!! ¡Vamos, Tomameeee y báñeme y poséame como a la peor de las putasss!! Siiii!!!

Gritaba Mamá sacando desde el fondo de su ser y de sus más oscuras y perversas fantasías, a la vez que su cuerpo se convulsionaba en pequeños espasmos tremendamente placenteros en grandioso orgasmo. Sus piernas y pantorrillas no pudieron soportarla más, se dejó caer al piso con el pepino aun ensartado en el interior de su vagina, su cuerpo continuaba siendo atacado por oleadas de múltiples convulsiones que la hacían retorcer y contorsionar. Mamá intentaba juntar sus portentosos muslos pero no podía, sus articulaciones y extremidades estaban siendo dominadas por millones de sensaciones tan placenteras que le bloqueaban. Las continuadas oleadas de violentos y placenteros espasmos que estaban atacando su delicado cuerpo parecían nunca acabar; una vez que pudo juntar sus piernas envolviendo con los muslos como si abrazara la gruesa hortaliza que deseaba con plena convicción no se le saliera para nunca jamás.

Segundos después todo pasó, lentamente se fue tranquilizando hasta que todo terminó, Mamá quedó de lado acurrucada y tirada en la alfombra de su habitación, su cuerpo se encontraba muy cansado y adolorido de los glúteos por todos los fuertes azotes que se dio mientras vivía el momento de gloria. No sentía ganas de moverse, estaba agotada, quizás pensaba en lo que había hecho, se acababa de entregar en pensamientos a ese viejo, se había declarado abiertamente como su puta!!, Por dios que has hecho Mónica!! Se dijo a si misma llevando su mano a la boca y poniendo rostro de sorpresa. Pero aun así sabía que solo había sido fruto de su calentura y nada más, del más recóndito lugar de su cabeza no tenía que salir.

Como pudo se fue arrastrando hacia su cama, pero en su intento olvidó que aquel instrumento causante de sus más oscuras fantasías aún seguía dentro de ella y salió, cayendo de peso sobre la alfombra embadurnándola de sus jugos de caliente mujer. Mamá intentó cogerlo y limpiar, pero sus fuerzas no la acompañaron, poco a poco fue deteniendo sus movimientos, hasta que logró subir a la cama y caer rendida en sueño.. así desnuda, y en el piso de su habitación el fruto que le había llevado a las mismas puertas del cielo y a sacar desde el fondo de su subconsciente el rostro de aquel hombre que poco a poco se apoderaba de su tranquilidad y razón.

......

Una vez que me aseguré de que Mamá había caído en el profundo sueño pos-orgasmo, tomé mi inseparable mochila y salí de mi habitación rumbo a la calle pensativo. Rostros y rostros cruzaban por mi mente al tiempo que mis pasos avanzaban por la cera sin rumbo. Sin darme cuenta atravesaba casas, calles y jardines. Ahora sólo quería seguir caminando para dejar atrás esos pensamientos que me atormentaban. Pensamientos que me llevaban al mismo lugar.. Por más que intentara alejar a mi Mamy de esos cerdos me estaba dando cuenta que voluntaria e involuntariamente Mamá les llamaba. Me froté los párpados con los dedos y los descubrí empapados; Estaba llorando. Jamás quise creerlo, siempre intenté ponerle pretexto a lo que veía.. ahora tenía que aceptarlo, no había más remedio que hacerlo, porque la sombra ya sea de Fernando, del mismo Portero o de quien fuera, aún después de alejarlos, era tan larga la lista que ni caminando hasta el otro extremo de la ciudad terminaría por mencionarlos. La tarde empezaba a aparecer y yo no quería regresar. Seguí caminando. No quería regresar. Sólo quería huir.

Corrí un poco para intentar olvidarme de las ideas que nacían en mi cerebro. Pero a cada paso que daba, otra palabra, otra escena, otra imagen, otro sentimiento de morbo me recorría la espina dorsal y me aterrorizaba. Caminé hasta que mis pulmones me dejaron, que hasta me olvidé de pensar, entonces miré a mí alrededor. Estaba hasta el otro extremo del fraccionamiento y no conocía las personas que acá vivían. De pronto observé sentado en el columpio del solitario parque a un niño que me pareció conocido.. Era Alfredito, el pequeño hijo de la Sra Dávila, más bien la ahora puta del Portero. Sin más me acerqué a él, de momento me reflejaba en ese niño ingenuo e inocente alejado aun de los pensamientos insanos de lo que hoy en realidad se había convertido su Madre. ..

- ¡Hey niño.. ¿Dónde están tus Padres? Porque estás aquí solo?..

- Mi Mamá en esta en mi casa, no puede venir..

- ¿Pero porque estás aquí solo?, estás muy pequeño.- aunque este suele ser un fraccionamiento tranquilo y además tenemos un “Portero”, aun así no era seguro.

- Mamá está ocupada, está hablando con el Señor.

Un fuerte escalofrió me recorrió el cuerpo que me hizo indagar más.

- El Señor, cual Señor?.. ¿Y tu Papá?

- Mi Mamá no quiere que hable de ese Señor, dice que a Papá no le agrada.

- No le agrada, ¿y porque viene a hablarle? ..

- Dice que viene a cuidarnos mientras Papá se va.

¡Ah.. no había que ser un gran mago o vidente para saber a qué Señor se refería nuestro querido amiguín Alfredito.

- ¡Mhmm.. ok, mira, que tal si me invitas a ver el televisor a tu casa para que no estés aquí solito y te vayan a regañar.. además de paso vemos que es lo que ese Señor le está diciendo a tu Mamá.

- No, a Mamá no le gusta que vaya nadie mientras está hablando con el Señor.- ¡Joder, pensé.

- Y si te doy dinero?, ..mañana podrás comprarte lo que quieras cuando estés solito, sin que tu Mamá y ese Señor se enteren.

- No, Mamá me dará dinero mañana, ..siempre me da cuando esta con el Señor.- ¡Joder y doblemente puta madre!!!

- Tienes Play 4?..

- Sip..

- ¡Te doy este juego si me dejas jugar en tu casa.- adiós a mi nuevo Metal Gear.

Al pequeño Alfredín le brillaron los ojos.

- Pero si Mamá te ve se va a enojar y tan bien el Señor.

- ¡Pero será a escondidas, ..mira, tú juegas y yo me escondo en tu casa, nadie lo va a notar, tan solo tú sabrás que yo estaré ahí.

- .. Mhmm.. bueno, pero el juego ya es mío.- ¡Joder, el pequeño no era tonto después de todo, simplemente ingenuo.

- Va, pero no tienes que decir nada ni mirarme ok,

- Está bien, ¡Yupiii.. este juego me va a encantar.

Entramos por la puerta de atrás y en silencio, el pequeño Alfredo seguía mi juego. En la sala y el comedor no había nadie por lo que entrar en su habitación no me ocasionó ningún problema. Ya ahí el niño emocionado se dirigió a la consola a jugarlo, por mi parte mi nerviosismo y temor empezaban a rodearme, si el viejo me encontraba estaba frito al igual que la Señora. Opté por dejar al pequeñín jugando mientras yo me adentraba al pasillo. La verdad era que no sabía qué hacía aquí con el temor que le tenía al Cubano, aunque quizás si era consciente de que si me llegaran a encontrar la Sra Patricia impediría que el Portero me tocara. La moneda ya estaba echada y que sucediera lo que pasara.

La casa no era tan grande comparada con la nuestra, costaba de una sola planta muy bonita y bien arreglada, un pasillo largo donde se encontraban las habitaciones, una sala enorme y un comedor divido por una gran barra de la cocina. Había como 5 habitaciones, siendo la más grande la de los Padres, la de pequeño Alfredo era la del final del pasillo, después salías al jardín, un jardín enorme familiar, parecido al nuestro con una pequeña piscina y áreas de descanso. Me fui caminando lentamente por el pasillo, con los sentidos bien agudos por si escuchaba algo, mirando en él muchas de las fotos de la familia. Entonces lo hice algo, y sí que lo hacía pues lograba oír la regadera, alguien se estaba duchando. Pasé por la habitación de los Dávila, una gran recamara con la cama al centro, los closet al frente y el baño a la izquierda cerrado por una puerta.


En eso escuché que alguien se acercaba, no supe que hacer, si retroceder o esconderme dentro de la habitación, entré en pánico. Opté por lo ultimó, busqué algún tipo de escondite para evitar que me vieran, opté por lo más fácil, encerrarme en el closet y que todo pasara. Nada más entrar, me adentré entre los sacos y vestidos de la Sra Patricia, las puertas eran de madera con rejillas, por lo que la luz de la recamara me ayudaba a saber qué ocurría allá afuera. Apareció la Sra Dávila con una botella de whisky y se sirvió una copa.

- Aun no sale.- dijo ella.

La Sra Patricia venía del pasillo y entró en la recamara, empujó la puerta tras de sí. ¡Joder, me había quedado encerrado con ella. Se miró al espejo. Se encontraba sonriente y si el relato del niño no me fallaba con muchas ganas de satisfacer al viejo. La volvía loca. No podía aguantarse, a sabiendas de que podía arruinar su matrimonio. Su Marido estaría trabajando mientras ella se tiraba a ese viejo tan desagradable. El pánico me volvió abrazar, estaba encerrado en el closet mientras la Sra Dávila y el Portero, que no sabía dónde se encontraba aún se divertían. Traté de buscar una salida, pensar en algo por si me agarraban, que podía decir, además ya era un poco tarde y Mamá no tardaría en buscarme.

En eso escuché que la puerta del baño se abría. Miré por el hueco de las rejillas de la puerta. Ahí estaba el hijo de las mil putas, desnudo por completo. Le vi de espalda, enorme. Vi su culo encogido, de nalgas morenas y peludas. De la espalda le escurría agua a borbotones, como si no se hubiera secado después de la ducha. Caminó hacia la cama. La verga le colgaba fláccida hacia abajo descapullada. Su barriga botaba a cada zancada. Parecía un oso seboso, pero el hijo de puta las hacía gozar como locas.

Le vi sentarse en el borde de la cama mientras intentaba encender un cigarrillo con una mano. La verga le permanecía echada hacia un lado y los oscuros güevos apretujados contra el colchón. La muy puta de la Sra Dávila suspiró mirándole, la sola presencia le excitaba. El viejo sujetó el control y encendió la televisión a distancia. La mujer, ataviada en un ajustado jeans y una blusa ceñida se volvió hacia él, como a esperas de alguna sugerencia de su amante. Eran casi las siete de la tarde y yo fuera de casa y a esperas de que estos dos salieran de la recamara.

El Cubano se metió la mano entre las piernas para refregarse los genitales. Al observarla por un segundo se embelesó en el delicioso cuerpo de su nueva amante. Sus enormes tetas eran apretujadas por la ajustada blusa. Se fijó en su coñito ceñido al jeans, y en su vientre liso y sus piernas gruesas de bailarina. Estaba buenísima y a su disposición. Le tendió la mano para pedirle un trago.

- Échame una copa, anda.

Obediente, se giró hacia la cómoda. El viejo pudo admirar entonces su culo carnoso y duro contoneándose con sensualidad gracias a los tacones. La Sra Dávila se volvió hacia él y le entregó un vaso, se le notaba el nerviosismo y las ansias porque la tocara. Aguardó de pie frente a él a que le diera un trago, exhibiendo su cuerpo ante aquel cerdo como si de su mujer se tratara. El Cubano soltó el vaso en la mesita y se echó hacia atrás extendiendo los brazos, tumbado boca arriba, con las piernas colgando hacia abajo.

- Quiero que te vistas de puta.- le susurró.

- ¿Q-quiere que me disfrace?- le preguntó sonriendo-. ¿Y qué me pongo? ..- preguntó sonriendo como una boba.

- Quiero velte como una puta, anda..

Para acatar la orden la Sra Dávila abrió el closet en busca de algún tipo de prenda, por poco y me encuentran, pero estaba tan nerviosa y tan caliente que no rebuscó demasiado. Yo me escondí al fondo, agazapado debajo de los abrigos del Ing Dávila. No supe que pasó pues cerré los ojos y que todo pasara. Afortunadamente no me vio y cerró las puertas. Esperé unos minutos y me volví asomar. La Sra Patricia regresó vestida como él deseaba, con un camisón en negro muy sexy que dejaba entrever sus encantos, anudado por una cinta a la nuca, de encaje elástico semitransparente, adaptado a las formas de su cuerpo, excesivamente corto dejando sus bien definidas piernas a la vista de ese ogro.

El Cubano la admiró mientras se acomodaba en medio de la cama completamente desnudo, como si fuera el Rey. En la Señora de la casa se divisaban la forma enorme de sus pechos, apretujados contra la tela, y la sombra triangular del chocho al ser de encaje. Créanme que había acertado, parecía una vil puta, su puta, la hermosa Madre del pequeño Alfredito. El desgraciado rebuscó en los canales de la tv hasta que encontró una porno, donde se reproducían imágenes lésbicas.

- ¡Sóbamelo un poco para il agarrando caló..

La Sra Dávila se subió ágatas por la cama hasta llegar a su lado, sumisa a los caprichos del viejo. Se arrodilló entre aquellas gruesas y robustas piernas. Primero le acarició los muslos desde las rodillas hasta las ingles. Notaba la humedad de su cuerpo. Luego le cogió la verga, aún floja pero bastante gruesa. Comenzó a sacudirla con extrema lentitud, a modo de caricia, utilizando la mano izquierda para sobarle los güevos y los muslos de las piernas. El vejete permanecía pendiente al televisor y ni siquiera la miraba. A la mujer le gustaba, aunque la trataba como a una puta barata.

- ¿Le gusta así?..- le preguntó ella.

- ¡Sthh.. Calla y no pares.- le reprendió con los ojos fijos en la pantalla.

La Sra Dávila volvió la cabeza hacia el televisor, mientras con su mano izquierda aún paseaba por el muslo. Era todo para ella, se encontraba embelesada satisfaciendo a su macho. Poco a poco, la verga se le fue endureciendo. Ella se la mantenía erguida mientras ambos observan la pantalla. A veces el glande le golpeaba una de las tetas. La mano izquierda la deslizaba a veces hasta la misma barriga y el pecho, como si estuviera acariciando a su fiel Esposo. El Cubano permanecía relajado mientras su amante le masturbaba.

- ¿Le pone cachondo esas cosas?..- se atrevió a preguntarle cómo una sumisa.

- Solo mírame la velga, no hables.- le dio una pequeña palmada en la mejilla para volverle la cabeza.- Quiero que mires mi velga.

Ella se concentró en la masturbación sacudiéndosela a un ritmo pausado, estrujándole los ásperos y oscuros güevos con cariño, como si fueran unas suaves esponjas. Reconocía para sí misma que le resultaba humillante, estaba perdiendo su dignidad de Esposa y Madre por culpa de esta enfermiza obsesión sexual con ese Señor tan mayor. Quizás necesitaba ayuda psicológica, aunque de cierta forma la comprendo, este cerdo hizo lo mismo con mi Mamy, los sometimientos de este desgraciado comenzaban a ser preocupantes. Que a pesar de lo asqueroso que estaba y lo desgraciado que se comportaba con ellas, la diversión sexual que les regalaba era inigualables, todas terminaban sintiendo algo por él, que a pesar de la diferencia de edades, sus presas estaban dispuestas a enfrentarse a un escándalo con tal de estar con él, aunque claro, hay que tener en cuenta sin embargo que para este viejo ellas sólo eran putas sumisas a su disposición, y además para sacarles dinero.

Continuaba meneándosela sosegadamente, erguida, arrodillada entre sus piernas como una esclava, mientras el muy cínico disfrutaba de las escenas porno en el televisor y bebía. Me preguntaba si ya habían notado que el pequeño Alfredín ya había regresado, les daba igual, ahora mismo no les importaba nada más que estar juntos. De pronto la Sra Dávila alzó la mirada y en una silla, oculto entre una toalla, descubrió su móvil que se encontraba vibrando. La mujer, nerviosa, cesó la masturbación.

- ¿Qué hace? ¿Para qué paras?..- la Sra Dávila se levantó angustiada.

- ¡Maldición, Miguel, ..mi Marido está llamando..

- ¡No jodas… ahora. Pero que querrá el pendejo de Miguelito.

- Me prometió hablarme nomás llegara a la provincia.

- ¡Despáchalo y rápido.- se atrevió a ordenarle.

Perturbada por la situación, se dirigió a toda prisa hacia la silla dejando a su amante recostado sobre su cama matrimonial completamente desnudo. Tuvo que darle la espalda para acercarse al mueble, al hacerlo tuvo que mostrar su precioso culito. Se exhibía como una auténtica puta. El viejo la miraba complacido. El muy cerdo no pudo aguantarse la situación y comenzó a pasarse la mano por la verga. La Sra Dávila se tuvo que inclinar para sujetarlo. Pude ver el fino cordón de sus bragas metido por el culo. Apenas le tapaba el ano, era prácticamente una cinta que atravesaba sus nalgas en vertical, al estar inclinada se diferenciaban los esfínteres rosados que rodeaban el agujerito, se diferenciaba la falta de vello en la entrepierna.

Al volverse, mi mirada se centró en su chocha, que tras la fina gasa de las bragas la rajita de su vagina se notaba claramente, con las enormes tetas acunándose con cada mínimo movimiento. Trató de no mirar hacia el viejo mientras contestaba, que no paraba de acariciarse el garrote. Se sentó a la orilla de la cama apenada, por estar hablando con su Esposo mientras su amante le esperaba masturbándose. Antes de sentarse el desgraciado le propinó una palmada en el culo, le encantaban las situaciones con sus Esposos. Se miraron lujuriosamente y ella no tuvo reparos en examinar aquel miembro al sonreírle. Luego se giró hacia el otro lado escuchando lo que le decía su Marido. El desgraciado viejo permanecía con las piernas separadas y el pene en alto.

- Ven, acuéstate a mi laho.- le susurró.

Sonrojada, tomó asiento aun lado de él, erguida, con las rodillas juntas, ligeramente girada hacia él. Groseramente, Don Mario se manoseaba los güevos a modo de masaje. Se respiraba lujuria en aquel silencio. Las miradas se bombardeaban. Mientras hablaba con su Esposo no podía evitar sonrojarse. Sabía que estaba siendo mal, pero también sabía que podía darse un festín de verga como nunca, ni en los mejores momentos en su matrimonio. El viejo actuaban de manera desvergonzada, sin importarle estar destruyendo otra familia. La mujer prestaba atención a la conversación con su Marido, sin dejar de pensar en esta situación tan impúdica.

- ¡L-lo siento, Miguel no lograba escucharlo.- en ese momento el viejo atrapó su mano y se la colocó sobre el pene.

¡El desgraciado pretendía que siguiera pajeándolo mientras hablaba con su Esposo.

- ¡Miguel lo siento, no lo encontraba vale. ¡Para ti es muy fácil, todo el día estas con el teléfono, ..yo tengo cosas que hacer Miguel, cuidar al niño.

Miró al viejo antes de acariciarlo con su manita de unas uñas pintadas en rosa. La palpó con las delicadas yemas de sus deditos, percibiendo su dureza y alguna leve palpitación mientras mantenía la conversación con su Esposo.

- Síguele y no me la suelte mientras hablá.- le ordenó.

Seria y dominada por la lujuria, formó una corona con su dedo índice y pulgar para rodear la verga por el glande. Era gorda y la empezaba a tener dura. Comenzó a sacudírsela agitando el brazo izquierdo vivamente, machacándosela con desenvoltura mientras la derecha lo ocupaba para sostener el móvil. El viejo cerró los ojos suspirando, complacido por la situación. Ella le miraba de reojo. En ocasiones le soltaba la verga para cambiar de mano el móvil, para pasear la mano por aquellos pectorales bofos a modo de caricia, pero el viejo volvía a insistirle en completar la masturbación.

- ¡No la sueltes.

Sometida a la rudeza del viejo, alzó el brazo y abrigó su gruesa verga con la palma de su mano. Se la movió despacio sintiendo la silueta. Estaba cada vez más dura, quizás por la situación del momento, al viejo le enajenaba. Se fijó en el abundante vello rizado que le rodeaba, en su dilatado glande y en los peludos güevos que se mecían al tirarle. Notaba las yemas de la mano de su amante acariciándole la espalda, desde el listón anudado en su cuello hasta la cintura. Volvió la cabeza para mirarle y sonreírle, pero el viejo le atizó una palmada en la mejilla obligándola a mirarle.

- ¡Mírame, no deje de miralme…

Los turbulentos movimientos del brazo sacudiendo la verga provocaron que una de sus tetas se corriera unos centímetros hacia el costado, dejándosela a la vista. Su balanceo alocado, su pezón oscuro y empitonado provocaron que el viejo se calentara. Pronto el Cubano comenzó a resoplar reclinándose aún más contra el respaldo de la cama. La infiel Esposa le sacudía la verga con más energía, apretujándole el glande con el aro formado por los dedos, esmerándose en hacerle una buena paja. Eso claro sin desatender la conversación con su Esposo.

- P-perdona.. que dijiste Miguel?..

- Tu Mariho es un cornuho, ..le gusta sabé que se lo pones.- le susurró mientras la sujetaba de la nuca intentando llevársela hasta su rabo.

- ¡Don, por favor.- intentó deshacerse de él, pero no logró librarse de los robustos brazos.- ¡No Don.. lo notará.

- Chúpala..

- ¡Miguel te tengo que dejar, ..estoy preparando la cena.

El viejo la empujó.

- ¡He he he.. ¿La cena?, ¡No le coltes.

Temerosa, acató la orden e intentó seguir con la conversación. Enardecido por el estimulante placer de escuchar al feliz matrimonio platicando, le colocó el glande muy cerca de la cara para pasárselo por los labios, como si quisiera exhibirle al ingenuo Ing Dávila lo muy cerca que su inmensa verga tenía de su Esposa.

- ¡Hahlo.

- ¡Don, por favor.- suplicó-. ¡Esto ya no es divertido…

- ¡Chúpala..

La Sra Dávila continuaba intentando en comprender lo que le decía su Marido atraves del teléfono. El viejo la sujetó de la nuca mientras con su otra mano busca con el glande atravesar sus labios.

- ¡Voy a jodelme a tu zorra, Miguelito.- dijo en un tono apenas audible.

La pobre sin tener más remedio que hablar, tuvo que abrir los labios y permitir que el glande ocupara espacio. Abrió la boca y apoyó los labios en la base del glande saboreando aquella sequedad amarga. El desgraciado se la meneaba sin sacarle el glande de la boca, con la frente de la Esposa apoyada en su barriga fofa mientras sujetaba el telefono. Con la mano que tenía libre, la Sra Dávila le acariciaba el muslo de la pierna, como procurando calmarle. Trataba de mirar hacia arriba para acatar su orden. El viejo apretaba los dientes expulsando el placer por su mirada. La mujer, parecía tener un puro en la boca, por el enorme grosor del glande, blando y carnoso. 

Le colocó ambas manos en la cabeza para ayudarla a chupar. Tras succionar durante unos momentos, apartó la boca de la verga para mirarle, sin dejar de escuchar a su Esposo. Un hilo de babas quedó unido desde su labio inferior a la punta del tolete. El viejo se inclinó hacia ella y bruscamente le apartó el camisón hacia los lados, dejando libre sus dos tetas erguidas. Ambas se meneaban como flanes ante las agitaciones.

- ¡Noohh!..- suplicó.


El viejo la giró con brusquedad contra la cama. Ella intentó mantenerse serena, cualquier anormalidad su Esposo lo notaría. Con el rostro muy cerca de la cama y sus tetas aplastadas contra el colchón se preparó para lo peor. El pobre Ing Miguel Dávila, ingenuo, sin la capacidad de indagar que le sucedía a su mujer, sería testigo involuntario de cómo el viejo que él trataba quizás como Amigo levantaba el camisón hasta la cintura y exponía el jugoso culo de su Esposa.

El desgraciado se encontraba como energúmeno, le abrió las nalgas con rudeza. Los esfínteres del ano se contraían. Pude ver la raja del chocho de la Madre del pequeño Alfredito en la entrepierna, un chocho carnoso y depilado. Vi que el Cubano acercaba su tranca y sin más pegaba el glande a la vagina. Apretó con fuerza y se la fue metiendo con lentitud hasta el fondo, sin importarle que ella pudiera gritar y su Esposo pudiera notarlo. La pobre Madre elevó la cabeza al notar cómo le ensanchaban la vagina y era penetrada hasta el fondo. Soltó un largo bufido y comenzó a joderla con golpes secos, extrayendo media tranca y empujándola hacia dentro con violencia, dándole fuerte con la pelvis en las nalgas y sujetándola por la cintura.

La mujer se apretaba la boca con una mano para no gritar y hacerse notar con su ingenuo Esposo. Las tetas se apachurraban a cada empujón y los rechinidos de la cama empezaron hacerse notar por toda la habitación. Yo no estaba ajeno a esa situación tan morbosa, noté mi pija tiesa, tuve que tocarme para sofocar el gusto, aquella escena de sometimiento donde aquella infiel Madre resultaba ser la protagonista era demasiado morbosa. El desgraciado la jodió durante más de cinco minutos, hasta dar marcha atrás y salpicar todas las nalgas de diminutas gotitas de leche que discurrieron lentamente hacia los muslos y sabanas. Pude ver el chocho aún abierto, los pliegues enrojecidos por la salvaje dilatación. Cuando la Sra Dávila se irguió, el camisón bajó, aunque las transparencias permitían verle la raja del culo con las nalgas enrojecidas. Vio a su amante sofocado preparándose otro trago. Su verga impregnada de semen se balanceaba hacia los lados.

Qué vida me deparaba de ahora en adelante, con las imágenes aun vivas de mi Madre con el pepino y estas reproduciéndose una y otra vez en mi mente, con las imágenes de mi Yuli vilmente chantajeada por ese cerdo. Ahora veía a todas las mujeres de otra manera, con otros ojos. La Sra Dávila era una mujer muy guapa y con un gran cuerpo, estaba buena, y por lo que veía, seguramente insatisfecha. Me quedé en silencio al fondo del closet, esperando que ambos terminaran y salieran, aunque claro con unas ganas enormes de masturbarme reviviendo esta escena donde el viejo se jodía a la Esposa del Ing Dávila en el teléfono escuchandolo.

- Ya ha colgado.- dijo colocando el celular en la silla.- ¡Tenemos que tener cuidado Don.. Miguel podría sospechar.

- ¡Va, es un lelo, ..podría jodelte frente a él y no se daría ni cuenta. Ya le pediste la plata?..

- Sí, pero mi Miguel se aferra a indagar, ..no va a ser tan fácil Don, creo que tendrá que pedírselo a alguien más.

- ¡Quee.. si será puta desagradecida. ¡Apoco cree que dejo mi trabajo a grati para veníl a monalte desgracia, así nomá sin naha?.- explotó el maldito.

- ¡Tranquilizase Don.. yo solo decía.

- ¡Eh que no entiendes pendeja, ..me tienen hasta el cuello si no pago esa puta deuda. ¿Qué, apoco quieres velme muelto en la calle en vez de pedile prestaho ese dinero a tu colnudo?..

- ¡No, Don.. yo no digo eso, eso solo que..

- ¡Pue má te vale pendeja, ..porque esos tipos no se andan con rodeo. Nomás no les entregue ese dinero vendrán pol mí y san sea cabo nuestro nidito de amó.

- No diga eso Don.. yo seguiré insistiendo, sé que me lo dará, ya buscaré que escusa darle. Pero ya no se enoje conmigo, si? ..- le decía mientras se le repegaba como gata en celo y acariciándole la panza.

- ¡Mastúlbame con tus tetas. Necesito una cubana, me has hecho encabroná con tus pendejahas.

No cabe duda que la Sra Dávila estaba atrapada en las verijas del viejo. Se hincó en el suelo y se sujetó los pechos por la base atrapando la verga. Empezó a deslizar las tetas a lo largo del tronco procurando achucharla. El glande chocaba contra su cuello cuando bajaba. El viejo meneaba la cadera al sentir su verga en medio de aquellas dos masas blandas. Ella le observaba desde abajo mientras le masturbaba. El Cubano se relajaba, sus ojos en llamas pronto se encontraron cerrados, parado en medio de la habitación con la cara hacía arriba, jadeando muy despacio. Ella se esforzaba en apretarle la verga y tenerlo gustoso.

- ¡Qué bien lo haces, hija de puta!- exclamó electrizado, sin parar de deslizar la verga entre las dos tetas.

- Ya, ya, no se enoje, ..yo se lo conseguiré ya verá ..

- ¡Chúpamela, chúpamela.- jadeo nervioso.

La mujer sujetó la verga por la base y comenzó a lamerla con la lengua fuera, como si se tratara de un sabroso helado. Se la ensalivaba por todos lados a la vez que subía. El viejo la veía de arriba orgulloso postrada a sus pies como esclava. Permanecía arrodillada entre sus piernas mamando como una descosida. No paraba de agitársela con el glande dentro de la boca. El muy desgraciado se tomaba tragos mientras se relajaba con la mamada. La muy cerda pasó a chuparle los güevos. Hundía los labios en ellos y los succionaba uno a uno con rabia tirando de ellos. Entonces, el Cubano la agarró por el cabello encajándola entre sus bajos con rabia, hundiéndola entre sus muslos gordos. A la Sra Patricia no le quedó de otra que soportar la asfixia, los güevos le tapaban los ojos y los pelos se le metían por la nariz en ese espacio tan sudoroso. Cuando apartaba la cabeza, algunos hilos quedaban unidos desde sus labios hasta los güevos.

El muy cerdo elevó una de sus piernas dejándola en alto. Entonces ella se lanzó a lamerle la raja. Introdujo la lengua entre las nalgas velludas y sudorosas, con la punta le remojó el asqueroso ano y la raja. Los güevos se meneaban a pocos centímetros de sus ojos. El cosquilleo de la lengua en el ano hizo delirar al Portero, que sujetándose el pene aceleró la agitación del brazo.

Tras ensalivarle el culo, la lengua de la infiel Madre ascendió de nuevo hacia los oscuros güevos para mordisquearlos con los labios. El viejo se la sacudía velozmente mientras le chupaban los maduros aguacates y le acariciaban los muslos con las manos. Hasta que bajó la pierna y se incorporó deprisa sin dejar de menearse la verga. Ella se irguió embelesada con el veloz movimiento del pene. La saliva relucía en su barbilla y sus labios.

- ¡Qué buena mamaha me has hecho, pendeja.- ella sonrió como una tonta.- Seguro que a Miguelito no se la chupas así, ¿veldad?.- ella mantuvo la misma sonrisa.- Quiero jodelte otra vé.- ella le miró seria, a modo de súplica, como si lo necesitara.- Ponte peladita y túmbate.

La mujer se puso de pie limpiándose la barbilla con el dorso de la mano. El Cubano la observó mientras se desnudaba y se acomodaba sumisa. Apuró el cigarrillo y el trago. Unos segundos más tarde, la cogió por los pies y la obligó a elevar las piernas. La Sra Dávila quedó tumbada boca arriba con las piernas en alto y separadas, con la cadera muy cerca del borde de la cama. La obligó a elevar más las piernas, casi las rodillas le rozaban los hombros. De un tirón le hiso las bragas hacía un lado y acercó el glande. Antes le lanzó un escupitajo en el chocho. La saliva se deslizó deprisa hacia el ano. Joder, este viejo nunca se cansaba, era un semental a pesar de la edad.

Se escupió en la mano y se embadurnó por toda la verga antes de acercarla hacia el ano de su amante. La Sra Dávila, al notar la punta del glande cerca de su tierno agujerito, se agarró las piernas para no bajarlas. ¡Iba a metérsela por el culo, la iba sodomizarla en su propia cama, donde dormía con su fiel Marido. Iba a vivir otra experiencia semejante a las de mi Madre. El Cubano empezó a empujar la verga para hundirla en el tierno ano. Ella se quejó con los ojos muy abiertos y enseguida extendió los brazos para agarrarse a las sábanas. Sus piernas chocaron en perpendicular contra el cuerpo del viejo, con los talones apoyados en sus hombros. El grosor de la verga iba dilatando el ano e iba penetrando cada vez más adentro. Los jadeos en la Madre de Alfredito se convirtieron en chillos aislados cada vez que notaba cómo la verga le entraba por ano.

- ¡Aah, Huy.. ¡Me duele, Donn! ..

- ¡Cállate, pendeja..

Fueron segundos agonizantes para la infiel mujer, hasta que llegó a hundírsela casi hasta el fondo. El ano aparecía excesivamente dilatado y la pobre no paraba de quejarse. La mantuvo dentro e inmóvil por unos segundos antes de comenzar a encularla. Se movía deprisa con la tranca apretujada dentro, de hecho apenas la sacaba dos centímetros para volver a hundirla más adentro. La pobre mantenía los pies en los hombros del viejo y se agarraba con la uñas las sábanas para soportar la mezcla de dolor y placer. Sus tetas se menaban como flanes al ritmo de las clavadas. Mantenía el ceño fruncido y la boca bien abierta. El sudor hervía en la espalda del viejo. Algunas hileras le resbalaban por el pecho y la espalda. Le asestaba con rudeza frunciendo el rostro, apretando los dientes con rabia. Ella, igualmente envuelta en sudor, jadeaba casi a gritos cada vez que le hundían la verga en el culo. Volvió a escuchar el móvil en la silla y miró hacia él desesperada mientras su cuerpo convulsionaba tras las sacudidas que le asestaban. Su Marido preocupado por ella y ella dejándose sodomizar por un viejo asqueroso en su propia cama matrimonial.

El Cubano seguía clavándosela con rabia sujetándole las piernas por los tobillos, sin importarle que el móvil estuviera vibrando. Tras un par de minutos, extrajo su gruesa tranca del ano. Nos fijamos en el agujero enrojecido y tremendamente dilatado del ano, el desgraciado se lo había dejado totalmente abierto, la había floreado. El sudor le corría por toda la espalda como un oso. La mujer respiraba con fátiga tras la penetración anal e igualmente se le había humedecido el cabello por el sudor.

- ¡Date la puta vuelta.

La Sra Dávila acató la orden tactándose el ano, verificando que no hubiera rastro de sangre ni de otra cosa. Afortunadamente no la había desgarrado, sentía el culo adormecido. Aun así dio media vuelta y quedó tumbada boca abajo con su culito a disposición de su amante. El viejo se echó encima de ella y enseguida le hundió la verga pero ahora por el chocho. Contrajo el culo basto y peludo y se la clavó hasta los güevos, hasta que chocaron ambos cuerpos. Esta vez la Sra Dávila jadeó de placer con la barbilla pegada a las sábanas. El viejo extendió los brazos para elevar el tórax unos centímetros de la espalda de su amante y comenzó a joderla aligeradamente, hundiéndole la tranca en la entrepierna. “¡PLOFF!!, ¡PLAFF!!, ¡PLOFF!!” Se escuchaba el grotesco choque de ambas carnes, junto al rechinido morboso de la cama “¡Uichy.. uchi.. Uichy uchi!!”


Ambos gemían alocadamente, sin importarles más nada, sin imaginar que el pobre Alfredín pudiera escucharles desde su cuarto. El viejo le asestaba fuerte y ella procuraba empinar más el culo para que la verga se deslizara a fondo. Volvía a vibrar el móvil cuando más fuerte gemía y más fuerte le daban, esta vez se concentró en retener el placer procedente de su vagina, sin importarle su Esposo. La Sra Dávila se encontraba invadida por aquella enorme tranca.

- ¡Aaah, aah.. ¡Joderrr.. arghh..- berreaba como una perra.

Notaba el aliento de su macho en la nuca y el peso de la barriga sobre su cadera. Ninguno de los dos lograba contener los gemidos. El Cubano la jodía con fuerza y rabia. Fátigado, se dejó caer sobre la espalda de su amante, pero aún con parte de la verga dentro. Ella respiró con dificultad al notar todo el peso de ese oso encima de ella. El Portero con la cadera pegada al culo de su amante, se meneaba para ahondar. La Sra Patricia notaba cómo bufaba sobre su nuca. Meneaba el cuerpo con impaciencia deseando correrse, pero la eyaculación tardaba después de la pasada corrida. El viejo apenas tenía fuerzas para mantenerse echado sobre ella. Se puso de pie respirando fatigosamente, con la verga tiesa y húmeda por los flujos vaginales.

- ¡Ooh.. ¡Ponte a cuatro pata. ¡Off uff..- le ordenó fatigado.

La muy trola acató la orden. Se incorporó y se colocó a cuatro patas con las rodillas cerca del borde de la cama y el culo abierto, empinado hacia su amante. Las tetas le colgaban hacia abajo rosando las sabanas. Del cabello le chorreaba sudor en abundancia. Su amante le estaba echando un buen polvo, un polvo en la recamara de su matrimonio, en la misma cama donde dormía con su Esposo. Miró al frente y enseguida notó cómo le hundía de nuevo la verga en el chocho. Comenzó a joderla con la misma impaciencia, embistiéndola velozmente agarrada por la cintura. Volvían a jadear alocadamente. El viejo procuraba abrirle las nalgas con los pulgares para que la verga entrara hasta el fondo. El cuerpo delicado de la Sra Dávila brillaba en sudor. En el del Portero las gotas parecían hervir. Tras varios minutos jodiéndola en esa forma, la sujetó fuerte por las caderas y el cuello, le asestó tres embestidas secas. En la última, jadeó secamente y dejó la verga dentro para correrse.

Ella aguantó con los ojos cerrados los disparos dentro de su útero. La puso perdida en leche. Tras vaciarse los güevos, la extrajo lentamente. Ella suspiró dejando caer la cabeza hacia el colchón y con los brazos extendidos en forma de cruz. Aún mantenía el culo empinado con la verga dentro de su chocho. El viejo la retiró con el glande impregnado de semen viscoso y se dirigió hacia la cómoda en busca de otro trago y un cigarro. La muy cerda se incorporó y dio media vuelta sentándose en el borde de la cama, secándose el sudor con las sábanas, sin importarle que del chocho escurriera la leche de su macho.

Ella le observó de espaldas. El cuerpo marrón del viejo relucía por el sudor. Se fijó en su culo encogido, el mismo que ella había estado chupado. Estaba seguro que aún notaba el mal sabor del ano. Ella aguardaba en silencio sentada en la cama mientras sentía punzar sus partes. Comprendió que se le estaba yendo la cabeza, que estaba poniendo los cuernos a su Marido en su propia cama, pero ese viejo le encendía la vagina. El Cubano dio la vuelta dándole sorbos al vaso. Aún tenía la verga tiesa, empinada hacia arriba, con resquicios de semen por el glande. El muy cerdo aun mostraba los güevos empapados en saliva, con el vello humedecido por los lametones que le habían dado y algún hilo de secreción vaginal colgando hacia abajo.

Con el trago en la mano y el cigarrillo en los labios, se acercó hasta ella. La cogió por la barbilla y le levantó la cabeza para que le mirara a los ojos.

- Tiene que conseguilme ese dinero.

- Se lo tendré, ..o tendré que robárselo a Miguel.

- Me has dejaho seco.- se inclinó para estamparle un beso en la boca.- Ere mi putica preferida.

Ella sonrió como tonta. El pobre Ing Dávila buscando el sustento de su familia en las provincias para vender su producto mientras la trola de su mujer jodía con su macho y planeaba en robarle. Que par de descarados pensé yo. Eran más de las 9 de la noche y no veía que salieran de la habitación, ya estaba en problemas con mi Madre. Entendí que tenía que hablarle, buscar una excusa que tapara mi ausencia a estas horas, entendí que Mamá ya estaría preocupada y necesitaba comunicarme. Unos segundos más tarde escuché que la regadera se abría y que solo se encontraba la Sra Dávila en la habitación cambiando las sabanas. En eso se escuchó el golpeo de la puerta. Era el pequeño Alfredo.

La infiel Madre a toda prisa intentó arreglarse y mostrar calma. El pobre niño la vio hecha un asco, con síntomas de estar cogiendo, con el pelo alborotado, ligero chupetones en la piel y el cuerpo sudado.

- Te ha estado llamado Papá, estaba preocupado.

- ¿Y cómo quieres que oyera el teléfono? Estaba dormida.- el pobre niño la siguió hacia dentro del dormitorio.

- ¿Y el Señor? ..- preguntó preocupado.

- ¡Se ha ido Alfredo si. Me he sentido un poco mareada y vino a curarme. Mañana vendrá. Le he invitado a desayunar.

- ¡Pero Mamá, dijiste que me llevarías al parque a jugar.

- Tú juega todo lo que quieras, pero aquí en la casa mi amor. ¿O no quieres que Mamy se cure? ..

Ya en el dormitorio, el pobre niño continuaba observándola como un pasmarote mientras ella se arreglaba. Al intentar recoger vio los pantalones y las sucias ropas del viejo por todo el lugar. El niño la vio caminaba raramente, sin poder imaginar que a su Madre se la habían jodido por el culo unos minutos antes y que lo llevaba dolorido. No entendió el motivo, pero su Madre estaba un tanto rara.

- ¿Y quién se está bañando Mamy? ¿Ya llego mi Papy? ..- se escuchaba la voz del viejo tarareando una canción en la ducha.

- ¡Como creer mi vida, ..no ves que estuvo hablando por teléfono.- contestó secamente al recoger la ropa.

- ¿Y quién canta ahí? .. dejaste al Señor bañarse en tu baño.

- ¡Que cosas dices Alfredo por favor, ..vamos, te preparare la cena para que te vayas a dormir.

Que descaro. La Sra Dávila encaminó a su hijo hacía la puerta y la cerró detrás de sí, dejándome encerrado y al viejo bañándose en la ducha. Por mi parte necesitaba pensar ya en cómo salir de aquí, los nervios y pensar en lo preocupada que estaría mi Madre me estaba matando. El arrepentimiento de estar aquí me volvia loco, necesitaba a toda costa escapar. Pero cuando pensé que ya lo había logrado y que por fin saldría de este sitio, escuché que al viejo abrir la puerta del baño, lo que hizo que volviera a esconderme dentro del closet para esperar.

El desgraciado salía completamente desnudo tan solo con una toalla secándose las orejas y el cabello, era un asqueroso oso pardo, robusto y de color fuerte marrón, caminaba por la habitación como si fuese la suya, completamente desnudo y fumando, mirando las felices fotos del matrimonio Dávila, riéndose de la ingenuidad del Sr Dávila, del descaro de su mujer al estar hablando con él mientras le daba caña, eso le enardecía el ego. Caminó unos minutos rodeando la habitación, con su tremendo tolete saltándole en cada zancada, hasta que recibió una llamada, era su móvil de sus viejos pantalones marrones.

- Si, hey..- respondió sentándose en la cama, descansando sus horribles güevos sobre el colchón.

En eso respondió una voz que lo dejó helado.

- ¡C-Clavo.. e-este mira.. dame un poco de tiempo hermano, estoy en que me presten una lana, en cuanto me la den me rayo que voy a dejarte tus centavos.

- ¡... ....!!!- la voz en el teléfono se escuchaba rabioso.

- T-tranquilo hermano, dame do o tre días, ..estoy negociando algo, te aseguro que te pagaré esa lana. Tenme paciencia por favó.

En eso caminando se colocó frente al closet y entonces fue que alcancé a escuchar algo de lo que ellos hablaban:

- ¡Escúchame bien Cubano de mierda, ..te doy dos días, solo dos días para que me tengas ese puto dinero o no la cuentas desgraciado, ¿Me oyes?.. no te la vas acabar.

- M-mela rayo que te los voy a dá Clavo, ..déjame hace unos negocitos que tengo pendientes y te los llevo yo..

- ¡Ya te dije dos días, desgraciado, ..no estoy jugando infeliz.- y colgó antes de que el Cubano pudiera decir más nada.

- ¡Hijo de las grandes putas, ..y ahora que voy hace. Necesito movilizá a estas putas.- decía para así.

El viejo volvió a tirarse sobre la cama como si fuera el hombre de la casa, manipuló el televisor hasta toparse con un canal noticiero mientras cerraba los ojos para descansar. ¡Joder y yo aquí atrapado sin poderme mover. Me fijé en mi teléfono móvil y ya tenía más de una decena de llamadas de mi Madre desesperada. Atrapado y sin más que intentar decidí jugar mi única carta, mandarle un mensaje a Mamá diciéndole que no se preocupara, que estaba en casa de un amigo y que al estar jugando me había olvidado del tiempo y se me había hecho tarde, que los Papás del niño amablemente me había dicho que me quedara, para no andar tan tarde. Sé que Mamá no se lo tragaría y que enseguida iría a buscarme. A los segundos recibí su llamaba, que rápidamente conteste para no hacer un escándalo que me pudiera delatar, afortunadamente el viejo se había quedado dormido y con el televisor a fondo, por lo que con voz apenas audible logré responder:

- Mamá, estaba jugando se me pasó el tiempo, estoy bien, mañana me regreso temprano.

- ¡Pero mi amor como puedes hacer eso, me asustaste, ..te he dicho muy bien que no me gusta que te quede en las casas.. en fin, ¿quieres que te lleve algo, tus pijamas, alguna cosa?.. ¿ya cenaste?..

- ¡Si Mamá, no te preocupes, ya mi amiguito me prestó una. Estoy bien Mamá, ..ya, chao, estoy jugando.

- Pero te quiero temprano, mi vida, ¿ok?.. Shao.. cariño y no te desveles.

¡Ufff.. por fin me había librado de mi Madre, que era lo que me tenía con más pendiente que el estar encerrado en este lugar, que por las horas ya pasaban más de las 11 de la media noche. ¡Joder no supe más que hacer que dormir en ese frio rincón, encerrado, escuchando entre sueños como el viejo roncaba. La Sra Patricia anduvo fregando los platos y después abrió su recamara para verle. Quería estar con él. Vio el televisor encendido y este roncando como un león. Se acercó con sigilo para apagarlo. Su amante dormía plácidamente en el lado que lo hacía su Esposo como si tal cosa y ella había decidido meterlo a su propia casa sin importarle que su hijo lo viera. ¿Por qué? Lamentó lo que estaba haciendo. Pero el simple hecho de recordar cómo ese viejo la trataba, como la follaba y sacaba lo puta de su ser. Notó que la sangre le hervía con aquellos pensamientos, pues ese viejo cabrón la había puesto cachonda con sus impúdicas maneras. Jamás había sufrido una sensación como la que le abrazaba ahora. Sintió ganas de despertarlo para que volviera a tomarla, algo que no sentía desde hace mucho con su Esposo. Por un lado el remordimiento de conciencia le abrasaba las entrañas. Su vida con su Esposo era feliz. Sus relaciones sexuales entraban dentro de la normalidad, aunque afectadas por la típica rutina matrimonial. Quizás por esa razón la actitud lasciva de ese viejo le estaba perturbando la mente. Llevaba toda la tarde y noche follando con ese oso, sin descansar, olvidándose hasta de su propio hijo.


.....


Alrededor de las 7 de la mañana escuché cómo la Sra Dávila se levantaba. Yo me encontraba todo adolorido y con el cuerpo entumecido, afortunadamente ya era otro día y aun no me habían cachado. Ella procuró pasar desapercibida intentando el no hacer ruido, de no despertarle, como si fuera su amado Esposo quien descansa los domingos después de haber pasado la ardua semana trabajando. Sabía que su hijo ya estaría despierto y no tardaría en ir a buscarle. Iba a quedarse con su amante otro rato, quizás más mientras su Esposo estaba fuera y en el fondo la idea le apasionaba, tal vez por el morbo, pero deseaba quedarse al lado de ese cerdo, atenderlo como su mujer, eso la ponía cachonda. Había comenzado a obsesionarse con la idea de convertirse en el deseo sexual de ese viejo.

Se dio una ducha rápida y se vistió de una manera cómoda, de estar por la casa, aunque lo suficientemente sexy como para captar la atención del Portero en cuanto la viera. Se colocó unas mallas blancas y elásticas muy ajustadas al cuerpo, como las que usaba Mamá para hacer sus ejercicios, dibujando a la perfección los contornos de su trasero y sus torneadas piernas. Por debajo se puso una tanga de otro color como para que intencionadamente se le transparentara. Para la parte de arriba se colocó una camiseta de finos tirantes, con escote redondeado, también muy ajustada, sin sostén claro está, como para dejar definidas la forma de sus tremendos pechos.

Cuando el viejo por fin se levantó, rebuscó en el closet, casi me muero, afortunadamente tampoco me vio pues andaba entre dormido, tomando muy cerca de donde yo estaba una de las batas del Sr Dávila. ¡El muy hijo de puta iba a salir a la cocina con la ropa de su Esposo. Enseguida salió de la recamara y casi al mismo tiempo yo también del closet. Me encontraba entumido, cansado y con únicas ganas de salir de ese lugar. Ultima vez que intentaba tal cosa, me había dejado llevar por el morbo y el tremendo odio que le tenía a ese desgraciado. Abrí un poco la puerta de la recamara intentando ver donde estaban, buscaba el momento idóneo para escapar.

El viejo se dirigió por el pasillo, la vio merodear por la cocina se quedó anonadado. Vio cómo se le transparentaban las bragas tras la tela de las mallas y la forma de sus pezones señalados en la playera. El pequeño Alfredo ya desayunaba alegre en el comedor un cereal, se encontraba contento al tener un juego nuevo (Aah.. mi Metal Gear)pero no se atrevió a decirle nada a su Mamá de mí. Su Madre estaba un poco malhumorada por las continuas llamadas de su Esposo, apenas hablaron durante el desayuno, aunque él trató ingenuamente preguntarle por los fuertes ronquidos que escuchaba esta mañana. Estaba a punto de responderle cuando al viejo apareció ataviado con la bata de su Esposo. A la Sra Dávila le cambió el carácter nada más al verle. Se había vuelto más simpática y no dejaba de sonreír. Vio cómo ese Señor le susurraba algo al oído a modo de secreto y cómo ella le atizaba un cariñoso manotazo en el brazo.

El pequeño Alfredo sintió un pinchazo de celos en el pecho, pero por ingenuidad y su corta edad no sabía lo sentía. Ese Señor llevaba la bata de su Padre la cual siempre se colocaba en el desayuno antes de irse a trabajar, eso le desconcertaba. El Cubano le saludó con frialdad, sin apenas dirigirle la mirada, prestando toda su atención a su Madre. Y su Mamá sólo tenía gestos y sonrisas para él.

Vio cómo su Mamá salía de la cocina con dos platos, uno para ella y otro para ese Señor, desayunaría con ellos. El pequeño Alfredo se extrañó. Qué diablos hacía ese Señor tan feo en su casa. Porque había dormido con su Mamy. Se le quedaba mirando cómo extrañado, quizás pensando en que era algún tipo de pariente, quizás su tío o algún amigo de su Padre. Escuchaba las pequeñas risas y algunos susurros entre ellos. Él estaba confundido. La Sra Patricia le entregó el desayuno y antes de acomodarse el desgraciado la jaló sentándosela en las piernas. Ella sonrió como tonta, mirando de reojo las reacciones de su hijo.

- Estás muy guapa.- ella sonrió y entonces le acarició las mejillas y la barbilla.- ¿Te lo pasaste bien anoche he? Fue un buen polvo, ¿eh? ..

- Sí…

- ¿A que tu Marido no te monta como yo? ¡He he..- decía pavoneándose frente al niño que no le quitaba los ojos.

- No, no, es más tradicional…

- Estás caliente, ¿veldad?.- le preguntó acariciándole toda la cara con la palma abierta.

La Sra Dávila cerró los ojos para contener la excitación mientras el viejo le restregaba los labios con las yemas de los dedos.

- Es peligroso Don, ..Alfredo está…- luego miró a su hijo que sentía ganas de preguntar.- ¡Alfredo termina ya de desayunar por favor, ..y se amable con el Señor, no le hagas preguntas.

- Bu… Si, Mamy… ¿Quiere que le sirva algo Señor? ..

- ¡He he.. Tu Papy tiene celvesas?..

- Si, en la nevera, ..le traigo una?..

- Sale mocoso, tráela. La má helaha he?.- Ambos vieron como el pequeño Alfredito se dirigía a la nevera a tomarla, entre risas mientras observaban la ingenuidad del pequeño.

Sacó unas latas del frigorífico y se dirigió al comedor. Allí estaban los dos, juntos como Marido y mujer, ella sentada en las piernas de ese viejo, riendo recordando lo vivido del día anterior y algunas anécdotas del pequeño Alfredo. El niño soltó la lata en la mesa y sonrió queriéndole agradar. Su Mamá estaba obsesionada con ese extraño Señor, no entendía cómo podía hacerla tan feliz ese Señor tan feo. Durante la comida los muy descarados no paraban de sonreír y de toquetearse frente al pequeño, el desgraciado le decía que tenía una Mamá muy bella y que él era su novio. La Sra Dávila palideció, pero sonriendo le respondió que sí, que este Señor la quería, que le hacía muy feliz, que si a él le gustaba que su Mamy estuviera feliz. ¡Qué hijos de putas, jugaban con la ingenuidad del niño.

- ¿Quieres que te traiga algo, Mamy?..- preguntaba el niño mirándolos.

- Tu Mamá solo toma licó de huevo.- le respondió el desgraciado.- Despué de desayuná va a ih a su habitacióng que ahí hay mucho, ..ademá, es bajativo, le va a ayudá con la digestióng si come mucho. ¿Veldad Mamaita?..- le preguntaba en doble sentido.

- ¿Y todavía le queda?.. yo pensé que anoche no le quedaba más. ¡Ji ji ji.. ¡Que me lo había bebido todo.- le respondía la muy sacada.

- ¡Para ti siempre tengo cabrona, ¡He he.. lo sabe muy bien.

El pobre niño en su ingenuidad se puso de pie e intentó venir a la habitación de sus Padres en busca de ese licor que le decía ese Señor tan extraño. Su Mamá al ver que el pequeño niño dejaba su plato y se adentraba al pasillo le preguntó:

- ¿Alfredo a dónde vas?.. no has terminado aún.

- Voy por el licor de huevo Mamá, ..para tu digestión.- respondía con inocencia.

- ¡He he he.. pero que tontín eh este mocoso, al igual que Miguelito. No mocoso, a tu Mamy no le gusta que la veas tomando alcohol, eso para ti eh mal ejemplo. ¡He he he..-Y se reían los dos.

- Entonces Mamy, ¿no quieres que vaya a buscar la botella?.. 

- No mi amor, ..además yo solo bebo de la botella que prepara el Señor, es mucho más nutritiva que la de tu Padre.- le respondía la descarada.

La Sra Dávila se levantó sonriendo, como jugando. El desgraciado le atizó una cariñosa palmadita en las nalgas, lo que desconcertaba al ingenuo niño. Por mi parte yo seguía esperando una oportunidad para salir, pero desgraciadamente el viejo se había sentado en una de las sillas del comedor que tenían dirección al pasillo, por lo que sí salía de la recamara era obvio que me notaría. Decidí esperar un poco más, estaba tan cerca de salir que no deseaba que me sorprendieran ahora.

El viejo se reclinó en la silla con las piernas muy separadas, abriéndose la bata que al no llevar calzones su tremendo garrote descansaba entre sus muslos adormecido. La Sra Dávila se había sentado muy cerca de él, de frente al pequeño Alfredo, que no pudo observar cuando el Portero retiró la mano de su Mamá de los cubiertos para metérsela por debajo de la mesa en dirección dentro de la bata. La Sra Dávila, erguida hacia él, estiró el brazo derecho y con la palma abierta comenzó a achucharle el garrote al Portero. Notó la forma de la verga adormecida y la blandura de los güevos. La muy cerda desayunaría agarrandole la verga a su viejo. El Cubano abrió la boca para emitir un jadeo profundo mientras miraba al ingenuo niño, eso le calentaba. La muy descarada le sobaba apretando la palma frente a su niño. Sus miradas se cruzaban.

- Bésame.- le ordenó él.

- Mi amor, ..sabes que este Señor es mi novio ¿verdad?..- le pregunta al pequeño.

- Si, Mamy..

- Y los novios se besan ¿no es así?..

La muy descarada se echó sobre él con los pechos aplastados contra su costado. Se besaban con pasión, ella sin dejar de sobarle la parte genital debajo de la mesa. El viejo estaba manipulando esta familia, la besa como si estuvieran solos, le había colocado la mano derecha en la nuca para obligarla a besarle con fuerza. Ella se esmeraba en las caricias frotando el bulto con fuerza.

La muy trola le encantaba masturbar a su amante, el placer superaba con creces el riesgo de que su hijo los descubriera con su Padre. Yo desde la puerta de la recamara era testigo de tal descaro. La imagen era demasiado morbosa para ser real. Un ingenuo niño desayunando cereal. Un asqueroso viejo cincuentón reclinado en la silla frente a él con las piernas abiertas y a su Mamá echada sobre él masturbándole por debajo de la mesa mientras se besaban rabiosamente. El horror me inmovilizó y no pude reaccionar para salir en ese instante. De sus bocas resaltaba el movimiento de sus lenguas por la enorme intensidad de los besos. El escote de la mujer se había deslizado unos centímetros y el pezón del pecho se arrastraba por la bata del viejo con el vaivén del brazo. La muy descarada se la sacudía con un ritmo pausado mientras aquellos enormes güevos ásperos y peludos se balanceaban entre las piernas.

Desde mi posición escuchaba con claridad los chasquidos de los besos y del sonido de la puñeta. Volví a asomarse. Ya no se besaban. El viejo permanecía reclinado, con la cerveza en una mano mientras le sonreía al pobre niño. Ella se había erguido para masturbarle y se la sacudía con más ritmo.

- Ponte algo má bonito, ..ya sabes, como me gusta ¡He he..

- Bueno, voy a cambiarme.

- De acueldo. ¡He he he.. Yo me quedaré a hablá con tu niño.

Cuando la Sra Dávila se giraba hacia el pasillo, el muy cerdo le asestó un pequeño cachete en el culo, en el centro de la nalga izquierda, pero como si tal cosa, la Esposa de Ing Dávila ni se volvió para ver la reacción de su hijo. Aquello avivó los perturbadores deseos de la mujer. No se podía creer que estuviera haciendo todo aquello delante de su hijo, se había descarado, pero le daba una sensación extraña sentirse la puta de ese viejo. Por mi parte, ahora si pensé que me atraparían, así que corrí y me escondí del otro lado de la cama, con la esperanza de que la Sra Patricia no llegara hasta donde yo estaba.

La muy descarada regresó a la habitación y se despojó de las mallas. Estaba sonrojada. Rebuscó en su closet, sabía que lo haría, por eso no decidí regresar a ese escondite. Se vistió con un picardías muy atrevido, un camisón blanco de tirantes muy corto, con volante en la base, de muselina, por lo que se transparentaba con nitidez las bragas, unas pantaletas muy pequeñas de encaje por delante y de finas tiras a los lados. De la misma manera, la tela, tan fina y ligera, revelaba la forma y volumen de sus dos enormes pechos. Abandonó la habitación y se asomó antes de salir. Allí se encontraba, su pequeño hijo intercambiando comentarios con su amante. Tragó saliva, avergonzada aunque cachonda salió de la habitación. No sabía cómo podría reaccionar su hijo al momento de verla. Tampoco pretendía que su hijo la viera encuerada. Sólo quería satisfacerle al viejo sin llegar a ofrecerse directamente.

El viejo casi ni la cree cuando le vio venir, su sonrisa perversa al verle. Ella procuró sonreír como una ingenua, sin tener el valor de mirar a su hijo. El viejo y el pequeño niño observaron como las dos tetazas bailaban tras la gasa. El Portero se fijó en la parte delantera de las bragas. Al mismo tiempo, ella reparó en el abultamiento de la bata, donde se definía los contornos de la gigantesca verga recostada hacia un lado que había estado manoseando.

- ¡Mamá!!- dijo sorprendido.


- ¡Hey mocoso, que te dije, ..eso he muy bueno para ti. Eso he para que vayas sabiendo como he el cuelpo de una mujé. Ademá todo esto te va a forjá para que sepa tratá a una mujé, ..para que te haga machito como yo. No como tu Padre ¡He he..- se mofaba el maldito.


El pobre niño no podía dar crédito al comportamiento de su Madre. Se quedó callado y no perdió detalle mientras su Mamá ingería el desayuno y hablaba de una manera diferente con ese Señor. Actuaba como otra mujer. La Sra Patricia ya se había fijado del estado retraído de su niño, aunque sólo de pasada. Temía que le dijera a su Padre, tenía que hacerlo creer que su relación con el viejo era normal, que la viera feliz, que se sintiera cómplice en esa relación. Optó por preguntarle, si quería que su Mamy estuviera feliz, que se sintiera contenta. El pequeño Alfredo le contestaba que sí, que le gustaba verla reír. Ella le contestaba que ese Señor la hacía muy feliz, pero que no podía contárselo a su Padre, de lo contrario él se enojaría con ella y ya no les dejaría ir al parque y al cine juntos. Cuando se inclinaba para coger algún utensilio, el camisón se le subía y le dejaba medio culo al aire. El viejo desgraciado entonces aprovechaba para soltarle una palmada, al ver sus nalgas y sus bragas al aire. Cuando le sirvió las tostadas, la muy zorra se atrevió a meterle la mano entre la barriga, con dirección a sus genitales.

- ¡Uhm.. sigue duro, ..la tostada ¡Ji ji ji..- decía la muy sinvergüenza delante de su hijo.

- Y espera un poquito y verá cuando le unte toha la crema a tostaha ¡He he..

- ¡Uyyy..- y rio como tonta.

Ella se sentó a su lado y eligió una de las tostadas. Las tetas rozaban la superficie de la mesa y el pobre niño ya las miraba desvergonzadamente. Sus pezones erguidos se apreciaban con excesiva claridad. A veces, el ingenuo Alfredito se inclinaba un poco hacia un lado para ver a su Mamy cruzada de piernas, con todos los muslos al descubierto. Igual estaba contenta con ese Señor, pensaba el pequeño, con la ingenuidad de un niño de 6 años. Pero este no dejaba de ser un extraño en su casa y a ella ya no le importaba deambular medio desnuda en su presencia.

Las palabras en doble sentido no se hicieron esperar mientras desayunaban y obviamente frente al pequeño Alfredo que no entendía ni media palabra. Pareciera como si ambos estuvieran obteniendo un especial morbo de estar comentando sus guarrerías frente al pobre niño. La clásica pregunta de la mujer descarada. ¿Como quiere los huevos Don?.. el muy cerdo contestando:

- Má que a mi vida ¡He he he.. y tu quiere má leché?..

- ¿No me hará mal?.. beber tanto hace mal Don. ¡Ji ji ji..

- La leche siempre hace bien, ..¿que acaso no le dices eso siempre a tu hijo?..

- Mejor me apetece un licuado.

- Eso está mejol, ..mira lo dura que esta la banana. Si no la comes con leche va a ser un despeldicio. ¡He he he..

- ¡Uyy.. Leche sí, pero me gusta más en su envase natural ¡Ji ji ji..- decían y se respondían los descarados ante el despiste del pobre niño.

Unos minutos más tarde, la Sra Dávila se levantó para quitar la mesa. El viejo se mantuvo sentado, observándola. Luego ella se dirigió a la cocina, la cual estaba separada únicamente por una gran barra donde se encontraba el fregadero. Por el escote, el pequeño Alfredo contempló cómo los pechos de su Mamy colgaban hacia abajo y chocaban levemente el uno con el otro cada vez que movía el brazo para lavarlos. Continuaba hablando cosas que para el niño le parecían tonterías pero que los muy desgraciados eran en doble sentido. El ingenuo niño sólo prestaba atención a los movimientos de su Madre y en su vestimenta.

En eso el viejo se dio el levantón dirigiéndose a la cocina. Se colocó detrás de ella de frente al lavaplatos, de frente hacía donde se encontraba el pequeño Alfredo mirando la caja de cereales. Sus ojos se abrieron como platos al comprobar las transparencias del camisón, con sus pequeñas braguitas sólo tapando parte de las nalgas, las fabulosas curvas de su culo y con media espalda al descubierto. Notó que el pene se le hinchaba y salía de la abertura de la bata. Estaba demasiado puta como para aguantarse, se repegó a ella abrazándole por detrás y colocándole el pene entre las desnudas piernas

- Sigue cachonda ¿veldad?..- le susurró el viejo.

Ella le correspondió besándole desde atrás, volviendo el rostro para encontrarle.

- Quieres que te joda, ¿veldad?.. Aquí frente a tu hijo.

La mujer pudo ver la tremenda tranca erecta que salía de la bata de su Esposo, con algunas babillas resbalando por el glande. La bata se abrió para los costados y se quedó con la verga en diagonal y los güevos meciéndose hacia los lados. La cogió del brazo y la obligó a inclinarse hacia delante. Las tetas de la mujer se menearon alocadas tras el movimiento. La colocó contra la barra, de espaldas a él y de frente a su hijo. Ella apoyó las manos en la superficie lisa y acristalada. Miró al viejo por encima del hombro. El pequeño Alfredo les veía de frente, miraba al viejo detrás de su Madre abrazándola felizmente. Bruscamente, el Portero le levantó el camisón dejándoselo sobre la espalda. A continuación le bajó las bragas de un tirón, dejándolas enrolladas poco a bajo de las rodillas. La dejó con el culo al aire, a su plena disposición. 

- Te dije que naha de esto, ..me gusta que estés siempre a mi dispocicióng.

Con tono de pocos amigos, la Sra Dávila quiso rechistar mirando a su hijo, pero el viejo no la dejo. El pobre niño volteó a ver a su Madre que en su ingenuidad y en su comprensión de estar viéndola feliz con su nuevo “novio” presenciar cómo le bajan las bragas a su Madre delante suyo y como ella subía una pierna y luego la otra para liberar la prenda de sus bragas y caer al suelo.

Le atizó unas palmadas en las nalgas, como preparándola para la penetración. Después se arrodilló tras ella, no sin antes comentar para que escuchara el niño donde estaban las botellas que guardaba su Esposo. Le abrió el culo rudamente con los pulgares e insertó su horrible geta para lamerle el chocho como un perro ante una herida. El niño en su ingenuidad contemplaba hacía ellos sin imaginar que el viejo se encontraba abajo chupándole el culo a su Madre. Ella lo encogía al sentir la lengua y cerraba los ojos con el ceño fruncido, como queriendo atrapar el enorme placer que le proporcionaba. Volteó hacía abajo y vio cómo apartaba la cara con la lengua fuera y con unos hilos de saliva colgándole de la barbilla. Le lanzó un escupitajo a la altura del chocho y aguardó a que la saliva resbalara por toda la raja. Volvió a escupirle antes de levantarse. Desde mi posición detrás de ellos distinguía una gota de saliva colgándole de la entrepierna de la Madre. El Cubano se sacudió la tranca antes de acercarse a ella. La dirigió hacia los bajos de las nalgas y lentamente la fue hundiendo en el chocho.

La Sra Dávila no pudo contenerse y emitió un jadeo agarrándose con fuerza a los cantos de la barra. El viejo se pegó a ella, con la cadera aplastándole las nalgas y la enorme barriga descansando sobre la cintura de Madre. Antes de empezar a joderla, le agarró de los cabellos y le hizo levantar el rostro en dirección a su hijo. Se los sujetó con una sola mano, como si sujetara las riendas de un caballo y con la mano libre le atizó varias palmadas en las nalgas para que no se moviera. Ella se quejó con la cabeza erguida. El Portero comenzó a joderla lentamente pero hasta el fondo, meneando su culo encogido y peludo, hundiendo la verga hasta los güevos y dejándola enterrada por unos segundos.

El pobre niño desde su posición escuchaba los golpes de cadera contra las nalgas de su Madre, escuchaba los débiles gemidos de ella y los bufidos de él cada vez que se la clavaba. Ella, inmovilizada de los cabellos, le miraba con la vista perdida y cegada de excitación e impotencia, con la boca abierta y los ojos desorbitados por el inmenso placer. Las enormes tetas botaban alocadas chocando una contra la otra. La jodía nerviosamente sin descanso. La frente del viejo relucía por el sudor, algunas gotas le resbalaban por las sienes. A veces le asestaba palmadas en las nalgas como para arrearla. Los gemidos de la mujer se hacían más intensos, tanto que tuvo que taparse la boca con una mano para no gritar, la situación era desbordante. La jodía salvajemente y el ingenuo niño presenciándolo todo sin imaginar lo que sucedía a la espalda de su Madre. El viejo se detuvo inesperadamente pegándose a ella, soltándole los cabellos para abrazarla con las palmas acariciando sus enormes tetas con suavidad. A su vez yo observaba la cadera del viejo aplastando las nalgas de la Sra Patricia, señal de que aún mantenía la verga hasta el fondo. La pobre aprovechó ese momento para tomar aire y dejó caer la cabeza contra la barra. Él le acariciaba la espalda con una mano sin dejar de sobarle el pecho con la otra, achuchándolo con suavidad, zarandeándole el pezón con los pulgares.

- ¿Te gusta, puta?.. ¿te gusta cómo te cojo frente a tu hijo?..- le susurró al oído sin que el niño pudiera escucharlo.

Ella asintió resoplando.

- Quiero que vayas al puto banco y retires ese dinero, ..necesito esa plata pero ya. El plazo se me ha acabaho pendeja ..necesito pagá esa deuda. ¿Me hará ese favó mi amol?..- La Sra Dávila ladeó la cabeza hacia él y asintió otra vez.- ¡Me encanta jodelte, pendeja. ¡Te voy a llená la chocha de leche frente a tu hijo.

El viejo contrajo el culo para hundir más la tranca. Ella gimió frunciendo el entrecejo. Le embistió de nuevo secamente. Ella soltó un bufido cabeceando y volteando a ver a su hijo que se entretenía con un comercial en el televisor. Aún le manoseaban las tetas. El Cubano comenzó a contraer el culo con más velocidad jodiéndola sin apenas despegarse. La Sra Dávila aguantaba las embestidas con la cabeza hacía su hijo para no delatar. Sin parar de moverse, el desgraciado soltó varios jadeos profundos acelerando los meneos de la cadera. Le mantenía las tetas aplastadas contra la barra para mantener la posición. Tras varias embestidas, Don Mario contrajo el culo y resopló con los ojos cerrados, señal de que se estaba corriendo dentro de ella.

Se mantuvo inmóvil unos segundos, después retiró las manos de la espalda y se separó de ella. Pude ver la enorme tranca del Cubano erecta y empinada, de donde colgaban algunos hilos blanquecinos de semen. Ella también le vio, volteó mirando abajo y pudo ver el glande de su amante con un goterón de semen. Distinguió restos de su corrida embadurnando aquel falo. El pobre niño seguía observando la escena ausente de lo que pasaba. El viejo se cerró la bata y rebuscó en la nevera otra cerveza. La Sra Dávila por su parte se subió el escote para taparse los pechos y se inclinó para levantar sus bragas. Tenía las nalgas enrojecidas por las guantadas. Se lavó la cara en el fregadero y se alisó el cabello. En ese momento, el niño dejó de mirar el televisor y volteo a ver a su Madre, que con el rostro enrojecido y adormecido de la excitación le regalaba una dulce sonrisa.

Ese fue el breve lapsus que aproveché para salir de ahí huyendo por la puerta trasera, no podía creer todo lo vivido, como también no podía creer que me hubiera animado hacer algo tan arriesgado. Pero me sentía en libertad, me había mantenido en ese closet por más de 12 hrs. Me encontraba cansado y con un hambre que me comería un caballo. Ya nomás llegando a casa y cuando pensé que Mamá me pondría una sermoneada de dos días, diferente a lo que pensaba me tenía una sorpresa, me había comprado una motocicleta, y esperaba nerviosa a que yo regresara. La verdad me puse muy alegre por la sorpresa de mi Mamy, aunque claro la motocicleta no era la que esperaba, Mamá había elegido una eléctrica, para mi protección, yo esperaba una de cambios, de terracería, de gasolina.. en fin, al menos ya no tendría que andar caminando.

......

Me pasé toda una buena tarde con ella, dándole vueltas a la manzana, acostumbrándome a ella. No era muy rápida, ni tampoco muy varonil, más bien parecía un memo montado en ella, con mi casquito y rodilleras, algo que Mamá me forzó hacer si quería subirme en ella. Pero en fin, de algo me servía. Aunque por otro lado y sé que es lo que les interesa a todos ustedes, veía a Mamá algo inquieta, no sé si era ya mi trauma o que cosa pero me parecía que mi Mamá estaba sufriendo una ninfomanía, me daba la impresión que no podía sacarse a nuestro vecino de la cabeza, él también la miraba mientras andaba en su patio, en ocasiones hasta intercambiaban sonrisas y gestos cuando se encontraban, un sentimiento extraño se apoderaba de mi cada vez que la veía haciéndose la tonta en el jardín con esos diminutos shorts, una rara fantasía invadió mi mente y empecé a imaginarme que mi Mamá estaba siendo seducida por ese viejo y ella lo aceptaba, empecé a pensar que mi Madre miraba con demasiada atracción a nuestro pervertido vecino, por momentos hasta creía que la había embrujado con el ritual de su lechada que le había derramado.

No entendía por mucho que lo pensara, como era que ella siendo tan hermosa y con tremendo cuerpazo, le atrajeran esos tipos tan feos y viejos, porque aunque Don Paco no estaba tan horrible como el Cubano tampoco estaba muy bien formado, no dejaba de ser un veterano y consideraba que Mamá no tardaría en perder los estribos. Esa tarde tuve sueños extraños con todo lo que sucedía, las pesadillas se repetían en lapsos, en sueños podía ver claramente a mi Mamá teniendo sexo con el veterano, la veía mamando su verga y me despertaba transpirado y agitado, pero lo más llamativo era que me encontraba con una erección total. Enseguida me levanté, eran cerca de las 9 de la noche, me había quedado dormido buena parte de la tarde, quizás recuperándome de la horrible velada que había pasado. Busqué a Mamá por la casa, pero no estaba abajo, intuí que estaba en su recamara, quizás durmiendo, quizás pensando. Corrí rápidamente a mi habitación para encender mis cámaras y ver lo que hacía.


Al parecer se preparaba para salir esta noche, pero en su rostro algo había algo extraño no sé, parecía otra persona. Estaba absolutamente radiante, y casi podía oler su perfume a distancia. Mamá es de las mujeres que cuidan mucho el aroma que desprenden, tiene una infinidad de fragancias aromáticas y hasta excitantes, embriagadoras para quien las pudiera oler. Su pelo también brillaba maravillosamente. Lo tenía suelto, dorado, natural, con ondas marcadas. Luego fue a su guardarropa y empezó a vestirse. Su piel suave, sedosa y brillante, sin un solo vello era una maravilla. Cada vez que Mamá se arreglaba para una ocasión deslumbra donde se paraba, su porte y su elegancia imponía en donde quiera que se paraba.

Conforme se fue vistiendo, me empezaban a llegar a mi cabeza todas esas ideas morbosas, las mismas que había estado soñando, como si ella se estuviese arreglando para ir a buscar a su macho, como si Don Paco la hubiese citado para devorarla. Pero no, ya estaba volviéndome loco con todo lo que veía. Verla como se vestida era casi un ritual. Depositó con cuidado toda la ropa elegida sobre la cama. Yo la observaba desde mi monitor, casi sin pestañar. En primer lugar se puso unas braguitas negras, colocándolas bien. Eran bastante transparentes que por la blancura de su piel prácticamente enseñaba todo.

Después se sentó en el borde de la cama, y cogió una media. La puso en la punta de su pie, y luego la fue deslizando hacia arriba, muy despacio y con cuidado. Hizo lo mismo con la otra, las medias eran a juego con las bragas, Mamá cuidaba cada detalle. Tras esto se levantó, cogiendo un liguero, igual a juego y se lo colocó a la altura de sus rotundas caderas. Sujetó el elástico delantero derecho y lo estiró hacia abajo, enganchando el broche metálico en la liga. Repitió lo mismo con el izquierdo. Lo hacía muy despacio, como si disfrutara cada prenda que se ponía. Las ligas se notaban tensadas al curvarse con su rotundo trasero, más esa parsimonia parecía hecha a propósito para torturarme. Para los dos broches traseros necesitó ayuda de su espejo. Se puso de espalda e intentó sujetárselos a las medias, con su hermoso culo justo delante del espejo. Agarró el elástico y la media.

Para terminar, se colocó el vestido por los pies, un vestido de tela elástica muy ajustada a sus curvas. Se calzó sus zapatos y se puso las joyas. Enseguida gritando por si yo andaba por ahí, me pidió ayuda con el collar, y yo se lo abroché.

- ¿Vas a salir Mamá? ..

- Si, Betty me invitó a un restaurant, ..voy a regresar un poquito tarde. No quiero que te desveles mucho mi amor, ..ayer lo hiciste y mira como estabas cansado.

- Mamá nunca te arreglas así para ir con Betty.- le pregunté intrigado.

- Ay Pedrito, que indagador andas ahora, ..descuida a Mamá nada le pasará. Tan solo voy a divertirme un poco.

Rápidamente se echó el bolso al hombro, tomó algunas cosas que había sobre su cama y agarró la maletita de sus cosméticos así dejarlas en su cómoda, para bajar por fin las escaleras hacía el hall de entrada de nuestro hogar. Allí fue donde me quedé intrigado, me cayó el veinte como dicen acá en México. ¡Ahora recordaba, esta mañana Mamá se había despedido de Betty pues salía de la ciudad por su trabajo. Entonces.. ¿porque me había mentido Mamá? La angustia y la desesperación se apoderaron de mí, tenía que idear algo, no podía quedarme con la duda y la desesperación devorándome las entrañas.

- Mamá,- le detuve antes de que se fuera.- ¿No te vas a llevar el dige que te regalé?..

Ella me miró con la angustia de una Madre quien no le cumple el trato a su hijo. Me pidió que se la llevara y se lo colocara, me pedía disculpas por habérsela quitado. ¡Si supiera Mamá el fin de dicho coldige, pensé.


En la puerta de la casa volvió a mirarse en un amplio espejo que prácticamente preside la entrada de la casa, diciéndose, o más bien convenciéndose a si misma lo bien que le quedaba ese vestido, aunque al verla caminar por detrás este por la rotunda curvatura de su trasero tendía a subírsele mostrando un poco más del final de sus medias, lo que me indicaba y miren que lo sé, la vestimenta era demasiado sugerente para un acto un tanto informal y a priori algo aburrido. El vestido le llegaba muy arriba de los muslos, bastante ceñidito limitándole un poco la libertad de movimientos, tanto que marcaba bien su cintura y como ya se los he mencionado tantas veces su rotundo trasero, aunque no se le transparentaba nada, con un gran cinturón en negro y un escote generoso resaltando un poco más su pecho. Que conociéndola, con lo que había costado el trapito, como para que no resaltara su figura.

Como complementos llevaba mi cadenita que le había regalado en el cuello, que sujetaba un corazoncito de oro, sus pulseras doradas en la muñeca derecha, un reloj muy costoso en la izquierda, sus pendientes. Por lo que miraba no se había maquillado en exceso, más bien para pasar el trámite sin querer llamar la atención a donde iba; unos pocos polvos para disimular el blanco de su rostro y sombra oscura en los ojos para resaltar el azul de éstos. Labios en un rosa claro con efecto volumen y para acompañar el conjunto y el toque más especial… su glamur al caminar.

Esperé a que se alejara en su camioneta, estaba a punto de cometer otra locura, la cual esta mañana me había jurado en no volver hacer. Pero me mataban las ansias y me ganaban las dudas, quizás simplemente era mi cabeza el que conjeturaba todo. ¡Era momento de probar mi nueva motocicleta, especial para este tipo de situaciones, seguiría a Mamá en su destino y yo pues.. a ver que sucedía.

Seguí a Mamá no muy de cerca para que no llegase a mirarme, además era por demás imaginar que Mamá pensara que su pequeño hijo la siguiera a estas horas de la noche. Pasamos un largo recorrido por toda la ciudad, yo intentando manobrear sin perderla de vista claro está, pero con un cierto temor de que algún patrullero pudiera verme, este tipo de motocicletas no son aptas para andar por la noche, y menos por las carreteras, que es hacía donde se dirigía Mamá. No lograba intuir hacía donde se dirigía pareciere querer salir de la ciudad a un sitio extraño. En fin.. 20 minutos más tarde supe su paradero.

Se trataba de un bar fuera en las salidas de la ciudad, era un lugar un tanto rustico, en donde frecuentaban solo motocicletos y camioneros. La vi estacionarse un tanto lejos de donde se encontraba el local, quizás insegura de lo que estaba cometiendo. La verdad que ver a Mamá en este tipo de lugares no era común, más bien no era nada normal, Mamá estaba impuesta a lugares más selectos, más populares en su rubro de amistades. Ya se me venían las imágenes de ella entrando a ese cuchitril, si más bien parecía una zona de guerra, había gente tomando afuera, algunas peleas callejeras, eso sin mencionar la cantidad de tráileros que rodeaban el lugar. Me intrigaba saber con quién iba a encontrarse mi Mamy.

Por mi parte decidí meterme entre los camiones para que no lograse verme, que por su nerviosismo al estar en un lugar como este seguro no lo haría ni aunque me le pusiera en frente. Aparqué mi motocicleta entre las de todos ellos, algunos de ellos se mofaron de cómo me veía, quizás pensaron que era una broma, que era algún repartidor de pizzas o algo similar, en fin creo que estaba en buen lugar y me adentré enseguida.

Solo que había un pequeñísimo detalle del cual yo no me había imaginado, el lugar era por demás obvio que era para mayores de edad, además por mi atuendo y mi rostro de niño jamás me dejarían entrar. Estuve caminando por los alrededores pensando, tenía que entrar.. ¿pero cómo? Fui por la parte trasera y toqué una puerta. Me abrió un tipo alto con semblante duro, lleno de tatuajes y con una melena larga y canosa trenzada.

- Y tu mocoso?.. que se te perdió. Aquí no es lugar para andar jugando.

- Disculpe, ..mi Papá tiene más de dos horas que me dejó en el camión. Tengo hambre y mucho frio, ..¿me dejaría entrar a buscarlo?- y puse mi carita más angelical.

- Como es tu Papá?.. yo le hablo.

- Mhm.. lleva una camisa de cuadros roja y tiene una barba muy larga.- le dije cualquier cosa.

- ¡Joder, escuincle, ..sabes cuantos tipos así hay con esa descripción. ¡Maldición, pásale y búscalo, ..pero rapidito y sales por esta misma puerta.

- ¡Gracias..

- ¡Eypale.. a dónde vas?.. no, no mocoso. Tú súbete por esas escaleras y búscale desde allá arriba, ..ya que lo encuentras me dices y yo iré a hablarle, no quiero que nadie te mire andando dentro.

El tipo me llevó a una pequeña bodega en la parte de arriba, de donde seguramente se controlaba la música y las luces del lugar, desde ahí podía ver perfectamente todo la zona y parte de la barra, además por su puesto cada movimiento que hiciere mi Madre. Estuve mirando un rato para ver si la localizaba, la verdad me costaba algo de trabajo pues el humo de los cigarrillos inundaba el lugar en una gran nube. Había mucha gente, la mayoría era hombres, obvio, quizás un par de camareras que luchaban por caminar en ese ambiente, algunas otras eran mujeres de los motociclistas, otras de no muy buen reputación. Al cabo de un rato y de morirme de los nervios pues no llegaba a encontrarla, pero por fin entró mi Madre, y créanme que lo supe porque parte del bar se quedó callado de repente. Era un bar de cincuentones, por lo consiguiente en este tipo de sitios no se veía a ninguna otra mujer que a las gordas camareras y una señora que había tras la barra, que debía tener la edad de mi Madre aunque claro hasta ahí se acababan los comparativos.

A todos los tipos del bar se les caía la baba al ver a mi Madre, y ella, ya acostumbrada a ello cruzó el local decididamente hasta la barra. Fue en ese momento que capté la frecuencia del dige que llevaba mi Madre. En ese momento oí un comentario que provenía de alguno de los que pasaba por su lado, eran dos tipos sentados en una mesa, que no paraban de mirar hacia la barra, donde se había colocado mi Madre, y parecían desvestirla con la mirada.

- ¡Puta madre, mira, ¿has visto una vieja como esa?..

- ¡Joder, vaya, ..hasta que ya está cambiando de categoría este pulgoso lugar.

- ¡No me jodas, ya le miraste las putas nalgas, ..yo me la cojo ahorita.

- Tranquilo pinche galán, ..claramente se ve que esa vieja no viene por cualquiera, seguro estará esperando algún pesado, o al dueño del lugar.

Podía ver como los tipos la miraban y se reían de los comentarios hechos por cada uno sobre la rotunda anatomía de mi Madre. Que por su parte no se daba cuenta o si lo hacía decidió hacer oídos sordos a todas aquellas vulgaridades. Hasta que fin logró zafarse y acercarse a la barra para pedir una copa. Creo que le hacía falta para los nervios, Mamá aunque de carácter fuerte pero en lugar como este, lo necesitaba.

Pidió un wiski doble con hielo, sí que lo necesitaba. Se lo apuró de un par de tragos sin separarse del mostrador y le indicó a la camarera que le pusiera otro. Repitió la operación y pidió otro más, joder con mi Madre, ¿que no se daba cuenta donde estaba? La camarera la miraba atónita. Supongo que esperaba que hiciera lo mismo con el tercero pero no fue así. Lo tomó y tras preguntarle si le vendía un cigarrillo, la camarera se lo regaló. Yo estaba sorprendido por el nuevo comportamiento de mi Madre, ¿cigarros?..


Cuando puso el cigarrillo en sus labios se dio cuenta que no tenía fuego. Enseguida le pidió a la camarera, esta le dio una carterita de cerillos y le indicó que podía quedárselo. Mamá agradeció, dejó el bolso, los cerillos y el wiski sobre la barra. Estaba muy nerviosa pero poco a poco lograba dominarlos, no volteaba pues todo el lugar estaba pendiente de sus movimientos, pero lograba verles por el gran espejo que se encontraba frente a la barra. Mientras trataba de relajarse dando pequeños sorbos de su copa y otros al cigarrillo. Entonces uno de los tipos que habían estado murmurando se levantó y se puso al lado de mi Madre.

- Hola, ¿qué tal? ¿vienes sola?..- dijo decidido.

- ¿Perdón?..- preguntó mi Madre sorprendida.

- Hola, soy Beto. Te preguntaba si estabas esperando a alguien.- Este tal Beto era un tipo de unos 40 años de pelo rizado, de rostro sonriente y moreno, con un cuerpo mediano y no muy alto.

- ¡Ah! Hola, yo soy Mónica. Y no, no estoy esperando a nadie. Solo vine por un trago.

- ¿Ah sí?.. ¿Y te puedo acompañar, digo mientras te tomas el trago?..

- No voy a quedarme mucho, ..solo me detuve un instante.

- ¿Te puedo invitar otro?, ..digo para que te quedes un rato más.- le propuso el tipo.

- No gracias, creo que ya he tenido suficiente, ..no suelo beber mucho.- respondió mi Madre con una sonrisa.

Al ver que uno de ellos había establecido contacto, el otro saltó de su silla y se puso al otro lado de mi Madre, apartando a otro tipo que ni bebía ni cachaba, de un empujón lo sacó de la jugada. Mamá quedó flanqueada por los dos lados.

- Oye, lo que mi amigo trata de insinuar es que nunca habíamos visto a una mujer como tú, ..solo en revistas ¡Ja ja ja.. al menos quédate con nosotros un rato más y así hablamos, ..te prometemos que te haremos sonreír mucho.- sugirió el recién incorporado.

Mi Madre miró primero a los dos tipos, que tenían la finta de ser graciosos, aunque no acostumbrada a ese tipo de sociedad. Y tras decidir que además de guapos eran simpáticos, hicieron reía a Mamá. Los dos tipos acercaron los bancos casi al instante para estar casi rodilla a rodilla con ella, no podían creer el grado de suerte con el que habían amanecido. Estos dos le daban conversación, y además centraban toda su atención en ella, lo que hizo que el nerviosismo de mi Madre al estar en ese lugar se desvaneciera.

- La verdad que este sitio tiene suerte de tenerte ahora guapa. Mira como todos nos miran con cara de envidia y de babosos.. pero míranos a nosotros dos, que preferimos venir hablar contigo en lugar de solo pasárnosla tomando y relamiéndonos los bigotes. ¡Ja ja ja..- le decía uno a mi Madre mientras ponía su brazo alrededor de los hombros de ella.

- No te quejarás chula, ..que además te has encontrado a los tipos más guapos, ¿o no?..- añadió el otro que le llamaban Pablo.

Este era un auténtico vivas, que a pesar de no ser agraciado físicamente se le notaba que la lengua no la usaba solo para tragar.

- ¡Ji ji ji.. Pues sí, tengo que reconocer que son.. muy simpáticos..- se reía mi Madre divertida.

- ¿Solo simpáticos?.. Oye por cierto, que bonito cuerpo tienes. ¿Sales en alguna telenovela?..- preguntó el tal Pablo sin apartar sus ojos de los pechos de mi Madre.

Ella se le quedó mirando durante un segundo con cara de sorpresa para luego romper en una carcajada.

- ¡Ji ji ji.. ¡Pero cómo eres, ..no, yo no salgo en la televisión.- dijo Mamá dándole una palmada en el muslo.

- ¡Hey te cuidado..- le advirtió entre risas.- cuidado donde golpeas linda, porque no todo es la pierna, ¡Ja ja ja..

- ¡Mhm.. el típico chiste del hombre dotado..- respondió mi Madre indiferente, tomándole a su vaso otro trago.

- Te aseguro mi amor que con eso no bromeo.- le aseguró el fanfarrón.

- ¡Bueno bueno ya.. no he venido a escuchar malos chistes de egos.- dijo mi Madre un tanto cortante.

- No te enojes reynita, ..pero si quieres vamos ahora al baño y te la enseño. ¡Ja ja ja..

- Cuantas mujeres habrán caído con ese mal chiste?.. ¡Ji ji.. ahora veo porque están solos.- dijo mi Madre riéndose de ellos.

- Créeme que ninguna se ha arrepentido, ..tengo mi camión allá afuera. Por si quieres comprobarlo.- le dijo el tal Pablo muy cerca en el oído. Pero esto lo dijo con un tono distinto más serio, casi como una proposición, lo que me dejó helado, y por lo visto a Mamá también, por la expresión de su cara.

Enseguida mi Madre optó por poner una actitud más a la defensiva y cambió de tema, y entre ellos se miraron e hicieron gestos como que se habían pasado. Al cabo de un rato volvían a tener esa misma conversación amistosa del principio, con bromas algunas algo subidas de tono pero de buen rollo. Entonces vi que entre tantas pláticas y carcajadas uno de ellos ponía “inconscientemente” su mano en el muslo de Mamá para decirle algo, lo que ella lo notó y llevó su mirada hacía esa mano, pero en lugar de reprimírselo soltó en carcajadas por lo que le decía el extraño. Desde ese momento el aprovechado no volvió a levantar la mano del muslo de mi Madre y ella no hacía nada que pareciera indicar que le molestara, las cosas no estaban tomando buen rumbo con esos dos acechándola como jauría de lobos, probablemente se sentía halagada por los comentarios que hacían y además que no paraba de beber y de fumar.

La conversación entre los tres fue tornándose cada vez más subida de tono, con ese tal Beto y Pablo tratando de sacarle detalles de su vida y hasta sexuales, a cambio de contarle todo tipo de detalles de sus encuentros sexuales en sus camiones. Mi Madre poco a poco se ponía más desinhibida, hasta se atrevió a acontarles que su vecino la espiaba. Yo empezaba a ponerme nervioso por la actitud tan ligera de mi Madre, es más empezaba a verla cómoda con las cuatro manos intentando sobarla disimuladamente entre las charlas y risas. La mano de ese Pablo seguía en el muslo de mi Madre y comenzaba a frotarla cada segundo un poco más. Hasta que por fin para mi alivió ella notó que ya había subido demasiado, pues casi estaba rozando la liga de su media. Le apartó la mano pero sin brusquedad y riéndose.

- ¡Bueno, bueno ¡Ji ji.. pero sin tocar nada sí. Vaya manitas.- le dijo Mamá pero sin enfadarse, más bien en tono de broma como si le hiciera gracia que ese extraño tuviera ese atrevimiento con ella.

- Perdónanos Mamacita, ..mi mano en ocasiones no la puedo controlar. ¡Estate quieta mano.- decía en tono de broma simulando regañar su propia mano.

- La verdad que estás muy buen Mónica, y es difícil para nosotros podernos controlar.- decía el otro.

- ¿Que acaso les gustaría que yo anduviera ahí, ..tocando sus muslos?..- diciendo esto Mamá puso su mano en el muslo de Pablo, aunque bastante más debajo de donde él había llegado a tocarla, pero el muy desgraciado decidió ir un poco más allá. Sujetó la manita de mi Madre y se la llevó descaradamente sobre su bulto. Ahí fue donde Mamá encontró algo que le hizo tragar saliva, y apartar la mano enseguida.

- ¡Ja ja ja.. Te lo dije guapa. Yo no ando con bromas, ni mi amigo tampoco, ¡Ja ja ja..- Mamá miraba a ambos una y otra vez, como entre confundida y avergonzada, mientras ellos dos se reían.

- Vamos linda, no te enojes. Tú tienes unas piernas muy buenas que me gustaría abrir, ..y yo tengo una buena arma entre las piernas que probablemente fue lo que viniste a buscar.- dijo el Pablo ya más decidido, volviendo a poner su mano sobre el muslo de Mamá.

Pero afortunadamente mi Madre le apartó la mano y levantándose les dijo con apuro:

- Yo.. esto.. no debería estar aquí. Encantada de haber hablado con ustedes.

Y diciendo esto se puso de pie en la barra intentando pagar su cuenta, dando la espalda a ese par de desgraciado del Beto y Pablo. Pude ver que Mamá además de nerviosa, estaba bastante excitada, cosa que me asustó bastante, pues quizás eso mismo fue lo que vino a buscar a este lugar, aunque ya se estaba dando cuenta de su error. Yo pensaba que eso sería todo, que Mamá saldría de este lugar y no intentaría jamás regresar. Pero enseguida y tras verla de pie los dos tipos tuvieron dos muy carnosas razones para volverle hablar.

- ¿Qué te pasa guapa? ¿Por qué nos dejas así plantados?..- le espetó el tal Pablo.

- No.. yo.. es que. Me tengo que ir.- mi Madre intentaba decir algo pero se la veía demasiado nerviosa, y ni siquiera se atrevía a mirarles.

- Que acaso has tocado algo demasiado grande que te ha asustado.- le susurró el tipo muy cerca del oído mientras le pasaba un brazo por la cintura.

Mi madre dio un respingo, y se puso roja como un tomate. Estaba a punto de decirles algo e iba a intentar ponerlos en su sitio como correspondía, cuando escuchó algo que la dejó helada.

- Dime Mónica, es tuya la camioneta gris que se encuentra estacionada allá afuera, ..es muy bonita y fácil de localizar. Un par de llamadas con nuestros amigos por el radio y sabríamos donde se encuentra tu hogar. Apuesto que tu Esposo estaría muy agradecido al saber dónde se mete su mujercita a altas horas de la noche, ..a la princesita le gusta jugar en sitios peligrosos y arriesgados.

- No seas tonta, con nosotros te vas a divertir, ..¿que, acaso no te gustaría tocar un buen pedazo de carne como el que has tocado antes? Tanto yo como mi amigo tenemos lo que te falta en casita, y ahora mismo estamos muy calientes gracias a ti.- el desgraciado Pablo había cambiado completamente de tono al hablar, de bromista a un tipo confiado que estaba seduciendo a lo que creía era una mujer casada e insatisfecha.- Vamos ricura.. nadie se va a enterar, tú obtienes lo que viniste a buscar y mañana podrás seguir con la vida fácil y aburrida que te da tu Maridito.

Entonces ambos se pegaron completamente a mi Madre, probablemente rozando los muslos de mi Madre con sus fieras entrepiernas, que deduciendo de la expresión de incomodidad excitada que podía ver en su rostro, era que ya no sabía cómo escapar. Enseguida y al ver su desconcierto, cada uno de ellos había tomado una mano de mi Madre, y las estaban acercando a sus prominentes entrepiernas. Mi Madre se resistía pero lógicamente ellos eran más fuertes, y por lo que pude ver tampoco se resistió demasiado, y cuando tuvo su mano en total contacto con ambos paquetes, se quedó con la boca abierta, como si se le hubiera cortado la respiración.

- Dime linda.. ¿qué opinas ahora?.- preguntó Pablo que era el más entrón, mientras llevaba la mano de Mamá de arriba a abajo frotándose el paquete.

- ¿Son grandes no?¿Eh? ¡Je je..- dijo el otro haciendo lo mismo que su amigo.

Mamá no dijo nada y sólo tragó saliva. Estaba atrapada. Afortunadamente apareció un tipo, grande y robusto, que los sujetó del hombro con fuerza, que hizo que los soltaran a mi Madre.

- Ya se divirtieron, ¿no?.. Porque no dejan a la Señorita tomarse su trago tranquilamente mientras ustedes regresan a su pulgoso camión y no regresan jamás.

- ¡F-Falcon.- se sorprendió uno de ellos.

- N-nada, Falcon, ..solo estábamos p-platicando con la Señora, ..pero ya se iba y nosotros también.

Tal parecía que ese Falcón era el mandamás de ese lugar, venía rodeado de otros camioneros altos e igual de robustos, que a diferencia de todos ellos que se veían rudos y desalineados, este tipo se miraba atractivo y de buen ver. Era bastante alto y atlético, con una melena rizada, ojos verdes y normalmente con barba de tres días. Trabajaba como camionero al igual que todos para una empresa de transporte de la ciudad, esto lo digo por el logo que llevaba su gorra.

- No, ustedes se van y ella se queda a terminarse su trago.

Los tipos, el tal Beto y Pablo, fueron sacados a empujones del bar por los amigos de este tal Falcon, quizás su apodo de camionero. Este se notaba ser el que dominaba el lugar, pues era rodeado por tres cuatro hombres, que una vez despachados aquel par de sinvergüenzas, enseguida decidieron sentarse en otra mesa no al contrario de su amigo que decidió sentarse en la barra junto a mi Madre.

- Debes perdonarnos,- dijo el tipo a la espalda de mi Madre.- ¿Puedo acompañarte?.- preguntó.

- Claro.- le respondió invitándolo a sentarse a su lado.

- ¿Estás bien?, ..no todos somos así.- le pregunto al tiempo que acariciaba su brazo con el dorso de su mano.- Estas muy tensa, descuida, ..no se te volverán acercar.- concluyó.- Este nos es sitio para una mujer tan linda como tú, ..hay muchos estúpidos inconscientes.- le dijo dejando escapar humo entre sus labios.

Después llegó la camarera y colocó dos vasos frente a ellos. El tipo tomó una para él y la otra la puso frente a mi Madre.

- Muchas gracias.- dijo, reconfortada la compañía de este nuevo sujeto, ya que de pronto se sintió en peligro.

Mamá encendió un nuevo cigarrillo.

- Fumar es malo.- dijo rompiendo el pesado silencio.

- Este es el segundo que fumo desde que lo deje hace más de 10 años. Pero hoy no sé por qué me apetecía. Quizás lo necesitaba. Supongo que habrá sido todo este agobio. ¿Quieres uno?.- le preguntó al final.

- No. El cigarro te acortan los años y yo pretendo durar muchos.- le respondió.

- Lo sé. Pero uno nunca sabe, igual no vas a durar los años que piensas.- le dijo sonriendo.- ¿Vienes muy a menudo?.- le preguntó interesándose.

- Todos los fines de semana, ..me encanta el filete de aquí. Esa mujer lo prepara delicioso.- dijo apuntando a la camarera.- Muevo ese camión, que está allá afuera, ..pero que te cuento, claramente se nota que no estás familiarizada con todo esto.- le respondió.- ¿Y tú? ¿Qué es de tú vida?.- terminó preguntando.

- Supongo que habrás oído los comentarios. Estoy casada…- entonces le interrumpió.

- Y dime preciosa, ..que hace la hermosa mujer casada de tan influyente Señor en un lugar como este. Aunque no me respondas es una indiscreción por mi parte. No tengo ningún derecho a preguntártelo.- dijo el tipo.

- Sé que me lo preguntas por qué piensas que estoy aburrida y que deseo aventuras fuertes, no por que quieras hacer plática.- le respondió Mamá, tomando ya más confianza.

- ¿Y es verdad?..- insistió.

- ... No, no estoy aburrida, ni deseo aventuras fuertes.- le dijo.

- ¡Has dudado antes de responder. Será mejor que me expliques ¿Qué fue lo que te hizo tu Marido?..- preguntó el tal Falcon sonriendo.

- Es un hombre muy simpático, agradable, tierno, muy romántico, todo un caballero…- le dijo mintiendo.

- Por lo que dices parece el hombre ideal.- dijo el galán camionero.

- .. Supongo que sí.- dijo dudando.

- Sigues dudando, y eso es muy raro para una mujer segura como tú, algo vas a por ello, ¿Qué problema hay?.- se interesó.

- Que somos demasiado distintos.- dijo Mamá, la verdad no sabía que rumbo quería llevar con tal charla.

- Como no te expliques mejor.- le requirió el tipo.

- Él es 15 años más grande que yo. Es un hombre maduro, pero creo que el fondo solo me tiene como adorno. Se dedica a su trabajo, a sus inversiones, no le va mal y por lo regular se la pasa en el extranjero. No podría contarle que hice en día y si algo me preocupa no tiene ni idea del mundo en que me muevo. Pero a mí me pasa lo mismo, si habla de su trabajo no sabría qué decir, no tengo ni idea de ese mundo.

- ¡Ah vaya.. ¿y por eso estás aquí?..

- Yo estoy perdida en su vida y él no sé si en la mía. Luego.. no sé cómo decirlo.. es demasiado agobiante, siempre está ocupado. Sabes, prefiere pasar la navidad encerrado en su despacho que con su familia.

- Guapa, por tu forma de dirigirte a él.. hablas como si ya tuvieras contemplado dejarlo. ¿Están juntos o cómo están?- le preguntó desconcertado.

- Dormimos en el mismo techo, pero no nos hablamos. No sé cómo explicarlo. Estamos en la misma cama pero no dormimos juntos. Tan solo intercambiamos preguntas triviales.- le dijo.

- ¿Y por eso estás aquí?..

- Mira, ..mejor dejemos el tema, no quiero darle vueltas.- le dijo Mamá.

- Como quieras. Puedo hacerte una pregunta.- dijo él.

- Claro. Lo que quieras.

- ¿Estás buscando una aventura?..- le preguntó muy sincero.

- ¿Quieres ser esa aventura?..- le preguntó Mamá con una actitud que jamás conocía.

- ¡Me muero por serlo.- le respondió con una sonrisa en los labios y una mirada de añoranza.- Sabes siempre he tenido esa fantasía, encontrar a una mujer como tú, ..tan especial, distinta a todas las demás, no como las rameras que rondan este sitio. Una que busque la aventura, sin romanticismo y que tenga las cosas claras. Solo sexo desenfrenado, como animal, en donde sea.. No te imaginas la envidia que les estuve a esos dos nomás entre.. quiero tenerte cerca, follarte por todos los rincones del lugar. Y tú..

Le besó. No pudo evitarlo Mamá. Ya había encontrado su prototipo de macho, su hombre, su salvador, su héroe. Él no reacciono, no le devolvió el beso. Mamá se separó de él y abrió los ojos. La miraba fijamente. Su expresión y sus ojos cambiaban a cada segundo. Un momento decían ¿Qué te pasa?, al siguiente estaba deseando desnudarla. El silencio se hacía incómodo.

- L-lo siento, no debería haberlo hecho, será mejor que me vaya.- le dijo al tiempo que tomaba su bolso y se levantaba.

- Ven conmigo.- le dijo sujetándola del brazo y guiándola tras él.

- ¡A dónde vamos..?- le preguntó.

- ¡Tengo la llave de la bodega, ..el dueño siempre me la da. Digo cuando.. para estos momentos ¡Je je je..- fue su respuesta.


El tipo sin perder tiempo encaminó a mi Madre hacía una puerta trasera de la barra, que daba justo por adonde yo había entrado. ¡Joder, no me jodan, la traía precisamente para acá. Me escondí entre las sillas y mesas para que no pudieran verme. Una vez estuvieron aquí no perdieron el tiempo. Se morrearon y casi se arrancaron la ropa rápidamente el uno al otro sin dejar a sus labios descansar. La sentó en una vieja mesa mientras se besaban. Sus manos acariciaban la espalda de mi Madre hasta llegar al nacimiento de sus nalgas y continuó bajando por las piernas. Luego su mano subió por el muslo, atravesó suavemente su pubis y continuo su camino por su abdomen hasta llegar a su objetivo, uno de sus pechos.

- ¡Si.. sí que son grandes.. son.. enormes.. si…- consiguió responder el tipo.

Se deleitó acariciando delicadamente sus sensibles y receptivos pezones hasta endurecerlos como rocas en el vestido. Con su misión cumplida la misma mano volvió a descender por su cuerpo. Llego al final del vestido y una vez ahí, sus dedos buscaron entre las bragas la abertura de su vulva para comprobar lo evidente, Mamá estaba excitada y eso lo corroboraba la humedad que empapó su mano. Esos dedos empapados rodearon su dilatada vagina. Hacia círculos entorno a ella. El muy cabrón estaba haciendo disfrutar a Mamá y el placer la hacía gemir. Que hundió la cabeza en su cuello y mordió su hombro para intentar amortiguar los gemidos que no podía reprimir.

La hizo girarse. Tumbada boca abajo sobre la mesa, los labios y la lengua recorrieron su espalda. Cuando alcanzó el trasero, le abrió las piernas y levantó el vestido encontrándose con el mayor tesoro que hubiese deseado. Ahí estaba Mamá de nueva cuenta, inclinada sobre una mesa, exponiendo su prominente trasero mientras un desconocido le sacaba la tira de entre las nalgas y separaba sus glúteos al máximo. Enseguida los labios y la lengua alcanzaron la entrada de su ano. Lo beso, lo lamio, lo chupó y su lengua desesperada no paraba de entrar y salir de cada rincón. El placer que le proporcionaba el tipo entrando y saliendo era tal que estaba deseando que la enculara ahí mismo. Que se lo penetrara.

- ¡Jódeme Cabrón, lo necesito. ¡Párteme el culo.- le dijo entre jadeos.

- Tus deseos son ordenes ramera.- fue su respuesta.

La hizo acostarse más hacía delante y no paró, siguió comiéndole el culo y jodiéndola con su lengua traviesa. Empapó sus dedos en el propio flujo y cambio su lengua por uno de ellos. Lo metió despacio, moviéndolo lentamente para luego ir acelerando el ritmo. Otro dedo se unió al primero, ambos entraban y salían sin parar en el recto de mi Madre. El placer para ella era infinito, se multiplico por mil cuando su otra mano alcanzó su vagina y otros dos dedos entraron en su interior.

No podía creerlo, de nueva cuenta estaban cogiéndose a mi Madre frente a mí. Le estaba jodiendo con ambas manos por ambos sitios. Ella no podía parar de jadear, le faltaba el aire, no podía casi respirar, necesitaba esto, la calentura en su cuerpo era extrema. El orgasmo que le producían esas manos era tan intenso, pero no paraba y un nuevo orgasmo se apodero de ella. El tipo continuaba sin parar, y los orgasmos en mi Madre se encadenaban. Su cuerpo no podía más. La intensidad de los orgasmos fue tal que todos y cada uno de los músculos de su cuerpo dejaron de obedecerla y sostenerla. Las fuerzas le abandonaron completamente, su cuerpo cayó desplomado sobre la mesa, no era capaz de moverse.

- ¡Hazlo cabrón, ..cógeme ya animal. ¡Hazme sentir mujer. ..

La volvió a girar. Su boca insaciable llego a su entrepierna, su lengua culebreaba abriendo su vulva en busca de ese botón rosado. Mamá abrió las piernas, con ellas los labios de su sexo, aquella lengua recorrió toda su zona, subió desde el perineo, recorrió toda la entrada de mi vagina y termino en su hipersensible clítoris. Lo repetía una y otra vez recogiendo ese néctar que brotaba de mi Madre. Entonces paró. Sus labios subieron para unirse con los míos compartiendo con ella su propia esencia. Mi Madre notó como la dura cabeza de su miembro erecto recorría toda su raja. Lo hizo varias veces. Cuando menos lo esperaba este ahogo un grito, con un movimiento de su cadera que clavó su miembro pero solo entre medio de sus piernas.

- ¡Voy a venirme, no aguanto más.- le dijo entrecortadamente por el esfuerzo.

- ¿Queé?..

Notó como se le hinchaba la verga y le llenaba los muslos de leche totalmente. Chorros de semen brotaban con fuerza estrellándose entre sus muslos y medias. Mi Madre no lo podía creer, se había venido sin siquiera tocarle el pene. Cuando terminó de correrse se separó de ella y calló sentado en una de las sillas resoplando. Ella miró a su alrededor esperando que nadie se fijase, porque esto ya sí que era vergonzoso. Pues el supuesto semental que había encontrado no le había servido de nada más que en solo calentarla, además de impregnarle las medias y muslos con leche. Durante unos minutos nadie dijo nada. El tipo se creía un dios, un ganador, estaba desesperado por ir con sus amigos a que le rindieran. Mi Madre sólo lo miraba sin saber qué hacer con semejante mosquete. Al cabo de un rato el tal Falcon se subió el pantalón y como si hubiera sido un gran amante se despidió de ella con un beso. ¡Ni siquiera la iba a esperar, le importó una madre que estuviera toda manchada y que todos los del bar la vieran como otro trofeo.

Avergonzada y con la vagina aun punzante, Mamá encontró una manta con que limpiarse, había sido un error, todo este desenfreno no lo podía repetir. Se sentía mal, era una mujer insatisfecha sexualmente, y su insatisfacción comenzaba a obsesionarle. Su abstinencia sexual la estaba enloqueciendo. Créanme que hubiese preferido haber ligado con aquel par de tontos que este galán de pacotilla. Nadie se hubiera enterado de este bochorno, se sentía incapaz de bajar al bar y encontrarse con aquellas miradas. Se puso arreglarse un poco, pero unos segundos más tarde volvía a estar frente a la barra. Pensé que se marcharía pero seguro pensó que le sería más bochornoso, además que miraba por las ventanas del lugar como su supuesto galán platicaba de su experiencia con los otros que le rodeaban.

En la barra se acomodó en una esquina y esperó que ellos se fueran. Sentada en un taburete con sus piernas cruzadas pidió otro trago. Algunos de los camioneros solitarios que merodeaban por el bar le lanzaban miradas obscenas, otros murmuraban diciendo que había sido otra más de las conquistas de ese tipo, sabía que por su acción se había convertido en el centro de atención.

- Siempre hace lo mismo con todas, no te preocupes.- le interrumpió sus pensamientos la mesera.

- Perdón?..

- Falcon, ..le dicen el rapidito. Y no precisamente por conducir su camión.

Mamá rio tras ocurrencia de la empleada, quizás ella también había sido víctima del galán de pacotilla. Más tarde se abrió un hueco a su lado un tipo regordete y platicador. No era muy alto y si barrigudo, más o menos de unos cincuenta. Pidió un tequila y saludó con las manos a varias personas, señal de que se trataba de un cliente habitual. Acababa de estacionar su camión y no se había dado cuenta del papelón que había protagonizado mi Madre. Tenía poco cabello, una coronilla rodeándole las sienes y una abundante perilla, un tipo maduro bastante peculiar. Vestía con una camisa negra con los pelos del pecho saliéndole por la abertura. El tipo soltó un neceser en la barra y le echó un vistazo con cierto descaro, fijándose sobre todo en el escote y en el tremendo volumen de sus pechos. Pidió una cerveza en botellín y cuando llegó el camarero para servírselo miró hacia ella.

- ¡Hola, soy Francisco Eduardo, .. Lalo para mis amigos y Paco para las bellas mujeres como tú.

El simple hecho de mencionar que era Don Paco para ella le picó la vagina.

- Hola, yo soy Mónica. ..

- ¡Qué chica tan guapa!- la halagó estampándole dos besos en las mejillas-. ¿Es la primera vez que vienes?..

Mamá se descolocó un poco por la confiancitas del tipo.

- Sí, bueno, estoy de paso, y bueno, aquí estoy. No conozco a nadie.

- Aquí la gente se lo pasa en grande. Solo hay que venir dispuesto a todo-. Sonrió.- ¿Quieres otra, guapa? ..

- ¡Uff! Gracias, pero llevo más de tres y ya estaba por marcharme. No quiero fastidiarla en un control.

- Bueno, por una más no creo que des el positivo. Además, a una mujer tan guapa y elegante, los policías nunca te multarían.

- Vaya, muchas gracias Don..

- Paco, llámame Paco, ..Don Paco, si me ves ya viejo ¡Ja ja ja..- Mamá empezaba a verle ciertos parecidos con su vecino mirón.- ¿De dónde vienes hermosa? ..

- Solo de pasada, vivo en un fraccionamiento del otro lado de la ciudad.

Charlaron durante un rato, el camionero no se podía creer que estuviera ligando con una mujer tan hermosa. Transcurrió casi una hora. El bar se había ido desalojando y cada vez quedaba menos gente, los tipos del tan Falcon parecía que ya se habían ido. Las agujas marcaban las once y media de la noche. A pesar de su aspecto ordinario, el camionero la tenía entretenida. Poco a poco fue tomando confianza con este desconocido que tan afectuosamente le había atendido, además le había pasado el trago amargo que había sufrido hace unos momentos.

El viejo miraba a Mamá con ojos viciosos, con ganas de follársela, no sé si ella le notaba, simplemente le daba alas mostrándose amable con él. Parecía un tipo divertido, el tipo idóneo para pasarse buen rato platicando. Le entregó una tarjeta con su número por si necesitaba el servicio de un trasporte.

- ¡Pues sí, tengo unas cosas en la casa que quisiera desalojar.- confesó Mamá, ya más animada.

- Podemos hacer negocios guapa, ..llámame cuando gustes, mi camión está a tu disposición.

- Vaya, muchas gracias Paco, ..nunca pensé encontrarme a un tipo tan simpático.

Yo desde mi sitio asistía a las maneras con las que mi Madre intimaba cada vez más con aquel desconocido. El tipo le susurraba al oído, la toqueteaba por los hombros y las piernas y la hacía reír. Y él cada vez más cachondo. La verdad es que no estaba seguro si Mamá estaba dándole alas decidida a tirárselo, sabía a ciencia cierta que estos tipos podrían ser delincuentes o hasta violadores, ya había pasado un riesgo la primera vez con aquellos dos. Aunque conociendo a Mamá y del modo en que andaba y se sentía cualquier cosa podía pasar, cualquier hombre era idóneo para vivir una experiencia. Aquel tipo tan macho y aquel bar de carretera le ofrecían discreción. No paraba de tontear con él, sonriendo, mostrándose amable, dejando entrever su disposición a estar con él, echándose hacia delante para exhibir su escote, provocándole descaradamente.

- Yo nunca me he subido a un camión..- se atrevió a decirle ella, que procuraba mirarle a los ojos con cierta seducción.

- ¿Quieres venir a mi camión?.. Allí estaremos más bien.

- Ya pensaba en irme Don, ..creo que he tenido demasiado.- y volvía arrepentirse.

- ¡Oh vamos guapa, ..si no es ahora cuando vas a subirte a uno. Podrás relajarte un rato antes de ponerte al volante. ¿Por qué no llamas a tu novio o Marido y le dices que vas a tardar más de la cuenta? ..

Mamá se lo pensó unos segundos, pero enseguida sacó el móvil y se apartó del tipo para llamar. ¡Joder, si llamaba a la casa y no contestaba estaba frito. Ya sé, diría que estaba dormido. Él la observó de espaldas, su inmenso culo, ancho y voluminoso, y sobre todo sus pechos grandes. Su hijo no atendía la llamada. Cuando colgó, el tipo, que se llamaba casualmente Paco, Don Paco para mi Madre se acercó a ella.

- ¿Vamos? ..

- Bueno, vamos, pero ya no tomaré, ¿eh? ..

- ¡Claro lindura.

Pidió una botella de tequila con dos vasos y se dirigieron juntos por la extensa explanada hacía un enorme tráiler con marcas de paquetería. Aun había mucha gente fuera, mujeres de su reputación dudosa ligando con los motociclistas y camioneros, el morbo que sentía Mamá al estar en dicho lugar y estar a punto de encerrarse sola con ese desagradable viejo acrecentaba su excitación. Don Paco abrió la puerta y la ayudó a subir por las escalerillas sujetándola por las escaleras. El muy cerdo pudo mirar bajo el vestido, sus piernas, y las medias negras brillantes ceñidas a sus gruesos muslos. Por mi parte yo también salí disparado de ese lugar, no me costó trabajo pues ya conocía la salida, el tipo de la puerta me dijo que si había encontrado a Papá, le dije que sí y que ya me dejaba. Me gritó que ya no me quería ver por ahí y que le dijera a mi Papá que me dejara en casa.

Busqué un sitio para observar que pasaba en ese tráiler donde se había subido mi Madre. ¡Joder me sentía como el hijo de una prostituta que anda buscando a su Madre de vehículo en vehículo. El camión estaba estacionado debajo de una gran extensión de tierra, un cerro como se le conoce. Había un gran talud por lo que si me subía lograría estar a su altura y observar lo que sucedía dentro. Afortunadamente mi Madre llevaba el dige, por lo que escuchar lo que decía dentro del camión no me significaba mucho problema. 

Me coloqué entre unas ramas procurando observar dentro del vehículo. Cuando el Paco ese subió por el lado del conductor, Mamá se encontraba sentada en el otro lado con las piernas cruzadas y ligeramente mirando hacia su lado, echando un vistazo al mugroso interior de la cabina. El viejo bajó la ventanilla de su lado lo que me dejó observar perfectamente lo que sucedía dentro. Después sacó un paquete de cigarrillos y le ofreció una calada. Mamá aceptó intercambiándose el cigarrillo. Él llevaba la iniciativa. Brindaron por el inicio de una amistad y después se sentó hacía el lado de Mamá. Los ojos del tipo se fueron hacia sus piernas. La falda de Mamá era tan corta y tan ajustada que mostraba todas las piernas. Mamá también le miraba con cierto descaro, como para incitarle. Le causaba mucho morbo que este tipo tuviera semejanza y el mismo nombre de aquel viejo que la ponía tan caliente.

- ¿Quieres otro trago? ..

- ¿No habíamos quedado que yo no bebería? ..

- ¡Vamos reyna, brindemos, ..es la primera vez que una chica tan guapa sube a mi camión.- Le entregó el vasito, se lo llenó y brindaron.- Las mujeres piernudas como tú se merecen un brindis.

El camionero no paraba de fijarse con descaro en su escote y en sus piernas, pero no se atrevía a lanzarse. Mamá se fijó en él mientras bebía el segundo sorbo. Poseía una barriga bastante ancha y dura, por la abertura de la camisa le sobresalía un denso vello masculino y sus piernas y brazos eran robustos, con un paquete abultado en la entrepierna. Nada que ver con el chulete ese que había ligado en un principio.

- ¿Quieres otra calada?.. también tengo marihuana.

Mamá se encogió de hombros.

- Estás muy guapa.

- Gracias, Don Paco..- cada vez que mencionaba Don Paco Mamá parecía sentir un exquisito picor en su vagina.

El tipo se cómodo el paquete que ya sin duda le apretaba los pantaloncillos. Mamá tragó saliva al comprobar el tamaño de aquel bulto, lo ajustado del pantalón en esa zona, gruesa y bastante larga, casi doblaba hacía un lado. Jamás había estado en situación como tal. La flamante Sra Tapia encerrada con un cerdo camionero en un viejo tráiler. Nunca nada parecido. Se fijó en sus testículos, grandes y divididos por el cierre del pantalón.

- Busca unas servilletas, quizás allá unas.- le ordenó él.

Mamá dio media vuelta para rebuscar en los asientos y entonces él pudo disfrutar de cómo se le formaba el trasero con tan ajustada prenda, con sus torneadas piernas enfundadas en esas medias negras y unas curvas impresionantes. Los tacones y examinar aquel tremendo trasero a través del vestido electrizaban el momento. El desgraciado aprovechó para meterse la mano entre los bajos y acomodarse con descaro el paquete. Para después olfatearse la mano. Mamá se acercó a él y le entregó las servilletas, procurando no mirar aquel bulto.

La fragancia que emanaba ese cerdo no me lo podía imaginar, la colonia y el sudor se mezclaban, miraba algunas gotas resbalando por sus sienes. Él le miró el escote con descaro y bajó la mirada hacia el triángulo apretado que formaban las piernas cerradas y el vestido de Mamá.

- ¿Estás nerviosa?..

- Un poco, sí, ..también porque ya es un poco tarde.. quizás ya deba irme.

- ¡Olvídate de eso lindura y disfruta un poco. ¿Le has puesto los cuernos alguna vez a tu novio?..

- ¡No, no a mi Marido, no..

- ¡Por una canita al aire no pasa nada. Seguro que alguna vez tu Marido se habrá ido de putas. Tú también tienes derecho, ..eres joven y muy linda, cualquiera quiere darte un buen revolcón. A mí no me gustan las mujeres como tú, ..nalgonas y piernudotas, ..que tengas unas.- e hizo mimos con las manos refiriéndose a sus enormes pechos.- ¿Sólo lo has hecho con tu Esposo?.- Mamá asintió abochornada-. ¡Pues hoy vas a probar un hombre de verdad. Iremos despacio. Tranquila.- le acarició la cara con la yema de los dedos y le cogió la mano para conducirla hasta su pecho-. ¡Tócame.

- ¿Quee? ..

- ¡Toca, toca.. para que veas lo que es un hombre.

A Mamá no le quedó de otra que ser obediente, deslizó con suavidad la palma de su mano por aquel pecho peludo de piel grasienta y sudorosa. Él echó los brazos hacia atrás, relajado, examinando las piernas de mi Madre.

- Pásame la mano por la barriga, ..te dará buena suerte.- y se abrió la camisa mostrando su enorme barriga llena de pelos con el ombligo saltado.

Mamá deslizó su manita por los pectorales y la panza de Don Paco. A veces sus dedos se enredaban entre ese denso matorral de bellos, hacía círculos por la curvatura de la barriga. Mamá notó que manchaba sus braguitas de flujos, con sólo tocarle. No tenía un cuerpo hermoso, pero la situación y la semejanza con su vecino la estaban desquiciando. Esto era demasiado para mí en un solo día, veía a mi flamante Madre paseando su mano por los pectorales bofos de un cerdo, asistía sin pestañar al morreo que se estaba dando con un camionero.

Pasaba la mano por el vientre haciendo círculos con lentitud, volvía a subir hacia el pecho y pasaba por encima de las tetillas. El hijo de perra la había calentando, a tal punto que ya no podía parar, su vista se clavaba en aquel bulto tieso y doblado. Fuera, su pequeño hijo se comía las uñas. Apenas oía nada, sólo algunos murmullos de vez en cuando. Ninguno de los dos decía nada.

- ¿Estás cachonda?.. 

Mamá apartó la mirada avergonzada, pero él le sujetó la barbilla y la obligó a mirarle.

- Bueno, un poco..

- ¿Quieres tocarme?..

Mamá le miró seria, aunque de su mirada se desprendía la lujuria. El camionero le cogió la mano y la guio hasta sus genitales apretados. Mi Madre percibió el relieve y la dureza de la gruesa tranca. Deslizó la palma muy despacio por todo el bulto, con la mano del camionero encima, como si así la ayudara a tocar.

- ¿Te gusta lo que has sentido?..

- Sí.- contestó con una sonrisa tonta.

- ¿Quieres tocarla?-. Ella se mordió el labio y respiró hondo. Por las formas y su similar parecido con el último hombre que le hacía mojar las bragas, había conseguido ponerla cachonda y que por momentos se olvidara de sus propios principios. Aquel bulto se le hacía realmente apetecible, ciertamente más apetecible que la del tipo aquel que la había dejado caliente. Cerró los ojos y exhaló, inquieta por el momento-. Sácamelo.

Ella le miró el bulto y subió la mirada para verle. No se atrevía a meterla dentro, aunque estaba deseando. En eso cambio la mirada y reparó en un posters de una mujer desnuda y le señaló.

- Los típicos posters de los camioneros, ¿no? ..

- De alguna manera tendremos que entretenernos, ¿no? Pasamos muchos momentos en la carretera, solos, ¿ya sabes? ..

- Y seguro que tendrás hasta películas.- El tipo abrió la guantera y ella misma sacó tres películas pornográficas que las giró deteniéndose para ver las fotos de las portadas.

- ¿Quieres que ponga alguna?..

El camionero abrió un DVD portátil que había adosado al frontal del salpicadero. Ya tenía una dentro, presionó reproducir y comenzó a reproducirse una escena porno, donde una rubia participaban con tres hombres. El ambiente se había caldeando dentro del tráiler. Mamá prestó atención a las escenas sin pestañar. La mujer gemía como loca.

- ¿Ves porno con tu Marido? ..

- ¿Yo? ¡No, son para pervertidos, ¿no?..

- Me desahogo con ellas. ¿Quieres desahogarme? ..

- ¿M-me está pidiendo que se lo agarre?.- le preguntó ella con una sonrisa lasciva en sus labios.

El camionero levanto la barriga y se bajó despacio el pantalón, exhibiendo su calzón blanco donde se apreciaba la voluminosa silueta de su pene y los testículos. Poseía unos muslos velludos y bastos. Se dejó el pantalón en los tobillos y abrió las piernas rodeando el volante. Volvió a reclinarse en el asiento con las piernas separadas, ofreciéndole su paquete.

- ¿Te animas?..- le preguntó extendiendo el brazo para acariciarle la cara con las yemas.- Sácame la verga y mastúrbame.

Mamá ardiendo en cachondez no le quedó de otra, tenía las pantaletas hechas caldo. Decidida, plantó su manita encima del bulto. El tipo se fijó en sus deditos con las uñas pintadas de un rojo brillante. Sobó con suavidad la silueta del pene y de los güevos hasta que muy lentamente metió la mano por encima de la tira superior del calzón rozando con la palma todo el tronco hasta llegar a sus güevos. Ásperos y peludos.

- Ooh, que delicia. ..- decía delirando.

Mamá le sujetó la verga con la mano izquierda y comenzó a meneársela muy suavemente, como queriendo gozar de aquel tacto. Los güevos se movían ligeramente y entonces ella sin que le dijera nada acercó la otra mano para sobárselos con leves estrujamientos. Mi Madre ya estaba echada hacía él, algo inclinada para poder masturbarle. Sus tetas se balanceaban ligeramente tras el escote. El viejo la agarró por las mejillas y le acercó la cara para babosearle los labios con la lengua fuera. Sus pechos se apretaron contra aquel tórax sudoroso. Enseguida pasaron a besarse enrollando las lenguas. El camionero le tenía una mano en la nuca y la se la pasó por la cintura para acariciarle el culo por encima del vestido.

Ahora Mamá se la sacudía un poco más fuerte con la mano derecha y había dejado de sobarle los güevos. Ella apartó sus labios de los de él para verle la gruesa tranca. Deslizaba su manita a lo largo del tronco con extrema rudeza a la vez que el tipo le metía mano.

- ¡Aah.. ah ¿Te gusta así?..- le pregunta mi Madre con el rostro adormecido.

- ¡Lo haces muy bien cabrona.

Mientras Mamá se la pelaba, Don Paco impostor le besaba en la oreja y metía su basta mano dentro del escote para acariciarle las tetas. La otra mano le subió la falda del vestido hasta la cintura para acariciarle el culo. Mamá volvió la cabeza para besarle de nuevo sin parar de masturbarle. La mano del camionero continuaba sobándole las tetas bajo el escote. Tras unos momentos en esa posición, ella se irguió sin parar de menearle la tranca. Estaba haciéndole una puñeta a un desconocido en un sucio camión de paquetería.

Don Paco había comenzado a emitir débiles jadeos y ella gozaba masturbándole. A veces se detenía, le pasaba la mano por los sudorosos güevos y reanudaba la masturbación. Con la mano izquierda le acariciaba la espalda peluda e impregnada de sudor, ya que al cerdo le abrillantaba todo el cuerpo. Mamá ya estaba perdida en excitación, sólo había que verle los ojos desorbitados. Las tetas se vaiveneaban al son de los movimientos del brazo y un pezón ya asomaba por encima de la tira del escote.

- ¡Chúpamela.- le ordenó.

Casi fue una orden rotunda y enérgica. Mamá se echó hacia delante y le bajó la delantera de los calzones descubriendo en su totalidad aquella verga opulenta y gruesa, con gruesas venas rodeado el tronco y un glande carnoso y enrojecido. Los güevos reposaban sobre el asiento gelatinoso y sudoroso, salpicados de vellos largos y rizados. Mamá le miró a los ojos, como si esperara una nueva imposición, y en ese momento la sujetó de la nuca dirigiéndola hasta sus bajos.

No obstante, le era difícil llegar porque el roce de su barriga y el espacio con el volante impedía hacerlo, por lo que intervino interpretando su papel de cabrón rencoroso.

- No tengo toda la noche guapa, ..así que más vale que te apliques y pongas todo tu empeño.- acompañó sus palabras volviendo a aplicar fuerza sobre la nuca y atrayéndola a su palo, haciendo que se reclinara y acercara su aliento a su rabioso miembro.


Mamá lo tenía claro y no se lo pensó, empezó acariciarlo con la punta de su lengua, con la que rodeaba el capullo hinchado. Cuando sus labios acomodaron el glande entre ellos, sus atenciones se volvieron a centrar en el frenillo. Solo eran leves caricias, livianas. Tanta delicadeza parecía no gustarle. El cabrón empujó su cabeza forzándola a tragarse su verga casi en totalidad, hasta la base. Sus protestas quedaban reducidas a indescifrables sonidos guturales, tanto que Mamá comenzó a dar manotazos para que ese animal la soltara porque la asfixiaba.



Creí que Mamá se quejaría pues se incorporó tosiendo y lo apuñaló con su fría mirada. Pero a quien engañaba, estaba resignaba aceptar cualquier situación que este viejo le supiera, se había quedado esta noche a medias con aquel chulete de bar, y sin decir más nada reanudó inesperadamente la paja que le estaba haciendo, solo que en esta ocasión con vigor y rabia. No tardó en inclinarse de nuevo sobre su barriga y, esta vez por voluntad propia, comenzó a engullir toda aquella virilidad, haciendo que el camionero sintiera toda esa resbaladiza superficie de la lengua en cada centímetro que ingresaba en su húmeda cavidad bucal. Ahora sí que le puso ganas. Subía y bajaba la cabeza con energía, recorriendo aquel gordo falo, desde la punta hasta el obeso pubis, hasta el que llegaban gruesas gotas de la abundante baba que segregaba en su trayectoria por todo el tronco, siguiendo sus violentos enviones con la mano en su nuca del camionero.



Sus labios se cerraban en torno aquella verga, apretándola con delicia, en un trabajo oral que, aun atragantándose algunas veces, era digno de delirios por parte del camionero. Y mientras la lengua de Mamá cooperaba ávida y activa, cumpliendo con la labor de remojar aquella potente erección, se detenía para tomar aire durante unos segundos, en los que no abandonaba para nada aquella polla, lo que aprovechaba el viejo para sujetarle por la nuca y rudamente acercarla para babosearla en los labios. Mamá no estaba acostumbrada a semejante brusquedad en el sexo, pero aun así trató de corresponder la dureza de los besos con el mismo frenesí. Sus dos pechos blandos se aplastaban contra la barriga del camionero. Notó el sudor pegajoso atravesando la tela de su vestido, un sudor que parecía aceite abrillantando el obeso cuerpo del conductor. Mientras la besaba, Mamá le masturbaba. Dejaron de besarse, aunque sus miradas permanecieron enfrentadas.



Enseguida Mamá volvió a bajarse reanudando la dedicada felación, chupándosela con vehemencia y voracidad, produciendo ese ruido característico de chapoteo “Srrrrppppchttsss..!! Shurspttsss…!!!,” con el riesgo de llevarlo al orgasmo antes de lo deseado, cosa que temía después de lo pasado, Mamá empezó hacerlo con calma y por momentos se detenía. La vista del tipo corrió por su brazo derecho, y mientras su mano izquierda la tenía apoyada en la nuca de mi Madre, la diestra se dirigía por la espalda hasta llegar al culo. Sus vertebras le indicaban el camino a seguir para llegar a su destino. Tiró de la tira que se perdía entre sus nalgas y acarició su ano, hizo un poco de presión hasta que la punta de su índice entró, pero su objetivo estaba más allá. Se llevó los dedos a la boca soltándose un escupitajo. Intentó hacerse un hueco. Al sentir que dos dedos intentaban penetrarla, se quedó inmóvil con el miembro en su boca, como cuando se detuvo para tomar oxígeno, y al mismo tiempo que el viejo le adentraba dos dedos, un gruñido ronco hizo eco en su garganta.

- ¡Arghh.. ¿Te gusta cabrón?, ..¡Aah, ah!!, ¿tengo apretado el agujero?..- le preguntó Mamá con el rostro entumecido.

Dos de esos dedos se encontraban aprisionados, atorando su ardiente y viscosa cavidad anal. Eso pareció no ser suficiente para la calentura de mi Madre pues aquellos gruesos dedos aunaron sus fuerzas con los de ella en una perfecta compenetración: cuando los dedos salían, los labios de mi Madre entraban y viceversa. Tanta actividad en su trasero, la hizo suspender la mamada y enterrar su cabeza entre las robustas piernas, donde se anidaron sus gemidos cuando empezaron a ser desaforados berridos. El tipo estaba empecinado en dejarle el culo como un bebedero. Quizás le doliese, no lo sé, pero parecía querer sacarle los orgasmos con la agresividad que adquirían sus fricciones. Poniendo a prueba su resistencia, ahondaba en su aro metiéndolos hasta los nudillos, sin que sus quejidos cesasen de resonar dentro de la cabina.

De pronto Mamá gritó y alzó la cabeza con los ojos cerrados y un salivoso hilo colgando de su sexy labio inferior mientras se revolvía, retorcía su torso y las contracciones de recto oprimían aquellos gruesos dedos hasta que volvió a esconder su rostro en aquel sudoroso regazo.

- ¡Quiero besarte el culo.- le pidió Don Paco-, quiero meterte la lengua en tu precioso agujero.- Mamá mantuvo firme su mirada y él le asestó una pequeña bofetada en la mejilla-. ¿Me has entendido, zorra?..

- Sí.

- ¡Vamos, que no tenga que repetírtelo, ..voltéate y dame tu jodido culo.

Mamá acató la orden y se sentó sobre el asiento para terminar por sacarse las bragas. El desgraciado permanecía impaciente masturbándose velozmente.

- ¡Date la puta vuelta, quiero verte el culo.

Algo asustada por el violento proceder del camionero, aunque hechizada por el desenfreno lujurioso, le dio la espalda y se echó hacia delante apoyando los codos en el filo de la ventanilla de la puerta, con la cabeza erguida y las rodillas en el borde del asiento, con el culo empinado hacia el Camionero. Don Paco dedicó unos segundos a contemplar aquel portentoso culo, con una raja abierta y rosada donde se diferenciaba el ano contraído y cerrado, así como la vagina de rosados labios vaginales. 

Mamá aguardaba a que la penetrara, aunque no sabía por dónde. Deseaba desde hacía un rato probar una penetración anal, aquel malnacido chulete solo la había dejado caliente, no tenía la suficiente fuerza como para detenerse ahora.

- ¿Te gusta mi culo, cabrón?..- le preguntó Mamá mirándolo sobre el hombro.

- ¡TShhh.. 

El viejo acercó la nariz al rosado arito de mi Madre y lo olisqueó despidiendo su aliento contra él. Obediente, Mamá permanecía impaciente a lo que este viejo pudiera hacerle. Yo desde las alturas, podía ver su raja y su chocho apuntando al vejete, así como sus tetas ya fuera del vestido colgando hacia abajo.

- ¡Muévelo, zorra.- le dijo el camionero.- menéalo como una piruja.

Mamá comenzó a menearlo para él. Que permanecía atento al movimiento en circular de aquellos carnosos cachetes blancos, con un chocho limpio y rosado, con su ano malherido, tremendamente colorado en el esfínter. El viejo se llevó la mano izquierda a los bajos y con la otra le rodeo el ano con la yema para dilatarle. Se agarró la verga para sacudirla mansamente. Mamá servía de espectáculo porno para un asqueroso viejo, asistía impaciente con movimientos sutiles de trasero.

Le aterrizó severas palmadas en las nalgas que obligaron a Mamá a contraer el culo y a emitir débiles quejidos. “¡SPLASH, SPLASHH!!” Le abrió las nalgas con ambas manos para ofrecerse una mejor visión del fondo. Le dio un besito en cada una de ellas y se inclinó aún más, como un perro que olisquea en la basura. Olió su ano con una respiración profunda. Mamá pudo percibir el aliento caliente sobre su esfínter. Era un ano tierno, con un agujerito cerrado que se contraía al sentir el aliento. ¡Qué buen culo, que buena estaba la hija de puta pensaba el camionero. A pocos centímetros estaba el chocho, bastante tierno, con el clítoris sobresaliendo de entre los rosados labios vaginales. También se lo olió, con la misma profundidad, y después le estampó un beso en una de las nalgas.

Con las dos manos volvía abrir las nalgas y acercó la lengua para lamer desde el chocho hasta la rabadilla. Dio varias pasadas con la lengua fuera cual si fuera un perro. Mamá meneó el tórax al sentir la humedad. El chofer estaba enardecido. Su sangre estaba sobrecalentándose. Ahora Mamá emitía profundos jadeos.

- ¡Que buen culo tienes hija de puta.. y eres toda mía joder. ¡Jamás había visto algo igual.- Mamá lo tenía en pompa, con la raja bien abierta.- ¡Desnúdate cabrona.- le ordenó el viejo a modo de jadeo.

Mamá se sentó en el asiento para quitarse el vestido por la cabeza. Sus tetas se miraban grandiosas, pegadas una junto a la otra, blancas banditas, con su sensual lunar en una de ellas, casi rozándole los muslos de las piernas, ocultando todo su vientre. Eran dos tetas impresionantes de pequeños pezones en medio de rosadas aureolas. Al ya no llevar las bragas sólo se dejó los tacones. Existía un gran contraste entre los cuerpo dentro de la cabina. El de ella blanco como la nieve, de piel fina y delicada, y el de aquel camionero, tupido de vello por todos lados, gordo y seboso, brillante en sudor como el aceite.

Don Paco al verla tan hermosa se echó sobre ella para morrearle de nuevo, a mordiscos, con su asquerosa barriga rozándole las tetas, Mamá agarrándole la tranca con fuerza para agitarla con ritmo. Los labios de Mamá fueron bajando por la mandíbula y el cuello sudoroso, hasta llegar a los pectorales, donde se detuvo a chupetearle las tetillas. La lengua continuó por el vientre empapado, introdujo la punta en saltado ombligo y continuó hasta echarse sobre él, esta vez mamándole la verga con ansia mientras le sobaba los güevos con la mano derecha. Bajaba la cabeza hasta notar el glande en la garganta y ascendía despacio hasta la punta dejando el rastro de su saliva por todo el tronco.


Seguro que le apestaba a orín, pero igual se la chupaba como una descosida hambrienta. Mientras tanto, la mano derecha de chofer acariciaba los bajo de su trasero, le palpaba el chochó húmedo y ascendía la palma por las nalgas, pasaba por la cintura y le achuchaba aquellas grandes y blandas tetas. Con la izquierda la ayudaba a mamar apretándole la cabeza contra su porra, ladeándole el cabello a un lado para verla.



- ¡Oh yaahh, ¡Quiero joderte, no aguanto más..



- ¿T-tiene preservativos? ..- preguntó enderezándose.



- No hombre, que chingados voy a tener.. pero no creo que puedas aguantarte. Tienes tantas ganas como yo.

Mamá con toda la boca y las tetas impregnadas de sus mismas babas, se subió encima de él, con sus dos masas descansando sobre su barriga. Ella misma se colocó la verga en diagonal y de un fuerte sentón se dejó caer clavándosela hasta los güevos.

- ¡Oum.. No te vengas dentro, ..sólo falta que quedara embarazada.

- ¡Ja ja.. Sé dar marcha atrás mi reyna.- le contestó él.

Comenzó a cabalgar sobre la tranca con desesperación, como si no hubiera un mañana, ese cerdo la ponía muy caliente. A veces se echaba sobre él para morrearle como loca, con sus pechos apretujados contra los velludos pectorales del chofer. Don Paco a su vez la agarraba por el culo, estrujando con rabias aquellos carnosos cachetes rosados y la obligándola a moverse, a brincar sobre su palo. Mamá daba saltos gimiendo como una loca mientras que el chofer permanecía inmóvil viendo como botaban esas tetas. A veces se erguía brincando, con sus masas balaceándose alocadas. La estuvo jodiendo en esa posición un buen rato.

- ¡Date la vuelta.- le ordenó el camionero.- te cogeré como es debido.

- ¡Jódete esta puta…- le respondió Mamá apretando los dientes.

La colocó a cuatro patas sobre el asiento, con las rodillas en el borde, mirando hacía la ventanilla, donde se encontraba una reunión de tráileros. El camionero se levantó y se colocó tras el culo de mi Madre. Se la sacudió velozmente, como preparándola para invadir el cuerpo. Ella misma se ocupó de acercar el glande a su vagina, de rozarlo por la rajita, de golpear débilmente su clítoris. El viejo no pudo aguantarse y contrajo el culo hundiéndose hasta la pelvis. Mamá gimió de placer como una perra y Don Paco se puso a joderla bruscamente embistiéndola con fuerza y velocidad frente a la ventanilla, sujetándola por las caderas y acezando por un toro. Yo contemplaba esa postura, como dos perros, mi Madre a cuatro patas en un viejo camión y un sudoroso puerco tras ella jodiéndola de una forma bestial.

Las tetas de mi Madre se balanceaban alocadas. Los gemidos se sucedían, de pronto sentí miedo de que aquellos tipos lograran escucharlos. Afortunadamente los ruidos de los camiones les opacaban. Mamá había metido la mano derecha debajo para sobar los güevos de su amante y la izquierda la utilizaba para no estamparse con la ventanilla. Su espalda hervía en sudor y del cuerpo del chofer resbalaban gruesas hileras. Mi Madre no paraba de sobarle los güevos por debajo, como si con los manoseos acelerara el placer. El asqueroso extendió el brazo derecho sin parar de embestirla y la agarró los pelos, obligándola a echar la cabeza hacia atrás, con los músculos del cuello muy tensos.

- ¡Mira hacia afuera puta, ..nadie podría imaginar que te tengo aqui, a cuatro patas jodiendote como a una perra. ¡Eres mía sorra, mía.

En ese momento, Mamá descubrió al tal Falcon que platicaba a carcajada abierta con sus amigos, en ese momento acezaba y sudaba como una cerda, envuelta en un sudor brillante, con la boca y los ojos muy abiertos, como con falta de aire, como si la desbordante lujuria le impidiera respirar. Mamá le miró intensamente desde la ventanilla, como si le odiara, como si le echara la culpa por estar en tal situación, dejándose clavar por un seboso camionero.

Todo el cuerpo de mi Mamy se convulsionaba ante las duras clavadas en su chocho. El viejo le soltó los cabellos, pero ella continuó con los ojos fijos en lo alto de la ventanilla, donde aquel hombre platicaba de sus aventurillas. Don Paco jadeó nervioso hundiendo sus dedos en las caderas de ella, como tratando de sostener la inminente eyaculación que estaba próxima. La verga continuaba perforando el chocho de mi Madre con dureza.

Pero el tipo estaba muy gordo para seguir en ese ritmo. Dio marcha atrás quedando sentado sobre el asiento. Mamá se colocó de pie entre sus piernas, dándole la espalda. Don Paco se colocó la verga recta y empinada. Mamá se sentó sobre ella fijándola en su chocho. Enseguida empezó a mover el culo aligeradamente con la tranca dentro, a elevarlo y bajarlo para clavársela. Sus anchas y blandas nalgas chocaban contra la barriga. Él la ayudaba sujetándola por las caderas. A veces se erguía para besarla en la boca, Mamá le correspondía volteando el cuello. La rodearla con sus brazos para achucharle las tetas. Ella se sentaba y alzaba el culo con ligereza. El chofer terminó reclinado con los brazos extendidos hacia los lados dejando que ella realizara todo el trabajo. Jadeaba envuelto en una lujuria incontrolable. Veía cómo aquel carnoso culo se asentaba sobre su verga y volvía alzarse con velocidad.

De pronto emitió un grito contrayendo el culo y entonces Mamá quedó sentada sobre su regazo con la verga bien dentro. Notó cómo le vertía la leche dentro. Sintió sus ásperas manos sobre sus piernas y los pechos. Se había venido bien dentro de ella. Al levantarse, un grueso sopesón de semen se le quedó colgando del chocho.

- ¡Espera que te limpie..

Cogió unas servilletas, las mismas que ella había buscado en un principio y le secó las nalgas, luego se las pasó por el chocho con fuerza para secarlo y le frotó la zona del ano para secar algunas gotitas desperdigadas. Mamá asistió perpleja a la limpieza.

- ¿Ya?..- preguntó ella.

- Ya está, cariño.. - le dijo.

Mamá tiró los papeles por la ventanilla y enseguida se dejó caer al lado de él. Se sentó a su lado. Tenía la verga machacada por su culo, con todo el glande impregnado de leche. Ella se echó sobre él y el viejo la abrazó.

- Me lo he pasado muy bien, Don Paco.- le confesó.

- Tienes mi tarjeta, llámame algún día, ..por si requieres otro servicio ¡Ja ja ja..

- Lo haré..

¡No lo podía creer, Mamá había vivido una experiencia sexual fascinante con un desconocido en la cabina de un viejo camión. Había hecho unas guarradas que años antes hubieran sido impensables en una Señora de su reputación. Pero todo era fruto de su desesperada situación con el vecino. Quizás se había convertido ya en una ninfómana. 


Además esas palabras de que lo volvería a contactar me dejaban muy desconcertado. Un rato más tarde, ya de madrugada, Mamá bajó del camión. Don Paco salió a despedirla, ambos ya vestidos. Se dieron un apasionado beso en los labios, como si fueran grandes amantes. Por mi parte yo desaparecí, tenía que ganarle el regreso a mi Madre. ..


Continuara brevemente.......... ATTE Pedrito Tapia

MI MADRE Mónica.......... Capitulo (55)

“La furia de Pedrito.”

PD.... No se olviden de valorar el relato y escribir su recado para motivarme a contarles más... les mando un cordial saludo.... 
pedritapia08@hotmail.com