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domingo, diciembre 31, 2017

Capitulo (59)


MI MADRE Mónica.......... Capitulo (59)

“Paseándose con el viejo.”


Se enjuagó la boca en el baño y se lavó los dientes. Luego se quitó ese atuendo que la hacía verse como performance pornstar, todo manchado y hediondo a sudor de sexo, se pasó una esponja por los pechos y se puso una playerita de pijama, y así, en bragas, se metió en la cama olvidando lo ocurrido, apoyando la cabeza en una almohada en dirección a la foto de su Esposo. Su pequeño hijo simulaba que dormía, atrapado por sensaciones confusas tras el espectáculo que había presenciado, sensaciones de morbo mezcladas con sensaciones de celos. Me sentía culpable, como si fuese parte y habría propiciado todo aquello. Debía apechugar con las consecuencias emocionales.

Me dirigí hacia el lavabo. Ya encerrado en el baño, me miré al espejo y cerré los ojos, como si sintiera vergüenza de mirarme a la cara. No había hecho nada para salvarle, me había dejado guiar por los impulsos que me carcomían y simplemente había dejado que mi Madre hipnotizada por ese pervertido se comportara como una auténtica ninfómana. 

Joder, lamente escupiendo en el lavabo, como queriendo devolver el estómago con solo revivirlo. ¿Por qué me había dejado llevar por esas sensaciones, porque no le enfrentaba? Trate de encontrar una respuesta, de cómo salir de esta nueva pesadilla que nos asechaba.

Me lavé la cara, me lave los dientes y me enjuague la boca con un líquido especial, me sentía sucio, me sentía apresado por ese horrible olor que había inundado el salón al estar con ellos, me sentía impregnado de aquellos sudores, me sentía parte de eso, parte del juego perverso de ese horrible viejo. Necesitaba que me diera el aire, necesitaba caminar para una profunda reflexión, acababa de presenciar a mi Madre revolcarse con un viejo lisiado a escasos metros de donde aparentaba que dormía.

Me dirigí a mi habitación pensante y cuando caminaba por el pasillo dirigí la mirada hacía la ranura de la puerta que había quedado abierta. Mi Madre dormía pesadamente. Quizás era lo mejor, dormir para que en el sueño olvidara todo esto, olvidara sus sugestiones, aquellas perversas ordenes, el poder mental que ese desgraciado tenía sobre ella, mañana sería ella de nuevo.

......

Otro despertar amargo, y mientras me debatía en como deshacerme de este nuevo enfermo sexual acosador de mi Madre, recordé que era sábado y que mis gunners jugarían un partido temprano. Me levanté de mi cama y fui rumbo al salón para verlo. Mamá se había levantado ya, su habitación ya estaba arreglada y andaba muy activa. Baje las escaleras y me percate que andaba en la cocina. Faltaba media hora para empezar el partido, y justo cuando pensaba en darle los buenos días, el susodicho viejo entró en la cocina por la puerta del jardín con su singular caminado. Pensé en enfrentarlo pero el simple hecho de imaginármelo riendo con su cara de roedor me detuvo. Me escabullí detrás del muro.

Ella se encontraba de pie colocando unos suministros en unas estanterías, de espaldas a él. Le miró por encima del hombro y le sonrió al ver que traía una taza de café, pero enseguida volvió la mirada al frente.

- ¿Ha visto que bonito amaneció el día? No sé cómo no andas en bikini nadando por la alberca, ¡Je je..

- Como cree Don Paulino, yo..

Inmediatamente se pegó a ella, apretando los genitales y su barriga contra su redondo trasero. La rodeó con sus brazos abordándole los pechos por encima de la blusa, susurrándole tras la oreja.

- ¿Porque no andas vestida como te gusta, pequeña?

- ¿Qué, cómo?..

- De puta.. ¿porque no andas vestida como una putita?

Su rostro se tornó serio de repente y cruzó los brazos tapando todo lo posible sus pechos. Su mirada normal desapareció convirtiéndose en una de miedo y empezó a balbucear nerviosa.

- Cre.. creo.. que recuerdo cu.. cuando usted.. ¡Cómo se atrevió desgraciado..

- Ah, ya veo..

- ¡Ayer en.. en el salón, m-me quería.. usted.. ¡Otra vez noo..

- ¿Otra vez qué?, ¿te violé? Si te lo pasaste en grande.- le dijo el viejo muy tranquilo, a sabiendas que ella ya no se encontraba en trance.

- ¡V-VAYASE, VAYASE DE MI CASA INFELIZ.. Y-YO NO QUIERO SER ASI!!..- dijo ella gritando.

Por un segundo tuvo esa visión de algo que había sucedido la noche anterior. Un pequeño recuerdo que las sugestiones habían borrado de su mente y que ahora acababa de recordar. Los gritos amenazaban con llamar la atención de algún vecino o de mí, y mientras Mamá intentaba apartarse de sus brazos tras haberse volteado para enfrentarle de nuevo, el viejo la vio profundamente a los ojos diciéndole palabras que no logré escuchar.

Casi de inmediato Mamá dejó de resistirse y cayó de nuevo en trance. Sus brazos se colocaron paralelos a su cuerpo.

- P-porque lo hace, ¿q-que es lo que quiere de mí?- dijo Mamá, pero bajando notablemente el volumen de su voz.

- Escucha mi voz pequeña, concéntrate en todas mis palabras.- dijo al tiempo que le susurraba palabras al oído.

- ¡N-no voy a hacerlo, no quiero hacerlo.- respondió apartando su mirada, aunque poco a poco volvía a centrarse en él, volviendo a su posición.

- Mira cómo te relajas, mi voz te hace sentirte mejor, pequeña.

- ¡N-no, no me haga esto.

- Si, te gusta Mónica.. asúmelo.

- No, yo no quiero ser así.- recrimino en un último esfuerzo.- ¡Usted..

- ¡Tshh.. Sé que lo deseas putita, ayer lo hiciste en grande con aquel guardia, te has comportado como una autentica guarrilla y te lo has pasado en grande. Siempre has querido ser así.

- N-no, no es cierto.. y-yo no soy así.- dijo con la mirada casi completamente perdida en sus ojos.

- Pero vas a serlo.. vas a ser la mejor ramera. Ya has aprendido a disfrutar y solo te sientes mal cuando luchas contra tu nueva forma de ser. Entiéndelo, eso es lo que tú eres.

- A-ahora soy, me.. ¡No, paree.- dijo luchando contra lo inevitable.

- No te resistas pequeña, solo escucha mi voz. Mira cómo se relaja tu respiración y tú vuelves a la calma. Escucha como mi voz, te relaja y como te hace sentir bien.. mis palabras son lo único que te ayuda y cuanto más escuchas más te relajas y más difícil es llevarme la contraria.

- M-más difícil es llevarle la contraria.- repitió con la cabeza totalmente inmóvil y siendo sus ojos la única parte del cuerpo que se movía siguiendo al vejete.

- Muy bien pequeña, eso es, buena chica. Cada vez es más difícil llevarme la contraria, lo único que deseas es escuchar lo que te digo para relajarte.

- ¡No, deténgase.

- Lo único que deseas es escuchar para relajarte.

- Lo único que deseo es escuchar para relajarme.

- Eso es, te encanta relajarte, te encanta dejarte llevar. Olvida la discusión que acabamos de tener, no quieres resistirte a mi voz, solo quieres dejarte llevar.

- No quiero resistirme a su voz, solo quiero dejarme llevar.

- No te preocupes por nada, ahora solo importa relajarte para sentirte mejor. Sigue escuchando mi voz, nota como tus miedos desaparecen con cada palabra y te sientes más tranquila.

- Me siento más tranquila.

- Sigue escuchando mi voz pequeña, te tranquiza.. sabes que es lo mejor para ti, cada palabra, no puedes dejar de escucharme.

- No, no puedo dejar de escucharle.

- Te tranquiliza y te hace sentir mejor.

- M-me hace sentirme mejor.

- Eso es pequeña.. y vestirte como una ramera te hace sentirte feliz, te sientes bien así, te gusta verte así.

- Me gusta verme así.

- Sigue relajándote más profundamente pequeña, todo tu cuerpo se relaja, todo tu cuerpo se entrega a la relajación. Cada vez sientes más deseos de sentirte una mujer, cada vez sientes más necesidad de sentirlo, sientes más deseos por hacerlo, sientes más deseos por entregarte.

- Siento más deseos por entregarme.

Durante unos segundos el viejo se mantuvo sugestionándola, sin que ella se moviera ni un centímetro. Los ojos de Mamá no se movían para ningún lado y poco a poco sus parpados se cerraban en un claro signo de relación. Cuando creyó que ya no iba a salir de ese estado estuvo al pendiente de sus reacciones, sabía perfectamente que si algo fallaba y mi Madre lograba resistirse estaba perdido, hasta la cárcel iría a parar el desgraciado.

Pero desgraciadamente para ella estaba totalmente entregada. Solo le quedaba comprobar si seguiría las sugestiones implantadas. Con toda la calma del mundo se sentó en una silla prosiguiendo a tomar su café pero pendiente a sus reacciones. Su mirada, tal y como pensaba, se inclinó hacia abajo y agacho la cabeza. Tenía una pose muy sexy y con la cabeza agachada, como una niña arrepentida por algo que había hecho mal y que no tenía valor de mirar a la cara.

- Deseas relajarte, deseas sentirte bien, deseas ser sensual y sexy.. deseas ser la nueva Mónica sin preocuparte de lo que haría la antigua. Deseas enterrar la antigua Mónica.

- Deseo enterrar a la antigua Mónica.

- Bien dicho pequeña.. sigue realizando mis órdenes y estarás bien, síguelas si deseas sentirte bien.

- Deseo sentirme bien.

Comenzó a caminar rumbo a su habitación, sus piernas empezaron a moverse con pasos muy cortos para mantener la postura recta, parando aún más su trasero, el único objeto en el cual se centraba la mirada de ese cerdo. Sus sandalias se despegaban ligeramente del suelo, parecía una geisha caminando, a pasos cortos y con la cabeza en alto.

Me escabullí detrás de un sillón, pero aunque me viera, en ese estado en el que se encontraba seguro que ni me notaría, estaba asustado, jamás imaginé que se pudiera controlar a una persona así. El viejo se mantuvo en la cocina esperando, como si ya supiera lo que ocurriría. Vi a Mamá caminando rumbo a su habitación de aquella manera robotizada.

Esperé unos minutos, después subí sin hacer ruido a la segunda planta a la recamara de mi Madre. Al asomarme a la habitación, me quedé anonadado. Vi a mi Madre de espaldas ante su armario y me quedé impresionado, enseguida tuve un escalofrió al verla. Lucía ese shorts indecoroso que alguna vez fue jeans, muy corto y ceñido, lo que dejaba sus cachetes de su trasero a la exposición, con la tela como si fuera a reventar y por dentro de la raja.

Al mirarse al espejo, se vio como una auténtica puta barata. Se había vestido así por exigencias subconscientes de ese pervertido viejo, que la estaba transformando en una ramera.


Se soltó el cabello y cambio las cómodas sandalias para andar por la casa por unos zapatos de tacón aguja que ni a juego con el atuendo. La vi ponerse de puntillas para tomar una blusa y los shorts se le incrustaron más entre las nalgas, dejando a la vista sus cachetes comprimidos como si quieran romper la tela. ¡Joder, tenía la tela al límite.

Después se agachó para ajustar sus tacones, entonces las nalgas se le abrieron, dejándome ver parte de la tela bien retacada y parte de las bragas y el esfínter a la vista. Le vi las braguitas blancas remetidas en la raja y los labios del chocho escapando por los laterales de la tela. Sin querer me tuve que tocar para contener el morbo.

Al erguirse, tuvo que bajarse los laterales del shorts porque se le había enterrado demasiado. Entonces dio media vuelta y me vio allí plantado. Llevaba una blusa anudada a la cintura y con el escote redondo y flojo que mostraba la puntilla de sus pezones al no llevar brasier y el canal de sus grandes pechos, blandos y blancos le botaban con cada movimiento.

- Buenos días, mi amor, ¿qué estás haciendo?

- ¿P-porque te vistes así Mamá? estás, estás..

- Es que don Paulino me obligo a ponerme cómoda, ya le conocerás, me obliga a andar así, pero bueno.. Vamos.

- ¿Así?.. Mamá tu no sueles ser así.

- No empecemos Pedrito. Es parte del tratamiento.

Se dirigió hacia el pasillo que conducía a las escaleras pasándome por un lado. Mamá caminaba delante, meneando su culo sensualmente por los tacones, llegando a verse como la tela se meneaba enterrada por el efecto de sus carnosos cachetes.

Antes que llegara a la cocina me volví a escabullir detrás del muro para ver la reacción del renco al verla vestida esa forma, presentándose frente a él con esos shorts tijereados, sin sostén, algo ruborizada. El viejo se puso de pie nomás al verla y ella olvidó por completo que yo andaba por ahí y podría verles.

- Qué buena estás, ahora sí que pareces una puta de verdad.

- Es que a este paso voy a parecer una puta de verdad.- se dio una vuelta para mostrarle, ofreciéndole las rotundas curvas traseras de su cuerpo.- No se Don, me da vergüenza, ¿eh? Yo no soy así y tú.. usted..

- ¿No quieres ser curada?

- Qué morbo, usted y yo así.

El viejo actuaba con total confianza, como si estuviera en su casa. Mamá aguardaba de pie ante él, como una sumisa, con los pechos dibujos tras las transparencias de la fina tela, viéndolo como si esperara algo. Este se acomodó en la silla abriendo sus robustas y cortas piernas, andaba en unos viejos shorts que usaba de pijamas, con una playera desgastada y sus pectorales salpicados de vello, sólo el verlo en ese estado frente a Mamá me daba asco.

- ¿Me das unos masajitos en los pies, pequeña? Anda, ponte de rodillas y atiende a tu macho.

- Le gusta emputecerme, ¿verdad?

- Me encanta. Anda, relájate y me das unos besitos en los piecitos como a mí me gusta.

Sin oponerse ahora se arrodilló ante él y se ocupó de quitarle las chancletas y los calcetines, depositando sus pies en el suelo, como si fuera nuevamente su esclava. Después sujetó uno de sus pies y le arrastró hasta colocárselo en una pierna para masajearle. Tenía la verga empinada bajo los viejos shorts y se notaba que el muy cerdo no llevaba calzoncillos.

Poseía unas piernas robustas en sintonía con su cuerpo. El pervertido sujetaba su taza con una mano, con los ojos fijos en ella, observando cómo la hermosa dueña de la casa sucumbía a sus perversiones y cómo de manera apacible acariciaba, masajeaba sus asquerosas patas.

Las sugestiones la forzaban a convertirse en su esclava. Se colocó a cuatro patas entre sus piernas y acercó la cara para empezar a besarle los pies, estampándole besitos muy seguidos, rozando los labios por ellos. La verga la tenía suelta y se la amasaba mientras la veía. El desgraciado se inclinó y le tiró del shorts hasta ensartárselo más en la cola, casi hacia la mitad de la espalda, dejándola con las nalgas aire. Ella le miraba sumisamente al besarle el empeine.

El viejo seguía pendiente de su sumisión y a veces se reacomodaba la verga para hacérsela notar, pero volvía a soltarla. Mamá empezó a lamerle los dedos como si lamiera una bola de helado, pasándole la lengua repetidas veces por encima, mojándoselos de saliva poco a poco. El viejo soltó el café y se reclinó relajado, observando cómo se los chupaba, observando su mirada sumisa bajo sus piernas, observando aquel inmenso su culo blanco de nalgas tersas tragándose la tela, observando las tetas colgando hacia abajo como dos campanas bajo la playera, concentrado en las lamidas que recibían sus dedos.

A veces el viejo resoplaba, tratando de contener la notable excitación. Dejó que le lamiera los pies un rato sin llegar a tocarse la verga. Mamá no paró de lamérselos y sobárselos en ningún momento.

- ¿Me preparas el desayuno pequeña?

- ¿El desayuno?- preguntó irguiendo la cabeza-. Pobrecillo, debe tener mucha hambre.

- Ven, levántate y prepárale un buen desayuno a tu viejo. Me pone cachondo ver cómo mi putita me atiende como merezco.

Le ofreció la mano para ayudarla a levantarse y fue Mamá a la heladera para sacar algunas carnes. Ella con su sugerente shorts y él con los suyos todos percudidos, con la verga empinada y los dedos de los pies ensalivados


Mamá estuvo preparándole el desayuno contoneando su trasero a medida que se movía en la cocina. El renco la observaba a la corta distancia. Ella se acercó un baño de patatas para pelarlas, para luego hacerle la comida. Enseguida vi como el desgraciado se encendió un cigarrillo reclinado sobre el respaldo de la silla, si Mamá fuera la de antes seguro que lo sacaría a insultos de la casa por estar echando humo a dentro.

Enseguida vi como el muy cabrón dejaba caer su taza de café en el suelo simulando un descuido. Mamá volteo asustada, pero el viejo le dijo dónde debía limpiar, justo enfrente de él, el charco de café que había dejado entre sus piernas.

Vio cómo irremediablemente mi Madre se arrodillaba encima de un trapo para ponerse a cuatro patas y comenzar a refregar las baldosas. Tenía el shorts tan ceñido al cuerpo que se le subió más por las nalgas enterrándosele más en la raja, incluso las bragas se podían notar entre la tela del shorts y la raja al estar doblada. Unas braguitas tan pequeñas y ajustadas que tendían a meterse por la vagina.

El pervertido tenía para sus ojos aquel trasero ancho y grande, de nalgas blandas y carnosas, con parte de las bragas y los shorts metidas por la raja, con las marcas rosas en la piel de lo ajustada que le quedaban aquellas prendas y las finas tiras laterales de sus bragas muy tensadas.

Aunque disimuladamente Mamá trató de sacarse el shorts, por la posición del cuerpo la tira de aquel obsceno shorts no cedía. Sabía que el muy cerdo se estaba aprovechando, pero continuó fregando el suelo, viendo su reflejo en el refrigerador metálico, aunque sólo le veía de cintura para abajo al estar arrodillada en el suelo.

El viejo desgraciado se mordió el labio inferior y yo vi cómo se bajaba la delantera de sus desgastados y viejos shorts y se metía la mano dentro. ¡Maldito hijo de puta. Mis ojos casi se salen de mis órbitas cuando vi cómo se sacaba su verga gorda y tiesa para comenzar a machacársela despacio, con la vista clavada en el culo de mi Madre, un trasero carnoso y blanco que se meneaba al ritmo de los movimientos de los brazos en las baldosas.

Dada su asquerosa barriga, se la pelaba hacía delante, mordiéndose el labio y respirando por la boca, casi acezando como un perro. A mí me temblaba la barbilla ante los azotes de la impotencia. Al muy cerdo le escurrían gotas de sudor por las sienes dado el esfuerzo al estarse masturbando la verga.

Podía distinguir desde mi posición los pelos de ese cerdo entre las piernas, escapando de entre su mano. Las nalgas de Mamá le vibraban y la parte trasera de los shorts ya se habían convertido en una tira metida completamente por el culo. Mamá veía su figura borrosa reflejada en las portezuelas del refrigerador.

Cuando Mamá por fin pudo limpiar el café del suelo, este se guardó la verga y se subió el shorts para darle al cigarrillo unas caladas y poder así relajarse. Mamá terminó de fregar el suelo, se irguió quedando arrodillada y se sacó un poco el shorts antes de levantarse y volverse hacia su amo. El pervertido la observó. De tanto moverse, la aureola de uno de sus pechos le asomaba por el escote. Tenía los pechos excesivamente dibujos contra la tela.

La verga del viejo no perdía la erección. Mamá se fijó en su bulto, visible claramente debajo de aquella barriga, con la mano con la que estuvo masturbándose manchada de fluidos cristalinos.

- Tienes que apurarte, pequeña.

- Sí.- respondió Mamá sofocada por la morbosa excitación.

- Tienes que ser capaz de calmarte a pesar de todo.

- ¿Cómo?- preguntó tragándose un trozo de manzana, relamiéndose los labios y nerviosa por la ardiente situación que le provocaba ese cerdo.

- Ven.

Agarró a ella de la mano y la colocó hacía el frente mientras ella picaba algunas frutas. La tomó por la cintura apretujándose a su espalda mientras ella intentaba hacer el desayuno.

- ¿Q-qué va a hacer?

- Quieres seguir relajándote, quieres sentirte cómoda, necesitas dominar esos impulsos que te atacan desde adentro.

- Necesito sacar esos impulsos.

Mamá cerró los ojos acompañando con sus manitas las manos del viejo al sobarle las tetas, echando el trasero hacia atrás para sentirle, ladeando la cara para que la besaran por la mejilla.

- ¡Don Paulino.. t-tuve otro horrible sueño..

- Y tendrás más si no haces caso a lo que te digo,- le dijo baboseando por su cuello.

- Pero es que.. déjeme que le cuente, mí ..

Le metió las manos por dentro de la blusa para amasarle los senos plenamente. Ella meneaba la cadera para rozarse contra su bulto. Las manos del viejo pasaron a los costados para adentrase por su cintura, después se deslizaron hasta meterse una por delante dentro de los shorts. Mamá dejó todo al sentir cómo le escarbaba.

- Debes vestirte como una ramera, solo así te curaras.

Le introdujo los dedos a la vez tirándole del chocho hacia arriba, con la tela de los shorts tensadas por los nudillos de las manos. Mamá se retorcía de placer. El viejo desesperado la besuqueaba por todos lados, hurgándole el chocho con sus dedos. Comenzó a chorrear flujos, provocando que los dedos resbalaran más adentro.

- ¡Ah, Don, pero es que yo.. ¡Ah.. Ah..

- Ya nada importa pequeña, ya tienes todo lo que deseas. Estas totalmente relajada, sin preocupaciones, sin miedos. Ya no necesitas pensar, eso corresponde a la antigua Mónica, solo necesitas dejarte llevar por mi voz. Eso es lo que te hace feliz, es lo que deseas.

- Es lo que deseo.

- Estas completamente entregada pequeña.

- Estoy completamente entregada.

- Buena chica. Ahora pequeña, necesito que me prepares el desayuno mientras te toco, mientras te manoseo como una puta mientras la gran Señora de la casa le prepara la comida para su macho. Recuerda que todo esto lo hago por ti, para sacarte lo zorra que has sido. No dejes de mirar hacia delante mientras lo haces.

Le jodía el chocho con los dedos dentro mientras ella apretaba el culo contra el bulto para sentirle la dureza. El cerdo hundía la cara en su cabello sin dejar de penetrarla con sus gordos dedos, rozándose por el carnoso trasero como un perro caliente contra la pierna.

Mamá apoyó la cabeza sobre su hombro dejándose avasallar. Le sobó los pechos a placer, con la blusa maltrecha y un seno al aire. Cualquiera que hubiese entrado en la cocina en ese momento se hubiera quedado en shock de ver aquella exuberante rubia de pie frente a la encimera intentando hacer el desayuno y un viejo asqueroso repegado detrás de ella punteándola descaradamente. Le hubiera parecido una escena de morbo monumental.

Al viejo parecía no importarle nada y ella, bueno la hermosa dueña de esta casa simplemente estaba allí para ser objeto de él. Pensé en un momento de lucidez en detener todo aquello, era un arrebato propio de las sugestiones implantadas, pues jamás en sus cinco sentidos hubiese tenido tremendo acercamiento alguno con un viejo como ese que podría pasar por mi abuelo.

Pero todo se desvaneció cuando este se agachó frente aquellos obscenos shorts cacheteros que Mamá llevaba implantados, y le besó en los glúteos. Noté como sus piernas cedían ante la sensación morbosa de aquellos labios en su trasero y se separaban algo. Un escalofrío recorrió mi cuerpo e impactó en mi estómago. Y no solo a mí al ver tal situación, a mi Mamá un vértigo sin precedentes se adueñó de sí. Ya que el shorts no fue obstáculo para ese cerdo, pues con su mano lo separó hacia un lado y dejo ante su vista placentera la totalidad de su raja rosada adornada con su tierno ojete en medio de aquel culazo.

Inmediatamente su lengua descendió hasta allí y comenzó furtivamente a proporcionarle placer, a la vez que ella separaba sus piernas más. Mamá echaba ligeramente la cabeza hacia atrás y cerraba los ojos mientras intentaba cortar algunas frutas. Me daban ganas de aparecer, pero sabía que ese pervertido era justo lo que quería, se regocijaba con mi angustia, además que le valdría si el hijo de aquella flamante hembra lo viera comiéndole la cola a su querida Madre.

Antes, miré el reloj de la cocina, marcaba las 9:25 de la mañana. Un ruido leve y un escalofrío de mi Madre me indicaron que el cerdo acababa de romperle la braga.

Ahora su lengua iba y venía con total libertad entre medio de aquellos carnosos glúteos. Mamá abrió su boca para poder respirar más, ante la insistencia del placer que le estaba proporcionando ese cerdo con su lengua. Una mano apareció hacía atrás y tomó su cabeza entre sus dedos, enredándolos en sus cabellos, presionándolo hacía más adentro.

Este se levantó y la miró, siempre sonriendo, y se acercó a la puerta de la cocina y yo corrí. Echó una mirada hacía la sala y hacía las escaleras y volvió al lugar que acababa de abandonar. Una vez que observé que ya no vendría me volví asomar, solo para ver cómo le bajaba los shorts hasta las rodillas y la dejaba desnuda desde el ombligo para abajo. Y volvió a lamerle una vez más. Su lengua se hundía en aquella rosada grieta con precisión.

Con la punta me daba golpecitos en el culo mientras causaba en ella un sin fin de sensaciones. Cuando el creyó que ya había conseguido excitarla por completo se incorporó y se bajó los shorts, dejando asomar una verga dura y tiesa que sobresalía de la curvatura de su estómago como una salchicha.

- ¡Qué caliente me ponen tus nalgotas, puta.

Tras los intensos meneos, con el chocho de mi Madre muy mojado, el viejo retiró las manos y se separó un poco. La agarró de la mano y tiró de ella conduciéndola hasta la silla que estaba tras la mesa.

- ¡Ven, quiero que me la chupes..

- ¿D-don?- pero al verlo a los ojos.- L-lo que usted quiera.- la calentura la abrazaba.

- Bájate las bragas, quiero que me la chupes con las bragas bajadas.

- Sí.

Mientras el desgraciado se acomodaba y se sobaba la verga, Mamá ya sudorosa y con un semblante de excitación se deslizó las braguitas hasta mostrar su precioso trasero blanco. Se las dejó enrolladas en las rodillas. Miró por encima, esperando a que ese le diera la orden de continuar, le permitiera agarrar su verga dura con los güeros gordos. El cerdo la esperaba con su verga rojiza, ya muy tiesa e hinchada.

Separó las piernas y mi Madre se lanzó a mamársela como una desquiciada. Se la sujetó por la base para mantenerla empinada, y empezó a bajar y subir la cabeza, deslizando los labios desde el capullo hasta el vello, a un ritmo constante, sin descanso


Y yo sin poderme mover ni decir nada de nada, veía a Mamá agachada en cuclillas con los shorts en los tobillos y las bragas tensadas en sus muslos para poder meterse aquel miembro vigoroso en la boca. Allí, en tal postura, lo mamó con deseo y rabia. Llena de excitación, lamia sus testículos, paseaba su lengua de abajo hacia arriba con lentitud, para una vez llegado al glande, absorberlo y envolverlo entre sus labios.

Utilizaba la mano izquierda para acariciarle el muslo de la pierna. Se mantenía erguida, con los pechos colgando libres por fuera de la blusa, meneando el trasero al mamar. El viejo se relajó plantándole ambas manos en la melena para evitar que levantara la cabeza de la verga. Mi Madre no descansaba, mamaba como una perrita, comiéndose la verga hasta notarla en la garganta.

En ocasiones la sujetaba de la nuca y con su otra mano se agarraba de la base con todo y güeros, provocándole que se la incrustara toda. Mamá hacía esfuerzos sobrehumanos para no ahogarse, esforzándose en abrir la garganta hasta que esté la soltara. Pronto el viejo comenzó a contraerse y a gemir. Mamá aceleró la mamada.

- ¿Quieres que te joda como una cerda en tu cocina?

- Aquí, ¿me lo va hacer aquí?

- Sí, ven trépate.

- Sí.

- Ven, échate encima de mí, putita, y ábrete las nalgas. Te va a gustar, ¡Je je je..

Acto seguido, se volvió hacia el viejo y arqueó las piernas para poder sentarse encima de él. El pervertido se colocó la verga en vertical y cuando la punta rozó el chocho, Mamá se dejó caer, clavándosela entera, aplastándole los güeros con las nalgas, asentándose sobre los muslos de ese viejo lisiado.

Sus duros y erguidos pezones acariciaban los pectorales bofos del viejo. Pegó la frente a la de este, expulsándose mutuamente los alientos, y enganchó las manos tras su cabeza.

- ¡Jódame Donn,- dijo meneándose con la verga encada,- ¡Jódame, necesito que me joda.

- ¡Claro que si pendeja.

El viejo la agarró por el culo y comenzó a joderla, subiéndola y bajándola, deslizando el chocho a lo largo de su verga. Mamá se puso a gemir enseguida contra el rostro de su terapista, sintiendo cómo la perforaba, cómo la verga avanzaba en su interior a cada sentón que le asestaba. Este le tenía los dedos clavados en las nalgas para moverle el culo, para elevarlo y bajarlo, para joderle duro el chocho como una puta.

Las tetas saltaban alocadas fuera sobre sus bofos pectorales. A veces trataba de lamerlas y a veces atrapaba un pezón con los labios. Mi Madre gemía como una perra en celo, cabeceando y gimiendo sin pausa, saltando sobre la verga de ese sucio vejestorio sin importarle ni acordarse de que yo ya me había levantado.

El muy cabrón a veces le soltaba palmadas en el culo, nalgadas que le dejaban señaladas en su piel tan blanca. El viejo notaba el roce de los pelillos del chocho por su bajo vientre y la jugosidad con la que se hundía su verga. Aceleró los meneos al culo de su puta, acompañándola en los gemidos, hasta que se detuvo apretándole fuerte el culo con las manos, con la verga hundida hasta el fondo, notando cómo llegaba al límite.

Mamá le abrazó y buscó sus labios para besarle, aplanando las tetas contra él.

- ¡Qué bien, Donn. ¡Ohhhh.. Es fabuloso.

- Me ha encanta joderte, puta.. me encanta como me aprietas la verga, y tus nalgotas ¡Mhmm..

Se quedaron pegados unos segundos, ella con la blusa levantada en la cintura, dejando expuesto su trasero. Sus nalgas blancas abiertas al máximo, casi deformando su esfínter hacia los costados por lo duro que las agarraba. Este colocó un dedo en el ano y lo presionó, Mamá no pudo evitar abrir la boca al máximo cuando el dedo se le enterró hasta el nudillo.

Mamá miraba hacia el techo, percibiendo cómo le perforaban en el ano abriéndole la raja. Le aplicó saliva en el esfínter, untándosela con la yema del dedo índice, con el fin de lubricarlo más. Le pegó la punta del dedo medio y nuevamente fue empujando despacio, dilatándoselo, hundiéndoselo lentamente. Mamá empuñó las manos envuelta en muecas de dolor, emitiendo débiles quejidos ante el doloroso ensanchamiento, percibiendo el roce de aquel grueso dedo en sus entrañas.

Cuando notó los nudillos de aquella mano pegados a la raja del culo, comenzó a joderla con lentitud, extrayendo media verga y hundiéndola de golpe, a ritmos constantes, jódiendole el culo y el chocho mientras la subía y bajaba. Ambos se miraban a los ojos y ella trataba de sonreír, aunque el dolor se lo impedía.

Mamá gemía levemente cuando se la hundía. Sus tetas se movían como flanes ya fuera de la blusa, una de ellas con el pezón rojo cuando se lo atrapaba con los dientes. A veces le tocaba el chocho con ambos pulgares, hurgándole. Le mantenía las piernas en alto, con la verga hasta el fondo y el dedo enterrado en el ano.

- ¿Duele, putita?

- ¡Ay, sí, pero ya menos… ¡Ohhh… Ohhh…

- ¿Quieres tu lechita guarra?

- ¡Aahh.. sí.

Le fue sacando la verga despacio y después le tendió los brazos para ayudarla a incorporarse.

- Ven, baja.- la ayudó a bajar de la silla.- Agáchate. Esto será tu desayuno.

Mamá se acuclilló como antes, con un dolor inquietante ante el improvisado ensanchamiento. Le sonrió a su amante y frunció el entrecejo al palparse el orto. El asqueroso tomó de la mesa un pan tostado. Emitió un jadeo seco y se apretó la cabeza hacia abajo con la verga apuntando al pan. Mamá se mantuvo inmóvil, con el pan y el capullo frente a su rostro, y enseguida observó el derramamiento de leche, un derramamiento a chorros que fue llenando la superficie del pan tostado.

Escupió gran cantidad de gotas dispersas sobre el trozo y le brotaron unas babas blanquinosas que gotearon hacía el suelo. Mamá se acariciaba el chocho con ambas manos mientras le vertían la leche sobre su desayuno.

- ¿Que está pasando conmigo Don Paulino?,- le dijo levantándose y sin dejar de observar el pan con la dicha crema.

El asqueroso se acercó y le pasó la mano por el cabello. Ella tenía las manos llenas de su propio fluido que le escurría del chocho, pero le rodeó con sus brazos, aplastando sus tetas contra su torso obeso.

- Cómo me pone, Don Paulino, qué está haciendo conmigo


El viejo cogió el trozo de pan y se lo metió a la boca. Ella lo masticó con gusto, demostrándole que estaba dispuesta a todo, percibiendo el fuerte sabor a leche que le brindó la rociada de esperma.

- ¿Te gusta? ¿Está rico?- le preguntó ofreciéndole otro trozo, trozo que ella aceptó sin repugnancia.

Varios grumos de semen le colgaban del pan y tenía la lengua blanca. Trató de tragarse lo que pudo y se pasó el dorso de la mano por la boca. Después dio unos pasos hacia atrás, se disponía a vestirse.

- Don Paulino, nos calentamos.. no sé qué me pasa, ayúdeme por favor, lo necesito.- le dijo pasándose una servilleta por el chocho para después subirse las bragas y retacarse los shorts entre los glúteos.

- Lo sé, pequeña, no te preocupes, yo te curare, ¡Je je je..

El viejo la miró mientras ella terminaba de colocarse la melena. Era una hembra despampanante y acababa de realizar todos sus bajas perversiones, como si fuera su esclava. Ella pensaba que únicamente estaba en terapia, ignoraba que su hijo siempre lo observaba todo, sus intimidades y que ese viejo que creía que la curaba se aprovechaba a su costa, que incluso le había dado de tragar su leche. Ignoraba la lujuria que se cocía entre las paredes de su hermosa casa.

- Vamos a comer, Don Paulino. Por suerte mi hijo no nos ha visto.

- Sí, pequeña, vamos a comer.. Aunque tú ya has tomado tu aperitivo, ¿verdad? ¡Je je..

- Voy a llamar a Pedrito, no vaya a ser que tengamos otra de mis recaídas.

Los trozos de pan quedaron esparcidos por la mesa, desprendía un fuerte olor a esperma.

- Llámalo,- le ordenó él.

El desgraciado con sus perversiones no tenían fin, reclinado en la silla con la verga floja, y separó las piernas, encendiéndose un cigarrillo y observando los atuendos de la hermosa dueña de la casa.

- Eres una puta muy guapa.

- Gracias,- le dijo entregándole un plato con lo poco que había alcanzado a preparar.- Pobre de mi hijo, si supiera lo mal que estoy.

- ¿Sabes qué me apetece?- le preguntó el desgraciado.

- Me dan miedo sus apetencias. ¿Qué le apetece?

- Espera, date vuelta.

- ¿Qué va a hacer Don?

Mamá se tendió boca abajo en la mesa, aplastándose las tetas, con la cabeza levantada y las piernas separadas, con las palmas de las manos en la superficie. Notó un tirón del shorts hacia arriba para descubrirle el culo.

- Ábrete las nalgas.- Echó los brazos hacia atrás y se abrió la raja-. Así, así, Putita…

Mamá se mantuvo el culo abierto mirando hacia él, en una postura incómoda que hacía que toda la prenda se le retacara en la cola. El viejo le cerró el culo plantándole las manos en las nalgas para asegurarse de que los shorts le quedaran enterrados.

- Ya puedes levantarte. Quiero que andes así, con todo el culo mostrando para que tu hijo vea que estas mal.

- ¿P-pero porque?, cómo es Don Paulino.

- Así se dará cuenta de que necesitas tratamiento.

Se levantó de la mesa y vio que los shorts los traía bien subidos, que si yo la veía por detrás le vería las tremendas nalgas casi desnudas. Se ganó dos cachetes en el culo y se despidieron momentáneamente con unos besos en la boca.

Antes de que Mamá apareciera, subí de prisa a mi habitación como si no supiera nada de lo acontecido unos instantes en la cocina. Mamá me empezó a llamar para que bajara a desayunar. Sabía que ese desgraciado se mofaría de la situación en la que tenía envuelto a mi Madre, de impotencia a no poder hacer nada, del alto dominio que tenía sobre ella


A los 5 minutos ya estábamos los tres sentados en la mesa, Mamá se había sentado por vergüenza, para que yo no observara sus fachas en las que ese cerdo le había inducido. Aun distinguía minúsculas partículas de pan regadas por la mesa. Del asco solo me serví un cereal de muy malas ganas por lo vivido recientemente, y cuando mi mirada se encontraba con la de ese cerdo era solamente de odio, el viejo por su parte solo me miraba masticando algunas frutas y sonriéndose burlonamente.

- Debes comer Pedrito.. mira que estas en desarrollo, casi no comes nada,- me hablaba la cariñosa de mi Madre, después de haberse estado besando y revolcándose con ese cerdo en este mismo sitio solo hacían minutos.

- Así es muchacho, ¡Je je je je.. debes de alimentarte bien, comer pan como tu Madre, no es así pequeña..?,- le preguntaba el viejo a Mamá de la forma más aborrecida imaginable.

- Mi partido..!!, con permiso pero me llevo mi plato al salón, que es la hora de que juegue mi equipo,- dije una vez que me puse de pie y me fui a sentar a una de los sillones dándoles la espalda.

El viejo rápidamente se cambió de silla para quedar al lado de mi Madre, ella por su parte pensaba que quizás este también pensaba en ver el partido.

- Sabes Mónica, hoy estuve hablando con mi Compadre.. tengo semanas que no le veo, que necesita que le preste un dinerito así que te voy a pedir un préstamo para ayudarlo.- le dijo el cerdo a mi Madre a la misma vez que miraba hacía donde yo estaba y ponía una de sus pesadas manazas justo al medio de unos de sus muslos.

La suavidad y firmeza al estar embutido en los carnosos muslos era sin igual según sintió el viejo en aquellos momentos.

- ¿S-su Compadre?, pero él le pagará?,- le preguntaba Mamá sin quitar su mirada de donde yo estaba, rápidamente metió una de sus delicadas manos por debajo de la mesa con la intención de sacarle la mano a ese cerdo de sus muslos, pero está prácticamente se la tenía incrustada.

- Claro que me lo pagará, incluso hoy mismo quiero que me acompañes a verle, ¡Je je je..- contestó el fastidioso hombre mientras ahora y sobre la misma le agarraba la mano a mi Madre y la ponía sobre su verga.

Mamá se le quedó mirando espantada, y por más que tironeo su mano para sacarla de la entrepierna del viejo este no permitió que la retirara e incluso el mismo la fue guiando para que le comenzara a sobar el bulto.

- N-no lo sé Don, hoy pensaba salir aun salón, a arreglarme este cabello que lo tengo muy descuidado, además muchos disque amigos adquieren compromisos económicos y después no les gusta pagar,- Mamá esperaba impacientemente que este sacara su mano antes de que yo me diera cuenta de su abuso.

- ¡Jejeje.. tienes toda la razón pu.. pequeña.. mi Compadre es un desgraciado, un abusivo, pero ahora quiero verle para restregarle en la cara lo mucho que he mejorado, se quedará babeando cuando me vea llegar con una preciosura como tú. Pero también entiende que es mi Compadre y me necesita, por muy cabrón que ha sido no puedo desampararlo, sé que después se esforzara en pagar su deuda,- le contestaba el viejo a mi Madre mirando hacía los celestes ojos de mi espantada Madre haciendo el mismo que lo masturbara a las espaldas de su hijo.

Mamá comprendió que no le quedaba más remedio que pajear de nuevo al cerdo todo lo que él quisiera. La hermosa dueña de la casa estaba totalmente angustiada por lo peligroso de la situación, así que mientras tanteaba y apretujaba la verga según este le marcaba con su mano por sobre la de ella, solo se daba a mirar en sentido contrario de donde estaba el caliente viejo, cerraba sus ojos y tragaba saliva en clara señal de sentir vergüenza de lo que estaba haciendo frente a su hijo, mientras yo desde un punto no visible para ellos veía el reflejo frente de mí y todo lo que pasaba en la mesa, además intentaba simular que estaba completamente concentrado en el juego de balón.

Mamá se la sentía de nuevo dura como una roca, se preguntaba como este viejo sesentón tenía tanto vigor, que en qué momento se aburriría y la dejaría tranquila, en tanto yo angustiado y con unas ganas enormes de gritarle que la dejara intentaba a su vez apoyar a mi equipo que iba abajo en el marcador 2-1.

Fue en eso en que la escandalizada Madre vio cómo su terapeuta mental con su otra mano libre comenzaba a bajarse la delantera de los viejos shorts para luego de eso sacar su verga al aire y volver a posar su tibia y suave manita sobre su virilidad.

Mi Madre miraba con sus ojos bien abiertos hacia el sillón de donde estaba yo para luego mirar a su bestial mentor haciéndole señas de negación con su cabeza, pero el viejo simplemente se sonreía dirigiéndole su manita en una rápida chaqueta por debajo de la mesa.

- ¿Cuánto falta para que termine tu juego muchacho?

- ...- me quedé en shock al escuchar que a mí se dirigía.- c-como unos 25 minutos por lo menos. Pero no me interrumpa que estamos perdiendo.- le respondí molesto.

- Ah, vaya.. yo le voy al cruz azul, a mi maquina cementera.- me contestó el viejo como si a mí me importara, a su vez haciéndole señas a mi Madre para que siguiera masturbándolo tal como estaban.

Pero bastó solo un minuto para que al viejo se le ocurriera otra de sus desagradables ideas. Mamá con espanto sintió que el desgraciado la tomaba con fuerza desde el cuello y la fue empujando hacia sus piernas, entre señales de negación y muecas de horror intentaba no tener que hacer lo que ya adivinaba que era lo que ahora le tocaba realizar, hasta que sintió en su cara todos los sudoroso y enmarañados pelos de sus bajos junto con aquellos mismos fluidos que ella había soltado desde su recinto en el momento mismo en que lo estuvo trepando supo que no le quedaba más opción, además que ahora el vejete sujetándola firmemente desde su cabeza con la otra mano le apretaba sus quijadas para que ella abriera su boca.

Ese fue el momento en que ya no teniendo más resignación y para no armar algún ruido en que tuviera que alertarme, nada más abrió su boquita para tragarse lo que más pudo la verga de ese desgraciado. La situación en el comedor de mi propia casa volvía a convertirse en lo más perversa. Mamá se encontraba ya en otra situación por demás comprometida para su mente sugestionada, chupándole forzadamente la verga aun viejo mientras su adorable hijito se dedicaba a ver su partido de soccer de espaldas a ellos


El pervertido quien se encontraba perdido en la lujuria de la situación, solo se daba a contemplar los rubios cabellos de su sugestionada marioneta que subían y bajaban a la altura de su barriga con una de sus manotas puesta en la cabeza de mi Madre marcándole el ritmo de la mamada.

Mamá se mantenía con su cuerpo doblado hacia un lado, dejando a la vista toda la curva de su bien formado trasero embutido en esos shorts bien retacados en el culo, por lo que este con su mano libre se daba a sobajearle con desesperación toda la raja y la carnosidad de aquellos rosados cachetes, a la misma vez que se mantenía atento a cualquier movimiento que pudiera yo hacer desde el salón.

Mi Madre por su parte, si bien en un principio quedó totalmente choqueada al verse a ella misma chupándole la verga a un viejo a unos escasos metros en donde su pequeño hijo veía su partido, pensaba en lo degenerado que era todo aquello, y sus hormonas, la sugestión y lo prohibido del momento poco a poco fueron animándola a ser cómplice de la situación, aunque se lamentaba muy adentro de subconsciente de la canallada en que estaba siendo sometida, no se dio ni cuenta en qué momento ya ella se encontraba ahí doblada en su comedor practicándole una felación a su pervertido terapeuta, ya reconocía que toda aquella perversidad le estaba comenzando a gustar, la sensación de peligro mezclada con la calentura que estaba sintiendo la tenían delirando de lujuria.

Cansado de esta situación, y por demás molesto por las dos partes (por el partido y la bajeza de ese desgraciado) En un momento en que se celebraba una falta me puse de pie para dejar mi plato de cereal el cual por la asquerosidad que estaba sucediendo hasta el apetito había perdido, el viejo rápidamente desclavo de la cabeza a Mamá, la levantó dejándola sentada tal como había estado solo hace unos momentos mientras el tapaba su erección con su playera vieja.

- Pronto vamos a empatar..- me lamentaba mientras iba a dejar el plato a la cocina.

Al pasar por al frente de la mesa vi que el desgraciado veía sonriendo el televisor y que mi confundida y excitada Madre se estaba limpiando la boca con una servilleta. De reojo pude ver el brillo de sus abundantes babas mezcladas con el semen de ese animal que corría por la comisura de sus rosados labios.

Una vez en que dejé el plato y le echaba al viejo una mirada retadora nuevamente estuve sentado frente al televisor para terminar el partido, Mamá no decía nada, y cuando el viejo vio que les daba la espalda para seguir viendo el juego sin pensársela volvió a tomarla desde su nuca para hacerle que le mamara la verga de la misma forma en que lo había estado haciendo antes que fueran interrumpidos por mí, otra vez mi Madre se había resistido como al principio, pero el viejo con otras palabras al oído y viendo hacía sus piernas esta vez no fue tan convincente en su negación, y que ahora no tuvo que hacer que abriera sus labios sino que fue ella misma que al llegar a la altura de sus bajos se la metió entera en la boca como si verdaderamente lo deseara, para comenzar a succionársela casi al instante.

El muy cabrón mientras disfrutaba del morboso momento en que mi Madre le estaba mamando la verga con más ganas y en el que él nuevamente la estaba manoseando a su antojo, y que la doblegada Madre en el momento en que yo me dirigí a la cocina perfectamente se pudo haber levantado de la mesa y haberse retirado, pero al contrario a ello la muy caliente se había quedado a esperar a que su hijo volviera a sentarse frente a la TV, ese era el significado del alto dominio que ya tenía sobre ella ese maldito.

- Pero que delicioso.. partido, ¡Je je je..- de repente dijo.

Yo no me atreví a voltear, y más cuando me di cuenta que mi Madre ponía especial cuidado en no hacer sonidos escandalosos con su boca en la verga del viejo, incluso había momentos en que ella se la sacaba de entre sus labios e instintivamente levantaba la cabeza para ver también el partido, pero pronto volvía a bajarla y le pasaba la lengua desde la base hasta la cabeza para quedarse mirándola por algunos segundos y sorprendiéndose a ella misma para estamparle un desquiciante beso en el glande para luego volver a metérsela en la boca y seguir mamando.

- ¿Cuánto queda muchacho?.. para acabar, ¡Je je je..- me pregunta desde la mesa y en su mórbido doble sentido.

- D-dos minutos, más lo que agreguen.- respondí pero sin voltear a verle porque ya sabía de su pervertido juego.

Fue cuando el viejo supo que tenía que terminar ya que en muy pocos momentos yo volvería con ellos a la mesa, o a la cocina, o adonde fuera. La cosa era que tenía que dejar eso, pero cuando ella quiso levantar su cabeza para enderezarse sintió que el viejo aun la sujetaba firmemente desde sus cabellos manteniéndole la verga incrustada en su garganta.

Mamá ahora nuevamente volvía a la realidad, el comentarista decía a cada instantes los minutos faltantes para silbatazo final pero el viejo ahora estaba prácticamente moviendo la pelvis jódiendole descaradamente la boca y sus labios, y en el momento en que ya decían que habían pasado los noventa minutos y que agregarían un par de minutos.. sintió como su boca era llenada por espesas cantidades de semen caliente y grumoso que el muy cerdo estaba eyaculando.

Una vez que el viejo dejó de hacer presión en sus rubios cabellos, Mamá se enderezó rápidamente para volver a quedar sentada en la mesa con sus labios bien pegados uno al otro para que no se filtrara nada de su caliente desayuno que guardaba entre ellos. Su cerrada boquita estaba anegada del licuado viril por dentro mientras que yo ya estaba de pie con el control en la mano mientras observaba y casi brincaba de la alegría por haber marcado un penal en el último minuto.

- Pobrecito muchacho, sufre mucho con su equipo como cuando yo veo el mío, pero no queda de otra que tragar.. el coraje para disfrutar las delicias de la victoria.- decía el viejo quien ahora ya estaba de pie acomodándose la vieja playera a un lado de Mamá,- No es así Sra Mónica?,- le consulto a mi Madre mirándola y esperando su respuesta.

El viejo pervertido quien disimuladamente se había guardado la verga estaba eufórico por la situación y no quitaba la mirada del bello rostro de la abnegada Madre que él se acababa de joder por la boca, y que le había dejado su paladar rebosante de semen. Fue en eso que voltee a verles y vi que mi Madre junto con cerrar sus vellos ojos celestes hizo reaccionar tres veces su garganta.

Fui testigo de frente cuando mi bella Madre se lo estaba tragando todo, y este se sobaba las manos fingiendo estar emocionado por el penal en el último minuto de juego, pero por dentro al haber sido testigo también de cómo mi Madre se acababa de comer todos sus mocos de frente a mí.

- .. si, m-mi hijo..- respondió mientras paladeaba los últimos sabores del nutritivo desayuno.- Mi hijo es muy fan de su equipo,- contestó finalmente intentando parecer lo más natural posible.

Su fresco aliento que comúnmente predominaba en ella ahora era un fuerte hedor a verga y a semen, pero yo con los nervios de punta por el penal no hice nada de indagaciones cuando.. ¡Goooool!!!, mis gunners habían logrado empatar.

- Creo que me iré a lavar los dientes.. permiso,- se excusó mi nerviosa Madre poniéndose de pie y sacándose los diminutos shorts de mezclillas que ya le castigaban de la raja.

- ¿Antes porque no le das un besito a tu hijo? El pobre se la paso con el alma en un hijo hasta el último minuto, ¡Je je je..- le dijo el odioso inquilino mirándola con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Un beso? P-pero, acabo de.. desayunar.- respondió Mamá con los ojos cristalinos y las mejillas ardiendo.

Mamá, ya hastiada de la sequedad de su boca, así como del incómodo sabor, se dirigió hacía a mí y me besó en la mejilla para erguirse y limpiarme ahí mismo donde me había besado para no dejar huella del horrible acto que acababa de realizar.

- Ya es tarde, mi amor y no te has quitado la pijama.. anda ve y lávate la cara.

Sólo con el hecho de haber tocado a su propio hijo con sus labios casi al instante de haber estado mamando una verga le provocó un lapsus de resentimiento, Mamá sentía el paladar aun pegajoso, necesito sentarse serenarse y volvió a meditar la idea de acudir a un psicólogo experto en adicciones sexuales. Su lascivo comportamiento era anormal en una Mujer como ella, Madre y con 38 años.

Por mi parte aun olfateaba mi mejilla con un sabor avinagrado, me había besado con el esperma de ese animal, sabido claramente que parte de aquel olor se debía al esperma recién salido de los güeros tras una mamada a mis espaldas.

Luego de retirarme a mi habitación me lave la cara cerca de diez veces, para limpiarse los restos de semen que mi propia Madre me había impregnado con sus labios. Mientras lo hacía, recordaba cada detalle con ese cerdo en la cocina, comiéndose aquel pan, preparado con su singular mermelada o la excitante penetración sobre la silla. Mis emociones ya resultaban enfermizas, ya no me concentraba en nada, no me apetecía ni ver la tele, ni llamar a mis amigos, ni salir a jugar, ni siquiera el teléfono me atraía. Quizás empezaba a excitarme inconscientemente ver a ese cerdo acechándola, tan viejo, tan gordo y tan asqueroso follándola todo el día.

Por su parte, Mamá era consciente de que estaba muy enferma, de su afición al sexo duro y guarro. Se sentía excitada al tenerlo cerca, a su mirada enferma, a sus órdenes perversas, excitada de que ese ser tan viejo y feo la hubiera hecho su puta. Después fue a su recamara a lavarse los dientes, para limpiar de su boca cualquier indicio de su pervertido acto. Fue andando por la casa con aquellos shorts por demás indecentes, con algunas manchitas en la blusa de salpicaduras de espermas. Se miró las piernas. Le resbalaban gotas por la cara interna de los muslos y tuvo que pasarse un clínex para secarse los escurrimientos.

Yo bajé de mi habitación pasadas las doce y media. Bajé al salón y la encontré revisando algunas facturas. Se tapó entre las piernas con los papeles para ocultar las manchas. Quise decirle algo, pero ella se dio la vuelta apartando la cara.

- ¿Qué te pasa, Mamá?.. Por favor, no lo entiendo, cuéntame qué te pasa.

- Voy al baño.

Me dejó con la palabra en la boca. En el baño, se desnudó y se quitó aquellos shorts, se puso una faldita blanca de vuelo, sin nada debajo, y fue al despacho de Papá.

- Mamá..- volví a increparle.

- No me encuentro bien, Pedrito.. Estas facturas no se han cubierto y estoy un poco agobiada.

- Pero Mamá, no hay motivos de que estés así, llévalas al Contador.

- Déjame, por favor, ya se me pasará.

- ¿Quieres que esta noche salgamos al cine, o algún otro lado?..- le propuse.

- No, esta tarde no.. he quedado de visitar a un amigo de Don Paulino.

- ¡Mamá tú no tienes que ir.. menos darle dinero a ese Señor.

Eso fue suficiente para que estallara en ira.

- ¡Mira Pedrito, él me está ayudando.. quizás tú no lo veas así, pero no sabes lo que yo siento por dentro.

- Mamá..

- Ni una palabra más del asunto.. se cuidarme sola y se las cosas que debo hacer y cuáles no.

- Esta bien, como tú quieras Mamá. Sólo quiero que estés bien. Intenta llegar temprano, ¿está bien?

- Voy a acostarme un rato.

Ni siquiera me respondió cuando abandonó el despacho. Se acostó en su cama para fingir que dormía. Le dolían las ingles, las tenía rojas y escocidas por haber llevado aquellos shorts tan ajustados. No le apetecía para nada su vida de lujos, era un robot a la espera de sus órdenes, una puta esperando sus servicios, ella deseaba solo tenerle cerca, saciar sus necesidades mentales.

La había convertido en una esclava. Muy en su inconsciente le apasionaba ser víctima de un viejo perverso, hacer todas las fantasías que se le ocurrían y tragarse con gusto su semen. Tampoco le apetecía hablar con sus amigas, la moda o sus ejercicios. Me oyó entrar a su recamara y cerró los ojos. Le di un beso en la mejilla y luego salí de su habitación. Al rato oyó la puerta del cuarto del jardín. Entonces se levantó, era muy probable de que su viejo terapeuta pronto apareciera. ..


Sobre las dos, estaba ella haciendo haciendo una llamada cuando le vio entrar. Rápidamente colgó y se giró hacia él. Llevaba un vestido blanco de diseñador.

- ¿Qué tal? ¿Aun piensa ir con su amigo?- le preguntó.- ¿A qué hora volvemos?

Se dirigió hacia ella rodeando el sofá.

- ¡Qué carajos haces así vestida? ¿Eh?- dijo enfurecido.

- ¡Chsss, por favor, Don Paulino.

- ¡Quiero verte vestida como una puta..

- ¡Don Paulino, yo no sabía qué..

- ¡Jodida, ramera, ven acá..

- ¡Don, tranquilo..

La agarró fuertemente del brazo, tenía una fuerza poderosa a pesar de sus discapacidades. Bruscamente, la empujó contra el sillón y la forzó a doblarse sobre en él.

- ¡Don, por favor, no se pongas así…- suplicó.

- ¡Vas a saber lo que es bueno, ramera.

Le subió el vestido de diseñador de un tirón y acto seguido las braguitas, la dejó con el culo al aire y sus pantaletas dadas por las rodillas. Y se puso a azotarle el trasero con toda la palma abierta, como si fuera una chiquilla malcriada.

- ¡Jodida perra, cómo vuelva a verte así vestida.

Mamá solo contraía las nalgas en cada azote. Le estuvo azotando con la palma abierta hasta enrojecerme las dos nalgas. Ella aguantó las palmadas con el tórax echado sobre el sofá y el culo en pompa. Yo me alarme, no iba a permitir que un viejo malviviente la golpeara. Pero enseguida paró de azotarle y ella le miró por encima del hombro con señales de querer llorar.

- ¡Eso te pasa por piruja.

Ella se irguió con el vestido en la cintura y se acuclilló en el suelo para subirse las braguitas. Le miró.

- Ve a ponerse algo escandaloso, quiero verte como la puta que deseo.

- E-está bien, voy ahora mismo.

Le había azotado bien y le dolían las nalgas. Mamá estaba obligada por ese pervertido lisiado a convertirse en una vulgar prostituta. Iba a salir a la calle con ropa indecente, prendas extremadamente sexys, como a ese hijo de puta le gustaba verla. Su mentalidad había cambiado por completo, estaba obsesionada por complacerle para calmar su necesidad, por un viejo asqueroso que la dominaba.

Ya ni siquiera intentaba encararle como la mujer de carácter que era. Toda esta situación le causaba reparo y mucho temor a su entorno, pero se sentía plenamente dominada por ese animal. Yo escuchaba todo, veía sus malos tratos, pero no sabía cómo afrontar aquello sin que ella se me echara encima.

Regresó a su recamara y se vistió para él. Le gustaba verla vestida como una putita y así lo haría para complacerle, para visitar sabrá dios a que otro animal.

Se vistió lo más descarado que pudo y lo más sensual de su repertorio juvenil. Un vestido negro, pegado al cuerpo para que resaltara sus rotundas curvas, su espalda quedaba totalmente desnuda y el escote llegaba bastante más debajo de la cintura por lo que se apreciaba perfectamente la ranura que separaba sus nalgas si se agachaba.

El volado muy cortito, por los muslos. Se colocó unas diminutas bragas de seda y unas medias negras brillantes, con bandas de encaje hacia lo más arriba de sus muslos. Se colocó unos zapatos negros de tacón, se engominó el cabello dejando una pompa sobre el copete y se maquilló con tonos fuertes.

El escote en la espalda se le corría hacía abajo y se le veía el inicio de la raja, era tan extremo que en ocasiones dejaba ver las finas tiras de las pantaletas.

- ¿Le gusta, así?..- dijo cuándo le vio entrar de repente en su recamara.

Se dirigió hacia ella y le pasó un brazo por la cintura, acurrucándola contra él, pegándose a su costado. Ella alzó la mano derecha y la plantó en su pecho.

- Te has puesto muy guapa, pequeña. Darás una gran impresión.

- Gracias.

- Todo lo hago es para que estés bien.. te sientas tranquila, ¿entiendes?. Bésame.

Y ella se lanzó a besarle, se empezaron a morrear en la habitación, observé su lengua gorda dentro de la rosada boca de mi Madre, con sus labios pegados. No era la primera vez que les veía besando pero era la primera vez que la había golpeado y ella se comportaba de manera sumisa.

Le comía la boca con desesperación y le acariciaba el culo con toda la mano abierta. Aún tenía las nalgas enrojecidas por los azotes. Mamá le acariciaba por el pecho. Dejaron de besarse, aunque sus labios quedaron rozándose. Seguía pasándole la mano por el culo.

- Eres mi pirujita.

- Sí.

- Sabes, quiero ponerme algo de tu Marido, algo más de categoría.

- Le buscaré algo.

- Pero primero vamos a ducharme, anda.

Le dio una nalgada para que aligerara hacia el baño y caminó detrás de ella, fijándose en cómo meneaba las caderas por los tacones, con el escote en la espalda marcando cada uno de sus músculos femeninos.

En el baño se ocupó de quitarle los pantalones y bajarle los calzoncillos. Después se metió en la tina del baño y ella se encargó de enjabonarle todo el cuerpo, lavarle bien la espalda, el culo granulado, frotándole con la esponja por dentro y la verga, limpiando todo su cuerpo mantecoso. Todo aquello era por demás perturbador para mí, verla vestida de esa forma bañando aun viejo sesentón en el flamante baño de mis Padres.

Luego le estuvo secando y le metió la toalla por entre los dedos de los pies remojados. Y salieron fuera, él desnudo y ella con sus prendas extremadamente sexys. Le sirvió una copa y le rebuscó algunos trajes de Papá para ocasiones especiales. Este se relajó en la cama, subió los pies encima y le pidió que le pusiera los calcetines.

Le estuvo acomodando las calcetas, mientras él la veía, ella arrodillada intentando acomodárselos en sus gruesas patas, hasta que empezó a ponerse caliente, empezó a tocarse.

- Ven aquí conmigo, pequeña.

Se levantó y se sentó a su derecha, pegadito a él sobre la cama. Le pasó un brazo por los hombros y la echó sobre él apoyando su mejilla izquierda sobre su hombro derecho.

- Estas preciosa, que si no fuera porque nos vamos ahorita mismo te jodía.

Sabía que a su macho le gustaba verla así vestidita. Levantó una pierna para que le viera los tacones negros y el canto del vestido, estaba muy bien maquillada con los labios pintados y los ojos. Era un vestido de tela elástica negro, donde se apreciaba toda su figura, atado al cuello y a la espalda ese sugerente escote, medias negras brillantes y un liguero de finas tiras laterales.

Pero al viejo le intereso más las bragas que con una mano se lo levantó por el frente. La parte delantera negra y transparente, por donde se veía su pelvis, las medias y el liguero negro.

- ¿L-le gusta así?- le preguntó exhibiéndose, levantándose y dándose la vuelta para que viera su trasero, con las medias y el liguero.

- Tremenda piruja estás hecha. ¿Cómo tu hijo no se ha dado cuenta de lo puta que eres?- le preguntó mientras se colocaba los calzones.

- Bueno, él no sabe nada de esto, Don.

- Dame otro beso.

- Sí.

Ella se acercó a él y se lanzó a besarle abrazándole sentándose sobre sus piernas. La rodeó por la cintura y le asestó unas palmadas cariñosas en las nalgas.

- Me los subes.- dijo refiriéndose a sus calzoncillos.

Mamá le agarró la verga y con sumo cuidado se la guardo dentro, haciendo que sus guevos danzaran. Él suspiró al sentir el dulce contacto. Mamá giró la cabeza hacia él y este hacía ella, y empezaron a morrearse mientras ella ya se la sacudía. Resoplaban dentro de sus boca.

Se comían la boca con ansia, vertiendo sus jadeos dentro de cada uno. Ella aceleró. El viejo cabeceo hacía el techo, levantando la cadera para apremiar más velocidad. Ella aceleró con más fuerza, con la mejilla sobre su barriga blanda.

- Para, cabrona..

- Sí..

Paró y se la mantuvo sujeta unos segundos mientras trataba de apaciguar la respiración. Se irguio de su cuerpo y le ayudo a subirse los calzoncillos esta ves logrando acomodar su verga erecta dentro.

- ¿A qué hora nos vamos?

- Quiero pedirte un favor, guapetona.. necesito un poco de dinero, ¿entiendes?

- Sí..

- Mi compadre anda mal en su negocio y me pide treinta mil para ayudarle.

- ¡Y-yo no tengo ese dinero a la mano Don.

- No los tienes, pero llegaremos a un cajero de paso. Se alegrara mucho de sacarlo de sus deudas.

- ¿Su negocio es rentable?, hemos tenido muchos gastos y yo de momento no tengo muchos ingresos hasta que no consiga hablar con el Contador.

- ¿Cuánto puedes darme?- le preguntó acariciándole el culo con su mano basta.

- No lo sé, Don..

- ¿Cuánto, pequeña?- insistió arreándole un pequeño azote.

- No lo sé, podría darle la mitad, pero más no. Quiero ayudarle, pero..

- ¿Quieres ayudarme?

- Claro, Don, sabe que sí.

- Dámelos.

- ¡No los tengo, Don, se lo juro, si los tuviera, se los daría.

- ¿Y si firmaras un cheque? Eres dueña de la Empresa más grande, seguro que lo rembolsarías.

- Yo no puedo contar con la Empresa ahorita.. están haciendo muchos cambios.

- Vas a tener que hacerme unos favores a ver si conseguimos el dinero en poco tiempo-. Se miraron a los ojos, no paraba de acariciarle el culo y ella a él su pecho y su barriga.- ¿Quieres hacerme esos favores? Puedes conseguir el dinero. Hazlo por mí, pequeña.- subrayó dándome un beso.

Ella asintió besándole a él.

- Si está en mi mano, claro, Don, claro, quiero ayudarle.

- Eres una mujer muy guapa y hay ricos a los que les gusta divertirse con mujeres tan elegantes como tú, ¿me entiendes, pequeña?.- ella asintió deduciendo lo que pretendía.- Podemos aprovechar que eres tan guapa y tan caliente, ¿comprendes?

- Sí.- le contestó ella algo asustada.

- Sé de zonas donde algunos tipos ricos van en busca de mujeres guapas como tú.

- Pero eso es un poco peligroso, Don.

- Que va, suelen ser gente hecha y derecha que sueltan la pasta con solo ver a una mujer tan despampanante. Te echan un polvo y les sacas todo lo que quieren. Tienen tanto que pagan lo que no está escrito. Probaremos, ¿de acuerdo, guapetona?

Ella volví a sentir como una sumisa.

- No te preocupes, cómprate una peluca para que no te reconozcan, ¿de acuerdo, bonita? Estate preparada para cuando llegue ese momento.- ella asintió.- Trae el traje, tenemos que irnos ya.

Le ayudó a vestirse, se iban a ir de nuevo juntos. La idea me asustaba, pretendía prostituirla para sacar dinero a costa del bello cuerpo de mi Madre, con el tremendo riesgo que todo eso podría conllevar. Iba a sumergirla en otro mundo perverso, en el mundo de la prostitución. Aparte de su cochino amante, se convertía en su proxeneta. Cómo había cambiado todo en sólo unas semanas, estaba atrapada bajo el embrujo de un viejo sin escrúpulos que había sacado de sus entrañas la mujer ardiente y oscura que ella llevaba dentro y no sabía cómo actuar, como salvarla.

Me causaba mucho temor, pero era incapaz de enfrentarle sin que ella se opusiera. Mamá se encontraba plena a satisfacer a su macho, aunque el precio fuera demasiado caro. Con el paso de los días, tenía la sensación de que estaba renunciando a su vida y a su hijo por aquellas sugestiones.

Esta vez ni se despidieron de mí, Mamá quiso ir para avisarme al habitación pero el viejo la empujó hacia la salida tratando de ignorar las preocupaciones de una Madre mientras salían de la casa. Sin duda que Mamá a pesar de ese atuendo tan escandaloso se había hermosísima, pero la opacaba ir al lado de un viejo así. Nunca en su racional vida hubiese atrevido si quiera acercársele y jamás lo haría. Empujó a la sexy dueña de Industrias Tapia dentro de la parte del copiloto de la camioneta y dando la vuelta por el lado del conductor. Abrió la puerta y entró en ella.

Miró hacía el lado a su flamante acompañante. Sus ojos se detuvieron demasiado tiempo en el rostro de mi Madre. De nuevo, ella respondió mirándolo fijamente a los ojos, intentando entender porque lo hacía. Con un gran esfuerzo, apartó la mirada de los ojos del viejo, entonces este arrancó poniendo la camioneta en marcha abandonando la residencia.

Afortunadamente ya tenía la dirección del GPS de la camioneta de Mamá y podría seguirles. Unos minutos más tarde ya estaba en camino. Eligieron ir al lado Este de la ciudad, una zona de clase media baja donde se localizaba la gente obrera de las industrias.


Ya muy alejados de la zona alta en donde para Mamá era prácticamente su mundo, venir para este lugar obvio que llamaría más la atención, su camino algo turbada pues seguían entre aquellas calles corrientes y suburbanas en las que un montón de vagos gritaban improperiosos piropos al ser testigos del espectacular cuerpo de la flamante rubia tan solo cubierta por un ese vestido tan ligero que no disimulaba nada de las redondeces de sus turgentes glúteos y que por el frente la tela apresaba sus tremendos pechos con cada zancada que hacían sus tacones.

Verla entre la muchedumbre era bastante extraño, algunos que otro sujeto que caminaban cerca de ellos se le acercaban murmurándole palabras obscenas, Mamá asustada no le quedaba de otra que tomarse del  brazo del viejo que parecía un pavorreal mostrando con orgullo a su exuberante acompañante.

- Por favor don.. no me gusta este lugar.. regresemos de inmediato.

Pero el viejo ajeno a su atemorizada propuesta y aprovechando su nerviosismo la abrazó por la cintura pegándola más a él queriendo demostrar que aquella diosa era completamente suya.

- No te preocupes mi amor, deja que griten. Que sepan que vengo con mi vieja ¡Jejeje..

Mamá solo se sonrojaba tras el maremoto de algarabía que hacían tras sus pasos, en ese momento no tenía valor de alejarse ni unos centímetros del viejo, por temor a los tantos sujetos que la acechaban con sus miradas cargadas de lujuria y sus vulgares señas de quererla copular.

- ¡SUEGROOO!!!..- fue algunos de los gritos de uno de los tipos que incomodaron al lisiado pues él quería que todos supieran que aquella flamante rubia venía con él y era suya.

- Ven acá, demostrémosle a esos estúpidos que tú eres mi vieja y que jamás podrán tenerte porque yo soy tu macho.

Mamá jamás se imaginó que ese desgraciado la llevara a tal lugar vestida de aquella manera y en plena mitad del día. Así que asintió llena de vergüenza y miedo ante su pedido. El desgraciado la tomó por su estrecha cintura atrayéndola hacia él y estampándole un beso asqueroso en plena calle.

Mamá al principio quiso negarse, pues ella no estaba acostumbrada hacer ese tipo de actos en plena calle y frente a tanta gente que la observaba sin para de comentar. Pero al sentir como su perverso acompañante la apretaba con fuerza de la cintura accedió dando paso a su lengua enrollarse a su delicada y rosada que era la suya, las regordetas manos del lisiado no se conformaron con solo sujetarla por la cintura, bajaron un poco más y se posaron en aquellas tremendas nalgas apretándolas con fuerza casi elevándola en el aire.

Mamá se sentía avergonzada, pues sabía que toda la gente los miraba, que vergüenza para ella que la vieran con un viejo tan horrible y en tan escandalosa escena. Desde lejos veía como Mamá entre aquel el tumulto de gente que caminaba por las calles llenas de puestos ambulantes y mercancía pirata ella seguía soportando esa viscosa lengua llamando la atención de todos.

Todos los hombres que presenciaban tal acto, no creían la suerte que tenía ese viejo, pensaba que nunca en sus vidas tendría la oportunidad de volverse a encontrar a tan bella mujer en aquellos barrios tan marginales. Por mi parte crucé la acera y entre las personas y algunas mujeres que con envidia comentaban la clase de mujer que seguro que sería aquella rubia, yo trataba de ocultarme y me acerque en dirección a ellos.

Tras dejar de besarse el renco observó en dirección unos puestos de ropa de segunda mano, y haciendo un gesto con la mano, tomando nuevamente de la cintura, la encaminó a su nuevo destino pero sin dejar de sobarle la parte baja de la espalda ante la vista de los vulgares transeúntes.

- Por favor don, no haga eso. La gente nos está viendo.- pero el viejo sin decir nada la agarró de la mano enseñándole algunos deprimentes puestos de ropa.

- ¡Mira, por allá está el negocio de mi compadre.. ¡Jeje.. ese a él al que tenemos que ayudar.

Mamá movió la cabeza buscando algún local, lo que menos se imaginaba que su dinero fuera para levantar tan poco rentable negocio. La pobre miraba para todos lados buscando aquel negocio, en esos momentos lo que menos quería era alejarse del viejo y sin su protección, pero a la vez sentía que por culpa de este se encontraba en tal situación. El renco sujetado de la mano haciendo que le siguiera el paso.

Mamá apenada evitaba las miradas de los sujetos y Señoras que miraban extrañados que fuera al lado de aquel feo viejo y peor aún vestida de escandalosa manera.

- ¿A d-donde vamos Don?..- preguntó nerviosa y apenada a un sonriente viejo que caminaba orgulloso de la mano de tan tremendo mujerón.

- Al negocio de mi compadre que pronto seremos socios, quiero platicar con él y que conozca a mi mujer ¡Jejeje.

Mamá sentía que algo no estaba bien cuando le escuchaba decirle que ella era su mujer, no entendía cómo es que en algún momento este vil viejo se había sumergido en su mundo siendo que ella odiaba tanto y sentía repulsión por seres como este.

Y yo, mientras les seguía el paso sigilosamente observaba a los sujetos con los ojos desorbitados al ver esas tremendas nalgotas poco cubiertas por aquella fina tela del vestido, que por su caminar y al ser ajustado se le notaba tensado y la división de aquellas suculentas carnes. A todos se les juntaba la baba al pensar en lo que harían o no le harían en sus pervertidas cabezas con aquellas suculentas nalgas, maldecían ese momento al viejo pensando que con su dinero “de este”, solo así podría tener a tan suculenta hembra, recordemos que el desgraciado se había puesto uno de los trajes de Papá y simulaba ser una persona importante.

- Tengo una idea para vacilarle. Mira mi amor.. vas a ir tu solita y fingirás ser una cliente en busca de ropa, no te preocupes yo te voy a estar viendo desde aquí, solo ten cuidado que mi compadre es bien caliente, ¡Je je..

- ¡No, donn por dios, no me deje sola. Este sitio me pone muy nerviosa.

- No te preocupes, yo crecí en este lugar, conozco a todos. Nadie te hará nada, deja que baben y digan lo que quieran, compórtate cómo eres, solo es para vacilar a mi compadre.

- Por favor don, ya me quiero ir..

- ¡Nada de eso.. ve y si alguien se te acerca tu solo di que tu Marido está aquí. ¡Entendiste..

Mamá asintió indignada pero muy temerosa de quedarse sola allí ante tantas miradas libidinosas que la rodeaban. Tras llegar al local ya había algunas clientas intentando comprar algunas prendas de segunda mano, pero al ver a tremenda rubia todas se quedaron embobadas con tan tremendo cuerpazo, algunas no se la creían que una mujer como ella fuera ahí para buscarse ropa.


La hermosa dueña de Industrias Tapia estaba rodeada de mujeres de baja estatura y gordas, de nivel bajo económico que buscaban con ahínco algún tipo de prenda para dominguear. Sus altos tacones la hacían parecer mucho más alta de lo que realmente era y rodeadas de aquellas mujeres era difícil pasar desapercibida por todos los múltiples tianguis y locales cercanos.

Se paró ante el escaparate improvisado de uno de los puestos que salpicaban la calle y reparó en una blusa que le gustó. Se encontró con una mujer obesa, poco atractiva con el pelo rojo desteñido recogido en una coleta. Mamá, señalando la blusa, preguntó a la mujer.

- ¿Cuánto cuesta?

- Eso,- contestó la tipa con altivez,- no creo que usted quiera ponerse eso.

Y tras decir esto se dio la vuelta y se dirigió a atender a otra clienta. Mamá lanzó una rápida mirada al viejo que permanecía riéndose a distancia, y tras comprobar que no le hacían caso, se volvió hacia la vendedora poniéndosele en frente, asegurándose así que esta le prestara atención.

Pero esta seguía ignorándole, Mamá estaba encolerizada, roja de ira. Ella era una de esas mujeres que respondían cuando se sentían ofendidas. La pelirroja dependienta había insultado a la mujer equivocada. Silenciosamente, se acercó a la vendedora por detrás y la sujetó del brazo, atrayéndola hacia sí y haciéndole que le prestara atención. La mujer inútilmente trató de liberarse del fuerte apretón mientras esta comenzaba a decirle:

- ¡Suélteme vieja fifirufa.

- Atiéndame por favor.

- ¡Esto es una broma verdad?.. no creo que una mujer como usted quiera ese tipo de ropa.

- Pero como sabe usted..

En eso estaban discutiendo cuando un sujeto se le acercó tomándola del brazo.

- Hola muñeca, ¿te puedo ayudar?..- Mamá se puso algo nerviosa.

- No gracias..- contestó educadamente.

- ¿Trabajas por aquí preciosa?.. puedo venderte lo que quieras, acá adentro tengo quizás algo más atractivo para tu trabajo.- Mamá se apenó más, pues por el comentario cualquiera pensaría que es una más de las prostitutas trabadoras de los alrededores.

- ¿Eh no?.. yo no trabajo aquí.- le dijo demostrando su incomodidad.

- ¿Entonces qué haces aquí? Claramente se ve que no eres de por aquí, ¿Extranjera?- Mamá ya no sabía que decir para deshacerse de aquel insistente sujeto y recordando lo que le dijo el viejo y llena de vergüenza le respondió:

- Espero a mí.. Marido..- dijo sonrojándose de vergüenza.

- ¿Y tu Marido te ha dejado sola?.. no te creo.- le decía el tipo sin rendirse en su intento de querer ligarse a la rubia y acercándose un poco más a ella colocando su mano en la cintura.

Ella se la quitó desesperada mirando para todos lados en busca del renco y cuando lo vio, levantó la mano llamándolo. Aquel tipo volteó a ver viendo como su Compadre hacia una señal de que se alejase de ella.

- ¡E-ese viejo es tu Marido?..- dijo desconcertado el tipo viendo como la hermosa rubia asentía un poco sonrojada.

A pesar del embarazo momento, Mamá con las mejillas sonrojadas aceptada que aquel viejo lisiado era su Marido, pero el sujeto conociendo la vida de este rápidamente analizó que se trataba de una broma, volteaba a ver a Mamá que parecía una modelo por su finura y elegancia. Un grupo de pandilleros se detuvieron cuando pasaron delante de ellos.

- ¡Buen bombo, hijo puta.

- ¿Me la prestas, cabrón?..- dijo otro.

- ¿De dónde has sacado a esta ricura?

- ¡Largo, largo de aquí, arpías buenos para nada.. la damita es nuestra amiga y viene acompañada.

- ¡Aquí estás.- le dijo el renco cuando llegó a su lado,- Veo que ya conociste a mi Compadre.

- ¡Paul, joder.. pero que cambiado estás, mírate cuánto tiempo sin verte, ¿Te has sacado la lotería?

- Mijo, juntante con los que saben. ¡Mira, ésta es Mónica, mi Mujer.- volvió la cabeza hacia Mamá.- Él es Poncho, mi Compadre del que tanto te hable.

Se estrecharon la mano con nerviosismo.

- Encantado.- le saludó Mamá.

- Cómo estás, lindura. P-pero que hacemos aquí, vayamos para atrás, ¿Quieren un trago?

- Bueno, no creo que tengas lo que ahora frecuento beber, pero te acepto un piquetito, sin albur ¡Je je je.. Ya me jodí.

Y se fueron detrás del puesto perdiéndose de mi vista. Pero no hay nada imposible para el aventurado Pedrito que pronto ya le había dado la vuelta a los locales para encontrar la manera de verles y sobre todo no perder de vista a mi Madre.

Se trataba de un cuartito improvisado donde guardaban momentáneamente la mercancía mientras se vendía, constaba de unas viejas mantas amarradas en los extremos al suelo y a los techos simulando las paredes y techos, por lo que para mí no fue un trabajo encontrar la manera de observarlos.

El renco permanecía sentado en unas cajas y mi Mamá de pie a su derecha, casi rozándole, mientras que el tal Poncho, intimidado por la hermosura de la rubia se encontraba frente a ellos. Nuevamente mi Madre se encontraba sola muy incómoda y nerviosa frente a dos desgraciados.

El Compadre les ofreció un vaso con algún tipo de licor la cual algo nerviosa Mamá acepto, pero sin llegar a probarle, el simple olor que desprendía esa cuba le decía que era un licor de muy baja calidad que por supuesto ella no estaba acostumbrada a ingerir. Y así mientras platicaban de cómo le había cambiado la vida, entre sorbo y sorbo a una cierta distancia el sujeto se encontraba estupefacto viendo esas tremendas y suaves piernas que nunca en su pordiosera vida quizás haya visto, también los deliciosos pechos que se le marcaban de forma descarada por el ajustado vestido.

El renco le dio unos sorbos largos a su vaso y descaradamente cuando su compadre no dejaba de reojo de verla, este le dio una palmada en el culo a Mamá, por encima del vestido. “¡SPLASH!!”

- ¡Qué buenas estás, mi amor.- la rodeó con el brazo derecho por la cintura y la abrazó contra él. Mamá pudo percibir las miradas de lujuria del otro sujeto.- Es guapa mi vieja, ¿eh? No le quitas la mirada de encima, cabrón, ¡Je je je..

- ¡Sí, es muy bue.. guapa.

- Y tienes mucha plata, ¿verdad, cariño?..

- He, sí, claro.- contestó ella.

- Lo hemos pasado de puta madre, ¿verdad, mi amor?

- Muy bien, sí.

Acercó su boca al oído, acariciándole la oreja con su nariz y el bigote roedor.

- No me digas que mi compadre te ha dado tus buenas.- preguntó el otro.

El dichoso Compadre era un tipo cuarentón, moreno, con una piel curtida, manos toscas destrozadas por el trabajo, pelo en coronilla y calvo, cerca de 1,80, pinta de ser un éxito falluquero, pero, eso sí, muy feo y fibroso, del tipo de gentuza que conocía el renco.

El tipo era muy hablador, más bien desagradable para las personas que no le conocían, por su actitud un tanto arrogante, me imagino que bastante machista porque observé que no recibía las órdenes de buen grado más que si se las daba las mujeres.

-.. sí.- sonrió dócilmente.

- Dame un besito para que vea mi Compadre cuanto me quieres.

Mamá acercó la cara y le estampó un besito tibio en los labios, percibiendo de nuevo el cosquilleo del bigote y el olor al alcohol de baja calidad. Pero el renco quería lucirse frente a su compadre, la apretó más contra su cuerpo seboso, con los pechos aplastados contra su costado.

- Otro, así no.. dame un beso como el que nos damos a solas, ¡Je je..

Volvió a estamparle un nuevo el beso, aunque esta vez de lengua, metiéndosela casi hasta la garganta, pero apartó la cara enseguida por la pena. El sujeto se les quedaba mirando ante el peculiar contraste de ver a una dama como ella abrazada por un cerdo como su Compadre. Volvió a darle unos sorbos al vaso y de nuevo miró hacia ellos.

- Pues felicidades Paul,- dijo muriéndose de la envidia.- Carai como te ha dado vuelta la vida, mírate la ropa que portas y la preciosura que traes, ¿dime como le has hecho, cabrón?

- Sí.- sonrió triunfante.- ¡Está buena la condenada.- le dijo pellizcándola de nuevo en un glúteo, por encima de la falda.- Y así vestida de güila me pone más cachondo, la hija puta.- Miró a ella.- Bésame, hija de puta. Seguro que a mi compadre no le importa.

El sujeto solo se les quedaba mirando descaradamente, boquiabierto de que un tipo como su compadre pudiese ligar con una belleza como Mamá. Comenzaron a morrearse, con los labios pegados, besos de lengua y de tornillo muy intensos. El asqueroso rozaba la barriga contra su cuerpo y ella le acariciaba los pelos del pecho por los botones abiertos de la camisa de diseñador de mi Padre.

Seguro que al tal Poncho le hubiera gustado masturbarse allí mismo. El morreo se prolongaba. El desgraciado fue bajando la manita de Mamá por su barriga hasta acariciarse con la palma de ella el enorme bulto del pantalón, percibiendo su extrema erección.

- Mira, para que vea el Compadre que no solo venimos a quitarle su tiempo.. porque no te mides algún trajecito ahora que estamos aquí.. ¿Tendrás algo cachondo para esta belleza, quiero que modele para que veas lo que carga mi vieja, ¡Je je je je..- le dijo el pervertido a Mamá quien lo miraba avergonzada por lo que le pedía.

- No creo que tenga algo para ella Compadre.- dijo el sujeto al ver la calidad de ropa que portaba la dama.

- Nah, claro que sí.. algún tipo de prenda que le vendes a las teibols, ¡Je je je..

- Oh, de esas, Claro ¡..buscaré algo bonito..

- Por favor don.. ya fue suficiente, regresemos.- suplicaba ella al escuchar lo que estos pensaban hacer.

El renco se sentó cómodamente en una silla maltrecha que estaba arrinconada, indicándole a Mamá que no se irían.

- Esto es parte de tu tratamiento pequeña.. ahora quiero que modeles para nosotros, ¡Jejeje.. algunos modelitos que sacará mi Compadre, no te preocupes te harán sentirte muy bien, mi amor ¡Jejeje..

Mamá lo miraba con sus ojos llenos de tristeza e impotencia y a su vez de confusión, sin saber que hacer pues la situación le era demasiado incomoda y humillante.

- Mira, aquí tengo algo lindo.. usa esto por favor.- dijo el caliente compadre.

- Anda ve, ponte detrás de esa tarima si te da vergüenza.

Pero de pronto otro lapsus de cordura la atacó de nuevo.

- ¡E-están locos si creen que me pondré eso, yo no usare nada.

- No luches, querida.. Es inútil resistirte. Me obedecerás.. Obedecerás pequeña..

Mamá sintió el caliente aliento del renco sobre su oreja mientras le susurraba esas órdenes. Las palabras parecían no solo dichas en voz alta por el viejo, sino que también parecían provenir de su propia mente. Finalmente se sintió incapaz de negarse a responder y contestó con miedo:

- E-está bien..

- Bien, mi amor..- murmuró el renco con una sonrisa.- Estás a punto de convertirte en una mujer más de la calle, pero la más linda sin duda, y no hay nada que puedas hacer para evitarlo. Sabes que lo necesitas, te hace sentirte bien, ¿recuerdas?..

La aterrada Sra Tapia redobló sus esfuerzos para liberarse del control mental sin conseguirlo. Entre tanto, el viejo deslizó una mano sobre su estómago para luego bajar hacia sus muslos y detenerse finalmente sobre su pelvis por encima de la falda. Mamá no entendía el por qué, pero la situación la estaba excitando. Estaba siendo agredida y su sexo respondía humedeciéndose. ¿Qué le estaba pasando?

- ¡No, por favor Donn ¡Basta.. Vayámonos de aquí.. voy a regresar a mi casa. ¡Suélteme!- dijo sintiéndose repentinamente débil, casi mareada, con las rodillas flojas y la cabeza dándole vueltas.

- No harás nada de eso, pequeña. No te resistas. No eres lo suficientemente fuerte para hacerlo. Con cada segundo que pasa te sientes más y más débil.. más y más débil.. Puedes sentir como mi voz te relaja, en lo más profundo de tu mente.. Nada más que yo dentro de tu mente.

- N-n… noooooo.. pare por favor.. por favor.- decía aterrada Mamá.

- ¡Que sucede Paul?..

- ¡Tshh..- le mando callar.

El viejo se colocó frente a la indefensa rubia y le sujetó la cara con la mano obligándola a mirarla a sus oscuros y marrones ojos.

- Mírame.. mírame a los ojos.. más no puedes mirar hacia ningún otro lado.. sólo a mis ojos.

- P… p… por favor donn… pare.. vayámonos.. pare.

- No, mi pequeña. Te sientes sensual. Resistirte a esa necesidad es inútil, putita. Ya no sientes ninguna necesidad de resistir, de defenderte.. cada vez te sientes más y más atraída por esa ropa.

- Yo.. yo.. yo..- Mamá tartamudeaba incapaz de articular palabra.

- ¡Carai Compadre que está pasando?

- ¡Tshh..- le mando callar de nuevo.- Tu mente está tranquila, pequeña. Puedes sentir como mi voluntad elimina poco a poco cada uno de tus pensamientos.. como se va borrando esa vergüenza.. eres muy sensual y te gusta serlo.. te encanta serlo.

A la confusa mente de mi Mamá le costaba comprender como la voz de ese viejo la hacía sentirse tan sexy y, aún más, su incapacidad para resistirse a las órdenes que le daba. Ella sacudió la cabeza tratando de desprenderse, pero lo único que consiguió fue que se le endurecieran los pezones y aumentara aún más las ganas de mostrarse ante ellos.

Aturdida, confundida, sintió como su mente se incendiaba con las llamas de la lujuria. La bella hipnotizada Mónica extendió el brazo para sujetar aquellas prendas y se fue detrás del taburete para vestirse.

Con el dedo índice, le hizo una señal a su Compadre.

- Está en tratamiento hipnótico.

- ¡No mames compadre, ¿apoco eso existe?.

- Ya lo ves pendejo, que tantos putos años en el consultorio iban a servir de algo.. puedo controlarla a mi antojo.

- ¡No me chingues Paul, enséñame eso. ¿Yo también la puedo manejar?

- Nel, solo responde a mis palabras y a mi mirada. Pero de repente intenta despertar y tengo que estar al pendiente, como ahorita.

- ¿Pero, y si alguna vez ya no la puedes controlar?, te puede denunciar pinche Compadre.

- Nah, ella piensa que es un tratamiento, y cada vez que la uso le borro todo lo sucedido, así si despierta no recordara nada de lo sucedido, así que no me podrá demandar.

- ¿Qué idioteces dice Compadre?, ¿Cómo es posible que una mujer así en realidad crean todas esas patrañas? ¿Qué tipo de basura es esa?- dijo el tal Poncho a la vez que aventaba un trago de su licor.

- La misma que estas por comprobar.

- ¿Ósea que nos la podemos culiar aquí y ya mañana no recordara nada?

- Compadre, porque no te relajas y disfrutamos del show que nos dará.. no todos los días tendremos esta oportunidad, ella no se verá afectada porque no lo recordará y nosotros ganamos, hasta una buena pasta, ¡Jejeje..

- ¡Ya me la estoy creyendo..- dijo ansioso el Compadre.

A unos minutos de que Mamá seguía cambiándose se escuchó un fuerte taconeo que se aproximaba hacia ese lugar, la cortina esta se abrió de forma intempestiva y en el marco apareció la vendedora que había estado discutiendo con mi Mamá,

- ¿Quién es esa vieja estirada y pu.. con la que estás Poncho?- pregunto la doña cuando Mamá se disponía a salir.

Mamá notó el tono con el que esa mujer dijo estas palabras. Como queriendo insinuar algo.

- Una amiga,- dijo el Poncho en tono cortante.

- ¡Ahaaaa ya veo.. otra de tus “amiguitas”.

El Compadre la detuvo en seco ya había dicho lo suficientemente sin tener que aguantar aquello.

- ¿Y si así es qué, Romina?- respondió visiblemente molesto.

- ¡Eres un cabrón Poncho, yo allá que no me doy abasto con la gente y tu aquí tomando y con una p.. que sabrá dios de donde la habrán traído.

- Mira te pido que seas más respetuosa con la mujer del Compadre. Y si no puedes con la chamba pues, a chingar a tu madre pongo otra vieja atender el local y san se acabó.

- Solo te pido que cuando estés haciendo tus cochinadas con cualquier puta, no las hagas aquí, que tal si traigo a alguien a medirse una ropa.

Seguro que no era la primera vez que la fulana le armaba un lio, también que el tal Poncho se la jodía y ahora esta se creía algún tipo de relación establecida ya con este, pero esta vez había llegado en un momento poco oportuno, pues este más en su desdichada vida tendría la oportunidad de presenciar los que sus ojos verían. El típico trato entre una mujer con esperanzas de una relación y el sujeto parrandero y mujeriego, machista de barrio como muchos en este país.

- Sabes algo Romina.. vete a la mierda.- dijo el tipo, sabía que esas simples palabras le traerían graves problemas con su negocio pero en ese instante no le importaba.

- ¡Ósea que prefieres a esa puta.. No sé qué le ven tanto, claramente se ve que anda pidiendo quien se la coja.- dijo mirando a Mamá y con una sonrisa burlona.- Bueno a parte de las tetas y las nalgas, claro.

El sujeto ya no soportaba seguir escuchado tantas tonterías y muy molesto la agarró del brazo y la jalones la saco del lugar, mientras se alejaban se podía escuchar las tonterías que bufaba la vieja gorda. El renco esperaba a la discusión sentado en la silla tomando.. más en su vida había estado tan divertido como en esos momentos… el solo pensaba en pavorrearse con tremendo mujerón y presumirles a todos lo que la vida le estaba cambiado.

Y entonces vio acercarse a su Compadre, escuchaba los gritos provenientes de la vendedora furiosa. Con una mirada de desprecio la tipa se alejó de ellos para atender el local, mientras el renco y el compadre se disponían a presenciar el tan allorado desfile de ropa.

- Perdone la interrupción Compadre, pero ya sabe cómo son las pinches viejas, las picas un poquito y luego ya se creen con derechos sobre ti.

- Pero no me chingue Compadre, la pinche Romina.. que bajo ha caído, esperaba algo mejorcito de usted, siempre fue un garañón.

- Tengo lo mío Compadre, esta vieja sola la pico para que me atienda el negocio, tengo otros niditos de amor que pa'que le digo.. ¡Ja ja ja..

- A pinche Compadre tan cabrón.

De pronto vi como Mamá apareció, con un vestido en azul y negro ajustado de licra que le llegaba arriba de los muslos, mi amorosa y elegante Madre, se encontraba ahí con esos dos desgraciados llevando un pequeñísimo vestido de prostituta callejera, que solo le alcanzaban a cubrir la parte inferior de su pecho hasta donde apenas aparecían los pezones, claramente podía apreciarse el inicio de la aureola de sus senos, también llevaba las medias de color negro que contrastaban con el blanco de sus ejercitados muslos, y que por lo ajustado del vestido y la tela mostraba con esto la perfección su prominente trasero y su vientre tonificado y plano. Llevaba unas botas negras que le llegaban hasta las rodillas con un tacón exageradamente alto y delgado.

Aunque sumamente sugerente se veía, dado que al ser bastante ajustado le marca muy bien sus deliciosos y mórbidos muslos al caminar y al contonearse sobre aquellas botas de tacón con que lo usaba, perfectamente se distinguía el inicio del contorno de sus tremendas y redondas nalgas que tiene al caminar.

Casi sintiendo como si mi corazón fuera a salírseme del pecho, vi como, por si todo aquello no fuera poco, bajo la ajustada prenda se alcanzaban a distinguir los suaves relieves de los diminutos panties que junto con las también bastante notorias ligas de las medias que ella había decidido dejárselas para ir a mostrárselos, siendo estas parte de un conjunto que la hacía lucir de infarto, como una prostituta de alto standing.

Y para ser totalmente honesto, confieso que tuve algo de escozor entre medio de mis piernas al verla, sabiendo que definitivamente al verla de ese modo aquellos desgraciados no tendrían manera de contenerse a tocarla, pero por otra parte algo dentro de mí que no alcanzaba aún a razonar, quizás debido al exceso de sangre que se agolpaba en mis “dos cabezas”, al saber que intenciones tenía ese cerdo para obligarla a mostrársele de ese modo a su Compadre.


Mi Madre sugestionada estaba siendo manipulada a lucir esas prendas y esas botas de tacón para sabrá dios que planes tenía su terapeuta mental en esta ocasión, sabiendo ya por pasadas situaciones que si las cosas marchaban como hasta ahora, aquella persona pronto gozaría placeres supuestamente reservado sólo para afortunados.

Y de tan solo imaginar la excitación que aquel tipejo podría tener al verla vestida así, hacía que también a mí se me parara la verga.

- Es algo pequeño y muy ajustado.- dijo a la vez que se dirigía hacia ellos de forma lenta y caminando de forma muy sugerente.

Dirigiéndose hacia el renco intentaba bajarse el canto del vestido mientras el tal Poncho no perdía de vista su cuerpo. Se colocó frente al renco dándole la espalda al Compadre y pegándose lo más que podía a él.

- Don, no sé si debí ponerme esto, es tan..

- ¿De puta?

- Sí..- termino de afirmar a la vez que presionó su trasero al bulto del renco, este pudo sentir como aquel culo comenzaba a moverse ligeramente fastidiando con ello su miembro.

- Dime que esto te gusta, pequeña. Dime que te gusta vestirte de prostituta para que todos vean lo zorra que eres.

- Sí.. por favor.. ¡No, por favor.. ya no sé.

Una cruel sonrisa se dibujó en los labios del renco.

- ¿Acaso tienes vergüenza de que mi compadre te vea así, como una piruja barata, mi pequeña? Mírame a los ojos.

Y al intentar desviar la mirada, Mamá se dio cuenta de que no podía escapar del influjo de la oscuridad que emanaba de los hipnóticos ojos. Quedó paralizada, cayendo dentro de esa mirada. Parecía que los ojos de ese desgraciado estuvieran marcados con espirales blancos y negros que la atraían hacia el fondo de sus ojos. Más profundo, cada vez más profundo.

- ¿Por qué no te subes la falda para mí, mi pequeña? Déjame ver tu empapado y húmedo chocho. Seguro que está encharcado, ¿verdad?

Mamá sabía que lo que estaba a punto de hacer estaba mal, pero su mente era incapaz de resistirse a las órdenes de su mentor. De forma autónoma, sus manos subieron la falda hasta por encima de su cintura. Estaba allí, de pie frente a ese desconocido, con la falda levantada enseñando unas pequeñísimas bragas empapadas, y no había nada que pudiera hacer para evitarlo. Intentó de nuevo hablar, decirle al renco que se fueran.

- Yo.. yo.. yo..- y de nuevo se encontró incapaz de articular palabra.

- Tu tranquilidad es más fuerte tu vergüenza. Eres mi pequeña y solo existes para complacerme. Eres mía. Me perteneces. Dime de quien eres puta.

- Yo.. No.. ¡Sí.. Sí, usted es mi dueño. Yo le pertenezco, soy suya Donn.- y unas lágrimas rodaron por sus mejillas al pronunciar esas palabras.

Era consciente de lo que decía, de su significado, sabía que eso no estaba bien. Y sabía, sobre todo, que no podría resistirse.

- ¿Qué le parece mi puta Compadre?, ¡Je je.. se ha quedado sin habla.

- Es que.. es que esta re buena la muy puta, nomás no me la creo.

- Pues péguese un trago y despabila pendejo, ¡Jejeje..

- Pero pues que baile un poco, no. Digo para que se le quite la vergüenza. ¿O es que no sabe bailar la damita?

- ¿Claro que si verdad, pequeña? Baila para nosotros, pero hazlo con sensualidad. Demuestra que no eres una puta cualquiera, ¡Jejeje...

Lejos, se escuchaban canciones típicas de estos barrios, de varios puestos de la calle. Mamá se alejó un poco y el renco se cómodo en la silla aun lado de su Compadre para disfrutar del espectáculo. Al principio ella empezó a moverse al ritmo de la música, parecía insegura, pero poco a poco fue tomando confianza.

El tal Poncho dejó la botella abierta y llena de licor en medio de sus piernas. Mamá continuó bailando, ahora al lento compás de otra melodía que cambiaba, movía su pelo y acariciaba sus curvas sin mirar a ambos sujetos. Se contoneaba brevemente para no enseñar más de la cuenta, pues sus tacones y sus anchas caderas hacían que el vestido tirara en subir, para sus observadores era un encanto cuanto este se le subía, podían apreciar por un instante la pequeña y sensual tanguita blanca humedecida.

Lentamente y con sensualidad se agachaba y luego volvía a subir moviendo la cadera, cuando la canción dio paso a otra, en una sesión de rezumada sensualidad. El Compadre observó como aquella musa blanca de cabellera dorada, con el vestido asomaba la punta al triángulo de su entrepierna y se le acercaba. Esto lo repitió un par de veces, la segunda vez que se agachó había dejado que su vestido subiera tanto hasta casi la cintura, ahora estaba con todos los muslos al desnudo salvo los senos, cubiertos por el escote en recto del vestido que luchaba con dificultad para retener la carne de aquellos sensuales pechos.


- La neta Compadre que su vieja ya me está parando la verga, ¡Ja ja..

- Que pasó compadre, más respeto.. la Sra es una dama, ¡Jejeje..

- Una dama pero con unas piernotas y un cu.. cuantas veces se lo tengo que decir, ¡Ja ja ja..

- Enséñanos más pequeña, que a mi Compadre ya se está parando.. el corazón, ¡Jejeje..

- ¡Si, la otra cosa lo tengo parado desde que la vi allá afuera, ¡Ja ja ja.. Mira como le quedan esos calzoncitos, ¡Uhm..

Inmediatamente Mamá obedeció, bajándose el escote un poco por sus pechos y dejando que sus pezones brincaran de la tela henchidos, dejando al descubierto sus rosadas areolas apuntando a cada uno de ellos.

- Eso es, mi putita linda. Deléitanos más pero con tu otra cara, ¡Jejeje..

Mamá bailando frente a ellos, meneándoles el trasero se fue girando. Se dobló hacia delante para acariciarse la pantorrilla con todo el culo en pompa ante ellos. Desde su posición, el lujurioso Compadre pudo distinguir la tela blanca de la pantaletas bien metida entre los cachetes del culo y algunos pelos dorados sobresaliendo por los lados.

Estaba escasamente a metro y medio de donde ellos estaban y los dos cabrones también volvieron la cabeza uno a otro para sonreírse con aquella espléndida visión. Se enderezó bajándose lo que podía el vestido pero por lo pequeño y lo grandes de sus carnes traseras le era imposible. Giró la cabeza y les vio, con la mirada de aquella mujer desconocida que empezaba a disfrutar de excitarlos. Les vio calientes contemplándose de su cuerpo, rozándose el bultos de sus vergas atrapados en sus pantalones.

- Anda putita rica, empiézate a despelotar ya que nos tienes calientes, ¡Jejeje..

- ¡Si, yaa..- decía el otro con los ojos como platos.

- Putita, bájate los calzoncitos de forma lenta. Queremos que lo hagas tú.

No reaccionó. Pensaba que simplemente iba a bailar. Lucir ese atuendo para sentirse una callejera. Ahora le estaban demandando otra cosa. Además hacerlo ella, era algo mucho más humillante. Los dos viejos estaban sentados, cada uno en una silla, esperando que se desposara de sus bragas, pero no podía. Sus manos no se movían, estaban paralizadas, para no hacer lo que le pedían.

- Déjame decir a mí las palabras mágicas,- pidió el sujeto con una sonrisa en la boca.

Ella le miró fijamente y continuó hablando:

- Te quitas esas pantaletitas tan bonitas que llevas puestas o así no serás una putita para tu misma tranquilidad, ¡Ja ja ja..- decía el sujeto siguiendo las órdenes de sugestión del renco.

Mamá giró su cabeza. Se apenaba de nuevo. Comenzó a quedarse quieta fruto de su frustración y vergüenza. Este último tuvo la necesidad de tocarse y bajó la mano para tratar de acomodarse su dura erección. Cómo la miraban, cómo se excitaban. Las situaciones morbosas se sucedían.

El renco sonreía con las manos en sus bolsillos y la mirada fija en su marioneta. A todas luces se notaba que él también se estaba masturbando a través de la tela del pantalón, el hilillo de baba le volvía a caer por la comisura de los labios mientras observaba como la viuda deslizaba una media por su hermosa pierna abajo, la enrollaba sobre el pie y la colocaba cuidadosamente sobre una caja. Luego hizo lo mismo con la otra media y por unos segundos se quedó esperando que su mentor le diera instrucciones, pero el vozarrón del vejete la azuzó.

- ¡Vamos, quítate ya el vestido y las bragas puta, que no tenemos todo el puto día. ¡Si sigues así vas a matar a mi compadre, mira como está, ¡Jejeje..

- No me chingue Compadre esto es como un sueño, pellízqueme para sentir que estoy vivo.

- Déjese de mamadas Compadre, y otra cosa que quería decirle.. ¡Ya tengo el dinerito para el negocito que queríamos hacer, ¡Jejeje..

- Si, si pero después me dices Paul, ahorita no me interrumpas de ver a esta mamasota, ¡Mira ese culo por dios, me lo comería a mordidas, ¡Ja ja..

- ¡Pero es que..- dijo con la voz entrecortada.

Por un momento, el renco temió que la viuda se revelara, pero cuando vio que esta se llevaba las manos a la espalda para accionar el broche del vestido, supo que tenía a aquella diosa a su merced y que podría hacer con ella lo que quisiera tan solo con ordenarle. Viendo que, por lo excitada que estaba, no atinaba ni a desabrocharse el vestido, decidió pasar a la acción:

- ¡Haber Compadre acomidese con la damita,- (y ya en voz baja)- Pero como te la agasajes o se arrepienta y se eche atrás te reviento los huevos, y te pierdes la diversión con la viudita. Ya la disfrutaré yo sólo, ¡Jejeje..

- Me canso, ¡Jajaja..

El Compadre se acercó a la tremenda mujer y puso sus enormes manazas en aquellos hombros tan suaves y bien formados acariciando amablemente su piel.

- Tranquila mamita rica, no te pongas nerviosa. Este trámite lo arreglo yo, no tienes por qué esforzaste, ¡Jajaja.. Venga, yo te ayudo y verás como así es más fácil, a ver, deja que yo te suelte el vestidito.

Sin esperar respuesta para evitar una posible negativa, deslizó el cierre hasta abajo y tiró del vestido liberando de golpe un par de tetas esplendorosas y redondas, coronadas por dos pezones rosados y erguidos. El desgraciado tuvo que contener sus ganas de agarrárselas y apretarlas al ver como rebotaban y temblaban levemente al quedar libres del ajustado vestido que las apretaba, pero se contuvo a duras penas y siguió con la operación.

- ¿Ves cómo es tan fácil, no pasa nada, mamasota? Ahora quitamos las braguitas, y ya estás dispuesta para seguir con tu bailecito, ¡Jajaja..


Viendo que la viudita ya no temblaba y que parecía totalmente entregada y sin voluntad para oponer resistencia, el tal Poncho se agachó delante de ella y le puso las zarpas en las caderas. Para un ser como este tocar una piel tan suave y fresca era la gloria. Mamá tardó varios segundos en reaccionar. Esperó. No decía nada. Al final, aquel sujeto agarró los costados de sus braguitas con las dos manos y las fue bajando hasta dejarlas a la altura de sus rodillas.

Mientras tiraba de la cinturilla de las bragas y las iba deslizando hacia abajo. Lo hacía lentamente, regodeándose con lo que iba descubriendo las finas braguitas al ir descendiendo por las ingles.

- ¡Pero qué rajita tan bonita, Es espectacular.. Me encanta como la tiene rosadita,- dijo mientras deslizaba las bragas desde las rodillas a los tobillos.

- Toda ella lo es. Su Marido era un hombre afortunado,- comentó el renco.

- Seguro que sí,- explicó el otro,- Pero la vida al gozo y el Marido en el pozo, verdad? ¡Jajaja..- se mofaban de la situación de mi Mamá.

Los pelillos dorados del pubis iban apareciendo ante sus ojos a medida que el elástico bajaba, era una pelvis blanca con un pequeño triangulo de bellos dorados en nacimiento, como en sus sueños más fantasiosos hubiese soñado.

- ¡Caramba es rubia, que linda cuquita tienes..

Luego, cuando entre aquel dorado triangulito apareció la hendidura rosada y húmeda de la vagina, el sujeto sintió como la erección de su pantalón se volvía incontrolable y su verga le dolía al llevarla hacía un costado. Aquella diosa tenía un clítoris rosado, pequeño y que apenas abultaba en medio de la rajita, que sin duda le proporcionó un escalofrió por el simple roce con las bragas y que en aquel momento asomaba, descarado por encima de la rajita.

Mamá no sabía lo que pasaba, pero nunca había sentido algo así. A pesar de la enorme vergüenza que estaba sufriendo, aquel extraño hombre seguía avanzando por su cuerpo de manera implacable. Cuando este le terminó de bajar las bragas del todo y se la sacó por los tobillos, ella colocó sus manos en los hombros del sujeto y le ayudó a que se las sacara levantando un poco las piernas, como si aquel sátiro que se encontraba arrodillado delante de ella, con la cara a unos centímetros de su intimidad, estuviera haciendo la cosa más natural del mundo al bajarle las bragas.

- ¡Joder mamacita, que rico te huele la chocha.. jamás había visto algo tan bello. Ahora si ricura a bailar rico empelotada como las finas pirujas, ¡Jajaja..

Y para sucumbir el acto, el desgraciado le propinó una palmadita en aquel hermoso y amplio culo cuando ella, ya prácticamente desnuda, se volvió para dirigirse hacia el centro del puesto, porque al ver aquellas dos nalgas blancas y tersas delante de él, vibrando a cada paso, no pudo resistir la tentación de tocarlas.

El tipo se levantó y se quedó con las empapadas bragas de mi Mamy a modo de trofeo. Ahora la pelirroja se hallaba ante ellos desnuda de la cintura para abajo a excepción de sus botas altas de cuero.

- Ven acá, mi putita. Por qué este cabrón es capaz de violarte. ¿Qué pasó Compadre?, le dije que nada de tocar, ¡Jejeje..

- Perdóneme Compadre, pero es imposible no tocar esas cosas.. si está más rica que el pan que venden allá en la esquina, ¡Jajaja..

En ese momento Mamá se dirigió hacía el renco, caminó sensualmente hasta él y le pasó la botella. Este bebió con una mano mientras con la otra acariciaba el interior de los muslos, que en ese momento estaban libres y dejaba al aire su delicada intimidad.

El caliente Compadre se atragantó y tuvo que dejar de beber, momento en que el renco para sorpresa de todos, dejaba caer chorros del licor sobre sus pechos. Aquello arrancó al tipo una extrema envidia, con desesperación vio cómo su Compadre atrajo a la mujer y comenzó a chupar, a lamer sus senos que permanecía inmóvil y se dejaba manipular por el obeso viejo. Cosa que ponía cada vez más caliente al hombre, que aprovechaba de acariciarse el bulto con los ojos fijos en la manoseada.

- Sabes bien que no quieres alejarte de mí. ¿Quieres que te toque? ¿Quieres que te excite? Así tu chocho de puta estará siempre húmedo. Siéntate, déjame pellizcarte las tetas.

Mamá se dejó caer en sus piernas.

- No.. no, por favor.. no lo haga.

- ¿El qué, pequeña? ¿Qué no te toque? ¿No te gusta lo que sientes? Quiero oírte decir por favor mi amor, no pares.

Pellizcó de nuevo sus pechos. Mamá se quedó mirando a los ojos del renco y sintió como su capacidad de resistir se fundía. Intentó luchar contra las sensaciones que crecían en su interior, pero se sentía tan caliente, tan indefensa frente al perverso hechizo de ese desgraciado.

- ¡Dilo..

Mamá sintió como su sexo se encharcaba. Estaba muy mojada. El viejo extendió su mano y pasó suavemente sus uñas por su mejilla.

- Vamos, dilo mi putita.- susurró.

Mamá suspiró.

- Por favor..- dijo casi sin voz.

- Por favor, ¿qué, Puta?

Mamá permaneció en silencio, tratando inútilmente de resistir las perversas órdenes del viejo. Era como si ese desgraciado pudiera alterar sus pensamientos con sus meras palabras. El degenerado se acercó aún más e introdujo su dedo corazón en la boca de Mamá.

- Por favor, ¿qué, Puta?

Ella gimió.

- Por favor.. pellízqueme de nuevo los pechos.. por favor..- dijo chupando el dedo del viejo.

Mamá se repegó poniéndose mucho más cerca del viejo, pasando los dedos por su largo pelo rubio.

- Bájate ya ese pinche vestido para que yo pueda tocar tus bonitas tetas.- dijo.

El pánico asomó a los ojos de Mamá. Estaban en un sitio público y con otro desconocido que prácticamente se la tragaba con los ojos.. ¡Y deseaba hacerlo! Tenía que resistir. Pero, sin embargo, se quedó sentada sobre sus piernas.

- No intentes luchar conmigo, pequeña. Sabes que al final harás lo que te mande, ¿no es cierto? Puedes sentirlo. Deseas que acaricie tus tetas y juegue con tu chocho de puta aunque estemos frente a extraños. Da igual donde estemos, putita. Me perteneces. Entrégate.

Mamá era incapaz de resistirse a esos profundos ojos marrones. Sintió una sensación de excitación, como si los ojos de aquel extraño mirándola como la manoseaban la calentaran mucho más. Entonces el renco, señalando al suelo ante ella, le dijo en voz alta:

- Arrodíllate, Puta.

Rígida, como una marioneta movida por invisibles hilos, mi Madre cayó de rodillas sobre el inmundo suelo, justo enfrente del pervertido viejo. Este pasó sus dedos por su pelo y luego, agarrando con fuerza el largo cabello rubio, tiró de la cabeza de la mujer hacia atrás, obligando a Mamá a mirarlo de nuevo a sus profundos ojos marrones.

El renco se fue acercando cada vez más y, sin dejar de mirar a su víctima, beso a Mamá en un gesto de dominio violando su boca con la lengua, moviéndola a voluntad dentro de su boca. Mamá emitió un débil gemido. El renco se retiró sin der de mirar profundamente a sus ojos. Ella sentía que su resistencia se desmoronaba. Haría cualquier cosa que ese viejo le pidiera. Era incapaz de resistirse a sus sugestiones.

Ahora ella estaba arrodillada como una sierva, mostrando sus pechos al aire, su vestido corto hasta la cintura, sin bragas, podía hacer lo que quisiera en cualquier momento con ella. Mamá podía gritar, salirse de ese lugar, oponerse. Pero, sin embargo, se arrodillaba cautiva, sin poder hacer nada por evitarlo, ante el inmenso poder mental de ese cerdo.

- Ábreme el pantalón, puta.- ordenó el renco.

Primero le observó el bulto, se resistía pero era imposible manejar sus manos ahora. Mamá metió la mano bajo su barriga y, tomando el presillo, procedió a soltarle el pantalón y bajarle el cierre.

- Ahora puta, me la vas a sacar y ya sabes qué hacer con él.

Como le habían ordenado, la rubia Sra Tapia cerró sus ojos y empuño aquella verga que estaba completamente parada. La sonrisa de ese degenerado se amplió mientras ella lentamente iba agachando la cabeza frente a sus robustas piernas, con sus dos manitas frágiles sosteniendo aún la verga. Se lamió los labios, volteando a verle.

- ¿Estás viendo esto Compadre?- le dijo a su compinche.- Esta putita va a meterse mi verga en la boca y a chupármela, ¿Estás de acuerdo, Poncho?

El sujeto estaba pendiente junto a ellos, con la intención de tener un acercamiento de la cara de aquella hermosa hembra a solo centímetros de la verga de su compadre. El sujeto no podía ni hablar, se limitó a asentir con la cabeza.

Decidió fastidiarla un poco más.

- Putita, dile a mi Compadre lo que quieres hacerle a tu macho y que no se lo pierda.- le dijo sonriéndole amistosamente.

Mamá volteó a verlo, aun sosteniendo aquella erección frente a su cara.

- Voy hacerlo,- dijo ella con voz cortada.- Voy a chúpasela, y quiero que me vea haciéndolo.

Mamá volteó nuevamente hacia la verga, se lamió los labios y abriendo ampliamente la boca se metió el brillante bulbo. Los ojos del otro sujeto se extendieron al máximo mientras la boca de aquella milfa descendía sobre la estaca.

- ¡Puta madre te lo va hacer aquí..

Mamá tenía una mano en aquellos guevos y se los acariciaba con los dedos y la otra envolvía la redonda base de la estaca mientras lamía el glande. Su lengua se enroscaba alrededor y de vez en cuando apretaba sus dientes suavemente atrás del glande. Empezó entonces a hacerlo, chupando fuertemente forzando el glande arriba y abajo de manera que la verga le llegara hasta la campanilla.

El viejo sostuvo su cabeza para controlar sus acciones, ansioso de no estropear el momento demasiado rápido.

- ¿Alguna vez te lo ha hecho así Compadre?- preguntó.- ¿La vieja esa, la tal Romina te lo hace igual? ¡Dios, siento el fondo de su garganta Compadre. Si no lo hace más despacio voy a terminar llenándole la pancita de leche.

Mamá estaba arrodillada frente a ese cerdo, bajando aquella verga para que estuviera en posición casi horizontal, sus labios se deslizaban de arriba abajo sobre la estaca y ella volteaba a verle de cuando en cuando para verificar que tanto lo estaba este disfrutando. Sus senos se movían al compás de su balanceo y se columpiaban de atrás para adelante.

- Buena putita.. ahora mientras me la mamas jódete con tus propios dedos. Mírame. Estás tan excitada, tan caliente, que necesitas hacerte un dedito. Necesitas masturbarte como la puta que eres. Aquí, en un puesto de ropa, arrodillada y con las tetas al aire.. Necesitas hacerlo en frente de mi Compadre.. ¿Quieres joderte con los dedos?.. suplícamelo. ¡Suplícamelo, puta.

Mamá estaba dispuesta a cumplir cualquier orden degradante de ese renco, solo para poder estar tranquila, solo por obedecerle.

- .. por favor, Donn. ¡Por favor, déjeme hacerme un dedo. Por favor.

- Para ti, soy tu amor. Quiero escucharte suplicar un poco más.

- ¡Oh, Dios, Por favor, mi amor. Por favor, deja que me masturbe.. o jódame como quiera.. por favor.. quiero ser suya. Quiero que sea mi dueño, mi amor.. ¡Por favor.. ¡Por favor..

- Oh, pequeña, ya me perteneces, y no hay nada que puedas hacer al respecto. Y sé que te encanta. Adelante, métete los dedos en el chocho de puta que tienes para mí.

Mamá abrió ligeramente las piernas para poder meter la mano, y se penetró con los dedos su húmeda intimidad gimiendo y chupando mientras se acercaba al orgasmo. Se estuvo masturbando de rodillas ante su amo, se calentaba siendo consciente de que un extraño le observaba.

- ¡Se nota que le gusta mucho la verga Compadre.

Lejos de cohibirla de que un extraño hablara así de ella, su comentario le erizó la piel y le hizo tomar aquella verga con más fuerza; sólo logró decir:

- No sé, pero esta me encanta.

Mientras ella estaba tan entretenida el renco no paraba de decirle que se había vuelto toda una putita y sus comentarios hacían que más se encendiera, que jugara con su lengua en el pene, que lo succionara y tratara de comerla más. Él simplemente estiró su brazo y comenzó a tocarle el trasero diciendo:

- Déjame ver cómo llevas ese culo de puta.

Mamá levantó el trasero y lo dejó hacer.

Jaló su vestido más arriba y comenzó a pasar sus dedos sobre la línea de las nalgas, que por cierto al estar inclinada y arrodillada más se le abría. Cuando pasaba sus dedos sobre el ano, ella sentía toques eléctricos y más cuando recordaba que estaban en un puesto ambulante, y que voces de la gente en la calle todo se escuchaba.

Mamá presionaba su trasero hacia atrás como queriendo insertarse aquellos dedos y el viejo se dio cuenta de eso:

- ¿Qué quieres putita? ¿quieres que te los meta?

Ella le decía que sí con la cabeza y mirándolo a los ojos sin sacar su pene de la boca. Estaba ya perdida y demasiado excitada para negarlo.

- Anda pídemelo, ¿qué es lo que quieres putita?

Entendió que esa era la reacción que él esperaba y se atrevió nuevamente a responder:

- ¡Aagh, Que me joda con sus dedos.

Esperaba que con su respuesta lo hiciera, así que volvió a atenderlo con la boca. Pero no, no lo hizo, sino que sólo puso su mano en su trasero mientras ella se lo mamaba.

- Sigue mamando pequeña, ¿te importa más que te vean o que yo te siga cogiendo por la boca?

- Gueh, que me siga usando por la boca.- respondió.

Todo esto era como una película surreal; afortunadamente, si queda así decirlo, el pervertido viejo no se la había entregado a su Compadre, es más creo que solo intentaba presumirle de como la vida se le había cambiado, es más se mofaba de como su compinche estaba casi tirando la baba y muerto de desesperación por ponerle las manos encima. Todo eso, combinado con las sugestiones tenían a mi Madre transformada, sentía y quería ser la puta de ese viejo, que no podía ponerse freno ni detenerse ella misma.

- Eh, que le parece la hembra que me cargo Compadre, he.. ¡Jejeje.. Esta buena la cabrona, “¡SPLASHH!!”

- ¡Diablos, no contaba con esto Paul.- dijo el tipo a la vez que se levantó y se abrió el pantalón.

Pude ver que efectivamente la traía de lado, claramente se figuraba una verga dura y bastante grande entre su marañal de pelos negros que sobresalían de los calzones. Su cosa, bastante dura desde hace rato, cosa que no me sorprendía, salto hacia arriba tras el tirón que se pegó de los calzoncillos, para luego acabar con una erección de algo más de unos noventa grados.

Era larga, de unos dieciocho centímetros más o menos, no lo sé a ciencia cierta porque no me interesaba estársela viendo, ni mucho menos. Pero mi experiencia al ver tipos con mi Madre me permitía distinguir tamaños por comparación. Y esa era grande, pero claro, no la más grande que había visto.

El grosor estaba bastante bien y el glande lo tenía bastante rojizo e hinchado. La tenía doblada hacía la izquierda. Sin ser monstruosa, el conjunto que formaba la herramienta con el escroto y sus dos aguacates colgando la hacía verse poderosa.

Sin dejar de ver a su costado mientras se tocaba el pene, suavemente de adelante atrás, de donde no pude apartar la vista puesto que si atacaba a mi Madre con esa cosa seguro que la lastimaría.

- Debo de admitir que la has hecho bien Paul, jamás había visto una mujer así.- decía mientras que sentado en la silla mantenía las piernas abiertas sin dejar de mantener su mano empuñando su palo.

Mamá se movía con dificultad haciendo su trabajo, el perverso renco la acomodó de tal modo que su trasero quedara de frente a su Compadre. Bajó lentamente una mano hasta colocarla en su culito y comenzó a insertarle el dedo medio lentamente.

- ¡Ooooooh!, No debo.. yo no puedo..- dijo al sentir la penetración.- ¡Aah, Se siente tan bien.- terminó de decir una vez que tenía en su totalidad el dedo largo introducido en el culo.

- ¡Ahora muévete piruja.- dijo el renco.- Enculate tu misma.

Y sin ninguna complicación Mamá comenzó a encularse sin ningún problema, una y otra vez. Rápidamente tomo un ritmo constante subiendo y bajando la cadera para ensartarse el dedo hasta el nudillo, comenzando a gemir como toda una puta. El tal Poncho se acercó:

- ¿Puedo participar?- le preguntó.

- Que pasó Compadre, se mira pero no se toca, además el motivo de mí.. ¡Ooh.. como succiona esta zorra. El motivo de mi visita es por el negocio que teníamos.. en mente. Ya tengo la pasta.. ¡Ooh, s-solo es necesario empezar.

- Tengo la merca en la casa. Si quieres vamos para allá, sirve que la pruebas y me dices si lo hacemos.

- Pues no se diga.. más.. ¡Ooh.. pásame sus bragas.

El sujeto levantó las bragas de Mamá para que una vez aspirarlas con su nariz dárselas al renco.

- Abre la boca puta.- le ordenó.

Mamá así lo hizo y ese asqueroso le dejó caer un salivazo dentro de la boca. Después sujetó las bragas y se limpió la verga de saliva con ellas. Luego inclinándose entre las piernas de Mamá, procedió a limpiarle el fluido que salida de su vagina. Cuando la zona de su vagina estaba más o menos limpia, el viejo hizo una bola con las bragas, la puso en la entrada de su intimidad, y la empujó con fuerza con dos dedos. Tras un par de empujones las braguitas desaparecieron dentro del chocho de Mamy.


Una vez que ella se acodo sus ropas y se ajustó las medias de nuevo abandonaron el puesto, claro con los reclamos de la vieja Romina, celosa e improperios contra mi Madre y cruzaron la calle. Ellos caminaban delante, el renco abrazado por la cintura, como una par de enamorados. Ella vestida de prostituta y el viejo de su chulo. En ocasiones la hacían ir a ella sola adelante, para que ambos pervertidos pudieran apreciar el movimiento de aquellos carnosos glúteos blancos asomar por debajo del vestido al ir caminando. Miles de rechiflas y palabras obscenas se escuchaban por los vagos, otras de mujeres que no daban crédito de como una mujer como ella iba con esos viejos.

Les seguí varias cuadras, irrumpieron en una casa vieja con la fachada deslucida por numerosas pintadas, en un mal estado de conservación. Al parecer viva solo, en una casa que si la ves pensarías que estaba abandonada.

- Pasen.- dijo el tipo espantando unos gatos.

Era una auténtica pocilga, compuesta por un pequeño saloncito con muebles sucios y empolvados, una estrecha cocina toda asquerosa, un habitáculo con el baño, compuesto por un lavabo pequeño y un inodoro sin higiene, la taza, de donde manaba un olor insoportable.

Una luz tenue amarillenta iluminaba la sala. El Poncho cerró la puerta y jaló la cortina para no ser interrumpidos. Un olor pestífero contaminaba la atmósfera. Mamá a pesar de su situación mental se sentía cohibida de encontrarse entre aquella inmundicia, a expensas de aquel marrano.

El sujeto soltó las llaves en una mesa y se dirigió al renco. Yo entre la basura del lugar y algunos gatos observaba por una rendija de la cortina lo que sucedía ahí dentro.

- Ande Compadre, vaya por unos vasos a la cocina.

Con suma confianza, el renco andando a su modo se adentró en la mugrienta cocina. No había puerta, por lo que podría ser testigo. Aquello daba ganas de vomitar al ver la mierda que había por las encimeras y el refrigerador, pero acostumbrado a esa mierda rebuscó hasta encontrar un par. En la sala, el sujeto se detuvo junto al sillón individual y terminó de desabrocharse la camisa, enseñando su pecho moreno y peludo en toda la zona. Mamá esperaba ante él con el bolso en la mano y nerviosa.

El sujeto quien miraba el escultural cuerpo de aquella rubia espectacular que se encontraba solo a un metro de él, se permitió a estudiarla mientras su compadre no estaba, parte por parte, curva por curva, de una forma descarada y quizá un tanto arrogante por su parte, ya que a estas alturas sabía muy bien que faltaba muy poco para cumplir con uno de sus mejores sueños y su Compadre se lo había traído.

Recorría e inspeccionaba con lasciva observancia la hermosa anatomía de la viuda: Uno setenta y cinco de altura, unos perfectos pechos y totalmente proporcionados a su físico, la tersa y suave piel de sus hombros totalmente al desnudo, unos muslos y piernas maravillosas enfundadas en aquellas medias y finalmente con su alisado cabello rubio hasta la parte baja de su espalda, que más parecía la de una bella actriz pornográfica a la de una real dueña de Industrias Tapia como lo era ella, aun así mi Mamá se veía hermosa.

Grácilmente posó su blanco cuerpazo en un mugriento sillón lleno de bachichas de cigarro y otras inmundicias que estaba a solo un metro del sujeto, que no perdía ni un detalle de las desquiciantes curvas que la rubia le estaba ofreciendo.

- Y así que vive aquí?,- le preguntaba con una voz nerviosa y observando a su alrededor la suciedad.

- Si mamita rica, este es mi nidito de amor.. aunque tengo muchos, ¡Ah.. Perdón por el desorden, es que no ha venido la mucama, ¡Jajaja..- dijo con su fastidioso sarcasmo.

- Ay que sed Don, me podría acercar solo agua, por favor..

- No faltaba más mi putita rica,- le contestaba el viejo renco cuando se acercó a su lado.- ¿Pero cómo agua?, te prepararé un trago.

Mamá sin entender el porqué de su comportamiento y dejando de lado cualquier tipo de pudor o sentimiento de rechazo corporal, se movió del sillón para quedar sentada junto a él, pasó su brazo por los hombros de su terapeuta, sintió que la prominente panza del viejo no le permitía adosarse como ella hubiese querido, pero el renco al ver su entrega total en la que la tenía sumergida la abrazó por debajo de la cintura y se la repegó con brutal y ansiosa desesperación.

- ¡Ay Donn, no me apriete tanto, jijiji..- le decía y reía mientras mantenía su trago en una de sus manos, al notar el ímpetu en que el renco le manoseaba casi por completo los muslos.

El viejo buscó con ahínco nuevamente los sabrosos labios de mi Mamá, quien no lo dudo mucho para dejar besarse por él, lentamente y a medida que el asqueroso beso continuaba el viejo se fue tranquilizando, ella por momentos sentía asco, pero las sugestiones anteriores y las situaciones en el puesto de ropa poco a poco lo iba pasando, al minuto la encamable viuda ya estaba entregada y caliente.

- ¿No le importa verdad Compadre?, pero esta putita no tiene llenadera. Anda zorrita, trépate en mis piernas para que me bailes. Compa, ponga algo de música, ¡Jejeje..

El tipo más caliente por lo que estaba viviendo se levantó de inmediato para poner un casete de su vieja grabadora para amenizar el momento. Mamá para luego y en forma casi inmediata, se levantó y fue pasando una pierna por sobre la panza del renco para quedar a horcadas sobre él, lanzándose a devorar su repulsiva boca como una verdadera posesa, mordiéndole suavemente los gruesos labios, jugando con su lengua y él con la de ella.

Ver a Mamá encima de ese animal era como una auténtica diosa, un prodigio erótico a la lascivia, lujuria y morbosidad en que ella se encargaba de llevar la situación. El desgraciado aprovechaba su posición para acariciarle los pechos, para lamérselas con desesperación cuando no la besaba, para chuparlas y mamarlas como si este fuera un bebito sediento de leche.

En sus toscas manotas sentía las suavidades de su piel con olor a su cremosa esencia corporal, olía a hembra, su verga ya latía desesperadamente por adentrarse al interior de aquel cuerpazo. A cada palpitación de su verga, se producía un leve contacto con la intimidad desnuda de Mamá, produciéndole una placentera y arrebatadora sensación, además de que llevaba las bragas encajadas.

Mamá le tomó por las muñecas, mirándolo con una cara de puta pervertida y aun encaramada sobre su prominente barriga, fue ella misma la que llevó aquellas toscas manos desde sus pechos a su parte más carnosa, el renco que ya estaba a reventar el pantalón por lo hinchado que tenía su cosa producto de la inmensa calentura y los tallones que le daba ella al mover de manera desquiciada la pelvis, casi lo consumían, solo se deba hacer por aquella hembra caliente y apretaba por debajo del vestido las duras carnes de su voluptuosa anatomía.

- Vamos putita rica.. ya déjate de mamadas y muéveme la cola sobre tu verga.


- ¡Mhmm..- simplemente respondió, dándole a entender que ella lo haría, al tiempo que se daba la vuelta y tomaba su bulto y se lo ubicaba posándoselo debajo de sus nalgas a la vez que cerraba sus ojos en señal de entrega para dejarse caer casi con brutalidad, aplastándole los genitales y dando un sonoro gemido de placer.

Para luego comenzar con unos suaves movimientos de sube y baja, sintiendo y deleitándose con las increíbles y ricas sensaciones que le provocaban el estar sentada en la tranca de su terapeuta mental, quien yacía recostado y casi incrédulo de la increíble reacción en la que ella se estaba comportando.

Mamá por su parte y por la expresión de su cara se notaba que lo estaba disfrutando al máximo. Continuaba con los mismos suaves y cadenciosos movimientos de cintura y caderas, apretándosela hasta más no poder, al tiempo que se comportaba como una verdadera puta profesional. Al Compadre cada vez se le ponía más dura la verga, y más al verla que gradualmente iba acelerando sus movimientos, por cada segundo que pasaba, observaba a su amigo me imaginaba los placenteros y gratificantes placeres que una mujer tan despampanante como ella podría ofrecerle.

El renco también empujaba la apéndice hacia arriba para empalar aún más a la caliente viuda que si no fuera porque ambos llevaban ropa, pareciera que se la estaba jodiendo, a la vez que se decía para el mismo, “Mira cabrón esta es mi hembra, la que nunca podrás tener.”

- ¿Le gusta así?- le preguntaba Mamá inducida a su horrendo mentor, con sus hermosos ojos casi cerrados, producto de la excitación en que se encontraba ahora.

- Si putita, realmente lo mueves rico.. ¡Jejeje.. ¿Usted qué opina Compadre?

- S-sí.. baila como una autentica bailarina exótica, ¡Jaja.. Pero porque no le muestro a lo que vinos Paul, tengo una merca de maravillosa.

- A ver, a ver.. saca, tener este culón entre las piernas hace que mi cadera me empiece a doler, ¡Jejeje..

- ¿Quiere que me baje Don?- preguntó ella preocupada.

- Tú no te preocupes cariño, sigue cabalgándome rico.. putaaa!!

Mamá como una autentica stripper inicio una acelerada cabalgada, con la única intención de sentir en sus voluptuosas sentaderas la dura verga del viejo, se meneaba con auténtica calentura, en ciertos momentos ondulaba su cintura, arremetía y oprimía la verga que tan deliciosamente dura estaba aplastando, para luego volver a un rítmico meneo que ya la estaban llevando hasta el mismísimo cielo.

El otro sujeto fue y rebuscó entre unas bolsas sacando unas piedras en forma de cristales, las colocó en una especie de embudo de cristal y empezó a calentarlas. Pronto aquellos cristales empezaron a hervir y a producir mucho vapor.

- Mire Compita, pruébela.. me acaba de llegar.

El degenerado renco determinó que ya era suficiente con tan acalorado baile que sabrosamente Mamá lo estaba calentando. Se enderezo como pudo y trabajosamente, ya que la ella quien se encontraba perdida en el mar de la lujuria no podía dejar de tallarse violentamente, esto al degenerado le encantaba pero quería ir a ver lo que su Compadre le tenía.

- Baila tu sola putita.. mientras yo me quito este pinche dolor de la cadera.

Una vez enderezado y cuando Mamá quiso lanzarse a besarlo el renco la tomó de sus suaves y pronunciadas nalgas y la separó de una, arrojándola de espaldas al sillón. Mi Madre no sabía muy bien lo que estaba pasando, cuando le vi alejarse junto a su Compadre y aspirar por la boca de aquel embudo de cristal, se  absorbió todo el vapor del cristal y levantó la cabeza al techo, sintiendo como la droga le circulaba por la venas y le topaba en el cerebro.

Por otro lado el Compadre estaba tan excitado, aunque por el respeto que le tenía a su amigo le impedía lanzarse sobre esa rubia tan buena. Mamá se exhibió al bailar sola en aquella inmunda sala, contoneando su trasero, con las nalgas vibrándoles y los pechos botando apretujados en aquel minúsculo vestido.

El desgraciado se tocaba o se rascaba con descaro, atento a las piernas blancas y largas, a los movimientos del culo y los pechos. Cuando pasó al lado del renco, éste se permitió el lujo de soltarle una sonora palmada en el culo. “¡SPLASHH!!”

- ¡Qué buena estás hija de la chingada..

- ¡Au..- se quejó ella llevándose la mano a la nalga afectada.

- ¿Le importa Compa, que saque a su mujer a bailar?- le preguntó el tal Poncho a su Compadre.

- ¿Qué?.- miró de reojo hacia él mientras se absorbía más droga.- Lo que ella quiera.- dijo con voz temblorosa, como un intoxicado.

- Ven, bomboncito, tu querido quiere que bailes conmigo.

- B-bueno.- se ofreció ella, tremendamente excitada por ser el centro de atención, excitada por sentirse convertida en la puta de ellos.

Sonaba una canción popular de barrio. Observé cómo el sujeto sin más la tomaba de la cintura para bailar pegados, como si estuvieran enamorados, el cuerpo tosco y moreno del sujeto en contraste con el de mi Madre blanco y delicado. El muy cabrón sabía cómo bailar y como aprovecharse, aprovechaba para tallar las tetas de mi Madre rozandose a su pecho peludo, se aplastaban ligeramente por su piel morena.

Mamá sentía su fragancia a macho, el cosquilleo del vello por sus pechos, su cuerpo duro y las asperezas de sus manotas por la espalda. Se miraban a los ojos.

- ¿Te gusta cómo bailo, bomboncito?

Notó que le bajaba la mano por la cintura y le manoseaba suavemente una nalga.

- Sí, pero no hace falta que me toque ahí para bailar.- le atacó ella.- El Don nos está mirando.

- A mi Compadre no le importa que bailes conmigo. Puedes tocarme tú también si quieres.

- Yo, a usted ¡Jijiji..- y sin poder creer lo que veía, Mamá le asestó una palmadita en su nalga.

Sus pechos continuaban rozándose por aquel pecho duro y peludo. Él procuraba pegarse más a ella para aplastárselas.

- Bebe.- apremió el sujeto-, bébetelo entero.

- ¿Yo, eso?

- Ah, ya entiendo.. una mujer como tú está acostumbrada a licores caros, no es así?, las putitas deben estar acostumbradas a beber lo que sea, lo que sus clientes les pidan. ¿No eres capaz?

La palabra putita y que se lo dijera un sujeto desconocido y tan macho la calentaba.

- Claro que soy capaz.

- Y si no qué.. te castigo.- le susurró al oído.

- ¿Qué piensa hacerme?- le retó ella.

- Ya lo veremos.

- ¿Y si me lo bebo de un trago?

- Entonces tú me castigas, anda bombón, es solo un juego.- le dijo él.

Dejaron de bailar y se apartaron unos centímetros el uno del otro. El tipo fue el primero en tragarse la cuba entero, de un solo trago. Luego empezó ella a beberse el suyo, pero Mamá no estaba acostumbrada a beber, y mucho menos algo tan corriente y fuerte.

- ¡Argh.. sabe horrible.- sonrió-. Como pueden beber esto.

- Tendré que castigarte-. miró hacia el renco.- ¡Compadre, voy a tener que castigar a esta lindura, ha perdido una apuesta y las apuestas se pagan, ¿verdad?.

El renco ahora se encontraba aturdido, sólo sonrió como un imbécil, percatándose de que su Compadre ya tenía a Mamá bien sujetada por la cintura.

- Díselo, Compadre.. dile a este bombón que aquí en el barrio se tienen que pagar las apuestas.

El renco se mantuvo en silencio por unos segundos, con una estúpida sonrisa dibujada en los labios, con los sentidos difuminados por la droga. El tipo le atizó un manotazo en el hombro.

- ¡Díselo, Paul.. di que quieres que castigue a esta zorra.

- Si ha perdido..- dijo débilmente.

El sujeto se volvió de nuevo hacia ella.

- Tu querido quiere que te castigue, ¿cómo la ves.

- No sea malo conmigo, ¿ok?

- Sácate las bragas del chocho.

- ¿Eso me va a pedir?- le dijo sonriendo.

- Apuesto que las traes más empapadas que los calcetines de un regador, ¡Jajaja.. Que te saques las putas bragas del chocho.- le regañó.

- Esta bien, tranquilo.

Ante los ojos de los dos, se levantó el vestido y enseño la rajita del chocho, dejando el triangulito de vellos dorados expuesto. Después flexionando las piernas y como si fuese a dar una meada de pie con la pinta de sus uñas hurgó dentro de su intimidad para jalar las pantaletas. El tal Poncho, nervioso, no se pudo reprimir, refregándose el bulto que le estorbaba ya dentro del pantalón. Miró al renco.

- ¡Mira lo puta que es Compadre. ¿Te gusta, eh? Te gusta ser una puta y que te castiguen.

Mamá no se atrevió a mirarle. Estaba pasando mucha vergüenza, pero se sentía excitada, las sugestiones le impedían ver la realidad. El renco la miró.

- Muy bien, putita.. así me gusta, que pagues todas tus deudas ¡Jejeje..

- ¿De verdad lo hice?.- dijo mirando las bragas recién salidas de su rosada intimidad.- Qué vergüenza.

- Presta pa'ca, y llena otros vasos, putita.- le ordenó mientras este olfateaba sus delicadas pantaletas.

El desgraciado ya empezaba a tomar otra actitud más arrogante. De nuevo Mamá, sin bragas y prácticamente sirviéndoles de putita, tuvo que acatar sus órdenes. Llenó primero al renco, después la de ese tipejo, que recogió el vaso sin dejar de refregarse el bulto con las pantaletas.

- Sírvete otra bombón. ¿o es que no quieres la revancha?

Se echaron una mirada profunda, reparó en su bulto y de cómo se rascaba este con sus pantaletas. Después terminó de llenarse ella su vaso y regresó a donde estaba, como si el sujeto fuera la voz cantante de la situación.

- Muy bien, bomboncito. No ha estado mal el castigo, ¿no?

- Hasta cuándo va a tener mis bragas así, es un poco incómodo, ¿sabe?

- Hasta que yo quiera putita, ¿entendido?

- Bueno, pero, ¿no va a darme la oportunidad de una revancha? Para que pueda recuperar mis.. ¡Jijiji.. bragas.

- ¿Y si pierdes otra vez?

- No creo que pierda.

- Adelante, bomboncito.. procura no perder o ya sabes. ¡Jajaja..

Miró al renco antes de empinar el codo y le sonrió arqueando las cejas. Después comenzó a beber, pero bajó el vaso cuando aún le quedaban 1/4 de líquido. Tuvo que escupir ante la saturación de alcohol. Miró al renco, como esperando su reacción.

- Perdóname, ¿no? Casi me lo he bebido todo.

El sujeto la agarró del codo y le dio un rudo jalón hacia él, hasta que sus pechos nuevamente chocaron contra sus velludos pectorales.

- Te vas a quitar ese vestidito bailando, bomboncito.- y le dio unas palmaditas en la cara.- ¿O es que la putita no sabe cumplir los tratos.

- ¿Bailando?

El sujeto notó ese interés, por lo que muy seguro dijo:

- Si, como una teibolera.. de esas viejas que menean las nalgas por dinero, ¡Jaja.. me parece que tú también eres buena para eso.

- ¿Usted cree?..- Mamá posó sus manos en su gran trasero, se veía alegre, quizás por el alcohol, juguetona y traviesa.

- Por supuesto.. es más, que tal si bailas un poquito y hasta te pongo un billetito. Te sentirás como una de ellas.

Por un momento Mamá no respondió, las palabras te sentirás como una de ellas rezumbaban en su cabeza, pensando si hacer o no lo que le pedía este sujeto.

- Pero.. nunca he bailado así.- no estaba muy convencida, una parte de ella se negaba, pero la otra quería hacerlo, quería sentirse deseada, una teibolera.

- Por mi Compadre no te preocupes mamacita,- el sujeto se levantó de la silla y dio otra palmada al intoxicado renco.

- ¿Entonces qué Compadre.. que baile como una teibolera?- preguntó el sacando un billete de 100 pesos y mostrándoselo, esto provoco una risa en Mamá.

- Sí que baile mi putita.. ¿pero no te parece que merece más que esos 100 pesos cabrón? ¡Jejeje...- preguntó el perturbado renco con esa sonrisa de estar ahí pero en su mente divagar.

- Se merece eso y más.. Pero primero debo ver el show. ¡Jajaja..- la fuerte carcajada resonó en todo el cuchitril.

En verdad al renco le importaba un poco el baile, lo que en realidad quería era seguir sumergido en las sensaciones calmantes de dicha droga. El tipo buscó otro viejo casete más acorde al momento. En ese momento comenzó a sonar la música, una melodía cumbiera, música estúpida y sin sentido, pero en ese momento le pareció acorde pues la rubia lentamente comenzó a menear sus caderas a como anteriormente lo había hecho en el puesto.

El sujetó entonces se acomodó en su silla disfrutando del espectáculo. Mamá empezaba a moverse de manera más sensual, como una profesional, por momentos sus movimientos eran lentos, sensuales, y por otros aceleraba el ritmo, mientras sin quererlo su vestidito se le subía un poco dejando a la vista del sujeto por momentos donde los muslos terminaban su nombre y continúan con las posaderas.

Mamá se encontraba en un momento de grata excitación, giraba y levantaba sus brazos para hacer volar su dorada cabellera, tocaba su cuerpo de manera muy sensual, se sentía sexy, provocativa, deseada, como queriendo que el sujeto también se calentara. No había que esperar mucho para que eso sucediera, pues el tipejo se frotaba el miembro por encima de su pantalón con las bragas de mi Madre en el puño.

Ella daba unos pasitos adelante lentamente hacia él, pero se daba media vuelta, agachaba la mitad de su cuerpo, de esta manera sus impresionantes nalgas quedan a escasos centímetros del rostro del Compadre, cosa que el desgraciado no pasaba por alto, y cuando estaba a su distancia con cada mano la tomaba de las caderas, para después intentar besarle aquellas pompas que parecían tragar la tela del vestido.

Varias veces lo intentó sonriendo, de no ser porque Mamá también juguetona se separa unos metros, y sonriendo mientras con su dedo índice lo menea de forma que no lo hiciera. Mamá cada vez se excitaba más ante tal situación, cada vez se sentía más como una vulgar teibolera, tomaba sus pechos con las manos y los masajeaba, por instantes levantaba su vestido para arriba, para después volver a bajarlo dejando su gran trasero a la total vista del sujeto.

Para un ser tan vulgar como este que ya la había visto antes, a pesar de todo le era imposible no maravillarse ante tal visión, que a pesar de su tamaño, su trasero se mostraba completamente duro, blanco, sin rastro de algún tipo de imperfecciones, y no solo eso, también ver aquellos suculentos senos, que subían y bajaban debido a lo bien que se estaba moviendo su dueña.

La sonrisa de mi Madre no se hace esperar, sabe que ese hombre la deseaba con todo su ser, que a su grado de calentura también lo desea. Sus hermosos cabellos dorados le caían en el rostro, a lo que muy sensualmente se los retira de sus ojos. Nuevamente se acerca, coloca una de sus espectaculares piernas en la silla, en medio de las piernas del tipo quien no puede creer que la tuviera tan cerca ahí frente a él y en su pestilente cuchitril donde vivía.

Mamá en su rol de bailarina exótica, toma el cierre de su bota y lo desliza hacia abajo. Pero el tipo rápidamente la toma son su mano y le dice:

- No te las quites bombón.. las teiboleras siempre se despelotan con las botas puestas.

Ella sonríe y vuelve a subir el cierre, si al sujeto le gustaba así, por ella no había problema. Entonces vuelve a separarse de él y continúa bailando, dándole la espalda tocándose sensualmente.

- Muy rico mamita pero ya es hora de quitarse la ropita.. ¡Mucha ropa, mucha ropa..- empieza a cantar sin dejar de masajear su pene en ningún instante.

Mamá sabe que tiene razón, ha llegado el momento de desporjase de su prosti vestido, ese vestido hecho precisamente para vulgares prostitutas. Comienza a hacerlo eso sí muy despacio para que el sujeto se caliente más. Estuvo a punto de hacerlo, sin embargo cuando ya llevaba le vestido por los muslos la canción dejo de sonar.

- ¡Ay no.. sin música yo no lo hago.- para posteriormente regresar su vestido a su posición.

Pero el lujurioso Compadre ya estaba muy caliente y no iba a dejar que las cosas se le pasarán, la sujetó del brazo forzándola a repagarse a su cuerpo, obligándola a que se sentara en sus piernas, quedando ella encima de este con sus piernas bien cerradas, sintiendo el duro miembro el sujeto entre sus nalgas, con sus rostros a escasos centímetros.

- No, mamacita.. me lo tienes que cumplir. Tienes que pagar.

Las manos del sujeto jugaban con su espalda, le encantaba la curva que hacia cuando bajaba a su trasero.

- Pero.. usted me dijo que tendría que bailar- dijo Mamá fingiendo ingenuidad, intentando con eso que ahora fuera él quien tomara la iniciativa.

Para un tipo seguro como este así lo hizo, tomándola con una mano la beso, larga y profundamente. Mi Madre sintió la babosa lengua del sujeto que buscaba hasta la campanilla. Ella cerró los ojos para abandonarse a aquel hombre que la tenía tan excitada. Sus lenguas se mezclan, solo que esta vez lo hacían de manera más frenética, probando el olor a alcohol barato que emana del sujeto, pero ya en estos momentos no le desagrada tanto.

El renco parecía no darse cuenta de los avances de su Compadre, es más parecía un pelele divagando en un mundo surreal. La mano del sujeto que hasta ahora se encontraba en el inicio de la curvatura de las nalgas se despega y las lleva hacía la mano de ella, la obliga a que lo masajee por encima del pantalón. Incluso al sentir esa verga por encima del pantalón, ella en su estado de sugestión y exhibicionismo se acelera y lo empieza a masajear en esa zona.

Dentro de aquel cuchitril se respiraba sexo, Mamá se despega de aquel beso, sus pechos suben y bajan por la excitación, el sujeto sigue besando su cuello, por momentos le daba pequeños mordiscos en el cuello y en la oreja.

- Pare por favor.. e-esto no está bien.- logra decir Mamá sin der de masajear el miembro del sujeto.

- Claro que no está bien bombón.. tu aun sigues ropa, ¡Jaja..

- No por favor.. ¡Sáqueme de aquí Don Paulino.- y se levanta repentinamente.

Esto sonó muy convincente, tanto que el sujeto lo pensó, a pesar de las ganas que tenia de que su verga se adentrara entre aquellas carnosas piernas, no quería que todo esto se le fuera de las manos, no quería que la hermosa rubia despertara del letardo a su Compadre y este se la llevara ahora que había estado tan cerca.

Él podría obligarla a tener relaciones, pues era más fuerte que ella, pero se detenía al pensar que pudiera acusarlo de violación, pero por otro lado quería tenerla por las buenas, quería ver de lo que era capaz ahora que la tenía completamente a su merced.

- Compadre.. Compadre..- fue a hablarle.- Su mujercita está caliente, pero necesito su aprobación.

Mamá estaba expectante, sintiendo como el sujeto hablaba con su mentor para preguntarle.

- Su vieja está muy buena Compadre y quería darle un faje.

- ¿Qué….?- preguntó el atolondrado renco una vez que reaccionó, la petición lo tomó por sorpresa.

- Como lo oye.. quiero darle un fajecito a esa putita.. ¿me la presta?

- ¡Que te la presto ni que ocho cuartos.- reaccionó enojado el renco.- ¡Y tú reverenda puta, ven acá.

El renco se paró y se detuvo frente a ella. Mamá percibió en los ojos del viejo su rabieta, percibió su estado de enervación producido por la droga. Le bajó un poco el vestido por los hombros hasta descubrírselos, dejándola en una posición muy sexy ante su Compadre, y comenzó a masajearla.

El Compadre observaba fascinado delante de ella. La vio cerrar los ojos, relajada, moviendo el cuello.

- Atiéndala bien mi compa.. ya sabe cómo son las viejas, las deja uno solo y empiezan de putas a calentar a otros hombres.

Se la llevó al sillón. Las manos del renco se deslizaron despacio hacia el escote, abriéndolo en su recorrido y abordando sus pechos. Comenzó a masajearlas ante los ojos de su Compadre, levantándolas por la base para pasarle luego la lengua por encima de los pezones.

- ¡Ay, Donn, nooo.. qué hace, no me toques así.

- Chsss, tranquila.. andas de caliente, pero lo harás conmigo.- le dijo exprimiéndole las tetas con suavidad, aplastándoselas con una mano y zarandeándole los pezones con los pulgares.

- ¡No Donn, por favor, esto no..

- Cállate puta.. Quiero que me relajes.

- ¡Donn..


La besó rozándola con los labios, sobándole las tetas mediante fuertes caricias. Mamá exhaló con el ceño fruncido, evidenciando su excitación. Con la mano derecha le acarició el cuello y la cara y volvió a besarla, metiéndole la lengua dentro de la boca.

Ella le correspondía. Los pellizcos en las tetas cada vez eran más rudos. Se las estaba enrojeciendo de tanto manosearlas. El Compadre se abrió el pantalón y comenzó a pelarse la verga, su verga ancha y larga, con venas señaladas por el tronco, presenciando cómo su Compadre la besaba y le amasaba las tetas.

El renco apartó la cara para mirarla. Respiraba por la boca con el ceño fruncido. Le soltó una palmadita en el rostro.

- ¿Estás cachonda, puta?..

- Me está poniendo, Donn, pero no quiero.

Le volteó la cabeza hacia su Compadre sujetándosela con las dos manos por las sienes.

- Quiero que le mires, mira cómo se mueve la verga, ¿te gusta?.

Con las manos del viejo en las sienes, Mamá observó al sujeto desnudo, su cuerpo robusto y peludo, y cómo se pelaba aquel grueso salchichón, con los guevos zarandeándose a los tirones. Miró a los ojos de su Compadre.

- ¿Te gusta su verga?.- y le soltó otra palmadita en la mejilla, esta vez un poco más fuerte, con algunos cabellos cayéndole en el rostro.- ¿Te gusta?..

- Sí, me gusta..

Continuaba reclinada sobre el renco. Le pasó la mano derecha por encima de los pechos y le bajó el vestido hasta la cintura, exponiendo su vientre liso y sus tetazas libres, sus pechos blancos de pezones rosados donde se le notaban ligeras enrojecidas por los continuos magreos.

- ¡Mírale, no dejes de mirarle, me gusta que le mires.

Resbaló la mano derecha por el vientre y la metió dentro de sus piernas agarrándole el chocho con fuerza para masturbarle. Mamá hizo un gesto de dolor, contrayéndose. El Compadre veía la actuación de la mano dentro del canto del pequeño vestido. Los dedos se adentraban por su rajita. Le sacó la mano y llevó los dedos para que ella los chupara, para que paladeara sus propios fluidos.

El otro pervertido se la pelaba muy deprisa viendo como su Compadre la masturbaba. Mamá se removía quejándose ante penetración de los dedos, resollando sin parar, con los ojos fijos en el cuerpo de tal Poncho, obligada por su mentor a mirarle. Sus tetas se meneaban por las sacudidas de los dedos. Volvió amasarles los senos con ambas manos, dejándole la vagina escocida por las penetraciones. Ella meneaba la cadera sin parar, intentando frotarse más.

El Poncho se soltó la verga y dio un paso hacia ella. Le levantó el vestido y tiró fuerte de él hacía arriba para verle el chocho, dejándole el atuendo en la cintura de modo a cinturón completamente desnuda. Le elevó una pierna sujetándosela por el tobillo dejándola de ese modo expuesta, levantándole un poco la cadera del sofá. Ella le miraba. El renco no dejaba de sobarle las tetas, enrojeciéndoselas cada vez más.

- ¡Jódetela Paul.- le pidió el Compadre-, quiero ver cómo te jodes a esta zorra.

- ¡Sí.. Ooh.. Voy a joderla.

- ¡Qué suerte joderse a esta mamasota.

Mamá abrió los ojos y se tapó la boca. El renco se sujetó la verga para acercarla y se la hundió en el chocho avanzando lentamente. Mamá resopló en su mano al notar cómo la dilataba, cómo la penetraba, cómo la verga se abría paso en sus entrañas. Notó los guevos pegados y su barriga descansando encima de ella. Sentía sus manotas recorriendo sus piernas, sus besos por los gemelos, cómo le escurría el sudor de las sienes al metérsela.

Ella extendía los brazos hacia los lados, pero enseguida bajó la mano derecha para rozarse la rajita donde tenía clavada la verga, como si necesitara masturbarse al mismo tiempo que la penetraba. La barriga fofa del renco temblaba y se llenaba de gotitas de sudor.

Y comenzó a moverse, a joderla despacio mientras la miraba con ojos de rabia, como si quisiera disfrutar de la presión dentro de su chocho. La barriga se meneaba como un flan al embestirla. Mamá se fijaba en el sudor corriéndole por los hombros y la cara. Mientras el otro le mantenía una pierna abierta y en alto, estirada, con las botas en los tobillos.

El Poncho utilizaba la mano izquierda para también amasarle los pechos blandos, le metió dos dedos de la derecha dentro de la boca, pasándole las yemas por encima de la lengua, deslizándolas por sus dientes y por su paladar.

- ¿Te gusta, puta?- le preguntó el renco dándole una nueva cachetada y volviéndole la cara hacia él.- ¿Te gusta cómo te jodo?..

- Sí.- contestó con una expresión confusa de dolor y placer.

El otro cabrón aprovecho para besarla, para babosearla, sujetándola por el cuello con ambas manos. El renco flexionó las piernas de mi Madre con los muslos pegados al vientre, echándose más sobre ella para clavarle bien la verga. Mi Mamá mantenía la planta de sus pies pegadas a su barriga blanda. La cogía a un ritmo constante, pero profundo.

El Poncho dejó de besarla y le mantuvo la mirada hacia su Compadre mientras este se la hundía. Mi Madre cabeceaba jadeando en el tórax del puerco, dándose fuerte en la parte alta de su rajita para estimularse, pellizcándose con la otra mano sus pezones sensibles, percibiendo un gusto enorme por todo su cuerpo.

La ancha verga no paraba de entrar y salir. Las manotas del renco recorrían los muslos de sus piernas o sus nalgas, sin dejar de menear el cuerpo para perforarle bien el chocho. Mamá de vez en cuando miraba hacia los ojos del renco y el Compadre volvía a moverle la cara para besarla de nuevo, con besos grotescos, con las lenguas rozándose, aunque enseguida las manos regresaban a los pechos para sobarlos.

El renco pronto comenzó a fruncir el ceño mirando cómo su verga perforaba el chocho y aceleró los empujones. Los ríos de sudor le recorrían el cuerpo. Mi Madre miró hacia el amigo de su mentor, despidiendo gemidos secos, manteniendo las piernas flexionadas sobre el estómago.

- ¡A ver si la dejas panzona Compadre,- le advirtió Poncho.- me tocara a mí, bautizarte el chiquito, ¡Jajaja..

El renco sonrió. Ahora la empujaba deprisa contra mi Madre, hasta que sacó la verga y se la agarró con la mano para pelársela.

- ¡Voltéate zorra, te voy a joder como una perra.

Primero la besó y después retrocedió unos pasos hacia atrás. Mamá se incorporó, compartiendo una sonrisa con el Poncho, quien trataba de toquetearla por todos lados a las complacencias de su Compadre.

- Ponte como si fueras una perrita.

- ¡Sí, como usted quiera.

Se giró y se colocó a cuatro patas, con las rodillas cerca del borde y los pies por fuera del mugriento sofá. Las tetas se columpiaban bajo su cuerpo. Miraba al frente, precisamente hacia el tal Poncho. El renco terminó de quitarle el vestido. Se la peló unos instantes fascinado ante el glorioso culo que tenía delante de él. Le distinguía el ano en el fondo de la raja rosada. Le abrió las nalgas con los pulgares.


- ¡Qué buena estás,- dijo.

Se colocó la verga en posición horizontal y la dirigió hacia los bajos del culo, abriéndole el chocho con el glande y hundiéndola de un golpe seco. Mamá cerró los ojos al sentirle tan dentro y bufó cabeceando. La agarró de las caderas y comenzó a contraer el culo para joderla de manera profunda. En ocasiones ella le miraba por encima del hombro y le sonreía. Sus tetas danzaban alocadas a cada empujón. Se la sacaba casi hasta el glande para asestarle una clavada seca.

Las cosas ya estaban descontroladas dentro de aquel cuchitril, mi Madre y el renco gemían al unísono. El sujeto a su vez se acariciaba su verga presenciando el polvo que su Compadre le echaba a esa tremenda hembra. El renco le mantenía abierta la raja del culo con los pulgares para fijarse en su palpitante y rosadito ano, para observar el constante bombeo de su verga.

Gemían rítmicamente, primero ella y después él, sin alterar el compás. Mamá estaba envuelta en jadeos interminables, cabeceando como loca, muerta del gusto, al tiempo que el viejo aceleraba las embestidas.

- ¿Te gusta así verdad cabrona?, ¿eh?- le preguntó.

- ¡Siii, me encanta, ¡Ah.- respondió mirando a uno y después al otro.

- ¡Muy bien, puta, ¿y a ti, Compadre?..

- ¡La jodes bien, pero me encantaría que la puta me agarrara la verga.

- ¡Jodido cabrón.- le dio un manotazo en el hombro y miró hacia mi Madre.- ¿Has oído a mi amigo? ¡Agárrale la puta verga.

- ¡Venga, bombón.. ya lo dijo mi Compadre, agárrame la puta verga. Me pones muy cachondo.

Mamá se enderezó para alcanzarle, el sudor le brillaba por todo su cuerpo. Se inclinó ligeramente hacia él, con los pechos colgándole hacia abajo y moviéndose como campanas. Le rodeó el vergón con la mano derecha y le acarició los guevos con la izquierda. La tenía sudada y pegajosa.

Se la comenzó a sacudir sobándole los guevos a la vez. Se la pelaba a un ritmo apresurado, sujetándosela bajo el glande. El renco jadeaba despacio con los ojos entrecerrados. Su barriga fofa y sudorosa subía y bajaba con la acelerada respiración. Los pechos de mi Madre se zarandeaban chocando el uno contra el otro por la vibración de los empujones.

Los guevos se los exprimía con fuerza, provocándole frenéticos jadeos. Tenía la verga dura y larga, como la porra de un policía. El renco le acarició el culo empinado. Ella volvió la cabeza y él se inclinó besándola en los labios, pero enseguida Mamá se despegaba para masturbar al otro sujeto.

- ¿También quieres que te la chupe?- dijo de repente.

El sujeto volteo a ver al renco con la sonrisa de un niño al entrar a disneylandia.

- ¡Sí, hazme una mamada preciosa.

La forzó a doblarse sobre su pene. Mamá acató la orden y se agachó. El sujeto se colocó delante de ella y se deslizó el pantalón hasta quitárselo, enseñando su gruesa verga, una verga de piel negruzca con el glande redondo, rodeada de un denso vello y guevos gordos y peludos.

La agarró de la nuca y le bajó bruscamente la cabeza.

- ¡Chupa, anda, chúpame la puta verga.

Se la empezó a mamar curvada entre sus piernas, subiendo y bajando la cabeza a un ritmo constante, sujetándosela con la mano derecha para mantenérsela levantada. El renco levantó la cara con los ojos entornados por el placer, con las manos fuertemente sujetándola por las caderas. Yo, la observaba de espalda bajo la barriga de ese cerdo, subiendo y bando el tórax, con el culo en pompa, donde se apreciaba la entrada y la salida del miembro metida en el fondo de su raja.

Mamá recorría el tronco grueso de la verga con sus labios hasta bajar hasta donde su boca más podía, hasta sentir el capullo en la garganta, con el olor a sudor invadiendo su nariz. Hizo una pausa para tomar aire, aunque sacudiéndosela, mirándole sumisamente. Su manita apenas abarcaba el grosor de aquella nueva verga. Sin soltársela ningún segundo.

Se vertían los alientos uno al otro hasta que se fundieron en un beso.

- Qué bueno estás.

- ¡Tú también, bombón.

Mamá ladeó la cabeza para comprobar cómo se la hundía el renco y la apoyó en el pecho del otro. Ambos continuaban abrazados.

El renco le clavó un dedo en el culo a la misma vez que se la sambutía hasta el fondo, perforándole secamente el ano. Mamá apretó los dientes resoplando entre ellos cuando comenzó a joderla salvajemente, haciendo que todo su cuerpo se moviera por las duras embestidas que recibía. Su Compadre observaba el torso del renco brillar por el sudor, aferrado a las caderas de la mujer, sin emitir sonido alguno, sólo concentrado en darle fuerte.

Vi que el renco paraba empujando a fondo su cadera. El cerdo se vino dentro a juzgar por los meneos lentos sobre el culo de mi Madre, acezando con los ojos entornados. Mamá chilló como una perra malherida ante la profunda penetración final, sin alterar la postura, curvada sobre el sofá, mirando hacia el Compadre. Le llenó tanto la vagina, que al hacer fuerza esta escupió flemas de leche.

La agarró por la nuca y la estampó contra el pecho del otro, aplastándole los pechos, dejándola curvada con el culo en pompa. Ella, con la mejilla pegada al cuerpo del otro, miraba hacia sus ojos.

Le tenía la vagina taponada con su verga al eyacular, así que atrapaba el derramamiento de semen en el interior. Enseguida se separó, en ese momento con la verga flácida colgándole hacia abajo vio como de la vagina corría unos goterones de esperma. Le dio una nalgada a Mamá en el culo empujándola hacia el sofá.

- ¡Qué puta eres, y que rica estás pendeja.- dijo el renco mareado por el esfuerzo.

Llevaba la verga flácida colgándole por debajo de la barriga. La sujetó del brazo y la forzó bruscamente a levantarse.

- ¡Ven acá, perra.

La condujo sujetándola por el codo hasta la silla, con sus tetas botándole, aún con el vestido hecho nudo en la cintura.

- ¡Límpiame la puta verga.

El renco frunció el ceño bufando como un toro cuando Mamá se la sujetó, llenándose la mano de salpicones de leche que rodeaban aquel pene. Ella le dio varios tirones más, luego acercó la lengua a su barriga y lamió los gránulos de semen, tragándoselos después. Se irguió, retirando la mano de la verga, aunque se mantuvo erguida entre sus piernas.

- ¡Aah.. ¿He pagado mi castigo?.- dijo levantando su vestido y cubriéndose del frente como si hasta ahora le hubiera regresado el pudor.

- No bomboncito.. aun no has terminado el bailecito, ¡Jaja.. ¿Y usted Compadre, esta buena la merca o no?

- Bastante buena ¡Je je je.. mi cadera ya no se reciente nada, ¡Je je je..

- Cabrón, pues déjame te preparo otra.. digo para reponer del esfuerzo, ¡Jajaja..

- ¿Y porque no?, ¡Je je je..

Les hizo otra dosis en el embudo de cristal y le invitó. El renco tomó asiento en la mesa y Mamá permanecía de pie mientras intentaba vestirse, tenía la cara colorada y su cuerpo pegajoso por la traspiración. La presencia del sujeto y sus miradas acrecentaban el morbo que recorría sus entrañas. Se inclinaba para levantar sus cosas y le empinaba el culo, como excitándole.

El vestido se le subía unos centímetros y las bandas de encaje de las medias negras transparentes asomaban a la vista de los ojos del sujeto, que no dejaba de mirarla. Con las botas, exhibiendo su apariencia de putita, iba y venía. Se seguía respirando lujuria en el ambiente.

Mamá volvió a sentarse en el sofá para recuperar sus fuerzas, el renco le había dado de lo lindo. Se mantuvo con las piernas cruzadas mientras el renco se devoraba la droga, ante el sujeto que permanecía al lado de su Compadre, devorándola con la mirada.

- ¿Y tú bombón? ¿De dónde salió una muñequita como tú? Estas casada?

- Mi Esposo murió hace un par de años.

- Carai, con lo buena y caliente que eres, yo hubiera regresado de la tumba, ¡Jajaja..

Mamá sonrió un tanto ruborizada.

- Bueno, supongo que por eso estás con mi Compadre. Te atiende bastante bien por lo que veo, ¡Jaja..

- Don Paulino me está tratando.- les sonrió mirando a uno y a otro.

- ¡Jajaja.. Ya veo los tratamientos.- le encajó el sujeto.

- Sí, así es.

- Eres una putona muy caliente, ¿no?

Volvió a sonreírle mirándole a los ojos, sonrojada, consciente de que sabía que estaba cachonda.

- El Sr Paulino dice que siendo así podré curarme, pues sí, soy una putona caliente.

- Pues bendito el tratamiento, me gustan las putonas como tú. ¿Te gusta ser puta?

- Ay, Poncho, vaya preguntas que me hace.- le dijo haciéndose la tontona.- ¿Qué quiere que le responda? A veces sí me he sentido muy así, qué le voy a decir.

- Me gusta que seas tan puta.

El renco cabeceaba sobre la mesa totalmente ido nuevamente. Mamá miraba hacia el sujeto y este descaradamente se masajeaba en la zona de sus genitales. Dirigió la mirada de nuevo hacia el renco.

- Ya veo que te has puesto bien Compadre, ¿no?

- Si, este.. sí.

- Descanse compita, disfrute la merca que me han traído.- le dijo el sujeto desde su silla.- ¿Cogen mucho?- le preguntó el sujeto a Mamá.

- ¿Usted qué cree? A ver..- le retó ella.- Todo sea por mi tranquilidad.

- ¿Te gustan los tipos como nosotros?

- ¿Como ustedes?

- Si, claramente se ve que tú tienes mucha pasta y no eres de este sitio. Mujeres como tú no se mezclan con gente como nosotros. Feos.

- ¿Feos?.. Bueno, tienen su morbo.- sonrió.- Pero no se trata de eso, es por mi tratamiento, ya está.

- Seguro que tu difunto no estaba tan feo o panzón como nosotros,- continuó el sujeto.

- No contestaré eso.- respondió mirándole.

- Anda, contesta.- le exigió el sujeto.

- No, él se cuidaba, y no era feo.

- ¿Se la mamabas?

- Bueno, hacíamos un poco de todo, ¿no? Lo típico de la pareja, ¡Jijiji..

- Pero, ¿se la mamabas? - insistió.

- Sí, a veces yo lo hacía.

- ¿Él te lo pedía?

- No, era muy respetuoso.

- ¿Y te daba por el culo?

- ¡Noo.

- ¿Y a ti, te gusta?- insistió.

- No le contestaré.

- ¿No te daba por el culo tu Marido?

- No. Vaya interrogatorio. ¿Quiere otro trago?

- Tráela, putona.

- Qué simple eres, Poncho.

Le tomó el vaso vacío y se dirigió a la cocina, exhibiendo el contoneo de su trasero. Estaba muy excitada con el morbo que le proporcionaba ese sujeto, aunque era consciente del riesgo que estaba corriendo. Agarró su móvil y vio la hora. Sabía que no debía estar ahí, pero eran sensaciones inevitables. Le llevó otra bebida. Se encontraban los dos de pie.

- ¿Y le chupabas el culo?- le preguntó el sujeto.

Le pasó un brazo por la cintura y la presionó contra él.

- Anda, putona, ¿se lo chupabas?

- ¡No, eso no.

- ¿No le chupas el culo a tu Marido?- insistió.

- No, nunca me pidió algo así.

- ¿Y le has chupado el culo a un hombre alguna vez?- continuó el Poncho, acercándose más a su costado.

- No sé, no me acuerdo.

- ¿Te gustaría probarlo?

- Bueno, no sé, nunca había pensado en eso.- le dijo mirándole a los ojos.

- ¿Te gustaría chuparnos el culo? ¿Eh, guapa?

- ¿A ustedes? Ay, Poncho que cosas dices. Mira el Sr Paulino ya se durmió.

- Pobre le duele mucho la cadera.. pero con eso ya no sentirá nada.

- Pobrecillo.

- Tú tranquila, guapetona.- le dijo agarrándole una mano.

- ¿Pongo más música?

- Claro.

- ¿Por qué no te pones cómoda y te quitas el vestidito?

- Pensé que ya había saldado mi deuda.

- Claro, preciosa. Sería tan amable de bailar conmigo?,- le consultaba el aprovechado sujeto a la vez que sin disimulo alguno la recorría de pies a cabeza.

- Ay Poncho.. de verdad que me gustaría, pero encuentro que no sería correcto de yo ponerme a bailar mientras el Don esta tan dormidito,- le respondía, que por nada del mundo pretendía ponerse a bailar con él, que si bien ahora lo veía con más confianza, ella sabía que no era lo correcto además que no quería indisponerse a él con algo semejante.

- Pues está muy dormido, además que solo bailaremos.. anda será solo otro bailecito nada más, me la debes bombón,- insistía el tipo en forma eufórica.

En ese momento tocaban baladas mexicanas de esas que se deben bailar muy pegaditos.

- Es que no sé si sea correcto Poncho.. además de que tú tienes pareja que por ahí debe andar, qué pensaría ella de mí? Se podría enojar si nos viera bailando.

- Ella no es nada mío.. es mi empleada, además en esta casa mando yo,- decía el tipejo que la calentura ya se le salía por los ojos al notar que la flamante rubia en cualquier momento le concedería ese baile.

- Pues claramente se enojó allá en su puesto.

- Te lo repito dulzura en esta casa se hace todo lo que yo digo, además que ella no está aquí para vernos, ¡Jaja..- le volvía a repetir el exaltado sujeto intentando mantener la calma para no asustar a la sugestionada viuda.

Mamá observaba como el sujeto la miraba, como se acariciaba la verga frente ella sin total disimulo, el alcohol en su mente y las recientes estimulaciones la hacían sentirse tan excitada, sentía como bajo esas circunstancias tal vez si le encantaría ser manoseada por ese hombre de aspecto tan tosco y varonil, pero sin que el renco se diera cuenta de ello, inconscientemente Mamá estaba deseando estar pegada a ese cuerpo, y la culpa de sentirse en ese estado la tenía el viejo, se preguntaba porque su don la deba sola si ya sabía cómo era su Compadre.

Con esos pensamientos Mamá volvía a la realidad observando los aspectos toscos del sujeto que pretendía llevársela a bailar, el tal Poncho era levemente más alto que ella y estaba vestido con su camisa abierta y una playera de tirantes por debajo, de donde un tupido enjambre de pelos negros le sobresalían del pecho, por algunos segundos sintió unas tremendas ganas de meter sus pequeñas manitas blancas por entre medio de esos gruesos pelos y sentirlos entre sus deditos, traspirado, con un collar grueso de oro con aspecto de chulo de barrio.

Los ojos azulados de Mamá veían de muy cerca su aspecto, miro hacia la mesa y vio que el renco ya tenía la cabeza recostada sobre el mueble totalmente drogado, luego miro al Poncho y le dijo:

- Está bien.. bailemos pero solo un ratito. ¡Y abróchese el pantalón para que no me vaya a caer, ¡Jijiji..- dijo Mamá en tono risueño y al verle que sin el mayor recato llevaba siempre pantalón abierto.

- No, al menos que tú quieres mamacita, ¡Jajaja..

El sujeto quien no daba más de gozo por bailar con esa musa, se acabó de un solo trago su vaso, y agarro a Mamá por la cintura para llevarla a la mitad de la sala. La tomó firmemente por su estrecha cintura para atracarla hacia su cuerpo. Mi excitada progenitora mientras sentía el cuerpo de sujeto tan cerca de ella miraba hacía el renco que no se fuera a despertar y este simplemente estaba totalmente fuera de este mundo, una mano caía de la mesa totalmente inerte, ajeno a lo que su calenturiento Compadre pudiera hacer con ella.

Pronto me encontraba viendo a Mamá con ese sujeto bailando muy pegados uno al otro y no precisamente porque ella lo quisiera, sino que el caliente tipejo la tenía bien agarrada con fuerza, sus callosas manotas se las tenía puesta justo en el límite de sus caderas y donde comienzan las nalgas, el lujurioso ya estaba que tentaba por bajarlas y tantear el mismo nuevamente aquellas grandiosas nalgotas que por vez primera estaban casi a su entera disposición.

Mamá en la suciedad de aquella triste pocilga y amparados por las corrientes melodías de barrio, sentía el inicio de su tupida barba de días sin afeitar como le raspaban en las suavidades de sus mejillas, sus manos las tenía puestas en los hombros de su peculiar compañero de baile, mientras este mismo ya comenzaba disimulada y despaciosamente a sentir y sobar esas duras carnes que sus manos estaban palpando.

Las subía y bajaba sintiendo centímetro a centímetro desde sus caderas hasta su cintura y viceversa, y lo que más lo ponía caliente, era saber que pronto se la robaría a su Compadre quien tan pendejo había caído en su plan para apoderarse de esta diosa, esa hembra hermosa y jovial que lo había cautivado desde el primer momento que la miró en el puesto, aun no se convencía que entender como su Compadre tan feo y panzón la tenía engatusada, y siendo que este era aún más asqueroso que el mismo.

- Que bien bailas bombón.. seguro que nunca habías bailado música como está.

- Pues no, ¡Ji ji ji.. no suelo escuchar este tipo de música.

El sujeto sintiendo que su bulto ya estaba más duro que el acero, le hablaba casi comiéndose el oído, lo que hacía que ella sintiera un exquisito escalofrío que nacía desde su misma oreja y se expandiera por todas las curvas de su cuerpo.

Pronto Mamá olvidó con quien bailaba, ahora estaba casi disfrutando de las delicias de aquellos ricos escalofríos intentaba a su modo seguirle el ritmo, el sujeto a su vez y al sentir que prácticamente la tenía atrapada en sus caricias, la atrajo más hacia su cuerpo, tuvo el descaro de que con las caderas poner la altura de su verga justo en la parte media de la piernas de Mamá, quería que ella se la sintiera como la tenia de dura y parada para ver cuál era su reacción.

Mamá inmediatamente sintió la dura punta de la herramienta puesta en forma impecable justo en la curvatura de su pelvis, imaginó que si no tuviera el vestido y este su pantalón puesto, la tendrían prácticamente atravesada. Asustada miró hacía al renco pero vio que este estaba prácticamente muerto y ausente de la forma en que ella estaba atracada corporalmente con el Compadre, y en un momento de lucidez, quiso poner término a ese atrevido bailoteo en el que la tenía el sujeto.

- ¡Ay Poncho.. creo que deberíamos poner a Don Paulino en el sofá, en cualquier momento podría caerse.

- Claro bombón, pero bailas muy rico y no dejaremos de hacerlo hasta que no se termine la música, y no te preocupes por él.. él está muy tranquilo olvidándose de su dolor, ¡Jajaja..

- ¿Eso que le dio, es droga verdad?

- Es una calmante para sus dolores, pero no te fijes en él, síguete moviendo que cada vez lo haces mejor, ¡Mhm..- le dijo el sujeto a la misma vez que le pegaba una fuerte y bien disimulada punteada hacia adelante para que sintiera lo tan dura que tenía su estaca.

Mamá sabía bien que el sujeto quería que ella le sintiera la verga, pero forma avergonzada y temerosa prefirió hacerse la desentendida, recordó el olor y la complexión de su aparato cuando prácticamente se lo puso en cara para mamárselo, con estos recuerdos sintió que su corazón se aceleraba, y no sabiendo que contestar solo le dijo lo primero que se le vino a la mente:

- Don Poncho.. es usted un hombre muy varonil, pero creo que deberíamos parar..

- ¿Por qué mamacita?, no tienes nada que temer, eres la mujer de mi Compadre al cual yo estimo mucho, esta es tu casa, y puedes venir cuando quieras, ¡Je je je.. Es más, si quieres sentir lo que en verdad es una putita, yo te puedo ayudar.

Mamá a pesar de sentirse apenada de que ese odioso tipejo la estuviera punteando y cerca de quien según él lo estimaba mucho, no pudo evitar sentirse excitada por sus palabras al escucharle decir que podría convertirla en una puta, en su mente ya predominaba la imagen de ella misma mostrándose vestida con otras atrevidas garras que vendía en su vulgar puesto de ropa, aun nerviosa y sin saber muy bien que decir siguió con la conversación:

- Don Poncho.. le regresaré su vestido en cuando me lo devuelvan de la tintorería.. Sé que piensa extender su negocio con el dinero que le dará Don Paulino, es más yo tengo ropa que ya no uso, podría dársela más adelante, yo le mandaré algo,- le decía Mamá al oído del sujeto.

- ¿De qué hablas bombón?, nosotros no hablábamos del puesto, ¡Jajaja.. Nuestro negocio es ese el cual mi Compa ya está disfrutando.

- ¿Su negocio es la droga?- preguntó asustada.

El sujeto quien notó que Mamá se empezaba a debatir, que el renco la había engañado con el dinero, no quiso seguir avanzando en la plática, lo que él deseaba era seguir intentando conseguir algo de ella este mismo día, pero por más que pensaba no se le ocurría nada, si se la llevaba a su cuarto tenía riesgo que de que ella saliera de la sugestión, además que no estaba muy seguro si su compadre seguiría dormido, y el sentir que la estaba punteando a sus anchas quiso seguir calentándola para ver qué pasaba:

- Sabes bombón?.. eres una mujer muy linda, y me tienes muy caliente.. así que porque no te mides otra ropita que me dejo una puta por aquí el otro día, seguro que con eso te sentirás más tranquila, ¡Jaja..

Mamá a quien le tomó por sorpresa lo que le soltó el tipejo, solo se dio a decir:

- Ay don Poncho.. y se enoja. Además su ropa no me queda, mire como me quedó el vestido que me prestó.

- ¿Quién se va enojar primor?.. solo póntela, además que yo se la compre. Y ninguna puta de por aquí debe llenar tanto esas ropitas como tú, tan linda y delicada como lo eres tu dulzura. ¡Jaja..

Mamá cada vez se enervaba más por las cosas que le estaba diciendo ese degenerado, no encontraba las palabras para responderle, se sentía extraña por lo que se dio a contestarle:

- ¡Ohhh don Poncho, no me diga esas cosas. Me da mucha vergüenza con usted,- le decía quien ya todo su cuerpo temblaba por sentir nuevamente sus miradas de lasciva por todo su cuerpo.

Su respiración poco a poco se iba haciendo entre cortada, y no porque el sujeto le gustara ni mucho menos, si no que la misma situación la azoraba, el estar en su misma casa, en donde el renco estaba totalmente drogado, y ella bailando muy apegada a su Compadre sintiéndole la verga casi incrustada en su vagina, ya que las vestimentas de ambos eran lo único que en esos momentos los separaban, y para rematarla el muy caliente le proponía volverse a vestir de prostituta.

- Que no te de pena mamacita.. si es la pura verdad. Desde que te vi en el puesto por primera vez me sentí enamorado de ti, me gustaría verte de nuevo como esas callejeras, apuesto que ese atuendo te va a quedar fenomenal.

- Don Poncho por favor, no siga que me pongo muy nerviosa.

Mamá esperaba que el sujeto siguiera con sus palabras y al notar que este ahora solo respiraba pesadamente en uno de sus oídos se atrevió a preguntarle:

- ¿Y qué otras cosas tendría para ponerme?

Ella solo se sonreía estúpidamente de puro nerviosismo, intentaba que el sujeto no se diera cuenta de su estado. Pero ese tal Poncho a su vez se daba cuenta que ya iba muy bien encaminado.

- Mira qué tal si nos vamos un ratito al cuarto.. ahí está toda esa ropita. Solo te la pones, me das unas vueltitas para disfrutar de tu cuerpecito y listo, no es justo que mi Compadre este dormido y tú y yo solo disfrutando.

Mamá ahora sí que estaba más nerviosa que antes, el sujeto quería que fueran a su mugrienta habitación para estar solos, tenía claro en esos momentos que por nada del mundo accedería, pero también reconocía que las palabras del tipejo le habían gustado, pero de verdad que sentía unas ganas tremendas de saber qué otras cosas más tenía ese desgraciado para vestirse, aun así la cordura predominaba en su temperamento.

- ¡Ay no lo creo don Poncho.. eso no estaría bien. Pero si tiene algo más modesto para ponerme me lo podría prestar aquí mismo.

El sujeto ya estaba más que caliente y se daba cuenta que a la rubia no podía presionarla mucho, ya que si la presionaba demasiado, esta simplemente podría recaer y lo podría dejar caliente y despertar a su Compadre, pero ahí estaba él muy abrazado “bailando” con ella, y sugiriendo que quizás si pudiera vestirse a como él quería.

- Vamos hacia el cuarto preciosa, ahí está toda la ropa.. solo te la mostraré y te dejaré solita para que te la pongas. Yo cuidaré de que mi Compita no se caiga, ¡Jajaja..

Mamá quien ya se lo estaba pensando encaminarse sola con el caliente sujeto solo para ver el atuendo que según él la haría sentirse más cómoda, ya le estaba comenzando a gustar la idea, pero aun ponía resistencia.

- ¿Pero qué pensaría si Don Paulino se despierta?, si nos vieran que nos alejamos a su habitación? Eso no estaría bien.

Decía todo esto con su cuerpo temblando por una extraña sensación, ella estaba segura que si iba con el sujeto a la habitación no pasaría nada entre ellos, pero lo prohibido de la situación increíblemente ya la tenían entre curiosa y enervada.

- Nah, está bien tranquilito, además que no haremos nada malo. Escúchame bien cosita rica, y para que veas que no quiero hacerte nada, tú ve a buscar las ropitas, están en una bolsa negra. Yo voy a ponerle una almohada a mi Compadre para que esté más a gusto, enseguida voy y te ayudo, ¿sale?

- .. bueno, está bien..- dijo mirándole a los ojos,- Pero si se despierta Don Paulino le pediré que nos vayamos, ya hemos pasado toda la tarde fuera.

- No te preocupes bombón.. recuerda que solo es para tu mismita tranquilidad, ¡Jajaja.. Él mismo te lo ha dicho.

Si bien ella sabía que no estaba bien lo que estaba haciendo, eso en su interior la empujaba a que fuera hacía esa habitación para ver dicho atuendo, sin ni siquiera pensar en que ese desgraciado solo tenía un plan y era acostarse con ella, simplemente y mordiéndose inconscientemente su labio inferior caminó hacia el fondo de la pocilga donde una puerta sin perrilla empujó adentrándose aquel pestilente sitio.

Por otro lado el tal Poncho preparó dos vasos con trago nerviosamente, ya sentía la sana idea de las amplias posibilidades de tener algo más allá con la sugestionada mujer, deseaba que la rubia no fuera a recaer y que nuevamente lo dejara caliente. Temblando de emoción por lo que pronto imaginaba y luego de bofetear a su inconsciente Compadre para que este no fuera a despertar y arruinarle sus planes. Se dirigió al baño con el mismo vaso que le había preparado el trago, lo que hizo el muy cerdo me aclaró de una vez por todas que era igualito al renco.

Se apresuró en sacar su erecta verga y sumirla en el vaso para que el licor se impregnara con sus líquidos genitales, sintió la insana idea de masturbarse y agregar su ración de esperma para que la hembra se los bebiera brindando con él, pero tampoco deseaba acabar en un vaso teniendo un deposito más apetecible dentro de aquella diosa, por lo que algo tan asqueroso como lo primero no lo puso en práctica, simplemente batió la bebida con su descapullada verga para después también los guevos impregnándoselos de licor, dejando el vaso con alguno que otro pelo púbico que se encargó de retirar.

Luego de limpiarse y guardarse su tranca salió nuevamente y muy emocionado, llenó el resto del vaso con agua mineral con la intención de que la mujer no notara nada raro en el momento en que se lo bebiera. Cuando el muy asqueroso pensaba en abandonar a su Compadre para dirigirse a su cuarto, fue cortado por los balbuceos de un semi inconsciente renco.

- La hi.. de puta.. será siempre para mí.- decía ajeno a la realidad.

- Tranquilo Compa, descanse un poquito, nosotros estaremos aquí para cuando se te baje, ¡Jajaja.. Ya que se ve que tú no puedes solito con tremendo mujerón, ¡Jajaja..- esto último lo dijo en otro tono para que el renco no lograra captar.

- No, no.. yo soy.. mucha pasta.. nunca podrá despertar.

- Pus ya lo sé Compa, usted es un chingo. Harta lana vamos a ganar con la merca ya verá. Descanse un poquito, yo se la voy a cuidar.

El miserable renco cabeceaba sobre la mesa intentando reanimar, pero la dosis que había ingerido era tanta que no lograba ni moverse como era debido, a lo mejor si no hubiese estado tan drogado hubiera puesto atención de que ella ya no estaba, se hubiera dado cuenta de que el miserable de su Compadre ya la tenía metida en su pestilente cuartucho del amor para saciar sus más perversos planes, pero el pendejo viejo drogado se sintió más tranquilo al escuchar que su amigo le colocaba un sucio cojín para que se recargara.

- Estese así Compadre.. iré por más tragos para seguir, ¿qué no?

- Sí.. hay que seguir.. festejando.

- Tenga un poco más.

El muy cabrón le preparó otra dosis de humo, el cual el renco con la cabeza muy pesada apenas logró succionar, logrando que volviera a caer con la frente sobre la mesa totalmente dormido.

- Voy y vengo Compita, estese aquí,- dijo el aprovechado sujeto.

El tal Poncho, luego de verificar que el renco estaba totalmente inconsciente y poniendo especial cuidado en que no se fuera a caer, disimuladamente y en forma automática se encaminó a donde lo esperaba la sugestionada mujer de su Compadre, una vez que ya estuvo a punto de pararse en el marco de la puerta, con risa de maleante volteó hacía atrás para corroborar de que el renco no despertara, hasta que su alta y tosca figura se adentró con mi Madre a dicho lugar.

Y así, mientras la sugestionada viuda se debatía en cuál sería el atuendo que ese tipejo tenía para ella, se pudo dar cuenta que este ya estaba parado frente a la puerta con dos vasos en sus manos. Era la primera vez que ella estaba a solas con ese sujeto, y por primera vez se dio cuenta del horrible lugar en el que había caído. Era un cuartucho maloliente con garras por todos sitios, un simple colchón viejo en el suelo sin sabanas, en las paredes se encontraban adornadas con muchos posters de mujeres semidesnudas y otras completamente desnudas y abiertas de piernas mostrándolo todo.

Esparcidas por todo el suelo había botellas y latas de cerveza, e incluso uno que otro preservativo usado, junto a antiguas revistas de comics porno de tráileros.

- Ponte cómoda bombón,- dijo el tipo, extendiéndole el brazo para darle un vaso, con la diferencia de que el que le entregaba a ella llevaba residuos y sabor a sus genitales que el muy pervertido le había batido usando su verga.- Este es mi nidito de amor, ¿qué te parece? ¡Jajaja..

- Un lugar acogedor..- dijo Mamá mientras con su mano sostenía la bebida.

- Si, “a-cogedor” es la palabra reinita, ¡Jajaja..- dijo el tipo riendo.

- ¡Ah.. por lo que veo, creo que usted pretende embriagarme Don Poncho.. ¡Ji ji ji..- sus manos limpiaron las gotas que se le escurrieron del vaso.

- No mamacita.. lo que quiero es otra cosita,- la excitación que sentía el tipo era demasiado al estar a solas con tremendo ejemplar, y ese pequeño juego que se traían lo volvía loco,- Ve nomas como me tienes.- el desgraciado posó su mirada en su pantalón, mientras ella le seguía.

Debajo de su pantalón de mezclilla se notaba su gran bulto erecto.

- ¿Yo ocasione eso?,- decía coquetamente Mamá, halagada por el sujeto, y mirándolo provocativamente.

- Claro que si mamita.. con esa carita y ese cuerpazo que tienes.. la manera en que lo mueves ¡Mhm.. me sorprende que tu siendo viudita no hayas agarrado otro partido,- nuevamente sus manos comenzaron a masajearse el bulto.

Se giró observando el atuendo, otro vestido, mientras el tipejo esperaba, bebiendo su trago, disfrutando de la excitante visión que Mamá le regalaba de espaldas.

- Un vestido muy provocador..- dijo refiriéndose al vestido que lo notaba tan pequeño.

En otras ocasiones le parecería vulgar, pero no ahora, ahora tenía ganas de divertirse. Puso especial atención en unas medias de red y de cómo estás la harían ver más atrevida. El sujeto notó su interés, por lo que muy seguro dijo:

- Es de una teibolera que me traje aquí.. de esas viejas que menean las nalgas por dinero. ¡Jajaja.. me parece que tú también serías buena para eso, te caería bien ese tipo de trabajo, ¡Jaja..

- ¿Usted cree?..- Mamá posó sus manos en su grande trasero, se veía alegre, juguetona, traviesa.

- Por supuesto.. es más, póntelo y así me bailas un poquito, bombón?

Por un momento no respondió, mordía su labio inferior lo cual la hacía verse tremendamente deseable, pensando si hacer o no lo que le pedía el sujeto.

- ¡Ay no como cree.. no es de mi medida. ¿Además que tal si se enoja su novia?

- ¿Mi novia?, ¡Jaja.. no bombón, es una puta que me revuelco siempre cuando la traigo atrasada. Pero no te llega ni a los tacones.- le dijo dándole el trago.

- ¡Ay don Poncho.. creo que este es igual que el otro, no creo que sea de mi talla,- le dijo Mamá en el momento en que levantaba el vaso con su blanca manita.

El tipejo la miraba de pies a cabeza relamiéndose, en la privacidad de su cuchitril y bajo un foco amarillo veía claramente sus relucientes pompas que resaltaban del ajustado vestido, y aun no se la creía que la tuviera en su habitación en donde seguro siempre metía a prostitutas o viejas feas como la tendera que le había confrontado. Hasta que a sabiendas que tenía por lo menos una hora para intentar algo con ella antes de que el renco recobrara un poco la conciencia y los echaran de menos se puso manos a la obra:

- No tienes de que preocuparte bombón.. recuerda que entre más pequeño sea, más puta te verás, ¡Jajaja..

- ¿Y esto es lo que debo de ponerme?..- le pregunto a la misma vez que ponía en sus labios el singular brebaje que le había preparado el muy cerdo en el mismo baño de su casa.

El Poncho observaba con su corazón latiéndole a cien por hora notando como la flamante hembra se bebía inconscientemente una cantidad de la bebida con sus propios residuos, hasta que intentando calmarse un poco le contesto:

- Pues así es como se visten, entre más enseñes las nalgas más clientes te caerán, ¡Jaja..

- ¿Clientes?,- le consultaba ella poniéndole una cara de deseo mientras seguía bebiendo de su peculiar trago.

Mamá quería seguir sintiendo las miradas del sujeto por su cuerpo, aunque sabía que el desgraciado con la calentura que llevaba seguro que nuevamente intentaría meterle mano, pero la situación la tenía entretenida, sumado a que su don estaba fuera de la jugada y además que si no fuera por este no sabía que estaría siendo ella.

- Pues tomate tu traguito primero y te cuento preciosura, ¡Jaja.. ¿te gusta el sabor de tu trago?

- Mhm, sí.. esta bueno, pero lo siento algo amargo, que es?,- le consultó a la vez que se relamía sus labios con su lengua mirando el vaso e intentando adivinar su contenido.

- Es una bebida especial, te lo hice con algo de mí, ¡Jajaja.. a las putitas les encanta, vamos bébetelo todito y si quieres en un ratito te preparo otro igual.

- No suelo beber mucho Don Poncho.. pero dígame, eso que me iba a decir de los clientes. ¿Usted suele pagar por prostitutas?

- Alguna que otra vez ricura linda.. pero ninguna te llega a los talones, tú eres fina y hueles a perfume.

El sujeto notando que Mamá ya se había bebido el vaso con licor y sus residuos, simplemente se abalanzó sobre ella y la tomó desprevenidamente por la cintura arrimándola con fuerzas hacia su cuerpo, haciendo que ella dejara caer el vaso ya vacío.

- Como ya te lo dije antes bombón.. desde que te vi por primera vez te deseo,- le decía el sujeto con cara de pervertido y mirándola a sus labios mientras le hablaba.

Ella quien fue tomada por sorpresa no tuvo tiempo de ponerse a salvo, en segundos se vio tomada por el sujeto quien ya le apretujaba contra su pecho y su panza con sus manos puestas en sus caderas muy cerca de la curvatura de su notable trasero.

- ¡Nooo don Poncho.. ¿qué hace!? Nos pueden ver..

El sujeto en el momento se dio cuenta que a la mujer le preocupaba más que su Compadre los vieran a que él la estuviera manoseando a su antojo en su mugriento cuchitril lleno de inmundicia.

- No te preocupes putita.. aquel está bien dormidito todavía y no va a despertar, ¡Jajaja.. además que si despierta solo le decimos que te querías probar otras ropitas y que vinimos aquí para verlas, ¡Jaja..

Mamá al escuchar que el sujeto ya se dirigía a ella más vulgarmente diciéndole putita, y que ahora este mismo la tenía en su propio cuarto los dos solos quiso recapacitar, parecía como si la vida fuera un círculo vicioso, viejos aprovechadores y sus vergas hediondas acechándola, la única diferencia ahora era que extrañamente a este sujeto no le tenía tanto asco, además que le causaba cierto morbo que la viera y la acosara, pero aun así era el Compadre de su querido renco.

- ¡Don Poncho, por favor suélteme.. yo no quiero tener problemas con Don Paulino.. recuerde que él es su Compadre.

- ¡Ese imbécil no es nada mío,- le corto el tipo en el momento para luego continuar con sus palabras,- ¡Y tú eres mucha vieja para él. Así que no pienso soltarte.. aprovechemos que estamos solitos tú y yo mi amor, además ya me mamaste la verga.. ¿o acaso no te gusto?, ¡Jaja..- el tipo nuevamente se esforzaba por hacerle sentir su verga mientras le decía.- Que te parece si yo te hago mi putita preferida, ricura.. tengo mucha más verga que ese lisiado, ¡Jajaja..

- ¡No, Don Poncho.. suélteme por favor. Yo simplemente quiero ver ese atuendo que me decía.

Mamá ya se estaba comenzando a preocupar, lo que al principio vio como una inocente jugarreta con el sujeto ya se había comenzado a transformar en otra cosa, llevaban varios minutos abrazados forzosamente y el sujeto no la quería soltar.

- Qué tal si me regalas un besito bombón.. así quedamos saldados y no me debes nada,- el tipejo le decía todo aquello buscando sus rosados labios.

Mamá ahora si asustada lo esquivaba como podía, sus barbas de días ya le raspaban la cara, y ya sentía la verga ahora más dura de como se la había sentido mientras bailaban.

- ¡No don Poncho.. ¿qué hace? Déjeme..

Mamá nuevamente iba cayendo en cuenta que en ninguna parte podía estar a salvo de las garras de viejos calientes y degenerados, se suponía que este era el hombre que Don Paulino le tenía más confianza, y no era justo que ella estuviera allí en esas condiciones, a la vez que en otra parte de su mente no dejaba de pensar como la historia se repetía cuando ella ya estaba dando por superado sus anteriores acosos.

Por su parte el desgraciado se sentía en la gloria, al sentir ese majestuoso cuerpo bien repegado y frotándose contra el de él, muy a su pesar notaba que la rubia se le estaba resistiendo y si se ponía a gritar llamaría la atención del su disque Compadre, por lo que intentó calmarla de alguna forma.

- Tranquila mamacita no te voy hacer nada, pero solo déjame tenerte así, abrazadita un ratito. Es mi única oportunidad de estar así con un bomboncito como tú,- el tipo lo decía con voz como si realmente pensara en no hacerle nada.

- No don Poncho, creo que lo mejor es que me deje.. quiero volver con Don Paulino, ya debemos marcharnos.

- Solo un ratito más bomboncito.. estás muy rica y deliciosa, anda si quieres te dejo para que te pongas el trajecito de putita.. no seas malita muéstrame a ver cómo te queda.

El desgraciado parecía haber entendido las sugestiones de Mamá, el odioso ahora la trataba de controlar con las vestimentas cada vez que ella se resistía, y parecían funcionar pues esto la hiso bajar la guardia.

- Don Poncho, es que de verdad no creo que esto pueda quedarme.. y que diría el Don si se llega a enterar que usted me tiene abrazada aquí?

- Él no se enterara de nada reinita.. solo déjame verte así vestidita de putita, después vamos  con él, quieres?

Mamá tras pensárselo por un momento y viendo que el sujeto ya no le insistía con sus intentos de besarla le soltó.

- B-bueno.. pero que sea rápido, y solo porque está insistiendo. Lue.. go nos va.. mos a donde está Don Pau.. lino.- le decía ella entrecortada y con sus manos apoyadas entre el duro pecho y los hombros de su acosador.

- Gracias bomboncita nalgona, no sabes lo bien que te vas a sentir.

Ahora ella al ya estar más calmada, sentía más con fuerza la dureza de aquella verga incrustada en su vientre, y como este de vez en cuando se movía para ir acomodándola en la parte más sensible de su cuerpo. Mamá se la sentía a plenitud y le daba pena pedirle que ya no se moviera, solo se dio a imaginarse lo que sentiría estar vestida como esas baratas mujerzuelas que ese tipejo llevaba ahí para cogérselas, a la vez que intentando que este no le viera al morder sus labios intentando no disfrutar lo muy rico que ya estaba comenzando a sentir.


En eso fue que nuevamente sintió que una mano del tipo iba bajando disimuladamente casi rosándole una nalga, ella a pesar de sentirlo y ya saber que era lo que este quería tocar no dijo nada, pensaba que ya casi daba lo mismo, ese hecho no iba a mejorar o empeorar su situación. Otros disimulados roces en sus promontorios carnes traseras, para luego determinar que estos roces ya no eran de tanteo, sencillamente el dichoso Compadre pronto la tenía bien agarrada del culo y sobándoselo a placer mientras ella se debatía.

- P-pero hágase para allá para que pueda cambiarme.- le pedía.

Sin embargo el tipo solo se mantenía abrazado a ella y tocándola todo lo que quería, el alcohol en la mente de Mamá le decía que tal vez no estaba haciendo nada malo, y sumado a que por cada apretón que le pegaba con su verga iba sintiendo que paulatinamente su vagina le comenzaba a palpitar. En esos momentos el tipejo ya le apretaba las nalgas a manos llenas, saciando y llenando su tacto con las carnes de la exuberante viuda, quien ya sentía como un dedo del sujeto buscaba la ranura de su trasero para dedearla.

- ¡Por mí no hay problema, solo voltéate mientras que yo te detengo, ¡Jajaja..- le decía sin soltarla de la parte más carnosa.

Aquello a Mamá ya le estaba gustando, su intimidad ya estaba secretando fluidos para procrear, a la vez que sentía que el tipo ya empezaba a respirar pesadamente en su oído, y en el momento en que este lentamente ponía su dedo medio a la entrada de su ojete, ella sin saber los motivos e intentando que el tipo no lo notara le paro más el trasero buscando el contacto de esos dedos con la entrada hacía el medio de sus nalgas.

Mamá excitada y nerviosa por la situación hizo caso a las exigencias del sujeto, se giró dándole la espalda para tomar ese dichoso atuendo, pero eso no detuvo al calenturiento Compadre, se apegó a ella ahora por la espalda. Mamá ahora sentía su dura verga apretársele contra la parte media de sus nalgas. Su corazón empezó a latir con fuerza, sus pezones se le endurecieron sobresaliéndole del escote. Al segundo el tal Poncho ya restregaba su dura verga como un perro caliente a una pierna, al mismo tiempo que con su mano acariciaba su vagina por encima del vestido.

Mamá no sabía qué hacer, si sujetar el atuendo o dar unos pasos hacia delante para librarse de los vulgares repegones, simplemente con sus ojos casi cerrados sentía el exquisito sabor de lo prohibido. Notaba como el dueño de la pocilga movía su mano en su pelvis como si la estuviera masturbando, y era eso lo que precisamente estaba haciendo el detestable sujeto. Para la sugestionada Madre ya todo lo que le estaban haciendo lo sentía delicioso.

Pero cuando las manos del Poncho comenzaron a bajar hasta sus muslos para luego ir subiéndole el vestido, Mamá no entendía por qué pero por ahora lo dejaba para que este se saliera con la suya, hasta ella misma se preguntaba cómo era eso que no oponía resistencia? El tipejo ya palpaba y recorría la piel de su vientre al desnudo.

Mamá solo se estremecía sin saber qué hacer ni que decir, el pesado hedor a alcohol barato que el tipo desprendía le llenaban sus pulmones y a ella ahora le encantaba, sabía que este se estaba muriendo de ganas por hacerla suya. Después sintió como esa mano se metía más abajo entre sus muslos para comenzar a acariciarle sus escasos y suaves bellitos dorados y brillosos, para enseguida con uno de sus dedos recorrer su intimidad que ya estaba totalmente encharcada.

Mamá ya sin casi medir las consecuencias comenzó a menearle la cadera contra la dura verga que escondía casi entre sus nalgas, pero otro momento de lucidez la hizo recapacitar.

- ¡Noooo don Poncho.. no me to-que ahii..- le pedía al tipo en forma entre cortada y con sus ojos casi cerrados, con una de sus manos puestas por sobre la de este que le sobaba la vagina.

Sin embargo ella también meneaba sus caderas hacia atrás buscando que aquella dureza hiciera contacto con las partes más sensibles de su trasero.

- ¿Pero porque no ricura?, si estás bien buenota mamasota.. no sabes las ganas que tenía de tenerte así como te tengo ahora. ¿Qué tal si tú solita me sacas la verga y me la sacudes como lo hiciste hace un ratito?.. No vamos hacer nada diferente, eso es lo que hacen las putas.. que dices bombón, ¿Te animas?- le dijo, para comenzar a chuparle uno de sus oídos.

Mamá sintiendo como toda su piel se estremecía solo movía su cabeza negándose contra todas las sensaciones, mientras la puntiaguda y salivosa lengua intentaba metérsele hasta el tímpano. El sujeto ya estaba enfebrecido, en su pantalón ya se dibujaba una tremenda rueda de humedad producto de los viscosos líquidos pre seminales que su verga estaba expulsando, le seguía comiendo la oreja como desesperado ya que creía darse cuenta de que a la rubia esto le estaba enloqueciendo, además que ya le había subido el vestido hasta la cintura y miraba que ella solo con sus ojos azulados semi cerrados y mordiéndose el labio inferior caía poco a poco en sus manos.

Eso le animó a seguir, comenzó con pequeños besos en su cuello y en la parte baja del oído, a lo que al poco rato ya los combinaba con los fuertes chupeteos por el cuello. Mi Mamá simplemente movía su cabeza al mismo compas de los chupeteos, se imaginaba a ella vestida de vulgar prostituta en alguna esquina para luego ir con alguno, su cliente a acostarse con él en ese pulgoso y hediondo colchón donde a muchas putas y viejas feas ahí se las culiaba.

Esto hacia que todo su cuerpo se estremeciera de escalofríos por como ese degenerado le estaba haciendo sentir con su lengua y sus duras estocadas, su respiración ya era fuerte y acelerada, sus mejillas las tenía rojas de lo tan caliente que la estaban poniendo en ese sitio, sentía como aquel dedo le recorría la rajita de su vagina de arriba abajo pero sin metérselo del todo, su cosita estaba empapada y destilando líquidos como si fuera un manantial.

- Sácame la verga putita.. ya que veo que no te atreves ni a separarte un poquito.. quiero que me lo agarres con hace ratito, ¡Uhm..

Esta vez notó su voz grave y autoritaria como a ella le gustaba que la trataran, Mamá solo obedeció, como pudo llevó sus manos hasta aquel pantalón que se perfilaba bien estirado por el bulto que presionaba, para ir lentamente bajando el cierre tal como le había pedido el sujeto. Con mucho trabajo logró meter sus deditos dentro mientras estos se enrollaban entre el pelambrero de sus genitales, pasando por su duro tolete y hasta los guevos hasta que por fin lo hizo salir de su prisión para luego empuñarlo como si de un arma se tratara.

En la amarillenta luz del cuartucho estaba mi Madre arrinconada, palpando la virilidad de aquel disque macho de barrio, este antes de que ella se lo empezara a pelar le dijo:

- Dime que te encanta, que la de mi Compadre no se compara con la que estas agarrando mamasota.

Mamá quien ya estaba fuera de sí, y presa de una extraña calentura que se combinaba con lo prohibido de la situación le dijo con su temblorosa vocecita:

- D-don Poncho.. su.. cosa es mucho más grande que la de su Com-compadre.. y me encanta.- le respondió ella apretándoselo con todas sus fuerzas haciendo que las venas que rodeaban aquel tolete sobresalieran mucho más.

El tipejo encantado recibió aquel halago, y una vez que ella por si sola empezaba un movimiento con su mano de estira y afloja, para después comenzar nuevamente a besarla en el cuello, pudo notar como la exquisita rubia casi se retorcía de placer, la fue girando de nuevo hasta quedar de frente a ella, ya sin nada más que esperar simplemente junto su hedionda boca con la dulce boquita de mi Madre.

Ella esta vez lo recibió dándole muestras que desde hace rato ella también lo deseaba, y se lo demostró subiendo uno de sus muslos hasta la cadera del sujeto para que la compresión de cuerpos fuera más completa. Ahora sí, el tipo aprovechó para sobar a sus anchas esa curva del muslo levantado que daba paso a toda la curva de la suavidad de los glúteos, manoseando aquella singular parte del cuerpo, eso sí tomando su manita para que no le soltara la verga, en donde ella por fin pudo sentir a toda plenitud y con toda la palma abierta esa caliente tranca llena de fluidos espesos que desde hace rato le tallaba el culo intentando traspasarla con todo y ropa.

- ¡Aah.. Don Poncho, como tiene,- dice sin der de masajear el miembro del tipejo.

- ¡No, como me tienes a mí condenada nalgona.

- P-pero déjeme vestirme,- en ese mismo momento dejó de masajearlo.- ¡Quiero sentirme su ramera..- sonó muy convincente, tanto que el tipo accedió.

Mamá no sabía ni lo que proponía, en esos momentos lo que sentía eran unas ganas de tener la enorme verga nuevamente entre sus piernas, quería sentirse una puta de las cuales ese malnacido se había cogido en ese tan mugriento lugar, no quería otra cosa que sentirse la puta de ese pervertido ser.

Y a este no le queda otra que aceptar, a pesar de tener unas enormes ganas de empujarla hacía el cochón para cogerla de las miles maneras imaginables, también dudaba que la rubia pudiera ahora despreciarlo como las pasadas situaciones, podría forzarla, pero por otro lado quería tenerla por las buenas, quería ver de lo que era capaz de hacer esa mujer tan buenota ahora que la tenía completamente a su merced.

- Está bien, pero con una condición..

- ¿Cuál?,- Mamá estaba expectante, sintiendo como el tipo aun le acariciaba la pierna.

- Quiero que me bailes y te me encueres como las pirujas.

- ¿Q-qué?,- preguntó no por no haber entendido, sino que la petición la tomó por sorpresa.

- Como lo oyes.. quiero verte bailar rico sobre mi verga mientras te quitas la ropita.

No tuvo que pensarlo demasiado, a decir verdad ella lo deseaba, deseaba bailar, sentir aquel grueso y largo mástil entre las nalgas, y que mejor trato que ese.

- Muy bien.. déjeme hacerlo.- pidió, separándose del tipejo, tomando sensualmente el atuendo con ambas manos, de la misma forma en que lo hacen las mujeres antes de vestirse.- Pero no me vea, así no es justo, no?

- ¡Jajaja.. pero si ya te vi peladita Mamacita.

- Pero así donde va a quedar la emoción, ¡Jijiji..

- Esta bien, detrás de esas cajas bombón, ¡Jaja.. Pero date prisa ricura que ya no puedo esperar.

Así, tras un par de cajas de cartón amontonadas Mamá se cubrió. Se baja la cremallera del vestido y lo deja caer a sus pies, ante la vista del caliente Compadre que solo llegaba a deslumbrar su espalda y sus hombros. Sus medias son enrolladas piernas abajo, y con la cara visiblemente excitada se despojó de estas y las deposita junto con el prosti vestido sobre las cajas. Observa su pubis. Recortado para la situación. Un triangulito pequeño ascendente de vello emerge de su rosada grieta.

Se excita al imaginarse que la pueda ver así. ¿Cuál sería su reacción? Cuándo vea vestida con las ropas de alguna fea prostituta a la cual este ya se comió. La excitación y los nervios la embargan. Intentando no mostrar más de lo debido con una mano toma aquellas garras, se agacha para colocárselo y vuelve a enderezarse. Agachada toma unas bragas e intenta colocárselas pero al no ser de su medida no logra subirlas por sus caderas.

El caos se apodera de su mente y su mano queda paralizada en su entrepierna. Un último pensamiento la invita a huir de allí. Pero no, su mano recobra el movimiento y prosigue a vestirse. Mamá se pone en pie. Con las manos intenta alisarse las vestimentas para que queden añadidas a sus muslos. Cuida que sus enormes bubis queden dentro de tan ajustadas prendas. Divisa las miradas del sujeto con la intensión de verla.

- ¿Has terminado ricura?- pregunta el sujeto ansioso.

- Voy..


Cuando salió no supe si mirar la cara del sujeto o las vestimentas que portaba ella ahora. En efecto, esas prendas parecían propias para las mujeres que se dedican a esa vieja labor. Los zapatos los mismos, eran de un taco muy alto y le resultaba difícil caminar sin que sus curvas se hicieran notar más, demás está decir que eran idóneas para un atuendo así, así como el vestido, que era tan diminuto que yo lo habría confundido con un simple cinturón ancho.

A pesar de ser pequeño, le ayudaba a cubrir un poco su sexo, aunque sus nalgas por ser tan carnosas le quedaban a la vista ya que por atrás no tenía más que una tirita de tela metida y la falda solo le llegaba hasta la mitad de los glúteos, como además tenía que ser apretado, a cada paso que daba descubría por completo su pubis para la vista insana del espectador. El atuendo se completó con unas medias de red muy por arriba de sus muslos y claro el vestido no era para ponerse sostén.

- ¿Qué tal?, es demasiado pequeño.

- Como la reyna de las pirujas, ¡Jajaja..- exclamó.

Desde mi posición pude ver que se apreciaban nítidamente sus pezones por el que escote que lo llevaba al límite al no ser de su talla. El tipejo la observaba con la mirada nerviosa y de excitación de la rubia ya cerca de él y no aguantando más la tomó por la cintura y la sentó en sus piernas de espaldas a él. Mamá sentía notablemente en sus nalgas la verga del tipo dura como un fierro mientras que las manos de este sujetaban con fuerza sus duras tetas que al presionarlas botaron por sobre el escote dejándoselas libres.

Ella trataba de que su atuendo siguiera en su posición, pero el tipo no hacía caso a eso y más bien parecía dar la bienvenida a con agiles manotas que ya extrañaban su cuerpo. Mamá sentía como el Compadre la punteaba con fuerza y para su horror ya empezaba nuevamente a besar el lóbulo de su oreja izquierda, ella sabía que si este seguía por ese camino su cuerpo vencería a su razón y se entregaría nuevamente a este nuevo macho, como en las pasadas situaciones.

El desgraciado quien ya se había imaginado para esta tarde de salvaje lujuria, sentía el exquisito aroma de su perfumada piel que le enervaba los sentidos, no creyendo la suerte que tenía al poder someter a ese pedazo de hembra. Mamá tenía sus manos por los lados haciendo puño sobre el pantalón de este sintiendo los pequeños mordiscos que le daba y sumado a esa lengua que lamia su cuello, su cuerpo no resistiría más.

- ¡Ahora si mamasota, que ricas estás, que melones tienes.. ¡Qué ricas nalgotas. ¡Hoy te destrozo enterita, mamasota.

El infeliz le decía todo esto en el cuello magreando esas tetas mientras que con la otra mano ya empezaba acariciar entre sus piernas que ya daban muestras de humedad. Mamá tenía entrecerrados los ojos luchando por no sucumbir a las caricias y manoseos del sujeto pero sabía que pronto su cuerpo terminaría por entregarse, su mente no podía luchar contra las sugestiones y peor contra su escultural cuerpo, y sumado a que no tenía esperanzas de que aquel desgraciado renco despertara para salvarla y sacarla de esta caliente situación.

Los incesantes magreos sobre el cuerpo de mi Madre quien ya se mordía los labios del gusto por lo que le hacía el sujeto, su respiración ya estaba agitada y el degenerado ya sentía en sus dedos la humedad de los jugos que emanaba de su caliente chochita.

Después de palparla, llevo sus húmedos dedos a su boca, degustando el exquisito sabor a la vagina que ya pensaba disfrutar, pero primero quería ver acción de parte de ella quien seguía con sus leves gemidos sintiendo las ásperas manos por toda su intimidad.

Pronto el hijo de puta no se hizo esperar más, la lanzó hacia el mugriento colchón dejándola tirada con los muslos abiertos, quien resoplaba agitada por tanta calentura. Fue en ese momento que abrió bien grande sus ojos al ver al sujeto abrirse el pantalón y dejar a la vista su miembro de casi 20 cm y gran gruesor.

- Muy bien putita, ya te has vestido de Huila, ahora es turno de complacer a tu primer cliente. ¡Chúpame la verga que está ansiosa por tu boquita ¡Ooh..- Mamá se quedó impávida ante lo que el sujeto le pedía.

- ¡P-pero aún no he bailado para usted..

Al ver que ella estaba sin tomar iniciativa de aquella asquerosa orden y al ver su pasividad, la tomó de los cabellos acercándola con fuerza. Mamá pudo sentir el desagradable olor a orines que desprendía ese grueso instrumento de venas palpitantes que tenía a escasos centímetros de sus bellos ojos.

- ¡Que baile ni que la verga, empieza ya putita.. me tienes ya bien caliente con tus pinches nalgotas.

Mamá veía con los ojos bien abiertos puestos en aquella cosa punzante, con su masa babosa lleno de pelos negros, no era un hombre muy agraciado físicamente, pero lo que no tenía de belleza, lo compensaba con su temible miembro, el cual lo veía con total deseo. El enorme pene descapullado y baboso que retaba la fuerza de gravedad apuntando hacía el techo y completamente a su disposición.

- No por favor, no me obligue a eso.

- Y porque no putita, ¿que acaso no es lo que deseas? Es lo que deben hacer las putas para satisfacer a sus clientes.

- Pero.. yo no soy..

El desgraciado se subió al colchón que rechinaba por cada movimiento que se hacían arriba de él, quedando son su duro trozo cerca de su bello rostro, a pocos centímetros de su boquita. Sus manos cogieron los extremos del pantalón y de un fuerte jalón se los bajó hasta las rodillas mostrándoselo por completo, y fue entonces que nuevamente frente a ella se mostraba totalmente erguido, fuerte, aquel tremendo miembro masculino mostrando sus palpitantes asquerosas, pero que a ella en esos momentos le parecían atractivas.


A escasos centímetros Mamá percibía el fuerte hedor a orina y a semen de esa barra de carne, lo cual provocó un poco de rechazo, pero no lo suficiente como para retirarse.

- Vamos putita.. ya no me hagas esperar. ¡Chúpamela..- le decía el tipo moviéndosela frente a la cara.

Era una cosa impresionante lo que colgaba de aquel pantalón, parecía una poderosa porra marrona, con una vena gruesa casi del tamaño de mi yugular, colgaba ligeramente hacía abajo por el tamaño que tenía, las manitas de Mamá se miraban pequeñas al empuñarlo. Sus dedos temblorosos comenzaron a jugar con aquellos pesados testículos que estaban llenos de leche, de manera muy tímida los masajeaba, les daba ligeras caricias, mientras su azulada mirada seguía sin apartarse de su verga.

El sujeto sentía un cosquilleo agradable, pues las cuidadas uñas de Mamá por momentos lo arañaban, pero no le importaba, el caliente vendedor de fayuca estaba dispuesto a esperar un poco más, sabía que si la presionaba un poquito más lograría lo que tanto quería.

En eso la tímida boquita de la viuda comenzó a darle ligeras lamidas al hinchado glande, el sabor era saldo, pero ni así se detuvo, sus dedos gradualmente iban cobrando velocidad y confianza masajeándole las bolas, al tiempo que se introducía un poco esa verga en su boquita, pero inmediatamente después lo saca, le resulta muy difícil hacerlo, es muy grande.

- ¡Argh..- hace una arcada y tímidamente de nuevo acercó sus labios a la gruesa cabeza del miembro.

Tímidamente empezó a meter a su boquita todo lo que podía de ese largo falo, sentía por dentro ganas de vomitar por tan gruesa y babosa que la tenía, pero este la agarró violentamente de sus dorados cabellos y la obligó a hacerlo, primero unos centímetros, después un pocos más, dejándosela por momentos así obligada por sus dos manotas. El rostro de Mamá se desfiguraba por la presión de su cabeza y la verga en su boca, y aún falta una cantidad considerable.

- ¡Grh..

- ¡Así es como se mama Puta.. Usa más tu lengua, ¡Ooh.. hasta que la sientas en la gar..ganta ¡Ooh...- le ordenaba entre soplidos el sujeto completamente excitado.

Y a ella no le quedaba de otra si no se quería desmayar, obedeció, ya era capaz de percibir las palpitaciones de aquellas venas en su lengua, por lo que relajó la garganta y avanzó un poco más, pero aun así no se la pudo meter entera.

- ¡Oohh..,- se escuchaban los resoplidos del enardecido sujeto.- ¡Vamos puta.. ya te falta poco para que este toda dentro. ¡Ooh!..

Pero Mamá estaba totalmente convencida que ya no entraría más, poniendo resistencia ante la fuerza que el sujeto ejercía sobre su cabeza intentando metérsela toda. Pero en un momento las manotas del tipejo rodearon su cabeza y aplicando mucho más fuerza ahora si la hacen avanzar más.

- ¡Uiikkk.. Mnff..- es lo único que se escuchó de la voz de Mamá, sus manos estaban apoyadas y empuñadas sobre los fuertes muslos del sujeto, estas trataban de oponer resistencia ante la violenta acción.

- Assii, Ooh..

Una asfixiante lágrima corre por su mejilla, intentando adaptarse al palo que la penetraba oralmente, intentando adaptarse para poder respirar. El tipejo por su parte se sentía genial, estar allí, con su enorme verga cubierta y apretada por la dulce boquita de la sensual rubia, era una sensación inigualable.

Afortunadamente disminuyó la presión ejercida por sus manos, con eso por fin Mamá comienza a moverse. Desde mi posición podía ver como mi Madre abría enormemente su boquita, se veía tremendamente abierta y con ganas de vomitar, su carita congestionada y pintada en rojo por el esfuerzo me decía que en cualquier momento podría vomitar.

La presión sobre su cabeza disminuyo, y en estas condiciones sus labios comenzaron con el vaivén que el tipo tanto deseaba, sus preciosos ojos azules subían hacía el sujeto el cual con cara de gozo total miraba al techo completamente satisfecho, mientras resoplaba como animal herido con toda su boca abierta.

Pero a pesar de los malos tratos del sujeto el cuerpo de Mamá siente sensaciones nunca antes experimentadas, estaba excitada por hacerle una mamada a ese macho de barrio, feo y vulgar, impuesto a tratar a si a las mujerzuelas a las cuales ahí se apareaba.

Por momentos Mamá necesitaba respirar y se la sacaba completamente, dejando una espesa película de babas desde sus rosados labios al amoratado tolete, eso sí, aprovechaba para achuchar aquellos bolsudos testículos llenos de semen para casi en el acto pasar por el robusto y grueso tronco y seguir hasta llegar al glande, y así después volver a bajar rápidamente frotando aceleradamente el miembro.

- ¿Le gusta como lo hago Don Poncho?,- le preguntó hincada en el pestilente colchón masturbándolo con sus dos manos.

Pero el tipo no estaba para responder nada, sigue jadeando muy excitado. Así continuaron por varios minutos más, ambos cada vez más calientes. Mamá estaba sorprendida por el tremendo instrumento que se cargaba el tipo, a pesar de no querer pensar en aparearse con este, pero la situación, las sugestiones y como ese desgraciado la ponía en comparación con las vulgares prostitutas hacían que mi bella Madre enloqueciera.

Por otro lado, el tal Poncho sentía que en cualquier momento se iba a derramar en esa boquita de ensueño, aunque le sonaba realmente tentadora aquella tarea no quería hacerlo, él desea penetrarla, meterle su verga finalmente que aquella rosada hendidura, y no estaba seguro que si se corría una vez podría volver a levantársele, así que ya no aguantándose más con sus dos manos la jaló de sus cabellos haciéndole daño, obligándola a retirarse de su tranca.

- ¡Ooh.. Espérate mamacita, ya déjala, me vas a dejar seco.- el tipo decía esto con su respiración muy agitada, su rostro estaba rojo.

Mamá también con su respiración agitada, de su boca colgaba pequeños hilillos de saliva mezclados con semen que el tipo no pudo evitar que le salieran de sus pesadas bolas. Por mi parte me resultaba difícil creer todo lo que estaba pasando, semanas atrás no me hubiese ni imaginado estar presente en este sitio para ver lo que estaba aconteciendo dentro, como mi Madre, con un hombre que prácticamente acaba de conocer, en un mugriento colchón, disfrutando de darle una mamada, una mamada al disque Compadre de su terapeuta mental.

Acostándose en el colchón y apoyando su espalda en la pared se dio a decirle lo que ahora quería que hicieran:

- Ahora si putita.. ven, ensártate tu solita.

La mirada de mi Madre se posó en la virilidad brillosa del sujeto, sorprendida al notar que a pesar de lo que ya había pasado, seguía allí, estoica, orgullosa, y erecta.

- ¡P-pero así.. sin condón?.- dijo mientras se acomodaba de rodillas en el colchón, limpiando con su mano los hilillos de babas que le escurrían por los labios.

El tipo rápidamente estiro un brazo hacia esas nalgas que tan loco lo volvían y empezó a tactar con un dedo por todo la raja y el ojete. Mamá puso los ojos en blanco al sentir ese dedo pasar y haciendo circunferencia en esa sensible zona de su cuerpo. El placer nuevamente empezaba a consumirla y el tipo lo sabía muy bien al ver sus ojos y sentir los escalofríos que sufría la rubia con su dedo en aquella parte tan erógena, y sin perder el tiempo con esa misma mano se adentró más acariciando la vulva llenándola de gusto.

Mamá ya se daba por vencida y deba de luchar contra lo que su cuerpo le pedía, y fue más cuando escuchó lo que el tipo le dijo:

- ¿Te gusta Putita?, tienes un cuerpo que se hizo para coger. No te niegues y gózalo.

Ella al escucharle oír recordó lo que siempre le inculcó el viejo renco, “te hace mucho bien, pequeña.. te quitan esas ansias, esos pensamientos.. te sientes feliz, tan contenta, a gusto contigo misma.” Esas palabras de aquel lisiado pervertido resonaban en su mente mientras que el sujeto sentía como ella meneaba el culo por su dedo que le tenía en la vagina.

Tenía toda su espalda arqueada sintiendo su cuerpo gozar pero aun su mente no claudicaba a someterse a este desgraciado quien con su mano libre empezaba a pellizcar sus pechos que salían del escote al ser tan pronunciado. Mamá sintió el aumento de calor en su cuerpo al sentir esas callosas manos manosear sus tetas, veía palpitar esa gruesa verga que le iban a introducir en su vagina.

Los manoseos del sujeto eran cada vez más descarados, haciendo que poco a poco ella empezara a perder el control y oír sus propios gemidos que lo hacían calentar más en el acto. Pronto el sujeto la hizo tumbar en el colchón a piernas abiertas, que por su vestimenta al ser extremadamente pequeña este simplemente se la subió hasta la cintura a modo de cinturón, y como un salvaje se lanzó a lamerle como un desquiciado la vulva quien mansamente se estiro en el colchón sintiendo aquella lengua hurgar dentro de su rosada intimidad.

Mamá arañaba la tela del colchón aguantando las ganas de gritar de placer para que el renco no se fuera a despertar y se diera cuenta de lo mucho que le gustaba lo que su Compadre le hacía; con la espalda arqueada ya no pudo más y unos leves gemidos se escaparon de sus labios para beneplácito de este quien sonreía porque su labor iba tomando frutos.

- ¡Mhm.. Aah.. Oh por dios ¡Mhmh..

- ¡Así putita rica.. retuércete, grita todo lo que quieras, que ya viene lo mejor.

- ¡No, no Don Poncho, déjemee, no ¡Aah..

Pero aun en ese estado ella se negaba a entregarse por completo, pero su temblorosa voz la delataban que ya estaba casi derrotada y que solo era cuestión de minutos para que sucumbiera ante otro aprovechado sujeto. Y sabedor de como calentar a una mujer, estiró una de sus manos para amasar y pellizcar las duras tetas y aceleró también la comida de vagina que le daba.

- ¡Aah.. ya no Don Poncho.. ¡Aah.. no me haga eso, ¡Mhm.. Ya deténgase por favooor.

Pero el desgraciado seguía chupando y dándole de lametazos desde la vulva hasta el ano oyendo como ella ya deliraba de placer, le metió todo su dedo nuevamente pero ahora por el recto haciendo que ella se contorsionara.

- ¡Ayy noo.. Don Ponchito, Ay noo ¡Ahhh..

Don Poncho o como Mamá le decía ya tenía la verga como el acero, oyendo los gemidos de la rubia y como ella se aferraba a sus cabellos como para que no se le fuera a escapar de lo que este le hacía. No aguantando más y con la boca embadurnada de los flujos de mi Mamita, se arrodilló en el colchón y la atrajo hacia él para empezar a besarla como un salvaje. Ella no pudo hacer nada ante el sorpresivo ataque y solo trataba de alejarse de quien la tenía sujeta de la espalda y metido entre las piernas.

- ¡Ahora si mamacita, te la voy a meter todita que vas a ver estrellitas, esta vez no te me vas a escapar.

- ¡Noo, Don Poncho.. pero póngase condón, por favor.

El sujeto intentó oponerse, sin embargo algo en esa mirada azul le advertía que debía hacerlo, le indicaba lo decidida que estaba a retirarse si no lo hacía. No le quedó de otra más que estirar su mano y sin voltear a ver el piso logró agarrar uno de los que había por el suelo regados. El miserable agradecía a los dioses la existencia de esos condones, afortunadamente para él y la experiencia con la infinidad de mujerzuelas que se cogía ahí mismo tenía regados muchos por doquier, estaba consciente de que ella no era como aquellas vulgares prostitutas, que en ese instante maldecía, hubiera dado cualquier cosa por que la rubia se retractara y le dejara metérselo a pelo.


No perdió ni un segundo en usar sus dientes para abrir el envoltorio, estaba demasiado excitado como para perder más tiempo, rápidamente se lo puso. Al ser testigo de esto, Mamá simplemente se quedó con las piernas abiertas, intentando de una vez por todas acabar con ese fuego que la consumía, ya no tenía fuerzas para oponerse, no porque no lo pudiese evitar, sino porque ella también deseaba ser penetrada por aquel enorme tolete que tantas ganas tenía desde la primera vez que se lo había visto, quien se hubiera imaginado que tiempo atrás que la hermosa dueña de Industrias Tapia estaría despatarrada en un sucio colchón con un vulgar vendedor de fayuca en un pestilente cuchitril teniendo relaciones sexuales.

Esta vez, no hubo quien opusiera algún tipo de obstáculo para lo que iba a pasar, la prenda que era lo único que se interponía entre ambos y que de manera obscena intentaba resguardar su tajito, fue a dar a una esquina, aquella minúscula pantaleta de sabrá dios de que piruja perteneció terminó por caer encima de unos condones usados.

Ahí estaba de nuevo mi despampanante Madre, semidesnuda, con sus pezones duros por fuera del escote que hacía esfuerzos sobre naturales para mantener sus pechos dentro, en esas sensuales medias de red que atuendaban su fachada de mujerzuela barata a piernas abiertas, todo eso coronado con esas sensuales botas negras, en esa horrible habitación, abierta de muslos ante otro desgraciado que en unos momentos se la cogería, la visión era morbosa.. para mí desastrosa.

El sujeto levantándose un poco de su lugar la jaló hacia él haciéndola gemir, el triste colchón rechinaba cada vez que los amantes hacían cualquier movimiento, Mamá no lo sabía pero eso la excitaba aún más. El infeliz Compadre otra vez buscó su boca consiguiéndolo con mucha facilidad, sus callosas manos apretaban fuertemente sus tetas.

- ¡Auuoo..,- sonido que salió de entre sus labios ante el placentero dolor que experimentaba en sus pechos, mientras acariciaba tierna y apasionadamente la calva de su pareja de apareamiento, sintiendo en su estómago el miembro candente que estaba a punto de adherirla.

- ¡Hija de puta.. que requetebuenota estás..- dijo el sujeto separándose de sus labios.

Los pechos de mi Madre estaban ya por fuera del escote, deseando de sobre manera sentir de nuevo las toscas manos del tipo masajeándolas sin tela de por medio. Que ni tarde ni perezoso al tenerlas libres y frente a él completamente desnudas tan grandes y tan suaves que jamás había visto y sentido en su vida, se sorprendió que incluso siendo tan grandes no les afectaba la gravedad. Estas brillaban por los pasados lametones y se mecían deliciosamente por cada movimiento que ella hacia solo a centímetros de su caliente mirada.

Como perro hambriento se las agarró para comenzar a chuparlas rudamente, incluso las juntaba con sus dos manos para hacer chocar ambos pezones y devorarlos a la vez con la boca. Al ver como se los succionaba, recordaba algunos de los comentarios de mis calenturientos amiguitos decirme en tono de burla sobre el exagerado tamaño de las mamas de mi Madre, diciendo incluso que yo era un afortunado, que seguramente en mi nacimiento estas estaban llenas de abundante leche, pero en ese momento no tomaba aquellos chistes de mala leche, pues quien las disfrutaba en esta ocasión era otro hijo de puta tan afortunado como había sido yo cuando su áspera lengua las llenaba con saliva, sintiéndolas, y saboreando toda aquella piel sensible que le regalaban los rosados pezones.

- ¡AAAAHHHH!!,- exclamó ella misma cuando por entremedio de los dos cuerpos tomar el miembro del sujeto para colocarlo en la entrada de su vagina y comenzar a rosarse en el tajito lentamente.

Ahora sin ningún tipo de obstáculo, sentía como esa portentosa herramienta candecente y rodeada de amoratadas venas se abría paso entre su húmeda intimidad, disfrutando con cada avance.

- ¡Así mamita rica.. ¡Ooh.. Te lo voy a retacar enterita, verás que rico vas a sentir putita.- le decía el tipo sin dejar de mamarle las tetas que le encantaban.

Para mi asombro, las caderas de mi Mamy comenzaron a moverse como si estuviera copulando, primero muy suavemente, para después ir adquiriendo velocidad, y conforme su placer aumentaba, ella misma atraía desenfrenadamente con sus manos al asqueroso tipejo con tal de que este no dejara de mamar las tetas.

Mamá estaba ya prácticamente con el glande incrustado del asqueroso vendedor, hacía círculos con su vagina intentando exprimirlo completamente, era impresionante ver como se mezclaban ambos cuerpos ya empapados en sudor. Los dos en aquel pestilente colchón, el tipo con los brazos extendidos sobre el cuerpo de ella, aguantando su peso a menos de cinco centímetros del cuerpo de mi Madre, que le esperaba ansioso.

Lentamente, este fue bajando su cuerpo, acercando sus labios a los de ella antes de introducirle su carne dentro. Cuando sus labios se juntaron, el vendedor metió su falo en la húmeda gruta de mi Madre, cuyo gemido murió en los labios de su pareja de coito. El sudoroso cuerpo del vendedor comenzó a ir y venir encima de ella, que respondía a cada golpe con un sonoro gemido y ondulando las caderas.

- Estoy escuchando que hasta estas gimiendo por sentir una buena verga embutida en tu tajo. ¡Ahí te voy putilla.. ¡Mhmm!!

El sujeto tras decir lo último empujó su tieso y aceitoso taladro hacia abajo como a la misma vez hiso también un movimiento hacia adelante para traspasar con este aquella rosada y jugosa vagina que le estaban ofreciendo. Aquel bestial empujón fue con todas sus fuerzas, tal como se lo había anunciado, dejándosela ir hasta el fondo de sus entrañas y de una hasta dejar a Mamá prácticamente ensartada al mugriento colchón quedándose estático y sintiendo como el interior del vientre de la rubia que le abrazaba la verga con hirvientes acuosidades íntimas, haciéndole experimentar sensaciones indescriptibles en su verga, que le decían que ya por fin lo había logrado empotrar a la mujer de su Compadre.

Mamá al sentir el profundo empalamiento en forma refleja echó su cuello hacia atrás haciendo encajar su cabeza sobre el triste colchón para quedar prácticamente mirando hacia atrás debido al rudo atravesamiento de aquella estaca, de la misma forma también y a causa de la alarguez tuvo que doblar su espalda haciendo un arco entre su cuerpo y donde descansaba.

Con toda la boca abierta por tan impactante penetración, no le quedó de otra que refregarse y tratar de acomodar el cuerpo para poderlo albergar, con sus blancas manitas se aferró fuertemente al canto del colchón, así haciendo esfuerzo sobre humano volver a enderezar su cabeza para verse, observar que ahora su ensartada intimidad estaba al límite de su elasticidad, solo se mantenía con sus ojos abiertos y perdidos, y solo respirando por su boca que mantenía tan abierta.

En todas las facciones de su cara se podían notar el esfuerzo terrible que hacía para albergarle. Una vez que sintió su verga hasta el fondo y no queriendo dejar pasar mucho tiempo se la fue sacando hasta dejar solo la ardiente cabeza de la verga adentro para luego volver a mandársela retacar con las mismas energías que antes. Mamá por su parte aún se mantenía estáticamente arqueada, solo se daba a soportar las fricciones y la profundidad en que se la metían, mientras el caliente vendedor poniéndole más efusividad a la cogida se dio a empujar una y otra vez.. para delante y hacía atrás, logrando con esto que ella siempre estuviera lo más abierta de piernas posible aguantando el peso del semental animal que tenía encima.

El miembro del tipo empezaba a acelerar sus embestidas, poco a poco, sin violencia ni prisas. Mamá estaba perdida bajo el poderío de ese hombre, que abría sus carnes a golpe de miembro, llenándola por dentro de una sensación molesta pero hartamente maravillosa. Su sexo respondió con un violento orgasmo que la mojó completamente. Ahora, los movimientos del feo vendedor que la estaba poseyendo eran acompañados de un sonido como de chapoteo, fruto de la húmeda de excitación, que hacían más placentera si cabe la penetración recibida.

- ¡Ahora si mamacita.. vas a sentir como me cojo a las putas,- le decía el desgraciado sin esperar respuesta, a la vez que al ser testigo que mientras la rubia movía las caderas efusivamente más rico sentía.

Mamá se limita a seguir gimiendo y moviéndose, a la vez que el tipo le babeaba la cara prácticamente vuelto loco, lunático de excitación.

Su cuerpo era atravesado una y otra vez por esa masa de carne que aceleraba cada vez más sus movimientos, haciéndolos más duros y violentos, y también más dulces y placenteros para la hermosa viuda. Arqueando de nuevo su cuerpo, Mamá llegó nuevamente a otro orgasmo que le llenó la cabeza, haciendo que sus rápidas contracciones llevaran también a sujeto al límite del placer.

- ¡Aaah.. No tan profundo Don..- pidió Mamá sin der ni un segundo de menearse.

Pero tal petición en estos momentos al sujeto le valía madres, incluso más fuerte se deba caer haciéndole vibrar las carnes de las nalgas dejando el blanco trasero comprimido contra el colchón.

- ¡Ya te mojaste toda pinche puta.. ahora si vas a saber lo que coger rico.- en ese momento mordió ligeramente esos pezones empitonados, causando un dolor que Mamá no pudo contener.- ¡Que rica estás desgraciada.

Pronto se dio cuenta Mamá de como en realidad era este sujeto. Cuando creyó tener el control absoluto de la situación y que solo sería apagar la flama de su excitación que llevaba por dentro, ahora era que se daba cuenta en donde estaba metida y quien en realidad tenía encima.

El sujeto acostumbrado a tratar a las pirujas, a ser un macho de barrio mezquino, podía hacer con ella cualquier cosa que quisiera y de una manera violenta eso le agradaba más todavía. El sucio colchón ardía de deseos carnales, ardía al ritmo de los empujones, de los jadeos, de las palabras obscenas, del calor que sentían ambos protagonistas.

Los viejos y desgastados resortes parecían querer ceder ante las embestidas del macho en celo, quien luego de varios empujones que le arremetía a la rubia había tomado el control y colocándola en la típica posición del misionero, seguía penetrándola como un desquiciado.

Mamá ahora asustada, desde su posición hacía esfuerzos tremendos por aguantar el peso, sufría con cada arremetida, las gotas de sudor del tipo le caían sobre el rostro y sus muslos totalmente abiertos le empezaban a lastimar. No está segura si podría aguantar hasta que este se saciara, a pesar de lo bien que estaba sintiendo, y se pregunta ¿por qué?, la respuesta no le llega inmediatamente aunque sea muy obvia, los malos tratos la enardecían.

Los siguientes minutos continuaron de forma similar, con la diferencia de que ahora Mamá era como una simple muñeca, había dejado de moverse, de gemir, de disfrutar, ahora era el sujeto quien en ese momento llevaba la batuta, penetrándola y agasajándosela hacia adelante con su tremenda virilidad cuando se la embutía, impidiéndole que ella pudiera pensar con claridad, con la claridad que necesita para resistirse, para gritar o retirarse.

Pero sería una estúpida si pensaba que el sujeto terminaría así nada más, este estaba frente a la mejor experiencia de su vida, y aun tenía suficiente energía como para seguir por horas. Cada vez que su verga se abría paso sobre aquellos tiernos labios vaginales se sentía en el cielo.

- ¡Date la vuelta puta.. prepárate que te voy a joder como a las perras. ¡Jaja..- rió el sujeto desquiciado.

Mamá quien al escuchar esto hizo por separarse, la posición en la que la tenían empezaba a cansarle. Este era el momento que ella había estado esperando para recapacitar, e intentar detener, pero claro sin éxito, pues el tipejo se ha subido encima de ella con su gran verga entre el canal que separa sus nalgas.

- ¡No, por favor Don Poncho.. ¡No, espere,- suplicaba intentando resistirse pero sin éxito.

Solo dos cosas evitaban la inminente violación de Mamá, una era que se despertara el viejo renco para detener a su Compadre y la otra era gritar, rogándole que no lo hiciera, pero sabía que un ser así en ese estado de excitación podría hasta golpearla e igual terminaría por violarla. Tenía pensado calmarlo con otras de sus armas de sensualidad, pero antes de intentar nada los dedos del tipejo fueron los primeros para abrir sus rosados cachetes traseros y soltar un espeso escupitajo para lubricar.

- ¡Noo.. ¡Ahhhh..!,- gimió ella al sentir el candente glande empezar a separar sus pétalos rosados

Mamá era capaz de sentir lo caliente de ese miembro buscando espacio, sentía miedo, recordó vagamente como hace un tiempo aquel horrible Cubano la había violado en una posición similar, lo mucho que le había dolido, tanto que empujó al tipo tratándose levantar pero lo único que logro fue que otro trozo más de verga se le incrustara en su intimidad.

- ¡Aléjese Señor.. Nooo, Por favor..

- Porque te resistes tanto putita rica si ahorita mismo lo estabas gozando como una diosa. ¡No mames.. de seguro el estúpido de tu marido y mi Compadre jamás te jodieron así,- en ese momento sus dedos abrieron más las nalgas, a lo que nuevamente ella reaccionó con un grito de desesperación.

Pero para un ser como este, tenerla a su completa merced, rogando, temerosa, pero en el fondo sabía que también excitada, igual o quizá incluso más que él. El desgraciado estaba convencido de que ella había nacido para ser una puta en celo y él se encargaría de despertarla.

Por ahora solo disfrutaba de la vista, y de las sensaciones pensando en cuántos hombres podían decir que se habían cogido a una mujer tan buenotota como ella.

A pesar de su oposición Mamá no podía negar que el sujeto era hábil, la hacía sentir sensaciones que nunca pensó experimentar, sin embargo sabía que este no se iba a detener hasta hacerla suya, su descomunal miembro ya lo tenía ensartado y solo un milagro podría salvarla.

- ¡No Don Poncho, no lo haga.. ¡S-su Compadre podría despertar.

- No te preocupes por él primor.. le he metido tanta droga que ni un terremoto le podría despertar. Solo estamos tu y yo putita, y verás que rico no la vamos a pasar.

Empujó otro poco y Mamá gruñó con fuerza mientras la gruesa estaca se encajaba en ella. Ya tenía empalada 10 cm y faltaban otros tantos para completar.

- ¡Que rica me la aprietas puta. Ya tienes la mitad adentro, ¿Quieres el resto?.- Y se colocó más encima de ella.

Ella tenía su cabeza echada para atrás con la boca abierta jadeando por la intrusión. Cuando volvió a empujar, ella dobló sus piernas hacia arriba soportando completamente la penetración. La dura estaca continuaba penetrando lentamente en su cuerpo, deslizándose suave y fácilmente. Mamá arqueó su espalda y volvió a gruñir.

- ¡Oh Dios mío..- susurró.- E-es muy grande, me llena completamente, ¡Ooh!.. ¡ooh! ¡No la meta todaaa..


Ya estaba completamente dentro de ella, toda la longitud de aquella espada estaba guardada en la tibia y húmeda cavidad.

- Ya viste putita, ya la tienes toda dentro de ti. Ahora voy a darte una cogida que nunca vas a olvidar, ¡Jajaja..

Mientras hablaba se colocó sobre las manos de Mamá sosteniéndose por encima de ella y empezó hacer recorrer su tranca dentro y fuera. Volteando hacia abajo pudo ver su lubricada verga entrando y saliendo impulsando sus labios vaginales y separando sus nalgas en cada estocada.

El efecto fue inmediato. Mamá, la flamante y deliciosa viuda, volvía a perder el control al ser tomada de aquella manera. Ella lanzó su cabeza hasta el colchón y comenzó a suspirar como pequeños maullidos al principio. Pero conforme la intensidad de la cópula se incrementaba fue subiendo el volumen de sus gemidos, hasta terminar gritando con apasionado placer con cada uno de los embates de aquella verga en su empapada concha.

Con un ojo y atraves de una mugrienta ventanilla observaba a mi amada progenitora ser cogida de nuevo por otro ser tan desgraciado como muchos otros, estaba él encima de ella con las piernas abiertas, mirando intensamente con los ojos brillosos, su pantaloncillo en las rodillas y se movía con firmeza hasta serle sentir sus 20 cm de su miembro.

El desgraciado estaba disfrutando como nunca. Aceleró sus embates machacando a mi Madre continuamente. El colchón entero se sumía y sonaba mientras lo hacían. Sus hermosos senos se apachurraban sobre el colchón cuando el tipo se dejaba caer violentamente con todo el peso de su cuerpo con cada empellón.

- ¡Ooh, Uff.. ¿Que parece puta?,- dijo mientras jadeaba.- ¿Te habían jodido alguna ves de esta manera?, Estás disfrutando como nunca desgraciada, ya me tienes empapada toda la verga.

Mamá tenía ahora sus manos sobre el colchón, perforando la esponja con sus uñas mientras aullaba. Ella estaba por alcanzar su tercer orgasmo, mientras este dedicaba todo su esfuerzo al mismo. Decidió descansar su cuerpo sobre el de Mamá, metiendo sus brazos debajo de ella abrazándola fuertemente contra su pecho, pero sin detener las embestidas de su verga en su húmeda vagina ni por un segundo.

Se recostaron de lado y ella levantó una pierna para que pudiera este continuar cogiéndosela. Sus manos sujetaron sus tetas y las pasó por la división de sus magníficos hemisferios, hasta tener sus dedos acariciando alrededor de su vagina. La visión que tenía era sin igual. Su enorme miembro moreno deslizándose en ella mientras los veía de perfil y a Mamá con las piernas en su totalidad abiertas, lo que me daba la perfecta visión de cómo se la retacaba.

Y mientras ella se movía intentando llevar el ritmo, sus tetas se mecían y zarandeaban. Estaba claro, Mamá estaba disfrutando del revolcón sin lugar a duda, sus piernas completamente abiertas le permitían al sujeto a la vez que la jodía masturbarla furiosamente, su mano volaba de arriba abajo en su pequeño monte venus. Era el momento de pasar a la siguiente parte del guión. La sujetó de las tetas, entonces le dijo al oído:

- Putita,- le dijo mientras recuperaba el aliento.- Te has venido ya un par de veces y no me lo has agradecido.

- G-gracias..- logró articular.

- ¿Sabes que es lo que te falta para lograr ser una zorra oficial?- ella soltó una risita y negó con la cabeza.- Culearte, romperte ese delicioso culito rosado,- le susurró a su oído,- Solo así podrás decir que has culeado como una callejera.

- ¡Noo, eso no. La tiene muy grande.

- No te preocupes reinita, yo sé cómo abrir sin dolor un culito tan refinado como el tuyo.

- Le.. le propongo algo Don..- dijo Mamá rápidamente intentando no demostrar sus gemidos.

El sujeto ni siquiera respondió, por lo que Mamá continúo.

- S-si no me lo mete por allí.. le hago una cosa que le gustara muchoooh,- no pudo evitar decir esta última palabra la sensación era muy placentera.

El sujeto como no creyendo lo que sus oídos escuchaban paró de pronto, esto alegró un poco a Mamá pues lo tomó como una señal de que el Compadre se lo estaba pensando.

- Okey, trato hecho, pero si no me gusta te enculo aquí mismo y sin miramientos.- y entonces tomó el preservativo y lo jalo, salió con dificultad, bañado del líquido de ambos, lo arrojó en el suelo.

Eso la hizo sentir un poco mal, al ver ese condón pensó que tal vez no debía estar allí, que ella debería estar junto a su hijo, en su casa, en el resguardo de donde esta tarde no debió salir. Sin embargo sabía que ya no había vuelta atrás. Ya mucho más tranquila Mamá esperaba que se quitara de ella, para nuevamente poder acomodarse de tal forma que pudiese hacer eso que pudiera evitar la sodomizada.

- ¿Q-quiere que le prepare un trago?- le preguntó ella ofreciéndole para calmarlo.

- Gracias, pero no gracias.. ya sabes lo que quiero,- contestó dándole un beso en la mejilla.

Mamá empezó a pasarse la palma de la mano por encima de la enérgica verga.

- La tiene muy dura..- dijo al sentirlo.

- Sí, así es mi amor, tú lo provocas. Pero dime ya que es esa cosa tan rica que me prometiste o proseguimos en lo mío, ¡Jajaja..

- Espéreme un poquito.- Tenía la verga bien dura, a pesar de llevar un rato ya cogiendo.- ¿Por qué no se acuesta y me deja a mí satisfacerlo un poco.

- Sí, si tú quieres bombón..

El tipo se sacó los pantalones y los lanzó a un lado al piso. Luego se echó hacia atrás hasta apoyar los codos en el colchón. Mamá se arrodilló entre sus rodillas y con la mano derecha le agarró la verga. Aún no la tenía muy caliente y rodeada por aquellas punzantes venas amoratadas.

Empezó acariciarla primeramente deslizando la mano por todo el tronco. El tipo entrecerró los ojos mirando hacia arriba, concentrado e imaginándose que era eso que ella le prometía.

- ¡Ooh.. Tócame los guevos.

Mientras trataba de satisfacerlo con la derecha mediante suaves manoseos, comenzó a sobarle las gigantescas y blandas bolas estrujándolas con la mano izquierda. El tipo soltaba bufidos ante los tocamientos. Se la empezó a machacar de manera calmosa, aumentando los jalones gradualmente. Al mismo tiempo no deba de manosearle los guevos con ligeros estirones.

- ¡Ohhh.. Qué bien lo haces reinita.. pero con eso no lograras quitarme el deseo de romperte ese hoyito.. ¡Uahh..

Ante tales amenazas, Mamá le tiró del pellejo hacia atrás para descubrir el glande, deteniendo las sacudidas. Sacó la lengua para deslizarla alrededor de este, siempre con lamidas en movimientos circulares, con la verga quieta en posición vertical y sin dejar de sobarle las bolas.

A veces el sujeto se contraía como para querer metérsela dentro de la boca y una de las veces le rozó con el glande la campanilla, pero Mamá se concentraba más en lamerle el glande rodeándolo con la lengua, sin llegar a comerse la verga, hasta que el sujeto se contraía y le metía un trozo.

Apartó la cabeza para pelársela un poco apretándole bien los guevos con la mano izquierda. A veces le dejaba el pellejo hacia atrás y le soltaba un par de lamiditas y de nuevo volvía a menearla sin chupar.

- Entonces, eres virgen del culito, ¿no?..

- No.

- ¿Tu Marido te petó el fundillo?..

Mamá encogió los hombros sonriendo, sin cesar los meneos a la verga.

- ¡Pinche Compadre cabrón.. jamás pensé que fuera tan aventado. ¿Y te gustó?

- No sé, quizás la fantasía con un hombre maduro y así gordo, como él.

- ¿Que más hacen? ¡Ooh..

- Me ayuda en mi terapia.

- ¿Te hace sentir como una puta de verdad?

- Sí, me encanta.

- ¿Te encanta mamar tripas?..

- Sí.

- ¿Pero dime, que es eso que me quieres hacer?

- No sea tan desesperado Don Poncho..- dijo con una coqueta sonrisa.

- Pronto mi amor, no sientes como estoy.

- Alguna vez.. ¿Le han chupado ahí?- dijo apuntando por debajo de los guevos.

- ¡El culo?

- ¡Ji ji ji.. le dije que lo compensaría.

- ¡Ooh sii.. cuando voy de putas, me encanta que me chupen el culo, pero no todas se atreven, solo las más guarras ¿Quieres chupármelo un poco? Me excita mucho.

- Si con eso impido que me sodomice, sí..- respondió tragando saliva.

- Imagina que eres una guarra y te pido que me chupes el culo.- Mamá sonrió para seguirle el juego.- ¿Quieres chupármelo, puta?..

- Si, como tú quieras…

El sujeto se incorporó para darse la vuelta y subirse a cuatro patas encima del colchón. Mi Madre tuvo ante sí el culo del Compadre del lisiado, unas nalgas duras y peludas de un color marrón muy oscuro. La enorme verga le colgaba hacia abajo, al igual que los guevos, parecidos a las ubres de una vaca balanceándose entre los muslos.

Vi que los oscuros guevos comenzaban a mecerse y que el tipo sostenía todo su cuerpo con un solo brazo, porque el izquierdo lo había metido bajo su barriga para pelarse la verga. Mi Madre sufrió una arcada al acercar la cara al culo, viéndose envuelta en una mueca de asco por el sudor que expelía. Tímidamente le abrió el culo con ambas manos, descubriendo el fondo de su raja toda velluda, donde en lo más adentro encontró el ano, un orificio de esfínteres muy fruncidos, con pelillos sobresaliendo del interior.

- ¡Anda guarrilla, ¡Ooh.. ya no puedo esperar en sentir tu leguita ahí.

Con mueca de asco, le pasó la lengua por encima apartando de nuevo la cabeza. Sin embargo las sensaciones que sentía al comportarse como una guarra y lamerle el culo aun hombre la atrevían. Las siguientes lamidas fueron de la misma manera mientras el sujeto se la pelaba, la pobre se había quedado con la lengua reseca por el repulsivo sabor.

Sin embargo, le mantenía el culo abierto para darle lamidas, casi con la barbilla rozándole los guevos. El tipo estaba desquiciado, cada vez se daba más fuerte. Mamá le pasaba la lengua por el ano paladeando pero enseguida apartaba la cabeza, como para recuperarse del mal olor.


El asqueroso hombre se abrió una nalga para que ella se adentrara más. El culo se le abrió, Mamá acercó la cara lamiéndole a lo largo de la raja, tratando de meterle la punta, esta vez sin apartar la cabeza. Chupándole la raja del culo aun tipo que apenas había conocido. Ella también se había calentado, se metió la mano dentro de las piernas y se palpaba la vagina. Ya no tenía saliva en la lengua de tanto lamerle la raja áspera y velluda.

- ¡Así guarra.. ¡Ooh.. cómo me gusta que me chupen en el culo.

Mamá le clavó la cara en la raja y empezó a mamarle el ano, esta vez sin apartar la cara ni un momento, succionando, como habituándose a ese olor hediondo.

- ¡Dame tú puta, yo me abro, Ohhh..

Le metió la mano entre los peludos muslos, rozándole los guevos con el antebrazo, hasta agarrarle la verga. Con la cara pegada al culo del sujeto, mamándole el ano mientras este se lo abría. Mamá notaba la ebullición de la leche por las palpitaciones de las venas, el sujeto pronto se vendría.

- ¡Hija de puta como lo haces me encanta, ¡Ooh.. Eres una completa sacada.- dijo mientras se enderezaba.

Ella retiró la mano de entre las piernas y apartó la cara del culo limpiándose los labios con el dorso de la mano, fijándose en cómo le había baboseado el ano, habiéndole dejado los pelillos pegados a la piel por la saliva.

Pero cuando pensó que lo había logrado, el sujeto no tuvo bastante, enloquecido se recostó sobre el colchón tumbándose de espaldas, levantando ambas piernas para que ella siguiera mamándole, quedando su pene en el aire y los guevos, con ambas piernas abiertas y el ano abierto.

- ¡Vamos, guarrilla así será más fácil.. huéleme el culo hasta que se me ponga dura.

No le quedó de otra que obedecer. Se arrodilló entre los pies del tipo, erguida, y se agarró a los tobillos. Luego metió la nariz en la raja del culo nuevamente, empezando a olerle el ano pestilente con aspiraciones profundas, expulsando el aire por la boca con los oscuros guevos pegados a la frente.

De nuevo le metió la mano derecha entre las piernas y le agarró la verga, comenzando a ordeñarla con fuertes jalones hacia arriba. Por mi parte los veía, a Mamá arrodillada frente al culo peludo de aquel marrano. Le endurecía la verga sacudiéndosela hacia arriba, con los orificios de su nariz respingada pegados al ano, respirando profundamente. Mamá le miró entre los guevos sin dejar de aspirar.

- ¡Ooh.. Qué bien, puta.. Qué buena eres, cabrona.. ¡Ohhh.. ¡Ahhh..- jadeaba mirando al frente.

Mamá apretó más la cara en la raja, rozándole el ano con la nariz, tratando de meterle la punta, con la frente pegada a los sudorosos guevos. Ya le tenía de nuevo la verga muy dura. Apartó la cara y comenzó a rozarle con las tetas, sin dejar de ordeñarle.

- ¡Hija de perra..- gemía notando en los guevos la blandura de los pechos.- ¡Ohhh.. ¡Ahhh.. ¡Para, para ya..

Mamá cesó la masturbación apartándose y le soltó la verga. El sujeto se enderezó a cuatro patas y Mamá se levantó.

- ¡Quítate el vestido y ponte como una perra.

A toda prisa, Mamá se sacó el vestido por la cabeza y se quedó desnuda. Luego ella misma se subió encima del colchón, a cuatro patas, con el culo en pompa, las rodillas en el borde, con sus tetas colgando rozando las pestilentes esponjas. El sujeto se inclinó, le abrió el culo y le pasó su lengua por encima del ano tierno, dejándole la raja muy mojada.

- ¡Ya verás lo delicioso que vas a sentir cuando lo abra, puta..

- ¡Noo oiga noo.. yo cumplí, eso ¡Nooooo…!!!!,- gritó cuando no importándole el trato realizado, el sujeto le abrió las nalgas y le puso el capullo encima de su pequeño orificio anal.

El tipo tenía cara de enfermo sexual embravecido, estaba a punto de encular a la bellísima mujer de su Compadre (bueno si se le podía decir así a la relación que ambos llevaban), y sin condón. Estaba muy apretada y Mamá apretaba las nalgas para evitar la intrusión.

El tipo sudando por el esfuerzo se irguió, se agarrón el tripón y lo empezó a presionar, trabajosamente, avanzando mediante empujones y una severa dilatación anal. Por la resistencia que ella hacía le era difícil avanzar, esas paredes ofrecían dura resistencia, pero eso sería por poco tiempo.

El sudor nublaba su visión, pero no le importaba, las sensaciones en su gruesa verga eran mejores, Mamá apretaba la quijada para soportar, a la vez que recordaba los gritos de cuando aquel viejo Cubano la violó atrás del jardín de los vecinos, solo que esta vez por alguien al que el desgraciado renco la había llevado.

- Tranquilízate mamasota.. he abiertos muchos culos en este colchón, un rato más y te acostumbraras y hasta aullarás de alegría ¡Jajaja..- le dijo el tipo con cierto sarcasmo, ya le tenía la mitad del glande clavado.

Pero la tenía bastante grande, y era todo lo que entraba. Mamá no podía creer en la situación en la que se encontraba ahora, apunto de ser sodomizada por un vulgar vendedor de fayuca, por esas malditas sugestiones que la hacían sentirse una puta, y lo peor el viejo que la había llevado a tal situación estaba drogado totalmente inerte, el único que quizás podría salvarle.

Fue entonces cuando el sujeto comenzó a sacarla y a meterla, muy lentamente, poco le importaba la integridad física de la mujer, en ese momento no era más que unas enormes nalgas que le proporcionarían un desquiciado placer. Yo veía a Mamá chillando como una perra malherida, aruñando el cochino colchón con fuerza y sacudiendo la cabeza ante el dolor de dilatación.

Alcanzaba a distinguir la verga encada en el ano, impresionantemente dilatando por el grosor. La agarró por las caderas y empezó a sacudirle duras penetraciones, con los guevos botando contra las carnosas nalgas. Sus pechos se apretaban con cada empujón.

- ¡Noo, por favor.. ¡Quítesee..- volvió a gritar entre alaridos de dolor, y al igual que antes no tuvo efecto.

El doloroso mete y saca iba cada vez más rápido, su esfínter se distendía rápidamente para albergarlo, ya totalmente cansada y ensartada el desgraciado había logrado meter toda su verga.

- ¡Ahora si mamasota.. vas a prender a ser una puta en todas sus letras. ¡Vas a pedir todos los días que te la metan por el culo..- bramaba el hijo de puta totalmente fuera de sí mientras todo transpirado no dejaba de arremeter y sacar su verga del ahora ensanchado ano.

- ¡Nno don Poncho.. saquélaaa.. es muy.. grande ¡Argh.. ya noo AYYY!!

Mamá hacía esfuerzos sobre humanos para soportar, sus uñas perfectamente cuidadas estaban enterradas en la tela del colchón con todas sus fuerzas, al igual que su boca abierta, en un afán de aminorar el dolor que ya ni sonido salía. Su bella cabellera rubia cubriendo en su totalidad se pegaba a su rostro, con sus enormes tetas aplastadas en una amarillenta y pegajosa esponja del colchón, y con sus enormes nalgas ahora en un tono rosado retumbando ante el peso del sujeto.

Su piel se encontraba con un tono rojizo debido al esfuerzo que hacía, a diferencia de él, su moreno cuerpo sudado, su cara de enfermo pero a la vez de enorme placer contrasta enormemente con el bonito rostro de mi Mamy, este lleno de temor.


La jodió analmente durante al menos dos minutos, minutos en los que ella no paró de soportar, minutos en los que ese desgraciado no paró de arremeter. Le retiró la verga sin una pisca de cuidado y le dejó el ano abierto, de donde se distinguía tremendamente dilatado y en color rojizo. Nada más sacarle la verga, la agarró del bazo.

- ¡Vamos cosita, vamos.. ya pasó lo peor.

- ¡No, por favor ya noo.- dijo ella palpándose el ano con las yemas de los dedos, con una mueca de dolor dibujada en el rostro.

- ¿Que te dije bombón, eh? Tu culito ya es mío, mira cómo se abre y se cierra esperando mi amor, ¡Jajaja..

- ¡Don Poncho, ya por favor.. D-don Paulino se puede despertar.

- ¡Si tanto lo quieres ver puta, vamos..- la condujo de nuevo a la sala donde seguía el renco dormido.

Y tomándola con su aceitosa mano la llevó a la fuerza a la sala, en donde se libraría de nuevo la lujuriosa contienda sexual. El sujeto la guiaba, ambos próximos amantes cruzaron de la mano la puerta para llegar donde el renco yacía drogado. Pero cuando Mamá quiso acercarse para ver cómo estaba el viejo, el tipo se interpuso.

- Ya lo viste, ves sigue ahí dormido.. ahora ven. Atiende a tu cliente ramera.

- ¡U-un trago por favor.. necesito un trago.- pidió para evitar que este siguiera enculándola.

- Mira bonita, si crees que vas a impedir que te pete la cola estás muy equivocada. Pero puedes hacer algo para que ya no se te sea más doloroso.- le dijo agarrándola por la barbilla.

- ¿Q-que?- preguntó.

- En el refrí hay mantequilla.. póntela en la cola y lubrícate. Yo preparo los tragos, ¡Jaja..

La pobre no tenía como escapar, con la más grande humillación del mundo la pobre dueña de Industrias Tapia no le quedó de otra que acertar, el sujeto estaba empecinado en quererla encular y no había nada que pudiera evitarlo. Caminando pensativamente se dirigió a la inmundicia de la cocina y miró con ojos de nostalgia como su salvador y apoyo estaba complemente fuera de juego.

Abrió el refrigerador y un pestilente aroma a comida putrefacta le hacía recapacitar en el lugar donde estaba metida. Haciendo nudo el estómago logró alcanzar una vieja barrita de mantequilla que le serviría como lubricante para llevar acabo las exigencias de ese desgraciado.

Fue entonces cuando decidió formalizar su sumisión y pasando su mano por su trasero, incapaz de desobedecerle se separó sus carnosas nalgas para descubrir su esfínter rosado. Cogiendo con una mano parte de la porción de la mantequilla, fue toqueteándolo ante la mirada alucinada del tipejo.

- ¡Jejeje.. Ven para acá mamasota,- le ordenó a Mamá.

Dominada ahora por esta nueva situación, Mamá se encaminó hasta el sillón volteando a ver al renco, volvió con la barrita de mantequilla entre sus manos. Sin tenérselo que recordar se puso de ladito y abriendo sus dos cachetes, le demostró su obediencia. Con sus finos dedos llenos de aquel aceitoso lácteo, acarició su esfínter mientras él esperaba expectante a sus maniobras. Buscando que fuera placentera esta vez, introdujo un dedo en su interior.

- ¡Ooh.. Que gusto,- gimió al sentir horadado su agujero.

Me sorprendió comprobar ahora lo relajada que esta vez estaba Mamá y por eso casi sin pausa, metió el segundo sin dejar de moverlo. Poco a poco, se fue dilatando mientras el sujeto no dejaba de declamar el placer que lo invadía. Comprendiendo que estaba dispuesta, el asqueroso embadurnó también su pene con saliva mientras se lo pelaba, con la clara intención de mostrárselo y que se excitara. Le preguntó si estaba lista.

- N-no sé.. Espéreme unos segundos,- dudó, pero entonces echándose hacia atrás se fue metiendo tres de sus dedos lentamente sin quejarse.

No podía creerlo, a pesar de que Mamá sabía que se preparaba para de nuevo ser sodomizada estaba ahí, dilatándose de manera vulgar el ojete frente a ese desgraciado. Se sentó en el borde del viejo sofá, ligeramente mirando hacia la derecha embadurnándose y dilatándose el ano. Al verla en aquella postura, con las medias de red, aquellos muslos blancos y tersos a la vista y totalmente desnuda al tipo lo embravecía. Fue a sentarse a su derecha, muy cerca de ella, quien permanecía erguida y algo girada hacia él. Al descruzar las piernas, le vio la vagina, un triangulito dorado entre los muslos.

Ya en el sofá los dos el sujeto le pasó el brazo por los hombros para acercarla, se puso sobre ella y sin dejar de mirarla a los ojos le dio otra pasada con sus manos sobre las tetas, comprobando que efectivamente eran grandes y esponjosas como las había sentido. Inmediatamente se apoderó de sus grandes senos, blandos, pero con unos pezones pequeños y duros por la excitación.

Se dedicó a ellos unos instantes, comprobando que al acariciárselos no era lo que más la ponían a ella, de modo que se deslizó hacia abajo para besárselos mientras que le volvía a meter la mano en el chocho, por entre medio de los muslos al estar flexionada, para concentrarse en su rajita, pues no quería que perdiera calentura.

El efecto fue instantáneo, Mamá comenzó de nuevo a gemir y moverse al toque de aquellos dedos en su clítoris, claro sin dejar por su parte en dilatarse el ojete. Me sorprendía comprobar la pasión y calentura de ella con solo masturbarla. Me preguntaba si mi Madre ya había olvidado que pensaban sodomizarla.

En un ataque de incordura, fue ella la que por sí sola tiró del poco pelo que tenía su amante hacia arriba, obligándolo a unir los labios con los suyos. Su lengua jugaba con la de aquel con el mismo descontrol que movía su pelvis al compás de la estimulación. ¡Joder con mi Madre, quien la entendía.

Pero el sujeto ya cansado, no se quiso detener mucho más en ese juego, quería enculársela de ya, pero antes quería contemplar y saber hasta donde ella estaba capaz de llegar. Imaginaba que si la dejaba por si sola excitarse tanto, le sería más fácil poseerla a su antojo. Observó su rostro, la boca entreabierta y los ojos cerrados, soltando gemidito tras gemidito, pues no había dejado de masturbarla en ningún momento, aunque ahora solo utilizaba el pulgar en lugar del dedo índice, por su posición sobre ella.

En ese momento ya no sonaba música alguna, oyéndose sólo los gemidos de mi Madre dentro de aquel cuchitril y que me decía que la tenía de nuevo a su merced. Dejó de masturbarla para abrirle los muslos, ella cerró púdicamente sus piernas, aunque ya no podía hacer nada por evitar enseñarle el chocho. Su delicado monte venus con escasos y diseminados pelillos dorados antes de dejar asomar el principio de su brillante intimidad. Viendola de manera seria a los ojos le fue separando y alzando los muslos, sin hacer ningún caso al poco convincente.

- ¡N-no Poncho por dios.. esto ya fue demasiado, no se vaya a despertar Don Paulino.- pronunció ella mientras se intentaba cubrir.

- ¡Sthh.. tú tranquila, calculo que se despertara en una hora. No te preocupes, guapa, él esta tranquilito y tu yo no vamos hacer nada malo. Convertirte en una guarra es lo que te gusta, no?- Mamá sonrió, como queriéndole demostrar que no le molestaba.

Ese intenso aroma a sexo femenino inundó el aire cercano a la nariz del tipejo, cuando apartó las manos de mi Madre y por fin quedó a su vista. Ahí estaba, todo para él, el colorado chocho de esa bella viuda que unos instantes le había albergado. La visión era embelesadora para quien tuviera la dicha de verlo, una rajita pequeña y muy cerrada salvo el bultito que formaba en la parte superior lo que sobresalía de los labios mayores.

Unos diminutos vello dorados se esparramaban por los bordes de su rajita, un chochito precioso a comparación de la infinidad de panochas de las putas que ese cerdo había visto en toda su vida. Aunque lo mejor vino cuando fue abriendo los pliegues con sus dedos, descubriendo un surco rosado y muy profundo, completamente húmedo y lubricado.

- P-pobre, don Poncho.- dijo para acabar con el silencio que había en la mugrienta sala.

- Es un viejo discapacitado, Bombón.. no te preocupes.- respondió sin dejar de oscultarla.

- Le ha de doler mucho su cadera.

- La droga que le di, lo mantendrá sin dolor, ¡Jajaja.. ¿Y tú qué tal, Mamasota? ¿Cómo es que quedaste liada aun viejo como él?

Se volteo hacía él para no parecer descarada, se frotaba el culo para dilatárselo, mientras hablaba con el tipejo y sentía aquellos dedos abrir su intimidad.

- P-pues me está dando terapias, Don Poncho la verdad.. y ya llevamos.. una semana.

Se miró los dedos para comprobar que los tenía embarrados con suficiente mantequilla, empinando el trasero, poniéndole las tetas a la disposición nuevamente. Pero el tipo seguía concentrado.

- Me está ayudando en mi trauma, don Paulino, me siento muy sola, ¿sabe?

Ella le miraba mientras aquel le osculataba el chocho. Volvió a sentarse de la misma manera, cerca de él, a su izquierda, con las entre abiertas, erguida y ladeada hacia él mientras se dilataba.

- ¿Te aburres en casa?

- S-soy una mujer muy activa y con un hijo, por eso para mí es muy importarte tratarme, salir adelante, aunque sea con el viejo como su Compadre, ¡Jijiji..- bromeó dándole un cariñoso manotazo en el brazo.

- Eres una mamasota muy guapa.. no necesitas aun lisiado como él para tratarte. Necesitas un verdadero hombre.

- Es que Don Paulino, sabe lo que hace.. ¿Eh, un verdadero hombre?- preguntó.

- Vamos, un verdadero macho que te cumpla.. que te saque lo zorrilla pues..- se atrevió.

- ¿Que me saque lo que..?- le sonrió ella arqueando las cejas.- ¿Y seguro usted es ese hombre? ¡Jiji..

- Pues claro mamasota. Porque crees que me siguen tanto las viejas. No por nada me he culiado a todas las viejas de por aquí.

- No pues eso sí, ¡Jijiji..- le sonrió.- ¿Usted si sabe tratar a esas mujeres?- le preguntó.

Mamá le miraba expectante y este le sacaba los dedos para llevárselos a la boca y degustarlos, paladeando su jugosa intimidad. Los lamia, para luego volver a bajar y recorrer todos sus delicados pliegues. Metió su dedo lago hasta el fondo haciendo que ella respingara por la repentina intrusión, pero de nuevo se volcaba en su clítoris, esperando que ella se contorneara bajo su trabajo y a ser posible hasta que soltara sus jugos corriéndose.

- Pues claro mamasota, que no? No por nada te tengo aquí calientita dilatándote el fundillo, ¡Jajaja..

- ¿Y-y su mujer, no tiene?..- respondía entre escalofríos.

- Esa cabrona no se entera de nada, solo me sirve para tenerla cargada. Y lo que haces con una puta no lo haces con tu mujer, ¿entiendes?

- Claro, eso es así.. ¡Aah, en el matrimonio siempre es igual, todo lo mismo, más aburrido.

- A mí me encanta las putas. A veces me gasto toda la plata, me traigo a dos o tres por semana y me harto de culear, ¿entiendes?

- ¿Sí? ¡Aah, Es usted un m-macho, ¿no?

- Más o menos, ¡Jajaja.. ¡Joder que rica tienes la chocha.- le decía concentrado en ondear.

- B-bueno, si se lo pasa bien con ellas.. ¿Y puede con todas? ¡Jijiji..- rió en tono distendido.

- Las muy cabronas me tratan como su Padrote.

- ¿Por qué?- respondía cerrando los ojos y llevándose por aquellas caricias.

- Al principio yo soy el que paga.. pero como las culeo tan rico después son ellas las que me mantienen. Y como tengo la verga tan grande, les gusta tanto que ya no pueden dejar de verme, ¡Jaja..

- No me diga..

- Como tú ahora.. ¿Quieres tocármela? Ya me se ha puesto algo aguada.

- Si usted quiere..

- ¿Quieres tocarme verdad? Anda, agárrame la verga.

Mamá alzó su manita derecha y plantó la palma encima de su verga aceitosa. Resplandecían sus uñitas rojas en aquella piel oscura recubierta de pelos. Empezó a deslizarla acariciadoramente por todo el tronco, pasando por encima de los guevos, notando la carne blanda. El tipo dejó de oscultarla y se relajó mirándola.

- ¿Qué te parece, es grande verdad?..

- ¡Muy grande, como dicen ellas, ¡Jijiji..

Alzó la otra mano embadurnada de mantequilla, acariciándole con las dos toda la barriga, como si fuera una bola de cristal. La derecha descendía hacia los blandos guevos, metiéndole los deditos en la piel tostada, y la izquierda bajaba por encima del ombligo.

- ¡Uhmm.. Me encanta cuando las putas me tocan así.

Mamá conducía sus manos por todos lados a modo de suaves caricias.

- ¿Le gusta?

- ¡Ooh, sí, me recuerdas a las putas. ¿Por qué no me chupas otro poquito? Me encanta ver tu carita comiéndome el garrote.

- Sí, como quiera,- respondió dócilmente.

Sin dejar de manosearle el tórax, se dobló más hacia él, pegando los pechos en su costado, y empezó a estamparle besitos tiernos por toda la barriga, dejándole la marca de su carmín.

- ¡Oohm, Así putita.. qué bien, qué gusto.

Mamá iba sembrándole de besos toda la barriga, notando la piel dura y el roce de los vellos. Sacó la lengua y le metió la punta en el ombligo, lengüeteando muy despacio en el fondo. Le escuchó resoplar. Mantenía las manos toqueteándole el miembro. Arrastró su lengua muy despacio alrededor del ombligo, dejando un rastro de saliva a su paso. Le miraba al pasarle la lengua.

- Qué gusto me das putita, no lo haces nada mal. ¡Ooh..

- ¿Le gusta?

- ¡Ooh, sii.. Sigue.. Me parece increíble que te hayas liado con mi Compadre tan feo.

- ¿Porque lo dice?..

Acercó la boca a su pecho y empezó a mordisquearle una tetilla, degustándola, tirando de ella con los labios, lamiéndosela con la punta. Con los labios le jalaba los pelos de las tetillas y estiró la lengua para lamerle la otra tetilla más lejana, con los pechos muy apretujados en su costado. La mano izquierda no dejaba de acariciarle la verga embadurnándosela de mantequilla.

Apartó un poco la boca, como buscando donde besarle.

- ¿Por qué no con las tetas y me lo rozas?

- ¿Eso le gusta?

- Sí, anda, zorra.

Se irguió y se apretujó los pechos juntándolos. Se las sujetó por la base y se inclinó hacia él, rozando los pezones erectos por aquella barriga oscura.

- ¡Uhmm, qué bien, putita.. Muy bien, así.. Rózame perra.

Trató de meterle un pezón dentro del ombligo. El tipo se mordía los labios y su barriga subía y bajaba de manera acelerada por el estímulo de placer. Mamá arrastró sus pechos por encima de este, conduciendo sus pezones entre los pelos del pecho, aplastándolas ligeramente contra su piel, con los rostros casi rozándose.

- ¿Porque no me cree que estoy con su Compadre?

- ¡Ooh.. Porque eres como una sueño, mírate, estas preciosa y bastante buena.. ¡Ooh, Él es un viejo feo y además lisiado.

- ¿Necesito un hombre como usted verdad?..

Mamá nuevamente se volvía a calentar, se exhalaban mirándole a los ojos. Se soltó los pechos, se los dejó reposando encima de él, y se besaron con la lengua muy despacio, de manera apasionada. Ella misma resbaló su mano desde el ombligo hacia el bajo vientre, y empezó a sobajarle la verga y los guevos al mismo tiempo, apretándoselo con la palma, percibiendo la dureza de la verga que poco a poco se iba llenando nuevamente de sangre, percibiendo sus contornos.

Mamá ahora permanecía echada sobre él, con las tetas pegadas a la piel tostada, besándole y sobándole.

- ¿Tu qué crees primor?.. ¿Quieres hacerme otra mamadita, putita? Antes de encularte.

- ¡Sí, Don Poncho, estoy muy caliente.

- Vamos pues.

Ella sola se incorporó y se puso de pie. Le tenía toda la barriga y el pecho baboseados. Se subió al sillón y se arrodilló entre las piernas del tipo. El desgraciado la observaba reclinado. Abrió las piernas, tenía unas piernas gruesas y muy peludas. Las separó lo suficiente para darle espacio, descubriendo su verga gorda, tan gorda que casi parecía una porra, con los guevos bien oscuros y flácidos. Tenía tanto vello que casi alcanzaba la mitad de la verga en erección.

- Es toda tuya guarrilla, ¡Jajaja..


Agarró su verga dándole tres golpes con ella en la cara, en una mejilla, en la nariz y otro en la barbilla como dándole permiso para después dejar sus manos reposando en el sillón. Mamá inclinó la cabeza y con la lengua acarició la punta de su enorme verga, recorría su capullo con la lengua lentamente, esparciendo la saliva por toda la superficie. Su cabeza se movía hacia los lados mientras movía su boca para cubrir bien toda la punta.

Mamá parecía haber olvidado que esa verga a la cual en ese momento la estaba poniendo a tono era la que próximamente la iba a encular, con una mano estaba agarrando con fuerza la verga y la otra sus guevos, se los agarraba con firmeza y los apretaba a punto de estallar. Mientras seguía chupando el glande, ahora alternando las lamidas con ligeras succiones, después ponía la punta de su lengua sobre el capullo y la movía rápidamente.

- ¡Ooh, dios.. sí que eres una preciosidad, me encanta ver tu linda carita comiéndote mi garrote, ¡Ooh..

Y mientras este la apremiaba con vulgares acusaciones, ella continuaba estrujándole los guevos, acariciarlos con la palma. Rodeaba con sus labios el tronco de la verga mientras su lengua jugaba con las verdosas venas. Pronto atrapó la cabeza de esa cosa entre sus dientes con suavidad, por su cara de atrevida que me decía que estaba totalmente perdida, mientras el otro cabeceaba dando síntomas de que lo que le estaba haciendo le fascinaba.

- ¡Abre la boca cerda..

Abrió la boca por completo y un salivazo asqueroso recibió del sujeto para seguir mamando, se metió la cabezota dentro por completo mientras seguía moviendo su lengua, mordía el glande lo suficiente pero sin hacer demasiada fuerza hasta que el sujeto dijo:

- ¡Ooh.. Esta carne está más rica que la de mi Compadre, ¿cierto?

- ¡Mhmm.. Nogh, ¡Aah.. Esta está más caliente y en su punto.- decía separando los labios unos centímetros para contestarle.

- Mírale, duerme como un bebe, ¡Jaja..

- ¡Shi.. mientras él duerme como un bebe yo voy a ocuparme de este bebe, ¡Shurps..

Trató de engullirse otro poco de verga pero no logró conseguir meterse en ella más de 12 o 13 cm, aquello no tenía nada que ver con la verga del renco, ni en longitud ni en grosor. Con sus dos manos en la verga intentaba bajar otros cuantos centímetros de carne, pero era imposible abarcar ese monstruo en su totalidad. Mientras el sujeto con una de sus manos acariciaba su cabeza con cariño y podía ver como la miraba con ternura mientras ella trataba de meterse un poco más de carne en la boca.

La muy sacada soltó el miembro y llevó sus manos a los muslos del sujeto para intentar algo más, en esa postura intentó bajar la cabeza un poco más, pero cuando la amoratada cabeza acarició su campanilla y el cosquilleo, no le permitieron avanzar.

- ¡Argh.. Lo siento Don Poncho.. es enorme, no puedo tragármela entera.

- Tranquila bombón, solo una puta de todas las me he culiado lo logró. Tú has llegado a tragarte la mitad, más que la mayoría de ellas.

- ¿Se la trago entera?..- preguntó sorprendida.

- Si, hasta que su nariz llegó a chocar contra mis pelos, es única lástima que desapareció.. supe que cobraba barato chupando rabos a tráileros, pero creo que alguno de esos se la llevó.

Cuando le decía esto pensaba en cuantas mujerzuelas baratas se habrían comido esa verga que ella estaba teniendo el privilegio de comerse ahora y eso con las sugestiones más la enardecían.

Volvió a centrarse en la verga que tenía delante, la metía y la sacaba de su boca y con su mano libre acariciando sus guevos pesados y repletos de leche. Estrujaba sus pechos para que él pudiera verlos y jugaba con su lengua por todo ese tronco, lamiéndolo desde los guevos hasta la base y luego otra vez hasta abajo, para volver a subir hasta terminar en la punta donde le daba cariñosos besitos.

- Cuéntame, ¿de verdad quieres ser una puta?

- Ya lo sabes cariño, sino no estuviera aquí, Jijiji..- respondía dándole lengüetazos al glande.

- Si, pero me gustaría que me lo digas, con tu carita convertida en una zorrona.

- Esta bien.. el Sr Paulino dice..

- Pero por favor, me gustaría que me lo dijeras mientras me la sigues comiendo.

- Hablar con la boca llena es de mala educación, ¡Jijiji..

- Bueno bombón.. pero depende de que este llena la boca.

Ella se sonrió, y comenzó a relatar las instrucciones del renco con la verga en su boca.

- Egtagah pasango pogh un mogmengho mugh digicil.. Dog Baugilo dice gue soy una gutah y que sagandolo pogh gompleto me goy a cugar...

- Y lo lograras ¡Ooh, Que bien la chupas, y estás riquísima..

- ¡Glashiagh..

Y seguía chupando aquella verga con devoción, a veces lanzaba miradas al renco que seguía drogado y al sujeto con la verga en su boca, sus miradas se cruzaban y Mamá hasta le giñaba un ojo.

- Es el doble de grande que la del Sr Paulino.- volvía a repetir.

- No me compares con ese lisiado puñetero.. la mía es el doble de grande que la mayoría, ¡Jaja..- le dijo el orgulloso.

Sus miradas permanecieron clavadas  uno a otro mientras mi Mamy lamía la cabezota de aquel pepino, seguía mirándole cuando comenzó a pajear y besar su largo tronco. Con la mano que tenía agarrada su verga la empujó hacia su abdomen apoyándolo en él, sobrepasaba en centímetros su ombligo.

Ella bajó la cabeza hasta sus guevos y su lengua se clavó en el escroto entre ambas bolas. Luego las lamió y comenzó a comerse sus guevos uno a otro, al tiempo que le pelaba mirando esta vez al renco como imaginando que haría si este despertara.

- ¿Que tal mis guevos?

- ¡Delichioshos, ¡Mhm..- dijo lamiéndolos nuevamente.

- ¡Hija de puta ya.. ¡Ven, ponte te la voy a clavar..

- ¡Despacio por favor Don Poncho.. la suya es enorme.

- Tranquila mamasota, la mantequilla hace milagros, ¡Ja ja ja..

Había llegado el momento de penetrarla analmente, de encularla bien cogida, de que su necesidad de sentirse una cualquiera fuera completa. Cada vez que pensaba en su condición de mujerzuela y en como ese sujeto se lo decía y la trataba, en cómo se burlaba y hacía menos a su Compadre ajeno a todo lo que le estaban haciendo y le iban a hacer, le sacudían unas sensaciones morbosas y desconocidas. En eso Mamá le sorprendió agradablemente:

- ¿A qué esperas, Ponchito?- le dijo sensualmente entre gemido y gemido,- ¡Házmelo ya! Vamos, estoy esperando.

Se puso de pie y le ayudó a levantarse, se acercó a ella enseñándole su porra, completamente tiesa y dispuesta. Mamá acerco su mano al ano y se frotó varias veces, suavemente en toda su circunferencia, incluida la vagina, para luego ponerse a cuatro patas y esperar lo que acontecería.

Se encargó de colocarla a cuatro patas encima del sillón volteando hacía donde estaba el renco drogado. Sus tetazas se apoyaban al respaldo colgando hacia abajo. Él se apoyó detrás de ella con una pierna en el sillón y la otra en el suelo. Le azotó las nalgas enardecido, le soltó dos o tres azotes en cada nalga, obligándola a gemir.

- ¡Que rico culo tienes mamasota, ¿eres Brasileña o algo por el estilo?

- N-no.. ¡Jijiji..

- ¡Que pedorrón te cargas desgraciada..

Se colocó detrás de ella sujetándose el garrote, la lentitud con la que le introdujo toda la extensión del glande, le permitió sentir cada una de las rugosidades de su ano al ser irrumpido por ese pene. Solo cuando sintió traspasar la liga del esfínter con ayuda de la lubricidad del lácteo se detuvo, permitiéndole acostumbrarse a tal invasión.

- ¡Ooh.. espere, ¡Ooh..

- Tranquila mamasota, ya entró lo más difícil.

Metiendo ambas manos por sus costados sujetó sus pechos pellizcando sus pezones, le pidió que se masturbara. No hizo falta que se lo repitiera dos veces, Mamá empezó a acariciar su entrepierna a la par que empezaban a moverse. Moviendo sus caderas y sin sacar el intruso de sus entrañas.

Cuidadosamente en un principio fue sacando y metiendo su pene de su interior mientras ella no paraba de rozar su clítoris con sus dedos. El ano se dilató y empezó a joderla de manera nerviosa, dándole poco a poco más fuerte, extrayendo la verga y hundiéndosela de golpe. Sudaba como un cerdo y a Mamá se le empezaban a escapar algún quejidito.

Sus suspiros se fueron convirtiendo en gemidos y los gemidos en escalofríos de placer al sentir que incrementaba la velocidad de las embestidas. Al cabo de unos segundos, mi Madre totalmente entregada le pedía que acrecentara el ritmo sin dejar de exteriorizar el goce que estaba experimentando.

Al percatarse de que ella estaba completamente dilatada y que podía forzar sus estocadas, puso las manos en sus hombros y atrayéndola hacía mí, la enculó sin contemplaciones. Completamente alucinada por el tipo de placer, Mamá chilló a sentir que se volvía a correr, le pidió que no parara:

- ¡Ooh, por dioss.. estás adentro.. muy dentro, ¡AAHH..

Fue parando poco a poco a medida que ella se corría. Paró del todo, se mantuvo unos segundos dentro y después retrocedió sacándosela por completo. Mamá seguía tumbada boca abajo con el culo al aire, con las nalgas enrojecidas, notando la mantequilla caliente dentro de sí.

Miré que iba en busca de más lubricante. Se la embadurnó más mantequilla en el garrote y se giró mirándola, con la verga dura amarillenta y goteando por la lactosa de la punta. Ella se incorporó un poco palpándose el ojete.

- Descuida, no te he roto nada, ¿Te ha gustado?,- le dijo dándole un azote en su trasero.

- ¡Ah, sii.. Me vine demasiado,- contestó al sentir el calor del golpe.

Sintiendo que el azote había espoleado aún más su ardor, ella berreando le rogó que siguiera y como poseída, mordió la sucia tela del sofá levantando su trasero.

- Tu culito está abierto y coloradito, pero sigue teniendo hambre, ¿verdad?

Soltó una risita nerviosa al oírlo, al comprender que quería seguir enculándola. Hasta que el sujeto con la verga bien embadurnada obligándola a seguirlo para terminar poniéndola en cuatro patas, con las manitas en el poza brazos, para luego de darle un par de azotes y sin dar tregua o descanso continuó penetrándola, ahora completamente sin pausas y sin remordimientos, más fuerte y más brutal que antes.


El horrible dolor que Mamá había experimentado hace un rato había disminuido considerablemente, ahora solo sentía una molestia menor, pero molestia significante al fin y al cabo. Pronto le daba tan fuerte que iba tumbándola boca abajo cada vez más. La enculaba echado sobre su trasero, con su tórax elevado de la espalda, jódiendole sin parar mientras le abría las nalgas. Mamá ya tenía la mejilla en poza brazos, sin parar de recibir las clavadas. Ni siquiera se había acordado del condón. Volvía a joderla a pelo.

- ¡T-termine por favor, ¡Arghh- pedía Mamá exhausta.

- ¡Querías culear como las putas.. ahora verás desgraciada.

En esa posición el sujeto podía nalguearla las veces que quisiera, y lo hizo muchas veces, y cada vez que lo hacía Mamá se sentía más guarra, por la posición o por el mugriento lugar donde se hallaba, esa impresión le daba por la manera en la que la estaba “culeando”, nalgueando y mechoneandola.

- ¡Ladra hija de puta.. ladra como las perras..- le ordenó el cerdo.

- ¡GUAAA…!!! GUAAAWW!!!!!,- gritó Mamá intentando que con eso el sujeto terminara, que la dejara de penetrar, pero sin darse cuenta eso le agradó, le gustó sentirse vulgarmente como un animal, una bestia, hecha exclusivamente para culear y si a eso le sumamos que el dolor había desaparecido por completo, ahora empezaba a asomarse el placer animal.

Al sujeto poco le importó que ella gritara y fuera a despertar al renco, lo importante es que le obedeció, como debía de ser, a fin de cuentas era suya en ese momento, hasta que su Compadre se reanimara.

- ¡Ahhhhhhh!!!, GUAWW!! ¡AAHH!!

Ya no eran gritos lo que salían de la dulce boca de despampanante rubia, ya eran gemidos, y no de dolor, sino gemidos de auténtico placer, placer que solo las perras las vulgares prostitutas podían experimentar.

- ¡Así perra! Demuéstrame que eres una puta barataaa.. ¡Que te encanta que den por el culoo!!

Mamá aflojó su cuerpo y se movía al compás de ese desgraciado como si estuvieran fundidos y acoplados, como si no quisieran despegarse nunca más, así al menos se sentía ahora ella. Pero el tipo enardecido y sin importarle nada de su querido Compadre, la tomó con una mano de su cabello rubio y con fuerzas desmedidas la jaló hacia atrás haciendo que la ella quedara con su espalda arqueada.

- ¡Eres mía puta, ahora.. ¿me oyes? ¡Míaaa y no de ese pendejo lisiado,- le dijo en el oído, para luego empujarla como si ella fuera cualquier cosa que una simple puta barata, quedando otra vez puesta en 4 patas recibiendo la verga por el culo.

- ¡ARRGHH!! No puede ser.. esto se siente muy.. muy bien.. ¡Se me va.. hasta el fondo ¡AAAYY!!- decía entregándose totalmente, ahora entendía porque de la mantequilla, y a este le gustaba ese tipo de cosas asquerosas, la sensación era increíble.

- ¡Te voy a sacar la mierda desgraciada.. con sabor a mantequilla, ¡Ja ja ja..

- ¡AAYY!! Así.. así.. ¡No pare.. No pare nooo!!,- gritaba Mamá fuera de sí.

Sus meneos de caderas en retroceso eran los que ahora se comían la robusta y larga tranca del sujeto, sus tetas se movían circularmente al ritmo de los meneos de la forma en que la culeaban, también de atrás y hacia adelante ambos perlados de gotas de sudor, era impresionante.

De la vagina de Mamá se segregaba muchos líquidos, e irónicamente porque se la estaban metiendo por entre medio de las nalgas y con mantequilla. El tipo otra vez la levanta, sin salirse de ella y nuevamente se recuesta en el sofá boca arriba, quedando de esta forma con Mamá arriba de espaldas toda despatarrada.

- ¡A cabalgar desgraciada..

Mamá algo sorprendida voltea la cara hacia él, con ese rostro de patán, de chulo de barrio, solo para encontrarse con esa sonrisa burlona.

- Te toca hacer el trabajo cabrona,- le invitó, que no le quedó más que obedecer.

En tal posición era ella quien ahora se penetraba por sí sola, le resultaba difícil, y mucho más estando empalada por el culo, El tal Poncho con una mano la sostiene por una de sus suaves nalgas y con la otra detiene su miembro para que ella se ensartase con mayor facilidad.

- ¿Te gusta que te encule?.. ¿Te gusta?- le preguntó.- ¡Te encanta que te pete la cola piruja..

- ¡Arghh.. Siiii!!!- gritó la dueña de Industrias Tapia, tomando sus tetas con sus manos,- ¡Dios mío.. Se siente muy calientee ¡Arghh.. ¡No pare.. ¡POR FAVOR NO PARE!!

El rostro de Mamá estaba irreconocible, era de una vulgaridad absoluta. Sin poder evitarlo mordía sus labios, sus perdidos ojos azules se clavaron en el techo, su mente estaba en blanco, parecía que no estuviera allí, solo se daba a disfrutar del placer anal que ese desgraciado le otorgaba con la tranca.

Por cada minuto que pasaba, Mamá se movía más rápido que antes, más fuerte, más rico, más duros los sentones, realmente lo estaba haciendo mejor, se está volviendo realmente buena para trabajar como las putas, ese infeliz la está instruyendo de maravilla.

- ¿Te gusta así mamasota, que se te meta hasta los guevos?

- ¡Arghh Sii.. Es tan rico.. se siente deliciosho ¡Mhm...- es lo único que pudo responder, en ese momento no era más que un simple objeto sexual, ni las putas que ese desgraciado se había metido se comportan como lo estaba haciendo ella.

Los minutos pasaban y pasaban, y ninguno de los dos sabía cuánto tiempo había pasado desde que comenzaron a culear, y ni les importaba tampoco, solo unidos por el placer que los baña, los inunda, los embravecía.

El sujeto pronto estaba llegando a sus límites, ella sabía que estaba en sus límites, ambos líquidos se juntan, escurrían, se mezclan y se vuelven un atole.

- ¡Eres mía mamasota.. dilo para que te oiga mi Compadre!!- le ordenó el sujeto.

- ¡Siii!!! Soy.. Soy.. eternamente SUYAAAAAAAAA!!!- gritó Mamá, en ese momento hubiese dicho cualquier cosa, y justo en ese momento tiene el mejor orgasmo de su vida salpicando fluido por entre sus piernas y manchando todo el sillón.

Y como si estuvieran sincronizados el tipo también eyacula, lo hace con su verga encaja hasta el fondo, de manera abundante y Mamá siente ese líquido viscoso llenar su ano mezclándose con la mantequilla.

- ¡OOOHH!!! HIJA DE PUTA TRAGATE MIS MOCOS POR LA COLA!!- siente los líquidos que emanan de sus guevos, le encantan, a la vez que besa su espalda.

- ¡Que ricooo ¡AAAHH!!,- fue el último pensamiento que tuvo antes de caer hacia atrás, completamente traspirada y exhausta, pero a la vez plena y feliz.

- Te has chorreado como una cerda, perrita, ¡Ufff

- S-sí.

- Te ha gustado la culeada que te he echado, ¿eh?.- ella asintió besándolo en los labios para agradecerle.- Si quieres podemos vernos después, puedo tratarte como te mereces, puedo conseguirte clientes y por una comisión puedes ganar bastante, ¿qué me dices?

El hijo de puta se le estaba ofreciendo como chulo.

- N-no sé. es que.. Don Paulino..

- Piénsalo, he trabajo algunas putas y están contentas. Podrás sacar todo lo guarra. Piénsalo, estás muy buena.

- Gracias.

- Ya sabes donde está mi puesto, ahí puedes encontrarme bombón. Unas nalgas como las tuyas siempre serán bien recibidas, los atuendos serán gratis para ti mi amor, ¡Ja ja ja..

- No lo se..

- Piénsalo.. una verga como la mía no la encuentras en cualquier otro sitio, ¡Jajaja..

- N-no..

- ¿Que te dije?, no hay puta que se me resista, ¡Jajaja..

- Don Poncho, ah.. me dieron ganas de ir al baño.. ¿me podría indicar donde está su baño?,- Mamá se lo pedía casi en forma desvergonzada con sus dos manitas puestas en su vagina y toda mojada por la sudoración producto del cansancio y el desgaste corporal en que había quedado después de la categórica enculada que le habían dado.

- Pues ahí está mamasota, está un poco sucio pues como te digo la mucama no ha venido, ¡Jajaja..- le contestó el exhausto Compadre intentando ser de lo más caballeroso con esa hembra de ensueño que estaba que se meaba.

Mamá como pudo se desenpiernó de su amante y caminando con piernas tambaleantes y totalmente desnuda se encaminó al mugriento baño donde un putrefacto olor a meados inundaba el pequeño lugar. Al ver el estado de ese nauseabundo lugar le decía que si lo hacía allí hasta una enfermedad podría agarrar, agregando que el baño no tenía taza y que un simple agujero en el suelo servía como letrina. Pero las horribles ganas que tenía ella por evacuar, haciendo movimientos de aguante entre cruzando sus piernas y a veces echando sus caderas hacia atrás la hacían pensar.

- P-pero no puedo hacerlo aquí.. no tiene retrete y está todo manchado..

- Pues ni modo mamasota es lo que hay.. al menos que quieras hacerlo allá afuera, atrás ¡Jejeje..- el tipejo rápidamente se levantó y le ofreció un papel higiénico igual de sucio.

- Ay no.. como cree, yo no puedo.

Algunos perros ladraban acá afuera lo que acallaron a Mamá con sus explicaciones a la misma vez que producto de los nervios la tremenda necesidad de mear se le acentuaron.

- Ya te lo dije bombón, o meas aquí o sales para afuera, ¡Jajaja..

Mamá quien estuvo atenta hasta que los perros dejaron de ladrar supo que si no hacía algo rápido alguna desgracia fisiológica le podría a ocurrir, y como ya no tenía que porque sentir tanta pena al Compadre del renco después de lo habían hecho juntos, se puso rápidamente en cuclillas ante el agujero que se encontraba en el suelo a la falta de eso.

- Por favor.. mire para otro lado, si..

El tipo como total caballero y embriagado por la lujuria de todo lo que le estaba ocurriendo, sonriendo se giró para un lado, en ese mismo momento ella que ya no se aguantaba más se ubicó justo encima del agujero, ya que en el reducido hoyo no había espacio para muchos movimientos, al mismo tiempo de ubicarse acuclillada y con sus muslos abiertos hacia los lados y casi en línea para no mancharse, inclinó su dorso para delante para finalmente cerrar sus ojos y soltar un fuerte chorro de un amarillento líquido que salía de su rosada intimidad la cual misteriosamente había vuelto a su color original.

Así la glamurosa y siempre pulcra dueña de Industrias Tapia estaba meando en un simple agujero con el rostro lleno de bochorno y vergüenza, pero al levantar su mirada y caer en cuenta que en el momento de haber iniciado aquel satisfactorio y poco decoroso momento para una mujer como ella, el pervertido vendedor se había dado vuelta clavando sus enrojecidos ojos solo a su vagina mientras ella evacuaba.

- ¡Noo, no me mire..- le gritó en forma escandalizada.

- ¡Jajaja.. Tu solo mea mamasota, como se te ocurre que yo me iba a perder esto, si jamás he visto como una mujer de tu clase tira sus juguitos, tremendo espectáculo que me estás dando, ¡Jajaja..- el salido vendedor miraba embelesado como aquel dorado liquido salía de esa preciosa rajita apenas sombreado por escasos y encrespados pelitos dorados que poseía la rubia en ella, y que también él había usurpado con su lengua.

- ¡Yaa.. ya, por favor Don Poncho.. ¡Salgase o dese la vuelta que así no puedo..- le pedía mi abochornada Madre quien si poder como evitarlo seguía dejando salir sus líquidos ante las libidinosas emociones del feliz vendedor, sintiéndose vejada y humillada ante otro morboso y pervertido hombre que por nada del mundo se perdería aquella legendaria experiencia que la hermosa rubia le estaba otorgando en el interior de su casucha.

A Mamá no le quedó de otra que continuar con sus muslos abiertos ante la atenta mirada de ese pervertido, no dejó de mear hasta que no le salió la última gota de orina desde su vagina, y una vez de haber terminado como pudo arrancó un trozo de papel viejo del rollo para secarse, eso sí sin dejar de evitar que su rostro estuviera ardiendo de la vergüenza.

- Me tengo que ir bombón, mi Compadre despertara pronto..- dijo rebuscando su ropa.- Descansa, la pendeja de Romina debe de estar muy enojada y no sé si seguirá en el puesto.

- ¿P-pero Don Poncho estará bien?

- Lo estará, cuando despierte andará medio desconcertado.. no le digas que hicimos, ese es nuestro secreto mamasota. Me voy dame un beso, anda.

Le besó en su apestosa boca y se fue de allí cerrando duro la puerta. La dejó bien culeada, con sabor a genitales en la boca y con las nalgas brillantes de mantequilla. Al menos esta tarde había gozado, aunque con otro desconocido pervertido.

Una vez sola, puesto que el renco seguía drogado, estaba totalmente desnuda con salpicones de pis entre las botas. Miraba a su alrededor intentando aun reponerse de lo que había pasado. Sacó de su bolso un paquete de clínex y los gastó entero tratando de limpiarse. Tenía todas las medias manchadas de diferentes fluidos. Tuvo que limpiarse los pechos y limpiarse bien el culo por el semen y la mantequilla que brotaba. Estaba muy asustada, la habían enculado sin condón.

Se subió las bragas húmedas y se puso el vestido. Estaba agobiada. Caminó hacia la puerta y regreso buscando su celular para ver la hora. Pasaban de las 7 de la tarde y cerca de anochecer. Esperó cerca de la media hora hasta que el desgraciado renco empezó a reaccionar.

- ¿Cuánto he dormido?

- Cerca de 3 horas Don Paulino, tenemos que regresar.

- ¿Y mi Compadre Poncho?

- Se ha regresado al puesto, tenía que cerrar..

- ¡Me carga la chingada. ¿Qué te dijo?

- Me dijo que lo dejara descansar, la droga que le dio fue muy fuerte, Don Paulino, eso es muy peligroso.

- ¿A qué chingado hueles?

- S-su Compadre es muy abusivo, Don, y luego me ha dicho que me vistiera de nuevo. Yo no quería, pero se puso muy bruto y me obligó.

- ¿Hueles a mantequilla, que te ha hecho el hijo de puta?

- ¡Don Paulino, no me deje sola. Me hizo ponerme un vestido de algunas de sus amigas las prostitutas, me encerró en su cuarto.

- Tienes todas las medias manchadas, estás hecha una guarra.

- Vámonos a casa, Don Paulino, se lo ruego, este sitio es muy peligroso.

- ¿Te cogió el hijo de puta, verdad?

- Dos veces.

- ¿Y te ha culeado?

- M-me obligó a lubricarme con mantequilla, y luego sin condón. Puede pegarme alguna enfermedad, Don Paulino, yo quiero curarme, pero..

- Hijo de puta me las pagará.. el dinero, ¿dónde está el dinero?

- No sé.. ¿ya se lo dio?

- Hijo de su rechingada madre, pero mañana verá..

- ¡Yo aquí no vengo, no puedo volver, por favor.

- ¡Joder, ese cabrón es capaz de gastarse la plata en pirujas, lo tenemos que encontrar..

- ¡Don Paulino, por favor.- le suplicó-, no me haga esto por favor, vámonos a casa, por favor…

- Esta bien, vámonos a casa, anda, estás hecha un asco. ¡Hijo de la chingada pero verás cuando le vea.

Salieron de la casucha y de nuevo Mamá tuvo que pasar la vergüenza de cruzarse con los vulgares transeúntes que la miraban y con algunas mujeres que la observan con desprecio. Trataba de agachar la cabeza para evitar la vergüenza de que la vieran en ese estado, sin dejar de tirarse del vestidito hacia abajo.

Iba caminando un paso por detrás de él, siguiéndolo como si fuera su chulo. Pensó en la idea de que alguien la reconociera por allí y la vieran así vestida. El pánico resultaba horroroso, aunque era casi imposible, pues sus amistades no frecuentaban tales sitios. Pero por su manera de caminar, su escultural y apetitoso cuerpo sobresalía si se puede aún más a través de su minivestido. El saberse que iba bien atendida por todos sus orificios y que aun sentía en sus partes escocidas la fricción que hacían los restos de la mantequilla en su interior la hacían sentirse como la peor de las mujerzuelas de por ahí.

La imagen que daba en esas fachas y su porte de modelo era más atractiva para los tipos salidos que evidentemente sabían a lo que ellos dos estaban. Vio con claridad cuando al ir caminando tres hombres cuchicheaban entre ellos. El viejo estaba como distraído y distante. Mamá empezaba a reconocer muy a su pesar de que se estaba volviendo a excitar, el hecho de solo imaginar lo que esos tipos hablaban y la observada con deseo, no se podía explicar ello, no encontraba argumentos de peso, sin quererlo, movía más cadenciosamente si es que se podía su apetitoso trasero.

Diversos hombres se les atravesaron en su trayecto sin dejar de lanzar miradas de envidia al renco y de deseo insano en ella. Levantó la cabeza y se emparejó al viejo agarrándolo del brazo, hasta sonreía para sí por el enorme poder, sabedora del cuerpo que se portaba.

El renco estaba en lo suyo, solo ella era capaz de percibir el tremendo olor a sexo que se respiraba por todos aquellos humildes callejones y el camino hacía su casa. Parejas besándose, mujeres vestidas igual que ella o aún más descolocadamente, evidentes pirujas que ya salían a vender sus caricias al mejor postor. Hasta una zona de travestis atravesaron, en donde varios hombres indecisos, como seleccionando a cuál de ellas tomarían.

Mamá caminaba despacio apoyándose del brazo de su viejo, sin dejar de pensar todo lo que le estaba pasando, pero aceptando que esto era para su tranquilidad y aprender de su temperamento. Sin saber la explicación, solo atinaba a recordar aquel cabrón Compadre que sobre excitado le decía que ella estaba mejor que todas esas prostitutas, que su figura y rostro estaba muy por encima de todas ellas.

De reojo miraba a todas esas mujeres recargadas en una pared fumando y deteniendo vehículos que pasaban, con quien la comparaban a ella en ese momento, vestían como ahora ella estaba y que caminaba por un barrio peligroso al casi anochecer. Las comparaba con ella misma, no de su clase, puesto que no tenían su figura prototipo de pasarela, alta, de piernas esbeltas, aunque si ellas de senos y glúteos prominentes quizás de operaciones.. dichas mujerzuelas eran más exuberantes, desbalanceadas en su estructura, en su anatomía, algunas con barrigas pero con unos escotes que les hacían sobresalir más los senos.

Ciertamente rompían el molde de senos grandes, culos respingones, pero de piernas flacas y rostros que por el exceso de maquillaje las hacían verse más maduras, eran desproporcionadas, aunque ella ya se sabía mucho mejor que ellas. Pero nunca como hoy estaba plenamente consciente de lo que tenía, nunca le había dado la menor importancia solo para la salud, descubría ahora como hasta comparaba con sus amigas y otras mujeres, no tenía comparación, sus curvas totalmente proporcionadas, que eran naturales, que eran más suculentos para el ojo y paladar masculino podía notar ahora con toda perfección.

Pero Mamá no se explicaba como de pronto a su mente se venían esas comparaciones, si sus únicas rivalidades eran con las mujeres de portadas, y revistas de moda, pero los recién acontecimientos vividos en donde se estremecía al volver a sentir como en aquel mugriento sofá un chulo de estos barrios la empalaba con fuerza, arriba abajo, hasta hacerle llegar a un orgasmo bestial cuyo grito solo fue escuchado por los alrededores de aquella pocilga.

Recordaba que aquel atuendo prestado era quizás de alguna de esas mujerzuelas que esperaban con alegría poder atrapar algún hombre solo con el único deseo de apagar las ganas de sexo con ellas, luego como en aquel mugriento colchón lo hacían crujir por los empellones que se daban hasta casi pensar que se rompería en cualquier instante mientras lo hacían, como ya sin pena gritaba, gemía con todo su ser las enormes sensaciones y placer que aquel hombre que se decía ser Compadre del viejo que ahora se sujetaba como resguardo de su brazo, le había sabido procurar.

Recordando todo eso se cobijó en el viejo para apagar eso pensamientos que le producían las miradas perversas de los hombres que se topaban, sabedora que había dado una vez más sus intimidades al hombre que reinaba en esos barrios.  Mientas caminaba aun podía sentir dentro de sí la mantequilla que ya había empezado a escurrir de su ano y que embadurnada todas sus nalgas a cada paso que daba.

Sus mejillas se sonrojaron, deseaba poder ser sodomizada de nueva cuenta de aquella manera tan bizarra, nunca se había imaginado que el lácteo tuviera esas sensaciones tan calientes y morbosas en su cuerpo, nunca habían probado en esa forma y no quería dejar pasar más de largo.. esta vez fue sensacional y como quien ya prueba una vez le gusta, desea saber más y volver a degustar, debía aceptar que le gustaba ser tratada como esas mujerzuelas por tipos así de salidos, ya le halagaban los piropos que nunca apreció, se supo un tanto perversa. Entendió porque a veces le decían que podría ser una flamante prostituta.

Por mi parte y aprovechando que ellos irían por la camioneta yo regrese a la casa para llegar antes que ellos. Cuando entré en nuestra casa me sentí más tranquilo.

....

Se llegaron las 9 de la noche cuando aparecieron por la puerta. El viejo se dirigió al interior para prender la luz del pasillo y del salón, pero Mamá lo detuvo, diciendo que era preferible que estuviera en penumbras porque quizás yo estaba dormido, aunque prácticamente yo estaba en mi habitación observándolo todo.

Por lo tanto, este se adelantó por un trago más, instantes que se fue hacia una especie de cómoda dando la espalda a la entrada y a los grandes ventanales que teníamos hacía la cera. Mamá aprovechó para asomarse hacía las escaleras, solo observó la puerta de mi habitación emparejada, debía reconocer que estaba un poco ausente de las necesidades de su hijo, hasta se sintió un tanto defraudada al no verme asomar para saludarla,

- Vete a lavar, y quítate esas putas medias manchadas, guarra.

Ella solo atino a sonreír coquetamente haciéndole una señal con sus deditos en su boca, como pidiéndole silencio.

- Don Paulino, tengo ganas de..- empezó a decirle Mamá al viejo, pegándosele por detrás para abrazarlo poniendo sus pechos en la espalda de este…- De lo mismo que me hizo su Compadre.. quiero saber si lo que sentí fue cierto o producto de mi calentura y miedo en su casa.

El viejo sorprendido le dio un trago más a su vaso, como que estaba a punto de decirle algo, pero solo alcanzó a darse la vuelta y besarla, lo que sorprendió a Mamá que lo esperaba con más rudeza e intensidad.

- ¿Quiere que le dé un masaje?

- ¿Te cogió como a una de esas putas callejeras?, ¿Te gustó?..

- Sii..

Empezaron un faje desesperado, el viejo y Mamá se devoraban uno al otro. Ahora sí, el atolondrado renco estaba con todo, intenso, incluso mucho más intenso que en otras ocasiones. Mamá que al ser más alta que él, de vez en cuando bajaba su rostro para apoyarlo en el pecho de su mentor, para que con sus azulados ojos pudiera ver su cara de satisfacción y gusto con que se lo hacía.

- Don, esta tarde me sentí como la peor de las mujerzuelas, quiero que me enseñe todo, por favooor, sáquelo de mí, cureeeme, por favor Don Paul..- Mamá quería hacerle ver su poder, pero también sentía que se encontraba enferma, ella había decidido sacar todo eso que la ahogaba y pensaba que solo ese viejo lisiado podía ayudarla.

Mamá, continuó diciéndole ahora bajito al oído:

- ¡Quiero que me trate igual que él, que sea una simple mujerzuela solo para usar.. que me haga sacarlo todo, por favor Don Paulino, saque eso de mí.. sí, mi amor..

El renco por primera vez desde que pisó esta casa estaba muy serio, pero que sabedor de que estaba ante esa diosa sacando todas esas sensaciones y ya no sugestionada, comprendió que por fin la hipnosis la estaba cambiando y concentrado en lo que ella le decía, él también fue solicito en pedir:

- Pequeña, ahora quiero que me sorprendas tú.. quiero que tu sola tomes la iniciativa. Solo me gustaría hacer algo que me encantaría que hicieras,- dijo casi como con pena, con cierto grado de vergüenza.

Mamá, que extasiada ante esta situación ya que ella podría también abrirse ya a plenitud:

- ¿Qué quieres mi amor que te haga? Estoy dispuesta a todo. ¡Todoo..- le respondió en demasía, las sensaciones que había experimentado ahora la tenían enervada de placer.

- Mi pinche Compadre siempre me ha humillado.. siempre me ha presumido sus viejas y como es cabrón para culiarlas, cuando yo por feo y lisiado ni pagándoles me pelaban, y ahora que te llevaba a ti para presumirle, el muy hijo de puta me ha drogado para aprovecharse.

- Sí.

- Quiero sentirme como él, quiero que hagas todo lo que hiciste con él. Quiero que bailes para mí, que me hagas un striptease, como si fueras esas putas teibolera que se lleva, culearte como él te lo hizo y que me digas que yo te lo hago mejor.. sí, pequeña.. ¿Harías eso por mí?- para darle una fuerte nalgada a mi Madre, que ahora ya caliente, le contestaba.

- ¡Si mi amor.. es más, dame unas nalgadas por portarme mal, por dejarme que me tocara y que me violara en frente de ti,- colocando sus manos sobre la mesa de centro, abrirse de piernas, parar lo más que podía su carnoso trasero meneándolo como lo hacen las perras en brama.

- ¡Hijo de puta, ¿te lo hizo frente de mí?..

- Me dijo que fuéramos donde estabas porque yo quería saber si seguías dormido. ¡Me porte mal mi amor, lo estuve provocando cuando me encerró en su cuarto. Reconozco que estaba muy excitada, pero él me hizo ponerme la ropa de una de sus prostitutas. ¡Castígame mi amor, dame mis nalgadas.. es que no dejaba de lanzarme sus miradas mientras estabas dormido y yo pues.. más lo provocaba.

- ¡Hijo de la chingada, supo cómo manejarte.

- También tuve que bailar con él a pesar de mí.. y el me hizo sentir su cosa por atrás y por el frente Donn.

El viejo renco, escuchando las palabras de Mamá y todo lo que su Compadre lo había hecho le empezó a soltar nalgadas, por cierto fuertes, para que en la soledad del salón retumbaran, ya que en esta ocasión no había música de por medio.

- ¿Que más te hizo hacer ese hijo de su reputa, eh?.. ¿te encantó andar provocándolo, he?, por eso no dejabas de verle el garrote.. andarle mostrando los calzones de piruja,- para levantarle el mini vestido dejándole las medias y las bragas para continuar con las nalgadas que acompañaba con tremendos agarrones al culo.

Las carnes blancas de sus glúteos pronto se pusieron rojas ante los fuertes azotes que contrastaban con la tenue oscuridad del salón. “¡SPLASH!!, ¡SPLASHH!!, ¡SPLASH!!..”

Mamá sonreía a más no poder de gozo.

- ¡Ah, ahh, Sii mi amor..- “¡SLASSHH!!..”- S-su Compadre es un mal nacido, se aprovechó de nosotros.. de mí, por ser tan pirujaa. ¡Aahhh..

Mamá apretaba los dientes a cada nalgada, ocultándose con su cabellera rubia mientras el vegete que por estar maravillado en el culo ya rojizo y en la manera en la que ella ahora lo incitaba, no se percataba de que ella a pesar del delicioso dolor en sus partes más carnosas con su manita entre medio de sus muslos se empezaba a tocar, a pesar de la nalguiza que le estaba dando.

Mamá no podía olvidar y quizás hasta todavía oler el fuerte hedor de aquel hombre que emanaba de su gran verga, una de las más grandes que había visto en su vida.. la forma en que se la había enculado, de aquella manera tan bruta y la forma de tratarla.

- ¡Aah, mi amooorr.. baile con él, tú le diste permiso, dejaste que sintiera su verga.. y era muy, pero muuy grandee, muy gorda y aceitosaaa..

El viejo que ya estaba desquiciado ante las palabras de la caliente dueña de la casa que empezaba a tomar en serio su rol de prostituta profesional, más al escarceo de sus descripciones, porque ella tenía razón, había sido él quien propició el inicio de todo aquello. Tomando descanso a sus manos se fue a poner un poco de música, quien sabe de dónde encontró aquellas melodías de barrio que empezaron a tocar con un ritmo bailable.

- ¡Vamos piruja.. a bailar, a mover el culo que la casa pierde, ¡Jejeje..


Al estar un tanto adolorida en sus partes más carnosas y sin ningún tipo de tapujos por medio empezó un baile suave dejándose llevar por aquellas populares melodías de barrio. Jamás imagine algún día verla bailar ese tipo de ritmos, ya que ella solo practicó danza y ballet clásico por lo que contaba en su adolescencia, así que combinando lo que sabía y había aprendido en este día, más su caliente temperamento empezó a bailar como la mejor de las teiboleras, al ritmo de la cumbia se fue acercando y desvistiéndose de a poco hasta llegar a donde el viejo ya con la mirada pérdida en sus caderas empezaba a frotarse el miembro como lo había hecho su Compadre esta misma tarde.

Mamá bailaba lo mejor que podía, ya solo estaba en esas altas botas, su tanguita y las medias. Sus senos relucían a la tenue luz de las velas. De pronto, el renco empezó aplaudir:

Mamá se acercó a él para pasar una de sus piernas sobre pozabrasos donde estaba el rengo preguntando:

- ¿Y mi billetito dónde está? Su Compadre si me lo ponía, ¡Jijiji..

- Pero por su puesto mi amor.. mereces eso y más.

Para sacar un billete de 200 y empezar a sobar con descaró su trasero mientras se lo enganchaba a la tanga. Mamá ante el inesperado arrebato de sentirse una verdadera bailarina exótica, se da media vuelta para iniciar un movimiento oscilatorio con sus caderas sobre la virilidad de este. Le encantaban sentir sus rugosas manazas en su cintura y pechos, ese olor a viejo, a sudor que ese desprendía, tan mayor a ella, 20 años más o menos son los que separan a uno del otro, mismos que no eran nada notorios en esos instantes.

Y cual si fuera un baile privado de un lujoso table dance, mi Madre se removía ondulando sus caderas, brincaba y se remolía en la dura virilidad del viejo que solo atinaba a meter mano en donde podía, prácticamente le arrancó las braguitas manchadas para tomarlas de inmediato y aspirarlas cual si fuera un tanque de oxígeno, acto que Mamá no le pasó desapercibido.

El viejo caliente se puso de pie casi cargando a Mamá del culo, ella aferrada a él de sus anchos hombros, así estuvieron besándose, sus lenguas se transaban en una fiera batalla, sin más el renco la fue llevando hacía un mueble repleto de fotografías, y depositando con cuidado a Mamá que de inmediato sintió como las fotos le estorbaban, vio que eran los recuerdos de su Esposos e hijo en una de las cenas de Navidad, recuerdos que ahora le rozaban las nalgas ya libres y sus muslos sintiendo pequeños piquetes por los cuadros, ya que no podían abarcar gran espacio del mueble por su gran trasero.

Al quedar ella prácticamente encima del mueble con los muslos abiertos, solo separados por su braguita y el pantalón de este. No se si lo notaron pero creo que se habían olvidado por completo de mí, ni siquiera habían tenido la molestia de ir a observar si yo estaba dormido. Mamá solo tenía espacio para sus emociones y el renco solo ojos para su nueva hembra, su nueva teibolera privada.

Todo era un momento sin igual para los dos. El renco la colocó al filo del mueble a mitad de sus sentaderas ya que se probarían esta nueva posición. Recargada sobre el espejo redondo empotrado en la pared, Mamá quedó recostada sobre aquellos recuerdos con las piernas flexionadas y un poco abiertas. Así el viejo se apoderó de aquel espacio ente sus cuerpos.

Con la ayuda de sus manos, el viejo acomodó a Mamá que con ojos entrecerrados ya adivinaba el nuevo empalamiento de aquella erección firme, no pasó ni unos segundo cuando observé caer los pantalones negros de mi Padre hasta quedar atorados sobre las rodillas de este, iniciando así un nuevo saca y mete de cara a cara.


Estaban allí, el viejo con los pantalones en las rodillas. ¿Qué podía hacer yo? Me moría de celos. Salí despacio de mi habitación y me asomé por las escaleras. Miraba las luces tenues de las velas y oía débiles gemidos, gemidos relajados. Podía agarrarles en fraganti. Avancé muy despacito y me quedé nuevamente petrificado al asomarme. Mi Madre estaba sentada sobre aquel taburete, desnuda, con las piernas abiertas, agarrada a los hombros de ese lisiado y la cabeza ladeada con los ojos entrecerrados, concentrada, gimiendo despacito.

El viejo estaba pegado a ella, con el rostro hundido en sus cabellos, resoplando sobre ellos, elevando y bajando el culo muy lentamente, jódiendole el chocho parado, moviendo todas las fotografías a cada embate. Las blancas pantorrillas de Mamá sobresalían por los lados del obseso cuerpo. Podía verle los guevos entre los muslos y cómo se le fruncía el culo cada vez que le daba.

Jodían relajados y muy despacio. El viejo apretaba fuertemente el culo al hincarle toda la verga. Mi Madre lo agarraba del cuello lanzando gemidos. Nunca le habían hecho eso con aquella postura.

- ¡Aaah, Uhm, rico mi amooor.. sigue metiendooolo, siguee asii, soy tu putaaa, tuu mujerr, lo que tú quieras soy..

Por su parte el viejo no se quedaba atrás, ya que también en la misma sintonía del juego de esta triunfal noche, le decía con voz ronca casi ininteligible..

- ¡Sii, eres mía puta.. y nadie nos va a separar.. Eres toda miaa, putitaoohh. ¡Tomaaa, eres mi mujer.. Y yo soy tu macho.

Así mismo, el vegete masajeaba a gusto sus glúteos duros, firmes, de suave piel que se estiraba por el movimiento de atrás hacia adelante, o que de forma oscilatorio hacia e incluso jugueteaba con el orifico anal, llegando a meter uno de sus dedos gordos en el mismo, batiéndole y embadurnándole lo que salía de la mantequilla. Con lo cual el orgasmo de ella llegó con toda nitidez y decir:

- ¡Ay, siii mi amoor.. soy tuya siempre. ¡Aaahh, ay, ¡Uhm, Mmm..

El viejo de alguna manera controlaba el ritmo y la intensidad de la penetrada, pero de pronto al sentir en sus dedos y olor a lácteo empezó a jóderla con más ahínco, como si estuviera poseído, para seguir y seguir penetrándola a un grado en que se tuvo que detener para tomar aire y descansar.

- ¿Conque te petó el fundillo con mantequilla, he?

- ¡Aah.. Uhmm.. S-sii..- sus gemiditos bajaron de intensidad, el sudor de su cuerpo ya parecía como si hubiese bañado.

El viejo se despegó de ella y se fue a la cocina, para regresar con una plasta de mantequilla embadurnada entre sus dedos. Mi Mamá continuaba sentada sobre aquel taburete, tuvo la desfachatez de empujar nuestros recuerdos hacía atrás para hacerse más espacio, ya con la respiración más tranquila.

El viejo la abrió de piernas y empezó a embarrarle más lácteo por todo la chocha y el culo, goterones por entre las nalgas que resbalaban hacía el mueble formando finas hileras amarillentas. Algunos pegotes le caían en mitad de la raja. Yo, consternado, no me atrevía a hacer nada, con mucho dolor en el alma por los celos.

Ahora el viejo para mitigar el cansancio tomó de las piernas a Mamá para apoyarlas en sus hombros para lo cual la tuvo que semi acostarla contra el espejo. De esa manera el llevaría la fuerza de la penetración, ahora ella reclinada y el con sus piernas en sus hombros le empezó a dilatar despacio con los dedos el esfínter con la ayuda del nuevo condimento, para pronto subir la intensidad.

Otra vez su orificio anal iba ser atendido por este desgraciado, que ágilmente ya se había movido pegado a ella para quedar acomodado de tal manera que hasta la lengua larga y rasposa le llegaba a dar lengüetazos por toda la cara, tal cual fuera un perro, que ya fuera de control le decía:

- ¡Ahora si puta.. ¿así te jodía él?.. ¡Ooh.. Te abrió la cola con mantequilla el muy cabrón.. ¿Así es como te gusta ahora, he?..

Fue tanta la sensación viscosa de la mantequilla y el dedeo en su parte trasera, que Mamá de forma arrebatada le dice a al viejo:

- ¡Sii mi amor.. ya dame por ahí, estoy listaaa. ¡Aah.. S-su compadre ya lo agrandó.. no importa, ya dame ahora por ahiii, rompemee, matamee, pero no me dejes de dar duro.. ¡Por favor mi amor, por fav..

El viejo que por la edad, ya estaba haciendo esfuerzos sobrehumanos para detener su venida, le ayudó a bajarse del taburete para ponerla doblada donde la nalgueo nuevamente, dando la cara hacía el espejo y a los recuerdos, solo de reojo vio como en una fotografía, los tres juntos debajo del pino de navidad nos preparábamos para tener una cálida noche buena.

Pero que hoy se la estaban cogiendo entre esos recuerdos de su vida pasada, recuerdos de momentos de amor, ahora como una vil y aparente prostituta por la forma en que estaba semivestida y su maquillaje.. ya no volverían esos momentos que ahí mismo se habían sucedido en esa estancia con su familia, todo eso pudo observar con bastante claridad, antes de sentir como por detrás un viejo con la edad de mi abuelo estaba concentrado en la sodomización inminente.. la segunda de este mismo día.

El viejo le separó las piernas en forma de V, ya que al estar con zapatillas y la altura de ella aun le quedaba lejos a la altura de su pene y así podérsela encular a gusto sin necesidad de estirarse:

- ¡Ahí te voy desgraciada ramera, putaa, ahí te voy.. vas a comparar quien te abre más rico la cola.

Mamá que ya estaba ciertamente dilatadita por el otro, había alcanzado a limpiarse con su mano los restos de mantequilla y untarse ella misma al rededor del ano:

- ¡Ya mi amoor.. mira que todavía lo siento abierto, así para no sentir tan feorghh!..- ya no alcanzó a terminar ya que el vejete en un dejo de locura se la dejo ir con todo.

- ¡Aargghh, brutooo.. ¡Noo, se me va tooodo.. ¡Aaah.. Ahora siiii, papito, duelee.. espera, espera ¡Ahhhhh..

- ¡Así lo querías no piruja?.. se ve que ese pendejo no te lo abrió del todo.. ¿pero andabas de buscona heee? ¡PUTAA..

El viejo ya estaba fuera de sí, estaba súper caliente.. ¿y quién no?, se imaginan que en bandeja de plata se les ofreciera una mujer como Mamá, en un cuerpo de diosa salvaje rubia empinada hacía delante y con el culo lubricado en mantequilla.

- ¿Qué más hiciste con desgraciado aquel?- le pregunto..

“¡PLOFF!! ¡PLAFF!! SPLOFF!!” El sonido de los embistes del viejo sobre los acojinados, grandes y duros glúteos de la dueña de la casa eran los ruidos que cortaban el silencio de la residencia de los Tapia. Mamá al estar de cara contra el espejo se podía observar a si misma con sus ojos vidriosos, con ciertas lagrimas por el dolor inicial del enculamiento sorpresivo.

- ¡Aarghh.. Noo mi amorr.. s-solo le deje que hiciera todo lo que me decíaas ¡Arghh.. me forzó un pocoo.. las nalgass.

- ¡Asiiii, ¿asiii te dio?..- dándole más duro, durisimoo.

Los “¡PLOFF!! PLAFF!!, ¡SPLOFF!!” iban en aumento al doble de sonoridad.

- ¡AYYY, Sii, siiii me dioo, asii me dejeee.. ¡Argh, Uhm..

La enculada fue más dura, intensa en toda su magnitud, los senos de mi Madre se llegaron a aplastar contra el taburete, su rostro ladeado y babeante ya solo gemía de un placer indescriptible. De pronto ante su sorpresa, el renco la tomó de los brazos para levantarla haciéndole acomodar más las nalgas hacía arriba, flexionando un poco las rodillas para ondar más profundo, volviéndosela a enterrar de un solo tirón en su pequeño orificio rosado que palpitaba secretando esa sustancia amarillezca que aquella verga le expulsaba con cada empellón.

El mete saca continuo, solo que ahora la cara de mi Madre daba directamente a la fotografía de mi Padre, que con una sonrisa triunfal enseñaba un reconocimiento al Empresario del año. “¡PLOFF!! ¡PLAFF!! SPLOFF!!,” llevaban ya como cinco minutos sin tregua ni descanso, cuando otro orgasmo múltiple le llego a Mamá.

- ¡AAHH!! Uhhm, asii, Ayy, ayyy,- gemía con una sensación que le recorría cada poro de su traspirado cuerpo.

El viejo también finalmente estallo profiriendo un gruñido animal. Reponiéndose abrazados cual tiernos amantes en una noche apasionar. Mamá pudo ver como los cuadros de aquellos dulces recuerdos estaban opacos y humedecidos por su aliento caliente a la hora del apareamiento animal.

- ¡Aah, al fin.. que calentura,- se decía a sí misma en su atribulada mente.- Ya paso,- se reconforto que ahora se encontraba como en un trance de relación.

¿Cómo había sucedido todo esto en tan corto tiempo? Maldita sea, todo era por mi culpa. Escuché unos pasos y me escondí en el closet del pasillo entrecerrando la puerta. Vi subir al viejo tan solo con la camisa de Papá puesta. La verga, como un trozo de salchichón, le colgaba hacia abajo y se balanceaba como un péndulo. Le vi de espaldas dirigirse al baño del pasillo y le miré el culo estrecho y graniento. ¡Jodido viejo lisiado, estaba llevando a mi Madre a convertirse en una prostituta de callejones.

Enseguida vi que venía Mamá, se retiraba lentamente a su lecho sin revisar siquiera si yo estaba despierto y me hubiese enterado de todo lo que había ocurrido, (cosa que agradecí, ya que se enteraría de que yo no estaba en mi habitación y seguro que ahora si las cosas se armarían).. iba desnuda, solo con las medias cabareteras puestas.

Le miré entre los muslos salpicados, con hileras brillosas bajando por sus piernas. Se le veía la chocha roja, como dilatada, con un salivazo de semen en uno de sus cachetes traseros y marcas de los azotes en cada nalga. Me mantuve en silencio, no tenía agallas para afrontar en ese momento una situación tan embarazosa. ¡Maldito hijo de Puta, cuando pensé que librándome de aquel desgraciado Cubano nuestras vidas volverían a ser como antes, pero no fue así, aparecía otro, parecía que estábamos destinados a sufrir este calvario. ¡No iba a permitírselo, estaba dispuesto a luchar por ella, mi Madre esta vez, ni siquiera se había dado cuenta cuando ya de pronto tenía otro desgraciado aprovechándose de su estatus y de su cuerpo.

Una vez que ella pasó a su habitación, yo salí corriendo del closet hacia la mía para no que si llegasen a extrañarme se dieran cuenta de que yo seguía ahí, inocente, sin percatarme de todo. Pero cuando estuve a punto de empujar mi puerta aparecío el viejo semi desnudo, con la camisa de mi Padre y su verga engarruñada hacía abajo.

- ¿Nos viste, verdad?, ¡Je je je..

- N-no sé de qué me habla, solo quería ver a Mamá.

- Si claro, y yo me chupo el dedo verdad, ¡Je je je.. Mequetrefe, si no eres tan tonto después de todo, pero no importa, lo que quieras hacer olvídalo, tu Madre ya es mía y jamás podrás deshaserte de mí ni aunque quieras.

- ¡Deje a mi Madre horrible viejo.- le encaré.

- Te equivocas chiquillo menso. Tu Madre es la que ahora no me dejara a mí, ¡Je je je.. Para tu información tu Mamita ya tiene bien implantadas mis órdenes.. hagas lo que hagas ya no se podrá resistir, es más ya ni hipnotizada está, resulta que sus conexiones neuronales de su cerebro han recapitalizado todas mis órdenes, para ella ya es muy normal comportarse así..

- ¿Q-que es lo que dice?..

- Mira chiquillo, lo que quiero decir es que su cerebro ya ha estimulado caminos reforzando mis órdenes, lo que me permite inducir a tu Mamita a crear nuevas ideas a través de lo que ella ya cree de por si, en pocas palabras tu Mamy cree y siente que ya es una mujerzuela, y su único propósito es y será siendo poder logarlo. No sabes la emoción que me dio cuando por si sola me pedía que le metiera la verga, podrás hacer lo que quieras ella no lo entera. Solo era crear un nuevo lenguaje entre ella y yo, ¡Je je je..

- ¡Desgraciado, no será para usted.. encontraré la forma de hacerla despertar.

- Tontín, creo que no estas entendiendo nada, mejor déjame explicarle mejor, en el consultorio el doctor ha estado tratando de aplicar su estudio en el comportamiento del ser humano, sobre todo en las conductas de adiciones, para poder idear una forma de generar otras necesidades en las personas a través de estímulos enviados por medios de comunicación, lo cual le ayuda para poder colocar ideas exitosas, pues en sus investigaciones no fue posible inducir las sugerencias de adicción a la parte consiente de la gente, al menos no de forma directa, esto porque todos contamos con una personalidad definida y no podemos forzar a alguien a realizar algo que no quiere o no cree correcto, pues todos tenemos gustos, principios, códigos de valores y reglas programadas desde nuestra niñez en las cuales creemos y casi son inamovibles.

Yo estuve atento a lo que este infeliz me contaba, para poder llegar a una solución.

- Pero durante su investigación el Dr Cuenca encontró que no podía sugerir tendencias de consumo a la parte consiente, más sin embargo si podía inducir a la persona a aceptar las sugerencias si se las daba a otra persona creada en su subconsciente, era como engañar a la mente haciéndole creer que quien tomaba las decisiones no eran ellos sino alguien más que no fueran ellos y ahí es donde podía traer esas sugerencias a la parte consiente, siempre y cuando no atentan los códigos de creencias de la persona.

- No entiendo un comino, de lo que me está tratando de decir.

- Sé que es complicado de entender escuincle, pero te lo voy a resumir de esta forma, tengo el poder de controlar a una persona y hacerle realizar cualquier cosa que quiera siempre y cuando le hagamos creer que ya es su necesidad para que lo esté realizando. Aquí es donde entra lo interesante.

¿Por qué tengo la impresión de que no me gustara lo que voy a escuchar?- Pensé para mis adentros.

- Todo inicio como un tratamiento, como ya conoces la historia.. la de tu Madre era un trauma neuronal y la mía sus nalgotas, ¡Je je je.. Primero la induce para que se sintiera relajada y todo afortunadamente fue un éxito, luego una cosa llevo a lo otro y paso lo que tuvo que pasar.

- ¿A-a qué te refiere?

- En un inicio tenía planeado simplemente que me enseñara un poco de piel o quizá un desnudo, pero tu Madre tal parece que eso es lo que la motiva, empezó primero con una mamada para después terminar por llevármela a la cama, pude cumplir con ella mis más oscuros placeres que ni una prostituta pagada podría haberlo hecho mejor. Una vez comenzado esto ya no mes pude detener y comenzamos a jugar a que ella se sintiera una putita, el principal común denominador debían de ser por su tranquilidad.

- ¿Pero acaso tiene mierda en la cabeza? Lo que hace no está bien, ¿no han pensado en el trauma que pueden ocasionarle a mi Mamá?

- Eso no sucederá tontín, después de nuestros encuentros ella a pesar de que recuerda lo sucedido está convencida de que es realmente ella y no mis órdenes la que la impulsa hacerlo, parte de mantener su lado secreto, de ahí la importancia de que se vista así. Y trauma no existe pues al alterar su personalidad, ella por el contrario lejos de sufrirlo lo disfruta.

- Pues no lo va a lograr, encontraré la forma de hacerla recapacitar.

- Intenta lo que quieras, ella no te hará caso.. pues su naturaleza de mujer le dirá que está haciendo lo correcto, es más intentará defenderse si tú quieres impedírselo. Intenta lo que quieras mocoso, ya lo verás.. tu Madrecita tiene una piruja por dentro, simplemente yo la he sacado por completo, ¡Je je je.. chao nene, estoy chupado y mañana me volveré a llevar lo quieras o no..

Y se alejó de mi escaleras abajo, renqueando y sonriendo de felicidad al sentir el éxito que había logrado. Y era cierto, de cierto modo Mamá había cambiado, ya no le importaba que la viera vestida de esas formas tan obscenas, es más, creo que ahora lo miraba normal andando así por la casa, ni siquiera pensaba en mi o en lo que pensaba, ahora solo era ella y la necesidad de seguir siendo una prostituta a los órdenes de ese pervertido. No sé qué lo que acontecería los días que vendrían, pero estaría yo allí para verlo. ..


Continuara .... ATTE: Pedrito Tapia.

© MI MADRE Mónica.......... Capitulo (60)
“El Billar.”


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pedritapia08@hotmail.com